martes, 31 de marzo de 2015

El Jardín del Edén y la vida en los planos etéricos


EL GÉNESIS (Continuación)
CAPÍTULO IV
El Jardín del Edén y la vida en los planos etéricos
 
            Génesis 2:7
            “Entonces  el  Señor  Dios  modeló  al  hombre  del  polvo  del  suelo,  sopló  en  su  nariz aliento de vida, y el hombre se convirtió en un alma viviente.”
            El espíritu se hizo interno. El soplo significa aquí la porción del Alma universal que penetró en la forma creada. ”Si la respiración desaparece, el animal muere, pero la respiración  es  inmortal.”  La  versión  Septuagésima  traduce  el  término  polvo  por esperma, el espíritu bajo el dominio del deseo. Adán significa “polvo rojo.”
            Génesis 2: 8-10
            Y el Señor Dios plantó un jardín al este  del Edén; y puso allí al hombre que  había formado…
            Y  un  río  salía  del  Edén  para  regar  el  jardín  y  después  se  dividía  en  cuatro brazos.
            Los  escritores  bíblicos han  emplazado  el  Edén  en  varios  lugares  de  la  Tierra.
Pero el Jardín del Edén no tuvo un emplazamiento físico; estaba situado en los planos etéticos.  El  río  que  regaba  ese  jardín  era  la  Luz  que  se  precipita  desde  el  Mundo  del Espíritu de Vida o plano de la Conciencia Crística, y se refleja en el plano etérico. Sus cuatro brazos son las cuatro corrientes en que la sustancia etérica se divide. El río Pisón 
rodea el país de la luz, la tierra del oro y de la piedra de ónix. Simboliza el éter superior o Reflector. El río Gihon rodea el país de Etiopía o de la oscuridad. Es el éter inferior o Químico. Hiddekel, que fluye al este, hacia la luz, es el éter Luminoso. El Éufrates, el mayor  y  más  importante  río  de  Asia  occidental,  simboliza  el  éter  de  Vida  que,  en  el actual estado del desarrollo humano, es el más importante de los cuatro.
            Astrológicamente, los cuatro brazos del río del Edén significan los cuatro puntos anuales en que cambia la dirección del sol, o sean, los Solsticios de Verano e Invierno y los Equinoccios de Primavera y de Otoño.
            Max  Heindel,  un  iniciado  de  la  Escuela  Rosacruz,  dice  que  el  Éter  Químico vibra con el átomo simiente del cuerpo denso, situado en el corazón; y el Éter de Vida, con el átomo simiente  del cuerpo vital, emplazado  en el plexo solar. Estos dos éteres mantienen la vida del cuerpo físico. El Éter de Luz vibra como el átomo simiente del cuerpo de deseos, situado en el vórtice central  del  hígado,  y también  como  el  cuerpo pituitario, en el cerebro. Antes de perder el hombre la visión espiritual y sucumbir a la seducción  de  su  naturaleza  inferior,  la  glándula  pituitaria  vibraba  como  el  átomo simiente del cuerpo denso. El Éter Reflector vibra como el átomo simiente de la mente, situado en el seno frontal, y con la glándula pineal que, como el cuerpo pituitario, está situada también en lo profundo de la cabeza. 
            El  Éter  Químico  se  relaciona  con  el  principio masculino  en  la  Humanidad;  el Éter de Vida, con el femenino. El siguiente Éter, el de Luz, es también femenino cuando está purificado por la regeneración; y el superior o Reflector, es masculino cuando está redimido. La unión de ambos, mediante la transmutación, los convierte en la luz que es la vida del mundo y sin la cual “nada de lo que ha sido hecho se hizo.”
            Adán y Eva son términos genéricos, que se refieren a la Humanidad  primitiva “hecha  a  imagen  y  semejanza  de  Dios,”  cuya  primera  habitación  se  encontraba  en  el reino de los éteres. De ello se deduce, necesariamente, que sólo pudieron habitarlo en cuerpos etéricos. A la visión etérica, aquellos cuerpos aparecen como formados por una nube  de  niebla.  Ciertas  inscripciones  antiguas  relativas  a  Adán  y  Eva  sólo  pueden entenderse en relación con esos hechos.
            Génesis 2:19
            Y fuera del Jardín, el Señor Dios formó todos los animales salvajes y todos los  pájaros del aire y los presentó a Adán para ver qué nombres les ponía. Y cada ser vivo  llevaría el nombre que el hombre le pusiera.
            Como  ya  se  ha  dicho,  la  Humanidad  primitiva  fue  andrógina.  Los  polos masculino y femenino del espíritu funcionaban del mismo modo dentro del cuerpo. En
relación  con  esto,  Platón,  un  iniciado  griego,  escribió  en  su  Banquete:  “El  hombre primitivo  era  masculino-femenino,  un  ser  único,  pero  Dios  separó  el  masculino  del femenino y dio lugar a dos seres distintos; no obstante, en el hombre actual hay aún dos 
seres , separados uno del otro por la persistencia en el pecado.”
