EL CIELO EN LA TIERRA


EL CIELO EN LA TIERRA
por
FranciscoManuel
Nácher López

C/ Privada de la Arboleda, 18
28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Tel. 917 150 448
email:
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Inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid con el nº M 85717

A mi esposa y a mis hijos;
a mis parientes; a mis amigos y
a mis enemigos; a mis
conocidos y a mis desconocidos,
con gratitud. Porque todos ellos
me han enseñado algo.

ÍNDICE
Capítulos Páginas
Primera parte: la siembra
1.Una sorpresa

2.Lo más difícil 

3.Un conductor sorprendido 

4.La banca 

5.Los media 

6.Los sindicatos 

7.Las demás instituciones y colectivos 

7.1.Los empresarios

7.2.El poder judicial y la abogacía 

7.3.Parlamento

7.4.Los partidos nacionalistas 

7.5.Los restantes partidos políticos 

7.6.Los intelectuales y artistas 

7.7.Los editores de libros 

7.8.El ejército 

7.9.Los científicos 

7.10.La Corona 

8.La comunicación final 

Segunda parte. 
La cosecha

9.Las autoridades y personalidades 

10.El pueblo

Capítulos Páginas

10.1.Noticias

10.1.1.Renuncia a la victoria 

10.1.2Barrio autoadoptado 

10.1.3.Proliferación de cooperativas 

10.1.4.Modificaciones en la educación 

10.1.5.Las cárceles se despueblan 

10.2.Entrevistas “¿…y ahora, qué?” 

10.2.1.El ex ladrón 

10.2.2.La ex prostituta 

10.2.3 El ex drogadicto

10.2.4.El gran empresario

10.2.5.El financiero 

10.2.6.El asalariado 

10.2.7.El ex mendigo

10.2.8.El sin techo 

10.2.9.El futbolista 

10.2.10.El actor 

10.2.11.El político 

10.2.12.El médico 

10.2.13.El pequeño empresario

10.2.14.El abogado 

10.2.15El sacerdote 

10.2.16.El maestro 

10.2.17.El escritor 

10.2.18.El científico 

11.Los media: Editoriales

11.1.Diario “HECHOS”, Madrid

11.2.Diario “NOVEDADES”, Sevilla 
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11.3.Diario “AVANCE”, Valencia 