            El polo masculino es la voluntad; el femenino, la imaginación. Cuando ambos funcionan  armónicamente  en  un  cuerpo,  producen  un  hombre-dios.  Un  ser  semejante posee los atributos espirituales que caracterizaron a la Humanidad antes de la Caída y que  la  Humanidad  redimida  volverá  a  poseer.  La  raza  humana  los  ha  perdido  como consecuencia de su división en sexos, su ilusión de separatividad, su superindulgencia 
con la vida de los sentidos y su inmersión en la materia.
            Adán, el hombre de la raza edénica, que poseía ambos principios de Voluntad e Imaginación y funcionaba en el reino sutil de las fuerzas etéricas, podía moldear éstas en  cualquier  forma  que  quisiese.  Y podía  manipular  los principios vitalizadores  de  la naturaleza, como los científicos de hoy manejan los elementos químicos de la Tierra. La fuerza creadora de su cuerpo aún no había “caído”; aún no la había dirigido mal ni había hecho mal uso de ella. Consecuentemente, estaba disponible, en su no dividido poder de creación, en un plano superior al físico.
            Esa capacidad para manejar las fuerzas sutiles de la naturaleza le dio al hombre adámico el control sobre los reinos inferiores. Esto está expresado en la afirmación de que  “cada  ser  vivo  llevaría  el  nombre  que  él  le  pusiera”.  No  sólo,  pues,  nombró  las 
criaturas sino  que,  mediante  su conocimiento  de los  valores  vibratorios,  fue  capaz  de controlarlas al pronunciar sus nombres.
            Hay que observar  que, cuando el hombre  estaba  funcionando en los éteres,  al reino animal se le estaba enseñando a construir cuerpos con la materia del Mundo del Deseo.  Esta  sustancia,  tan  plástica  como  la  emoción,  era  muy  sensible  al  control  del espiritual hombre adámico. Y, dado que el servicio es la ley del progreso, la asistencia que el hombre prestó a los animales en aquella etapa de su evolución, no solo les ayudó a evolucionar, sino que hizo avanzar al hombre mismo.
            Génesis 2: 15-17
            “Y el Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el Jardín del Edén para que lo  habitase y lo conservase.
            Y el Señor Dios dijo al hombre: puedes comer libremente de todos los árboles  del Jardín. Pero, del Árbol del Conocimiento de Bien y del Mal, no comerás. Porque,  desde el día en que comas de él, morirás.”
            El Árbol de la Vida representa el cuerpo perfecto masculino-femenino, como lo describe Juan en la Revelación. La ramita de acacia, que lo masones colocan en el ataúd
del hermano muerto, simboliza este árbol y se refiere al tiempo en el que el nacimiento y  la  muerte  de  los  cuerpos  físicos  terminarán;  cuando  el  hombre,  en  su  lugar,  se construirá  un  cuerpo  perfecto,  masculino-femenino,  que  no  conocerá  la  muerte.  Éste será el cuerpo del futuro al que se refiere Pablo.
            Madame Blavatsky llama al Árbol de la Vida la “caña del caduceo.” Y escribe: “Las dos serpientes son espíritu y materia, cuyas dos cabezas surgen de una cabeza y   cuyas dos colas se juntan, en la tierra, en una sola (realidad e ilusión). Esta es la gran  ilusión, oh, Lanoo.”             Génesis 2: 21-22
            “Y el Señor Dios sumió a Adán en un profundo sueño que lo durmió. Y tomó una  de sus costillas y cerró la carne. Y, con la costilla que había extraído al hombre, hizo  una mujer y se la presentó al hombre.”
            El sueño que  cayó  sobre Adán se refiere al  estado  de conciencia  del  iniciado, cuando  se  enfoca  exclusivamente  en  los  planos  espirituales  superiores.  El  término traducido como  costilla significa también  lado. Este pasaje  describe el proceso por el cual el hombre se convirtió en unisexual: Una parte o aspecto del espíritu se vio privada de su funcionamiento activo, con el resultado de que el hombre usó un cuerpo  con un solo sexo, bien masculino, bien femenino.
            La separación de sexos tuvo lugar en la Época Lemúrica, hace muchos millones e años. La transición desde el estado andrógino abarcó un largo período de evolución y comprendió varias etapas intermedias. La separación no se dio simultáneamente en toda
la  Humanidad.  Empezó  en  los  más  avanzados  y,  con  el  transcurso  del  tiempo,  se extendió  a  los  rezagados.  En  los  Templos  de  Iniciación  se  enseñaban  los  misterios 
relativos a esta transformación  a los pioneros de la raza.  Éstos eran admitidos para el conocimiento superior relativo a la división de los principios internos, mientras estaban en estado de desencarnados. Éste es el significado del profundo sueño o estado de trance al que Adán fue sometido cuando se le quitó (costilla) el lado femenino (Eva) y la raza humana quedó dividida en dos sexos.
                                                                                                                      (Continuará)

FRATERNIDAD  ROSACRUZ   MAX HEINDEL  (MADRID)
BOLETÍN INTERNO Nº 40 AÑO 2.001 - TERCER TRIMESTRE 
(Julio - Septiembre)

* * *

viernes, 20 de marzo de 2015


Pensamientos-Simiente   (   Boletín Rosacruz , Nº 39 ) 
  por Francisco-Manuel Nácher
            Dios
         Mientras estás con otros, en medio de la turbamulta de la vida, es fácil afirmar y hasta asegurar y casi creerse que Dios no existe.
         Pero, cuando estás solo, ante la naturaleza o ante ti mismo, el peso de la presencia de  Dios  te  abruma,  te  anonada,  te  envuelve,  te  subyuga,  te  atrae,  te  absorbe,  te convence,  te  eleva,  te  transforma,  te  domina,  te  conmueve,  te  abarca,  te  consuela,  te llena de ti mismo…
 
         Sólo un defecto
         Si cada año eliminases un defecto de tu carácter, en pocos años serías una persona única.
 
         Lo más importante
         No te equivoques: Los más importante no es qué vivir, sino cómo vivirlo.
 
         La oscuridad
         ¿Por qué nos asusta la oscuridad? Seguramente, porque nuestro sentido principal es la vista.  Los ciegos de  nacimiento  no la temen. No saben lo  que es. Pero hay otra oscuridad que, esa sí que asusta a todos. Es la oscuridad del alma.
 
         Nuestro color
         Todos  tenemos  nuestra  aura,  con  nuestros  colores  característicos  (tendencias, hábitos, deseos, pasiones) y ése es el cristal a través del que, querámoslo o no, vemos a los  demás,  juzgamos  todo  lo  que  nos  rodea  y  coloreamos  todo  lo  que  sentimos  y pensamos.
 
         Sin palabras
         ¡Pensar sin palabras! Una aspiración. Una meta.
 
         La casualidad
         Nada ocurre por casualidad. Por tanto, querido lector, el que estés leyendo estas líneas obedece a una finalidad. Trata, pues, de averiguarla.


         Lo fácil y lo difícil
         Es  fácil  comprender  el  mundo  y  sus  leyes.  Es  tan  sencillo  que  resulta asombrosamente  ridículo todo el desconcierto que la humanidad ha creado en torno a
ello.
 