11.4.Diario “HOY”, San Sebastián 

11.5.Radio “NOTICIERO”, Bilbao 182

11.6.La excepción 

11.6.1.Diario “OPINIÓN”, Madrid 

Capítulos Páginas

11.7.“ TELEMUNDO” Barcelona 

11.8.Diario “EL HERALDO”, Málaga 

11.9.Diario “EL MIRADOR”, Barcelona 

11.10.Radio “ATALAYA”, Alicante 

11.11.Diario “LA VERDAD”, Las Palmas

11.12.Diario “EL BALCÓN”, Barcelona 

11.13.“VISION TV”, Barcelona 

11.14.“EL DIARIO”, Vitoria 

11.15.Diario “LA LUZ”, Sta. Cruz Tenerife 

11.16.Diario “ATENCIÓN”, Salamanca 

11.17.Diario “MEDITARRÁNEO”, Palma 

11.18.Diario “LA VIDA”, Logroño 

11.19.Radio “SUCESOS”, Badajoz 

11.20.Diario “INFORMACIÓN”, La Coruña 

11.21.Diario “VISIÓN”, de Oviedo 

11.22.Diario “MIRADAS”, Barcelona

11.23.“ VISIÓN”, TV privada nacional 

11.24.Diario “LA REGIÓN”, Valencia 

11.25.Diario “LA NOTICIA”, Cuenca 

11.26.Diario “IMPARCIAL”, Córdoba

11.27.Radio “LA AVANZADILLA”, Murcia

11.28.Diario “EL OTEADOR”, Barcelona 

11.29.Diario “HECHOS”, Madrid 

12.Epílogo

* * *

PRIMERA PARTE: LA SIEMBRA
1.
Una sorpresa
El ministro salió, cerrando cuidadosamente la puerta tras de sí. El
presidente, solo, sentado ante su mesa, se relajó. Era la última entrevista
del día. Su “jornada laboral” había concluido. Estiró las piernas, se
arrellanó en el sillón y quedó pensativo. Por fin se
dijo hemos
dado
con la solución. A partir de mañana, la oposición quedará gravemente
afectada y todo irá bien por una larga temporada.
¿
Irá bien para quién? oyó
decir a alguien, muy cerca, al otro
lado de su mesa. Sorprendido, dirigió su vista hacia el lugar de donde
procedían las palabras y, con verdadero asombro, descubrió a un
hombre maduro, bien trajeado, con barba entrecana, recortada y bien
cuidada, y con unos ojos y un rostro amables y sonrientes, de pie junto a
la silla que unos segundos antes ocupara el ministro. Quedó paralizado.
Con un gran esfuerzo de voluntad, sin embargo, pudo sobreponerse al
primer sobresalto:
¿
Quién es usted?, ¿cómo ha entrado? y ¿qué hace aquí? preguntó
atropelladamente al intruso, al tiempo que lo fulminaba con la
mirada y consideraba la conveniencia de oprimir el botón instalado bajo
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el tablero de su mesa, para hacer entrar inmediatamente al vigilante de
puerta y poner en alerta máxima a todo el Palacio de la Moncloa.
Sería
mejor que no lo hiciese dijo
el intruso. El
presidente, sin
embargo, oprimió el botón y, como una exhalación penetró en el
despacho un vigilante, empuñando una metralleta y mirando en torno
suyo en busca de la causa de aquella inusitada alarma. Al no observar
nada anormal, se dirigió al presidente, que continuaba sentado en su
sillón:
¿
Qué ocurre, señor presidente?
El presidente dirigió la mirada hacia su visitante, extrañado de que
el escolta no lo hubiese visto y, con enorme sorpresa, comprobó que
había desaparecido. Como un relámpago, pasaron por su mente varios
pensamientos: ¿habría sido una alucinación?, ¿qué pasaría si insistía en
que había otra persona en el despacho y el vigilante no era capaz de
descubrirla?, ¿surgirían sospechas sobre su estado mental? Recorrió con
su mirada toda la estancia, comprobando que no había nadie más en
ella. El escolta, entretanto, sin esperar respuesta alguna, había recorrido
el aseo anexo y la sala de reuniones, únicas piezas que comunicaban con
el despacho presidencial, y regresaba, con cara de perplejidad, sin haber
encontrado nada sospechoso.
Ha
sido una equivocación.dijo
el presidente He
oprimido
inadvertidamente el botón y, una vez usted aquí, he preferido ver cómo
se desenvolvía. Muchas gracias.
El policía se retiró. Y, apenas la puerta se cerró tras él, el
presidente vio, en el mismo lugar de antes, a su visitante misterioso.
Sintió verdadero pánico, pero no se atrevió a pulsar de nuevo el fatídico
botón, así que, haciendo de tripas corazón, preguntó de nuevo:
¿
Qué es lo que quiere?
Querer,
precisamente querer, no quiero nada. Simplemente, me
gustaría charlar un momento con usted; respondió
el visitante sin dejar
de sonreír no
debe temer nada, ya que no soy peligroso.
¿
Quién es usted?
Eso
no es importante.
¿
Entonces qué es lo importante?
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Lo
importante es que usted se serene, me pierda el miedo y
podamos hablar tranquilamente un rato.
¿
Sobre qué quiere hablar?
Bueno,
sobre temas generales.
¿
Y para eso viene usted aquí, entrando en mi despacho no sé por
qué medios?
Realmente
era la única manera de que me recibiese.
¿
Pero sobre qué hemos de hablar?
Sobre
usted, por ejemplo.
¿
Sobre mí?
Sí.
Sobre usted. Y sobre lo que estaba pensando tras la salida del
ministro.
¿
Sabe usted lo que pensaba? preguntó,
incrédulo.
Sí.
Pensaba usted que con la decisión que habían tomado, es
decir, con la estrategia convenida, la oposición quedaría inerme para
atacarle.
Y
es verdad.
Sin
embargo, la cuestión no es ésa.
¿
Cuál es, entonces?
La
cuestión es: ¿eso es bueno?, ¿va a beneficiar al pueblo al que
gobierna, precisamente gracias a sus votos?, ¿es honesto para con ese
pueblo que ha confiado en usted pero también, en gran parte, ha
confiado en sus oponentes?
El presidente quedó un momento sin saber qué decir. Él sabía muy
bien que lo pactado con su ministro no era del todo honesto. Que habían
acordado hacer públicas determinadas noticias, no ciertas, para
desprestigiar a sus contrincantes políticos. Pero no estaba seguro de que
todo eso lo supiese su visitante, por más que resultara verdaderamente
misterioso y, aparentemente, conocedor de sus pensamientos. Por eso,
incrédulo, insistió:
¿
Y qué hay de malo en lo que he acordado con mi ministro?
Que
se propone usted calumniar y desprestigiar conscientemente
a sus contrincantes. Y eso no es bueno ni para ellos, ni para el país ni
para usted mismo.
¿
Y qué se supone que debo hacer?
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Trabajar
honradamente por su pueblo. Para eso le hicieron
presidente, ¿no?
Sí,
claro respondió
pensativo el presidente. Pero, rehaciéndose
en un instante, contraatacó:
¿
Es que no estoy trabajando honradamente por mi pueblo?
No.
No lo está haciendo. Y usted lo sabe. Y yo también. Y
muchos más también, pero eso no es del caso. Ni usted ni ningún
gobernante del mundo están haciéndolo. Y, precisamente por eso, estoy
aquí.
Entonces
no soy el único…
No.
Ya se lo he dicho. Pero eso no le exime de su
responsabilidad.
El presidente no salía de su asombro. ¿Se trataba de un
impertinente que, sólo Dios sabía por qué medios, se había introducido
en su despacho y había sabido ocultarse de modo inverosímil, o se
trataba de algo distinto? El rostro sonriente y en modo alguno
amenazador de su visitante disolvían en el acto cualquier desconfianza o
sensación de peligro. Pero…
¿
No me exime de responsabilidad ante quién? se
atrevió a
preguntar.
Ante
usted mismo. Ante Dios, puesto que usted asegura creer en
Dios. Ante su pueblo que, una vez u otra conocerá la verdad… ¿le
parecen pocos acusadores?
¿
Y ante usted? se
atrevió a preguntar, esperando así saber más
sobre su interlocutor.
Ante
mí también, pero eso no es importante. Sobre mí no hay
inconveniente en que lo sepa todo. Así como sobre todos los que, como
yo, trabajamos por el bien, pues nada ocultamos. Y lo sabrá cuando
proceda. Pero lo importante, lo verdaderamente importante es usted.
¿
Usted trabaja por el bien?
Lo
intento.
Yo
también.
Sí.
Pero no en la proporción ni en la dirección que sería de
desear. Y sus actos tienen mucha trascendencia para ser llevados a cabo
irresponsablemente, pensando sólo en el beneficio personal o partidista
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o momentáneo, mientras se pone en riesgo el futuro del pueblo y aún del
mundo. Tenga en cuenta que, aunque usted no lo sepa, sus actos
repercuten en todo el universo.
¿
En todo el universo?
Sí.
Hay miles, millones de seres, a los que usted no ve, que
conocen sus pensamientos y sus sentimientos y sus deseos y sus actos
y…
¿
Y por qué no actúan en beneficio del pueblo? osó
interrumpir
el presidente.
Porque
el presidente es usted y usted es un ser libre. Y nadie,
entre los que nos dedicamos al bien, osará nunca interferir en su
libertad. Pero también, como contrapartida de esa libertad, tiene una
responsabilidad que, inevitablemente, recaerá sobre usted, y de la que
tendrá que rendir cuentas.
¿
Me está usted hablando del más allá?
En
parte, sí Y,
también en parte del, digamos, “más acá”.
No
lo entiendo.
Pues
es fácil. Pero por el momento no quisiera entrar en esos
temas. Si usted me lo permite, dijo
sentándose frente al presidente primero
intentaremos que usted se convenza de que soy un ser vivo; de
que soy un hombre; de que no abrigo ninguna intención aviesa; de que
poseo unos poderes sobrenaturales contra los cuales nada puede usted ni
ningún otro hombre; de que soy un simple servidor del bien; y de que el
más inmediato beneficiado de todo esto va a ser usted, si es que se
convence y desea colaborar.
El presidente no sabía qué pensar. Todo aquello le resultaba tan
extraño, tan inesperado, tan nuevo, tan de ciencia ficción…
Sí,
lo reconozco. Parece de ciencia ficción, pero no lo es. Es
totalmente real, se lo aseguro.dijo
el visitante.
¿
Puede leer mis pensamientos? preguntó
el presidente
asombrado.
Con
toda claridad. Y sus sentimientos y sus deseos y su pasado
y…
¿
Conoce usted mi pasado?
Todo.
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¿
Todo?
Absolutamente.
Y mucho mejor que usted.
¿
Qué quiere decir?
Que
conozco, no sólo su actual vida, sino sus vidas anteriores,
cosa que usted, de momento, no alcanza.
La perplejidad del presidente iba en aumento. Pero sus
pensamientos fueron interrumpidos:
No
me gusta hacer alardes, puesto que no lo son, pero veo que
necesitaré convencerlo de lo que le acabo de decir, ¿verdad?
Sí…
musitó
el presidente intrigado.
Bien,
¿qué desearía que le dijese de su pasado para convencerle
de que le estoy diciendo la verdad?
No
sé… dudó
el presidente lo
que usted quiera.
¿
Le parecería suficiente el que le recordase aquel día,
precisamente el 17 de marzo de 19.. en que, a los doce años, copió usted
en los exámenes de matemáticas y negó haberlo hecho cuando el
profesor, sospechando, se lo preguntó fiando en la honestidad de su
respuesta? Es un recuerdo que guarda usted muy vivo aún. ¿O le servirá
aquel otro momento en que, ya con diez y siete, engañó usted a aquella
señorita, R.., prometiéndole matrimonio, con el único fin de
aprovecharse de ella?
El rostro del presidente palideció, pero el visitante continuó:
¿
Le suena el nombre de NN? ¿o le servirá, quizás, la especie que,
ya metido en política, hizo circular para eliminar a su amigo XX entre
los candidatos al puesto de YY? ¿o recordar el momento en que, ese
mismo año, el día D, aseguró ante las cámaras de televisión que usted
no había nunca hecho lo que la oposición le imputaba, mientras
precisamente, estaba impulsándolo? ¿o será más efectivo recordarle la
conversación de anteayer con su esposa sobre el ministro LL y su
indicación de que sólo deseaba sacarle el jugo y luego se desharía de
él?… ¿sigo?
No.
No siga. Pero, de todos modos, usted podría saber esto por
otros medios o, mejor, suponerlo, y arriesgarse ahora dándolo todo
como cierto. Y yo podría negarlo y todo quedaría igual, ¿no?
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No.
Yo quedaría igual. Usted, no. Usted quedaría con una acción
más en su Debe. No he de ocultarle prosiguió
que
se me advirtió que
resultaría difícil convencer de la verdad a los políticos. Ni que había
compañeros que no tenían fe en esta actuación mía. Pero yo creo en el
hombre. Y veo todo el dolor que se está infligiendo innecesariamente a
la Humanidad por unos políticos desconocedores de que están
manejando energías potentísimas sobre ellos enfocadas y que van a
tener que pagar cosas terribles y experimentar dolores sin cuento por
edades sin cuento, y he creído, en su propio beneficio, que valía la pena
intentarlo.
¿
Intentar qué? ¿Y de qué energías potentísimas habla?
Aunque
le parezca extraño, tanto usted como los demás
dirigentes de la Humanidad, en cualquier aspecto político,
empresarial,
religioso, sindical, económico, artístico, científico, etc. ostentan
el
poder que tienen porque lo han merecido y se espera de ustedes que ese
adelanto evolutivo frente a los demás hombres, ayudado por las energías
que en ustedes se enfocan, sirva para mejorar a todos en todos los
aspectos. Desgraciadamente, sin embargo, es demasiado frecuente que
esas energías sean desviadas por ustedes hacia vertientes negativas y
egoístas que hacen más daño aún. Así es como ustedes van labrando su
propio futuro y su propio karma y… el de sus pueblos. Lo que valía la
pena intentar es, por tanto, hacer ver a los políticos y dirigentes, entre
los que usted se cuenta, que la Verdad es ésa y termina siempre por
imponerse, porque es una ley natural.
¿
Y cómo pretende demostrarnos a los políticos que dice usted la
verdad y que debemos creerle?
Como
usted quiera. ¿Qué le convencería más?
No
sé. Me gustaría saber quién es usted. ¿Puedo saberlo?
Sí,
claro. Yo soy español y, por tanto, uno de sus súbditos,
aunque he de reconocer que no lo voté. Y soy padre de familia. Pero he
evolucionado más deprisa que otros, y más despacio que otros también,
no se trata de presumir, añadió
sonriendo y
ello me permite hacer
cosas que la mayor parte aún no pueden, aunque, con el tiempo, todos
llegarán. Soy lo que se denomina generalmente un iniciado de cierto
grado que actúo también como un Auxiliar o un Amigo Invisible; un
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hombre que, durante el día lleva una vida normal, cumpliendo lo mejor
que puede con todas sus obligaciones de todo tipo y, luego, aprovecha
las horas de sueño y recuperación del cuerpo físico para, actuando en
sus vehículos superiores, canalizar energías, ayudar a quien lo necesita,
evitar accidentes innecesarios, sugerir ideas, realizar o colaborar en
operaciones en hospitales o fuera de ellos, prestar primeros auxilios,
salvar vidas, etc., siempre que el karma de las personas implicadas lo
permita. Y ello gracias, entre otras, a la facultad de poder leer en la
memoria de la naturaleza y a la de abandonar voluntaria y
conscientemente el cuerpo físico y presentarme y materializarme donde
desee. O materializar la parte del cuerpo que necesite. O
desmaterializarse cuando me convenga o me apetezca.
¿
Eso es lo que ha hecho antes, cuando ha entrado el policía?
Sí.
Y veo en su pensamiento que está surgiéndole la pregunta de
si ese policía hubiera podido acabar con mi vida si hubiese disparado
hacia donde yo estaba, aunque invisible en ese momento. Y he de
responderle que no. No me hubiera matado. Ni siquiera me hubiera
herido. Ni aunque me disparase ahora que estoy materializado. Ni me
quemaría en un incendio, ni me ahogaría en una inundación, ni sería
aplastado en un terremoto, ni me afectaría un huracán.
¿
Entonces es usted invulnerable?
Desde
su punto de vista, sí. Sólo podría usted acabar conmigo si
matase mi cuerpo físico que, en estos momentos, se encuentra en mi
casa, reposando sobre el lecho. Pero eso sería una tontería por su parte
porque, por un lado, yo no supongo ningún peligro para usted ni para
nadie ni pretendo, por tanto, hacerle ningún daño; en segundo lugar,
porque ningún beneficio obtendría con mi eliminación; en tercer
término, porque existen miles de personas como yo y alguno recogería
el testigo; y, además, porque mi desaparición sólo supondría un pequeño
incidente en mi evolución, que se vería acelerada, pero un enorme
obstáculo en la suya, que se vería gravemente perjudicada.
¿
Y cómo ha logrado usted esos poderes tan especiales?
Mediante
el servicio altruista y desinteresado al prójimo. Lo
mismo que estoy haciendo ahora. Es el único medio. Y deseche ese
atisbo de pensamiento sobre la posibilidad de crear un ejército con
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personas como yo. No es posible. Nosotros servimos sólo al bien. No
buscamos notoriedad ni fama ni dinero ni poder. Ya estamos de vuelta
de todo eso, que quedó muy atrás en nuestro pasado. Y sólo
pretendemos el bien para todos, sin ninguna distinción. Y ayudamos,
aunque discretamente y casi siempre de modo invisible, a quien necesita
de nuestros auxilios. Este caso es sólo una excepción en nuestro
quehacer diario, una especie de experimento para ver de acelerar la
evolución de la Humanidad en su conjunto y evitarle toda la serie de
sufrimientos con que sus dirigentes políticos y demás la están
obsequiando, por simple ambición de poder, desde hace muchos
milenios.
¿
Entonces va usted a hablar con más políticos como está
haciendo conmigo?
Sí.
Se me ha autorizado a hacer el intento. Por supuesto, sólo
puedo hablarles de uno en uno, con algunas excepciones, que no son del
caso. Y usted es mi primera visita.
¿
Por qué?
Porque
es el presidente del Ejecutivo.
¿
Y luego?
Luego
hablaré con los presidentes de los partidos de la oposición,
con los dirigentes sindicales y empresariales, con los grandes
financieros, con las jerarquías religiosas, con los principales
intelectuales y con quienes considere interesantes a estos efectos…
Es
un plan muy ambicioso.
Sí.
Para eso cuento con la ayuda de arriba y la de las leyes
naturales.
¿
Pero Dios no podría cambiarlo todo si quisiese?
Pero
no quiere. Él quiere que cada hombre, en el pleno uso de su
libertad, evolucione hasta alcanzar el estatus divino. Todo hombre es un
ser creador, como Dios, pero ha de desarrollar las facultades divinas,
que tiene en embrión dentro de su espíritu, lo mismo que el botón floral
se transforma en flor. Y lo ha de hacer libremente, es decir, con el riesgo
de equivocarse, equivocándose de hecho, y teniendo luego que pagar
por ello en virtud de las leyes naturales, e ir aprendiendo así las distintas
lecciones. Eso es la evolución.
17
¿
Entonces, por qué interviene usted?
Primero,
porque yo no soy Dios, sino un hombre como usted y,
segundo, porque la evolución no supone que uno no pueda recibir
ayuda. De hecho, y sin que nos demos cuenta, estamos todos
recibiéndola continuamente.
¿
Cómo?
Mediante
los padres, los familiares, los maestros, los amigos, los
libros, las relaciones con los demás, las ideas, las modas, las noticias, la
publicidad, la técnica, etc., ¿no lo ve así?
Sí.
Pues en este caso es igual. Yo soy un hombre que ha evolucionado
un poco más que usted, lo cual me permite saber más, prever mejor ya
sabe usted que la información es poder y
he pensado que no le
vendrían mal unos conocimientos que, por supuesto usted, como todos
los demás, serán libres de decidir utilizar o no y, en el primer caso, en
qué grado y de qué manera.
Me
deja usted sin habla. Pero, vamos a ver, ¿es usted un ángel?,
¿le envía Dios?, ¿ve usted a Dios?
Yo
soy un hombre, ya se lo he dicho. Los ángeles pertenecen a
una oleada de vida anterior a la humana y trabajan permanentemente
con los hombres, los animales y los vegetales, lo mismo que nosotros lo
hacemos con los animales, los vegetales y los minerales, que son las tres
oleadas de vida que nos siguen. Pero los hombres no los perciben, a no
ser que…
¿
Qué?
Que
hayan desarrollado la visión etérica.
¿
Y eso qué es?
Un
pequeño paso adelante en el desarrollo del sentido de la vista.
Tenga en cuenta que somos seres en plena evolución y, lo mismo que
hay ciegos y daltónicos y miopes, hay quien ha avanzado más y, por
tanto, ve más. Pero no siempre fuimos como ahora, ni todos somos
iguales. De hecho, no hay dos hombres exactamente iguales.
Claro.
Ya comprendo. Pero, ¿hay mucha gente que haya
desarrollado esa visión etérica?
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Muchos.
Y cada día son más. Lo que ocurre es que unos no
suelen decirlo por miedo a hacer el ridículo, dado el ambiente de
incredulidad actual. Y otros, porque saben más y creen conveniente
callar.
¿
Entonces quién le envía?
Verá:
Yo he propuesto a mi superior, que es otro hombre como
nosotros, pero enormemente más evolucionado que yo, y que forma
parte de la Jerarquía que dirige la evolución humana, permiso para hacer
este trabajo porque creo que puede ayudar a la Humanidad. Y él, tras
considerarlo y llegar a la conclusión de que quizás el actual desarrollo
mental de todos los hombres es suficiente, me lo ha autorizado, aunque
no es normal este tipo de actuaciones. En contrapartida, claro, cargaré
con los resultados de todo esto, buenos o malos, como responsable de
ello que soy.
¿
Qué quiere decir?
Que
cada cual, como le he dicho, responde ante las leyes
naturales de las consecuencias sobre los demás, de sus propios
pensamientos, deseos, emociones, sentimientos, palabra y obras, y aún
omisiones, aunque estén cargados de buena intención. Y existe una ley
de Acción y Reacción o de Retribución o del Karma, que hace que cada
cual experimente en sí mismo, en el período entre cada dos vidas
sucesivas, todo el mal y todo el bien que, de cuantas energías haya
puesto en funcionamiento en la última existencia, se hayan derivado.
Eso es lo que nos hace evolucionar, ya que nuestro Yo Superior, que es
nuestro verdadero Yo, toma nota de los aciertos y de los errores y, la
próxima vez, en la próxima vida y en todas las futuras, escuchará la voz
de la conciencia que le advierte antes de repetir un error, o la de la
virtud, que le inclina a reincidir en un acierto. Así adquirimos hábitos y
puntos de vista y tendencias, con los cuales construimos un cuerpo cada
vez más perfecto con el que nacemos la siguiente vida. Y en cada vida,
además, hemos de compensar con amor y servicio el daño causado y
hemos de experimentar las deficiencias físicas, emocionales o mentales
derivadas de las distorsiones causadas por nuestra anterior conducta en
los arquetipos de nuestros cuerpos. Por eso digo que seré responsable de
todas las consecuencias que de esta operación excepcional se puedan
19
derivar. Pero ya le he dicho también que creo en los hombres y he
decidido asumir el riesgo en beneficio de la Humanidad. ¿Qué le
parece?
No
sé que decir. Me parece muy atrevido. ¿Tanta confianza tiene
usted en nosotros?
Sí.
Pero, sobre todo, en la Jerarquía que me apoya y, por encima
de ella, en Dios que, de un modo que resulta casi incomprensible que el
hombre no lo perciba, nos está permanentemente rodeando con Su
amor, con Su asistencia, con Su solicitud…
Todo
esto es tan extraño que no sé qué pensar ni qué hacer ni qué
decir. Tenga en cuenta que no hay precedentes de algo así.
Lo
sé. Pero eso no es motivo suficiente para dudar. Tampoco ha
habido nunca un presidente en España que se llame como usted ni que
sea como usted. Ni ha habido nunca un día como hoy, con las mismas
circunstancias nacionales ni internacionales. Ni ha tenido nunca que
tomar decisiones como las que adopta diariamente… Y, sin embargo,
todo eso no le parece raro.
Tiene
razón. Pero yo me refería a que su aparición en mi
despacho y la misión que le trae es algo, para mí, totalmente nuevo.
Y
para mí. Pero eso no cambia nada. ¿O es que pensaba usted
estar siempre haciendo lo mismo?
No,
claro. No sé cómo expresarlo…
No
hace falta. Lo leo en su mente, pero he creído conveniente
que tratase usted de concretárselo a sí mismo. Lo que usted siente es
miedo, porque me ve como una aparición lo
que realmente soy en
cierto modo aunque
no de las convencionales. Y le da miedo mi
capacidad de leer en su pensamiento y de conocer su pasado, etc. Pero
todo ello no debe preocuparle. No pretendo aprovecharme de esa
ventaja ni debe pensar que es usted el mayor ni el único pecador del
mundo. No. Todos cometemos errores. De otro modo no estaríamos
evolucionando. Así que lo único que hemos de hacer es recapacitar,
arrepentirnos de los fallos, alegrarnos de los aciertos y seguir adelante
habiendo aprendido las lecciones.
¿
Usted también, digamos, peca? preguntó
el presidente con
timidez pero con curiosidad.
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Por
supuesto. Ya le he dicho que soy un hombre y un hombre en
evolución. El hecho de que esté un poco más avanzado que usted no
supone que sea perfecto. ¿Por qué ha de considerarse normal la
diferencia entre un zulú y usted y no la existente entre usted y los que
hemos dado un paso más? ¿A quién iba destinado aquello de “al que
más tenga más se le exigirá y al que menos tenga hasta eso se le
quitará”? Precisamente a los que, como yo, hemos avanzado un poco
más deprisa. Todos estamos embarcados en la misma nave, todos hemos
de remar y eso es, principalmente, lo que deseo llevar al ánimo de usted
y de mis interlocutores que van a seguirle.
¿
Pero qué pretende de nosotros los políticos?
Sólo
tres cosas muy sencillas.
¿
Nada más? ¿Cuáles?
Que
no mientan, que piensen en los gobernados como si fuesen
sus propios hijos y que no consideren a los adversarios políticos como
enemigos personales a los que hay que destruir, sino como
colaboradores en el mejoramiento de todos.
¿
Sólo eso?
Sólo
eso. Tenga en cuenta que cuanto mayor es el problema, más
sencilla es la solución.
¿
Y cree usted que con eso que nos pide cambiará algo?
Por
supuesto. Lo cambiará todo. Pero es difícil.
Yo
no lo veo tan difícil dijo
ilusionado el presidente.
Vamos,
entonces, a estudiar, una por una mis tres peticiones.
De
acuerdo.
Primera:
que no mientan.
Es
fácil. Si todos lo hacemos, resultará muy fácil.
¿
Ve usted? Ya tenemos aquí la primera dificultad. Porque está
condicionando su actuación futura a que todos la cumplan. Y yo no le
estoy pidiendo que los demás la cumplan, sino que lo haga usted. Usted
debe preocuparse de su propia responsabilidad y de su propia actuación,
que es de lo que tendrá que responder. Y que los demás hagan o no lo
mismo no debería preocuparle. Si usted no miente y no engaña a sus
colaboradores ni a sus votantes ni a sus gobernados ni a sus adversarios
políticos, yo le aseguro que dormirá muy tranquilo y que su franqueza le
21
dará fuerza y autoridad y seguridad y felicidad y ayuda de arriba, porque
hay una ley natural que hace que el mal, inspirado en el egoísmo, se
destruya a sí mismo, mientras que el bien, inspirado en el amor, se
aglutine y aumente.
Pero
es que, si yo lo cumplo y los demás no, entonces ellos
podrán engañar a la gente y obtener más votos y hacerse con el poder y
aplicar sus programas y no los míos, que yo creo que son mejores para
el país.
¿
Y si miente, les irá mejor a usted y al país? Comprenda que
entonces, lógicamente, todo se reduce a una carrera para ver quién
miente más, quién engaña más, quién defrauda más, quién promete más
para incumplir luego más, quien es más astuto, que no más inteligente;
quién es más hábil, que no más capaz; quién es más inmoral, que no
más modélico… ¿es eso lo que considera el sumum de la felicidad para
usted y para su pueblo? ¿No será más cierto que pone usted su ambición
de poder por encima de los intereses de ese pueblo en el cual se escuda
para ejercerlo del modo más absoluto posible? Porque eso es lo que yo
leo en su pensamiento, si bien, formando parte aún de su inconsciente,
pero arraigando ya en su consciente.
Bueno,
quizá sí. Pero eso debe ocurrirles a todos, supongo…
Eso
no le justifica a usted que como
le he dicho, y habiendo
comprobado con mi presencia y esta conversación, que hay otros planos
de existencia, que se le está observando por miles de seres
continuamente, es decir, que nunca está solo, como no lo estamos nadie,
y que mueve, sin saberlo, energías que afectan a mucha más gente de la
que cree ,
debería razonar de modo más maduro. ¿Qué he de hacer para
que se dé cuenta de que quien responderá de su actuación será sólo
usted?
Eso
lo comprendo. Pero…
Lo
comprende intelectualmente, pero no acaba de creerlo…
¿conoce usted la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro?
Sí,
claro.
¿
Y recuerda qué le respondió Abraham a Epulón cuando, desde
el infierno, le pidió que enviase a Lázaro, ya en la gloria, a sus
22
hermanos, aún en el mundo, para que les dijese que el cielo y el infierno
eran verdad y que lo tuviesen en cuenta?
Sí.
¿
Qué le contestó?
Pues
que no le harían caso. Y que para eso, precisamente, había
enviado, en su momento, a Moisés y a los profetas.
¿
Verdad que cuando leyó por primera vez esta parábola le
pareció imposible que, si iba Lázaro, en persona, desde el cielo, a
decírselo, no le creyeran?
Sí.
Lo recuerdo así.
Pues
a usted le está pasando ahora lo mismo.
Ya
lo veo.
Mire.
Usted tiene en sus manos la posibilidad de dar un paso
impresionante en su propia evolución, si actúa de acuerdo con las leyes
naturales, que no son sino las contenidas en el Decálogo de Moisés o,
mejor, las resumidas, en el mandato de Cristo, “ama a tu prójimo como
a ti mismo”.
¿
Por qué yo, precisamente?
Usted no es presidente por causalidad, ya que la casualidad no
existe. Lo es porque en su evolución se ha hecho acreedor a ello. Es
decir, ha merecido esa oportunidad casi única. Y sobre usted, aunque no
lo sepa, se enfoca una enorme cantidad de energía positiva, pero
también negativa. Y está en su mano aprovechar la primera o, dejarla
pasar y aferrarse a la segunda. Con la diferencia de que, en el primer
caso, disfrutará las consecuencias positivas dando un salto hacia delante
en su evolución y renaciendo la próxima vez más capaz y más
evolucionado; y, en el segundo, cargará con las consecuencias negativas
que pueda producir con su actuación, y regresará probablemente a un
estadio evolutivo comparable al de los asesinos, los violadores o los
desamparados, para tener que empezar de nuevo, a lo largo de muchas
vidas, el ascenso hasta el punto en que hoy se encuentra, a costa de
dolores, enfermedades, problemas y luchas sin cuento. ¿Tan difícil le
resulta comprender eso?
No.
Lo comprendo perfectamente. Y estoy impresionado.
23
La
evolución, amigo mío, no va a saltos. Va muy lentamente. Lo
cual quiere decir que, antes de llegar a presidente de un país, ha tenido
que pasar por otras muchas situaciones y actividades y, entre ellas, yo
veo en su pasado, retrocediendo en el tiempo, la de gobernador, la de
general, la de abadesa de un convento, la de contrabandista, la de madre
de familia, la de soldado de fortuna, la de comerciante, la de usurero, la
de echadora de cartas, la de tratante de esclavos, la de proxeneta, la de
criminal a sueldo, la de prostituta, la de esclavo… ¿le basta?
¡
Es horrible! ¿Todo eso he sido yo?
Su
espíritu, revestido cada vez con cuerpos más o menos
evolucionados y aptos y capaces. Todo eso y mucho más, mucho más
primitivo y desagradable cuanto más atrás. Y repetido muchas veces,
puesto que no siempre acertó con el camino recto. Pero no se preocupe;
nos ocurrió a todos. Y, cada vida, nacemos condicionados por las
limitaciones que en nuestra existencia o existencias anteriores nos
hemos impuesto con nuestras propias actuaciones. Ésa es la maravilla de
la justicia divina, la perfecta justicia, ya que cada cual tiene todo y sólo
lo que ha conseguido por su propio esfuerzo. ¿Le parece que vale la
pena echar por la borda una evolución así y unos millones de años y
unos miles de vidas? Porque, claro, cuanto más importante es el papel
que desempeñamos, más personas se ven afectadas por nuestros actos y
mayor es la responsabilidad que contraemos, ya que se nos supone más
capaces también.
¡
Todo esto es abrumador pero tan lógico…!
Claro
que lo es. Pero usted, y mis futuros interlocutores, se han
hecho dignos de disponer de una ocasión única, adicional, además de la
de ser dirigentes, que consiste en poder tener esta conversación. Hasta
ahora, nadie había disfrutado de un trato de favor de tal trascendencia.
Pero también su responsabilidad, si fallan, será mucho mayor. Y dése
cuenta de que apelo sólo a las tres condiciones expuestas y le hablo de
su propia evolución y su propia responsabilidad y no del
desprendimiento que exige el mandato de Cristo de amar a nuestro
prójimo como a nosotros mismos, para el cual la mayor parte de ustedes
aún no están preparados.
24
Estoy
anonadado. Es que esto cambia mis puntos de vista sobre
todo. Yo lo tenía bastante claro, pero ahora me habla usted de mi propia
evolución y…
A
usted, en buena ley, no debería preocuparle su propia
evolución, sino el hacerlo lo mejor posible para que sus súbditos y los
que se puedan ver afectados por sus actos, tengan las mejores
oportunidades posibles de amarse, de olvidar los odios; de ayudarse; de
colaborar; de ilusionarse con la vida que, dicho sea de paso, es
maravillosa; de sentirse importantes en el engranaje del país y del
mundo todo; de ver a los demás hombres como hermanos, empeñados
en la misma empresa; de ser conscientes de que todos necesitamos
ayuda y amor y compañía y que todos podemos proporcionárnoslos; de
que Dios es un padre amoroso que está permanentemente esperando 
¿recuerda la parábola del Hijo Pródigo? que
elevemos nuestro corazón
a Él para ayudarnos; de que formamos parte de Dios; de que somos
como células de Su cuerpo recuerde
que “en Él vivimos, nos movemos
y tenemos nuestro ser”; de
que no hay castigo de Dios y, menos aún
eterno, sino amor y ayuda y guía para que recorramos, armados con
nuestro libre albedrío, nuestra mente y nuestra voluntad, regalos Suyos,
el sendero de la evolución, y desemboquemos en un estadio divino, la
Casa del Padre, ya que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios; y
malos dioses creadores de mundos llegaríamos a ser si no conociésemos
primero cómo son y cómo funcionan y cómo se manejan…
¡
Es todo tan maravilloso…!
Lo
que debe preocuparle prosiguió
el visitante es
cambiar lo
que se deba cambiar, acomodar las estructuras para la elevación
educacional, cultural y espiritual de su pueblo, dejando al margen los
intereses materiales que, al fin y al cabo, no son sino medios para el
progreso y nunca fines en sí mismos. Debe preocuparle obtener la
confianza de su pueblo, ya que gobernar es convencer; ilusionarlo,
aunarlo en quehaceres trascendentes; fomentar el sentido de grupo, de
interdependencia, de ayuda, como cosa natural, como integrante de la
conciencia colectiva. Lo que debe buscar es que cualquier necesidad la
sientan todos como propia y cualquier problema sea de todos y
cualquier hallazgo lo compartan todos. Ilusione a su pueblo. Ninguna
25
gran obra se ha realizado, a lo largo de la Historia, sin ilusión. ¿me
comprende?
Sí.
Y es maravilloso. Pero, ¿cómo puedo hacer yo todo eso?
Ya
se lo he dicho: cumpliendo las tres condiciones. Lo demás
vendrá por añadidura, como un subproducto. Porque, si las cumple, su
intuición irá creciendo y usted irá comprendiendo más y conociendo
más y aspirando a más.
Estoy
de acuerdo. Me comprometo firmemente a no mentir ni
engañar.
¿
Es consciente de la serie de calumnias, difamaciones,
descalificaciones y persecuciones que han presidido los últimos tiempos
de la vida española y en los cuales ha tomado usted parte activa?
Sí,
lo reconozco y soy consciente de ello.
¿
Ha caído también en la cuenta de que, si ofrece un programa a
sus electores, lo honesto es cumplirlo escrupulosamente o justificar ante
ellos los motivos de no hacerlo pues, de otro modo supone un fraude
que va siempre en menoscabo de la credibilidad de los representantes
del pueblo, lo cual lo empobrece y lo priva de modelos, de ideales, de
incentivos y de ilusión?
Si,
por supuesto.
Veo
en su aura que, además, está viendo claro que los errores o
las ilegalidades no se justifican diciendo que los otros también las
cometieron. Y que ello desorienta al pueblo, le hace desconfiar de los
políticos y las instituciones todas del estado y pone en peligro la
continuidad del mismo. Por lo tanto, no insistiré en ese sentido. Vamos
a estudiar la segunda condición.
Ésa
es más fácil, ¿no? preguntó
ilusionado el presidente.
Usted
sabrá. Supone que no anteponga nunca los intereses
personales o de partido o de grupo o de ideario a los problemas de los
súbditos. Usted haría cualquier cosa por sus hijos, ¿verdad?
Sí,
claro.
Pues
eso mismo debe usted acostumbrarse a hacer por todos sus
súbditos, sin distinción ninguna, incluso por los que se le oponen o lo
combaten o, incluso, lo calumnian o lo ofenden. ¿Lo sigue viendo fácil?
26
Pensándolo
bien no, no es fácil. Pero, sabiendo que cuento con la
ayuda de arriba, como usted dice, y conociendo todo lo que estoy
conociendo, me siento con fuerzas para intentarlo honestamente. Puedo
intentar ser como un padre para todos…
Ojo.
Un padre, pero consciente y responsable.
¿
Qué quiere decir?
Que
debe siempre tener presente que el mayor peligro, cuando se
ostenta el poder, sea en la familia, en la empresa o en la política,
consiste en discurrir por la senda de la intransigencia, del “mando y
ordeno”, del “yo estoy en lo cierto y los demás no” o del “porque lo
digo yo que para eso mando”. El gobierno más nefasto es el dictatorial,
porque lo más sagrado del hombre es su libertad individual. Tan sagrada
es que ni el propio Dios osa contrariarla. Si Dios lo hiciese, nosotros no
seríamos más que simples marionetas sin ninguna intervención en
nuestra propia vida y sin posibilidad de aprender nada y, por tanto, de
evolucionar. Lo comprende, ¿no?
Sí,
es lógico.
Pues
medite sobre ello. Y aplíquelo, porque usted es un
instrumento para la evolución de su pueblo. Y, si no hay dos hombres
iguales porque cada uno de nosotros llevamos a cuestas miles de vidas
distintas en distintas condiciones, grupos, razas, religiones y épocas, no
es lógico pretender que todos piensen igual ni actúen igual ni reaccionen
igual ante cualquier estímulo, acontecimiento o idea y, menos aún, igual
que uno mismo.
Sigue
siendo lógico.
Por
tanto, lo que un gobernante debe hacer es dejar que la riqueza
que supone la variedad siga siendo riqueza. Y eso sólo se puede
conseguir con libertad, con amor, con comprensión y sin más límites
que los que hacen posible la convivencia. Todos los partidos políticos,
todas las doctrinas, todos los movimientos responden a necesidades que
los hombres sienten y, generalmente, se les coartan. Si se actúa con
amor, con deseo de comprender y de compartir, esas limitaciones
desaparecen y la riqueza que el intelecto y el corazón humanos atesoran
se pueden derramar en bien de todos. Si nos diferenciamos
27
fundamentalmente de los animales en que pensamos y hablamos, ¿no le
parece lógico que lo hagamos y cuanto más mejor?
¿
Entonces, cuál ha de ser el papel de un gobierno?
Comprender
que todo lo que tienda a elevar el nivel de la
Humanidad intelectual, espiritual, moral, filosófico, cultural, artística, o
científicamente es religioso y positivo. Dejar crecer las iniciativas que
tengan por meta el bienestar, la colaboración, la fraternidad y la vida
espiritual porque, queramos o no, somos todos espíritus inmortales en
evolución y no basta negarlo para que deje de ser así. Por tanto, cuanto
antes se conciencie la sociedad de ello, más fácil será el camino para
todos. Dios está en todos y todos estamos en Dios. Pero está latente,
esperando nuestra llamada para ayudarnos. Si, en vez de ello, nos
inclinamos por el materialismo que niega lo que no sea materia pero no
sabe nada sobre la materia, sino que es transformable en energía, lo cual
demuestra que la materia no existe como tal, caminaremos a ciegas, con
los problemas que estamos viendo en nuestra época a nivel mundial. La
base del problema está sólo ahí.
¿
Dónde?
En
la lucha entre el espíritu y la materia y, por tanto, entre los
que sabemos y utilizamos el espíritu y nos consta que es inmortal y
evolucionante y que, por tanto, renace incesantemente para avanzar en
esa evolución, y los que no creen en su existencia y creen sólo en la vida
terrena y, consecuentemente, buscan sólo los bienes materiales, lo que,
lógicamente, conduce al egoísmo y, por su plano inclinado difícilmente
evitable, a los abusos de poder, tanto político como económico, social,
religioso o cultural. ¿Lo comprende?
Perfectamente.
¿
Está, pues, en condiciones de aceptar la segunda exigencia?
Sí.
Rotundamente, sí.
Pues
pasemos a la tercera: “que no considere a sus adversarios
políticos como enemigos personales a los que hay que destruir, sino
como colaboradores en el mejoramiento de todos”. Como verá esta
condición está ya implícita en la anterior, porque sus adversarios
políticos se cuentan entre sus súbditos. Pero he querido diferenciarlas
para que usted se convenza de que, si el gobernante es bueno, todos los
28
regímenes, excepto las dictaduras, son buenos, aunque el ideal sería el
que sugería Platón, el mandato de los sabios, es decir, de los que saben,
los más evolucionados. Pero, mientras eso llega, hay que solucionar los
problemas de hoy.
Pero,
¿cómo?
¿
Está usted convencido de la importancia de la confianza en sí
mismo y en las propias capacidades y en el futuro, para cualquier
hombre?
Sí,
claro.
Pues
todo ello es igualmente válido para los países. Si creamos la
sensación de que todo va mal, de que los políticos son corruptos, de que
no hay esperanza, sólo con el fin de conquistar o conservar el poder, esa
sensación de incapacidad y de derrotismo crece y se fomenta en el alma
de la gente y se proyecta luego sobre quien ostenta el poder, como
consecuencia de la Ley de Retribución. Lo cual no sería especialmente
grave si quedase ahí, pero el efecto de que el pueblo haya perdido la fe
en las instituciones y en las autoridades y en los ideales y en las
jerarquías, eso queda y se retroalimenta y puede conducir a la falta de
confianza, al egoísmo sumo, al materialismo y, en fin, a la ley de la
selva. Urge devolver al pueblo la ilusión, la fe, la confianza, no en usted
y los suyos sino en todos los que dedican su vida a la política, a las
finanzas, a la religión, a la judicatura, a la cultura, a la docencia o al
arte. Hacer desaparecer la manía, convertida últimamente en
sistemática, de desmitificar, calumniar, hurgar en el error ajeno para
justificar el propio, realizado conscientemente, etc. ¿Se da cuenta del
problema?
Sí.
Pero ¿no exagera usted un poco?
En
absoluto. ¿Le gustaría que le expusiese la impresión que la
actuación política española de los últimos años ha dado a la Jerarquía de
iniciados?
Sí.
Me gustaría mucho respondió
el presidente tras una breve
vacilación.
Pues allá va: La oposición ha desorientado al pueblo: primero,
criticando duramente todo lo que hacía el gobierno, con o sin
fundamento. Y luego, ya en el poder, haciendo lo mismo que criticaba.
29
Y, cuando la oposición, amparada otra vez por los votos, le ha pedido
cuentas, el argumento definitivo del poder ha sido: “y usted más”. A
usted le consta, sin embargo que el asunto no es ése. El asunto es : ¿eso
es correcto? Porque, si no lo era antes, y por eso la oposición lo
criticaba, tampoco lo es ahora. Y ese modo de hacer política ha
desmotivado y desilusionado al pueblo y le ha hecho desconfiar de los
políticos que, para la mayor parte, se han convertido mentirosos,
hipócritas, advenedizos, egoístas y corruptos y, lo que es peor, de las
instituciones. Y así, desde la misma Presidencia del Gobierno hasta los
tribunales, pasando por los ministerios, los partidos, los sindicatos, la
iglesia, etc., todos han quedado tocados. Y costará generaciones hacer
que recuperen el prestigio y la autoridad que nunca se les debió socavar.
Lo legítimo y aún aconsejable y necesario es perseguir a los corruptos
en el poder, propios o extraños, pero no privar al pueblo de instituciones
y órganos y personalidades que sirvan de modelo a todos y minar
irresponsablemente el respeto a la autoridad legítima. ¿Lo ve usted así
también? ¿Se da cuenta?
Me
doy cuenta. Pero inquirió
tras un breve silencio reflexivo ,
¿de verdad cree usted que llegará el gobierno de los sabios?
Está
previsto en el Plan Divino. Y es lógico. Pero cuando todos
los hombres hayan admitido que ha existido siempre y existe, en un
nivel superior, un gobierno oculto del mundo, que está constituído por
Maestros elevadísimos e Iniciados, que se ocupa permanentemente de
enfocar energías sobre las personas, instituciones y organismos más
convenientes para la mejor evolución humana, siempre teniendo un
cuidado exquisito para no interferir en el libre albedrío de cada hombre
y de cada pueblo, pero ayudando, sugiriendo, lanzando ideas
constructivas y nuevas que rompan, si procede y con el menor
traumatismo posible, los moldes anticuados, y creen otros apropiados a
las nuevas circunstancias. Desde su punto de vista personal, le puedo
asegurar que tiene usted una oportunidad única que, si la desaprovecha,
tardará muchas vidas en recibir de nuevo.
¿
O sea, que es preciso cambiar?
La
vida es un continuo cambio. Todo el cosmos está lleno de
vida, es vida. Y todo lo vivo está en movimiento. Pero el movimiento
30
significa un desgaste, una cristalización de vehículos, de formas, de
sistemas, de procedimientos, dado que al cambiar la vida, llega un
momento en que los medios antiguos ya no sirven y, si queremos seguir
evolucionando, hemos de crear nuevos instrumentos de manifestación y
de funcionamiento. Ésa es la razón última de la muerte. ¿Comprende
ahora dónde está la raíz, la causa de las guerras y revoluciones? Claro
que, si los gobernantes hubieran siempre cumplido las tres condiciones
que le he expuesto, la historia de la Humanidad hubiera sido muy
distinta. Porque las estructuras cristalizadas e insuficientes que han dado
lugar a las guerras y se han ido suprimiendo traumáticamente con ellas,
podrían haberse ido sustituyendo en paz y sin tanto dolor. Pero hasta
nuestros días el desarrollo mental de los dirigentes no ha sido el
apropiado para verlo así. Y tampoco el de las gentes en general estaba lo
suficientemente desarrollado para llevar a cabo una operación como la
que pretendemos ahora.
¿
Y ahora, sí?
Hoy,
mediante la información que proporcionan la enseñanza
generalizada y los medios de comunicación, y la diversidad de
opiniones al alcance de todos, y las posibilidades que el individuo tiene
de sacar sus propias conclusiones sobre cualquier tema, sí que es posible
hablarle a la Humanidad en otros términos. Porque ese adelanto lleva
consigo el que una gran parte de ella esté ya preguntándose qué sentido
tiene la vida y esté pidiendo respuestas que no se le saben dar por las
estructuras académicas, culturales, sociales ni religiosas, que se han
anquilosado porque ya no funcionan con la debida agilidad y eficacia en
las circunstancias actuales.
Visto
todo así, resulta verdaderamente atrayente.
Y
lo es. Y más para los gobernantes. Tenga siempre presente
que, aparte de que en los planos superiores se pone fe y esfuerzo en
ustedes y se enfoca en su favor mucha energía y, por tanto, se les está
observando permanentemente aunque
desde un punto de vista
totalmente distinto de lo que usted pudiera pensar y tendiendo sólo al
bien de la Humanidad en su conjunto sus
súbditos se miran en ustedes
e inevitablemente tratan de imitarles y de compartir sus ideas y de hacer
31
propias sus opiniones y sus creencias. Y eso supone una responsabilidad
añadida. ¿Le parece cumplible la tercera condición?
Sí,
claro. Pero, continuó
dubitativo si
son mis adversarios…
Antes
que sus adversarios son sus hermanos. Y tenga en cuenta
que la Humanidad ha de evolucionar toda, más o menos, a la misma
velocidad y que todos somos “el custodio de nuestro hermano”; es decir,
que los más avanzados han de tender la mano a los rezagados para
elevarlos a su nivel. En todos los campos: cultural, económico, social,
político, religioso, científico, etc. Ya se lo he dicho: la única manera de
evolucionar en el sentido correcto estriba en servir amorosa y
desinteresadamente al prójimo. Y prójimo lo es cualquier hombre y
hasta cualquier ser viviente. No es, pues, esta cuestión algo que
concierna exclusivamente a las iglesias, sino a todos. Y es significativo
y debería causar, tanto a los políticos como a las iglesias, cierto rubor,
ese movimiento, ya imparable, de las ONGs, que han percibido el
mensaje antes que ustedes que, con la excusa de ayudar, cada uno a su
pueblo, los hacen luchar y masacrarse innecesariamente. Y es que la
necesidad crea el órgano. Y si los gobiernos, que son los elegidos para
ello, no saben hacer frente a las demandas sociales, la propia sociedad
creará, y está creando, los órganos apropiados para subvenir a esas
necesidades. Y entonces, ¿qué papel tendrán los gobiernos? ¿No se dan
cuenta de que la sociedad avanzada espiritualmente está prescindiendo
de ustedes y está tomando en sus propias manos la resolución de los
problemas que la aquejan?
Me
deja atónito, pero tiene toda la razón. Y está todo tan claro
que hasta parece fácil.
Tenga
presente que esta tercera condición lleva consigo el ceder
el gobierno a otro partido si se demuestra más preparado, más
imaginativo o más inclinado a fomentar el bien común y es capaz, por
ese camino, de ganar las elecciones. Y tenga en cuenta que “bien
común” significa eso: la mayor igualdad de oportunidades posible, la
asistencia a los menos favorecidos por cualquier circunstancia que sea,
el respeto más profundo a todos los miembros de la sociedad, el
sacrificio libre y voluntario de los poderosos en favor de los débiles…
32
Lo
he pensado interrumpió
el presidente Y
he comprendido el
mensaje.
Magnífico,
porque, cuando una cosa se comprende bien, siempre
es fácil, ya que entonces los problemas dejan de serlo. Y los problemas
dejan de serlo porque se conoce la solución. Ocurre como con los
milagros: que sólo lo son para el que no sabe hacerlos añadió
sonriendo el visitante.
¡
Claro!
¿
De acuerdo, pues, con la tercera condición?
De
acuerdo. Créame que me siento lleno de ilusión y de luz y de
ganas de empezar esta etapa de mi vida tan…tan…¿cómo diría yo?
¿
Sugestiva?
Eso.
Sugestiva. Sugestiva y prometedora. Y desafiante… añadió
pensativo.
Pues,
adelante. Luz y ayuda no le han de faltar…
Interrumpió su frase para decir escuetamente:
Perdone
un momento, pero está ocurriendo algo importante en la
autopista próxima.
Dicho esto, desapareció, se desvaneció ante los ojos atónitos del
presidente, que quedó inmóvil, mirando la silla vacía. Apenas
transcurridos unos segundos, ésta volvió a estar ocupada y el visitante
continuó, como si nada hubiese sucedido:
Le
decía que luz y ayuda no le han de faltar, siempre que se
mantenga usted positivo. Porque las fuerzas del mal, que existen y son
las que, desde los tiempos atlantes se separaron de las de la Luz y se
inclinaron por el materialismo, no cesarán de acosarle y aprovecharán
cualquier duda, cualquier error, para colarse en su subconsciente y aún
en su consciente y hacerle desviarse de la línea correcta. Tenga en
cuenta que, así como las Fuerzas de la Luz jamás interfieren en la
libertad del individuo, las Fuerzas Negras sí que lo hacen. Pero tenga
presente también aquella ley natural que le enuncié al principio: que el
mal se destruye a sí mismo, mientras que el bien se aglutina y crece. La
lucha es, pues, real y permanente y cruenta. Y se libra, no sólo en el
interior de cada hombre, sino en la familia, en la sociedad, en los
33
negocios, en la ciencia, en la cultura, en la política, en la religión y en
los gobiernos de cualquier tipo. Y hasta en los planos superiores.
Si
cuento con la ayuda incondicional de arriba… comenzó
a
decir el presidente.
No.
No se confunda cortó
el visitante La
Jerarquía no tiene
protegidos ni amigos ni ventajas para nadie. Como encargada que es de
la evolución de toda la Humanidad, aprovecha en cada caso al hombre o
a los hombres más aptos para el trabajo de que se trate. Por lo tanto,
nuestro esfuerzo ha de consistir, a todos los niveles familiar,
laboral,
social, cultural, económico o religioso ,
en estar siempre en disposición
de ser utilizados para que, a nuestro través, se canalicen las energías
divinas en beneficio de todos. Por tanto, y como el plan divino ha de
seguir adelante y se ha de cumplir, si usted no sintoniza con esos
ideales, se utilizará para ese trabajo a otro que ofrezca mejores
posibilidades para fomentar el adelanto común. Sobre todo, mucha
atención a los medios de comunicación, el principal instrumento del
cambio ya que, hoy por hoy, son quienes crean la conciencia colectiva.
Deje que se expresen, que profundicen en lo positivo, que divulguen sus
hallazgos. No trate nunca de mediatizarlos, aunque sienta la tentación.
Es un modo nefasto de gobernar, ya que priva de libertad a los hombres,
que deben ser capaces de pensar por sí mismos y de hacer sus propios
descubrimientos, sobre todo los internos. Que en eso, al fin y al cabo,
estriba la evolución.
Lo
tendré presente. respondió,
impresionado, el presiente.
Quisiera
recomendarle que cada día dedique un tiempo a meditar
y recibir energía e iluminación para tomar las decisiones que a usted,
cumpliendo esas tres condiciones, le parezcan las correctas. Y una cosa
más o, mejor, dos.
¿
Cuáles?
Que
todo lo que hemos hablado quede estrictamente entre usted y
yo.
¿
No podría… empezó
a decir el presidente.
No.
Su mujer no es presidenta del gobierno. No es ella la persona
sobre la que se enfocan las energías de que le he hablado. Esto es algo
muy serio. Comprometería usted una operación de nivel cósmico si
34
cometiese la indiscreción de comentar con alguien lo que hemos
hablado. Y dejaría de recibir la ayuda prometida. Ésa será su prueba de
lealtad. Usted actúe como hemos convenido y se asombrará de cómo sus
compañeros de gobierno y de partido y sus familiares y amigos le
siguen. Y, si permanece fiel, hasta el país. Esto mismo lo voy a pedir a
cada una de las personas que pienso visitar.
¿
Entonces, si nos reunimos…?
Si
se reúnen, cosa que tendrán que hacer con más frecuencia que
hasta ahora, podrán hablar sobre todo esto y elaborar conjuntamente,
porque llegarán a ello, las líneas de actuación más convenientes para
todos. Pero cada cual deberá, en su puesto, actuar con entera libertad,
aunque ateniéndose a lo convenido. Es, pues, una labor individual con
efectos globales. Yo le informaré, cuando termine mi trabajo, de las
personas con las que he hablado, aunque no le diré ni el contenido de
nuestras conversaciones que, como puede suponer, serán similares a
ésta, ni las conclusiones obtenidas. Y lo mismo haré con todos ellos, de
modo que todos sepan con quiénes pueden contar.
¿
Entonces, le volveré a ver?
Me
verá sólo con ese fin. Pero no me considere como un
consejero permanente. Mi misión consiste solamente en despertar sus
mentes y sus espíritus para que ustedes mismos eviten más desastres a
los hombres.
Pero,
¿y en los demás países?
De
momento, el experimento se va a hacer sólo en España, ya
que he sido yo el que ha propuesto la idea y se ha ofrecido a llevarla a
cabo. Pero se observará y analizará con toda atención lo que suceda. Y,
si los resultados son los que se esperan, se llevará a cabo,
simultáneamente, una operación similar en cada país. O sea, que los
dirigentes españoles deben ser conscientes de que, en cierto modo,
tienen en sus manos el futuro inmediato y aún mediato de la
Humanidad. Cosas análogas han ocurrido otras veces a lo largo de la
historia, cuando nuestro desarrollo era inferior y eran los “dioses” los
que tomaban las riendas y decidían, pero ésta es la primera en que los
protagonistas, o sean, los gobernantes, son conscientes de lo que la
Humanidad se juega.
35
¿
Podré, de algún modo, conectar con usted?
No.
Navegue solo, como cada hombre. Como estaba navegando
cuando yo aparecí. Pero con unos conocimientos que antes no tenía y
una ayuda y una luz que antes tenía, pero ignoraba. Nunca estará solo,
pero no podrá evocarme ni pedir mi colaboración. Yo no soy gobernante
ni político. Ni ninguno de mis compañeros. Ni lo pretendemos. Sólo
queremos el bien de la Humanidad y que viva una evolución lo menos
accidentada posible. Así que, amigo mío, hasta siempre.
Dicho esto, el visitante desapareció de la vista del presidente. Éste
en un estado indefinible, mezcla de intensa fe, de confiado miedo y de
tenue duda, quedó inmóvil y pensativo. De repente, descolgó el teléfono
y pidió ser conectado con los vigilantes de la puerta.
¿
Diga?
Soy
el presidente.
A
sus órdenes.
Óigame,
¿ha sucedido algo en la autopista hace pocos minutos?
Sí,
señor. Un autobús lleno de turistas se ha quedado sin frenos
mientras bajaba hacia Puerta de Hierro. Estuvo a punto de precipitarse
sobre toda la fila de turismos que, procedentes de la Ciudad
Universitaria, pretendían acceder a la autopista, aquí, frente al palacio.
Hubiera sido una catástrofe. Pero, afortunadamente, se le han reventado
simultáneamente las ruedas traseras y eso lo ha detenido casi en seco y
ha evitado la colisión. Se ha parado sólo a dos o tres metros de los
turismos. Ha sido un verdadero milagro, pero todo el mundo ha
resultado ileso…
Gracias
interrumpió
el presidente, mientras colgaba el teléfono.
Quedó anonadado, inmóvil, y sintió como una oleada de calor y
energía, que le recorría toda la espina dorsal y lo llenaba de una alegría
interna, de una sensación de felicidad, de plenitud, de bienestar, de fe,
de ilusión… Hasta tuvo la certeza de que su amigo visitante se
encontraba a su lado y lo estaba envolviendo en aquella aura de energía
positiva. Posó la mirada sobre su mesa de trabajo y, con gran sorpresa,
descubrió frente a él una nota con el siguiente texto manuscrito ¡de su
propia letra!:
36
1.No
mentir.
2.Tratar
a todos los hombres bajo mi autoridad, como a mis
propios hijos.
3.No
considerar a mis adversarios políticos como enemigos
personales a los que hay que destruir, sino como colaboradores en el
mejoramiento de todos.
La leyó cuidadosamente con gran respeto y se preguntó por qué
habría subrayada una frase. Tras breve reflexión, tomó el teléfono,
contactó con el ministro con el que había despachado poco antes de la
llegada del visitante y, una vez en línea, le dijo escuetamente:
Olvida
todo lo que hemos hablado hoy.
Pero…
Olvídalo.
No ha existido.
Y colgó con una sonrisa de satisfacción.
* * *
Lo más difícil
2.
37
La Conferencia Episcopal había concluido su reunión. Los
asistentes se disponían a levantarse de sus asientos cuando oyeron una
voz desconocida:
Siéntense
un momento, por favor.
Todos dirigieron su mirada al que hablaba. Un hombre de edad
madura, vestido de seglar, con barba entrecana y recortada y rostro
bondadoso. El Presidente se apresuró a preguntar:
¿
Qué hace usted aquí? ¿Quién le ha autorizado?
No
me ha autorizado nadie respondió
el visitante He
venido
en cumplimiento de una misión.
¿Qué clase de misión puede tener un seglar en esta asamblea? exclamó,
indignado, uno de los presentes.
Todos
somos hijos de Dios por igual. No se pongan nerviosos.
No pretendo nada que no podamos hablar tranquilamente.
¿
Cómo ha entrado aquí? quiso
saber otro, mientras el asombro
y la indignación se iban generalizando.
No
he entrado. Simplemente, me he materializado. Así.
Todas las miradas se centraron en el visitante que, ante sus ojos,
desapareció y, a los dos segundos, volvió a aparecer. La sensación que
ello produjo fue indescriptible, desde la de los que pensaron en un santo
hasta los que sospecharon un fraude. Al fin, el presidente, entre
admirado e indignado, se atrevió a preguntar:
¿
En nombre de quién viene usted y para qué?
Eso
me parece ya más razonable dijo
el visitante y
continuó:
No
piensen que soy un santo, ni un ángel, ni tampoco un
demonio ni nada parecido. Soy simplemente, un iniciado.
El estupor se reflejaba en todos los rostros. El intruso continuó:
Soy
un hombre normal, sólo que he evolucionado un poco más y
poseo facultades que todos ustedes conseguirán, pero aún no han
alcanzado. Aunque algunos de los presentes actúan como Auxiliares
Invisibles por la noche y los conozco por ello. Pero tampoco han
logrado aún conservar memoria de cuanto llevan a cabo, en sus
vehículos superiores, durante el sueño.
Los presentes se miraron entre sí, tratando de descubrir quiénes
serían aquellos privilegiados. El visitante continuó:
38
No
se trata de averiguar nada, señores. Cada cual posee su propio
estadio evolutivo. Se trata de algo mucho más importante, que afecta a
todos ustedes, a todo el país y hasta a toda la Humanidad.
¿
De qué se trata, pues? preguntó
el presidente suponiendo
que
admitamos lo que nos está diciendo?
Se
trata de hacerles algunas consideraciones y una petición que
debería ser innecesaria pero que no lo es.
¿
Y cuáles son esas consideraciones?
Para
hacérselas es preciso primero que confíen en mí y para ello
necesitan creer que no soy ningún impostor, sino un hermano que viene
con el deseo de colaborar con ustedes.
Pero
usted no es obispo.
No.
Ahora, no. Lo fui en otra vida. Pero eso no es lo que importa.
¿
Por qué no, si ésta es una reunión de obispos?
Porque,
aunque ustedes crean estar solos durante sus sesiones, no
pueden evitar el ser observados desde otros planos. ¿No saben que sobre
ustedes, por los puestos que ocupan, se están proyectando enormes
cantidades de energía desde los otros mundos y que hay miles de seres
encargados de su protección, su inspiración y su ayuda?
Sí,
lo suponemos.
Otra
cosa es el uso que de todo ello hacen y la utilidad de tanto
esfuerzo y, por tanto, su rendimiento. Eso ya depende de cada uno de
ustedes que, individualmente, son responsables de ello. Pero también lo
son colectivamente y eso es lo que yo destacaría.
Hasta
ahora exclamó
uno de los presentes no
nos ha dicho, en
realidad, a qué ha venido.
Voy,
pues, a ello replicó
el intruso.
Verán:
Lo primero que quiero decirles, y me gustaría que
quedase bien claro, es que no vengo a darles órdenes. Ni tengo
autoridad ni, si la tuviera, la usaría de tal modo. He venido,
simplemente, a hacerles algunas consideraciones que mi visión, desde
otros planos, de los acontecimientos que constituyen la historia, me
permite hacerles. Pero de ningún modo pretendo influir o torcer su
libertad individual ni grupal, que son sagradas y respeto profundamente.
Dicho esto, quisiera que se dieran cuenta de que los acontecimientos se
39
suceden, pero también se influyen, se mezclan en una trama infinita de