         Las vidas
         ¡Qué impresionante resulta pensar, al contemplar a un recién nacido, que ese ser tan débil e indefenso ha sido antes hombre y mujer y marino y mercader y soldado y prostituta y doncella y monje y asesino y adúltero y marquesa y alcahueta y gobernador y labriego y cazador y alcohólico y leproso y anciano y adolescente, en ininterrumpida sucesión, durante miles de vidas…!
 
         En secreto
         Hay que haber puesto en práctica una vez eso de ayudar al prójimo sin que él lo sepa (ni nadie) para darse cuenta de cuánto más hermoso es ayudar que ser ayudado.
 
         El amor
         El amor no tiene opuesto. Por eso lo abarca todo.
 
         El amor y el odio
         Lo opuesto al odio no es el amor. Lo opuesto al odio es el deseo, ya que ambos no son sino distinto grado de la misma  vibración y, según la Ley de Polaridad, se puede pasar de uno a otro, como del calor al frío o del mucho al poco o al nada. Ésta es la  explicación  de  esos  dramas  en  que  los  personajes  pasan  de  “amarse  intensamente”  a matarse literalmente. Pero el amor es otra cosa. Otra vibración.
 
         La filosofía
         Es  más  fácil  que  le  nazca  a  uno  la  tendencia  a  filosofar  en  los  momentos  de desgracia  que  en  los  felices.  Y  ello  porque  siempre,  antes  de  la  desgracia,  se  han 
conocido tiempos mejores.
 
         La pareja
         La  pareja  de  nuestra  vida  nos  está  predestinada  (nos  estamos  ambos predestinados),  bien  por  propia  elección,  bien  par  apagar  deudas  de  amor,  de  odio  u otras. Si lo tuviéramos en cuenta, todo sería distinto.
 
         Entender la vida
         Entender la vida no es cuestión de fe. Es cuestión de inteligencia, de raciocinio.
Ninguna  persona  inteligente  cree  nada  porque  sí  o  porque  lo  haya  dicho  o  escrito alguien,  aunque  ese  alguien  pase  por  ser  un  santo  o  un  modelo  o  un  arquetipo  en cualquier campo de la actividad humana. El mal está en que hay hombres que lo que no 
quieren es pensar (aunque, a la larga, les pase como a los ladrones: que, para no trabajar,
acaban trabajando más), que sienten una repugnancia congénita a usar la mente. Y ello por la sencilla razón de que su mente no les pertenece aún, no la saben manejar, y les funciona  sola,  como  desembragada  del  Yo.  Y,  a  esa  turbamulta  de  ideas,  de pensamientos, de imágenes enlazadas como salchichas, pero sin un fin ni una utilidad concreta,  que  ellos  ven  pasar  por  su  mente,  lo  llaman  pensamiento.  También  el  niño llama  avión  a  la  silla  tumbada  en  el  suelo,  sobre  la  que  ha  atravesado  una  madera  a guisa  de  alas.  Pero  no  por  ello  la  silla  es  un  avión,  ni  puede  volar,  ni  hace  ruido,  ni siquiera se desplaza.
                                                               
Boletín Rosacruz , Nº 39 AÑO 2.001 - SEGUNDO TRIMESTRE 
(Abril - Junio) Fraternidad Rosacruz Max Heindel de Madrid

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La Observación

                                LA OBSERVACIÓN
por Francisco-Manuel Nácher López
 
            Max Heindel nos recomienda la observación como uno de los instrumentos para alcanzar  la  vida  superior,  junto  con  la  concentración,  la  meditación,  la  oración,  la contemplación y la adoración.
            Pero  no  insiste,  no  profundiza  en  ese  tema.  Llama  nuestra  atención  sobre  el hecho  de  que  tenemos  ojos  pero  no  observamos.  Y  nos  pone  el  ejemplo  de  nuestra
camisa, cuyo número de botones somos casi todos incapaces de decir, a pesar de haberla abrochado por la mañana.
            Sin embargo, sabiendo que se trata de un instrumento  importante para nuestra evolución, vale la pena profundizar un poco en esa función de nuestra vida. Para ello, 
vamos  a  recordar  unas  cuantas  cosas  que  luego  nos  vendrán  bien  para  aplicarlas oportunamente:
            1ª.-  “Como  arriba  es  abajo  y  como  bajo  es  arriba”.  Axioma  oculto,  Ley  de Analogía, que nos dice que los procesos en toda la Creación son siempre los mismos, cambiando sólo el nivel en que se producen y, por tanto, el tamaño o la espiritualidad de sus protagonistas. Es decir, que lo mismo que funciona un átomo, funciona un sistema planetario  y  una  galaxia  y  un  grupo  de  galaxias,  etc.  Y  lo  mismo  que  funcionamos nosotros,. funciona una célula y funciona el Dios creador del sistema planetario y todos los creadores por encima de Él.
            2ª.-  “Si  Dios  dejase,  sólo  un  instante,  de  estar  atento  a  Su  Creación,  ésta  se desintegraría.” Dios, pues, no sólo está compenetrando Su creación, dándole vida, Su vida, a cada átomo y a cada molécula y a cada criatura, sino que permanece concentrado 
sobre ella y ésta existirá mientas dure esa concentración.
            3ª.- “Todo está polarizado”. Y eso quiere decir que estamos oscilando entre los extremos, tanto a nivel físico (lo sano y lo dañino), como a nivel etérico (el exceso y el defecto), de deseos (lo positivo y lo negativo)o mental (lo verdadero y lo falso). Y de esas oscilaciones extraemos experiencia que nos hace evolucionar como espíritus.
            4ª.- “Los Hermanos Mayores han logrado equilibrar sus polaridades”. Se han convertido  en  andróginos;  pueden  crearse  un  cuerpo  y  habitarlo  durante  siglos;  están libres del karma y no lo crean nuevo; pueden curar instantáneamente,  tanto el cuerpo físico como los vehículos superiores; permanecen en la Luz; su carácter no experimenta altibajos;  conocen todo lo que los demás hemos de aprender hasta el fin del Período de Vulcano.
 5ª.- “El Sendero es tan estrecho como el filo de una navaja de afeitar”.
 
* * *

Con  estas  premisas,  aceptadas  por  todos,  vamos  a  pensar  un  poco,  en  forma dialogada,  lo  que  nos  permitirá  practicar  al  mismo  tiempo.  Imaginemos,  pues,  dos amigos que pretenden profundizar en este tema de la observación:
            - Concéntrate sobre algo, por ejemplo, un bolígrafo. ¿Qué ocurre en ti?
            - Ocurre que, automáticamente, veo en mi pizarra mental un bolígrafo. 
            - ¿Nada más?

            - Que desaparece todo lo demás.

            - ¿Qué quieres decir con eso de que “desaparece todo lo demás”?
            - Que, mientras  estoy concentrado en el bolígrafo, no pienso en nada más, no puedo pensar en nada más. O pienso en él o pienso en otra cosa, pero en dos a la vez, me es imposible. 
            - ¿Y no hay muchos pensamientos que quieren aparecer en tu mente?

            - Sí, claro. Muchos. Pero mientras estoy concentrado en el bolígrafo, no pueden aparecer a la luz. Yo los percibo cómo se aproximan, pero los rechazo. 
            - O sea, que tú no “ves” más que el bolígrafo. Para ti no existe nada más.

            - Podría decirse así: no existe nada más. 
            - ¿Ni pasado ni futuro?

            - Ni pasado ni futuro. Nada. 
            -  De  acuerdo.  Eso  demuestra  que  es  posible  concentrarse  sobre  algo  con exclusividad, ¿no? 
            - Desde luego.

            -  Bien.  Ahora  deja  de  concentrarte.  Sigue  viendo  en  tu  ventana  mental  el bolígrafo,  pero  no  te  esfuerces  por  verlo  sólo  a  él.  Y  dime  qué  pasa.  Te  dejo  un momento en libertad. Y luego relátame qué ha pasado. 
            -  De  acuerdo.  -  un  momento  después  -  Pues  ha  pasado  que,  enseguida  he pensado en el primer bolígrafo que vi.