causas y efectos. Deberían estudiar más la historia y hacer más uso de la
Intuición, esa maravillosa facultad a la que se ha abierto un camino en
ustedes como consecuencia de su consagración episcopal. Si la emplean,
comprenderán el plan divino y verán que nada ocurre porque sí y que
todo, lenta pero inexorablemente, va conduciendo al cumplimiento del
mismo. Y que, aunque se produzcan desviaciones, sus mismas
consecuencias conducen o, mejor, reconducen todo el proceso a su
cauce inicial previsto. Todo ello sin menoscabo de la libertad individual,
que es la que nos permite evolucionar, ni de la libertad de los grupos,
pueblos, países y de toda la raza humana. Por tanto, sobra toda
violencia, de cualquier clase que sea, sobre todo la de la intransigencia.
¿
Tan claro se ve eso? quiso
saber otro de los presentes.
Sí.
Si se quiere ver, si se tiene fe, si se observa con los ojos del
espíritu y no con los del cuerpo. Refiriéndome a la historia reciente de
nuestro país, fíjense en la concatenación de los hechos.
Vamos
a ver, exclamó el presidente de la Conferencia con cierto
tono de desconfianza.
Hasta
el estallido de la guerra civil comenzó
el visitante la
iglesia y
me estoy refiriendo especialmente a la jerarquía eclesiástica olvidó,
con muy pocas excepciones, a los pobres, a los obreros, a los de
abajo. Estaba instalada junto a los ricos, la nobleza, la corona, etc.
Ustedes lo saben como yo. y
continuó:
Les
interesaría saber, aunque sé que les sorprenderá, que los
movimientos obreros fueron inspirados por la propia Jerarquía de
grandes Iniciados que dirige la evolución de la Tierra.
¿
Y dónde deja usted a Dios? preguntó
uno de los obispos.
¿
Han olvidado ustedes la Escritura? respondió
el visitante Asegura
taxativamente que, el séptimo día, Dios descansó. Y eso quiere
decir que, adquirido por el hombre el maravilloso instrumento que
supone la mente, dispuso también del libre albedrío y, por tanto, nació
su responsabilidad.
¿Recuerdan a San Pablo cuando dice que la Ley creó el pecado y
que Cristo vino a sustituir la Ley por el Amor? Bajo el Antiguo
Testamento, cuando el hombre no sabía discernir ni discurrir ni pensar
40
debidamente, el pecado exigía el castigo que la Ley imponía porque la
ley era externa y el Decálogo exigía una conducta de abstenciones. Es
decir, el hombre aún tenía que desarrollar la voluntad y, para ello, Dios
aún tenía que actuar.
Pero, desde la adquisición de la mente y, sobre todo, desde Cristo,
no hay pecado, sino error, íntimamente unido a la consiguiente
responsabilidad, que supone el enfrentamiento consciente por el hombre
de las consecuencias de sus propios actos. La Ley ya no es externa, sino
interna. Y ya no se espera de nosotros que nos abstengamos de hacer el
mal, sino que se nos pide que hagamos el bien. ¿Recuerdan el pasaje de
la mujer adúltera y que Cristo no la condenó ni le preguntó si sabía
mucha teología, sino que le aconsejó que no reincidiese?
O sea, que Dios descansa. Y es el hombre, representado por los
más avanzados entre los hombres, el que ha de tomar su evolución en
sus propias manos. Con la ayuda que necesite, pero en sus manos y con
su libre albedrío y sus capacidades que va, lentamente, desplegando,
como chispa divina que es, hecha a imagen y semejanza del mismo
Dios. ¿Les suena aquello de: “¿no sabéis que sois dioses?”
Si durante aquellos años, y
vuelvo con ello a España la
Iglesia
hubiera estado del lado de los pobres, de los menos favorecidos, sin
obsesionarse como lo hizo por la fe ciega e irracional la
fe del
carbonero, decían y
el dogma, nuestra historia reciente hubiera
discurrido de modo muy distinto. Pero estaba ebria como consecuencia
de su autoproclamación de representante única de Dios un
Dios hecho
a su medida ,
intérprete exclusiva de las Escrituras y detentadora única
de la Verdad, y se olvidó de Cristo que, en el plano físico, bien claro
está en los libros santos, se dedicó siempre a los pobres, a los
indefensos, a los desamparados y a los enfermos, tanto de alma como de
cuerpo, aunque en el plano espiritual adoctrinase a muchos discípulos en
las verdades eternas y les confiriese las oportunas Iniciaciones.
¿Se plantean ustedes honestamente, cuando actúan como príncipes
de la Iglesia, que tienen la posibilidad de hacer fluir a su través nada
menos que la energía misma, la esencia misma de Cristo? ¿Son
conscientes de que cada día, cuando celebran la misa, tienen en sus
manos al propio Dios verdadero, que estableció los sacramentos para
41
beneficio de Su pueblo y no de la jerarquía eclesiástica ni siquiera de los
sacerdotes?
Cristo, que arrojó a los mercaderes del Templo, ¿cómo piensan
que actuaría hoy en su lugar? ¿No creen que deberían descender de ese
pedestal que se han creado y mezclarse con el pueblo y comprender al
pueblo y responder con luz a todas las demandas de luz que les llueven
y que no atienden? ¿No se dan cuenta de que tan pueblo de Dios, o más,
son los que se autoproclaman cristianos y aún católicos, como los
protestantes, los musulmanes, los hinduístas, los budistas y los pigmeos
y, por supuesto, los agnósticos y los ateos? “No he venido a curar a los
sanos, sino a los enfermos”. ¿Aún no ven que cada hombre y, por tanto,
cada pueblo, es distinto de todos los demás y que las diversas religiones,
todas han descendido de lo alto para religar
al pueblo con Dios,
teniendo en cuenta las propias características y facultades y
posibilidades intelectuales, sociales, económicas y espirituales del grupo
al que iban destinadas, pero todas tienen el mismo origen y el mismo
fin? ¿Y que, por tanto, todas son santas y buenas? ¿No ven que lo que
más se pide de ustedes en esta época es comprensión, tolerancia y luz, y
no dogmas, limitaciones, anatemas, descalificaciones y prohibiciones?
¿No saben que el hombre es un ser en evolución, como ha declarado por
fin oficialmente la Iglesia y que, como tal, para crecer, necesita, de vez
en cuando, como las orugas y las serpientes y todo ser vivo,
desprenderse de sus vehículos anticuados y cristalizados y pequeños,
cuando han crecido las posibilidades y la mentalidad y los ideales, y
proveerse de otros nuevos? ¿No se han planteado por qué están
perdiendo las iglesias, autodenominadas ortodoxas, multitud de fieles,
de vocaciones y aún de sacerdotes?
Cierto que todo cambio es traumático, que todo parto implica
dolor. Pero a ustedes, precisamente a ustedes, se les dio la gracia
santificante para que fueran capaces de dirigir ese viraje y convertirse en
verdaderos pilotos de la nave y no en rémoras y lapas adosadas al casco,
que no hacen sino entorpecer su marcha e inclinar a su tripulación a
desperdigarse por otros barcos que no son los suyos, los más apropiados
a sus características evolutivas concluyó
el visitante.
42
Un profundo, profundísimo silencio, pesado como una losa, se
adueñó de la sala. Las palabras del desconocido habían tocado fondo.
Algo en el interior de cada uno de los presentes, se empezó a mover.
Una luz se hizo en sus espíritus y la mayor parte de ellos, elevaron su
mente y su corazón a Dios en demanda de esa visión y esa comprensión
y esa fuerza de que se les estaba hablando. El visitante continuó:
Les
decía que, al haberse puesto la iglesia del lado de los
poderosos, que, en términos generales se guiaban, y se siguen guiando,
por sus intereses personales y materiales, los menos favorecidos, se
encontraron, sin quererlo, frente a la iglesia que, en su ceguera
congénita, en vez de ayudarles, los combatió y excomulgó y puso en el
Índice a sus escritores y rezó por los poderosos para que pudieran
continuar impunemente la explotación de los débiles. Ello ocurrió, es
cierto, no sin el sacrificio y la desesperación de muchos sacerdotes de a
pie y de algunos creyentes verdaderos y desinteresados. Pero con la
ceguera y el egoísmo totales de la jerarquía eclesiástica y
prosiguió:.
Ya
tenemos, pues, enfrentados al pueblo y a la iglesia, unida a
los poderosos. ¿Y qué ocurrió? Que, cuando los de abajo obtuvieron el
poder y, como es lógico, se cernió sobre aquéllos la amenaza de
importantes cambios que iban a perjudicar sus intereses materiales, se
fomentó y se produjo una sublevación y se masacró y se persiguió y se
acalló cualquier brote de libertad, no sólo de acción, sino hasta de
pensamiento. Todo ello con la bendición de la Iglesia, que declaró esa
guerra fratricida, en gran parte causada por ella misma, como “cruzada”.
Cierto que las viejas estructuras ya no servían y había que cambiarlas,
pero se pudo hacer sin traumas y ése hubiera sido precisamente el papel
de la Iglesia.
No
ve usted nada bueno, pues, en la actuación de la iglesia? interrumpió
uno de los presentes.
Claro
que veo respondió
el visitante pero
no debido a la
actuación intencionada, asumiendo los riesgos exigidos a un miembro
de la jerarquía eclesiástica. En una parte, veo los efectos maravillosos de
los sacramentos. Pero eso es mérito del propio Cristo. Y veo a una serie
reducida de buenos cristianos, que habían entendido el verdadero
sentido del mensaje crístico, que la iglesia no alcanzaba a comprender.
43
Y, en la otra parte, veo un gran deseo de libertad, un ansia enorme de
compartir, de acabar con las desigualdades, de fomentar la fraternidad,
de desenmascarar a los hipócritas; una gran ansia de verdad y de luz.
¿
Y qué papel asigna usted a la voluntad del Padre que está en los
cielos? inquirió
otro de los asistentes.
Le
voy a aclarar este tema porque veo que no lo ha entendido: Si
bien el hombre, como he dicho, asumió la responsabilidad de su propia
evolución desde el momento de recibir la mente, no por eso el Padre
dejó de velar por Sus hijos. Dios continuó Su obra, el plan divino, que
no afecta sólo a los hombres, y que tenía y tiene que cumplirse. Y, como
los instrumentos mentales, sociales y culturales y hasta los cuerpos se
habían quedado “pequeños” e inservibles, el aspecto Voluntad,
destructor, del Padre que, hasta determinado momento había sido
atemperado por la Jerarquía de Iniciados que dirige la evolución, antes
de incidir sobre los hombres, se dejó recaer directamente sobre ellos,
con fines renovadores; y se manifestó enseguida con la aparición de
personajes como Napoleón, Bismark, Hitler, Musolini, Stalin, Franco,
Salazar y los dictadores latinoanoamericanos, asiáticos y africanos,
todos ellos sensibles en exceso a esa vibración y dominados por su
karma, que arrastran desde la Época Atlante. Y la iglesia, en ese trance,
no ayudó al cambio. Sólo con el Vaticano II, que pronto ha quedado
olvidado en casi todo lo que tenía de aire puro y renovador.
Tras otra pausa, continuó:
Y
vuelvo a la reciente historia de España: ¿Dónde se vio más
hermandad, más afán de progreso, de cultura, de colaboración, más
fraternidad verdadera, más espíritu de sacrificio, más idealismo y más
desinterés?, ¿en las filas de los oficialmente creyentes o en las llamadas
de los sin Dios, de los anarquistas, de los republicanos? Muchos de
ustedes vivieron aquello y, casi todos lo que siguió.
¿
Y qué siguió? continuó
Pues
una época de represión, de
dictadura nefasta, simpatizante,
por cierto, sin que la iglesia se
percatase, de las fuerzas del mal dominantes en la época de
atraso en
todos los sentidos, y un aumento del poder de aquella iglesia anticuada,
cristalizada, llena de dogmas y de tabúes, sin fe en sí misma ni en Dios,
sin respuestas para los que empezaban a preguntar, y sin moverse ni un
44
milímetro de la posición de siempre. ¿Es acertado el diagnóstico? preguntó.
Algunas
cabezas afirmaron en silencio. Las restantes estaban
demasiado expectantes y reflexivas,. El visitante continuó.
¿
Y qué pasó? Lo lógico: que la juventud empezó a rebelarse y las
autoridades a reprimirla; que las universidades se convirtieron en focos
de movimientos liberadores y de resistencia a la opresión y que, en esa
lucha, sin buscarlo, se vieron los jóvenes universitarios, la mayor parte
de ellos educados en colegios religiosos, enfrentados a la Iglesia y, sin
ser capaces aún de distinguir entre la religión y los clérigos, es decir,
entre la doctrina y los que se dicen sus representantes, se convirtieron,
por necesidad, en agnósticos o en ateos. La Escuela de Periodismo se
llenó de jóvenes con ideales de libertad que, cuando alcanzaron, más
tarde, cierta influencia en los medios de comunicación, se apresuraron a
combatir al poder limitador de libertades y, de paso, a la iglesia que les
había fallado y desilusionado, y que no había respondido cuando debió
hacerlo. Y esos medios de comunicación, dirigidos por aquellos
agnósticos y ateos por necesidad, minaron y siguen minando más aún
los cimientos de la iglesia, que sigue sin reaccionar debidamente.
Por su lado, continuó
los
movimientos obreros, ya combatidos
por la Iglesia desde siempre, alcanzaron voz y voto y poder y,
lógicamente, proclamaron su agnosticismo o su ateísmo y sirvieron de
levadura para que el pueblo los siguiese. ¿Sigue siendo acertado el
diagnóstico? Esto ya lo han vivido todos ustedes.
Las
cabezas afirmantes fueron muchas más esta vez. Y la
expectación.
¿
Y qué hizo y qué hace la jerarquía de la Iglesia? continuó
Pues
unos, los sacerdotes que están en la trinchera, los que cada día ven
lo que pasa en los hogares, los que viven de cerca las tragedias de la
droga, del alcoholismo, de la falta de trabajo, de la desintegración
familiar, ésos luchan con todas sus fuerzas por ayudar de verdad,
haciendo a veces, muchas veces, caso omiso de las instrucciones
limitadoras de la jerarquía. Mientras, ésta continúa mirándose el
ombligo y se mete en política, olvidando la advertencia crística de “dar
al César lo que es del César”, y aconseja el voto de siempre al pueblo
45
desde los altares, sin ver más allá de sus narices, obsesionada por el
dogma y no por la justicia social y la fraternidad y el amor y el servicio
al prójimo, mientras la sociedad se les va de las manos y se olvida de
Dios y se descristianiza y prescinde de su parte espiritual, la única
importante del hombre y la única a cargo de ustedes.
Pero,
como el hombre, siguió.
al
fin y al cabo, es espíritu, y la
sociedad ha recibido suficiente formación y cultura para manejar ya su
propia vida, el
instinto se convirtió en inteligencia y ésta se está
transformando en intuición empieza
a hacerse preguntas y a decirse
que todo debe tener algún sentido, que las cosas no pueden ocurrir
porque sí, como dicen los denominados intelectuales, ateos y agnósticos
por necesidad o por inercia, como hemos visto; que, si hay leyes que
rigen el cosmos y la naturaleza toda, debe haberlas también para el
hombre y su evolución. Pero la Iglesia no tiene respuestas ni intenta
darlas. Y entonces la gente acude a quien le ofrece un poco de luz. Y
ocurre que, si bien hay varias escuelas de ocultismo, maravillosamente
inspiradas y auxiliadas desde lo alto, que están realizando una labor
callada pero impresionante de iluminación, diseminando lo que la
Iglesia debió diseminar y no supo porque
perdió el conocimiento
oculto cuando, en tiempos de Constantino, se alió con el poder político ni
quiso, muchos de los que buscan están cayendo en manos de
pescadores en río revuelto, miembros de las fuerzas negras, que, además
de desorientar a quienes a ellos acuden, hacen verdaderos negocios con
la demanda de espiritualidad y de un poco de luz, cada vez más
acuciante, por parte de la gente.
El visitante calló. Mientras pasaba su mirada por todos los
presentes, que no respondieron. A poco siguió:
Deberían
preguntarse, tienen la obligación de preguntarse: ¿qué
haría Cristo en mi lugar? Puede que no sepan responderse. Pero todos
coincidirán en una cosa: Cristo no actuaría como lo están haciendo
ustedes. y
continuó:
Se
está preparando, desde Su Ascensión a los cielos, el regreso
de Cristo a la Tierra. Y esa preparación supone miles de años y mucho
esfuerzo y muchos cambios, no sólo de estructura, sino de mentalidad.
La Jerarquía, es decir, los hombres más evolucionados que, como he
46
dicho, tienen a su cargo la dirección de nuestra evolución, tendrán antes
que venir explícitamente a la Tierra y vivir entre nosotros y darse a
conocer como lo que son, los líderes entre los hombres, que han
obtenido ese adelanto sólo mediante el servicio altruísta y desinteresado
al prójimo. ¿Sabían ustedes que, cada medianoche, esos altísimos
Iniciados, esos Hermanos Mayores, transmutan en positividad toda la
negatividad que durante el día hemos creado en cada continente con
nuestros pensamientos, palabras y obras, haciéndola pasar, a través de
sus cuerpos elevadísimos y experimentando la misma electrocución
espiritual que Cristo inauguró cuando la Oración en el Huerto de
Getsemaní? ¿Qué están haciendo ustedes a ese nivel?
Silencio.
¿
Se han concienciado de que su consagración como obispos les
dio, no sólo la categoría de sucesores de los apóstoles, que parece ser lo
único que les interesa, sino el disponer de una comunicación directa con
Cristo, de una intuición especial y de una capacidad para derramar el
amor de Dios sin medida, posibilidades que, aunque fuera egoístamente,
deberían aprovechar para su propia evolución como espíritus? ¿Tienen
presente aquello de que “el que quiera ser el primero, sea el último y el
servidor de todos”?
Todos ustedes son obispos porque, tras una serie casi interminable
de vidas, se han hecho acreedores a esta oportunidad. Nada se les ha
regalado, porque Dios no regala nada. Dios ayuda a quien se esfuerza y
en los planos superiores, como aquí, todo tiene un precio y todo cuesta
un esfuerzo. Ustedes han merecido ser obispos y, en uso de su libre
albedrío, actuar de la manera más conveniente, no para ustedes sino para
servir. Y servir significa, no sólo ponerse idealmente en el lugar de los
necesitados, sino arremangarse de verdad, de corazón y abrazar al
pecador y al desesperado y al vicioso y al desamparado y al
desorientado y al que pide luz. Y luchar por ellos, sin más, por el hecho
de ser hombres, es decir, hijos de Dios. “Al que más produzca, más se le
dará y al que menos produzca, hasta lo que tenga le será arrebatado”.
¿Qué creen que significaban esas palabras? ¿Y a quién pueden
aplicarse? ¿No son ustedes los que más han recibido, desde el punto de
47
vista espiritual, que es en el que Cristo hablaba? ¿Y cuánto están
produciendo?
El silencio continuaba denso. Los presentes estaban sintiendo un
dolor interno, profundo, indescriptible, semejante al de Pedro tras su
triple negación del Maestro.
Estoy
teniendo una serie de conversaciones con los dirigentes
políticos, y sindicales y con las personas más significativas en el mundo
de las finanzas y de la cultura continuó
el visitante Todos
ellos van
sabiendo que esto está en marcha, pero todos se están comprometiendo
a guardar secreto total sobre ello. Yo les ruego que lo consideren y se
comprometan a guardar nuestra entrevista de hoy con el mismo sigilo
sacramental de la confesión, hasta que llegue el momento oportuno.
Sólo si están de acuerdo seguiré hablando. De otro modo, me marcharé
y haré mis gestiones con otras instancias y ustedes habrán perdido, una
vez más, la ocasión de estar en su sitio.
Nosotros
debemos comunicar a Roma cuanto sucede de cierta
importancia. Y esto… empezó a decir uno de los presentes.
Tenga
en cuenta cortó
el visitante que
se trata de una
experiencia, de momento, limitada a España. Pero si da el resultado que
se espera, inmediatamente se extenderá a nivel mundial y entonces el
Papa será el primero en recibir la oportuna visita.
Es
que no podemos ocultar… comenzó
a decir otro de los
presentes.
¿
Quiere que le enumere las cosas que, precisamente usted, ha
ocultado a Roma? ¿Desean ustedes reírse unos de otros escuchando la
enumeración de secretos que todos ustedes, y digo todos, guardan
celosamente y nunca han pensado comunicar a Roma? Lo sé porque lo
veo en sus auras como lo podría leer en un libro. Cada uno de ustedes va
a saber que le aludo cuando me refiera a su caso, porque sentirá
interiormente un estremecimiento especialmente intenso. Y veo, entre
otras cosas: mal uso del dinero de la Iglesia; infracciones del voto de
castidad; verdaderas persecuciones contra subordinados demasiado
evolucionados o demasiado celosos o demasiado inteligentes o, incluso,
demasiado piadosos y santos; veo venta de bienes de la Iglesia; negocios
turbios; concesión de ventajas a personas indignas relegando, en
48
cambio, a las dignas; una falta terrible de oración; casi nula devoción;
ausencia de meditación, ansia de poder, búsqueda de honores y respeto,
animadversión por las otras religiones y sus seguidores, fanatismo y
cerrazón, falta de fe, infracción reiterada de sus deberes más
elementales… ¿quieren ustedes que continúe, esta vez con nombres y
apellidos?
El silenció pesaba como una losa.
No
seamos hipócritas. Esto es algo muy serio. Y es serio para
toda la Humanidad. Dejen de pensar en sí mismos, que no son más que
simples granos de arena en la playa del Señor. Todos somos nada
cuando nos comparamos con los Hermanos Mayores, que han alcanzado
nada menos que el nivel creador, el estadio divino. Y, menos aún, frente
al Propio Cristo y, muchísimo menos frente al Padre… Y, sin embargo,
esta operación, de aspecto tan simple, involucra a todos. Pero la
protagonista ha de ser y es la Humanidad en su conjunto. Es preciso
espiritualizarla, es preciso prepararla para esa venida de Cristo que ha
de traer la religión del Padre para dejarnos en Sus manos. Y la mejor
manera de conseguirlo consiste en que el pueblo vea a los ministros de
Dios olvidados de sus dogmas y de sus credos, no establecidos por
Cristo, y de sus diferencias, y de la política, y dando verdadero ejemplo
de hermandad, de fe y de amor, sin importarles si unos rezan a Dios y
otros a Jehová o a Alá o a Krisna o a Buda. El Absoluto se manifestó en
un acto de amor y creó al hombre en un acto de amor. Y Cristo vino por
amor y murió por amor. Y los padres se sacrifican por sus hijos. Porque
en la evolución siempre se produce el sacrificio de lo más grande en
beneficio de lo más pequeño. Ustedes son más grandes que sus ovejas.
Tienen, por tanto, la obligación de sacrificarse por ellas so pena de ser
una traba en su evolución. Las capas superiores de la Humanidad han
llegado a un grado de evolución mental en que hay muchos de sus
miembros que pueden vivir simultáneamente en los mundos intelectual
y físico. Y algunos también en el mundo espiritual. Y lo harán cada vez
más. Descúbranlos y utilícenlos.
Algunos
de ustedes prosiguió
poseen
algo de visión etérica y,
por tanto, son capaces de percibir mi aura vital. Y habrán comprobado
que no soy ningún ser negativo, que mi luz es suficiente para avalar lo
49
que les digo y que ni miento ni pretendo ninguna ventaja, sino sólo
servir, porque servir es mi trabajo.
Pasó su vista por todos los presentes, deteniéndose especialmente
en aquellos que sabía que veían su luz.
Ninguno,
en cambio, puede ver mi cuerpo de deseos y, menos
aún, mi cuerpo mental ni mi triple espíritu, por tanto no apelaré a su
visión.
El silencio seguía siendo total. No se oía ni la respiración. Pero la
vibración de la sala era positiva, muy positiva. Los obispos habían
respondido a la llamada del espíritu y estaban siendo envueltos en un
aura de hermandad y amor impensable pocos minutos antes.
Se
preguntarán prosiguió
cuál
es la petición que quería
hacerles. Es muy fácil de adivinar: que, simplemente, se conviertan en,
que ejerzan de Cristos entre sus ovejas; que miren y atiendan sólo y
exclusivamente a las almas, a la devoción, al perdón, a la diseminación
de los valores superiores, que los hay, y muchos, y ustedes los conocen;
que se olviden de la antigua Ley represiva y se dediquen a la nueva, la
de Cristo, la activa, la interna; es decir, que prediquen el Evangelio con
el ejemplo; que se conviertan en amigos y consejeros, desnudos de
autoridad y revestidos de amor fraterno, de todos los sacerdotes de sus
diócesis; que se esfuercen por descubrir nuevos cauces para llegar a la
fibra espiritual de la gente, que es la fibra más fácil de hacer vibrar, si
quien lo intenta vibra, a su vez, con la vibración del amor crístico; que
se olviden de sí mismos. Y que olviden y se alejen de la política como
de la peste, pues no es cosa suya. Todos ustedes han vivido ya, como
antes he dicho, muchas vidas en las que se han preocupado de otros
asuntos. En ésta, su única preocupación han de ser el servicio
desinteresado y amoroso a los demás… En una palabra: vivan
crísticamente, utilicen el canal que les une directamente a Cristo y
extraigan a su través toda la gracia del cielo y desparrámenla sobre
todos, sin hacer ningún distingo y desechando todos los prejuicios
vetustos, infundados y negativos, que discriminan a los buenos de los
malos y a los fieles de los infieles y a los cristianos de los paganos y a
los creyentes de los descreídos. Para buscar a la oveja descarriada, el
Buen Pastor no tiene inconveniente en alejarse del rebaño. Y hay más
50
fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente que por cien justos
que no necesitan de arrepentimiento. Porque para Dios no hay distingos.
¿Por qué los han de hacer ustedes?
Creo
se
atrevió a decir el presidente que
puedo hablar en
nombre de todos al decir que podemos dar la talla a partir de este
momento.
Lo
sé. Lo leo en sus auras. Yo, por mi parte replicó
el visitante cuando
termine mis conversaciones con las personalidades del país, les
facilitaré su lista para que sepan quiénes son y puedan colaborar todos,
cada uno desde su vertiente de actividad, para lograr el mayor bienestar
y elevación del pueblo español, en todos los sentidos. Incrusten en la
conciencia colectiva de los españoles el amor crístico, el afán de servir
desinteresadamente, la certeza de ser cada uno el guardián de su
hermano, el sentimiento de pertenecer todos, como así es en verdad, a
un mismo cuerpo, el cuerpo de Dios, en el que todos, querámoslo o no,
“vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”. Utilicen los medios de
comunicación en sus manos, de modo coherente con lo hablado. No
limiten la libertad, no coarten, no prohiban. Simplemente, de ejemplo y
orienten y construyan.
Dicho esto, el visitante se fue lentamente desmaterializando ante
los ojos, esta vez llenos de fe y de ilusión y de esperanza, de todos los
presentes. Al recoger sus papeles, tras un largo rato de silencio, cada
uno de ellos encontró frente a sí una cuartilla manuscrita, con su propia
letra, en la que se leía:
Viviré crísticamenteo.
Un conductor sorprendido
51
3.
Acababa de realizar un adelantamiento un tanto dudoso, cuando
oyó una voz en el asiento contiguo:
Eso
no ha sido muy ortodoxo.
Todo fue uno: mirar a dicho asiento, ver en él a un desconocido,
dirigirse al arcén y frenar en seco.
¿
Quién es usted?
Un
amigo, no tema.
¿
Un amigo? ¿y cómo ha subido?
No
he subido respondió
con una sonrisa.
Oiga,
cuando he arrancado el coche no había nadie dentro.
Ya
lo sé. Por eso le digo que no he subido. Simplemente he
venido.
Ah,
¿si?, ¿y qué pretende?
Sólo
hablar un poco.
¿
Sobre qué?
Sobre
usted.
¿
Para qué?
Para
comunicarle algunas cosas que le interesa conocer y que
pueden hacer mucho bien al país.
¿
Al país?
Sí.
Y, quizás, al mundo entero.
¡
No me diga!
Le
digo.
Bueno,
pero contésteme antes, ¿quién demonios es usted y cómo
ha entrado en el coche?
Verá.
Soy un hombre vulgar y corriente, sólo que estoy un poco
más evolucionado que la media de la Humanidad.
¿
Más evolucionado?, ¿en qué sentido?
En
casi todos.
¿
Por ejemplo?
Por
ejemplo, puedo materializarme en este asiento, como he
hecho, o en el de atrás, como hago ahora. y,
dicho esto, desapareció de
donde estaba y apareció en el asiento trasero derecho o
puedo
52
desaparecer de su vista dijo,
al tiempo que desaparecía y
hacer que
sólo pueda oír mi voz.
El otro, enormemente impresionado, quedó inmóvil, escuchando la
voz del desaparecido al que, súbitamente, volvió a ver a su lado.
¿
Y qué más sabe hacer? preguntó,
para darse ánimos.
Muchas
cosas pero, como usted comprenderá, no he venido a
alardear de mis habilidades.
¿
Entonces a qué ha venido?
Ya
se lo he dicho: a hablar con usted. Pero veo en su
pensamiento que aún no se ha convencido de mis buenas intenciones ni
de que no soy una especie de David Copperfield.
¿
Ve usted en mi pensamiento?
Sí.
¿
Y qué ve?
Muchas
cosas. En este momento, duda y miedo; antes de verme,
pensaba en su mujer y recordaba algo que le dijo ayer relativo a su hijo
mayor; antes, ha pensado usted en ir a la calle NN pero, luego ha
cambiado de opinión y ha decidido ir a la de YY; antes de eso, ha
pensado en su compañero de partido XX y en la conversación que
mantuvieron ayer y en el acuerdo a que llegaron, relativo a la inclusión
en su programa de un punto que a usted se le había escapado y es
interesante; aún antes, veo…
¿
Y cómo ve todo eso? preguntó
inquieto el conductor.
Porque
he evolucionado un poco más que usted y he adquirido
esa posibilidad, ya se lo he dicho. Pero usted no me ha creído. y
añadió:
¿
Me cree ahora, o he de seguir haciendo demostraciones que
nada me gustan?
No.
No será necesario. Pero es que no entiendo nada de todo
esto.
Si
me deja que se lo aclare lo comprenderá enseguida.
Bien,
vamos allá. Explíquese, por favor.
Primero
tendré que decirle que el hombre, como usted aprendió
cuando era alumno de un colegio de religiosos, está compuesto de
cuerpo y alma, por usar los términos que con usted emplearon.
53
¿
Y qué?
No
se impaciente. Todo requiere su tiempo. También le
enseñaron que esa alma, que todos somos, es inmortal y está hecha a
imagen y semejanza de Dios. Pero, en cambio, no le dijeron que ha de
desarrollarse, digamos, crecer, es decir, poner en acto las posibilidades
divinas que posee en potencia desde el momento de ser emanada en
Dios mismo como una especie de chispa divina.
Está
claro.
Y,
para hacer eso, para desarrollar sus poderes, necesita una serie
de cuerpos físicos sucesivos en los cuales actuar en este mundo. Porque,
cuando cada uno de esos cuerpos ha sido empleado para aprender a
manejarse en el plano físico, lo desecha, en el momento que
denominamos muerte, y va a los planos o mundos superiores, menos
densos que éste pero tan reales como él, donde revisa la vida recién
terminada, aprende de sus errores y de sus aciertos y, con ese bagaje
evolutivo, crea nuevos cuerpos para el próximo renacimiento.
Y,
suponiendo que todo eso fuera cierto, ¿por qué viene a
contármelo?
Porque,
si no oye y admite todo esto, lo que seguirá no tendría
sentido. Le puedo asegurar que lo que le estoy diciendo es
rigurosamente cierto. Yo lo he comprobado, lo estoy comprobando
todos los días.
Pero
yo, no.
Ya
lo sé. Por eso intento demostrárselo.
¿
Y cómo piensa hacerlo aparte de con sus milagritos?
No
es fácil, no. Sobre todo, si usted está dominado , como lo
está, por los prejuicios materialistas. Pero verá usted cómo llegamos a
un punto de acuerdo.
¿
Cómo?
Usted
quería mucho a su abuelo, ¿verdad?
Sí.
Su
abuelo murió hace poco más de diez años.
Sí.
54
Está
en el Purgatorio. He hablado con él ayer. Le dije que iba a
entrevistarlo y que necesitaría algo que le convenciese de que la vida de
ultratumba es real. ¿Y sabe usted lo que me dijo?
No
respondió
el conductor, intrigado sobremanera.
Pues,
que le recordase a usted aquel secreto que le confió cuando
usted era aún un niño de catorce años, sobre la manera cómo consiguió
la industria de la que vivía, cosa que nunca conoció nadie, ni siquiera su
abuela, ¿recuerda?
El rostro del conductor palideció.
Fue
en una partida de naipes. prosiguió
el visitante.
Sí,
recuerdo que me lo contó.
Pero,
en aquella partida, ocurrió algo especial, ¿no?
Sí.
Que
su abuelo hizo trampa.
¿
Cómo demonios lo sabe?
Porque
me lo dijo él mismo. Y aquella trampa le ha costado
bastantes sufrimientos.
¿
Por qué?
Porque
en el Purgatorio volvemos a vivir cada momento de la
vida que se fue, pero experimentando en nuestra propia carne todo el
dolor, todo el daño, todo el sufrimiento que con nuestras acciones o
pensamientos causamos a los demás. De ese modo nuestra alma toma
nota de lo que en las próximas vidas no deberá hacer. Y ese aprendizaje
es la voz de la conciencia que nos avisa antes de hacer algo no
demasiado bueno. Así vamos avanzando en la evolución. Su abuelo, con
aquella acción privó a una familia de sus medios de vida, de modo que
se vieron en la miseria y lo pasaron verdaderamente mal. Claro que
nunca supieron lo de la trampa. Pero él sí que lo sabía y, tras la muerte,
ha tenido que vivir todo aquel dolor que con su mala acción produjo.
¿Lo comprende?
Sí.
Perfectamente. ¿Y cómo está mi abuelo?
Dentro
de lo que cabe, está bien. Le instruí sobre el por qué de lo
que le ha ocurrido y de lo que le espera aún durante unos quince años. Y
que, pasado ese período, habiendo perdido, digamos, peso, entrará en
otro plano, que llamamos Primer Cielo y en el que ocurre exactamente
55
lo mismo que en el Purgatorio, sólo que viviendo todo el bien y la
felicidad que hayamos procurado a los demás. Y que él tiene mucho que
disfrutar allí, donde se encuentra su mujer esperándolo. Porque, en el
fondo, su abuelo fue un buen hombre. Me lo agradeció mucho y me dijo
que recordaba con cariño las caminatas que se daban los dos, charlando
sobre todas las cosas, cuando iban, los domingos, al campo de
excursión.
El conductor sonrió con nostalgia, recordando aquellas jornadas ya
tan lejanas que, de repente, y sin saber cómo ni por qué, le habían
relacionado con aquel desconocido.
¿
Y cómo sabe usted que le quedan quince años de Purgatorio?
Porque
su abuelo murió a los setenta y cinco y allí se suele estar
una tercera parte de lo que duró la vida, en términos generales y
añadió:
Usted
lo quiso mucho. Y él a usted.
Sí,
es cierto. Nos llevamos muy bien. Fuimos grandes amigos.
Veo
en su aura que empieza a admitir que lo que le estoy
diciendo es cierto y que, por tanto, lo que he venido a hacer es digno de
atención.
Tiene
razón. Estoy dispuesto a escucharle.
Empezaré
confiándole que he venido a entrevistarme, de un
modo parecido a éste, con las personalidades más relevantes del país,
tanto a nivel político como sindical, cultural, religioso y financiero.
¿
Y eso por qué?
Porque
a todos incumbe el mismo trabajo, cada uno en su esfera
de actuación.
¿
Y ha hablado ya con alguien?
Con
alguno, pero no le diré sus nombres hasta que haya
concluído mi trabajo. Entonces usted me volverá a ver y le facilitaré una
lista para que, cuando se reúnan, cosa que harán con cierta frecuencia,
sepan que participan todos de los mismos conocimientos y colaboran
para el mismo fin.
¿
Qué fin?
El
mayor bienestar de los españoles. La obtención de una
sociedad ilusionada por su futuro, responsable, cohesionada, culta, con
56
ideales, con valores espirituales, y
no estoy diciendo religiosos en el
sentido tradicional del término con
aspiraciones, amante de su
prójimo, sin complejos de clases ni de superioridades, con las mismas
oportunidades para todos, con la ayuda necesaria a quien la necesite… y
dirigida por líderes que compartan esos mismos fines y laboren de
consuno por obtenerlos. ¿Qué le parece?
Bueno,
eso es lo que pretendemos todos los políticos, ¿no?
No.
Y usted lo sabe. Eso es lo que dicen que pretenden todos los
políticos. Y los financieros. Y las jerarquías religiosas. Y las
organizaciones sindicales. Todos. Pero, en el fondo, si bien
intelectualmente lo ven claro, en la realidad, se olvidan pronto de ello y
predominan en ustedes el afán de poder, el egoísmo, el anteponer el
propio partido al interés nacional, o la propia religión, o la propia
empresa o las propias ideas, siempre sin reflexionar sobre la utilidad o el
acierto, desde el punto de vista del bien común, de las ideas y los
proyectos o de las obras de los demás. ¿Me equivoco?
No.
No se equivoca. Pero, en el fondo, todos pretendemos lo
mejor para el pueblo.
Pero
no basta porque, por exceso de orgullo, se desprecian y por
falta de respeto mutuo, no dialogan y, por no dialogar, cada cual cree
que sus ideas o sus proyectos son los mejores y, de ese modo, la enorme
cantidad de energía constructiva que, entre todos juntos podrían
acumular, se dispersa y consume en luchas que ningún bien producen al
pueblo y que, a la larga, tampoco se lo produce a ustedes. Recuerde el
Purgatorio de que le he hablado y del que nadie se escapa. Y recuerde el
Cielo y la recompensa, en especie, de todo el bien producido y la
felicidad proporcionada a otros.
¿
Y qué sugiere usted?
Verá:
Aunque ustedes no lo saben, están siendo observados
desde los planos superiores continuamente y se está concentrando sobre
ustedes una gran corriente de energía para el bien de todos. Mientras
esto lo ignoran, ocurre lo que le acabo de decir. Pero, si lo saben, se
espera que se conciencien de su enorme responsabilidad y reaccionen y
colaboren todos por el bien común.
¿
Y por qué nosotros?
57
Porque
son ustedes los que dirigen el país. Pero no piense que
cada cual está en el puesto que ocupa por mera casualidad. Sepa usted,
de una vez para siempre, que la casualidad no existe. Ustedes están
todos donde están porque se han hecho acreedores a ello.
¿
Cómo?
A
lo largo de una serie casi infinita de vidas. Ustedes han ido
evolucionando y subiendo peldaños en el desarrollo de determinadas
facultades que los han calificado como los más indicados para
determinados puestos. Y la Jerarquía tiene puesta en ustedes su
confianza.
¿
La Jerarquía? ¿Qué es eso?
Es
el conjunto de los hombres más evolucionados de la
Humanidad. Son hombres que se han adelantado tanto a los demás que
han adquirido el estatus divino, la posibilidad creadora. Y están a cargo
de la evolución terrestre y, especialmente, de los hombres. Son los
llamados Hermanos Mayores o Maestros de Compasión, que sienten
como su propia vida el amor por todos los hombres, sin distinción de
razas, sexo, cultura, religión, riqueza o poder. Todos somos simples
chispas divinas en plena evolución y cada vida desempeñamos un papel
distinto, de acuerdo con nuestros propios merecimientos, con las
facultades que hayamos desarrollado mediante nuestro propio esfuerzo.
¿
Y por qué esa Jerarquía no actúa directamente y soluciona los
problemas de la Humanidad?
Porque
en el plan divino no se trabaja así. Verá: Cada uno de
nosotros disponemos de un libre albedrío, lo cual supone que podemos
actuar en un sentido o en otro y, como consecuencia de ello y de las
leyes naturales, somos responsables, tanto del bien como del mal que
hagamos a otros con nuestros pensamientos, palabras o actos. Si la
Jerarquía actuase directamente, dejaríamos de ejercitar nuestra libertad y
nos convertiríamos en simples autómatas. Cuando el hombre aún no
había desarrollado la mente, la Jerarquía actuaba como usted sugiere.
Pero, desde el momento en que la Humanidad es libre y es capaz y
responsable, ha de ser ella la que resuelva sus problemas y enfrente los
resultados de sus errores y, de ese modo, aprenda. ¿Comprende? Es por
nosotros mismos, en nuestro propio beneficio por lo que la Jerarquía no
58
interviene directamente. Pero sí que lo hace enfocando sus energías
sobre determinadas personas o instituciones u organismos que trabajan
para el bien común. Mi presencia aquí es una prueba de ello.
¿
Es usted uno de los miembros de esa Jerarquía?
No
dijo
sonriendo. No. ¡Qué más quisiera! Yo soy un simple
aprendiz, a distancias abismales de todos ellos, que colabora en lo que
está en su mano. Lo que ocurre es que se me ha ocurrido la idea de
hablar con todos ustedes en la esperanza de que reaccionen
positivamente y pongan el interés y el bien común por delante de sus
propias rencillas e intereses personales. Lo he propuesto a la Jerarquía y
se me ha aceptado.
O
sea, que usted es un enviado de la Jerarquía que, por lo tanto,
está detrás de usted?
Algo
así. Pero no se confunda. Yo soy un simple mortal y mi
futuro dependerá muy mucho de lo que resulte de todo esto, ya que yo
no puedo evadirme de mi parte de responsabilidad.
¿
Usted es un simple mortal?
Sí.
Como usted. Sólo que puedo salir voluntaria y
conscientemente de mi cuerpo físico, en mis vehículos superiores, y
viajar adonde desee y materializarme donde haga falta.
¿
Y cuál es su trabajo?
En
la vida soy un padre de familia jubilado. Por la noche o,
cuando abandono voluntariamente mi cuerpo, soy lo que se llama un
iniciado con distintas funciones, entre ellas la de Auxiliar Invisible, que
se dedica a ayudar a quien lo necesita, a sugerir ideas positivas, a salvar
personas en peligro, a hacer operaciones o colaborar con los médicos, a
evitar muertes innecesarias en accidentes como incendios, inundaciones,
derrumbamientos, caídas de aviones, naufragios, a impedir suicidios,
etc., siempre que el karma de los interesados lo permita.
¿
Cómo, cómo?
Cada
uno, a lo largo de nuestras vidas anteriores, así como en la
presente, hemos hecho mucho mal. Y eso es una deuda, llamada
kármica, que hemos de pagar aquí y que es la que hace que nos ocurran
desgracias o experimentemos enfermedades o disfunciones o
malformaciones, y que la vida se convierta en una serie de altibajos, de
59
sobresaltos, de miedos y de sinsabores. Por eso, quienes no saben cómo
funcionan las leyes naturales, tienen la impresión de que las cosas
suceden porque sí, sin ninguna lógica y que la vida no tiene sentido.
Porque no tienen más perspectiva que la de esta vida física cuando, en
realidad, la mayor parte de las cosas importantes que nos suceden son
consecuencia de vidas anteriores. Por eso, si una desgracia es lo que
llamamos karma maduro, o sea, algo que necesariamente se ha de pagar,
los Auxiliares Invisibles no intervenimos. Pero si ese accidente en
ciernes es consecuencia del libre albedrío de alguien y la víctima no
debe, de modo inevitable, pagar ese contratiempo en su evolución,
entonces podemos realizar nuestra labor. Ésta es la causa de esos
accidentes en los que mueren todos menos uno que se salva
milagrosamente o de esos casos en que ocurre algo que, en el último
momento, evita una catástrofe o de esas caídas desde grandes alturas en
que, inexplicablemente, no ocurre ninguna desgracia… Tenga siempre
la seguridad de que ahí ha habido un Auxiliar Invisible haciendo su
trabajo. ¿Lo comprende?
Sí.
Y es asombroso. Pero, ¿cómo se llega a eso?
Mediante
dedicación al prójimo, mediante el servicio altruísta y
desinteresado a los demás. Es el único medio.
¡
Qué lejos estamos los políticos de todo eso!
No
lo crea. Por el contrario, ustedes pueden hacer por su prójimo
mucho más que cualquier hombre solo. Ustedes tienen un poder de
decisión cuyas consecuencias recaen sobre millones de personas. Por
tanto, si hacen buen uso de ese poder, su adelanto en la evolución será
inmenso. En caso contrario, también lo será su atraso. Por eso la
Jerarquía, preocupada por el progreso de la Humanidad como conjunto,
concentra en ustedes esas potentes energías que, casi siempre, ustedes
malgastan. Y esto enlaza ya con mi cometido. Ahora ya estoy en
condiciones de exponérselo.
Dígame.
Le escucho con verdadera expectación.
Como
podrá imaginar, ni a usted ni a ninguna de las demás
personalidades que estoy entrevistando les voy a dar ninguna orden. No
sería propio. Ustedes son seres libres y deben usar su propia libertad con
arreglo a su propio criterio. Sí sería muy aconsejable continuó
que
60
cada día dedicase unos minutos a meditar, a elevarse y, de ese modo,
recibiría intuiciones de lo alto, que iluminarían su camino.
Así
lo haré.
Tras
esto, lo único que voy a sugerirle es que, si lo cree
conveniente, una vez conoce lo que conoce, observe en sus actuaciones
futuras tres normas muy sencillas.
¿
Qué normas?
No
mentir. Tratar a todos los hombres bajo su autoridad como a
sus propios hijos. Y no considerar a sus adversarios políticos como
enemigos personales a los que hay que destruir, sino como
colaboradores en el mejoramiento de todos.
¿
Sólo eso?
Sólo
eso. Si lo cumple, los españoles le escucharán, le admirarán,
le imitarán y se sentirán felices siguiéndole a usted.
¿
Y usted cree que lo van a cumplir todos?
Yo
creo que sí. Porque, tras sus conversaciones conmigo, se van
convenciendo de que su papel, no sólo en España, sino en el mundo y
no sólo en este plano, sino en otros planos y mundos superiores, es
importante. Y de que no están solos. Ni nunca estarán solos. Y que,
cuando necesiten ayuda sólo tendrán que invocarla para recibirla, pero
que esa ayuda sólo les llegará si se olvidan de sí mismos y se dedican a
los demás, que para eso están.
Tiene
usted razón.
He
de pedirle una cosa que pido a todos.
¿
Qué?
Que
guarde en secreto esta entrevista. Nadie, absolutamente
nadie debe conocerla. Sólo aquéllos con quienes haya hablado. Esto que
intentamos hacer es un experimento, de momento, limitado a España.
Pero si los resultados son los esperados y
eso incrementa su
responsabilidad la
operación se llevará a cabo a nivel mundial. Y será
el primer paso para ir concienciando a la gente de que hay otros planos
de existencia y de que en ellos se vela por nosotros y de que esa
Jerarquía habrá un día de establecerse en la Tierra para preparar la
segunda venida de Cristo, de la que se le habló cuando estaba en el
colegio donde estudió usted el bachillerato, ¿verdad? ¿Se da cuenta de
61
la trascendencia del momento y de la responsabilidad que asumimos
todos los implicados en esta operación?
Perfectamente.
Una
confidencia: Sin perjuicio de la actuación, espero que
positiva, de todos los dirigentes el país, los verdaderos protagonistas, los
artífices del cambio en la conciencia colectiva de los españoles van a ser
los medios de comunicación, que para eso han nacido en esta época. Así
que le sugeriría que los mime, los oriente hacia lo hablado y no intente
nunca coartar su libertad.
¡
Es abrumador, pero tan sugestivo…!
Bien.
Entonces le dejo. Es usted el jefe del principal partido de la
oposición, lo cual quiere decir que puede acceder al poder. Pero, tanto si
es así como si no, si todos cumplen el compromiso, ya no será
importante quién mande, porque todos remarán en la misma dirección.
¿Está de acuerdo?
Completamente.
Entonces,
hasta la vista, amigo. Le veré otra vez cuando
concluya mi trabajo para darle la lista de los entrevistados que están
conformes. ¡Ah y conduzca con cuidado! terminó
con una sonrisa,
mientras se diluía en su asiento.
El
conductor se quedó mirando el sitio vacío y, de repente,
descubrió sobre él un papel manuscrito con su propia caligrafía. Lo
tomó en sus manos y leyó:
1.No
mentir.
2.Tratar
a todas las personas bajo mi autoridad como a mis
propios hijos.
3.No
considerar a mis adversarios políticos como enemigos
personales a los que hay que destruir, sino como colaboradores en el
mejoramiento de todos.
Con una sonrisa, arrancó el motor, se aseguró de que no venía
ningún vehículo y se incorporó al tráfico de la autopista. Se sentía lleno
de una vibración especial, como si la vida, de repente, hubiera adquirido
un tinte rosado y todo fuese hermoso y fácil y etéreo. Y tuvo la certeza
62
de que su visitante lo estaba envolviendo en esa maravillosa energía de
que le había hablado…
* * *
63
La Banca
4.
El Consejo Superior Bancario estaba convocado para las once. Los
miembros comenzaron a entrar en la sala de reuniones, charlando
animadamente entre ellos. Una vez cada uno hubo ocupado su sitio, el
presidente intentó tomar la palabra, pero se le adelantó una voz
desconocida:
Permítame,
Sr. Presidente.
La voz provenía del otro lado de la mesa, en donde todos vieron
con sorpresa a un desconocido, sentado en una silla igual que las suyas.
Era un hombre de edad madura, bien trajeado, con barba entrecana
recortada y rostro sonriente y amable. El Presidente se apresuró a
preguntarle:
¿
Qué hace usted aquí?
He
venido a hablar con ustedes.
¿
Por dónde ha entrado?
Verá:
realmente, no he entrado. Me he materializado, lo mismo
que la silla.
Todos los presentes sabían que no había más sillas que las que
ellos ocupaban, de modo que se vieron sorprendidísimos. Uno de los
presentes, recobrando el aliento, inquirió:
Bueno,
usted sabe que no tiene derecho a estar aquí.
A
decir verdad, yo también fui banquero hace tiempo. Y bastante
importante.
¿
Cuándo? se
apresuró el Presidente.
Hace
poco menos de quinientos años. Fui banquero de los
primeros reyes de la casa de Austria en España.
64
El estupor de los presentes llegó a su límite. El intruso hablaba
muy serio, sin dar muestras de estar mintiendo ni bromeando. Sus
rostros expresaban algo así como: ¿pero qué significa esto? El
Presidente no sabía qué hacer. Nunca se había visto en una situación
semejante. El intruso, dirigiéndose a él, le dijo:
Usted
también era banquero entonces, sólo que francés.
¿
Pero qué dice? replicó
indignado el aludido.
que no lo recuerda, pero es cierto.
Yo
no he sido francés nunca.
Ya
lo creo. Francés y antes alemán y veneciano y romano y celta
y griego y parto e ilirio y persa y sumerio e indo y, antes, muchas cosas
más. No puedo detallárselo porque, como he dicho, no lo puede
recordar, ya que su evolución no se lo permite aún.
¿
Y a usted, sí?
A
mí, sí.
¿
Y eso por qué?
Porque
me he dedicado más a servir a mi prójimo, sencillamente.
O
sea se
atrevió uno de los presentes que
si uno se dedica a
servir al prójimo, entonces recuerda cosas inexistentes?
No.
Si se dedica a servir desinteresadamente al prójimo durante
unas cuantas vidas, entonces desarrolla en sus vehículos superiores una
serie de facultades que no posee el hombre común, aunque todos
llegarán un día a poseerlas, que le permiten, entre otras cosas, recordar
sus vidas anteriores y leer las de los demás en la Memoria de la
Naturaleza.
El estupor era monumental. Todos dudaban entre echar a
puntapiés a aquel sabelotodo o empezar a considerar seriamente lo que
decía. Por fin, otro de los banqueros preguntó:
¿
Y qué otras facultades ha adquirido usted?
Es
triste respondió
el visitante pero
siempre ocurre lo mismo:
que he de hacer ostentación de los poderes que no son precisamente
para eso, sino para auxiliar al necesitado. En este caso, sin embargo,
haré otra excepción porque, al fin y al cabo, al bien común se dirige mi
misión.
Y, dirigiéndose a quien le había preguntado, continuó:
65
Pues,
además de lo dicho, puedo, como han podido ver todos,
materializarme y desmaterializarme donde y cuando desee; soy
invulnerable a cualquier ataque físico o de los elementos naturales,
fuego, agua, aire y tierra, así como a las sustancias corrosivas, tiros, etc.;
puedo trasladarme instantáneamente al lugar que desee; puedo conocer
los pensamientos de las personas, así como sus sentimientos y deseos y
hasta sus enfermedades, incluso las aún no declaradas; puedo viajar por
los mundos superiores; puedo leer, como he dicho, la Memoria de la
Naturaleza; puedo…
Pero,
escuche le
interrumpió otro de os presentes todo
eso que
ya no sé si creerlo, ¿qué tiene que ver con nosotros?
Mis
facultades supranormales, nada, por supuesto. Pero es que
siempre que tengo una entrevista de este tipo me veo en la necesidad de
hablar de ello porque, de otro modo, nadie me cree. Ni yo, ni ninguno
de los miles de iniciados y Auxiliares Invisibles usamos jamás, por
ningún concepto, nuestros poderes si no es para hacer el bien, ayudar,
auxiliar, asistir, salvar, socorrer, etc., y nunca para hacer ostentación,
pues no tiene ningún mérito y todos estamos, hace mucho, de vuelta de
la fama, el poder, la riqueza y los honores. Y créanme prosiguió
son
ustedes los más interesados en el contenido de mi misión hoy aquí.
¿
En qué sentido? inquirió
el presidente.
En
todos.
¿
Eso qué quiere decir?
Quiere
decir que he sido enviado por la Jerarquía de Iniciados
que gobierna, desde otros planos, la evolución de la Humanidad.
¿
La Jerarquía de Iniciados? ¿Y qué es eso? quiso
saber otro de
los presentes.
Una
serie de hombres cuya evolución está a años luz de la mía y
que, por ello, han asumido el trabajo de laborar por la evolución de
todos los hombres para lograr que lleguemos juntos al estadio evolutivo
que ellos disfrutan.
¿
Y qué estadio es ése?
Han
alcanzado la capacidad creadora. La misma que utilizó Dios
cuando hizo al hombre. Y pueden crearse un cuerpo y vivir en él y son,
por tanto, inmortales, en este plano y en todos.
66
¿
Y usted, no?
No.
Yo soy un pobre servidor al que le faltan aún muchos,
muchísimos esfuerzos para llegar a su nivel.
¿
Pero usted acaba de crear un cuerpo ante nosotros, ¿no?
No.
Yo sólo he materializado un cuerpo, es decir, viajando en mi
cuerpo etérico, he atraído hacia él materia de la atmósfera circundante,
que se ha adaptado al molde de ese cuerpo etérico y ha adoptado mi
apariencia. Mi verdadero cuerpo físico está ahora en el lecho, en mi
casa.
El silencio se podía cortar. Al fin, otro de los presentes, preguntó,
curioso:
¿
Y la silla?
Ah,
la silla ha sido sólo un aporte: He creado su imagen mental,
la he envuelto en materia etérica y la he precipitado en el mundo físico.
Cuando yo me vaya, desaparecerá conmigo, si así lo desean.
Tras un momento de expectación, el visitante dijo:
¿
Me permitirán ahora que les exponga el motivo de mi visita?
Por
supuesto dijo
el presidente pero
no crea que nos ha
convencido.
Entonces
tendré que hacer más alardes. Porque es preciso que
ustedes crean en mí, de otro modo habré fracasado aquí y ustedes
habrán desperdiciado una oportunidad única en toda su evolución.
¿
Y cómo va a hacerlo?
Bueno,
hay varias maneras. ¿Qué necesitarían para creerme?
Siguió un silencio reflexivo. El visitante iba mirando a todos, uno
a uno y, al fin, exclamó:
¡
Son ustedes incorregibles! Todos han pensado en cómo sacar
partido de mi oferta. Usted dijo,
señalando a uno de los presentes ha
pensado que le diga si subirá la cotización del oro, cuándo y cuánto;
usted afirmó
mirando al del asiento de al lado que
le dé el número del
gordo del próximo sorteo de la lotería; usted, que le facilite la
combinación de la quiniela triunfadora el domingo próximo; usted y
usted, que les aconseje sobre ciertas operaciones de fusión; usted, que le
diga si su afección de corazón es grave y hasta qué punto; usted…
¿sigo?
67
Todos callaron. Ahora sí que estaban convencidos de que el
visitante hablaba en serio. De modo que continuó:
Por
supuesto, podría contestar a la mayor parte de las preguntas,
pero no lo haré, porque no es ésa la mecánica correcta de las cosas.
Otras, que dependen de la conducta y, por tanto, del libre albedrío de
terceros, no las podría conocer, aunque sí aproximarme. De todos
modos, esta demostración de falta de altruismo ha venido muy bien.
¿
Por qué? exclamó
otro de los presentes.
Porque
lo que yo he venido a despertar en ustedes es,
precisamente, lo contrario, es decir, el altruismo. No piensen, sin
embargo, que vengo a pedirles una limosna para tal o cual obra de
caridad. No. Vengo a ayudarles a ustedes a ayudarse.
¿
Y cómo puede ser eso?
Verán.
Todos ustedes, como todos los hombres, tienen tras de sí
una serie casi ilimitada de vidas. En ese recorrido por infinitos cuerpos
físicos, que el espíritu de cada uno ha construido, ha ido adquiriendo
capacidades y facultades y tendencias y conocimientos, que le han
llevado a esta encarnación y a este momento. Quiere ello decir que lo
que son se lo han ganado a pulso a lo largo de milenios sin cuento.
La
atención de todos estaba concentradísima. El visitante
continuó:
En
este momento, si tienen dinero y poder es porque se han
hecho acreedores a ello, pues nada, en todo el cosmos, ocurre porque sí
ni por casualidad y todo el mundo recoge exactamente lo que siembra.
Todos ustedes han hecho, en otras vidas, grandes cosas por los demás,
desprendiéndose de dinero no
voy a ocultar que algunos de los
presentes siguen haciéndolo calladamente y
la Ley de Acción y
Reacción les ha devuelto en esta vida lo que dieron a otros entonces. Sin
embargo, ahora las circunstancias han cambiado. El materialismo está
muy bien instalado en la sociedad. Y en algunos de sus propios
corazones. Y eso es lo que vengo a intentar remover.
¿
Por qué ?
Porque
el materialismo se basa en la no existencia del más allá y
yo acabo de demostrarles que ese más allá es una realidad y que es
inevitable. Y porque estamos todos viviendo un momento en la
68
evolución humana de trascendental importancia, ya que la situación
mundial difícilmente podría estar peor, precisamente por causa del
egoísmo que los potentados como ustedes exhiben sin pudor y sin
preocuparles lo más mínimo el dolor que producen al mundo.
Nosotros
no infringimos ninguna ley. Somos simplemente más
capaces y ganamos dinero por ello.
Perdone,
pero ustedes infringen todas las leyes. ¿Quieren que les
detalle a ustedes, uno a uno, las leyes que han infringido sólo en lo que
va de año y de qué manera? ¿y el daño que con ello han causado? En
algún momento se lo expondré con todo detalle.
No
hace falta. Le creemos se
apresuró a cortar el presidente.
Pero
siguió
el visitante la
mayor infracción en la que han
incurrido es en la de la Ley del Amor. Ustedes, como hombres, son, ni
más ni menos, que miembros de un todo que es la Humanidad. Y, del
mismo modo que cada uno de nosotros va evolucionando con su propio
esfuerzo, la Humanidad también lo hace, pero en ese caso, el progreso
de la Humanidad supone el esfuerzo de todos sus miembros. ¿Y qué
ocurre cuando una parte del cuerpo se niega a colaborar en la salud del
resto del organismo? Que hay que medicarlo. Y, si insiste en su
conducta poco solidaria, ¿qué hacemos? Extirparla. ¿No es así?
Silencio absoluto.
Yo
he venido con la medicina para evitar que se haga necesaria
la extirpación. ¿Está claro?
¿
Y en qué consistiría esa extirpación?
Pues,
por ejemplo, en la pérdida de lo que tiene cada uno de
ustedes; en el desmoronamiento de su salud; y, sobre todo, en un retraso
muy considerable en la evolución, que les haría volver al estado de
indigentes o poco menos en su próxima vida. Tengan en cuenta que,
hasta que los hombres dispusieron de la inteligencia y se guiaban por el
instinto, la Jerarquía los dirigía como mejor convenía. Pero, desde el
momento en que la mente nos dotó de raciocinio y, por tanto, de libertad
y, consecuentemente, de responsabilidad, es cada cual el que tiene que
bandearse y conquistar sus facultades y sus adelantos evolutivos a lo
largo de vidas y vidas. Siempre y todas regidas por la Ley Universal del
Amor: “ama a tu prójimo como a ti mismo” o “compórtate con los
69
demás como a ti te gustaría que los demás se comportasen contigo”.
Todo lo que no está de acuerdo con eso, sea pensamiento, palabra,
sentimiento, deseo, obra u omisión, es negativo y produce efectos
negativos y, por tanto, consecuencias negativas, que nos hacen
evolucionar lentísimamente y a base de sufrimientos sin fin, ya que todo
el dolor que infligimos a los demás, recaerá luego sobre nosotros en el
Purgatorio, tras la muerte y, además, tendremos que pagarlo con amor y
servicio desinteresado en la siguiente vida. Y no hay escapatoria
posible. En estos momentos, la Jerarquía ha pensado en ustedes y en los
dirigentes del país en los distintos ámbitos político,
cultural, religioso,
sindical, etc. para
que, entre todos, se den cuenta de la realidad y
aúnen sus esfuerzos para lograr lo mejor para el pueblo español. Si esta
experiencia piloto da el resultado apetecido., se extenderá a nivel
mundial. Y entonces ustedes pueden imaginar la importancia del papel
que habrán desempeñado. Pero también pueden imaginar dónde
quedarán si los demás colaboran y ustedes, no.
¿
Pero qué se supone que debemos hacer?
El
dinero es una energía. Como la electricidad, que puede servir
para alumbrar al mundo o para electrocutarlo. Pero es una energía muy
particular, cristalización de la inteligencia activa, es decir, del
sometimiento del intelecto al deseo, y sólo es positiva y produce
verdadera riqueza mientras circula. En cuanto se detiene en las manos
de alguien, se convierte en acumulación, creando una desigualdad, un
desequilibrio, y aparece enseguida alguien a quien le falta. Y eso es
negativo, desde el punto de vista físico para el que lo sufre, y desde el
espiritual para el que lo causa. Ustedes amasan, almacenan dinero que
no necesitan para sus propias vidas y las de sus familias, mientras miles,
millones de hermanos no pueden comer ni alimentar a sus hijos, ni
vestirlos, ni educarlos, ni inculcarles valores espirituales que den una
razón a sus vidas, ni enseñarles el uso correcto del dinero.
¿Son ustedes conscientes de que, cuando les llegue el momento de
la muerte, ese instante tan temido por todos los ignorantes de lo
espiritual, que se aproxima muy deprisa y llega siempre, no se llevarán
consigo ni un céntimo? Hasta hoy podían ampararse en su ignorancia
sobre estos temas y en su esperanza de que tras la muerte no hubiera
70
nada. Pero, a partir de hoy, ya no. Ahora ya saben que, tras la muerte,
vamos al Purgatorio donde experimentamos inevitablemente en nuestra
propia carne todo el mal, sin faltar un ápice, que hemos causado a los
demás. ¿En cuánto evalúan el dolor que su ambición está produciendo al
mundo? Les he dicho antes que están aquí y son lo que son por sus
propios méritos, porque Dios no regala nada a nadie. Pero también les
digo que las leyes naturales, las leyes de Dios son justas, justísimas.
Créanme si les digo que “los molinos de Dios muelen muy despacio es
decir, no tienen prisa y, con mucha frecuencia, muelen en una vida lo de
la anterior o anteriores pero
muy fino” es
decir, que no olvidan nada.
Con lo que les he dicho y lo que les puedo decir o mostrar, si ustedes lo
desean, tienen datos suficientes para elegir. Pero esa elección es tajante.
Por eso Cristo dijo aquello de que “el que no está conmigo, está contra
mí”. O se ponen ustedes del lado del amor, de la fraternidad, de la
colaboración, del reparto, de la asistencia justa y equitativa y cesan en
sus acumulaciones y en sus negocios estranguladores para el mundo, o
quedarán al margen de la sociedad, si las demás personalidades se unen
al plan, aparte de las consecuencias, de todo tipo que ya les he
adelantado.