            - ¿Y qué más?

            - Luego mi pensamiento ha saltado a la persona que me lo enseñó, un tío mío. 
Luego  he  recordado  que  murió  hace  unos  años.  Y  luego,  que  también  mi  padre  ha muerto el año pasado. Y de ahí he pasado a recordar a mi padre leyendo, porque él leía mucho. A continuación he recordado que aún no he empezado a leer un libro que me compré anteayer, recomendado por un amigo. Y he pensado que el culpable ha sido un vecino, que no me cae muy bien, y que ayer vino inesperadamente a casa y me impidió hacerlo.  Y  luego  he  pensado  que  esta  tarde  lo  empezaré  y,  si  me  gusta,  se  lo recomendaré a mi mujer y,  si es todo lo bueno que me han dicho, lo regalaré a algún  pariente  para  Reyes.  Luego  he  pensado  que  me  gustaría  que  para  entonces  me regalaran… 
            - Vale, vale, vale. Ahora dime: ¿Todas esas cosas, las has querido pensar tú o te han  venido  solas,  espontáneamente,  como  salen  las  cerezas  de  un cesto,  enganchadas unas en otras?

            -  Exactamente  como  las  cerezas.  Apenas  he  dejado  de  concentrarme  en  el bolígrafo, han aparecido todos esos pensamientos sin el menor esfuerzo. 
            - O sea, que tú no los has buscado ni procurado. 
            - No, en absoluto.

            -  ¿Y  te  han  producido  alguna  emoción  o  algún  deseo  o  algún  sentimiento  o, quizás, algún razonamiento?

            - Sí, por supuesto. Vamos a ver: el recuerdo del primer bolígrafo que vi me ha hecho revivir la curiosidad que me embargó al ver que una bolita escribía y que la tinta se  secaba  enseguida.  El  recuerdo  de  mi  tío  ha  despertado  un  sentimiento  de  tristeza, porque murió en un accidente de tráfico, de modo súbito y sin culpa suya. La muerte de mi padre ha despertado en mí una gran emoción.  Al verlo leyendo,  he sentido cariño. Luego, al pensar en el libro, he visto fugazmente al amigo que me lo recomendó y he sentido simpatía. Y luego, me he sentido mal al recordar que no lo he empezado a leer. Y cierta antipatía por el vecino inoportuno. Y me he propuesto leerlo esta tarde. Y he sentido satisfacción al pensar en recomendárselo a mi mujer y…. 
            - Con eso me basta. Como ves, esos pensamientos que tú no habías buscado, te han producido emociones, sentimientos, deseos, propósitos, etc. ¿no?

            - Si, ciertamente.

            - ¿Y tú crees que esos sentimientos, emociones, deseos y propósitos producirán consecuencias en tu vida?

            - Hombre… espera que piense. Yo creo que sí.

            - ¿En qué sentido?

            - En muchos.

            - ¿Por ejemplo? 
            - Por ejemplo:  he  incrementado  mi  simpatía  por mi  tío;  mi  compasión  por su muerte tan triste; mi cariño por mi padre; mi inquietud por no haber empezado a leer el libro; mi antipatía  por el vecino inoportuno; mi  propósito  de dárselo  a mi  mujer para que lo lea; y de regalarlo a otros; y mi deseo de que llegue el día de Reyes para recibir mi regalo… 
            -  O  sea  que,  todos  esos  pensamientos  que  tú  no  has  buscado,  te  han condicionado  y  te  han  hecho  sentir  varias  cosas  que  no  pretendías  y  hasta  adoptar decisiones que afectan a tu futuro, ¿no?

            - Si, así es. 
            -  Y  eso  que  te  ha  ocurrido,  apenas  has  dejado  de  estar  concentrado  en  el bolígrafo, ¿te sucede frecuentemente? 
            - ¿Frecuentemente? Me sucede todo el día. Porque mi cabeza está continuamente recordando y pensando y sintiendo y proyectando.