¿No podríamos hablar con alguien de esa Jerarquía de Iniciados? se
atrevió a sugerir uno de los presentes.
No.
Esto no es un juego. Es un plan de nivel cósmico. Y aún no
han llegado ustedes al nivel suficiente para decirle a la Jerarquía como
ha de actuar. Ni siquiera pueden comprender una milésima parte del
trabajo que desarrolla en beneficio de la Humanidad desde hace
millones de años. No se trata de un tira y afloja. Se trata, si ustedes lo
quieren así, de una especie de contrato de adhesión, aunque sería
preferible que fuese un acuerdo entre hermanos, ya que se pretende
exclusivamente el bien de todos, incluso de ustedes, sin distingos de
raza ni de posición social ni de religión ni de cultura ni de nacionalidad.
Todos somos igual de importantes para la evolución del Planeta, sólo
que unos trabajan a favor de ella y otros contra ella, y luego se quejan
cuando les llegan las consecuencias de su ceguera. Esta vez, sin
embargo, no hay error ni ceguera. Lo tienen ustedes claro.
¿
Y cómo piensa usted o la Jerarquía que hagamos lo apropiado?
71
Eso
son ustedes los que lo han de descubrir. Son seres libres. Y
este es un problema que, como tales, han de enfrentar y resolver,
conociendo, como conocen, todos los datos. La Jerarquía les prestará
toda la ayuda posible y enfocará en ustedes las energías necesarias y, si
saben elevarse, fomentará su intuición, pero no actuará ni decidirá en su
lugar. Éste es un momento único y maravilloso para evolucionar.
Aprovéchenlo. Como les he dicho, estoy manteniendo conversaciones
similares a ésta con las personalidades más destacadas del país. Cuando
termine mi labor, si ustedes se han sumado al proyecto, les haré saber
sus nombres, de modo que, todos de acuerdo, elaboren las líneas de
trabajo para, cada uno en su campo, elevar el país al mayor bienestar
posible para todos, sin desigualdades innecesarias, tratando de
compensar el materialismo reinante mediante la utilización de sus
empresas y de los medios de comunicación, que algunos de ustedes
manejan más o menos de cerca, y que van a ser decisivos para sembrar
en su lugar valores como la fraternidad, la igualdad de derechos, la
colaboración, la confianza, la ilusión, la educación, el respeto, la
integridad, la honestidad, la justicia, la espiritualidad, el perdón de las
ofensas, la prioridad del grupo frente al individuo, la fe, la devoción,
etc. Observen otro efecto de la inspiración de la Jerarquía: las ONGs.
Son soluciones aisladas, nacidas “espontáneamente” en la sociedad,
como los hongos, al margen de los gobiernos y las oligarquías de todo
tipo, para solucionar problemas que los obligados a ello no han sabido
resolver o han creado o agravado. Ése es el espíritu que debería regir
entre todos los partícipes en estas conversaciones. Les aseguro que, si es
así, se sentirán como nunca se han sentido: realizados, felices, queridos
y admirados y, sobre todo, sabedores de que no le han fallado a la
Humanidad en el momento decisivo. Y de que Dios está con ustedes.
¿Qué más se puede pedir?
Tras un momento de emocionado silencio, continuó:
Una
cosa, sí, quiero pedirles. Y es que todos mantengan esta
entrevista como un secreto que nadie más debe conocer. Todos ustedes
están acostumbrados a manejar y guardar secretos, así que no les costará
gran trabajo. ¿Puedo, pues, contar con su colaboración y con su
silencio?
72
Puede
usted contar con nosotros aseguró
el presidente, mientras
los demás asistentes ratificaban sus palabras con signos de asentimiento.
Entonces
añadió
el visitante he
terminado mi misión aquí.
Mediten todo lo hablado y, adelante, amigos.
Mientras esto decía, se fue disolviendo como humo, hasta
desaparecer completamente. Sólo la silla quedó en su sitio como prenda
de aquella insólita entrevista. Cada uno encontró en su carpeta de
trabajo dos cuartillas. En la primera podía leerse una sola frase: “Soy el
custodio de mi hermano”. La segunda contenía una relación completa de
las infracciones legales cometidas por el interesado en el año corriente
hasta la fecha. Ambas manuscritas con la letra de cada cual. Todos
leyeron y exhibieron la primera, pero se apresuraron a guardar la
segunda. Transcurrido un momento de embarazoso silencio, estallaron
todos al unísono en una carcajada colectiva, al ver lo miserables que
eran al quererse engañar unos a otros, cuando todos sus secretos eran
conocidos con todo detalle por miles de seres invisibles, y darse cuenta
de lo insignificantes que resultaban frente a otros hombres
extraordinarios, cuya existencia acababan de conocer y con cuya ayuda
sabían que podían contar. La sala se impregnó con una vibración de paz,
de satisfacción, de ligereza, verdaderamente desconocida. Todos
sintieron sus conciencias mucho más limpias y relajadas, y
desaparecieron sus tensiones y obsesiones crematísticas. Y sonrieron,
mientras paladeaban los detalles de aquella entrevista singular que había
cambiado radicalmente sus vidas. Transcurrido un largo intervalo de
improvisada meditación, fueron desalojando silenciosamente la sala de
reuniones.
* * *
73
Los media
5.
El ministro se sentó en la silla central de la presidencia. La sala
estaba repleta, con todos los directores de cadenas y de emisoras, tanto
de radio como de televisión, y de redacciones de prensa, más los de los
periódicos más importantes y de las agencias de noticias del país. Había
tenido que convocarlos en el Palacio de Congresos, dado el gran número
de invitados. Tomó la palabra, con cierta desazón, para decir:
Queridos
amigos, bien venidos todos. En realidad he convocado
esta reunión porque he pensado que es necesaria. Como habrán
observado, no hay orden del día. Opino que debemos, entre todos, hacer
un estudio, una reflexión en voz alta, sobre el papel, la utilidad y los
riesgos de los media. Creo que es llegado el momento.
Es
el momento dijo
una voz proveniente de un personaje
desconocido, sentado en el extremo izquierdo de la presidencia, y en el
cual nadie había reparado hasta ese momento. Todas las miradas se
dirigieron a él. Era un hombre de edad madura, con barba recortada,
cuidada y entrecana, de rostro bonachón y sonriente.
El ministro lo miró y se sorprendió de no reconocerlo. Por fin, le
interrogó:
¿
Qué medio representa usted?
El
éter.
74
La sala entera se conmovió ante tamaña afirmación, que no hizo
sino aumentar la expectación que el intruso había despertado.
¿
Se refiere a la radio? inquirió
el ministro.
No,
no. Me refiero al éter. En realidad, todas las emisiones de
radio y televisión se hacen a través del éter. Y, como la prensa escrita se
basa en el teléfono, el télex, el fax y la informática, que también actúan
a través del éter, en realidad puedo decir, sin faltar a la verdad, que
hablo en nombre de todos los media, aunque desde otro punto de vista.
El ministro, impaciente, dijo:
Pero,
¿usted quiere decir algo que interese a los presentes?
Mucho
respondió
el desconocido Pero
he de ir por partes.
Primero quisiera decirles quién soy y por qué estoy aquí.
Bueno
dijo
el ministro no
es mal comienzo. Le ruego que sea
breve.
No
será fácil respondió
el otro pero
lo intentaré. Verán: yo, en
realidad, no he sido invitado a esta reunión, sino que la he convocado.
Todos los rostros manifestaron el correspondiente asombro y se
preguntaron quién podría ser aquél que, delante del ministro
convocante, se atribuía la convocatoria.
El
Sr., ministro continuó
el desconocido tuvo
la idea de la
convocatoria, inspirado por mí, idea que aceptó libremente, aunque no
tenía ninguna razón especial para ello. Como también aceptó la de que
sería interesante un repaso conjunto del momento que están viviendo los
media, y de su futuro inmediato.
El ministro quedó en silencio, impresionado, pues aquello era
cierto, aunque él estaba seguro de que se había tratado de una idea
propia.
Y
cada uno de ustedes prosiguió
aquél está
aquí porque le ha
sucedido algo que le ha impedido hacer cualquier otra cosa que tuviera
prevista: algunos, residentes en Madrid, han perdido el avión o se les ha
averiado el coche en el último momento o han tenido dificultades de
comunicación para salir; los de fuera, o han pensado aprovechar la
ocasión para hablar con otro compañero de temas pendientes entre ellos
o aprovecharán la escala en Madrid para seguir luego hacia otros
75
destinos…; hay, como verán, muchas variables, pero todos han aceptado
la invitación y han pensado que la reunión podría ser interesante.
¿
Y cómo sabe usted eso? preguntó
uno de la primera fila.
Porque
lo he sugerido yo en todos los casos.
En la sala se produjo un silencio densísimo. Por fin, uno de los
presentes exclamó indignado:
¿
Qué pretende decir?, ¿que nos ha hipnotizado a todos o que
todos somos tontos?
No
dijo
el intruso sonriendo amablemente ni
los he
hipnotizado cosa
que no haría jamás ni
son tontos. Son todos
suficientemente inteligentes para comprender lo que tengo que decirles.
¿
Y qué tiene que decirnos? terció
el ministro molesto.
Varias
cosas. Pero eso vendrá luego, cuando me convenza de que
me creen y confían en mí, cosa que ahora no veo.
¿
Y cómo va a conseguir eso?.le
replicó el ministro, pensando
ya en llamar al servicio de seguridad y hacer que expulsaran a aquel
hombre.
De
momento, aunque no me causa ningún placer, logrando que
no me consideren un loco. Por ejemplo, desmaterializándome.
En ese instante, desapareció de la silla en la presidencia.
y materializándome aquí y
apareció en el centro del pasillo
que cruzaba la sala, adonde convergieron todas las miradas, mientras
decía:
o aquí y
apareció de pie, frente a la tribuna de la presidencia.
o en ningún sitio y
desapareció.
aunque sigan ustedes oyendo mi voz y
su voz se escuchaba
sin estar él visible.
o materializando sólo mi cabeza sobre la silla que ocupé al
principio y,
en efecto, su cabeza apareció en el lugar que ocupaba
antes, pero sin cuerpo.
o totalmente y ocupando de nuevo mi lugar y
apareció el
resto del cuerpo, debajo de la cabeza. Los presentes no salían de su
asombro. Nadie osaba hablar.
continuó
que
esto no les va a bastar y que, dentro de un
rato, van a volver a dudar de mí otra vez. Entonces será necesario
76
recurrir a otra cosa. Pero, de momento, han podido ustedes comprobar
que tengo algo que ustedes no tienen y, por tanto, es posible que lo que
vengo a decirles sea interesante, ¿no?
¿
Pero usted quién es preguntó
el ministro, convencido de
interpretar el sentir general.
Un
hombre normal y corriente como ustedes.
¿
Y por qué puede hacer todo eso si es un hombre normal?
Porque
espiritualmente estoy un poco más evolucionado. Todos
llegarán a hacer lo mismo algún día, dentro de unas cuantas vidas.
¿
Pero es usted un hombre viviente en este mundo? osó
inquirir
su vecino de asiento en la presidencia.
Claro.
En estos momentos, mi cuerpo físico yace tranquilamente
en mi cama. Y yo, o sea, mi Yo Superior, con mis cuerpos mental, de
deseos y etérico superior, me he trasladado aquí y he materializado mi
molde etérico.
El asombro de los presentes iba en aumento. Aquel hombre
hablaba con la mayor naturalidad de cosas apenas imaginables.
¿
Y por qué tiene usted esas facultades?, ¿lo sabe?
Claro
que lo sé. Sencillamente, porque he dedicado varias vidas
al servicio desinteresado del prójimo, cosa que sigo haciendo, como
iniciado y Auxiliar Invisible.
¿
Y eso qué quiere decir?
Los
iniciados son los hombres que han llegado más lejos en la
evolución y han sido aceptados como miembros de la Jerarquía que
conduce la evolución de la Humanidad, y los Auxiliares Invisibles son,
bien iniciados, bien aspirantes que se dedican, durante el sueño de sus
cuerpos físicos, a socorrer a quien necesita ayuda: niños, enfermos,
ancianos, accidentados, gente en peligro de quemarse o de ahogarse o de
despeñarse o de estrellarse o, incluso, de suicidarse. Acudimos a
cualquier llamada próxima de auxilio o a cualquier vibración de peligro.
Generalmente, el interesado no nos ve ni sabe que estamos actuando,
pues nosotros no buscamos agradecimiento ni fama ni dinero ni poder,
sino sólo hacer el bien ayudando a quien lo necesite.
¿
Entonces por qué se ha materializado aquí? ¿Es que estamos
todos en peligro? inquirió
otro.
77
En
cierto modo, sí. En gran peligro. Pero en este caso no he
venido a salvarles, sino a ayudarles a salvarse a sí mismos.
¿
De qué?
De
perder una oportunidad, única en su propia evolución, de
ayudar a otros cuando pueden hacerlo.
Los presentes estaban verdaderamente perplejos, sin entender nada
de lo que estaban viviendo. El ministro, interpretando una vez más el
deseo colectivo, pidió:
¿
Puede usted concretar más el asunto?
Antes
tengo que convencerles de que esta ocasión es única. Y,
para ello tendré que seguir haciendo alardes. Quiero que sepan que
puedo leer sus pensamientos, deseos y emociones y puedo leer sus vidas
en la Memoria de la Naturaleza, de modo que los conozco mejor que
ustedes mismos se conocen. Y quiero que sepan que, aunque el hombre
cree estar solo, en realidad, está rodeado de seres que lo estudian, lo
ayudan o lo tientan. Pero nunca solo. Si ustedes me lo permiten voy a
relacionar algunos casos en los que he intervenido personalmente. Si los
interesados se reconocen como los beneficiarios y lo creen conveniente,
que levanten la mano.
Máxima expectación. Se podía escuchar el vuelo de una mosca.
Anteayer
continuó
en
el Km. 27 de la carretera NN, uno de
ustedes tuvo un accidente de coche. Su automóvil dio tres vueltas de
campana y, sin embargo, él salió ileso y el coche, milagrosamente, no
ardió, como es lo usual. La Guardia Civil dijo que se debió a que la
llave del contacto estaba apagada. Pero, ¿recuerda el interesado haber
desconectado el contacto antes o durante el accidente?
Silencio densísimo. Por fin, hacia el final de la sala, se levantó una
mano, mientras su dueño decía:
Es
cierto. Fui yo. Y no apagué el contacto. Tampoco llevaba el
cinturón puesto.
El
12 del mes pasado prosiguió
el desconocido con una sonrisa
uno
de ustedes, llevado por una depresión derivada de una desgracia
familiar, se salvó de suicidarse porque, en el momento de ir a ingerir el
veneno que había preparado, se le cayó el frasco al suelo y se derramó y
ello le hizo pensar que, quizás no debiera hacerlo.
78
Silencio de nuevo. Hasta que una mano se levantó.
La expectación iba in crescendo.
En
un cortijo extremeño continuó
un
niño de dos años se salvó
milagrosamente hace tres meses de morir abrasado en el horno de pan
cocer, en el que se había quedado dormido tras subir hasta él por una
escalera que el casero había apoyado en su boca y que luego había
retirado. Y se salvó porque el padre, aquí presente, contra toda lógica,
puesto que era imposible que su hijo se hubiera encaramado a casi
metro y medio, tuvo la corazonada de buscar en el interior del horno, en
el que la casera iba a cocer el pan, y encontró a su hijo, hecho un ovillo,
dormido tras la leña, donde no hubiera podido ser visto.
Nuevo silencio expectante. Y nueva mano en alto, esta vez de uno
de los miembros de la presidencia.
Otro
de los presentes siguió
fue
operado hoy hace
exactamente seis meses. La operación fue un éxito. Pero, cuando se
encontraba en cuidados intensivos, el intensivista intuyó una hemorragia
interna, que resultó proceder de la arteria púdica. Y, ante la ausencia de
los cirujanos, descosió rápidamente su abdomen, suturó la arteria y
salvó su vida.
Nuevo silencio, nueva expectación y otra mano en alto. Tras una
prolongada pausa de expectación, dijo el desconocido:
¿
Quién piensan que cerró la llave de contacto y protegió al
conductor sin cinturón de seguridad?, ¿y quién volcó el frasco de
veneno e inspiró la idea salvadora?, ¿y quién sugirió al desesperado
padre la descabellada idea de buscar a su hijo en el fondo del horno? y,
¿quién imaginan que hizo pensar al médico en una hemorragia interna y
le ayudó en la localización de la arteria causante? No es corriente que
los pacientes conozcan estos detalles, pero en este caso sí los conoce
porque se los comunicó en propio facultativo. Por eso me he permitido
citarlos.
Tras un breve silencio, dijo:
Pues ése es el trabajo que ordinariamente realizamos los
Auxiliares Invisibles mientras nuestros cuerpos físicos descansan. Y
prosiguió:
79
Aún
veo dos o tres de ustedes que deben algo a los Auxiliares
Invisibles. Y, tras otro silencio de admiración y asombro, continuó:
Porque,
aún podría citar a aquel niño de cinco años que se cayó
desde un sexto piso en diciembre pasado en Segovia y que,
milagrosamente, salió ileso porque, en el momento de ir a hacer
contacto con el suelo, acertó a pasar por debajo un camión con toldo de
lona que amortiguó el impacto. ¿Quién imaginan que hizo pasar el
camión en el momento oportuno por allí?
Nueva mano en alto.
No
debe, pues, extrañarles dijo
que
esté hoy aquí diciéndoles
todo esto y dándome a conocer en contra de nuestra costumbre. Como
comprenderán he venido porque se trata de un asunto importante, no
sólo para ustedes, sino para todo el país y, posiblemente, para toda la
Humanidad. Yo no he venido por mi capricho. Es cierto que la idea ha
sido mía, pero yo la he sometido a mi superior y la Jerarquía la ha
aceptado para ensayarla en España y yo he sido el designado, como
autor de ella que soy, para llevarla a cabo. Si aquí da el resultado que se
espera, se aplicará a nivel mundial.
¿
Qué es eso de la Jerarquía? preguntó
el ministro.
Es
el conjunto de los hombres que han evolucionado tanto, que
han logrado ya el estadio creador, es decir, que son capaces de crear
cuerpos humanos capaces de vida. Y que, en lugar de continuar su
evolución por otros planos elevadísimos, de grandeza y realidades
imposibles de imaginar, han optado por quedarse junto a sus hermanos
más atrasados, nosotros, para ayudarnos en nuestra evolución.
Ordinariamente se les llama los Hermanos Mayores. Han permanecido
invisibles y ocultos, colaborando con otros seres mucho más exaltados y
evolucionados que ellos, en la conducción de la Humanidad, mientras
ésta no podía valerse por sí misma. Pero, desde el momento en que
adquirimos la mente y ello nos proporcionó el libre albedrío y, derivada
de él, nació la responsabilidad, ya el hombre tuvo que tomar en sus
manos su propia evolución. Y, como ese nivel evolutivo era aún muy
pequeño y muy desigual, asumieron ellos la representación de todos y se
hicieron cargo de esa evolución común. Eso es lo que la Escritura quiere
decir cuando afirma que Dios, el séptimo día de la Creación descansó.
80
Hizo una pausa que nadie se atrevió a interrumpir y continuó:
Esa
Jerarquía de Iniciados está permanentemente ayudando a la
Humanidad a través de los ejemplares más descollantes y evolucionados
de ésta. Sobre todos los pensadores, científicos, filósofos, místicos,
políticos, literatos, artistas, industriales, financieros, etc. de cierto
mérito, enfocan energías que fluyen hacia los demás hombres para
empujarles hacia lo verdadero, lo bueno y lo bello, al tiempo que lanzan
nuevas ideas y formulaciones y aspiraciones y sueños, que son captados
por los más adelantados
Tengan en cuenta continuó
que
la ley básica de la naturaleza en
nuestro sistema planetario es la del Amor, que Cristo resumió en aquello
de “ama a tu prójimo como a ti mismo” o, dicho de otro modo,
“compórtate con los demás como a ti te gustaría que ellos se
comportasen contigo”. Ése es el listón. Lo que está a su nivel, es
positivo. Lo que está por debajo, negativo. Lo primero, nos permite
avanzar en la evolución. Lo segundo nos retrasa o detiene.
Esa evolución de que hablo continuó
nos
atañe a todos, porque
todos estamos incursos en ella, queramos o no, como partes de la
naturaleza que somos. Todos nacemos, crecemos y morimos. Lo que
nuestra época materialista no quiere reconocer es que, luego, volvemos
a nacer y a crecer y a morir y que el proceso se repite miles y miles de
veces. Y en cada vida vamos usando cuerpos más evolucionados, más
capaces, más susceptibles de expresar sentimientos e ideas más
elevadas. Y, tras cada muerte, en el Mundo del Deseo, en una región
denominada Purgatorio, revivimos la vida recién terminada y sentimos
en nuestro propio ser todo el daño y el dolor y lo negativo que hemos
hecho sufrir a los demás con nuestros pensamientos, palabras, obras y
escritos. Y eso es lo que hace que nuestro Yo Superior, nuestro espíritu,
nuestro verdadero Yo, se percate de lo que no debe hacer. Y, luego,
pasado el período purgatorial, pasamos a los llamados Primero,
Segundos y Tercer Cielos, donde experimentamos toda la alegría,
felicidad y placer que hemos proporcionado a los demás, y de donde el
Yo Superior deduce qué es lo que sí que se debe hacer. Y así, cuando
llega el momento de tener que renacer, al construir el cuerpo físico que
ocuparemos, cada vez lo hacemos más capaz y más evolucionado y más
81
sensible, y en cada vida vamos mejorando y aprendiendo lo que es
bueno y lo que es malo, y nos crecen la voz de la conciencia y el
remordimiento y la virtud… Eso es la evolución en la que todos estamos
inmersos de modo irremediable. Y la explicación de que todos seamos
distintos y de que no haya dos hombres iguales.
Esto que digo concluyó
les
puedo asegurar que es cierto. Sé que
ustedes no pueden verlo. Pero yo, sí. Yo puedo ver y hablar con los
llamados muertos, porque puedo centrar mi conciencia en el Mundo del
Deseo en el que se encuentran. La muerte, pues, no existe. Sólo existen
la vida, la inmortalidad y la evolución, y hay dos caminos: o vamos
deprisa, ayudando a nuestros hermano más atrasados, y en unas cuantas
vidas, o vamos despacio, haciendo el mal y necesitando miles y miles de
vidas en las que sufriremos enfermedades, problemas, desgracias y
sinsabores sin fin y no entenderemos la existencia ni sus
acontecimientos y seremos desgraciados pudiendo ser felices. Porque
todo lo que hacemos a los demás, revierte en la misma o en las vidas
siguientes sobre nosotros. Ésa es la explicación de todas nuestras
desgracias que no sabemos a qué atribuir. Todas obedecen a nuestros
propios actos. Porque en la naturaleza no se regala nada. Todo tiene un
precio y exige un esfuerzo y un sacrificio. Y porque, como
comprenderán después de lo que les he dicho, en realidad, no nacemos
para ser felices, sino para aprender. Pero podemos ser felices si
cumplimos las leyes naturales, las cuales se resumen en la antes citada
Ley del Amor.
Calló. El silencio expectante continuaba. Nadie se atrevía a
romperlo. Era todo tan extraordinario pero tan interesante que estaban
rumiando las palabras del intruso y sintiendo algo nunca experimentado
en lo más íntimo de sus corazones. Era como si todo aquello no fuese
del todo nuevo, como si hubiera estado siempre allí, esperando ser
despertado. El visitante continuó:
Verán:
Lo primero que se nos pide a los Auxiliares Invisibles
cuando accedemos a la posibilidad dejar el cuerpo físico voluntaria y
conscientemente y a conservar memoria de lo que hacemos en este
plano y en el astral, es presenciar la muerte de un niño y visitarlo, desde
entonces, todas las noches, en el Primer Cielo donde
todos ellos van a
82
parar y
de donde, en un plazo de un par de años, se le ve renacer. Con
ello tenemos la prueba de la inmortalidad. Ustedes no pueden aún
comprobarlo, pero yo no puedo hacer sino decírselo y esperar que me
crean.
Por fin, el ministro se atrevió a preguntar:
¿
Puede ahora confiarnos la finalidad de su visita?
Ahora
sí. Veo en sus auras que están dispuestos.
Esperó un momento, como para ordenar sus ideas, y siguió:
Verán:
La Humanidad está pasando por un período de crisis en
todos los aspectos. Es una crisis de crecimiento, en el que nos ocurre
como a las serpientes: que el traje antiguo no nos cabe, se nos ha
quedado pequeño y hemos de construirnos otro adaptado a nuestro
nuevo tamaño. Pero, así como antes, las altas Jerarquías miraban por
nosotros, ahora hemos de encontrar nosotros mismos el camino. Y ese
camino puede conducirnos a la meta deseada y a la evolución común de
la Humanidad, que es el objetivo previsto en el plan divino, o puede
llevarnos a la separatividad, al egoísmo, al enfrentamiento y, en
definitiva, a una era de terribles sufrimientos para todos y, quizás a un
retraso inmenso y hasta a la desaparición en el Caos en espera de otro de
los llamados Días de Manifestación. Dependerá de cómo utilicemos
nuestro libre albedrío. Esta crisis, pues, es trascendental para todos. Y
no vale que uno avance mucho y los demás no. Porque nadie avanza si
no tiende la mano a los que van detrás. Y la crisis actual está
conduciéndonos precisamente en la dirección opuesta: Unos cuantos
países vivimos en la opulencia, aunque no felices ni satisfechos, y el
resto mueren de inanición, sumidos en la incultura, la ignorancia, el
egoísmo irracional, y la ausencia de valores, de incentivos, de ejemplos
a seguir, de medios materiales y de perspectivas de futuro. Y, en esa
crisis, consecuencia del crecimiento espiritual y, sobre todo, mental del
género humano en poco tiempo, ninguno de los organismos existentes
sabe ni puede dar la talla y afrontar la situación.
Se detuvo un momento. Pasó su mirada sobre todos los asistentes
para confirmar que sus mentes le seguían atentamente, y prosiguió:
Porque
los gobiernos tradicionales no saben qué hacer para evitar
la desigualdad y la pobreza y siguen con sus idearios y sus luchas
83
miserables y sin visión. Y lo mismo ocurre con las religiones ortodoxas,
preocupadas por sus diferencias y sus dogmas y olvidadas de las
verdaderas enseñanzas de sus fundadores. Y con los financieros,
pensando sólo en amontonar más y más riqueza, aún a costa de agotar la
habitabilidad de la Tierra y sumirnos a todos, incluidos ellos, en un caos
inmenso. Y con los organismos internacionales, contagiados por las
mezquinas desavenencias de los gobiernos mezquinos. Y los
movimientos sindicales, dando prioridad, frente al hombre, a las
peregrinas interpretaciones de las ideas de sus fundadores…
Otro silencio y nuevo repaso a las auras de los presentes.
¿
Qué hacer, pues, en esta situación? prosiguió
La
Jerarquía,
que en su día ya inspiró las ideas de libertad, igualdad y fraternidad y,
más tarde, los movimientos obreros y los sufraguistas y feministas, ha
inspirado ahora a una serie de hombres avanzados para subvenir, para
llenar los huecos dejados por las instituciones tradicionales, y han
surgido las ONGs que, momentáneamente han aceptado el reto, a la vez
que el mandato divino, y están, muy eficientemente por cierto,
supliendo las deficiencias de aquellas instituciones vetustas y
cristalizadas, con una clara visión de que todos somos uno y de que
cuando un hombre sufre, todo el organismo humano sufre. Pero las
ONGs no pueden sustituir permanentemente a los organismos de
gobierno cristalizados e ineficaces, porque se han de nutrir de fondos
que provienen del mundo que rigen precisamente aquéllos. Así que urge
crear, inventar, descubrir nuevas formas de organización y de gobierno,
de modo que ese ideal de igualdad que todos llevamos dentro, y que
empiezan a plasmar las ONGs, se pueda realizar.
Para ello, la Humanidad cuenta siguió
con
un elemento nuevo
que tampoco ha nacido ahora por casualidad. Se trata de los medios de
comunicación. No se les ocultará que la información de un hombre
medio de hoy es muy superior a la del mayor sabio de la Edad Media. Y
eso supone que la evolución mental del hombre ha dado en los últimos
años un salto hacia delante muy considerable. Ello lo hace capaz de
discernimiento y susceptible de aceptar racionalmente sugerencias
razonables. Y ése es el gran papel que los media han de jugar.
84
La expectación creció. Por fin se estaba llegando a lo que afectaba a
todos. El visitante prosiguió:
No
hace falta llamar la atención de todos los presentes sobre el
hecho, real, de que, desde el punto de vista de la evolución ordenada y
pacífica y ajustada a las leyes naturales, de la Humanidad, los media se
han convertido en un organismo más, obsoleto y cristalizado, como los
demás y, como ellos, dominado por el egoísmo; sin más miras que el
beneficio inmediato; ajeno al daño que se causa al prójimo; irreverente
con todo y con todos; desmitificador; impulsor de la violencia, el sexo y
el materialismo como máximos valores de la vida cotidiana; sin
espiritualidad alguna a causa de la torcida actuación tradicional de las
que se han autodenominado jerarquías religiosas; fomentador del
consumismo, de la acumulación de riqueza, del snobismo, de la fama, el
poder y el vicio, frente a la discreción, la moderación y la virtud.
Los oyentes iban encajando filosóficamente las palabras del
visitante, que continuó:
Sin
embargo, las ONGs, ese fenómeno, el único, que está
ofreciendo una respuesta válida a la situación de crisis mundial que
vivimos, ha tenido y está teniendo de modo creciente, un gran aliado,
por otra parte necesario, precisamente en los media. En la naturaleza
nada sucede por casualidad. Todo llega en su momento. Y los media son
el instrumento de nuestra época que ha nacido para resolver los
problemas de nuestra época. Pero, como todos los instrumentos, puede
utilizarse constructiva o destructivamente. Hasta ahora, con las
prácticamente solas excepciones de su ayuda a las ONGs y de la
información que facilitan, los media han realizado una labor, en
términos generales, negativa.
Fíjense continuó
en
el efecto que produce en la gente cualquier
anuncio o cualquier llamada para socorrer a alguien o cualquier
alabanza de una persona. Inmediatamente la gente responde. ¿Se pueden
imaginar el efecto que produciría entre los españoles el que los media,
partiendo de la base de lo que hoy han visto y oído ustedes aquí,
empezasen a orientar sus programas y noticias e informaciones en el
sentido de la cultura, el respeto, la ilusión de futuro, el perdón de las
ofensas, el sentimiento de constituir un todo, la conciencia de que las
85
diferencias de color, de raza, de religión, de pensamiento, de cultura, de
posición social, etc, no son sino la consecuencia natural de nuestras
actuaciones anteriores, pero sólo accesorias...? Porque, a lo largo de
vidas y vidas, todos vamos cambiando de sexo. Por lo tanto, ¿qué valor
tienen, conocido eso, el machismo y el feminismo? Y, el mal que
hacemos, además de experimentarlo en el Purgatorio, como he dicho,
hemos de pagarlo, en otra vida terrena, con servicio y con amor. ¿A qué
creen que se deben esos odios entre parientes sino a malos
comportamientos en vidas anteriores, y a que se les hace nacer en la
misma familia para que se paguen y cobren las deudas de karma
pendientes? Serán libres de hacerlo o no. Si lo hacen, la deuda estará
pagada o cobrada. Si no, sufrirán las consecuencias y, en una próxima
vida, tendrán que convivir de nuevo. Y así hasta que aprendan la lección
de la convivencia y el amor. A medida, pues, que vamos avanzando en
la evolución, vamos renaciendo en pueblos con una religión más
elevada y una cultura más avanzada, ¿qué sentido tiene, entonces, el
racismo si todos hemos pertenecido a culturas y razas más atrasadas y,
gracias a ello, estamos hoy aquí?
Y continuó
,
si el que seamos más o menos inteligentes o guapos
o altos o simpáticos o hábiles o sanos, se debe exclusivamente a
nuestros comportamientos anteriores y, por tanto, a las lecciones que en
vidas anteriores hemos ido aprendiendo, ¿qué sentido tiene el presumir
de algo o el lamentarse de algo? Todos tenemos a mano la solución a
nuestras desgracias: cumplir las leyes naturales. ¿Qué les parece si todo
eso tan lógico, tan claro y tan hermoso se difundiese por los media con
la misma insistencia con que ahora se difunde lo contrario y, por lo
menos con la misma convicción? ¿Cómo reaccionaría la sociedad? ¿No
creen que en sólo unos meses cambiarían el pensamiento y el sentir y las
aspiraciones y los sueños y la confianza en el futuro, de los españoles?
Paseó su mirada sobre todos, una vez más. De pronto se detuvo,
señaló a uno de los presentes, sentado hacia el fondo de la sala, y dijo:
Se
está preguntando usted y, curiosamente, es el único que en este
momento se lo ha preguntado, cómo es posible que, llevando todos en el
fondo del alma la semilla de todo esto tan hermoso, estemos haciendo
precisamente lo contrario. La razón es ésta: Además de la mente, que es
86
nuestro vehículo más elevado, tenemos otro, inferior, que es el que nos
permite tener deseos, emociones y sentimientos y al que llamamos el
cuerpo de deseos. Este vehículo lo poseemos desde varios millones de
años antes que la mente y, por tanto, está mucho más evolucionado que
ella, que es el último que hemos desarrollado. Y, al estar más fuerte,
tenemos más tendencia a dejarnos llevar por los deseos que por la
mente. De lo cual resulta que la mente se pone al servicio del deseo. Es
lo que ocurre, por ejemplo, con tantas cosas, entre ellas las adicciones:
sabemos que son nocivas, comprendemos que no deberíamos dejarnos
vencer pero, sin embargo, el deseo es más fuerte que la convicción
intelectual y que la voluntad, otra facultad a desarrollar, y acabamos
haciendo lo que no es razonable, perjudicándonos a nosotros mismos.
Es la causa de esa edad tan incontrolable que es la adolescencia: el
cuerpo de deseos nace a los catorce años, produciendo la pubertad, pero
la mente no nace hasta los veintiuno. Por eso, ese período es el más
peligroso de la vida, ya que es inútil razonar con u adolescente que,
usando la mente macrocósmica, la de la Tierra, no posee aún su mente
individual que pueda hacer de freno frente a los deseos incontrolados.
¿Le responde eso su pregunta?
El aludido afirmó con la cabeza, mientras todos centraban en él las
miradas. El intruso continuó:
Ahora
ya habrán ustedes adivinado lo que pretendo de ustedes.
Ahora ya saben lo suficiente para comprender que están yendo por el
camino equivocado, que les va a conducir a todos a grandes
sufrimientos y reparaciones durante muchas vidas. Y, como seres libres
que son, decidirán. Ni yo ni nadie pretenderá privarles de su libertad,
porque en los planos espirituales nadie osa hacerlo. Ni el propio Dios lo
intenta. Él, que nos creó libres, espera, y nos presta para eso Su ayuda,
que, empleando esa libertad, cometiendo errores y pagándolos y
aprendiendo las lecciones oportunas o acertando y asimilando las de ello
derivadas, vayamos evolucionando hasta convertirnos, como nuestros
Hermanos Mayores, en dioses creadores. Tendremos todos la ayuda
divina mientras busquemos la verdad, la belleza y la bondad. Y, a
medida que vayamos viviendo en fraternidad y en amor y vayamos
87
liquidando las deudas kármicas del pasado, nuestras vidas serán más y
más felices.
No piensen continuó
que
esto es un intento de convertirlos a
ninguna religión. Es indiferente la religión que se tenga o que no se
tenga ninguna. Las religiones han sido y son medios maravillosos para
orientar las mentes y los corazones positivamente. Pero, en última
instancia, la verdadera religión
es el amor al prójimo, que es lo único
que nos permite evolucionar sin traumas, es decir, religarnos
con Dios.
Pero también es verdad que, quien cree, pide ayuda; y, quien pide
ayuda, la recibe. No en balde dijo Cristo aquello de ”pedid y recibiréis”.
Porque la oración que, por ley natural siempre recibe respuesta de los
planos superiores, es como hacer un agujero en el techo para permitir
que se derrame sobre nosotros la energía de un plano superior.
Esto prosiguió
a
nivel individual. Pero, a nivel grupal, a nivel
Humanidad pues
no hemos de olvidar que somos unidades de un todo
que evoluciona como conjunto ocurre
otro tanto: que el cuerpo de
deseos grupal, que no es sino la media de los de todos, es más fuerte que
la mente grupal y, apenas nos descuidamos, nacen la astucia y el
egoísmo y, como hijo de ambos, el materialismo, con sus secuelas
inevitables de dictaduras, guerras, opresiones, explotación, hambre,
acumulación de riqueza, polución a nivel mundial, ansia ilimitada e
irreflexiva de poder, desolación, incultura, pérdida de valores,
desespiritualización, etc., causantes de la crisis que vivimos.
Tras un largo silencio, que el visitante aprovechó para pasar su
mirada sobre los presentes el ministro terció:
¿
Podría usted concretar más lo que espera de nosotros la
Jerarquía de que ha hablado?
Sí:
que mediten en lo más profundo de sus corazones y de sus
mentes lo que les he expuesto; que, cada cual en la medida de sus
fuerzas y de sus posibilidades y de sus alcances y hasta de su
convencimiento, traten de actuar para dotar a la sociedad española de
los mejores medios para lograr la mayor y más homogénea evolución
posible; que se conciencien de que lo importante, desde el punto de vista
del plan divino, es el grupo y no el individuo, el cual, sin embargo,
recibe mucho más de lo esperado si se conciencia de que es miembro de
88
un todo y pone los intereses de ese todo por encima de los propios; que
hagan lo posible por eliminar la competencia a todos los niveles,
sustituyéndola por la colaboración, ya que aquélla busca el triunfo de
uno sobre sus semejantes, mientras que la colaboración pretende el
avance del grupo. Ésa fue la razón del nacimiento de los equipos
humanos, incluso los deportivos, que muy pronto algunos se encargaron
de deformar y malinterpretar, haciendo prevalecer la competición, que
es resta de esfuerzos, frente a la colaboración, que es suma de energías,
y que les hubiera llevado, y un día les llevará, mucho más lejos con
mucho menos esfuerzo; que traten de familiarizar a sus lectores, oyentes
y televidentes con esas dos grandes verdades que, una vez aceptadas,
una vez incrustadas en la conciencia colectiva, cambiarán para bien las
vidas de todos, y que son: la realidad y vigencia de la Ley del
Renacimiento, de que somos inmortales y evolucionamos construyendo
y utilizando cada vez cuerpos más perfectos, en base a nuestras vidas
anteriores; y la inevitabilidad de la Ley de Acción y Reacción, que hace
que todo cuanto hagamos a los demás revierta de algún modo en
nosotros en el futuro, con el fin de que aprendamos así lo que es
correcto y lo que no lo es; que tengan presente que la energía sigue al
pensamiento y que el hombre es un ser creador y creamos con la mente,
por lo que deben ser muy cuidadosos con los pensamientos que en el
futuro creen y con los que hagan crear a los destinatarios de sus
trabajos. Si necesitan ayuda, eleven sus mentes pidiendo luz y la
recibirán, y su intuición crecerá, siempre que sus propósitos sean
acordes con el bien general e inegoístas. De otro modo, la oscuridad
será la respuesta. O, quizás, las energías negativas, que se enfrentan a la
luz porque no la comprenden aún.
¿
Se imaginan ustedes concluyó
si
durante, digamos, seis
meses, hablasen, diaria y machaconamente pero en serio, todos los
media, de estos temas con la misma insistencia, interés y
convencimiento con que hablan, por ejemplo, de las discrepancias
políticas o los deportes o la moda o, incluso, los chismes íntimos e
intrascendentes para la evolución grupal, de los famosos?
De nuevo un silencio total. Nadie osaba hablar, tratando de
asimilar lo que estaba oyendo. El intruso continuó:
89
Quisiera
rogarles que, por favor, guarden en secreto todo lo
relacionado con esta reunión. No sería oportuno que trascendiese. Por
otra parte, aunque su profesión es comunicar, están también habituados
a guardar secretos y no les será difícil hacerlo esta vez, sabiendo que
pueden con ello frustrar algo verdaderamente importante.
No
espero añadió
que
todos ustedes actúen al mismo nivel.
Son libres y tienen derecho a ejercitar esa libertad. Pero los que no den
la talla no dejarán de sentir una dolorosa espina clavada en el corazón.
Y siempre estarán a tiempo para, ejercitando esa libertad, rectificar.
Porque, oportunidades como ésta para actuar como seres inteligentes y
como profesionales de los media, en beneficio de la Humanidad, no se
les volverán a presentar, quizás, en muchas vidas.
Ahora,
amigos míos, les dejo. Pero ya no son los de antes. Ahora
sus vidas han cambiado. Han experimentado todos una ampliación de
conciencia y, a partir de este momento, empezarán a ver las cosas desde
otro punto de vista, y la realidad que les circunda y sus propios
organismos y la existencia toda, empezarán a tener sentido. Y
comprobarán que todo tiende a un fin y que ustedes son, pueden ser,
artífices privilegiados de que la Humanidad alcance un hito importante
en su evolución. Les sugiero que aprovechen esta reunión para cambiar
impresiones, si lo creen conveniente. Adiós, señores.
Dicho esto, desapareció, esfumándose lentamente, de abajo a
arriba, hasta que la cabeza se difuminó definitivamente dejando en la
retina de todos una sonrisa de amor que todos sintieron, de modo
inexplicable pero intenso, en lo más íntimo de sus seres y que dejó en la
sala una vibración especial de paz jamás experimentada por los
presentes.
Todos ellos encontraron después, cada uno en un momento
distinto, entre sus papeles o en uno de sus bolsillos, una cuartilla escrita
con su propia letra, en la que se leía:
1Ley
de Renacimiento. Somos inmortales.
2Ley
de Retribución. Recogemos y somos lo que sembramos.
3Amor
y servicio desinteresados a los demás.
4. Sustitución de la competencia por la colaboración.
90
5Cultivo
de la mente para vencer los deseos egoístas.
6Desarrollo
de la voluntad para dirigir la mente
. 7Tengo
una gran responsabilidad, pues influyo en miles de
semejantes.
8Soy
necesario a Dios e importante para Su obra.
9Nunca
estoy solo si busco el bien.
* * *
91
Los Sindicatos
6.
Era un hotel muy agradable en un emplazamiento discreto y
apartado. Los convocados llegaron a lo largo del día. A la hora
convenida fueron acudiendo a la sala indicada en la convocatoria,
saludándose y tomando asiento de modo informal.
Todos se conocían. Todos menos uno, al que miraban con no
disimulada curiosidad, suponiendo que sería algún ejecutivo del hotel
que no acababa de decidirse a salir de la sala. Pero no. Con gran
sorpresa de todos, el desconocido tomó la palabra para decir:
Por
favor, señores, tomen asiento.
92
Todos obedecieron. Pero las miradas de los asistentes eran cada
vez más inquisitivas.
Buenas
noches, señores.
Todos respondieron, aunque de modo displicente y nervioso. ¿Qué
estaba pasando?
Comprendo
su inquietud por conocer mi identidad. Por ello les
voy a sacar de dudas enseguida. Yo no soy sindicalista, es decir, no
pertenezco a ningún sindicato.
¿
Y qué hace aquí y, además, dándoselas de presidente? exclamó
uno de los presentes.
Es
que he sido yo quien les ha convocado.
El estupor se reflejó en todos los rostros.

¿Usted? fue
el grito unánime.
Sí,
yo. Verán: Era necesario que todos ustedes se reuniesen
porque es importante lo que tengo que decirles, así que los convoqué
aquí, que es un lugar discreto. Y, además, les recomendé discreción,
porque no es conveniente que trascienda esta reunión que, por otra
parte, no tiene nada de clandestina. Lo he hecho por evitarles a ustedes
tener que dar explicaciones que no podían dar.
Pero
dijo
uno a
mí me convocó telefónica…
y personalmente cortó
el desconocido yo.
¿
Usted?
Sí.
Pero
no me dijo quién era.
Ni
a ninguno de los presentes. Pero no me lo preguntaron.
Los rostros de todos reflejaban el lógico estupor ante el hecho de
haberse dejado convocar por alguien desconocido de una forma tan
inusual sin siquiera haberle preguntado quién era. Por tanto, nadie se
atrevió a achacar su propia actuación al convocante. Y éste siguió:
Lo
único que hice fue decirles que era importante reunirse aquí
todos ustedes, añadiendo la sugerencia a
la que nadie se opuso de
que
resultaría conveniente un cambio de impresiones discreto con todos los
demás sindicatos. Cierto que esa sugerencia llevaba bastante energía, de
modo que todos se sintieron tan satisfechos con la idea que olvidaron
preguntar mi identidad, lo cual hubiera complicado un poco las cosas al
93
tener que explicar a cada uno y por teléfono lo que ahora puedo decir a
todos a la vez y cara a cara.
¿
Y qué nos tiene que decir?
Que,
aunque yo soy un hombre como ustedes, me trae aquí una
misión, digamos, suprahumana.
Al oír esto algunos empezaron a pensar que habían sido víctimas
de una broma o de la imaginación de un loco megalómano.
No
interrumpió
el convocante no
piensen eso. No soy ni un
bromista ni un loco.
¿
Entonces, qué es?
Un
hombre como ustedes, ya se lo he dicho. Pero con una misión
que les afecta a todos… y al país.
¿
Y qué misión es ésa?
No
podré comunicársela hasta que tenga la seguridad de que
ustedes creen en mi veracidad y en mis buenas intenciones y, por el
momento, no lo veo, y es lógico.
¿
Y cómo lo ve?
En
sus auras mentales y emocionales.
Estupor general.
¿
En las auras? se
atrevió uno.
dijo
tranquilamente el convocante Usted,
por ejemplo,
piensa que esto es una broma de alguno de los presentes, al que no
nombraré para no dejarle a usted en mal lugar. Y usted dijo
señalando
al sentado a la derecha del anterior que
puedo ser un bromista que se
ha excedido en su broma. Y usted señalando
al siguiente que
estoy
loco. Y usted… usted es el único que piensa que quizás tenga todo esto
algún sentido. Usted continuó
con el siguiente se
apunta también a
mi locura. Y usted a la broma, pero esta vez de un ausente…
Y así continuó hasta que concluyó con los asistentes. En los
rostros de los aludidos iba reflejándose la sorpresa de ver tan claramente
leídos sus propios pensamientos. Por fin, uno se atrevió a preguntar:
Pero,
¿es usted dirigente de algún movimiento obrero?
Ahora,
no. Lo fui, si así puede llamarse, hace unos doscientos
años, cuando la Revolución Francesa.
El asombro llegó a su cénit.
94
¿
Quiere decir que estuvo usted en la Revolución Francesa?
Sí.
Estuve. Y usted también, por cierto.
El aludido se señaló a sí mismo con indignación.
¿
Yo en la Revolución Francesa?
Pues
sí, amigo. La única diferencia es que usted no lo recuerda y
yo sí.
¿
Y eso por qué?
Porque
yo he avanzado un poco más en la evolución y he logrado
el recuerdo de mis vidas pasadas, cosa que le ocurrirá a usted algún día
también. Y a todos.
Pero,
vamos a ver pretendió
aclarar otro quién
es usted, qué
quiere, para qué nos ha convocado y qué pintaba usted en la Revolución
Francesa? terminó
con una sonrisa sarcástica.
Trataré
de contestarle por orden: soy un hombre como ustedes,
como les he dicho antes, aunque un poco más evolucionado, lo cual me
ha permitido adquirir facultades que ordinariamente se llaman
paranormales. Lo que quiero es hablar con ustedes para exponerles algo
que estoy llevando a cabo al más alto nivel nacional y que resulta
importante para el país y, seguramente, para la Humanidad en su
conjunto. Les he convocado, obviamente, para poder exponérselo. Y, en
la Revolución Francesa dirigí un grupo bastante numeroso de gente que
trató de defender, por un lado, a los menos favorecidos y de evitar, en lo
posible, los desmanes en que desembocó lo que inicialmente era algo
idealista.
Todos quedaron en silencio como preguntándose ¿es posible que
diga la verdad o está tomándonos el pelo a todos? Nadie quería pasar
por tonto, así que el más rápido insistió:
¿
Quiere exponernos esas facultades paranormales de que habla
en qué consisten?
Ya
sabía que terminaríamos así replicó
el convocante Siempre
ocurre lo mismo. Y me veo obligado a hacer demostraciones que nada
me apetecen pero que, en este caso, resultan necesarias, dada la
importancia y la finalidad de la misión. Entre otras cosas siguió
puedo
leer sus pensamientos y deseos y su pasado, puedo trasladarme
95
adonde quiera al instante, puedo materializarme y desmaterializarme y
soy invulnerable.
Todos quedaron expectantes ante lo que se les prometía. El
convocante siguió:
Así
que, ¿qué quisieran ustedes que hiciera? Díganlo sin rebozo
y yo lo haré si está en mi mano y, si no, se lo diré francamente.
Los presentes se miraron unos a otros sin atreverse ninguno a
solicitar nada. Sus mentes, de repente se habían obturado. A ninguno se
le ocurría nada suficientemente difícil o convincente para pedírselo al
intruso. Por fin, uno se atrevió a decir:
¿
Podría usted adivinar lo que estoy pensando?
Claro.
Ha pensado en despistarme y, por si poseo ese poder, se
ha puesto a recitar la tabla de multiplicar del siete.
El rostro del aludido se tensó. Tras un momento, exclamó con cara
de incomprensión:
Pues
es verdad. ¿Cómo lo ha sabido?
Ya
se lo he dicho antes, lo he visto en su aura.
Pero
osó
decir otro ¿
puede hacer eso con todos?
Sí,
claro.
¿
Con todos los hombres?
Por
supuesto.
Entonces
esos poderes son maravillosos para…
Eh,
eh, eh le
cortó el convocante esos
poderes no se pueden
usar ni se usan en beneficio propio ni para fines que no sean el bien de
los demás de modo totalmente altruista.
Pero
se podrían…
Se
podrían, pero entonces yo no sería un iniciado, sino un
impostor, y perdería esos poderes que me han costado muchas vidas y
mucho esfuerzo de obtener.
Silencio densísimo. Los presentes trataban de asimilar aquello, que
los descolocaba a todos mental y emocionalmente. Otro de los presentes
trató de nuevo de aclarar la situación:
¿
Es que trae usted una nueva religión?
No.
No hace falta una nueva religión.
¿
Entonces?
96
Tengan
paciencia. Han de creer en mí primero. Traten, por favor,
de comprobar que no soy ningún farsante, de la única manera que les
convence.
¿Me puede decir algo de mi vida? propuso
uno.
Usted
es de Burjasot (Valencia); nació el día 17 de febrero de
1.955; se casó con A. S. el día 11 de marzo de 1.980; tiene dos hijos
llamados Vicente y Amparo; estudió filosofía en Valencia; tuvo tres
novias, llamadas Concha, Diana y Esperanza; opositó a cátedra, y
obtuvo la plaza con el número siete; padece del estómago y ha sido
operado una vez… claro que todo esto, pueden ustedes pensar que es, o
podría ser, de dominio público. Pero comprenderán que no puedo
extenderme en cosas íntimas como si estuviésemos los dos solos. Sí
puedo decir que, cuando tenía veintitrés años, se perdió en un monte, en
el que anduvo cuatro días desorientado, sin comida, pero aquella
experiencia, que no ha relatado nunca a nadie, puesto que estaba de
vacaciones y sus parientes no lo esperaban, le fue muy favorable porque
pensó mucho y descubrió la importancia de los movimientos obreros, de
modo que, al regresar a su casa, lo hizo decidido a trabajar en ese
campo. Y así fue.
El aludido, sorprendido pero convencido, exclamó:
Para
mí esto es bastante, pues yo no había dicho todo esto jamás
a nadie.
Me
alegro de que me crea. Veo en su aura que no miente.
Calló un momento. Luego, pasando su mirada por los presentes,
preguntó señalando a dos de ellos:
¿
No desean convencerse usted ni usted, por ejemplo?
Los aludidos se sorprendieron de haber sido descubiertos. Uno de
ellos reaccionó enseguida y dijo:
¿
Sería usted capaz de decirme qué hay encima de mi mesilla de
noche ahora?
Para
eso respondió
el convocante tendré
que abandonarles un
momento.
Dicho esto, desapareció de la sala, ante el asombro de todos. A los
pocos segundos volvió a aparecer diciendo:
97
Sobre
su mesilla de noche hay un vaso de agua medio lleno, un
pañuelo limpio y planchado que, por cierto, ha olvidado usted llevarse
esta mañana, una lamparilla de pantalla de pergamino con notas
musicales y un cenicero limpio de cristal verde.
¡
Es cierto! dijo
el aludido, mientras se sumía en una profunda
reflexión.
¿
Puede usted se
animó su compañero de dudas averiguar
la
combinación de la Primitiva de mañana?
Lo
siento respondió
el convocante pero
ya he dicho que mis
poderes no pueden emplearse egoístamente. Si lo desea, puedo decirle la
combinación que ha salido hoy, la anterior o la de cualquier día desde
que existe la Primitiva.
Dígame
rectifico
el aludido cómo
se llamaba mi abuelo
materno.
Teógenes
exclamó
sin dudarlo el convocante y
murió hace
diecisiete años de un cáncer de próstata a la edad de setenta y ocho. Pero
le voy a decir algo más: Usted también se perdió, pero fue a los once
años. Y fue recogido por una señora que lo llevó a la Guardia Civil que,
a su vez, lo condujo a su casa. Y eso tampoco lo han dicho ustedes
nunca a nadie, ¿verdad?
No
respondió
el otro Es
cierto. Son ciertas las dos cosas.
El visitante paseó su mirada sobre los presentes y pareció
satisfecho. Tras un instante de silencio, dijo:
Aunque
no lo crean, son ustedes los más próximos a la verdad.
¿
Qué quiere decir con eso? quiso
saber uno de los presentes.
Quiero
decir que, como hombres, como seres en evolución que
somos, hemos vivido todos muchas vidas, mejorando cada vez, y
formando cuerpos más y más capaces de expresar las facultades que,
como chispas divinas que son, poseen nuestros espíritus.
¿
Quiere decir entonces que lo de la reencarnación es verdad? inquirió
otro.
Por
supuesto. Es necesaria para evolucionar. Ninguno de
nuestros cuerpos físicos actuales es aún perfecto, puesto que no ha
terminado su evolución. Por lo tanto, es necesario que nuestro espíritu,
que es nuestro verdadero yo, se vaya desprendiendo de ellos cuando ya
98
no le resultan útiles, por viejos o enfermos, y construya otros mejores.
Ésa es la causa de la muerte del cuerpo físico.
¿
Pero no es el cuerpo físico el que evoluciona? quiso
saber otro.
El
cuerpo físico evoluciona, es decir, se perfecciona. Pero esa
evolución y ese perfeccionamiento no son sino la consecuencia de los
esfuerzos del espíritu para poder expresarse lo mejor posible en el
mundo físico. Porque el espíritu no evoluciona, ya que es una parte de
Dios. Lo que hace es devenir capaz de manifestar, a través de los
cuerpos que construye, cada vez más perfectos, sus potencialidades
divinas.
¿
Y cómo lo hace? preguntó
otra voz.
Bueno.
No hay más que mirar a nuestro alrededor. Todo lo que
en este momento nos rodea lo ha hecho el hombre. Y eso es una prueba
de que la capacidad creadora que posee ya puede ejercitarla hasta cierto
nivel.
¿
Es que hay más niveles? interrogó
el otro.
Por
supuesto. Estamos aprendiendo, con los vehículos que
sabemos construirnos hasta ahora, a manejar la materia mineral. Sin
embargo, aún no podemos ni sabemos manejar la vida.
¿
Manejar la vida? replicó
el interlocutor.
Sí.
Aún no podemos hacer que una materia mineral creada por
nosotros viva, es decir, crezca, se reproduzca y muera.
¿
Y eso se puede hacer?
Por
supuesto. Y mucho más. Se puede hacer que esa materia
mineral, ya viva, sea, además, capaz de deseos y de sentimientos y,
como consecuencia, se mueva hacia lo que le apetece y huya de lo que
la repele, con lo cual se ha creado un animal. Y aún se podría hacer que
ese animal se hiciese capaz de pensar, de razonar, de juzgar, de ser
consciente de su propia existencia y, por tanto, libre y, lógicamente,
responsable de las consecuencias de sus actos. Con lo cual habríamos
creado un hombre.
El silencio y la expectación eran absolutos. El convocante
continuó:
Todo
eso está al final de nuestra evolución como hombres…
99
¿
Y hay algún hombre que haya alcanzado ese nivel? preguntó
uno de los oyentes.
Sí.
Los hay. Y son los que llamamos Hermanos Mayores, que
constituyen la Jerarquía que se encarga de supervisar, orientar y dirigir
la evolución de la Humanidad como conjunto.
Tras otro silencio asimilador, inquirió otro de los presentes:
¿
Por qué ha dicho usted que somos los más próximos a la
verdad?
Por
varios motivos respondió
el convocante.
¿
Podemos conocerlos? Y, ¿a qué llama usted “la verdad”? insistió
el interlocutor.
Bueno.
Verán. Antes que nada quiero decirles que las ideas y los
movimientos obreros fueron inspirados precisamente por la Jerarquía
porque la Humanidad, sobre todo la occidental, había llegado a un
estadio evolutivo en que era capaz de utilizar su propia mente, y se
imponía romper los viejos moldes y crear otros nuevos, es decir, hacer
desaparecer la explotación de los esclavos y hacer nacer los derechos de
los asalariados.
¿
Eso fue inspirado por la Jerarquía?
Sí.
Eso y el Renacimiento y las ideas de Rousseau y
Montesquieu, padres de la democracia moderna, y los Derechos
Humanos y los Derechos de la Mujer y los Derechos del Niño y la Cruz
Roja y las ONGs y mil cosas más, que nos han hecho y nos siguen
haciendo evolucionar en el sentido correcto.
Entonces,
nosotros, si estamos en la verdad, deberíamos tener la
ayuda de la Jerarquía, ¿no? avanzó
otro de los presentes.
Y
la tienen. Pero no como usted piensa contestó
el convocante.
Entonces,
no lo entiendo replico
el otro.
Verá:
dijo
el convocante tratando de expresarse con la máxima
claridad Una
cosa es que la idea inicial provenga de la Jerarquía, que
crea la forma mental de lo que cree conveniente que ocurra y la lanza al
Mundo del Pensamiento Concreto con un impuso de su voluntad, y otra
cosa es que los hombres, los pensadores, los filósofos, los idealistas,
sean capaces de captar el contenido íntegro y exacto de esa forma
mental y, luego, de plasmar lo captado en ideas y en palabras o escritos;
100
y otra cosa más distinta aún es la interpretación que dan a eso que han
captado, partiendo de la base de que ninguno de ellos posee vehículos
suficientemente perfectos como para asimilar esa forma mental en toda
su integridad y en toda su intención. ¿Comprenden?
Los presentes afirmaron con la cabeza pensativos. El convocante
prosiguió:
Ésa
es la causa de tantos abusos y tantos excesos: la
interpretación torcida de una buena idea original.
¿
Por ejemplo? se
atrevió otro de los presentes.
Hay
muchos. La más flagrante y prolongada, la interpretación
que la iglesia católica, y con ella todas las iglesias cristianas, han dado a
la religión fundada por Cristo. Porque Cristo vino a enseñarnos el amor,
la fraternidad, la colaboración, la asociación, la alegría, la felicidad, la
devoción, el perdón, la tolerancia, la comprensión, la paciencia, la
libertad, la esperanza, la confianza en Dios, etc. Y la iglesia ha
terminado bendiciendo a los ejércitos, declarando cruzadas, torturando,
excomulgando, condenando, excluyendo, prohibiendo, etc.
Otro caso clarísimo es el del comunismo. La idea inicial es buena.
Es perfecta: todo es de todos y cada cual aporta lo que puede y recibe lo
que necesita. Pero luego, la interpretación fue bien distinta y se procedió
a eliminar a los que tenían para repartirlo entre los que no tenían. Y,
más tarde, entre los que mandaban.
Son dos ejemplos típicos. Y se podrían poner cientos de ellos.
Todos derivados de una captación parcial o deformada de la idea inicial
o de una interpretación torcida y egoísta de algo que inicialmente no lo
era. Pero, en todo caso, se debe a la falta de capacidad en los intérpretes
para traducir a valores de este mundo físico las inspiraciones de otros
mundos.
¿
Por qué dice, pues, que estamos en la verdad? insistió
el que
había hecho inicialmente la pregunta.
Porque,
entre todos los estamentos sociales son los asalariados y,
por tanto, ustedes, sus representantes, los que menos tienen, y conocen
muy bien las privaciones y la explotación y los abusos, y se sienten más
cerca de su prójimo que los que tienen la vida resuelta y fácil y no se
ven en la necesidad de ser víctimas del egoísmo de otros. Todos ustedes
101
actúan por puro altruismo a favor de los menos afortunados. Y eso es lo
más hermoso que se puede hacer y lo único que, en verdad, hace posible
al hombre evolucionar.
La sala se vio inundada por una oleada de satisfacción y una
amplia sonrisa se dibujó en todos los rostros. El convocante continuó:
Esa
circunstancia les va a facilitar mucho la labor que vengo a
proponerles.
¿
Qué nos viene a proponer? preguntaron
simultáneamente
varias voces.
Verán.
Estoy teniendo una serie de entrevistas con todas las
autoridades y personalidades relevantes del país.
¿
Para qué? quiso
saber otro.
Porque
ha llegado el momento de que la Humanidad y
empezaremos por España asuma
el protagonismo de su propia
evolución. Hasta ahora, la Jerarquía ha actuado del modo que le ha
parecido más conveniente para todos. Pero ya considera que estamos
preparados para actuar conscientemente, es decir, conociendo
determinadas cosas fundamentales.
¿
Como cuáles? fue
la común pregunta.
Como
que todos somos espíritus inmortales que, como he dicho,
evolucionamos o “despertamos” a lo largo de varias vidas; o que no
existe la muerte, sino el abandono del cuerpo físico, que sólo es un
vehículo temporal del espíritu que somos; que toda la creación está
regida por la ley del amor, que Cristo enunció diciendo “compórtate con
los demás como te gustaría que los demás se comportasen contigo” y
que ésa es la medida que se aplica a todos; que, consecuentemente, tras
la muerte del cuerpo físico, seguimos viviendo en el Purgatorio, donde
revivimos la vida que terminó, y sentimos todo el daño que a los demás
hicimos infringiendo esa ley natural, de modo que aprendemos, para
futuras vidas, lo que no debemos hacer; que, luego, pasamos, del mismo
modo, por los tres cielos, donde experimentamos toda la felicidad que
hemos proporcionado a los demás cuando hemos cumplido la ley
natural, con lo que aprendemos qué cosas deben hacerse; que, asimilado
todo eso, creamos nuevos cuerpos, más perfectos que los anteriores, más
capaces de expresar lo superior, en los cuales renacemos y vivimos de
102
nuevo en esta tierra; que ese ciclo se repite, mejorando cada vez, hasta
que alcanzamos el estatus creador de que he hablado antes; que, además
de la ley del amor, ya aludida, y la del renacimiento, también expuesta,
hay otra ley natural que resulta fundamental y es la ley de Causa y
Efecto o del Karma, que es la que no sólo nos hace recibir en el
Purgatorio y en los cielos, como he dicho, el bien o el mal causados,
sino que nos obliga además a pagar con servicio amoroso y
desinteresado a nuestras víctimas de otras vidas, aquellas agresiones y
abusos, y ésa es la causa de que nazcamos en una u otra familia y en un
entorno u otro y en un nivel social u otro; que no existen, por tanto,
castigos ni premios, sino tan sólo resultados de nuestros propios actos;
que, consecuentemente, nadie puede quejarse de ser pobre o rico,
inteligente o torpe, agraciado o feo, alto o bajo, sano o enfermo, etc.
porque todo ello no es sino consecuencia directa de sus actuaciones
anteriores y, por tanto, si bien no podemos evitar las consecuencias de
lo ya hecho, en esta o en vidas anteriores, sí que podemos
proporcionarnos vidas futuras más felices si ponemos ahora en
funcionamiento causas que produzcan efectos positivos, y eso sólo se
logra cumpliendo la ley del amor; que Dios no es un ser vengador, ni
celoso de su poder, ni que se irrite por nada, sino un padre amoroso, del
cual formamos parte, en cuyo seno vivimos y tenemos nuestro ser, y que
nos ayuda y nos alienta y nos inspira y nos ama, pero que, por eso
mismo, porque nos ama, respeta nuestra libertad y permite que nos
equivoquemos y suframos las consecuencias de nuestros errores para
que así podamos convertirnos en dioses creadores como Él, que es
nuestra meta; que, a lo largo de las distintas vidas, vamos pasando por
diversas razas y culturas y religiones, cada vez más elevadas y
adaptadas a la evolución que vamos adquiriendo; que, del mismo modo,
alternamos el sexo frecuentemente, para que el espíritu pueda expresar
sus dos polaridades, ya que el espíritu es bipolar; que , si todos somos
partes de Dios, somos, en el fondo, uno, y por eso no es correcta la
explotación de los demás ni la exclusión ni el abuso ni el engaño, y por
eso nos duele a todos, lo reconozcamos o no, cuando alguien pasa
hambre o privaciones; que, lógicamente, los más sensibles, los más
evolucionados, sienten ese dolor más intensamente y llegan a dedicar
103
sus energías a defender a los menos favorecidos, que es lo que hacen
ustedes, y ésa es otra de las causas a que antes he aludido cuando he
dicho que están más cerca de la verdad que los demás estamentos y
personalidades…
El silencio se podía cortar. Todos estaban asimilando el mensaje y
en sus rostros se percibía una sensación de comprensión profunda, de
clarificación de antiguas preguntas, de satisfacción de profundos
anhelos… Tras un largo y fructífero espacio de tiempo, surgió la
pregunta lógica:
¿
Y qué se desea que hagamos?
Aún
no les he respondido dijo
el convocante a
su pregunta
sobre qué es la verdad. Es una gran pregunta que ya se planteó Pilatos
cuando oyó a Cristo decir que había venido al mundo como “testigo de
la verdad”. La verdad es Dios. Y, así como nos resulta imposible con
nuestras mentes, aún rudimentarias, hacernos una idea completa de la
realidad de Dios, tampoco somos capaces de abarcar toda la Verdad. Y,
a lo largo de la vida, vamos percibiendo y comprendiendo y haciendo
nuestras pequeñas parcelas de esa verdad, cada cual según su propio
estatus evolutivo. Porque la verdad tiene infinitas facetas y nadie puede
abarcarlas todas. De ahí que haya tantas “verdades” como hombres.
Pero lo que yo he querido decir es que, considerando la idea de la
Jerarquía en cuanto a la necesidad y la obligación que todos tenemos de
ayudar a los menos favorecidos, como una plasmación aceptable de una
faceta importante de la verdad, no cabe duda de que su altruismo y su
entrega a los demás, los sitúa a ustedes muy próximos a ella. Aunque añadió
tras un momento no
he de ocultarles que también con algunos
errores importantes.
Una vibración de inquietud recorrió todas las mentes y algunos
ceños comenzaron a fruncirse interrogantes. Uno de los presentes
preguntó, resumiendo el sentir general:
¿
Qué errores? Sería interesante conocerlos…
Por
ejemplo respondió
el convocante el
considerar a los
empresarios como enemigos.
¿
Es que no lo son?
104
No.
No lo son. Son hermanos que, como ustedes y como yo,
están intentando evolucionar, cosa que hacen con más o menos acierto.
Otra cosa es que se comporten negativamente, llevados de su egoísmo o
ambición o, simplemente, porque la sociedad obliga a muchas cosas que
uno no quisiera, o por las circunstancias del momento. Pero no son
enemigos.
Silencio reflexivo. El convocante continuó:
Todos
ustedes, y yo también, en alguna o algunas de nuestras
vidas anteriores hemos sido ricos y hemos explotado a los demás,
incluso hemos tenido esclavos y los hemos maltratado. Por tanto, la
postura a adoptar no ha de ser la del enfrentamiento, sino la de la
comprensión. Mírenlo así: Los empresarios poseen riqueza porque la
han merecido, puesto que a nadie se le regala nada según las leyes
naturales. Una vez en sus manos, tienen dos opciones: o hacer buen uso
de ella, creando trabajo y proporcionando medios de subsistencia dignos
a sus empleados, o explotarlos para extraer mayor provecho. En el
primer caso, estarán cumpliendo su cometido en esta encarnación; en el
segundo, estarán infringiendo la ley del amor y, por tanto, tras la
muerte, experimentarán en carne propia todo el daño y el dolor causados
pero, además, aún en esta vida (bancarrotas, desgracias, etc.) y si no en
otra futura, pero con toda seguridad, porque las leyes naturales nunca
fallan, tendrán que pagar con servicio amoroso y desinteresado todo el
mal que ahora hacen, y para ello se les colocará se
les hará renacer en
los lugares de la sociedad en que se vean obligados a ello.
En cuanto a los hoy asalariados, lo son, bien porque han accedido
a nuestra sociedad procedentes de otras civilizaciones o razas más
atrasadas y han hecho merecimientos para nacer aquí, o porque no han
cumplido debidamente en otras vidas sus deberes de empresarios o jefes
o personas influyentes, y ahora han de experimentar las consecuencias
para que sus espíritus tomen buena nota de ello.
¿
Quiere decir que el ser asalariado o, mejor, obrero, es un castigo
por algo hecho erróneamente en otra vida? preguntó
uno.
Puede
serlo. Pero también, como he dicho, puede ser un
“ascenso” por méritos propios.
Eso
no está claro aventuró
otro de los oyentes.
105
Verán:
nosotros, como espíritus, a lo largo de muchos miles de
vidas, hemos ido pasando de un pueblo a otro, de una raza a otra, de una
religión a otra, cada vez más avanzados, siguiendo un proceso lógico.
¿
Cuál?
El
de que, cuando tras varias vidas en un pueblo o raza, hemos
adquirido todos los conocimientos que esa cultura y esa religión y esa
sociedad podían proporcionarnos, hemos renacido en otro pueblo con
cultura, religión y civilización más avanzadas. Y así hemos ido
progresando hasta llegar aquí. Por tanto, el que hoy es asalariado, sobre
todo en el nivel inferior, es, o porque está experimentando las
consecuencias de una actuación negativa en vidas anteriores o porque,
por el contrario, ha llegado aquí como consecuencia de sus esfuerzos
evolutivos, desde niveles aún inferiores. Y, hasta cabe una nueva
posibilidad…
¿
Cuál?
El
que un espíritu muy evolucionado que no tenía por qué ocupar
ese puesto, desee asumirlo porque viene a realizar una misión que
redunde en beneficio de muchos. Tengan en cuenta que los espíritus,
como parte de Dios que son, poseen facultades inconcebibles. Pero sólo
manifiestan aquí aquello que desean o, mejor dicho, sólo construyen
vehículos para manifestar aquí aquello que hasta ahora no han podido o
querido manifestar aún de sus potencialidades espirituales.
¿
Podría ponernos algún ejemplo?
Bueno,
a nivel sindical, no me atrevería. Podrían considerarse
casos de este tipo el de Jacobo Boehme, el de Gandi, el de Lutero King
y, y, por encima de todos ellos, el del propio Cristo, que vino a
desempeñar un papel infinitamente inferior al que por su estatus
espiritual le correspondía, pero lo hizo para traer un bien inmenso a toda
la Humanidad. ¿Lo comprenden? Por eso se nos dice en la Escritura que
no debemos juzgar a los demás. Porque, a lo mejor, aquello de que
creemos carece el prójimo es precisamente lo que en esta encarnación
no ha creído conveniente manifestar, pero en realidad, nos aventaja con
mucho.
Nuevo silencio asimilador. El convocante continuó:
106
Pero
todo esto no cambia nada los planteamientos iniciales ni los
que les han hecho a todos ustedes trabajar por los asalariados. Porque es
una obligación de todos ayudar a los que están peor, en cualquier
aspecto, haciendo caso omiso de las causas que les han conducido a esa
situación. Si nosotros estamos aquí, no les quepa duda, se debe a que en
alguna ocasión, o en muchas, ha habido alguien que nos ha echado una
mano, que ha trabajado por nosotros, que se ha solidarizado con
nosotros, que se ha sacrificado por nosotros. Y así vamos avanzando.
Pero todos somos “el custodio de nuestro hermano”. De modo que,
insisto, están ustedes muy próximos a la verdad y sólo les separan de
ella algunos prejuicio como el de considerar a los empresarios como
enemigos cuando, en realidad, son hermanos, más o menos acertados,
pero hermanos al fin. Todos ustedes y
lo veo en sus auras están
guiados por el altruismo. Unos, como reacción a actuaciones
explotadoras en otras vidas. Y otros, por evolución, que les ha llevado a
dedicar sus esfuerzos al bien ajeno. Pero todos deben tener claro que
defender a los menos fuertes, que es una obligación, no debe implicar
necesariamente el enfrentarlos ni el convertirlos en antagonistas ni
menos en enemigos de nadie. Ustedes deben fomentar la comprensión,
la moderación, el orgullo de ser útiles a la sociedad y a sí mismos…
¿
Hay otro error en nuestra actuación? inquirió
otro.
Sí.
El olvidar, el obviar totalmente la parte espiritual del hombre.
Todos ustedes que, por una parte, son gente espiritualmente muy
evolucionada, por otra, pretenden trabajar a nivel exclusivamente
material cuando, en realidad, están haciéndolo por exigencias de su
propio espíritu. Y presumen de incrédulos y de ateos, confundiendo
lastimosamente la religión con sus ministros y a Dios con los que se han
autoproclamado sus intérpretes. Y dan un ejemplo nefasto a sus
seguidores a los que dicen, sin embargo, favorecer. Porque, no lo
olviden: si somos espíritus, si la evolución consiste en ser cada vez más
conscientes de que somos espíritus, el aferrarnos a la materia, que no es
más que un instrumento, nos aleja inevitablemente de nuestra meta y
deja la vida sin sentido alguno. y
continuó:
¿
No notan ustedes una contradicción interna entre su vocación,
que les hace sacrificar su tiempo, su esfuerzo y hasta sus vidas, en favor
107
de otros, y una sociedad materialista, egoísta, hostil, insolidaria y
desorientada por falta de un soporte interno al que asirse en medio de
los avatares de la vida?
Todas las cabezas, sumamente pensativas y concentradas,
asintieron en silencio. Por fin, uno de los presentes resumió el sentir
general:
¿
Qué deberíamos, pues, hacer?
Eso
lo deben decidir ustedes. Han de exprimir sus cerebros y dar
con las soluciones más positivas y menos disgregadoras. Sabiendo todo
lo que les he dicho, no tendría ningún sentido fomentar la confrontación.
Los empresarios y los obreros se necesitan mutuamente. Ése debe ser el
punto de partida. Quizá debieran fomentar las cooperativas, que
desarrollan la autosuficiencia, la colaboración, la autoconfianza, la
responsabilidad, la iniciativa, la creatividad y la fe en el prójimo. Y
cultivar el diálogo. Pero el diálogo entre hermanos.
De nuevo el silencio era total. Al fin, uno se decidió:
¿
Usted nos asistirá?
No.
No es mi papel. Ni sería oportuno. Mi participación en todo
este asunto, que se llevará a efecto en España en plan experimental y, si
da el resultado esperado, se extenderá a nivel mundial, se reduce a
hablar, como lo he hecho con ustedes, con las personas clave del país y
tratar de que se conciencien de la oportunidad, única en su evolución,
que se les brinda. Bien entendido que, si alguien no desea colaborar,
cosa que pueden hacer perfectamente, puesto que todos son seres libres
y la Jerarquía jamás violentaría la libertad de nadie, otro ocuparía su
lugar y el plan continuaría adelante sin su colaboración.
¿
Y la Jerarquía nos ayudará? inquirió
alguien.
Les
ayudará, pero a su manera, no a la de ustedes. Comprendan
que la Jerarquía tiene por misión encarrilar nuestra evolución y
nosotros, para evolucionar, hemos de aprender a hacer uso, pero un uso
correcto, de nuestra libertad, es decir a, pudiendo hacer el mal, realizar
el bien, libre pero espontáneamente. Por tanto, hemos de actuar y, al
actuar, acertar o equivocarnos y, si nos equivocamos, experimentar las
consecuencias de nuestro error y aprender así la lección. Si la Jerarquía
actuase por nosotros, sacándonos las castañas del fuego, si nos
108
resolviese los problemas o evitase que experimentásemos los efectos de
nuestros fallos, ¡qué flaco favor nos estaría haciendo! Ella lo que hace,
como he dicho, es lanzar ideas, formas mentales orientadoras, que son
captadas por los más intuitivos y transmitidas a los demás en forma de
teorías, descubrimientos, utopías, doctrinas, tesis, aspiraciones, arte, etc.
Y, además, canaliza las oportunas energías inspiradoras y de ayuda
sobre cualquiera que destaque por su disponibilidad para servir y por su
capacidad para transmitir a muchos sus ideas o los esfuerzos de su
trabajo. Y, en ese caso, están ustedes en primera fila.
De nuevo, una sonrisa de satisfacción iluminó todos los rostros.
Hasta que alguien quiso saber:
¿
Y con quiénes ha hablado?
De
momento no se lo puedo decir. Cuando concluya mis
entrevistas les proporcionaré una lista de las personas contactadas para
que ustedes las conozcan y sepan que están dispuestas a colaborar.
Pero,
¿qué se pretende conseguir a nivel nacional y luego
mundial? inquirió
otro.
La
elevación espiritual, el conocimiento y comprensión de las
leyes naturales, de los misterios de la vida, de la muerte, del
renacimiento, del karma, de la felicidad y de la desgracia. Mentalmente,
España está preparada para recibir esos conocimientos y hacerlos
propios y comenzar a vivir y a actuar consecuentemente.
Nuevo silencio. Luego, continuó:
Una
sola cosa les pido: que guarden esta entrevista en el más
absoluto secreto. De momento, sólo los entrevistados deben saberlo.
Quizá, un día podrá divulgarse pero, por ahora, es mucho más
importante que el pueblo reciba el impacto positivo desde todos los
órganos del poder, sociales, políticos, económicos y, culturales y lo
aproveche, que divulgar la anécdota de ésta o aquélla entrevista, con
grave riesgo de tergiversación. Todos mis interlocutores han quedado
mentalmente decididos a guardar el secreto y veo que ustedes también
están dispuestos a ello. Pronto notarán que, desde todos los ángulos, una
oleada de espiritualidad empieza a brotar y a tratar de inundarlo todo.
Únanse a ella, colaboren en la medida de sus fuerzas y, si lo hacen y
saben elevarse y meditar sobre lo hablado, recibirán la intuición
109
necesaria para llevar su nave a buen puerto. Y con esto doy por
terminada esta reunión no sin dejarles un recordatorio de la misma como
prueba de que no han soñado.
Dicho esto, comenzó a desvanecerse, de bajo a arriba, hasta que
sólo quedó visible su cabeza, que desapareció al fin con una sonrisa que
era, a la vez, de amor y de comprensión y de confianza. El ambiente se
llenó de vibraciones indescriptibles que hicieron sentir a todos que
estaban realmente en la verdad. Quedaron como anonadados, con los
corazones henchidos de felicidad y las mentes repletas de conocimiento,
en silencio, un largo rato. Luego, poco a poco, fueron volviendo en sí y
cada cual encontró sobre la mesa una cuartilla escrita con su propia letra
en la que se podía leer:
1.Todos
somos hermanos.
2.Estoy
cerca de la verdad.
* * *
Las demás instituciones y colectivos
110
7.
Resultaría en exceso prolijo y repetitivo el reseñar una a una
todas las entrevistas que siguieron a las ya transcritas. En todas,
prácticamente, se siguió el mismo procedimiento, se formularon
preguntas semejantes y se brindaron los mismos conocimientos. Y en
todas, los entrevistados estuvieron de acuerdo, llenos de ilusión y
expectantes ante lo que se avecinaba y que iban a protagonizar, en
colaborar en la medida de sus fuerzas y con el sincero propósito de
desarrollar su papel lo mejor posible.
A pesar de ello, debido a las características de cada estamento o
personalidad, sí hubo ciertas diferencias, algunas dignas de ser
reseñadas, para no dejar la historia huérfana de hechos de cierta
significación, desde el momento en que iban a ser condicionantes del
inmediato futuro colectivo. Ocurrió así en las que siguen.
Los empresarios
7.1.
Al principio, muy reticentes. Nuestro amigo el auxiliar invisible
tuvo que emplearse a fondo en las que él llamaba “ostentaciones no
deseadas”, para convencer a los presentes de que no era una especie
de infiltrado sindical. Todos tuvieron que experimentar fenómenos
especialmente convincentes de la misión superior de su interlocutor.
Hubo uno, especialmente duro, cuya intervención vale la pena relatar:
Insisto dijo
en
que, por las razones que sean, que no hacen
al caso, nosotros somos los que mandamos, los que tenemos el dinero y
el poder. Y los asalariados tienen dos opciones: o lo toman o lo dejan.
Precisamente, lo que sobran son trabajadores…
Es
cierto respondió
el visitante aunque
discrepo de usted en
que no sean del caso las razones de que ustedes sean empresarios y no
obreros. En realidad, esas circunstancias están, precisamente, en el
origen de todo el asunto.
111
¿
Usted cree? replicó
el otro.
No.
No lo creo. Lo sé. Y me gustaría que usted lo supiese
también con la misma certeza que yo.
Pero,
como no puede ser, todo queda en que usted nos pide algo
sin demostrarnos que sabe por qué, y nosotros le decimos que no y sí
sabemos por qué replicó
con una sonrisa el empresario.
¿
Le gustaría conocer de primera mano preguntó
sin inmutarse
el visitante la
causa de su postura actual?
Hombre,
sí Me gustaría. Me encantaría conocer su versión.
Porque la mía, la real, la lógica, ya la sé: que soy más capaz y tengo
dinero y lo uso para conseguir más. Así de fácil.
No.
No lo crea. replicó
el otro No
es tan fácil. Dígame: añadió
tras un momento de reflexión ¿
usted recuerda lo que hizo ayer?
Pues
claro, ¡qué tontería! Y usted y todos los presentes…
¿
Y está seguro de que lo que recuerda haber hecho lo hizo
realmente usted? continuó
el visitante sin inmutarse.
Pero
¿adónde quiere ir a parar? ¡Pues claro!
¿
Y qué pasaría si, de repente, pudiese usted recordar lo que hizo
en su anterior encarnación?
¿
En mi anterior encarnación? respondió
el empresario riéndose
Sería
estupendo, suponiendo, claro, que yo haya tenido otra
encarnación…
Pues,
si lo desea, va usted a recordar, no su última vida, sino sus
dos últimas vidas.
¿
Y cómo lo va a hacer?
Ése,
comprenderá usted, es mi problema. El suyo va a consistir
sólo en convencerse de que ése que vivió las dos vidas fue el mismo
hombre y fue precisamente usted; luego, en responder honestamente a
mis preguntas; y, más tarde, en exponer a sus compañeros aquí
presentes cuál es su conclusión.
Si
puede usted hacerlo, estoy dispuesto respondió
el otro,
incrédulo.
Por
supuesto, no va usted a recordar las dos vidas completas, ya
que no sería ni útil ni conveniente, y nos haría perder mucho tiempo a
todos. Recordará sólo el final de esas dos vidas. ¿De acuerdo?
112
Por
mí, de acuerdo.
Pues
dígame, prosiguió,
sin más, el visitante ¿
qué trabajo está
usted desarrollando en su penúltima vida?
El otro, sin alteración alguna en el rostro, con la mayor
naturalidad, respondió:
Soy
esclavo y trabajo en una mina de carbón.
¿
Está seguro de que es usted?
Completamente
seguro.
¿
Por qué?
¿
Por qué? Porque soy yo, sencillamente. Porque me siento yo.
Porque no veo diferencia en cuanto a mi ser, entre aquella vida y la
actual de empresario…¡Es asombroso, yo esclavo!
De
acuerdo. Y, dígame, ¿qué está ocurriendo a su alrededor?
Hay
una explosión y un derrumbamiento y yo soy lanzado contra
unas rocas y me rompo las piernas y pierdo un ojo y casi me quedo
ciego y sangro por varias heridas… tengo el vientre abierto…
¿
Y qué más ocurre?
Oigo
que vienen a sacarnos. Hay muchos gritos. Debe haber
muchos muertos y muchos heridos.
¿
Y?
A
los heridos graves nos amontonan en un campo próximo y nos
abandonan, dejándonos morir allí. Paso un día entero agonizando y
defendiéndome de los buitres que devoran a mis compañeros muertos o
inconscientes. Es terrible.
. ¿Y qué hace usted?
Juro
vengarme de quienes me han tratado así.
¿
Y qué más?
Me
muero. Sí, me muero.
Tras un corto silencio, el visitante prosiguió:
¿
Está usted seguro de que ha sido una vida vivida por usted?
Completamente.
Y, hasta diría que he reconocido a alguna
persona con la que me he vuelto a encontrar en la vida actual… ¡es
curioso!
¿
Ha sentido muchas emociones?
113
No.
Ninguna. Lo he recordado o, mejor, lo he visto todo como si
se tratase de una película, pero con la certeza de haberlo vivido, de ser
yo.
Bien.
Entonces, vamos a trasladarnos a su última vida. ¿Qué es
usted?
¡
Soy esclavo otra vez!
¿
Dónde?
Soy
galeote. Remo en un barco de guerra. Estoy encadenado a mi
asiento.
¿
Está seguro de que es usted?
Completamente.
Como antes. Y como ahora.
De
acuerdo. Dígame pues, ¿qué está ocurriendo?
Estamos
en una batalla. Se nos azota sin piedad. Estoy agotado.
Un barco enemigo, con una proa afiladísima y muy reforzada se ha
lanzado contra el costado donde yo estoy. Lo veo por el agujero del
remo. Pero no puedo hacer nada. Estoy encadenado. El jefe de los
galeotes nos azota ininterrumpidamente para que rememos y nos
liberemos del ataque. Pero no podemos. Por cierto, ese jefe es la misma
persona que reconocí de la vida anterior. ¡Es curioso! Y, además, ahora
lo veo claro, es un empleado, retrasado mental, que hay en mi fábrica,
por el que siento una especial aversión que ahora comprendo, y al que,
para evitar que lo despida, han metido los del sindicato en el comité de
empresa.
Y
dígame interrumpió
el visitante ¿
qué más ocurre?
Que
nos alcanzan. Nuestro barco se parte en dos y nos hundimos.
Me ahogo encadenado a mi asiento, deseando haber sido libre, rico y
poderoso, y poder explotar a otros como a mí me han explotado.
La expectación y el silencio eran impresionantes. Por un lado lo
relatado y, por otro, la honestidad y la seguridad con que el interesado
vivía las escenas, tocaron las fibras más sensibles de todos, y sus
cerebros empezaron a sacar conclusiones y a comprender cosas y a
sentirse menos seguros. Tras ese saludable silencio, el visitante
preguntó:
¿
Qué conclusiones saca usted de sus experiencias de esas dos
vidas?
114
El otro, afectado aún por lo revivido, exclamó con aplomo:
Primera,
que he vivido varias vidas. Eso no me lo puede negar
nadie. Segundo, que el hecho de ser esclavo me hizo desear pasarme al
otro extremo cosa que, sin darme cuenta, estoy haciendo en esta vida.
¿
Algo más?
Sí.
Que tiene usted razón. Que comprendo que se me ha dado la
ocasión para que, pudiéndolo hacer, no haga con los demás lo que
hicieron conmigo. Y la estaba desperdiciando estúpidamente. Porque, continuó
a
estas alturas, no hay que ser muy listo para deducir que, si
en esas dos vidas era esclavo, seguramente, en otras anteriores me había
comportado mal con alguien y se me puso en esa situación para que
aprendiese. Y, además, tuve que repetir. Y, a pesar de ello, si no hubiera
aparecido usted en mi vida, iba camino de repetir otra vez todo el
proceso. ¡Qué ciego he sido!
No
se preocupe. Lo somos todos. interrumpió
el visitante La
evolución va muy despacio al principio, ya que no conocemos los por
qués de lo que nos sucede. Y echamos la culpa a los dioses y al prójimo
y a la sociedad, es decir, a todos menos al verdadero culpable, que
somos nosotros mismos. Pero, cuando el espíritu se da cuenta de que
recoge siempre, sencillamente, lo que ha sembrado, y conoce la ley que
lo rige todo, la ley del amor, entonces la evolución empieza a acelerarse.
Y eso es lo que se pretende de ustedes y de todas las demás
personalidades que he entrevistado: que, además de adquirir
conocimientos que les puedan hacer avanzar mucho, sirvan de
instrumento para que avance toda la sociedad española y, quizás, toda la
Humanidad. Sólo de ustedes dependerá
El resto de la entrevista no tuvo nada especial que reseñar.
*
* *
115
El poder judicial y la abogacía
7.2.
También en esta reunión hubo nuestro amigo el auxiliar invisible
de “refrescar” la memoria de varios de los presentes. Fue interesante
la experiencia de uno de los miembros del Consejo General del Poder
Judicial. En sus momentos esenciales, discurrió así (suprimiendo los
detalles anteriores y posteriores que el lector puede imaginar):
¿
Qué es usted?
Soy
lo que podríamos llamar un salteador de caminos. Tengo
varios hombres que me obedecen y participan en el botín.
¿
Matan a la gente?
Si
se resiste, sí.
¿
No conoce la ley?
Sí,
claro. Pero pienso que la ley, como la hacen los poderosos, no
es justa. Y hay quienes tienen mucho y quienes no tienen nada, como
yo. Y, por tanto, considero legítimo arrebatar a los demás lo que pueda.
¿
Cometió muchos asaltos?
Muchos,
sí.
¿
Cómo terminó?
Fui
ahorcado junto con casi todos mis compañeros.
¿
Reconoció a alguno?
El interpelado sonrió. Paseó su mirada sobre los presentes,
magistrados, jueces, fiscales y abogados, y dijo:
¡
Aquí está casi toda mi banda!
La profunda impresión que sus palabras causaron entre los
presentes pasó, de una sorpresa inicial, a una especie de comprensión
intuitiva y, luego, a una sonrisa de satisfacción interior que desembocó
en una carcajada general. El visitante los hizo volver a la realidad
preguntado a su interlocutor:
¿
Qué conclusión saca de esa vida y de su presencia aquí con
algunos de los que fueron sus compinches en la transgresión de la ley?
116
Pues
algo muy lógico y muy interesante: que nuestro espíritu ha
comprendido y ha tratado en esta vida de rectificar.
¿
Se dan cuenta dijo
el visitante del
juego de las leyes naturales
y de la lucha que cada uno hemos de mantener con nuestras tendencias,
nuestros errores y nuestras aspiraciones negativas?
Por supuesto, todos, profundamente impresionados y con un
caudal enorme de material para reflexionar, acordaron poner de su
parte lo mejor en la comprensión de los delincuentes y en su
regeneración, para ayudar en la labor que la Jerarquía deseaba llevar
a cabo con su colaboración.
* * *
117
El Parlamento
7.3.
Hubo también sus incidentes y anécdotas, ya que el Congreso y el
Senado eran los dos colectivos más heterogéneos en todos los sentidos.
Los diez o doce más “duros”, que confundían la religión con las
iglesias y sus dogmas, y que se mostraron inicialmente fanáticos y, por
tanto, interlocutores imposibles, poco a poco fueron convenciéndose de
que sus creencias, ni las religiosas ni las agnósticas, estaban reñidas
con la verdad, y lo pudieron “vivir” intensamente, mediante una simple
según
la denominación que le dio humildemente el auxiliar invisible intensificación
de su memoria visual. Vieron así la sinrazón de sus
actuales posturas, ya que recordaron haber hecho mil cosas distintas y
hasta opuestas, y haber practicado otras religiones y haber pasado por
toda la escala de valores y por todas las razas y por todas las
opiniones. Y todos pudieron sentir, en todo momento, la mano amorosa
de Dios posada en su hombro, así como un profundo respeto a su
libertad individual. Y que lo que se les proponía era algo
extraordinario a nivel incluso cósmico y, por tanto, era un privilegio
inmerecido e impensable desde todos los puntos de vista.
Para ilustrar esta entrevista reseñaremos, sólo en su esencia, una
de las escenas más significativas:
Vamos, pues, a hacer una excursión por su pasado. Dígame o,
mejor, díganos, ¿qué hacía usted diez vidas atrás?
El otro pareció contar al revés y, a poco, con toda seguridad, dijo_
Era
miembro de una tribu.
¿
Dónde?
No
lo sé. Hacía mucho frío.
¿
Qué ropas llevaba?
Pieles.
De oso, de ciervo, de león…
¿
Y qué armas usaba?
118
Hachas
de pedernal ¡era la edad de la piedra pulimentada, porque
yo pulía las piedras!
¿
Hacía la guerra?
Sí.
Con las tribus vecinas. Nos robábamos las mujeres, los
víveres, las armas…
¿
Y qué hacían con los prisioneros?
Bueno
respondió
tragando saliva pues
nos los comíamos. Es
una barbaridad pero nos los comíamos.
¿
De qué color era su piel?
Era
de raza amarilla. Los ojos de todos los miembros de mi tribu
eran oblicuos y el pelo…
Bien
interrumpió
el visitante Pase
a su vida número siete
contando hacia atrás desde la actual. ¿Qué hace?
Soy
alfarero.
¿
Dónde?
. En Grecia. Hago preciosas ánforas que vendo muy bien. Soy rico
y tengo esclavos.
¿
Hace usted personalmente las vasijas?
No,
claro. Las hacen mis esclavos.
¿
Es usted un buen amo?
Desde
nuestro punto de vista actual soy un salvaje.
¿
Por qué?
Porque
no tengo inconveniente en deshacerme de ellos separando
las familias. A las jóvenes las vendo, generalmente, a las casas de
lenocinio. Y a los jóvenes sin dotes artísticas, a las minas. A los
enfermos y ancianos los abandono en descampado y los dejo morir.
¡Qué horror! Y esto lo he hecho yo…
Todos estaban profundamente impresionados. El visitante creyó
conveniente advertir:
Que
nadie juzgue a nuestro amigo ni a quienes le han precedido
por lo que hicieron en el pasado. Todos lo hemos hecho. Todos, sin
excepción. Y cosas peores. Y esos errores nos han permitido llegar nada
menos que al Parlamento. Agradézcanle a él y a los demás que les
hayan brindado la oportunidad de vivir escenas reales que muy pocos
119
pueden experimentar sin haber evolucionado lo suficiente. Tras un
pequeño silencio, añadió:
He
escogido gente cuyas familias actuales no se ven involucradas
en las vidas recordadas, para evitar problemas obvios. Pero, quiero que
sepan que, como todo mal infligido a otro hay que pagarlo en el mundo
físico con servicio amoroso y desinteresado, y como con quienes más
nos relacionamos y, por tanto, con quienes más nos indisponemos, es
con nuestros parientes, solemos renacer casi siempre en el seno de la
misma familia, cambiando sólo los papeles. Así, por ejemplo, el que fue
mal padre, en otra vida posterior será un hijo dedicado a la felicidad de
su madre, que no será sino el que fue su hijo maltratado. Y la mala
madre, será luego la hija que dedica su vida a cuidar del padre
autoritario, que no será otro que aquel hijo abandonado. Y el mal hijo,
será padre de sus padres para darle la ocasión de amarlos y prestarles la
dedicación que les negó… Y así vamos saldando cuentas. O, si no lo
vemos claro, si nos dejamos llevar por los instintos, recaemos y
agravamos el karma. Y vamos aumentando los odios y las aversiones y
llegamos a esos padres que martirizan a sus hijos y a esos hijos que
maltratan a sus padres y a esos cónyuges que se odian. Conviene que
mediten todos sobre esto y tengan presente siempre que el único pecado
del hombre es la ignorancia. La ignorancia de las leyes naturales, que
son las que rigen nuestra vida, nuestra muerte y nuestra evolución.
* * *
120
Los partidos nacionalistas
7.4.
Se dio un caso especial de cerrazón que obligó a nuestro amigo
convocante por
supuesto, con el permiso del interesado, que negaba
la realidad de su misión a
revivir, no ya en su intimidad, como en los
otros casos, sino públicamente, algunas de sus vidas anteriores. La
cosa se desenvolvió así:
Le
voy a ayudar a recordar algunas cosas de su pasado que le han
conducido a su presente. Por supuesto, no se trata de hipnotizarlo ni de
privarle de su libertad en ningún momento, sino tan sólo de activar, por
unos instantes, una facultad que, como todos, ya posee, y que, cuando
alcance el nivel evolutivo apropiado, disfrutará en toda su plenitud; y es
la de recordar conscientemente sus vidas anteriores. ¿Está de acuerdo?
Sí.
No tengo inconveniente, siempre que no pierda la
consciencia.
Cuente
con ello. Limítese a responder a lo que yo le pregunte.
Usted mismo verá y revivirá la respuesta con la misma nitidez y
seguridad con que recuerda lo que hizo antes de venir a esta reunión o
ayer tarde o el día de Navidad. ¿De acuerdo?
De
acuerdo.
Pues dígame: ¿qué era usted en su vida anterior?
Soldado.
Era soldado.
¿
De carrera?, es decir, ¿era usted militar y, por tanto, oficial?
No.
Era soldado mercenario.
¿
Cuándo?
Durante
el reinado de Felipe II.
¿
Y dónde estaba?
En
la Nueva España, o sea, en el actual Méjico.
121
¿
Tomó parte en batallas?
Sí.
En muchas.
¿
Con qué finalidad y contra quién?
Para
conquistar aquellas tierras. Luchábamos contra las tribus
indígenas que defendían su patria frente a los invasores, que éramos
nosotros.
¿
A usted le parecía justa aquella invasión?
Sí.
Era la civilización y la religión lo que les llevábamos.
Pero,
¿no suponía eso privar de sus características diferenciales a
un pueblo?
Sí.
Lo reconozco.
Tras un instante de silencio, el convocante de la reunión preguntó:
¿
Y quiere decirme qué hizo durante su vida inmediatamente
anterior?
Fui
soldado también.
¿
Y contra quién luchó?
Contra
los bárbaros, en el norte de la actual Francia.
¿
Cuál era su nacionalidad?
Yo
era griego, pero estaba al servicio de Roma. Era centurión.
¿
Y qué pretendían?
Conquistar
la Galia y dominar a las tribus del norte, los llamados
germanos.
¿
Con qué fin?
Bueno,
en primer lugar, para evitar sus invasiones, luego, para
dominar más tierras con sus riquezas mineras y agrícolas, y, por fin,
para latinizarlos, es decir, hacerles abrazar nuestra cultura y nuestra
lengua.
¿
O sea, hacer desaparecer sus signos de identidad como pueblo?
Realmente,
sí.
Vistas
estas dos vidas desde su punto de vista de hoy, ¿le parece
que actuaba usted correctamente?
No.
Lo veo muy claro. Estábamos intentando y
lo logramos, lo
sé por la historia borrar
mediante la fuerza, las diferencias entre ellos y
nosotros a base de eliminar a los que se oponían.
¿
Está usted consciente de todo ello?
122
Sí.
Completamente consciente.
¿
Podría exponer a sus compañeros lo que ve y lo que siente y si
está seguro de ser usted el protagonista de sus recuerdos?
Completamente.
Lo veo todo y lo recuerdo todo, como hago
todos los días cuando recuerdo cualquier cosa. Todo está
clarísimamente almacenado en mi memoria y lo puedo evocar cuando
quiero. Y además sé que son mis vidas.
Bien.
Pensemos un poco. ¿Ve usted alguna relación entre esas
dos vidas y su actual postura de nacionalista intransigente?
Sí.
Lo veo claro. Trato realmente de compensar aquello que hice.
Y me he pasado.
¿
Por qué?
Porque,
tras dedicarme dos vidas a machacar diversidades, me he
“pasado al enemigo” y ahora soy enemigo de los que no reconocen mi
diversidad.
¿
Qué lección puede extraer de todo ello?
Por
poco que piense, veo claro que lo de las razas y los pueblos y
las nacionalidades no son más que accidentes en la vida del espíritu.
¿
Y?
Y
que, por lo tanto, lo verdaderamente importante es ayudarnos,
comprendernos, reconocer que todos hemos pasado por mil lugares y
razas y situaciones y que lo único que debemos hacer es comprender
que todos somos hermanos.
¿
Algo más?
Que,
si somos hermanos, lo lógico es que nos unamos y no que
nos excluyamos; que nos ayudemos y no que nos eliminemos o
descalifiquemos… estoy totalmente convencido de lo que digo. Lo
tengo clarísimo, Y le agradezco con toda el alma esta lección.
Los presentes, que habían contenido la respiración durante el
incidente, sonrieron con satisfacción y felicitaron al interesado, que se
sintió verdaderamente feliz de su experiencia y arrastró con ello a los
presentes.
* * *
123
Los restantes partidos políticos
7.5.
A destacar, tras algunos casos de regresión parcial, un franco
diálogo entre los presentes y el convocante, del siguiente tenor:
Todos
ustedes aseguran ser demócratas, es decir, defensores de la
idea de que la voluntad del pueblo es soberana y que esa voluntad se
materializa en las urnas y, por tanto, es la mayoría, la opinión de la
mayor parte, la que debe prevalecer, la que todos los demócratas deben
respetar, ¿no?
Silencio total. Tras un instante, mientras pasaba su mirada sobre
los asistentes, el auxiliar invisible dijo:
¿
Alguno de ustedes es enemigo de la democracia?
Nadie respondió, por lo que continuó:
Partiendo
de esas premisas, pues, deberían respetar, sin ninguna
duda ni restricción, al partido más votado. O a las uniones entre partidos
que sumen la mayoría. De otro modo se estarían ustedes contradiciendo
y sólo resultarían demócratas cuando las urnas les fueran favorables,
¿no?