            - ¿Y siempre sin buscarlo tú?

            - Pues, la mayor parte de las veces, he de reconocer que sí. 
            - ¿Y cuándo no te ocurre eso? 
            - Cuando me concentro sobre algo concreto, como  he  hecho  con el bolígrafo. Sólo entonces. Pero eso me sucede muy pocas veces. 
            -  ¿Quieres  decir  que  la  mayor  parte  de  tu  vida  la  vives  en  función  de  esos pensamientos y sentimientos y emociones y propósitos que tú no buscas ni pretendes? 

            - Aunque parezca una tontería, sí. He de reconocer que sí. 
            - ¿Podría decirse, pues, que tu vida la dirigen el pasado y el futuro o, dicho de otro modo, que vives en el pasado y en el futuro y no en el presente?

            -  Bien  mirado,  sí.  Porque  todos  esos  pensamientos  se  refieren  al  pasado  o  al futuro. Y me llevan del pasado al futuro. Y me hacen sentir emociones que sentí ya y emociones que espero sentir más adelante. Y me hacen adoptar decisiones en función de lo pasado.

            - Pero son decisiones conscientes? 
            - Yo no diría tanto: son decisiones que me vienen como servidas en bandeja por esos pensamientos  espontáneos que yo  no deseaba ni buscaba. No, yo  no las llamaría decisiones conscientes, sino decisiones más bien inconscientes o subconscientes. 
            - Pero, si te basas siempre en tus recuerdos y en tus emociones y deseos antiguos y en  los propósitos  de ellos derivados, ¿cuándo  examinas  las circunstancias  presentes para conocer la realidad actual?

            - Honradamente, casi nunca. Casi nunca, sí. 
            -  ¿Lo  cual  quiere  decir  que  la  vida  se  te  pasa  repitiendo  cosas  pasadas  o actuando en base a cosas y sentimientos y deseos que ya has vivido?
            - Pues sí, así es. 
            - ¿Te imaginas cómo sería tu vida si toda ella estuvieras  concentrado sobre el momento presente, como lo has estado sobre el bolígrafo? 
            - ¿Pero eso sería posible?

            - ¿No es posible concentrarse sobre el bolígrafo?
            - Sí, claro. Pero toda la vida concentrados…
            - ¿Dónde está el problema?

            - En que eso me exigiría un gran esfuerzo mental. 
            - ¿Y qué?

            - Nada.

            -  ¿Quieres,  por  un  momento,  imaginar  cómo  sería  tu  vida  si  estuvieras permanentemente concentrado en lo que haces y en lo que ves y en lo que dices y en lo que  piensas  y  sientes?  Hazlo  y  dime  después  si  se  parecería  mucho  a  la  que  me  has descrito.

            - Desde luego que no. Sería completamente distinta.

            - ¿Por qué?

            -  Porque  las  cosas  las  decidiría  yo  conscientemente  y  las  emociones  y  los sentimientos  los  provocaría  o  los  rechazaría  yo  conscientemente  y  sólo  me  vería afectado por lo que yo quisiera y…

            - ¿Podría decirse que ésa sería realmente “tu vida”?

            - Exactamente., Es que, si se mira bien, lo que estoy viviendo no es mi vida.

            - ¿Qué es, pues?

            - Es la vida que ya he vivido. Porque vuelvo a sentir las mismas cosas y a actuar en consecuencia. Luego, estoy reviviendo siempre las mismas situaciones, los mismos sentimientos,  las  mismas  emociones,  los  mismos  pensamientos,  los  mismos  actos…siempre lo mismo. ¡Es espeluznante!

            -  Y,  si  sabes  que  toda  energía  puesta  en  funcionamiento  produce  un  efecto, cuyas  consecuencias  revertirán  sobre  ti,  en  un  momento  u  otro,  ¿qué  consecuencia sacas?

            - ¿Y por qué piensas tú que resulta tan difícil vivir concentrado en lo presente? 
            - No lo sé. No se me ocurre.