Silencio.
* * *
124
Los intelectuales y artistas de relieve
7.6.
En cuanto a este colectivo, bastarán unas palabras del auxiliar
invisible:
Ustedes
vibran más alto, es decir, con mayor frecuencia, que la
mayor parte de los hombres. Por eso están más próximos que ellos al
Mundo del Espíritu de Vida, que es el mundo de la unidad, en el que la
conciencia lo abarca todo y a todos. Es por eso por lo que sus
“inspiraciones” que yo llamo “intuiciones”, y que no son sino la
respuesta del Mundo del Espíritu de Vida a sus esfuerzos por elevarse,
contienen siempre un gran porcentaje de tendencia a la unidad, a la
ayuda, a la colaboración, a la aspiración, al deseo de mejorar el
mundo… Claro que la altura a que llega cada uno de ustedes y, por
tanto, sus obras, depende de la sensibilidad que ha desarrollado a lo
largo de su evolución, es decir, como ocurre con todos, de sus propios
esfuerzos.
* * *
125
Los editores de libros
7.7.
Los editores de libros parecían, en principio, un colectivo difícil.
Pero, con unas cuantas regresiones espontáneas, experimentaron la
realidad de la inmortalidad y, admitida ésta y la obvia reencarnación,
comprendieron su papel y aceptaron complacidos su nueva
responsabilidad.
Valdría la pena reseñar someramente que hubo dos casos dignos
de mención porque permitieron comprobar a todos los presentes cómo,
por causas diametralmente opuestas, habían llegado sus protagonistas a
ser editores.
Uno, había sido, durante dos vidas seguidas, escritor sin fortuna,
no logrando ver publicada ninguna de sus obras.
Y el otro, por el contrario, había sido un mecenas, gran amante de
la difusión de la cultura, lo cual le había hecho acreedor a, en esta vida,
seguir haciéndolo.
* * *
126
El ejército
7.8.
El ejército vio claro que una profesión cuyo fin último es matar
semejantes no es, en modo alguno, positiva. Pero que, sin embargo, sí
puede serlo si dedica sus esfuerzos a ayudar, a evitar problemas, a asistir
en caso de cataclismos, a subvenir a cualquier necesidad importante,
que oponga al negativismo el bien común.
* * *
127
Los científicos
7.9.
Los científicos se percataron de que la ciencia está ya muy cerca
de Dios. Que la soberbia, nacida en el Siglo de las Luces, y que hizo
exclamar al hombre aquel terrible “Dios no existe”, se estaba viendo
sustituida por una profunda perplejidad y humildad porque, cuanto más
profundiza la ciencia en los misterios del mundo, más se ensancha el
horizonte y más complejo se hace todo y más se intuye la necesidad de
una mente creadora y organizadora y mantenedora, a la que
tradicionalmente se ha llamado Dios. Concepción, por otra parte, que no
es incompatible, sino complementaria y aclaratoria de la actividad
científica.
* * *
128
La Corona
7.10
¡Aviso al editor!
Como el personaje que sigue, al tratarse de un solo individuo no
sujeto a elección periódica, es singular, y la entrevista con él puede dar
lugar a distintas interpretaciones, quizás no convenientes, he previsto
dos posibilidades para ella. La decisión de incluir una u otra en el texto
definitivo puede adoptarse en cualquier momento antes de la impresión:
Primera opción:
Por razones obvias, no se hará ninguna referencia a esta entrevista,
por otra parte muy interesante y con curiosas e interesantes anécdotas y
vivencias. Pero la más elemental prudencia aconseja un tratamiento
distinto ya que esta obra no trata de identificar ni describir personajes,
sino de ir al fondo del asunto.
Segunda opción:
¿
Y tú qué quieres? preguntó
el rey, sin sobresaltarse, a aquel
hombre de edad madura, barba entrecana recortada y rostro afable y
sonriente que, de repente, vio sentado al otro lado de su mesa de trabajo.
Quisiera
hablar un poco con Su Majestad.
¿
Sobre qué?
Es
un asunto que incumbe a todo el país y, por tanto, os afecta a
vos directamente.
129
El rey pensó en un alzamiento, en un complot… pero el rostro de
su interlocutor descartaba toda posibilidad en ese sentido. Así que, se
arrellanó en su asiento y, con su serenidad característica, exclamó:
Bueno,
pues vamos a ver de qué se trata.
Antes
que nada comentó
el visitante he
de haceros constar que
he mantenido entrevistas como ésta con el Presidente del Gobierno, con
el jefe de la oposición, con los dirigentes de los demás partidos
políticos, con los representantes de los poderes legislativo y judicial,
con el ejército, con los sindicatos, con los intelectuales, con los
científicos y con los medios de comunicación, así que me faltáis vos,
que os he dejado para el final, dado vuestro rango.
Indudablemente
exclamó
el rey con la misma tranquilidad de
antes debe
ser algo con gran poder de convicción, ya que has hablado
con media España sin que yo me entere y has aparecido aquí sin que yo
te cite. Y eso no es nada fácil. ¿De qué se trata?
El visitante, con una sonrisa de satisfacción, fue al grano:
Veréis,
Majestad: Yo soy el enviado de la Jerarquía de altos
iniciados que dirige la evolución humana. Tan solo soy un iniciado de
no mucha categoría, pero que cree en los hombres, y ha pensado que
podríamos hacer una prueba en España y, si da resultado, ampliarla a
todo el mundo. Y se me ha aceptado el proyecto.
¿
Qué clase de prueba y para qué?
Confiar
y hacer ver a todos los dirigentes y personalidades
influyentes del país, de modo irrefutable, una serie de conocimientos y
verdades que les puedan hacer cambiar su concepto de la vida y de la
muerte y del más allá, y de cómo y por qué suceden las cosas.
¿
Y qué se pretende con ello?
Que,
desde sus puestos en la sociedad, impulsen las ideas, una
vez convencidos de ellas, de que todos los hombres somos hermanos, de
que la muerte no existe; de que somos espíritus inmortales; de que
vamos evolucionando o, mejor, despertando, a lo largo de una serie casi
ilimitada de vidas en una serie de cuerpos, cada vez más perfectos, que
nosotros mismos vamos construyendo antes de nacer y que, por regla
general, son cada vez más capaces de intuir y expresar verdades ocultas
130
que están en la base de todas las cosas, y nos explican la evolución y la
vida y la muerte y a Dios.
El rey escuchaba atento, sin exteriorizar ningún sentimiento. El
visitante continuó:
Veo
en vuestra aura que sabéis que digo la verdad y veo que
también sois iniciado, aunque no en esta vida y, por tanto, no acabáis de
ser consciente de ello, pero no os asombran cosas que a cualquiera
asombrarían.
No
dudo de que vienes como dices. Y, aunque no puedo ver tu
aura, siento que puedo confiar en ti. ¿Qué se espera que haga?
Antes
de contestaros, Majestad, quisiera ayudaros a recordar
algunas de vuestras anteriores vidas, con el fin de que tengáis clara la
existencia de la inmortalidad y del renacimiento y veáis y comprendáis
el funcionamiento de la Ley de Retribución o del Karma.
¿
Cómo vas a hacerlo?
Bueno,
si vos lo permitís, muy fácil.
Pues
vamos allá exclamó
el rey sin siquiera dudarlo.
Entonces,
pensad en vuestra vida anterior.
Y, tras una breve pausa, preguntó:
¿
Qué erais?
Era
rey. ¡Es curioso!
¿
Recordáis con claridad esa vida?
Con
toda claridad. Y estoy impresionado porque, si bien la
recuerdo diáfanamente, no me causa ninguna impresión especial y, por
otra parte, sé, estoy seguro, de que fue mi vida y de que ése era yo. Es
impresionante.
¿
Querríais pasar a la vida anterior?
El rey pareció concentrarse, como recordando algo, y exclamó
sorprendido:
¡
Fui rey también!
¿
Seguro?
Seguro.
Completamente seguro.
¿
Pasamos a la precedente?
Sí.
¡Caramba!, sigue siendo apabullante. Resulta que fui príncipe.
Morí siendo príncipe.
131
¿
Y en la anterior?
Fui
gobernador. Al parecer siempre he estado mandando. Soy,
pues, lo que se puede llamar un mandón comentó
jocoso.
Sí.
Y, si retrocediéramos varias vidas más comprobaríais que, en
efecto, durante muchas más, habéis mandado. Y durante todas, y eso es
lo importante, os habéis caracterizado por vuestra afabilidad, sencillez y
sentimientos afectuosos hacia vuestros inferiores y habéis defendido la
justicia y os habéis preocupado por los necesitados. Lo cual ha
convertido cada una de esas vidas en una preparación para la siguiente,
¿comprendéis?
Perfectamente.
Pero no deja de asombrarme esto de poder
recordar la vida que me digas.
No
es muy frecuente pero, en este caso es conveniente que así
sea, para que os percatéis de lo importante de la misión que me trae y
del papel que podéis jugar en beneficio de los españoles, de la
Humanidad y de vos mismo.
¿
Cómo podemos ayudar a tanta gente? No acabo de comprender
eso.
Bueno.
Veréis: Si las personas con quienes he hablado y cuya
lista os daré, todos los cuales se han comprometido a colaborar desde
sus puestos, cumplen su promesa, aparecerán una serie de iniciados,
discípulos y estudiantes avanzados que han estado preparándose durante
años y que, principalmente a través de los medios de comunicación,
comenzarán a difundir conocimientos, hasta ahora denominados
“ocultos” o esotéricos, que no son sino las enseñanzas privadas de
Cristo a Sus discípulos, a que se refiere San Juan en las últimas líneas de
su Evangelio y que, por razones obvias, no se incluyeron en las
Escrituras. Eso, unido a una especial vibración que, desde los planos
superiores, se enfocará sobre los hombres, les permitirá asimilar
fácilmente esos conocimientos, hacerlos propios, es decir, acomodar a
ellos sus vidas y, con ello, ir expandiendo sus conciencias en un proceso
ininterrumpido, hasta ser capaces de captar las puras vibraciones
crísticas, o sean, la del amor desinteresado, de la ayuda altruista, la
colaboración, la fraternidad, la compasión, la entrega a los demás, etc.
De ese modo, en poco tiempo, España primero y, si da resultado, la
132
Humanidad después, habrá dado un paso de gigante en su evolución
como conjunto. Cósmicamente, y en base a las influencias que están
enfocándose sobre nuestro planeta, es un momento único en millones de
años y no deberíamos desaprovecharlo.
El rey, seriamente impresionado y transpirando por todos sus
poros un amor altruista y especial por los españoles todos, comentó:
Caramba.
Puede ser maravilloso. y
rectificó:
Debe
ser maravilloso y
aún remachó:
Será
maravilloso. luego,
con verdadera decisión ilusionada,
añadió:
¿
Qué se espera de mí? ¿cuál es mi papel?
Simplemente,
lo dicho: que lideréis la operación, que apoyéis
con vuestra autoridad moral todas las iniciativas positivas de
cualesquiera de los hombres incluidos en la lista que os facilitaré. Lo
demás vendrá solo.
El rey quedó pensativo. Luego añadió:
¿
Puedo saber quién eres?
Eso,
en realidad, no es importante. Pero, si tenéis muchos interés,
os diré que soy un ciudadano español y, por tanto, súbdito vuestro,
jubilado, que vive no lejos de aquí, y cuyo cuerpo físico está ahora sobre
mi lecho.
¿
Entonces?
Lo
que veis como mi cuerpo físico no es sino mi cuerpoalma,
es
decir, los dos éteres superiores de mi cuerpo etérico que, salvo que con
un esfuerzo de voluntad me oponga a ello, atraen de modo natural la
materia circundante y hacen que se materialice. Por tanto, cuando lo
deseo, puedo también desmaterializarme con un simple acto de
voluntad. Fijaos en mi mano derecha.
Acto seguido, cuando el rey dirigió allí su mirada, la mano derecha
del visitante se fue difuminando hasta desaparecer por completo. A los
pocos segundos, se hizo de nuevo visible. El rey, impresionado,
exclamó:
¡
Asombroso! Sabía que esto existía, pero nunca lo había visto.
¿Y decías que puedes desmaterializarte completamente cuando quieras?
133
Eso
no es importante respondió
el visitante Vos
también lo
practicáis. Y, además, con cierta frecuencia. Lo que ocurre es que lo
hacéis por la noche, mientras dormís y, luego, no lo recordáis. Vos,
Majestad, también sois auxiliar invisible como yo. En los otros planos
no hay diferencia entre nosotros a causa de los papeles que aquí hemos
de representar. Allí somos todos simplemente espíritus virginales que
tratamos de ayudar a quienes necesitan ayuda, para empujar, en la
medida de nuestras fuerzas, la tarea de la evolución grupal de la
Humanidad. Es aquí, en el plano físico donde se acusan más las
diferencias de evolución, ya que nuestro cerebro físico es el instrumento
que tenemos para recibir, interpretar, asimilar y expresar las
vibraciones, intuiciones e inspiraciones que nos llegan de lo alto y, unos
lo pueden hacer mejor y otros peor, según su adelanto evolutivo, que no
responde sino al propio esfuerzo hecho en el pasado. Vos, señor, como
podéis comprobar si queréis, habéis dado la talla repetidas veces, y por
eso se ha pensado que sois la persona adecuada para ser rey.
El rey se concentró un momento y, luego, exclamó, sorprendido y
satisfecho:
¡
Es asombroso! He visto, en un momento, una serie de
actuaciones mías de otras vidas que me han confirmado vuestras
palabras…
Luego, jocosamente, añadió:
¡
No lo he hecho mal del todo!
El visitante añadió:
Debéis
ser consciente de que, en todo momento, se están
enfocando, sobre vos y sobre los demás entrevistados, fuertes energías
que, si sabéis canalizar hacia el bien, pueden realizar un milagro. Pero,
si no, pueden producir un cataclismo. Ése es el riesgo que todos
asumimos y ésa es nuestra responsabilidad. Porque, lo que la Jerarquía
no hará nunca es torcer vuestro libre albedrío ni obligar a nadie a obrar
como no quiere. Ayuda toda, pero libertad, también toda.
El rey, con una arruga de incomprensión en su entrecejo, preguntó
aún:
134
Pero,
si tenemos la ayuda de la Jerarquía y todas esas energías
están enfocadas sobre nosotros, ¿qué peligro pude amenazar nuestra
labor?
Debéis
tener presente, vos y todas las personas prominentes en
cualquier aspecto que, además de esas energías positivas, sois,
permanentemente, el objetivo de miles y miles de pensamientos,
sentimientos y deseos de todos los que os conocen y, os aseguro, que la
mayor parte no armonizan con las vibraciones de arriba. Además,
existen también las llamadas fuerzas negras, los iniciados de la sombra,
que luchan desde hace millones de años, por alejar al hombre de toda
aspiración y experiencia o vida espiritual, porque ellos se anclaron en la
materia y luchan contra la corriente evolutiva que lo conduce todo hacia
adelante y hacia arriba, y no quieren quedarse atrás, ya que se verían
abocados a la desaparición como individuos, pasarían al caos y habrían
de esperar un nuevo día de manifestación, es decir, una nueva creación,
para incorporarse a alguna nueva oleada de vida. Van, pues,
abiertamente contra el plan divino y, aunque Dios, como he dicho, y la
totalidad de los iniciados, respeta su libertad y desea fervientemente su
reorientación, en el ejercicio de esa libertad, la mayor parte de ellos
acabarán precipitándose en la descomposición de los átomos simiente de
sus vehículos y, por tanto, desapareciendo sus personalidades
individuales y la historia y la memoria de todas sus vidas. Tened, pues,
mucha precaución en distinguir lo que será vuestra voz interior de lo
que parecerá serlo, bien entendido que, si se basa y pretende
altruístamente el bien de los demás, será digna de oírse, pero, si
pretende vuestro propio beneficio en forma de poder, fama, aprecio,
riqueza, etc., pertenece al lado negro sin ninguna duda.
Lo
tengo clarísimo respondió
el rey con toda seriedad podéis
contar conmigo.
Ya
cuento. Y, como sois el último entrevistado y me consta que
la reina participa cien por cien de las mismas características, y también,
en otras vidas, se hizo acreedora a su estatus actual, además de ser
iniciada como vos, os ruego le transmitáis íntegro mi mensaje. Ella lo
comprenderá y participará en todo.
135
Perfecto
respondió
el rey se
lo comunicaré todo apenas
concluya esta singular entrevista. Pero, permitidme una pregunta.
Decid.
¿
Como es posible que, siendo la reina y yo iniciados, no lo
sepamos?
Porque
vuestros espíritus lo decidieron así cuando
confeccionasteis los arquetipos de los vehículos que habíais de utilizar
en esta encarnación. Es un asunto que incumbe sólo a los propósitos de
cada Yo Superior. Hay mucha, muchísima gente que opta por ese
camino y así, no cae en la tentación de basarse en lo que es y sabe para
vencer y aprender lo que no sabe, sino que se esfuerza y descubre con
ese esfuerzo la verdadera luz, lo cual les robustece más
espiritualmente… ¿comprendéis?
Perfectamente.
Pasados unos segundos, durante los cuales ambos interlocutores se
miraron a los ojos con franqueza y amor, el visitante dijo:
Es
el momento, Majestad. Mi misión ha terminado. Ahora el
testigo lo tenéis vos y vuestros súbditos. Ojalá sepáis canalizar
debidamente las energías crísticas y logréis una especie de mutación a
nivel planetario. Está, en gran parte, en vuestras manos
Diciendo esto, se fue diluyendo hasta desaparecer por completo. El
rey continuó serenamente sentado, mirando el vacío que instantes antes
llenaba su interlocutor y, al volver de su ensimismamiento, descubrió,
frente a sí una serie de folios con la lista de las personalidades
entrevistadas. La leyó detenidamente, se levantó y, con ella en la mano,
se dirigió a las habitaciones de la reina.
* * *
136
La comunicación final
8.
Concluidas las entrevistas programadas, sintonizados todos los en
ellas intervinientes con algo nuevo y superior, el iniciado y Auxiliar
Invisible fue visitando a todos ellos, uno a uno, en los momentos más
oportunos, materializándose cuando nadie podía percibirlo, y
entregándoles una relación de las personas entrevistadas. Curiosamente,
aquella lista, que contenía tantos nombres, con indicación de su cargo,
desempeño o significación respectivos, sólo resultaba visible para los
interesados.
No sería interesante, por tener menos relevancia, el detalle de esa
postrera comunicación individual. Aquello, y así se les dijo a todos, era
el pistoletazo de salida para una carrera única en la historia. Cada uno
tuvo bien claro, desde el principio, que no debía extralimitarse, que sólo
debía desarrollar su labor, su trabajo, de un modo normal, pero
meditando antes, elevándose, buscando la luz y aplicando la que le fuese
dado alcanzar, teniendo siempre en el punto de mira las leyes del Amor,
del Renacimiento y de Retribución. Y que todo ello debería hacerse de
modo paulatino ya
que se trataba de una labor colectiva que, por su
carácter acumulativo y por la predisposición de la gente, se iría
137
intensificando.con
el fin de que pudiese ir siendo asimilado sin
traumas, primero por sus más próximos colaboradores y, poco a poco,
por toda la población.
* * *
138
SEGUNDA PARTE: LA COSECHA
Las autoridades y personalidades
9.
Aquello fue una explosión de armonía. De repente, comenzó a
soplar sobre el país una suave brisa que lo iba cambiando todo:
Los políticos, incluso los hasta horas antes antagonistas y aún
enemigos, se empezaron a reunir y a dialogar y a estudiar con ánimo
constructivo los problemas reales, y a poner, conjuntamente, los medios
para solucionarlos. Los restantes partidos políticos coincidieron en
admitir que su labor había de ser constructiva y nunca disgregadora y
que el interés personal o de partido debía ceder ante el interés general.
El Congreso y el Senado aprendieron que, si cada hombre es
distinto de los demás, debido a que cada uno lleva tras de sí una serie de
vidas y de razas y de culturas y de religiones y de vivencias distintas, es
lógico que existan los partidos políticos, que aglutinan a los hombres
con arreglo a sus afinidades evolutivas, pero no haciéndolos iguales, lo
cual sería imposible. Que la libertad individual es sagrada y nadie debe
139
ser compelido a votar algo contra sus convicciones más íntimas. Que
ambas instituciones son lugares en los que, con el bien común como
único objetivo, deben concurrir todos, destacando y sacando provecho
de las coincidencias y nunca agrandando y destacando las diferencias.
Que, por encima de los partidos, que son algo accidental, está el país,
que también lo es. Pero, por encima de todo están los hombres, que son
inmortales y permanentes, y su evolución. Y ambos, en el fondo, tienen
en su mano, y es su obligación, elaborar los mejores instrumentos para
ello.
Las leyes comenzaron a difundir, pues, no sólo desde sus
exposiciones de motivos, sino a través de sus propios contenidos, una
nueva filosofía y una nueva visión de la sociedad que pronto trascendió
a ésta, con general aceptación y cuyas premisas fundamentales fueron:
que el delincuente no es un ser distinto ni debe ser excluido, sino un
espíritu cuyos vehículos aún no le han permitido poseer una escala de
valora atemperada a la de la sociedad en que vive. Que, por tanto, la ley,
el derecho, debe enseñarse desde la escuela. Y que la finalidad principal
del código penal no debe ser el castigo que
de eso se encarga la propia
ley natural de Retribución (“mía es la venganza, dijo el Señor”) sino
la
rehabilitación y la previa reestructuración de la escala de valores
individual. Y que esa reestructuración no se logra sancionando ni
segregando ni despreciando ni reprimiendo, sino con paciencia, con
asistencia, con comprensión, con enseñanza y, sobre todo, con el
ejemplo y con el amor.
Los jueces, fiscales y abogados hicieron gala, en sus sentencias,
escritos e informes, de una comprensión del hombre como no habían
exhibido nunca.
Los editores se concienciaron de su enorme responsabilidad, al ser
quienes manejan, en gran medida, la opinión pública y sus principales
tendencias. Y vieron claro que, una vez conocida, como habían
conocido, la existencia de un más allá sublime y una inmortalidad y una
unidad última en Dios, es hacia esos temas hacia donde debían dirigir
sus esfuerzos, alejándose, por falta de sentido, del materialismo que
niega, precisamente, todo lo que ellos pudieron comprobar por sí
mismos. Y comenzaron a lanzar al mercado obras cuyo mensaje era la
140
hermandad, la colaboración, el auxilio, la comprensión, la tolerancia, la
fraternidad, el amor…
El Ejército aceptó de buen grado la decisión del gobierno de
dedicarlo exclusivamente a defender la vida y a, en breve plazo, integrar
a sus miembros en la sociedad civil, que resultaría beneficiaria íntegra
de los hasta entonces crecidos presupuestos militares.
Los partidos nacionalistas se convencieron de la futilidad y
negatividad de sus postulados. Futilidad porque, quienes en una vida
son nacionalistas, en otras no lo han sido ni probablemente lo serán. Y
negatividad, porque el nacionalismo supone un injustificado complejo
de superioridad frente a los que no lo son. De otro modo no exigirían
que se les distinguiese de los demás. Y toda separatividad, toda
segregación, toda exclusión y, por supuesto, todo orgullo frente al
prójimo, es esencialmente negativo y va contra la evolución e infringe la
ley del amor. Así que desaparecieron como partidos, integrándose en un
todo con el país, y dejaron de pretender ser diferentes, porque habían
comprendido que todos los hombres somos diferentes y ello no nos da
derecho a reclamar nada especial para cada uno por el hecho de serlo.
Los intelectuales y artistas supieron que, si lo son, es porque su
evolución está más adelantada que la de los demás y pueden, mejor que
ellos, no sólo recibir intuiciones lo
que ordinariamente llaman
inspiración de
los planos superiores, sino que son capaces de
plasmarlas mejor que los mentalmente menos evolucionados. Y que, por
tanto, al constituir una avanzadilla de la Humanidad, su obra y su
enseñanza deben orientarse como
suelen hacer hacia
la fraternidad
universal, la colaboración, el servicio desinteresado y el amor. Por ello,
se sintieron más aptos que nunca para captar esas intuiciones y
plasmarlas en obras de gran calidad, llenas de ilusión, de amor, de
sensibilidad, de contenido y de belleza. Los niveles de las obras de arte
y literarias se fueron elevando, siendo, además, disfrutadas con fruición
por una sociedad atónita y exultante de alegría y positividad.
Los científicos se sacudieron su tradicional agnosticismo y en sus
trabajos comenzó a traslucirse una especial simbiosis entre lo material y
lo espiritual, entendiendo lo espiritual como un aspecto de la materia y a
ésta como un matiz del espíritu. Y al hombre, como un compuesto de
141
ambos, capaz de autoconciencia. Ello produjo grandes hallazgos en
todos los campos, especialmente en psicología y psiquiatría, al cambiar
el punto de vista del observador de la naturaleza que es el científico.
Los empresarios, grandes y pequeños, aprendieron que su papel no
consistía en atesorar y, para ello, explotar a sus empleados, sino en
ayudar, elevar, formar, asistir, ilusionar… Y comprobaron que ello,
aparte de más rentable espiritualmente, resulta más fructífero también
aquí. Así que, junto con sus asalariados, fueron estudiando nuevos
planteamientos y nuevas ideas de colaboración, y los conflictos
laborales desaparecieron para siempre.
El hombre de la calle, al principio, presenció incrédulo el cambio.
Luego, expectante aún, se sumó a la nueva visión de la vida. Y, por fin,
convencido de que lo que estaba sucediendo era real, se sumergió de
lleno en las nuevas concepciones, las hizo propias y colaboró en su
difusión y asentamiento definitivo.
Podría afirmarse, sin ninguna duda que, sin perjuicio de la
magnitud de la labor realizada por los dirigentes y personalidades, los
verdaderos protagonistas como
no podía por menos de ser y sin olvidar
el fundamental protagonismo del auxiliar invisible fueron,
por un lado,
el pueblo y, por otro, los medios de comunicación. A ambos
dedicaremos los dos últimos capítulos.
Como resultaría imposible transcribir todo lo acaecido en el seno
de los dos citados protagonistas, hemos creído conveniente dejar que
sean ellos mismos los que expongan lo sucedido. Así que, entre los
muchos miles de documentos existentes, hemos seleccionado algunos
relativos, los primeros, a reacciones y sucesos, los segundos, a
entrevistas personales, realizadas por los media entre la población y que,
de un modo verdaderamente gráfico y espontáneo, dan idea exacta del
cambio producido. Y, por fin, en cuanto a los medios de comunicación
vistos por dentro se refiere, hemos pensado que una selección de los
editoriales de diarios, emisoras y cadenas televisivas sería el mejor
modo de seguir, más o menos, cronológicamente, la evolución del
proceso que cambió, primero España y después el mundo.
Al margen de lo que sucedía en la sociedad en general, cada vez
que se hacía público algún suceso especial, algún salvamento milagroso,
142
o alguien salía ileso de un gran peligro, o una sucesión de casualidades
daba como resultado el que se salvasen vidas o se evitasen catástrofes,
todos los que habían participado en alguna entrevista de las reseñadas,
no podían evitar el pensar en aquel ser bonachón, de cierta edad y barba
entrecana recortada, que aseguraba ser un hombre normal que,
simplemente, había evolucionado un poco más deprisa. Y, aunque casi
nunca acertaban porque
auxiliares invisibles hay muchos no
dejaban,
cada vez, de sentirse como arropados, protegidos, entrañablemente
amados, y de dedicarle una sonrisa de complicidad, y de intercambiar
así constructivas vibraciones de gratitud y de amor con los planos
superiores.
Curiosamente, a ninguno de ellos se le ocurrió tratar de averiguar
la ubicación de aquel “hombre normal” en su vida física diaria, aunque
todos estaban convencidos de que, como él había asegurado, vivía en
España y su existencia era, también, la “normal de un jubilado
cualquiera”.
* * *
143
144
El pueblo
10.
Noticias
10.1.
Diario “GOL”, de Valencia
Renuncia a la victoria
10.1.1.
El Valencia Club de Fútbol ha dado lugar hoy a una situación sin
precedentes, que marcará época y que es una clara manifestación del
drástico cambio que se está produciendo en la sociedad.
Ayer venció al Barcelona, en su propio campo, por uno a cero. Y
todos sabemos lo que esa victoria suponía para el Valencia. Pues bien,
hoy, los directivos del club han presentado un escrito en las oficinas de
145
la Federación Nacional en el que, por unanimidad, renuncian a esa
victoria porque, manifiestan, "se debió a un clarísimo error arbitral",
cosa que se demuestran en el vídeo que adjuntan.
Arguyen en el escrito que “el deporte debe caracterizarse por su
nobleza, que no es, ni debe ser, lucha, ni batalla, ni siquiera
competición, sino distracción, solaz, muestra de habilidad y, por tanto,
no tiene cabida en él el aprovecharse, en perjuicio de otro, de un error
involuntario”.
Según todas las noticias, la afición valenciana está completamente
de acuerdo con esta decisión del Club.
Estamos seguros de que esta actitud va a hacer reflexionar a todos
y, dado el cambio de mentalidad que se está produciendo en la sociedad,
va a ser el ejemplo a seguir y el primer paso para que el deporte vuelva
a ser eso: Deporte. Es, pues, sin lugar a dudas, un hecho histórico.
* * *
Diario “EL DÍA” de Madrid
Barrio autoadoptado
10.1.2.
La Barriada de San Blas, de Madrid, representada por su concejal
y por sus asociaciones de vecinos, han adoptado ayer una decisión,
según nuestras noticias, completamente inédita: Se trata, nada menos
que de que el barrio entero, como tal, adopta y acuerda ayudar a todos
sus vecinos de modo que, en dos meses, no haya en él nadie sin trabajo,
sin un techo decente o sin posibilidades de supervivencia. Todos los que
disponen de más medios (dinero, habitaciones libres, vacantes laborales,
etc.) los han puesto a disposición de los vecinos más necesitados y se ha
creado una comisión que canalizará las necesidades para su inmediata
atención.
En otras circunstancias esto hubiera sido impensable. Pero ahora,
cuando todos hemos podido ver la vida por "detrás del telón" gracias al
146
esfuerzo que los medios de comunicación han hecho y están haciendo
por mostrárnosla, lo que resulta impensable es que alguien pretenda
aprovecharse de ello o actuar de modo incorrecto o deshonesto.
Desde luego estamos viviendo algo inimaginable hace tan sólo
unos meses. Y lo mejor es que estamos seguros de que este ejemplo
cundirá.
¡Qué fácil era ser felices y vivir en armonía y sin tensiones!
Diario “LA REALIDAD”, Cáceres
Proliferación de cooperativas
10.1.3.
En las últimas seis semanas se han fundado en España más de mil
seiscientas cooperativas de todo tipo. Y siguen creciendo cada día. Es
un movimiento imparable que está optimizando la utilización de
recursos, la explotación y comercialización con menos coste, la
absorción de mano de obra y, sobre todo, el florecimiento de la
colaboración y la fraternidad.
Está destacando una modalidad muy interesante que permite ser
cooperador, bien aportando materia prima, bien dinero, bien trabajo o
bien ideas.. De modo que cualquiera puede integrarse en una
cooperativa, aportar su parte y participar del resultado, al tiempo que
convive, opina, cambia impresiones y comparte experiencias.
* * *
Diario “ADELANTE”, de Madrid
Modificaciones en la Educación
10.1.4.
Con toda probabilidad, se aprobará hoy por las Cortes una serie de
modificaciones de la legislación que regula la educación en escuelas e
147
institutos y que han sido sugeridas por los propios centros docentes.
Entre ellas destaca la desaparición de todo vestigio de competencia
entre los alumnos. La idea base consiste en que la competencia sólo
conduce a la insolidaridad, al egoísmo e, inevitablemente, a la
fragmentación social. Por ello, se va a establecer un sistema según el
cual, cada clase no pasará al curso siguiente si no lo hace de modo
global, es decir, habiendo superado todos sus alumnos los oportunos
exámenes. Y, para lograrlo, se establecerá un sistema de tutorías de los
menos capaces por los más aventajados, de modo que todos se ayuden y
colaboren y luchen por alcanzar un nivel mínimo. Eso hará también que
todos conozcan y participen y traten de mitigar los problemas de todo
tipo que impiden a muchos alumnos hacer frente a los estudios y
convertirse así en miembros útiles de la sociedad.
Quedarán suprimidos también los campeonatos deportivos o,
mejor dicho, los premios a los vencedores, ya que si bien el deporte se
va a seguir fomentando como un elemento fundamental en la formación
del hombre, dejará de tener el componente competitivo que hasta ahora
tenía y se convertirá sólo en una superación de sí mismo y un ejercicio
desinteresado, lúdico y sano. Así que ya no habrá vencedores y, lo que
es mejor, ya no habrá vencidos ni humillados o fracasados, sino
compañeros que disfrutan ejercitando y perfeccionando sus habilidades,
admirándose cuando procede pero sin odios, sin envidias y sin
búsquedas de distinciones.
Todo esto se encuadra en la oleada de fraternidad, de
compañerismo, de comprensión y de perfeccionamiento interior que está
experimentando el país desde hace pocas semanas. ¡Bendito tiempo el
que nos ha tocado vivir!

* * *
Diario “COSAS”, de Barcelona
Las cárceles se despueblan
148
10.1.5.
Es impresionante lo que está ocurriendo en las cárceles: Se están
quedando vacías.
Según comunica la Dirección General de Prisiones, no sólo no hay
nuevos ingresos, porque los delincuentes han desaparecido en los
últimos meses, absorbidos por la ola de comprensión, fraternidad,
colaboración y ayuda que está sacudiendo al país, y transformándolos en
ciudadanos formales, cumplidores de su obligaciones como tales,
respetuosos con sus conciudadanos e ilusionados con su futuro y el de la
sociedad toda, sino que el Gobierno está continuamente indultando
condenados, en la seguridad de que se han rehabilitado totalmente y
procede su incorporación a la sociedad que hace unos meses los
repudiaba, porque hoy los va a absorber y a ayudar. Esto es algo
verdaderamente digno de ser vivido. Todo gracias a esa oleada de
espiritualidad que ha abierto los ojos de todos, absolutamente de todos,
para que descubriéramos que el mundo es mucho más hermoso y más
perfecto y más solidario de lo que nunca pudimos soñar.
* * *
149
150
Entrevistas “¿Y ahora?”
10.2.
Dados los cambios producidos en un tiempo record en la
sociedad, los media, con el fin de testimoniar lo que estaban viviendo,
pusieron de moda entrevistas comparativas que la gente, con un humor
muy español y con gran satisfacción íntima, muy pronto denominó “las
entrevistas ¿Y ahora?” He aquí algunas procedentes, todas ellas, de
distintas publicaciones.
* * *
Diario “AFANES”, de Huelva
El ex ladrón
151
10.2.1.
...
Yo robaba por varios motivos. Primero, porque consideraba a
la sociedad como mi enemiga. Porque era mi enemiga. Después, porque
no sabía, nadie me lo había dicho, que al robar privaba a otro de algo a
lo que tenía derecho y lo necesitaba. Yo pensaba que yo tenía el mismo
derecho pero había tenido menos suerte.
¿
Y ahora?
Ahora
no puedo robar. No podría. La sociedad ya no me repele.
Me ha abierto los brazos y yo me siento seguro y encuentro amigos por
todas partes. Me han ofrecido trabajo y me ayudan a seguir adelante
pero con dignidad. ¿Cómo voy a robar y por qué y a quién, si tengo todo
lo que necesito y la sociedad se preocupa por mí considerándome uno
más de sus miembros?
* * *
Diario “AHORA”, de Oviedo
La ex prostituta
10.2.2.
...
He comprendido lo desgraciada que era. Antes tenía cierto
orgullo porque, aunque a veces hacía cosas no agradables, también
encontraba muchos hombres que más que sexo buscaban amor. Y yo se
lo daba. Y era para ellos un poco su madre y un poco su amante.
¿
Y ahora?
Ahora
ha cambiado todo. No sé cómo ni por qué, pero me han
ocurrido cosas maravillosas.
¿
Qué cosas?
Me
he dado cuenta del daño que estaba haciendo a quienes a mí
venían, a sus familias y a mí misma. Me veía rechazada y despreciada
por la sociedad y ahora se me recibe y se me considera. No tenía una
idea definida de lo que debía ser mi vida y ahora veo claro lo que ha
152
sido y lo que es y lo que debe ser, y me encuentro feliz con el trabajo
que se me ha proporcionado y sueño con tener un hogar y ser dichosa, y
sé que lo seré porque todo, todo, ha cambiado en unos meses. ¿Te has
dado cuenta de que da gusto ver la televisión o escuchar la radio o leer
los periódicos? Ahora todo es bonito y alegre y todos se quieren y se
sonríen. Esto es maravilloso.
* * *
Diario “CONOCER”, de Alicante
El ex drogadicto
10.2.3.
...
Aunque sabía todo el daño que producía a los demás y a mí
mismo, y aunque con todas mis fuerzas intentaba vencer la atracción de
las drogas, no era capaz de vencerla. Algo me hacía caer una y otra vez.
Y me despreciaba a mí mismo por ello, y me marginaba de la sociedad
por mi complejo de parásito y de incapaz de vencer mi vicio, y mi vida
era un infierno terrible, un descenso ininterrumpido hasta los abismos
más profundos, un estar lleno de remordimientos, de vergüenza, de
necesidades, sin horizonte, sin futuro y sin más expectativa que la
próxima dosis.
¿
Y ahora?
Ahora
soy feliz. No sé cómo ni por qué pero, de repente, sentí
que ya tenía la fuerza suficiente y dije ¡no! Y se acabó. Ahora sé que
nunca jamás volveré a caer. Además, ahora estoy enterado de lo que hay
por dentro de todo este asunto porque lo he leído y lo he oído y hasta lo
he visto por televisión. No. No volveré nunca más. Eso ya pasó
definitivamente.
¿
Y la sociedad?
Lo
de la sociedad ha sido increíble. La misma sociedad que me
segregaba, me despreciaba y me perseguía, me ha abierto las puertas. Y
los corazones. Soy feliz. Estoy trabajando y veo la vida de color de rosa.
153
Porque, si todos estamos unidos, si todos nos ayudamos y, además,
sabemos que tenemos una ayuda de arriba que nos llega a todos, ¿a qué
hemos de tener miedo?
* * *
Radio “NOTICIAS” de Toledo
El gran empresario
10.2.4.
...
Siempre pensé que mi relación con los empleados de mi
empresa era puramente laboral y que debía sacar de ellos lo más posible
con el menor gasto. Tal como estaba estructurada la sociedad, con una
competencia sin piedad y una necesidad apremiante de mantener los
costos lo más limitados posible para sobrevivir, no me cabía otra
posibilidad. Y había llegado al convencimiento, como supongo que
todos los demás empresarios, de que esa era la postura lógica, correcta y
procedente.
¿
Y ahora?
Ahora
ha cambiado todo. En unos meses he visto hombres donde
antes veía empleados; y he visto colaboradores, casi socios, donde antes
había subordinados; y he visto entrega e ilusión donde antes veía
absentismo, indiferencia y desesperanza. Esto es maravilloso. Se me han
abierto los ojos y he comprendido cuál es mi misión al frente de mi
empresa. Ahora mi empresa es un grupo de amigos que confían
enteramente unos en otros y trabajamos por nosotros, por nuestras
familias y por la sociedad a la que, aunque antes no nos habíamos dado
cuenta, servimos todos.
154
* * *
Diario “EL TESTIGO”, de Salamanca
El financiero
10.2.5.
...
Inesperadamente he cambiado, en unos meses, mis esquemas
mentales de toda la vida. Antes, he de confesar que mi única obsesión
era el beneficio, lo más fácil y lo más rentable posible. Y no me
importaban mucho los medios para conseguirlo. Yo he defraudado, he
traficado con armas, he especulado hasta grados inconcebibles, he
blanqueado dinero negro, he hecho contrabando, he causado quiebras
fraudulentas y he recurrido a cualquier cosa con el único objeto de ganar
dinero. Nunca me pasó por la imaginación preguntarme si con mi
actuación perjudicaba a alguien. Consideraba normal no pensar en ello
pues había hecho una clara, aunque nefasta separación, ahora lo
comprendo, entre mi vida privada, en la que me comportaba con toda
dignidad, y mi vida profesional, en que era insaciable como un tiburón.
¿
Y ahora?
Ahora
me he dado cuenta de que el dinero no tiene en sí ningún
valor. Que es, simplemente una energía y que yo estoy obligado a hacer
buen uso de ella. Y ya no me importa el beneficio sobre todo, sino
dónde invierto, con qué fines, y qué bienestar voy a producir y en qué
va a mejorar el nivel de satisfacción y de felicidad de los demás. Soy
verdaderamente otro... No me reconozco casi, pero soy feliz. Duermo
bien, me ha desaparecido el stress que me acosaba noche y día y mi
trabajo se ha convertido en un hoby que cada jornada me produce más
satisfacciones y, lo que es mejor, las produce a otros. Sí, este cambio,
esta ayuda, esta clarificación que se nos ha regalado sin merecerla es
algo milagroso. ¡Cuando pienso en lo equivocado que he estado durante
tantos años…!
155
* * *
“TELERAZÓN”,
de Valladolid
El asalariado
10.2.6.
Siempre vi a los empresarios como explotadores que, para
obtener los mayores beneficios, eran capaces de poner en la calle a
cualquiera; que tomaban represalias contra el que pretendía ejercer sus
derechos reconocidos en las leyes; y que no tenían más mira ni más
objetivo ni más obsesión que su beneficio en la empresa. Siempre me
puse, pues, frente a los empresarios de un modo espontáneo y visceral.
¿
Y ahora?
Ahora
es todo distinto. Durante estos meses, y gracias a todo lo
que se nos ha explicado de mil maneras y lo que se nos ha hecho
reflexionar, hemos cambiado todos. Nuestra relación ha dejado de ser
tensa e insolidaria. Nosotros hemos comprendido sus motivaciones,
ellos han comprendido las nuestras y, desde esa perspectiva, la
colaboración es perfecta y todos los problemas han desaparecido como
por encanto. Hemos entrado, pues, en una nueva era para las relaciones
laborales.
* * *
Diario “ATENCIÓN”, de Zaragoza
El ex mendigo
10.2.7.
...
Me fui de la sociedad. No me gustaba. Era todo mentira. Todos
engañaban a todos y yo no me veía en esos papeles. Preferí quedarme al
156
margen y vivir mi vida sin dar importancia a lo que no la tiene y a costa
de los que mantenían esa sociedad tan injusta.
¿
Y ahora?
Ahora
es otra cosa. Algo que, ni en el mejor de mis sueños
hubiera previsto. Me siento importante como miembro de esta nueva
sociedad que, de modo casi repentino, se ha transformado en la sociedad
ideal. Todos nos queremos y nos respetamos y nos comprendemos y nos
ayudamos. Todos los días, camino de mi trabajo, al que voy con ilusión
porque sé que voy a mantener una sociedad que vale la pena, cuando
paso por el punto en que yo solía pedir limosna, sonrío y no acabo de
creerme lo que está ocurriendo. Pero es cierto y está sucediendo de
verdad.
* * *
Diario “EL BIERZO”, de León
El sin techo
10.2.8.
...
Estaba en el desempleo y no encontré trabajo debido a mi edad.
Y el subsidio se acabó. Y nos desahuciaron a mi mujer y a mí. Y,
¿adonde íbamos a ir? No teníamos parientes ni medios económicos. Así
que, de repente, nos encontramos en la calle y con una edad crítica para
trabajar y ganar algo. Lo hemos pasado mal, muy mal. Sólo el que lo ha
sufrido sabe lo que es no comer y, lo que es peor, no saber si mañana
comerás ni qué harás el mes que viene y el otro y el otro y el año
próximo... y así hasta la muerte. Es terrible. Y antes, al principio, la
vergüenza de tener que pedir limosna y la repugnancia a comer
mendrugos y la necesidad de defenderte del frío con papel de periódicos
y...
¿
Y ahora?
Ahora
estamos en el paraíso. Dios se ha acordado de nosotros.
Todo el mundo nos quiere y nos respeta. El que nos desahució es ahora
nuestro amigo más íntimo. Hemos regresado a nuestra antigua casa y
trabajamos los dos, de modo que podemos ganarnos lo que comemos y
157
pagamos el alquiler y nuestro futuro se ha vuelto alegre. Ahora es todo
maravilloso. Todo está lleno de amor y de alegría y todos nos sentimos
miembros de algo más grande. Lo otro fue una pesadilla ya olvidada.
* * *
Diario “ACAECERES, de Albacete
El futbolista
10.2.9.
...
El deporte era una lucha sin cuartel. Un esfuerzo permanente,
no sólo físico, sino mental. Porque había que aprender, además de las
técnicas propias de la especialidad, las de toda clase de trampas,
ilegalidades, simulaciones, enfrentamientos, descalificaciones, insultos,
etc.
¿
Y ahora?
Ahora
da gusto ser deportista. Ahora es todo perfecto. Sólo va
uno a jugar lo mejor que sabe pero sin pasarle siquiera por la
imaginación lesionar a nadie ni temer que nadie lo intente. El deporte es
lo que siempre debió ser: Una actividad noble en la que triunfa el que
verdaderamente es mejor y nadie se ofende por ello; en que se respeta y
se valora tanto al mejor como a los demás, porque todos se han
esforzado con igual sacrificio e ilusión...
* * *
158
Radio “CONTENIDOS”, de Barcelona
El actor
10.2.10.
...
Tenía que representar continuamente personajes que eran
verdaderos bárbaros, cuya misión, por ser “los buenos”, consistía en
matar “malos” por doquier. O tenía que intervenir en escenas procaces,
degradantes y monotemáticas en las que se ofrecía amor pero, en
realidad, se servía sólo vicio y depravación...
¿
Y ahora?
Ahora
es ideal. Los personajes da gusto representarlos. Te sientes
conforme con ellos. Son normales. Son positivos. Tienen buenas
intenciones. Y las escenas muestran lo que puede servir para ilustrar y
enseñar algo positivo y constructivo. La gente ya no sufre presenciando
una representación o viendo una película. Ahora ríe y disfruta y
comparte lo bueno y lo agradable y acaba satisfecha y con ganas de ser
mejor y de ayudar más a sus semejantes y de que el mundo progrese y
sea feliz. Ahora es todo tan hermoso...
* * *
Radio “AUDIENCIA”, de Madrid
El político
10.2.11.
...
Sí. La política era ciertamente un mercado. Incluso si a uno le
impulsaba un fin altruísta, cosa nunca real cien por cien en los políticos,
porque en todos hay, por definición, un elevadísimo porcentaje de afán
de poder y, por tanto, de egoísmo, la sociedad se encargaba enseguida
de desvirtuar ese impulso inicial. Era una escalada de descalificaciones,
159
de odios, de calumnias, de deformaciones de la realidad, de injurias, de
interpretaciones aviesas, de envidia, de ambición... Era todo, menos lo
que los ciudadanos esperaban de la política.
¿
Y ahora?
Ahora
estamos en la sociedad ideal. Los que no se sienten
capaces de hacer algo que valga la pena o no tienen ideas que puedan
realmente ayudar a la sociedad, dimiten voluntariamente. Y los que
creemos honestamente tener algo que aportar, lo exponemos, lo
discutimos, lo estudiamos y, con la mayor responsabilidad, lo llevamos
a cabo. Pero siempre, siempre nos guía la búsqueda del mayor bienestar
para los ciudadanos. Éstos, por su parte, saben que pueden contar con
los políticos porque van a hacer lo que les prometieron. Es algo
maravilloso que todos hayamos cambiado así. Porque, al haberlo hecho
toda la sociedad al mismo tiempo y en la misma dirección, hemos dado
un salto enorme en la evolución y hemos llegado inesperadamente a la
política ideal, a los políticos ideales y a los ciudadanos ideales. Soy
felicísimo por que me haya tocado vivir todo esto. Y no quiero ni
aventurarme a pensar lo que será la sociedad dentro de unos años, a
juzgar por lo que en unos meses hemos logrado, gracias a ese derrame
de energía desde lo alto, que nos ha abierto los ojos del alma a todos.
* * *
Diario “INFORME”, de Teruel
El médico
10.2.12.
...
La gente estaba llena de miedos: Miedo a la muerte, miedo al
colesterol, miedo al sida, miedo al infarto, miedo al cáncer, miedo a la
obesidad, miedo al stress, miedo a casi todo. Pero no tenía claras las
cosas o, quizás, no tenía la voluntad suficiente para llevar una vida
racional. Ni siquiera nosotros los médicos lo hacíamos. Trabajábamos
160
como ningún otro profesional, siempre a tope; nuestro horario era
extenuante. Pero no lográbamos tener a raya todos esos miedos y sus
consecuencias. No acabábamos tampoco de comprender y, sobre todo,
de admitir y de actuar en consecuencia, que el hombre es un ser
compuesto y total. Nos limitábamos, ahora lo sabemos, a combatir los
efectos, ignorando las causas y despreciando, con un orgullo estúpido,
cualquier conocimiento que no fuera el nuestro, el relativo
exclusivamente al cuerpo físico y al mundo de las consecuencias.
¿
Y ahora?
Ahora
ha cambiado todo. Se ha hecho la luz y hemos visto y
comprendido lo que había detrás de las bambalinas del teatro de la vida.
Y, como por arte de magia, todos los miedos han desaparecido, y con
ellos, las enfermedades han dejado de afectarnos como antes y han
perdido importancia y me imagino que muy pronto ni siquiera existirán.
Y nuestro papel ha pasado a ser más el de consejeros de salud que el de
restauradores de la misma. Es un mundo nuevo que nos llena de ilusión
y en el que se nos reconoce por todos el esfuerzo, la entrega, la vocación
y la buena fe y, ¿por qué no?, el amor que en el corazón de todo médico
ha anidado siempre.
* * *
Semanario “AZUL”, de Barcelona
El pequeño empresario
10.2.13.
...
Estaba siempre desazonado por los impuestos, por las letras,
por los márgenes, por los morosos, por los atracos, hasta por encontrar
la manera de engañar levemente, poniendo los precios nuevos a las
mercancías viejas o cosas por el estilo, para aumentar los beneficios...
¿
Y ahora?
161
Ahora
me han desaparecido todos los problemas. Pago mis
impuestos porque he comprendido que son necesarios y, además, sé que
se hará buen uso de lo que pago; he perdido el temor a los ladrones,
porque no los hay; no he de preocuparme por engañar porque sé que
tampoco nadie pretende hacerlo conmigo; tengo mis márgenes y ayudo
en todo lo que puedo a quienes están peor que yo; mis clientes me pagan
y yo puedo pagar... Es un mundo perfecto, de ensueño, el que se nos ha
regalado, primero por la prensa, la radio y la televisión con su campaña
de concienciación y luego o, mejor, al mismo tiempo, por ese ver las
cosas claras de repente y comprendernos unos a otros y querernos unos
a otros y ayudarnos unos a otros. ¡Hay que ver qué desgraciados éramos
todos, pudiendo todos ser tan felices!
* * *
Diario “VISIÓN”, de Huesca
El abogado
10.2.14.
...
Era una profesión que tenía mal cartel. Y, visto ahora, era
lógico. Porque, a todo abogado le llegaba un momento clave en que
tenía que decidir entre limitar su futuro profesional por no querer
defender algo no del todo éticamente defendible, o "pasar el Rubicón" y,
a partir de ahí, aceptar cualquier asunto de cualquier cariz. Sí. Era algo
lejano al ideal. Por otra parte, ten en cuenta que la Abogacía era la única
profesión, junto con el boxeo, en que, para ejercerla, era preciso
enfrentarse a un compañero. Y eso, en términos generales, crea hábitos
negativos y no deseables.
¿
Y ahora?
Ahora,
al cambiar la sociedad, está todo al revés para nosotros.
Ahora no hay pleitos. Han desaparecido. La gente se comprende
mutuamente y no surgen diferencias dignas de llevarse a un bufete.
Nuestra profesión, pues, me temo que va a desaparecer rápidamente.
Quizá sea el karma que, no lo dudes, hemos generado. Pero,
honradamente, no me preocupa demasiado esa desaparición porque la
162
sociedad misma tiene puestos sobrados para aportar desde ellos nuestro
grano de arena al progreso común. Ten en cuenta que todo el edificio
jurídico se basaba en una violencia moral: La de que la ignorancia de las
leyes no excusaba de cumplirlas. Y, ahora lo vemos claro todos, ese
edificio tenía los pies de barro. Por eso, en cuanto la ley, que era externa
y necesitaba medidas coactivas, ha pasado a ser interna, la primera se
está convirtiendo rápidamente en algo inútil por innecesario. Tras lo que
hemos aprendido y reflexionado todos durante estos meses y con la
clarificación interior que todos hemos experimentado, cada uno sabe ya
lo que tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo. Y, si no lo tiene claro,
lo consulta. Y ahí es donde yo veo la única posibilidad de supervivencia
para nosotros: Convertirnos en consejeros, pero consejeros sin segundas
intenciones, no para ver cómo engañamos o defraudamos mejor, sino
para ver cómo colaboramos mejor, sin dobleces, con el corazón en la
mano... como en realidad soñábamos todos en la universidad que el
mundo del Derecho debía ser.
* * *
Diario “UNIDAD”, de Bilbao
El sacerdote
10.2.15.
...
He de reconocer que la mayor parte de la gente no tenía claro
lo que decía creer. Bautizaban a sus hijos, hacían la Primera Comunión,
contraían matrimonio y, eso sí, en el último momento, se apresuraban a
solicitar y a recibir la Extrema Unción. Pero, a lo largo de la vida, casi
nadie se planteaba en serio la religión y, mucho menos, el ajustar a ella
su conducta. No supimos llegar de verdad al pueblo. Quizás nos
sobraron dogmas y tabúes y nuestro propio orgullo de administradores
de la gracia de Dios nos impidió acercarnos al hombre.
¿
Y ahora?
163
Ahora
es maravilloso. Es la situación que todo sacerdote soñaba
cuando estaba en el seminario y aspiraba a conseguir que todos sintiesen
lo mismo que uno sentía. Ahora los templos se llenan. Pero se llenan de
gente devota de verdad, que sabe lo que está haciendo y lo hace bien. Y
lo que, desde mi punto de vista, es mejor aún: Fuera del templo, en la
vida diaria, la gente siente amor, verdadero amor por los demás y, por
primera vez en la historia, nos hemos dado cuenta todos de que
"prójimo" procede de "próximo". No cabe duda de que esa campaña de
los últimos meses, por parte de todos los medios de comunicación,
aclarando conceptos, dando ideas, profundizando en los temas, sacando
a la luz, como sólo ellos saben hacerlo, las cosas más ocultas y secretas,
ha producido una psicosis positiva en la sociedad. Y, luego, este
descenso indescriptible de luz y amor, que nos ha abierto a todos los
ojos del alma y que es algo irrepetible y milagroso, pero real, ha
redondeado el proceso haciendo que cada día se produzcan frutos más
imprevistos y maduros... Aunque yo tengo la seguridad de que esa
campaña previa, a nivel mundial, ha formado parte de los designios de
Dios.
* * *
Diario “LA CIUDAD”, de Gerona
El maestro
10.2.16.
antes, la labor del maestro se había hecho muy difícil. En
términos generales, no había disciplina, ni respeto, ni interés por
aprender. Tan sólo desidia, ignorancia, falta de aspiraciones… Era, en
verdad, muy difícil, debido a que en las familias no se respiraba buen
ambiente y los niños no recibían buenos ejemplos, ni siquiera buenos
consejos. Privaba el vivir al día y pegados a lo material, tratando de
aprovechar ilógicamente lo que se consideraba como cosas dignas de ser
vividas, sin más horizonte que el inmediato ni más aspiración que lo
164
concreto. Era muy difícil encontrar un niño que aspirase a algo elevado,
que tuviese fe en sí mismo y en los demás, que comprendiese que los
años en la escuela son fundamentales para la vida futura…
¿
Y ahora?
Ahora
todo ha cambiado. Ahora los niños oyen en casa lo que
deben oír, ven en la tele lo que deben ver, les rodea el ambiente que
debe rodearlos… Y da gusto enseñar. Uno ve que cunde el interés por
aprender, que se respeta y se imita al que estudia, que la disciplina va
calando en las mentes y en los corazones, que se tiende a cumplir con la
propia obligación, que todo se valora de modo más justo y
equilibrado… Hace poco, me estaba planteando abandonar la
enseñanza, pues no compensaba. No se parecía nada a la maravillosa
labor que uno había imaginado poder realizar, forjando futuros
ciudadanos. Ahora, en cambio, todo es como lo había soñado…
Diario “TEMAS”, de Santander
El escritor
10.2.17
ser escritor y vivir de ello siempre ha sido algo arriesgado.
Pero últimamente era ya un suicidio. Nadie leía. Las tiradas eran cada
vez más reducidas. La juventud, que es la esperanza de los escritores, se
había alejado de la literatura, de la filosofía, de la historia… en general,
de las humanidades, sin ningún remordimiento ni suyo ni de sus padres
y, lo que era peor, de las autoridades. Uno se preguntaba cómo sería el
mundo cuando estos jóvenes de hoy empezaran a ocupar puestos
importantes y, francamente, no era muy optimista…
¿
Y ahora?
Ahora
es maravilloso. Ahora uno no da abasto a escribir. Es
como si la gente tuviera necesidad de compensar todos esos años de
alejamiento de los libros. Y los escritores que, al fin y al cabo,
escribimos porque creemos tener algo que transmitir y que nos
sentíamos unos seres inútiles e innecesarios, hemos vuelto a ser lo que
debíamos: los que piensan, reflexionan, exponen, explican, hacen
165
digerible el conocimiento, fomentan el desarrollo de la mente, de los
sentimientos correctos, hacen posible que cada cual forme su propia
opinión sobre las cosas… Afortunadamente, de un modo casi súbito, se
ha dado cuenta la sociedad de que sin escritores no hay verdadera
sociedad…
* * *
Diario “EL ENTERADO”, de Madrid
El científico
10.2.18.
casi nadie se interesaba por la ciencia. Tan sólo por disfrutar
los resultados, las aplicaciones prácticas. Y uno se preguntaba: y, dentro
d unos años, ¿quién investigará?
¿
Y ahora?
Ahora
ha cambiado el panorama. Hay muchas ganas de trabajar,
de investigar, de descubrir, de abrir nuevos caminos, de trabajar en
equipo, de rendir un fruto a la sociedad…
* * *
166
Los media: editoriales
11.
El editorial de un medio de comunicación es como la toma del
pulso diario a la sociedad para diagnosticar su estado. Por tanto, sin
perjuicio de la capacidad informativa e ilustrativa de las demás
secciones, no cabe duda de que, si se quiere conocer en síntesis pero
con exactitud, una época, lo inteligente es estudiar los editoriales. Y eso
es lo que vamos a hacer.
Hemos encontrado, sin embargo, dos clases de editoriales: unos
son los que se refieren a los acontecimientos del día. Y los otros, los
que pretenden y
consiguen cierta
proyección, cierto carácter de
167
crónica, haciendo comparaciones y describiendo el devenir de los
procesos que se estudian.
No nos hemos atrevido a prescindir de ninguna de ambas
modalidades. Así que, de entre los muchos miles de editoriales
estudiados, hemos seleccionado algunos de ambos tipos. El avisado
lector sabrá distinguir unos de otros y, con ese mínimo esfuerzo, se
percatará mejor de lo que todos ellos tratan de transmitir.
Curiosamente, sólo hemos encontrado un editorial opuesto al
movimiento masivo que se inició con la visita a la Moncloa de un
hombre de edad, con barba entrecana recortada y rostro bonachón. Y,
por ser pieza única y porque su conocimiento permitirá al lector
percatarse del grado de negatividad que la sociedad había alcanzado,
lo hemos conservado y aparece entre los primeros. Ignoramos qué fue
de ese periódico, aunque imaginamos que pronto se vio obligado a
rectificar su línea derrotista. O a cerrar.
Diario "HECHOS", de Madrid
11.1.
La Humanidad está enferma. Todos lo sabemos. La Humanidad
está enferma y la enfermedad es grave. Casi incurable. Estamos por
decir que sólo un milagro podría curarla.
Pero ¿en qué consiste su enfermedad? ¿Cuáles son sus síntomas y
cuáles la diagnosis y el tratamiento?
La enfermedad se manifiesta, de un modo contagioso, en varios
campos a la vez: Individual, local, nacional, continental y mundial. Y en
168
varios niveles: Físico, emocional y mental. Por eso es una enfermedad
tan grave.
¿Los síntomas? A la vista están, sobre todo en los medios de
comunicación. Los estamos viviendo, sufriendo cada día, convivimos
con ellos como se convive con el virus de la gripe. Hasta tal punto
forman parte de nuestras vidas que ni siquiera nos damos cuenta de que
nos están echando a perder el presente y haciendo imposible un futuro
digno de ser vivido.
A guisa de ejemplo, citaremos algunos: Hipocresía (predicar algo
y hacer lo contrario); difamación (decir o escribir algo negativo de
alguien, sin estar seguros de su exactitud o, incluso, constándonos su
inexactitud); desmitificación (buscar en cualquier personaje relevante
sus defectos, sus flaquezas, sus errores humanos, y proclamarlos a los
cuatro vientos, aumentándolos si es posible para que esa persona que, de
algún modo, se ha elevado por sus propios méritos por encima de la
media, no pueda ya servir de ejemplo a nadie más ); interpretación
interesada (tergiversar la verdad, forzarla, violarla, dando a los
acontecimientos, las palabras o las actitudes un significado que nada
tiene que ver con el real, pero que responde a unos intereses
determinados, que son los que se trata con ello de favorecer); silenciar
cosas dignas de ser publicadas y conocidas (faltando gravemente al
deber sagrado de la información); disimular todo aquello que perjudique
o contradiga los intereses, no siempre confesables, a defender, sean
éstos individuales, de grupo, de empresa, de partido, etc.; resaltar lo
negativo; hacer, a fuerza de abundar en cuanto antecede, que la
humanidad vaya bajando la altura del listón de sus ilusiones y sus
exigencias y quede sin ideales, sin espejos en los que mirarse (salvo los
designados interesadamente que, por ello mismo, no sirven), sin líderes
a los que seguir, sin vida superior a la meramente somática, sin
sentimientos, sin compartir, a un nivel en que lo único importante es el
dinero; admirando como héroes a los delincuentes, a los defraudadores,
a los "listillos" y a los que son víctimas de alguna malformación física,
de locución, sentimental, pasional o mental, sin más horizonte que
permanecer vegetando a ras del suelo y no elevar nunca la mirada al sol;
que cada uno se encierre en sí mismo sin preocuparse de nadie más; que
169
desconfíe de los medios de comunicación, de sus gobernantes y de sí
mismo...
Como se ve, como todos y cada uno podemos comprobar, los
síntomas son graves y el futuro que anuncian, nada halagüeño.
¿Diagnosis? Borrachera de negatividad. No sabemos en qué
momento, los medios de comunicación (¿no empezaría con Caín, al
decirle a Jehová que ignoraba dónde estaba su hermano, al que acababa
de matar?) se dedicaron a poner el ojo en lo negativo (quizás porque,
por entonces lo negativo era lo extraordinario) y, por esa vereda, se han
ido decantando, lenta pero inexorablemente, con lo que se han perdido o
malogrado grandísimos valores y se han marchitado grandes
vocaciones.
Y, a fuerza de poner la lupa sobre el lado feo de la realidad y
aumentarlo y desorbitarlo, ha llegado a ocupar todo el campo visual. Y
el público, que no tiene más procedimiento de saber qué ocurre en su
entorno que lo que se le dice por los media, ha acabado por creer que
ese lado oscuro de la existencia es la única realidad, y se siente frustrado
y engañado por la vida, e impotente, porque todos, absolutamente todos,
cuando niños, tuvimos una capacidad de ilusión, un hambre de felicidad,
una dosis de optimismo que, luego, la realidad, la vida (¿o la parte de la
vida que los medios le hemos suministrado como único alimento?) se ha
encargado de debilitar y hasta de volatilizar.
¿Tratamiento? A muchos les parecerá pueril, pero es que lo pueril
es lo puro; lo infantil, lo nuevo, lo no contaminado es lo acertado. A
otros semejará locura, pero es que hay locuras que, a la larga, resultan
cuerdísimas. Para éstos será una nimiedad, pero es que una nimiedad
puede, a veces, cambiar el curso de los astros. Para aquéllos, una
tontería, pero ¿no lo es lo que estamos haciendo todos, todos los días?
En cualquier caso, el tratamiento es el único a nuestro alcance y es éste:
Decir la verdad; ver el lado bueno de las cosas, de las personas, de los
actos; esperar lo mejor; ilusionarnos y acostumbrarnos a pensar que
mañana nos traerá más luz y más alegría y más sinceridad y más
información exacta, y que nuestro país es hermoso y digno de habitarse
y nuestro mundo es una caja de sorpresas, todas agradables, y que la
170
Humanidad posee virtudes y capacidad y fuerza y puede crecer con
confianza...
Así de simple. Convencidos de ello, pues, convertidos a esta nueva
religión, desde hoy, nuestro periódico se adscribe al lado luminoso de la
vida, que siempre ha estado ahí, al alcance de la mano, pero no lo hemos
visto. Vamos a olvidar que el sol, hasta el sol, que nos da la vida, tiene
manchas, para fijarnos sólo y exclusivamente en su luz. Sabemos que
esa fibra íntima de los corazones de nuestros lectores dará un suspiro de
alivio y, podemos asegurarles que nos alegrará ser los pioneros de algo
tan trascendental.
* * *
Diario “NOVEDADES”, de Sevilla
11.2.
La sociedad occidental contemporánea se apoya íntegramente en
dos columnas básicas: Por un lado, la Religión Cristiana, que ha
171
impregnado nuestra civilización y nuestra cultura. Y, por otro, las
Leyes, base del Estado de Derecho.
Sin alguna de esas dos columnas, nuestra sociedad sería muy otra.
Ambas, juntas, sin embargo, nos han llevado a una situación social de la
que no nos podemos sentir orgullosos, dados sus frutos actuales, y
somos más bien pesimistas en cuanto a los del futuro inmediato y aún
mediato.
Y esto, ¿por qué? ¿Qué ha fallado en esos dos pilares de nuestra
civilización? Veámoslo:
En cuanto a la religión, comienza diciéndonos que Dios,
moldeando arcilla con sus manos, creó al primer hombre; que luego,
extrayéndole una costilla, creó con ella a su mujer; y que, poco después,
ambos desobedecieron la prohibición de Dios de no comer del fruto de
un árbol determinado y, como consecuencia de esa desobediencia, todo
el género humano nacemos con un pecado heredado en cuya comisión,
obviamente, no intervinimos.
Sobre esas primeras premisas y otras similares, de todo punto
inaceptables en su contexto literal, que es el defendido por las iglesias,
se ha edificado luego, a lo largo de los siglos, toda la religión cristiana
que, de modo inevitable, se ha visto obligada a defender posturas tan
ilógicas e inaceptables como la de que Dios, que nos ha hecho
imperfectos, se ofende por nuestros errores, hasta el punto de
condenarnos, "por toda la eternidad" si, en una vida de setenta u ochenta
años, cometemos un pecado y morimos sin arrepentirnos pero que, en
cambio, nosotros hemos de perdonar a quienes nos ofendan; o la de que
Dios reparte la fe a Su arbitrio, pero luego castiga a quienes no la tienen;
o que a unos los hace ricos y a otros pobres, a unos inteligentes y a otros
torpes, a unos sanos y a otros minusválidos, sencillamente porque
quiere, pero que, no obstante, Dios es todo amor y todo justicia y todo
comprensión...
No es de extrañar, pues que, cuando la gente empieza a usar la
cabeza, haga preguntas y, cuando no obtiene respuestas, se aleje de la
práctica de una religión que no comprende, por más que lo intente. Y
sólo le permanezcan fieles los que se basan exclusivamente en una fe,
carente de toda racionalidad.
172
En cuanto a la columna del Derecho, la base de su funcionamiento
consiste en la afirmación de que "la ignorancia de la ley no excusa de su
cumplimiento".
Y sobre esa primera afirmación, igualmente inaceptable para
cualquier mente que merezca tal nombre, se ha levantado luego todo el
edificio jurídico.
No hace falta decir que tampoco esto lo comprende nadie, puesto
que cada día los Boletines Oficiales promulgan decenas de leyes, cuyo
cumplimiento a rajatabla se exige a todos los ciudadanos en base a la
curiosa ficción jurídica inicial, totalmente injusta per se.
Si las dos bases de nuestra civilización, pues, son inaceptables por
ilógicas, y está claro que lo son, no ha de asombrarnos que nos hayan
conducido adonde estamos (medio mundo llamando a las puertas del
otro medio; crisis de valores, desculturización, destrucción del medio
ambiente, etc.) y que nos puedan conducir a situaciones aún peores.
¿Pero esto es inevitable? ¿Es que no hay otra manera de ver el
asunto? ¿Es que aquel pasaje del Génesis y todos los demás textos
religiosos no pueden tener otro significado que resulte racional y,
consecuentemente, hagan razonable, comprensible y, por tanto,
aceptable, todo el mensaje que contienen?
Si eso fuera así y, como consecuencia de ello, la religión cristiana
fuese algo lógico e inteligible, podría ser aceptada, no sólo por los que
tienen fe, sino por los que, por carecer de ella, se han de basar en su
intelecto para manejarse en la vida.
Pues bien, eso es, precisamente, lo que está ocurriendo: Que se
está haciendo accesible a todos el contenido oculto de la religión y la
moral y la ética; y se está demostrando que los pasajes bíblicos
contienen grandes verdades que no se oponen a la razón ni a la ciencia
sino que las complementan y completan; y que, lo único que ha
ocurrido, ha sido que se han interpretado literal y, por lo tanto,
erróneamente. Y se está exponiendo, de un modo racional e inteligible,
lo que realmente contienen, que nos afecta a todos muy directamente.
La Iglesia Cristiana se irrogó, a lo largo de los siglos, la
interpretación exclusiva de las Escrituras. La Reforma, con Lutero a la
173
cabeza, protestó contra esa exclusividad, alegando que cualquiera puede
interpretarlas.
Ese problema no hace sino demostrar que, tanto la Iglesia como
Lutero sabían que las Escrituras son simbólicas y, por tanto, necesitaban
una interpretación de sus símbolos. Si la Escritura significase
exactamente lo que dice, no necesitaría interpretación alguna, ni de la
iglesia ni de nadie.
Está empezando a extenderse lo que se denomina la Sabiduría
Occidental, una interpretación de las Escrituras base del cristianismo.
Pero una interpretación que, en vez de recurrir a la fe para tener que
creer cosas ilógicas o irracionales y hasta injustas, permite comprender
los fenómenos de la naturaleza y del hombre y hasta de Dios y Sus
procesos y Su modo de actuar, de una manera racional, en base, por
supuesto, a lo que dicen las Escrituras.
Es la única filosofía que hace posible la unión, la aproximación y
hasta la fusión de la ciencia y la religión, a diferencia de las otras
interpretaciones que no hacen sino alejarlas, con el resultado de que la
mayor parte de los científicos e intelectuales se ven obligados a
declararse no creyentes. Porque, cuando uno se acostumbra a usar la
razón, necesita seguir usándola en todo lo que acometa. Y, si algo no lo
comprende, elabora sus hipótesis y trata de comprobar su exactitud para
convertirlas en tesis. Las interpretaciones de la Sabiduría Occidental son
perfectamente aceptables como hipótesis que cada uno convertirá luego
en tesis, al ir comprobando su exactitud. Las otras interpretaciones no
pueden hacer esto y piden fe, una fe ciega e irracional, imposible para
los acostumbrados a guiarse por la razón.
Porque, si el hombre, comprendida y asumida la religión, tiene
claro quién es, de dónde viene y adónde va; y conoce el sentido de la
vida; y puede situarse en el mundo con plena conciencia y plena
responsabilidad; y sabe el por qué de las enfermedades y de la muerte y
del dolor; y conoce el por qué de las razas; y el por qué de las
diferencias de inteligencia y de capacidad y de aspecto y de familia; si
tiene una respuesta satisfactoria para cada acontecimiento de la vida,
entonces las leyes se hacen innecesarias porque cada cual sabe lo que
tiene que hacer y cómo y cuándo y por qué. Con ello, las Leyes han
174
pasado, de ser externas y promulgadas, a ser internas e intuídas, y ya no
se necesita la ayuda de presunciones ilógicas e irracionales como la que
sirve de fundamento a las leyes y al Estado de Derecho, ni hacen falta el
enjuiciamiento, ni el castigo porque los delincuentes y los infractores
desaparecen.
Tanto Platón con su “República”, como Tomás Moro con su
“Utopía”, Francis Bacon con su “Nueva Atlántida”, James Harlington
con su “República Océana” y Tommaso Campanella con su “Ciudad del
Sol”, dieron las pautas para alcanzar un estado ideal de convivencia. El
último intento, digno de tenerse en cuenta, fue el de Rousseau, con su
“Contrato Social”.
Pero aquéllas no consiguieron su objetivo: La primera, a pesar de
los repetidos ensayos de Platón en la Siracusa de Dionisio el Viejo y de
su hijo, y las demás porque ni siquiera se intentó ponerlas en práctica.
El Contrato Social de Rousseau, padre de las democracias
modernas, por su parte, mucho más afortunado en cuanto a aceptación y
posibilidades de aplicación, nos ha conducido al momento
insatisfactorio actual en el que la Humanidad se encuentra: una especie
de callejón sin salida.
Hace falta, pues, reestructurarlo todo. Hace falta un cambio
drástico para evitar el precipitarnos por el plano inclinado de la
violencia, el egoísmo, la vulgaridad, la degeneración y la falta de
valores éticos. Y esa reestructuración no debe, no puede hacerse
cambiando simplemente de lugar las piezas del rompecabezas de la vida
actual; el cambio ha de producirse en el interior de cada hombre. Y,
cuando ese cambio haya tenido lugar, cuando cada hombre sepa qué
hace aquí y por qué, la sociedad se reestructurará ella misma del modo
más conveniente para hacer posible la manifestación de esos
sentimientos y esas convicciones.
Esa nueva situación, nacida desde dentro y no impuesta desde
fuera, en nuestra opinión, es lo que está empezando a sucedernos.
* * *
175
Diario “AVANCE”, de Valencia
176
11.3.
La vida es movimiento. Y, por tanto, cambio. Pero no son un
movimiento y un cambio arbitrarios, sino perfectamente programados,
dirigidos, inteligentes, que conducen imperceptible pero
inevitablemente a ciertas cotas y a ciertas consecuciones. Y, llegados a
ellas, se produce siempre un fenómeno inevitable: que las estructuras,
los sistemas y los instrumentos que sirvieron para aquella progresión,
resultan ya insuficientes a las exigencias del nuevo estado. Y cada una
de esas etapas, todas sucesivas, nunca intercambiables y ordenadas al
fin del desarrollo integral, en todos los sentidos, se manifiestan como
otras tantas crisis de crecimiento. Por eso al bebé, primero se le
amamanta, pero llega un momento en que hay que reforzar la leche con
otros alimentos líquidos y, más tarde, se hacen necesarios los nutrientes
sólidos, y le crecen los dientes, y empieza a correr y a hablar y a
entender y a experimentar y a pensar y a deducir y a inventar… Porque
el bebé, que medía unos centímetros al nacer y pesaba unos kilos, sin
casi darse cuenta, se halla convertido en un adulto gracias, a ese
desarrollo callado, silencioso pero imparable, y a esas crisis que le han
permitido cambiar.
Porque aquellos zapatos que se quedaban cortos, aquellos trajes
que oprimían y limitaban, aquellas realidades que sustituyeron a las
fantasías infantiles, aquellos amores que suplantaron a los maternos,
aquellas inquietudes que sucedieron a la curiosidad infantil, no eran sino
las muestras de que algo importante había ocurrido, y lo viejo ya no
servía, y se necesitaban nuevos zapatos y nuevos trajes y nuevas ideas y
nuevos amores y nuevos descubrimientos porque los antiguos, que
fueron muy útiles, que fueron necesarios, habían quedado obsoletos.
El hombre es un ser evolucionante, como todos los seres pero,
además, es un ser espiritual. Y eso supone una vida de orden superior,
pero con las mismas características de crecimiento, crisis y necesidad de
nuevos instrumentos para alcanzar la madurez. Y esa vida de orden
superior, de la que lo que llamamos “la vida” no es sino un simple
eslabón, está compuesta de una serie de vidas, de etapas, de momentos
de crisis en la trayectoria del espíritu evolucionante. Y así como en la
177
espiral inferior pasamos de la ameba al ser multicelular organizado y de
él al artrópodo y al pez y al anfibio y al mamífero y al hombre, en el
nivel superior de la vida, pasamos del bebé al infante y de éste al niño y
al adolescente y al hombre joven y al maduro y al anciano. Eso, claro,
en cuanto al cuerpo se refiere, que no es sino el instrumento que el
espíritu (que es el que realmente está evolucionando), ha de cambiar en
cada crisis de crecimiento, que nosotros llamamos muerte.
Existen, sin embargo, espirales mayores, siempre con la mismas
estructura y concepción, siempre con desarrollo ininterrumpido e
inevitable y siempre con crisis de crecimiento. Y son las que abarcan las
vidas de cada grupo, de cada raza, de cada pueblo, de cada nación y de
la Humanidad globalmente considerada.
O sea que, ésta, como conjunto de seres en evolución igual
que
cada uno de sus miembros cambia,
evoluciona, adquiere facultades y
posibilidades y conocimientos nuevos y, de vez en cuando, experimenta
una crisis de crecimiento y se ve en la necesidad de desechar los
instrumentos que la condujeron a ese punto, y de proveerse de otros que
la conducirán a la siguiente etapa.
Pues bien, la Humanidad está ahora pasando por una de esas crisis
de crecimiento. Se le han quedado estrechos los trajes, y los zapatos le
oprimen, y los conocimientos y las ideas no dan más de sí y ya no puede
usarlos y, a riesgo de quedarse desnuda, descalza e ignorante, ha de
fabricarse otros nuevos, apropiados a su tamaño y a su desarrollo y a sus
proyectos. Porque:
Están anticuadas las formas de gobierno que, partiendo de la
anarquía han pasado por las oligarquías, las tiranías, las monarquías
absolutas, las constitucionales, las dictaduras y las democracias. Y nos
han conducido a la situación actual, al nivel que exige cosas nuevas y
que nosotros llamamos situación de crisis.
Le vienen estrechas las concepciones económicas que, partiendo
del trueque, han pasado por el conductismo, el liberalismo, el
comunismo, el nazismo, el socialismo y el nacionalsocialismo, y nos
han conducido a hoy, con medio mundo muriéndose de hambre y, sin
casi posibilidades de recuperación.
178
Están obsoletas las concepciones sociales que, partiendo de la
esclavitud y pasando por la lucha de clases, ha llegado al llamado estado
de bienestar, que sólo disfrutan algunos y que, por lo tanto, no nos
satisface, sin que se vislumbren soluciones para el futuro inmediato ni
mediato.
Se han quedado pequeñas las iglesias ortodoxas que, preocupadas
por sus poderes mundanos y por la teología técnica, y con un concepto
estrecho, mezquino y totalmente antropomórfico de Dios, se han
autoproclamado sus representantes y monopolizadoras exclusivas como
si Dios no fuese el Creador de todos ,
se han irrogado la
interpretación única e infalible de las Escrituras y, consecuentemente,
celosas de esos ficticios poderes, se han rodeado de prejuicios, de
mandamientos, de dogmas y, lógicamente, de excomuniones, de
Inquisiciones, de autos de fe, de índices de Libros Prohibidos y de
limitaciones y cortapisas de todo tipo a la libertad de sus fieles más
sobresalientes e inquietos. Y ahora nadie cree en esos artículos de fe ni
entiende aquellas Escrituras.
Están anticuados los ejércitos, culpables de masacres sin fin, a lo
largo de la historia, y cuyos dirigentes, periódicamente, se han
considerado salvadores de sus respectivas patrias, acabando siempre por
destrozarlas y producir mucho más dolor del que aseguraban intentar
mitigar. Y ya nadie cree en los ejércitos, que siempre han servido de
excusa a ambiciones de poder o económicas, como solucionadores de
problemas.
Resultan insuficientes los sistemas de enseñanza, a todos los
niveles, preocupados como
consecuencia de cuanto antecede por
lo
material y sin parar mientes en que el hombre no es sólo cuerpo, sino
algo más. Y ha surgido una cultura desespiritualizada y,
consecuentemente, desmitificadora, que ha desembocado en otro
callejón sin salida: no cree nada más que en la materia, pero ella misma
ha descubierto que la materia no existe, que sólo es energía y, entonces,
para no tener que admitir lo lógico y lo racional, que
el universo es un
todo ordenado que obedece a leyes inmutables e inteligentes y, si el
hombre pertenece al universo debe estar también sometido a ellas y vale
la pena investigarlas y conocerlas proclama
el reinado del caos, de la
179
ley de incertidumbre, simplemente porque aún no ha sido capaz de
construir instrumentos suficientemente avanzados para descubrir, como
siempre, la ley que subyace a esa indeterminación. Y, ante la demanda
social de respuestas a la angustia vital que la ausencia de valores
produce, carece de ellas y obliga a sus miembros a buscar, donde sea, un
poco de luz.
Porque, hasta hace relativamente poco tiempo, la Humanidad no
había desarrollado suficientemente sus facultades intelectuales, ni tenía
posibilidades de cultivarlas ni de utilizarlas. Pero ahora, primero
mediante la alfabetización y la formación escolar, media y universitaria
en plan masivo y, luego, gracias a los medios de comunicación, cada
vez más activos, eficientes y oportunos, su nivel de información y,
consecuentemente, intelectivo, es grande comparado con el de sus
ancestros, y ya puede manejar su raciocinio y hacerse preguntas y
buscar respuestas, respuestas que espera, desgraciadamente sin
recibirlas o siendo insatisfactorias, de sus dirigentes, tanto políticos y
económicos como culturales y religiosos.
Porque ya resultan acuciantes, sobre todo para Occidente, esas