            - Tú conoces las Enseñanzas de la Filosofía Rosacruz. Por tanto, sabes cuáles son los tres objetivos principales de la vida, ¿no? 
            - Sí, eso lo sé: la espiritualización del carácter, el desarrollo de la voluntad y el crecimiento de la mente… ¡Ahora lo veo! 
            - ¿Qué ves? 
            - Que la observación desarrolla, a la vez, la voluntad y la mente. Y por eso nos resultan tan difíciles la concentración y la observación de ella derivada. 
            - ¿Entonces? 
            -  Que  comprendo  por  qué  Max  Heindel  recomienda  la  concentración  y la observación. Porque la mente es el último vehículo que hemos adquirido y,  por tanto, aún no lo manejamos bien y nos da más pereza hacerlo funcionar. Y nos resulta más fácil sentir que pensar, porque el cuerpo de deseos lo tenemos muchos millones de años más y nos es más familiar su manejo. Y por eso las matemáticas nos resultan difíciles, porque se encuentran en  el mundo del  pensamiento  y necesitamos  usar  la mente  para comprenderlas. ¡Está todo tan claro!

            - ¿Cómo concibes tú que los Hermanos Mayores no creen nuevo karma cuando  piensan, sientes, hablan o actúan?

            - Pues no se me ocurre… Espera…¡Claro! Porque viven sólo en el presente y no están condicionados por su pasado, cuyo karma ya fueron pagando hasta que se agotó y, al no crear nuevo karma… 
            - Perfecto.

            -  Pero,  estoy  pensando,  ¿eso  no  se  da  de  bofetadas  con  la  retrospección  que
recomienda la Filosofía Rosacruz hacer cada noche antes de dormirse?

            - Al contrario. Fíjate: si cada noche, antes de dormirte, repasas el día y borras el karma producido CONSCIENTEMENTE,  no dejas de vivir en el presente. Lo mismo que si piensas en cualquier cosa del pasado y lo haces concentrada y conscientemente. Tú mismo me has dicho que, cuando estás concentrado, no puedes pensar o sentir más que  lo  que  tú  quieres,  ¿no?  Entonces,  aunque  pienses  en  algo  del  pasado,  porque  tú quieras pensarlo, sólo sentirás lo que tú quieras y no lo que ese recuerdo le sugiera a tu subconsciente.

            - Ahora lo comprendo. Y es verdad. 
            - Volviendo al ejemplo de Max Heindel. ¿tú crees que si esta mañana, cuando te has puesto la camisa, lo hubieras hecho concentrado en lo que hacías, verdaderamente concentrado, no recordarías ahora cuántos botones habías abrochado?
            - Seguro que sí, claro.

            -  Bien,  entonces,  ¿qué  crees  que  Max  Heindel  quería  decir  al  afirmar    que miramos  sin ver?

            - Pues eso: que vivimos sin saberlo, sin ser dueños de nuestros pensamientos ni de nuestros deseos ni de nuestros actos. ¡Parece mentira pero es así!

            - ¿Y qué habrá que hacer para vivir de verdad la vida de cada día? 
            - Sencillamente, intentar vivirla siendo conscientes en cada momento, de lo que estamos  haciendo.  Porque  sólo  así  podemos  ejercitar  la  epigénesis,  que  es  uno  de nuestros instrumentos, el que nos permite crear, poner en funcionamiento causas nuevas y no repetir siempre las mismas cadenas de causas y efectos, que sólo nos hacen revivir lo ya vivido y recrear el karma ya creado. 
            - Pues, ahora que lo sabes, trata de ponerlo en práctica porque, como todo, hay que practicarlo. Un día, un minuto, al siguiente, dos, luego cinco, después, media hora. Y así. La mente se irá acostumbrando y tú te sentirás cada día más dueño de tu vida, al margen  del  pasado,  que  ya  pasó  y  creándote  un  futuro  a  tu  medida  con  plena consciencia y plena responsabilidad.

Boletín Rosacruz , Nº 39 AÑO 2.001 - SEGUNDO TRIMESTRE 
(Abril - Junio) Fraternidad Rosacruz Max Heindel de Madrid

 
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