preguntas tan sencillas y tan trascendentales porque
están en la raíz de
todo y
que cada día más hombres y mujeres se plantean a sí mismos
con toda la seriedad que entrañan: “¿quién soy yo?, ¿de dónde vengo?,
¿por qué y para qué he nacido?, ¿por qué soy yo y no soy otro?, ¿por
qué nací en mi familia y con determinadas cualidades y en determinadas
circunstancias familiares, sociales, étnicas, etc. y no en cualquier otra?,
¿qué se espera de mi? y ¿adónde voy?”
Tradicionalmente, a lo largo de la Historia, en las encrucijadas de
la evolución o crisis de crecimiento, dado el poco desarrollo que
habíamos alcanzado, fueron primero los dioses, es decir, los seres de
oleadas de vida anteriores a la nuestra, y luego la llamada Jerarquía de
Iniciados la
élite de la Humanidad, un conjunto de hombres
enormemente avanzados que, desde la obtención de la mente por la
masa, se hicieron cargo de la dirección de nuestra oleada de vida quienes
hicieron frente a los problemas y actuaron en beneficio de
todos.
180
Esta vez, sin embargo, es la primera en nuestra historia evolutiva
en que el hombre posee suficiente desarrollo para enfrentar
conscientemente su propia crisis de crecimiento y la de la Humanidad a
la que pertenece, con el auxilio, por supuesto de la Jerarquía, que ya no
ha de mantenerse como un poder oculto y distante, sino que debe
empezar a darse a conocer, a manifestarse, como una parte más de la
Humanidad que es, y cuyo trabajo consiste en ayudar al resto a recorrer
el camino que ellos ya han hollado hasta el final, y que nos ha de
conducir a la meta evolutiva, al estado creador, ya que fuimos hechos a
imagen de Dios, cosa que nadie puede poner en duda viendo todo lo que
nos rodea, creado por el hombre, verdadero aprendiz de dios.
El primer paso para esa admisión como cosa normal de la
existencia de la Jerarquía de Hermanos Mayores que
así se les
denomina ha
consistido en la aparición de determinadas escuelas,
llamadas “ocultistas”, que se están encargando de difundir las verdades
que las iglesias exotéricas no supieron conservar ni exponer, de
interpretar lógicamente y sin cortapisas las Escrituras, de apelar al
intelecto y no a la fe del carbonero, y de proclamar el amor verdadero,
el amor del alma, la hermandad, la fraternidad, la tolerancia, la
compasión, la comprensión, el servicio altruista y desinteresado, la
igualdad de derechos y de oportunidades, la obligación de ayudar al
rezagado en cualquier aspecto, y encarnar y materializar el espíritu
crístico como único medio para salir de la crisis.
Ya algunos conceptos antes ignorados y hasta considerados
heréticos hace pocos años van siendo aceptados por la masa y están
pasando a formar parte de la conciencia colectiva, como la Ley de
Acción y Reacción o del Karma; los derechos humanos, los de la mujer
y los del niño; el estudio, aún muy imperfecto y viciado de la astrología
espiritual; la aceptación de que Dios no es un ser castigador ni
vengativo idea
extraída del Génesis, que fue la Escritura de los
atlantes, es decir, de la Humanidad infante sino
que es todo amor y nos
ayuda cuando se lo pedimos y vigila cariñosamente nuestra evolución
respetando, sin embargo, el libre albedrío que nos dio, único medio de
poder llegar a ser un día dioses creadores como Él; que no existe un
infierno eterno, idea verdaderamente blasfema e incompatible con el
181
Dios del amor.; que tampoco puede existir un cielo eterno, puesto que la
vida es cambio; que las Escrituras son simbólicas y no se pueden ni
deben leer al pie de la letra; que hay un más allá y no todo acaba con la
muerte; que se pueden estudiar y conocer los mecanismos de la
naturaleza y del hombre; que se puede y se debe estudiar e investigar a
Dios; que, lo mismo que la tierra y el aire y los mares son de todos y
nadie tiene derecho a polucionarlos porque a todos perjudica, también es
de todos la vida, y nos duele y nos conmueve la desgracia de los demás;
que todos estamos obligados a socorrer al desvalido y a procurar que
nuestro prójimo tenga el mejor nivel de vida; que no es posible ser feliz
mientras parte de la Humanidad muere de inanición; que las guerras no
son una solución para nada; que el ojo por ojo sólo eterniza las luchas,
mientras el perdón les da fin; que la única explicación racional de las
diferencias entre los hombres, tanto en el aspecto físico como
económico, social, intelectual y espiritual consiste en reconocer que la
evolución es una serie de vidas, a través de las cuales vamos mejorando
todas nuestras características y aptitudes; que el hombre puede ser feliz
si cumple las leyes naturales; que la Humanidad toda tiene ante sí un
futuro glorioso…
* * *
182
Diario "HOY", de San Sebastián
11.4.
La prensa, ya en su origen y
nos referimos a la prensa
independiente se
vio abocada a situarse en la oposición, es decir, en
una postura crítica con el poder. Y ello, no cabe duda, con el mejor
deseo de influir a aquél en beneficio del pueblo.
Hubo, sin embargo, en ese posicionamiento, y ha habido hasta
hoy, un error, un grave error: Se pensó que esa colocación de la prensa
frente al poder en beneficio del pueblo y, por tanto, haciendo de
contrapeso y evitando los abusos de aquél, sólo podía producirse
denunciando errores, desenmascarando irregularidades y desmitificando
personalidades, es decir, queramos o no, con lo que no deja de ser algo
muy parecido a la crítica negativa, la crítica por la crítica, la crítica sin
pruebas y sin ofrecer alternativas a lo criticado. Eso en cuanto a la
prensa independiente, si ha existido, se refiere. Lógicamente, la prensa
perteneciente a cualquier partido o tendencia, o más o menos inclinada
hacia ellos, cuando éstos no han detentado el poder, ha criticado abierta
y sectariamente a los gobernantes y, cuando lo han disfrutado, se ha
deshecho en loas.
Pero nadie cayó en la cuenta y
ahora nos está saliendo a la cara de
que el pueblo no tiene más información para sacar conclusiones que
lo que le dicen los medios de comunicación, y que la oposición honesta,
en bien del pueblo, no sólo no se puede hacer así, porque produce un
efecto secundario, pero grave, de desmotivación, de desilusión de la
sociedad frente a las distintas tendencias que, a lo largo del tiempo, van
desempeñando el gobierno, con la consecuencia final de que "todos son
malos y todos igual de malos", sino que hay otra manera de hacer
oposición sin esa secuela nefasta de nihilismo, abstención y pasotismo
por parte del ciudadano, y es la que el diario "HECHOS" ha puesto al
descubierto: En vez de criticar algo como indeseable, alabar lo contrario
183
como deseable, suspirar por lo que debió haberse hecho, hacer desear lo
mejor. Ello, ante el gobernante, es una crítica tan efectiva como la
negativa, pero para el pueblo es una permanente inyección de esperanza,
de ilusión, de expectación ante los acontecimientos... y eso se está
viendo, día a día, a gran velocidad. Por tanto, opinamos que, descubierto
este nuevo camino de actuación constructiva, habremos todos de
emprenderlo con plena dedicación.
* * *
184
Radio “EL NOTICIERO” de Bilbao
11.5.
De una manera que ha patentizado la agilidad, la adaptabilidad, la
rapidez de reflejos, la profesionalidad y la efectividad de los medios de
comunicación, el fenómeno que a todos nos envuelve, ha afectado a
todas las publicaciones escritas, muchas emisoras de radio y algunas
cadenas de televisión españolas, como si de un virus contagioso se
tratase.
Se van perfilando rápidamente secciones fijas en la prensa,
dedicadas a Pensamientos, Diálogos, Reflexiones, Artículos de Opinión,
etc., siempre relativos y dentro de la nueva visión de la vida y sus
acontecimientos. En las emisoras, tanto de radio como de televisión,
están multiplicándose también los Diálogos y, de vez en cuando, los
Pensamientos, las Sugerencias y los Textos Breves.
La expectación es grande. Todos los media se preparan para una
nueva época y todos los lectores, oyentes y videntes, con ilusionada
aunque tímida esperanza, para recibir diariamente una nueva versión,
apasionante y optimista, de su propia vida y de su futuro inmediato.
Se percibe ya en la calle la transformación, que los españoles, con
el humor siempre a flor de piel, han dado en llamar, ilusionados, "la
vida en rosa".
* * *
185
La excepción
11.6.
Como anécdota interesante, diremos que, a la reunión convocada
por el Auxiliar Invisible para los media, no asistió el director de un
periódico. Sólo de uno: “LA OPINIÓN”, de Madrid. Y, claro, debido al
secreto que sus compañeros se comprometieron a guardar, se quedó
fuera del juego. Reproducimos a continuación su editorial, que hacía
referencia al que rompió el fuego de la “nueva época de los media”, del
diario HECHOS, también de Madrid. En sus líneas se puede percibir la
ambigüedad ética en la que se desenvolvían los medios de comunicación
antes de iniciarse el “cambio”.
Diario "LA OPINIÓN", de Madrid
11.6.1.
No hemos querido esperar para darnos por enterados del Editorial
de nuestro colega "HECHOS" que anunciaba hace tres días su cambio de
línea. No nos ha hecho falta meditar mucho sobre su curiosa propuesta
que, a estas alturas, ya suponemos que todo el mundo conoce.
Pero, con los pies en el suelo, como viene siendo nuestra tradición
editorial, sin basarnos en utopías o fantasías o ilusiones, no por
hermosas menos irreales e imposibles o incluso improcedentes, no
podemos por menos de sentir lástima de nuestros compañeros de
"HECHOS".
Era un diario serio, respetado, con una trayectoria recta y, por
tanto, digno de toda consideración. No era de los más leídos pero
tampoco de los menos. No se distinguía por nada especial en ningún
186
sentido extremo. No publicaba nada estridente ni nada fuera de las
normas éticas comúnmente aceptadas...
Y, de repente, da un viraje de no se sabe cuántos grados, como si
de una curación milagrosa se tratase, o de una conversión tipo San
Pablo, o de una eclosión inesperada de algo desconocido, cambia su
trayectoria, su contenido, su mensaje y produce en el mundo de los
medios de comunicación una conmoción, a nuestro entender,
desproporcionada, que aún colea.
¿Qué puede haber hecho a nuestro colega dar ese viraje
inesperado? Poco hay que devanarse la sesera para concluir que la falta
de lectores, y con ellos, de anunciantes, ha sido la verdadera causa.
Aunque, lógicamente, se la haya disfrazado de una especie de
mesianismo que esperaban fuera contagioso y que, es de esperar, no
pase de una anécdota, una especie de serpiente de verano, ahora que la
del lago Ness nos ha olvidado, esperemos que definitivamente.
Porque, ¿cómo se puede, en la vida del periodismo, tomar en serio
una patochada de tamaño natural como esa de "decir siempre la verdad"
o la de "ver, buscar y publicar siempre lo verdadero, lo bello y lo
bueno"?
Los tiempos del "Corazón" de De Amicis, y de las búsquedas de
sus madres por los pobres niños desamparados a lo largo de medio
mundo, ya pasaron. Tuvieron su momento, es cierto. Y los hombres de
su época lloraron y se emocionaron lo suyo con esas historias y otras
similares.
Pero el mundo avanza, la vida cambia y los hombres se van
adaptando a las nuevas circunstancias. Y las circunstancias actuales no
son aquéllas. Hoy día no está claro, y nadie puede estar seguro de dónde
está la verdad; hoy nadie se atreve a asegurar que algo es feo o malo.
¿Qué es lo bello? ¿Qué es la bondad? ¿Puede alguien definirnos y
delimitarnos y darnos en cada momento la valoración moral de cada
cosa? Y, ¿qué es la moral? ¿No es algo cambiante?
No es que defendamos la mentira alevosa con ánimo de perjudicar,
ni la calumnia, ni el engaño. Pero es que, en la maraña de la vida de
hoy, en la selva en que nuestra existencia se desenvuelve, en medio de
las luchas de intereses de todo tipo, que cruzan de un punto a otro de la
187
sociedad, como los obuses, de trinchera en trinchera, ¿puede alguien
presumir de tener la lucidez necesaria para estar seguro de no hacer algo
no del todo correcto?
No. No nos parece honesta la conducta de nuestro colega
"HECHOS". Y no podemos creernos que sus motivos para hacerlo caigan
precisamente dentro de lo que ellos califican como verdadero, bueno o
bello.
Queremos, pues, levantar una lanza en contra precisamente de la
hipocresía que su postura supone y esperamos que los lectores, que no
tienen nada de ingenuos, se den cuenta de que sólo se les ha pretendido
manejar.
No tardaremos en ver como nuestro colega "HECHOS" rectifica o,
si tarda mucho en hacerlo, cierra sus puertas y despide a sus empleados,
víctimas inocentes de una pirueta interesada, mal calculada y sin ningún
viso de éxito.
* * *
188
“TELEMUNDO”, de Barcelona
11.7.
El mundo está desazonado. Diríase que la Tierra, nuestra Madre
Tierra, está de parto. Y lo que tiene a todo el mundo expectante
interiormente, inquieto, inseguro, es ese sentimiento de que algo se
muere, y la certeza interior de que algo nuevo ha de aparecer y, sin
embargo, aún sabiendo también íntimamente que eso nuevo ha de ser
obra suya, no acierta a dar con ello. La Tierra está de parto y la criatura
aún no ha sido definitivamente formada. Esa es la sensación
generalizada en todos los medios pensantes y sintientes del país.
Dicen que Dios hizo el mundo en seis días y el séptimo descansó.
Pero, al parecer, la creación no fue concluida el sexto día sino que,
debiendo serlo en siete, el Creador dejó que Su criatura, el hombre,
hecho a Su imagen y semejanza y, por tanto, creador también,
culminase Su obra durante ese séptimo día. Y ahí está nuestro trabajo,
nuestro desafío y nuestro futuro: En nuestras manos.
Y, en esa labor delegada, hemos intentado muchas cosas y
conseguido algunas. La Humanidad, a trancas y barrancas, ha ido
adelante. Hemos pasado de la familia a la tribu, a la ciudad, al estado y
estamos pasando al superestado; y de la cueva a la choza, al poblado, a
la ciudad y a la gran urbe; de recolectar y cazar a cultivar y a transmutar
genéticamente; hemos creado herramientas que han desembocado en los
robots y en los ordenadores actuales; hemos ido saltando del balbuceo al
lenguaje, a la imprenta, al telégrafo, a la radio, al teléfono, a la
televisión y a internet; hemos reflexionado sobre nosotros mismos y
sobre cuanto nos rodea y hemos establecido una serie de hipótesis,
189
axiomas, teorías, descubierto leyes naturales y utilizádolas, y hasta
hemos incidido gravemente en el proceso vital y evolutivo del resto de
la naturaleza.
¿Nos habremos excedido en nuestro papel de contaminadores de la
Creación para, engreídos con nuestro poder, convertirnos en
destructores de todo lo logrado por Dios durante los otros seis días?
Por supuesto la Humanidad, y con ella su proceso evolutivo, ha
experimentado a lo largo de los tiempos conocidos, una serie de crisis,
de pequeños partos, que la han hecho conmocionarse. Y de cada uno de
ellos ha salido una nueva manera de concebir y de organizar la vida y el
pensamiento y la posición del hombre ante sí mismo y ante el universo.
Las crisis han sido muchas y muy variadas, según nos relata la
Historia (invasiones, nacimientos y hundimientos de imperios,
descubrimientos de continentes, conmociones sociales...). Pero lo que ha
conducido siempre la evolución y lo que es de suponer que la siga
conduciendo, son las ideas, algo intangible pero diferencial y
característico del hombre pues, en el inicio de cada acontecimiento ha
habido siempre, más o menos ostensible, una idea, un propósito, un
proyecto, una aspiración...
Y, entre cada dos acontecimientos importantes, ha habido siempre
una crisis, un período aparentemente sin nada que registrar. Las épocas
de crisis, sin embargo, a pesar de su apariencia vacía de originalidades
son, no sólo importantes y definitivas, sino necesarias. Son los
momentos en que la Humanidad digiere y asimila el último
acontecimiento significativo y saca sus conclusiones, que almacena en
la memoria de la especie, y forma y moldea y da lugar a las condiciones
que, en base a la nueva situación creada, darán lugar al nacimiento de
algún nuevo acontecer, es decir, a alguna nueva idea.
A nadie se le oculta que nos encontramos ahora en un período de
crisis, de espera, de transición, un momento en el que, aparentemente,
"no pasa nada", en el sentido de "nada trascendente".
Pero la realidad es que el período histórico que nos ha tocado vivir
es realmente único. Y es único por irrepetible, por sugestivo, por las
posibilidades que entraña...
190
Los otros períodos de crisis o de transición han tenido que asimilar
un acontecimiento o una idea revolucionarios y preparar una nueva
etapa; pero la crisis de hoy es mucho más crisis: Ha de asimilar la caída
de los valores tradicionales (familia, religión, moral, economía,
organización social, órganos directivos de la sociedad, posición del ser
humano en el mundo, relación hombremujer,
papel de ésta en la
sociedad... ) y ha de encontrar nuevas fórmulas, nuevos caminos y
nuevas metas para, con ese terreno abonado, dar lugar a que surjan otras
ideas que alumbren otra época, aparentemente no de transición.
Sin remontarnos más atrás por falta de datos inmediatos, no cabe
duda de que, en el mundo conocido históricamente, en cada período, la
Humanidad ha experimentado una serie de crisis de crecimiento o de
desarrollo, tras las cuales ya nada ha sido igual. Ocurrió con la aparición
de la filosofía en la antigua Grecia, que hizo al hombre plantearse el
estudio de sí mismo como ser inteligente, pensante, independiente, al
margen de los dioses o a nivel de ellos. Lo vivió, y lo sigue viviendo en
ciertos aspectos más
de los imaginados y estudiados con
la aparición
del cristianismo y su conversión en la religión del Imperio Romano. Lo
vivió con la invasión de los godos. Lo vivió con la de España por el
mundo musulmán, tras el nacimiento de la religión de Mahoma. Lo
vivió con la llegada del Renacimiento que, además, se solapó con el
descubrimiento y colonización de América y con la eclosión del
protestantismo. Lo vivió con la consolidación del absolutismo. Lo vivió
con la Ilustración, la Enciclopedia, el Siglo de las Luces, Napoleón y su
caída. Lo vivió con la revolución industrial, con la primera guerra
mundial, y la proliferación de las ideas marxistas. Lo vivió con la
segunda conflagración de nivel planetario. Y lo ha vivido recientemente
con el desmoronamiento del imperio soviético, el materialismo reinante,
la revolución tecnológica, la sociedad de consumo, la descolonización,
la democracia como sistema de gobierno generalizado y,
consecuentemente, la proliferación de los partidos políticos, la conquista
del espacio, la incrustación en la vida social, de modo definitivamente
influyente, de los medios de comunicación, la explosión atómica y la
explosión informática, la explosión de los nacionalismos... Ya nada es
hoy como era hace tan sólo treinta años. Vivimos en un mundo nuevo
191
que cada día nos ofrece una novedad técnica, que ya a nadie impresiona,
porque el hombre, desde el punto de vista humano, parece haber
quedado aletargado, de modo que, podríamos decir, que su obra le ha
sobrepasado, que la criatura va por delante de su creador.
Y este momento es el que estamos viviendo y cuyo estudio
conviene plantearse:
1º.Porque
es la época que nos ha tocado vivir y ello nos obliga a
preocuparnos ya que, al fin y al cabo, es nuestro campo de trabajo y en
él hemos de laborar para aportar lo que la perspectiva histórica espera
de nosotros.
2º.Porque,
como hemos dicho antes, todo momento de crisis es
realmente más importante que el que le precede y el que le sigue pues,
es el punto en el que, perdido el rumbo, ante una encrucijada de la
evolución, hay que elegir una nueva dirección, buscar un nuevo camino
que contribuya a acercar a la Humanidad a ese sueño, a esa zanahoria
que todos, lo confesemos o no, tenemos ante los ojos del espíritu y que
nos empuja a seguir adelante en busca del paraíso, de la perfección y de
la felicidad.
* * *
192
“EL HERALDO”, de Málaga
11.8.
Se está produciendo un fenómeno, no por lógico menos
interesante. Todos sabemos la tendencia creciente diríase
que en
progresión geométrica que,
desde hace unas semanas, está dominando
todos los medios de comunicación, por hacer alarde de veraces, por no
interpretar irresponsablemente nada, por tratar de ver el lado agradable
de todos los asuntos y las virtudes de todas las personas. Y, desde luego,
nadie se atrevería a decir que nos va peor que antes: Todo el mundo está
más contento, sonríe más, se ve ilusión de vivir, esperanza, confianza en
el futuro... No. No está siendo nada negativo. Y lo deseable sería que
esto continuase así. No sabemos cómo empezó ni por qué, pero tenemos
claro que es bueno para todos.
Lo que queríamos decir hoy, sin embargo, es otra cosa, si bien
derivada de este fenómeno que se está generalizando y hasta podría
decirse que se ha ya generalizado.
Y esa otra cosa es que, a fuerza de querer decir la verdad y de
destacar lo bueno y lo bello, e infundir ilusión, unido al deseo de
conservar y,
a ser posible aumentar los
lectores, oyentes, televidentes
y anunciantes, todos se ven, nos vemos, en la necesidad de aguzar el
ingenio, pero sin salirnos de esa norma ética de moda, y eso está
produciendo otro fenómeno no menos interesante que el anterior:
asumido el camino de la verdad, la belleza, la bondad y la esperanza y la
ilusión, nos estamos todos viendo en la necesidad de profundizar en el
tema. Pero el tema, sin percatarnos de ello, insensiblemente, nos está
193
llevando donde
nos introdujo la moda de la verdad al
interior del
hombre, a bucear en el alma humana, a darnos cuenta de que la
identificación que hacía Platón: bondad = belleza = verdad = virtud =
sabiduría, no era ninguna aberración, sino que responde a algo muy
serio, una especie de "secreto" de la naturaleza, olvidado por el hombre
a lo largo de los siglos. Y así, insensiblemente, vemos como unos
colegas nos hablan del alma, otros, de la razón de la vida y su finalidad;
éstos, sobre los misterios del nacimiento y de la muerte; aquéllos, sobre
el más allá; quienes, sobre la reencarnación o el renacimiento, sobre la
vida perfecta, sobre el amor, sobre las leyes naturales que rigen la física
y la ética y la evolución, sobre el origen del mundo y su fin, sobre la
especie humana en relación con las otras especies, sobre los mundos
suprafísicos, sobre las facultades paranormales y su adquisición y su
empleo, sobre la interpretación de las religiones, sus misterios y sus
verdades y sus símbolos, sobre Dios y Su relación con el mundo y el
hombre y, en general, sobre lo divino y lo humano, pero siempre de
modo constructivo, respetuoso y optimista y, lo que es más asombroso
aún: Todo parece ir cayendo en terreno abonado, todo es devorado por
la gente, sin distinción de clases, formación, raza o religión. Es como si
toda la humanidad hubiera estado esperando que este fenómeno se
produjese. Es como si el alma del mundo, después de tantos siglos de
guerras, sacrificios, desgracias, injusticias, opresión, mentira y
explotación, egoísmo, ignorancia, indiferencia, ceguera y materialismo,
hubiese abierto los ojos y hubiera experimentado un hambre insaciable
de verdad, de sinceridad, de confianza, de colaboración, de información,
de espiritualidad, de conocimiento, de amor...
La Humanidad, pues, da la sensación de pretender, en un tiempo
record, recuperar el retraso acumulado a lo largo de la historia, en
cuanto al desarrollo espiritual se refiere, con relación al desarrollo
técnico. Y, a fe que está recuperándolo y está demostrándose que la
finalidad última y profunda de los medios de comunicación era, al fin y
al cabo, mucho más noble de lo que parecía hace tan sólo unas semanas.
Y esto, esperamos y
no quisiéramos equivocarnos que
nos conduzca
por ese camino a un mundo mucho mejor que aquél del que ha partido.
194
Y, metidos ya en esta ola de vibraciones nuevas y esperanzadoras,
elevadoras, inspiradoras y aclaradoras de tantas cosas, no queremos que
se nos quede en el tintero esta pregunta que, de momento, nos sentimos
incapaces de responder, aunque plenamente justificados para
formularla: ¿Es que todo este cambio, podríamos decir radical, puede
ser sólo obra del hombre? ¿Es que nos sería lícito excluir la posibilidad
de una influencia definitiva en tal dirección, un impulso, una brisa
orientadora, proveniente de otros planos?
* * *
195
EL MIRADOR, de Barcelona
11.9.
La oleada de profundidad, de reflexión y de espiritualidad está
cundiendo ya a nivel global.
De la prensa, donde ya es general, ha pasado a la radio. En todas
las emisoras existe ya un lugar para lo hermoso, lo verdadero y lo
bueno. Y está acentuándose rápidamente en las cadenas de TV. Es una
tendencia irresistible a tomar la vida con mayor seriedad y hasta con
más responsabilidad. Empieza a cundir el que, cada cual dirija, de vez
en cuanto, la mirada a su propio interior. La mayor parte de la gente aún
no se atreve a confesarlo, pero lo hace. Y ya no se ironiza sobre el tema.
Todo esto está significando una sacudida interna para todos. Pero no
queda ahí la cosa, pues los media se ven impelidos insistentemente a
incidir en el tema y a profundizar en él, y hay ya quien augura que, de
seguirse así, podríamos ser testigos de un cambio de pensamiento a
nivel mundial cuyas consecuencias nadie se atreve a pronosticar.
Tanto está calando esta nueva visión de todo en el alma de la
gente, que ya ha comenzado a proliferar la producción poética, que es
claro exponente de lo que está ocurriendo en los mecanismos internos
de la Humanidad toda y que, como siempre, a lo largo de la Historia,
sabe adelantarse a su tiempo y poner oportunamente el dedo en la llaga.
196
* * *
Radio “ATALAYA”, de Alicante
11.10.
Siempre se ha dicho que, en último término, el único pecado del
hombre es la ignorancia. La ignorancia de las leyes naturales, del por
qué y el para qué de la vida y la muerte, del propósito de la evolución y
de todo cuanto, una vez conocido, nos hace cambiar de metas y,
consecuentemente, de conducta.
Lo que, al parecer, está sucediendo, seguramente debido a esa
influencia de los planos superiores (¿y qué en este mundo está fuera de
ella?) es que se nos está haciendo sentir interés por conocer cuanto se
sabe sobre dichos temas, cuanto se ha sabido siempre por los menos y
aún era desconocido a causa de la indiferencia de los más.
Y así, el que no creía en el más allá siente algo en su interior que
le incita, ya que se está hablando y comentando tanto sobre ello, a todos
los niveles y por todos los medios e instituciones, a enterarse y sacar su
propia conclusión, abandonando la obstinación ciega anterior de
despreciar lo que no conocía por no haberlo estudiado. Y el que bebe, o
fuma, o se droga, o come en demasía, o es lujurioso, o soberbio, o avaro
o colérico, se ve compelido a leer o escuchar lo que se dice sobre su
vicio; y el ladrón, a enterarse de que priva a los demás, no sólo de sus
bienes, sino de los medios que se le habían dado, por haberlos merecido,
para progresar en su evolución; y el murmurador y el calumniador y el
mentiroso se hacen conscientes de la terrible responsabilidad en que
incurren; y el cónyuge infiel y el padre injusto y el explotador y el vago
197
y el déspota y... poco a poco van enterándose cada uno de cómo es su
defecto "por dentro" y qué consecuencias produce para él mismo y para
los demás.
Y todos se conciencian de que absolutamente todo lo que piensen,
digan o hagan, por mínimo que sea y sin ninguna duda, producirá un
efecto proporcionado que recaerá inexcusablemente, sin posibilidad de
excepción ni de error, sobre su propio autor, además de sobre los otros.
Y todo eso junto, está logrando que la Humanidad, por lo menos la
occidental, esté concienciándose de qué lugar ocupa cada uno en el
mundo y cuál es su papel, cosa que, hasta hoy, había sido imposible por
falta de interés de la mayor parte, por inclinaciones no del todo rectas,
por ignorancia... por mil causas que ahora, de un plumazo divino, están
siendo barridas para hacer que los hombres nos vayamos acostumbrando
a levantar los ojos del suelo y a dirigirlos hacia arriba. Y, para que, tras
los ojos, hagamos lo mismo con el corazón.
* * *
198
Diario “LA VERDAD”, de Las Palmas
11.11.
Lo que está ocurriendo es, sin duda, un fenómeno de alquimia
espiritual:
Hay un camino, digamos, normal, para la evolución, que es el que
sigue la mayor parte de la Humanidad: Vivir y reencarnar miles de
veces a lo largo de millones de años, cometiendo todos los errores
posibles, repitiéndolos innumerables veces, sufriendo sus efectos en el
purgatorio tras cada reencarnación y en la tierra, en cada vida, e ir
perfeccionando así la personalidad; ir dándose cuenta de que lo que en
un principio parece placer, a la larga no trae sino dolor. De ese modo la
personalidad se va elevando, paso a paso, hasta identificarse con el Yo
Superior cuyo instrumento es, y que es quien recoge y asimila las
experiencias vividas por aquélla. Éste, decimos, es el camino que sigue
la mayoría.
Hay, sin embargo, otra vía para llegar a la misma meta y que
equivale a lo que, en la vida terrena, llamamos un atajo. Todos los
senderos que trepan a los montes tienen atajos. Y uno puede siempre
escoger entre el camino, más cómodo, más asequible, menos cansado,
pero más largo y que asciende poco a poco, o el atajo que, si bien es
más pesado y más inclinado, es más rápido y progresa mucho más, con
lo que el ascenso a la cima dura menos.
En la evolución, a lo largo de la cual hemos acumulado una gran
cantidad de deudas kármicas que, irremediablemente, hemos de saldar,
199
ocurre lo mismo. Y siempre ha habido hombres intrépidos que han
elegido el atajo y han vivido vidas llenas de sufrimientos y de
problemas, pero las han sobrellevado con dignidad y han ido
ascendiendo por el camino empinado. Han pagado en poco tiempo todo
el karma que los demás vamos pagando lentamente. Y, además, al ser
más conscientes del propósito de la vida, en las que han ido viviendo,
han ido creando menos nuevo karma que quienes, confundidos aún en la
vida material, han ido pagando karma antiguo a costa de sufrimientos en
cada vida, pero también han ido creando casi el mismo karma nuevo en
cada una de ellas. Esos hombres que fueron y van por el atajo son los
iniciados, los fundadores de religiones, los grandes benefactores de la
humanidad, los que han llenado sus vidas, y con ellas la Historia, de
amor, de comprensión, de idealismo, de ilusión, de felicidad, de
adoración, de respeto, de vida en el verdadero sentido de la palabra.
Ninguno de ellos ha vivido existencias cómodas y relajadas; ninguno ha
visto, en vida, reconocido su esfuerzo; ninguno tampoco lo había
pretendido. Ellos eligieron el atajo para, una vez arriba, ayudarnos a
subir a los demás y reducir el dolor que, por su falta de comprensión de
los mecanismos de la evolución, nosotros mismos nos vamos creando en
cada renacimiento.
Pero aún hay una tercera vía que es la que pensamos que estamos
protagonizando todos en estos momentos:
Ya que una de las finalidades de la evolución humana es la
purificación paulatina de los vehículos inferiores, a medida que se va
reconociendo que son eso, instrumentos de un espíritu, y se van
poniendo a su servicio, hasta que llega la unión total de personalidad o
yo inferior (cuerpos físico, etérico, emocional y mental) y el Yo
Superior o Ego (Espíritus Divino, de Vida y Humano), puede ocurrir
también que, en circunstancias cósmicas especiales, y cuando la
personalidad ha alcanzado cierto nivel de espiritualización o de
comprensión, en vez de ser ésta la que se eleve buscando la unión con el
Yo Superior, sea Éste el que descienda e impregne la personalidad con
Su esencia y tome las riendas de la vida física, dominando Sus vehículos
inferiores lo suficiente para actualizar en éstos fuerzas sutiles, con las
que la vida espiritual, en germen en ellos, queda liberada para actuar de
200
un modo tal que suponga un cambio drástico, una transmutación, un
acto de alquimia espiritual que transforma lo inferior en superior; en una
palabra: Una mutación. Y, según todas las referencias, según todos los
indicios, eso es lo que está ocurriendo en cada uno de nosotros y en
todos a la vez. Y por eso todos estamos, no sabemos cómo ni por qué,
comprendiendo cosas que ni nos habíamos planteado, y
considerándonos parte interesada en la vida de todos y sintiendo una
tendencia irresistible a amar, pero a amar de verdad, sin reservas, sin
egoísmo, sin dobleces, dándonos sin esperar recompensa y con la
certeza interior de que ese es el camino y de que nos estamos
enriqueciendo todos de un modo inimaginable.
* * *
201
Diario “EL BALCÓN”, de Barcelona
11.12.
Esto es ya imparable. Todos los medios de comunicación, sin
excepción alguna, le han dado cobijo.
Pero es que también la sociedad se está haciendo consciente, no
sólo de que cada uno debe pararse, en plena vida, y mirar atrás y mirar
adelante, sino que la sociedad misma, como conjunto, como unidad, ha
de examinar su trayectoria pasada y sus objetivos inmediatos y
mediatos.
Se ha pasado de pensar que lo que está ocurriendo es un fenómeno
interesante, por supuesto, y hasta conveniente, pero algo pasajero, a
presentir, de un modo cada vez más firme, que algo está cambiando de
modo definitivo en cada hombre, porque todos, cada uno a su nivel,
están siendo afectados, por un lado, por los mensajes que continuamente
leen, escuchan o ven y, por otro, por el cambio de mentalidad que en la
sociedad se está produciendo y que se percibe en las conversaciones, en
las conductas, en la convivencia en general. Es como si todos
viviésemos con la vista puesta en el camino que se extiende ante
nuestros ojos.
Y, lógicamente, en cuanto se profundiza en el mundo del civismo,
del respeto a los demás, de la responsabilidad, del cumplimiento del
202
deber, del sano esfuerzo por mejorar, de la ilusión, se está navegando en
el terreno de la ética y de la moral e, inevitablemente, se desembarca en
el de la religión. Y, lógicamente también, siendo cristiano, por lo menos
desde el punto de vista cultural, todo 0ccidente, la religión de
actualidad, a ser expuesta, reestudiada, examinada y desentrañada es,
precisamente, la que subyace a nuestra cultura de siglos: La cristiana.
Pero, ¿cuál es el límite?
“VISIÓN TV”, de Barcelona
11.13.
Verdaderamente, Dios es grande, sabio, omnisciente. Dios es Dios.
Cuando contemplamos Su obra, Su plan, no podemos por menos de
maravillarnos y postrarnos en adoración.
Es claro que el hombre, en uso de su libertad, que en todo
momento le ha sido respetada, está cumpliendo el plan divino y que éste
rectifica la dirección de la evolución cuando el hombre se desvía
demasiado del camino previsto. Porque, había ocurrido que:
Emocionalmente, el hombre había llegado a una serie de
callejones sin salida, que conducían a la diferenciación, cada vez más
acusada, entre ricos y pobres, poderosos y desamparados, con resultados
fácilmente previsibles, de desastre para todos.
Políticamente, ninguno de los sistemas de gobierno tenía
posibilidades de mejorar el bienestar y la evolución generales.
Religiosamente, se había perdido la fe, el respeto y el deseo de
conocimiento distinto del simplemente pegado a la materia.
Moralmente, se habían subvertido los valores sin grandes
posibilidades de recuperar los verdaderamente válidos.
203
Científicamente, la Humanidad se había enorgullecido tanto de sus
progresos, que había excluido a Dios de sus esquemas.
¡Pobre Humanidad!
Pero, lo mismo que, hace dos mil años, Cristo borró los pecados
del mundo, penetrando en la tierra a través de la sangre de Jesús clavado
en la cruz y, con Su aura, inmensamente potente, abrasó las impurezas
que polucionaban el cuerpo de deseos de la tierra y se convirtió en el
Regente de nuestro planeta, ahora, en otra grave encrucijada de la
Humanidad, por un lado nos impulsa desde dentro de nuestro propio ser
como
nuestro propio Cristo Interno que es hacia
adelante y hacia
arriba, abriendo nuestra conciencia a vibraciones cada vez más
elevadas; y, por otro, derrama sobre nosotros esas vibraciones que son
capaces de borrar "los pecados", o sea, los errores, de todos, y de
hacernos instantáneamente partícipes de las maravillas de la vida divina.
* * *
204
“EL DIARIO”, de Vitoria
12.14.
La Humanidad entera está en estado de expectación. Nos
referimos a esa situación, mitad real mitad milagrosa, que precede a las
cosas importantes.
¿Habéis percibido la calma expectante que se produce en el reino
animal los minutos que preceden a la puesta del sol? ¿O el silencio
respetuoso que acompaña a las nevadas sin ventisca? ¿O el que precede
y sigue al último suspiro del moribundo? ¿O la vibración especial que
rodea el nacimiento de una nueva vida o la apertura de una flor o el
recorrido de las estrellas fugaces?
Pues algo así está sucediendo. En medio de la vorágine de la vida,
estamos todos, por decirlo así, "oyendo" en nuestro corazón un silencio
especial. El silencio que precede a las cosas importantes. Es un silencio
insondable, lleno de actividad y de reposo, de promesas y de quietud, de
fuerzas inevitables y de ternura sin fin. Un silencio ante el que no cabe
otra actitud, otra postura que la de la mariposa recién salida de la
crisálida: Temblar de emoción, comprender, esperar y fundirse con la
205
naturaleza toda, adorando al Creador en un éxtasis indescriptible de
amor, de plenitud y de inmensidad.
Y lo más curioso es que nadie nos preguntamos a qué precede este
"silencio", qué va a ocurrir luego. Todos tenemos la certeza inexplicable
de que estamos en buenas manos y de que todo es perfecto y
maravilloso y armónico y feliz.
* * *
Diario “LA LUZ”, de Santa Cruz de Tenerife
11.15.
Es desconcertante pero ha ocurrido. Está ocurriendo. Nadie
recuerda ya los días en que cada cual se sentía "uno" frente a "todos" y
distinto del resto del mundo; en que la vida sólo tenía por objeto luchar
y, a ser posible, vencer, haciendo imposible así el disfrute por los demás
de algo que queríamos exclusivamente para nosotros. Parece que haya
pasado una eternidad desde entonces. Parece como si eso perteneciese a
la prehistoria o como si nos lo hubieran relatado las crónicas antiguas en
lugar de haberlo vivido nosotros mismos y haberlo sentido como algo
consustancial a nuestra existencia, hace tan sólo unas semanas.
Ahora, cuando pretendemos reconstruir en nuestro interior aquel
nivel de conciencia, nos parece imposible haber podido vivir así y haber
estado tan ofuscados, tan confundidos, tan extraviados, teniendo, sin
embargo, ante los ojos, la maravillosa realidad que ya todos
vislumbramos y en la que ya nadie considera al prójimo sino como a un
hermano, como una parte de sí mismo y cuya felicidad y formación y
evolución nos incumben profundamente.
206
Se están produciendo trascendentales cambios en todos los
ámbitos: Donde antes había egoísmo, exclusión, separación, ahora
empieza a haber altruísmo, inclusión, unidad, cooperación, en una
palabra, amor. Y, sobre esa base, la Humanidad va a tener que
reconstruir toda la sociedad. En verdad que los que tenemos la suerte de
vivir estos momentos y de participar en todos estos acontecimientos y
de ser protagonistas de esta verdadera mutación del hombre en su
conjunto, somos verdaderamente afortunados.
¿Qué vamos a temer, de ahora en adelante, si hemos sido
conquistados por el amor, causa y origen de todo, y sabemos que el
amor nada teme ni nada tiene que temer porque todo lo abarca y todo lo
hace compatible y todo lo unifica?
* * *
207
Radio “ATENCIÓN”, de Salamanca
11.16.
Decididamente, la profundización se dirige, de modo imparable, a
la religión cristiana. Todas las obras tocan, de un modo u otro, algún
tema desde el punto de vista religioso.
En medio de todos estos fenómenos inesperados, hay dos que
consideramos dignos de ser destacados porque son definitivos para
poder comprender, tanto el proceso que se viene produciendo, como el
que, nos imaginamos, va a seguir.
El primero estriba en la aparición, casi diríamos que en todas las
redacciones de todos los medios de comunicación del país, de alguien
con conocimientos sobre las religiones y, especialmente, sobre la
cristiana. Pero no son los conocimientos tradicionales, superficiales y
para andar por casa, no. Son conocimientos racionales y razonados,
explicaciones científicas y exposiciones claras de los tradicionalmente
abstrusos misterios de la religión. De modo que el lector, el oyente o el
televidente comprende, creemos que por primera vez en la historia, lo
que significa la religión, lo que contiene, lo que pretende y por qué
causas. Asombra el pensar cuánta gente había, preocupada por y
208
estudiando estos temas, mientras los demás vivíamos completamente
ajenos a esa inquietud. Pero, lo cierto es que, lo que nos están
exponiendo es verdaderamente sugestivo y, estaríamos por asegurar,
que hace vibrar una fibra íntima de todos los corazones.
El segundo, consiste en que, sin quererlo, pero conscientemente,
todo el mundo está asimilando perfectamente las enseñanzas que se le
están dando. Es como si hubiéramos tenido, sin saberlo, hambre en el
alma.
Diario “MEDITERRÁNEO”, de Palma de Mallorca
11.17.
Está ocurriendo tan rápidamente que, si no estuviéramos
experimentándolo en nuestro propio ser, nos negaríamos a creerlo: La
Humanidad, de repente, se ha hecho buena, se está haciendo buena. Y
no se trata de nada extraño, con serlo y mucho; no se trata de algo que
nos parezca extraordinario. Lo recibimos todos con la mayor
naturalidad, como si se tratase de la cosa más normal del mundo. Vamos
viendo claras las cosas, vamos comprendiendo y vamos cambiando,
pero todo con una suavidad, con una lógica, con una, diríamos,
delicadeza o ternura infinitas que lo imposible lo hacen fácil.
Y no es que todos experimentemos lo mismo. No. Suponemos que
no, puesto que ninguno sabemos lo que están experimentando los
demás. Pero, cuando se observa alrededor se ve, se nota, se percibe que
en el alma de todos está ocurriendo algo parecido.
Si se medita sobre el tema, y con los datos que poseemos, que no
son más que los facilitados por los medios de comunicación, el
fenómeno es general pero no uniforme. Y es lógico. Si cada uno somos
fruto de nuestro propio esfuerzo a lo largo de eras enteras, aunque desde
209
planos superiores se quiera infundir una aceleración a nuestra evolución,
ese empujón no puede, en justicia, ser igual para todos. Mejor dicho,
todos, suponemos, recibimos lo mismo, lo que ocurre es que cada uno lo
asimila según su propia capacidad, según su propia evolución.
Porque, si bien en términos generales, en nuestro país, el nivel
evolutivo es prácticamente homogéneo y no hay grandes diferencias, sí
existen aún sectores que, aunque están experimentando un gran adelanto
y una considerable ampliación de conciencia, no alcanzan la lucidez del
resto. Y hay individuos, pocos, que no acaban de poder interpretar lo
que les ocurre. En cuanto a éstos y en cuanto a los otros, estamos
seguros de que se trata de un retraso temporal. Porque, si la ayuda de los
planos superiores que nos ha aclarado tantas cosas a nosotros, continúa,
como es de esperar, para nuestros hermanos rezagados y, además, si el
ambiente general es positivo, si sus interlocutores son positivos, si los
deseos y los pensamientos y los actos de los que les rodean son
positivos, no podrán tardar mucho en apreciar la diferencia y, aunque al
principio sólo sea por mimetismo, en actuar en positivo para luego
dudar, reflexionar, comprender y acabar sintiendo y pensando como los
demás.
Están quedando claras dos cosas: Que la justicia divina es perfecta,
puesto que cada uno recibe en todo momento lo que se ha hecho
acreedor a recibir; y que es el propio esfuerzo el que nos hace aptos para
el progreso. Bendita sea la hora que nos ha tocado vivir.
* * *
210
Diario “LA VIDA”, de Logroño
11.18
¿Cómo es posible esta transformación maravillosa, impensable
hace nada, y que se produce en las conciencias de la gente? ¿Cómo es
posible que, casi de repente, hayan desaparecido el egoísmo, el odio, la
segregación, los bajos instintos, y estén siendo sustituidos en lo más
profundo de cada uno de nosotros, por el altruismo, el amor y la
colaboración?
Pero no es algo aparente. Es que en nuestra conciencia se produce
una especie de iluminación, una como explicación o aclaración
silenciosa, tras la cual uno ya no es el mismo. Los vicios, los odios, lo
negativo en general, siguen estando al alcance de la mano, haciéndonos
guiños sugerentes. Pero han perdido todo su atractivo. Parece como si
sus vibraciones no nos alcanzasen, como si no tuviéramos ya sentidos
para percibirlos ni supusiesen ya para nosotros ninguna satisfacción.
Indudablemente se está produciendo, a nivel mundial, lo que
podríamos denominar una "ampliación de conciencia", el ascenso
colectivo de un escalón en el proceso evolutivo, lo cual lleva consigo un
211
cambio radical en la escala de valores y, consiguientemente, en las
conductas y en las causas que, como origen de nuevos efectos, ponemos
en movimiento cada uno de nosotros a lo largo del día.
* * *
Radio “SUCESOS” de Badajoz
11.19.
Seguimos inmersos en la oleada de cambio hacia el bien, hacia la
espiritualidad.
Se han generalizado los Diálogos en todos los medios de
comunicación, incluída la prensa. Nadie quiere renunciar a ese nuevo,
aunque viejísimo, instrumento docente. Y todos, con cierto corte
socrático, haciendo que sea el propio interlocutor el que vaya
descubriendo las respuestas a sus propias preguntas.
También se han puesto de moda los Pensamientos, píldoras de
sabiduría, comprimidos vitamínicos espirituales, que corren de boca en
boca y, lo que es mejor, de cabeza en cabeza y de corazón en corazón, y
que están realizando una labor de sobrealimentación anímica muy
efectiva.
Los maestros, aparecidos, diríase, de modo espontáneo, simultáneo
y sorprendente en todos los media, están llenando con sus palabras y,
sobre todo, con sus ideas, los hogares, los puestos de trabajo, las
212
tribunas políticas, las finanzas, los centros docentes pero,
principalmente, las almas.
Los contenidos de sus exposiciones están siendo reproducidos,
estudiados y comentados a nivel general, y han abierto muchos ojos y
han hecho que, al facilitar la comprensión de lo que se está haciendo, la
gente acuda ilusionada a los templos y vibre y participe, consciente de
que allí está, en ese momento, verdaderamente en su papel.
La oración, que era algo trasnochado y olvidado, está
practicándose con fruición, al saber cada uno cómo funcionan los
fenómenos que con ella se ponen en marcha. Es verdaderamente una
revolución lo que estamos viviendo.
* * *
Diario “INFORMACIÓN”, de La Coruña
11.20.
Se está dando en nuestro país un fenómeno desconocido y, desde
el punto de vista científico, inexplicable.
Es de todos sabido lo que durante los últimos meses ha supuesto la
campaña sobre el amor entre los hombres y, como consecuencia de ella,
la de la divulgación de toda una serie de conocimientos, hasta ahora
prácticamente ignorados por la mayor parte de la humanidad, y que han
revolucionado la sociedad humana como nadie hubiera soñado hace
poquísimo.
No nos referimos a esa asombrosa explosión de espiritualidad que
ha embargado a los hombres, ni a las consiguientes transformaciones
que está trayendo consigo. Eso, con ser realmente milagroso, no lo es
tanto como el objeto de estas líneas.
A lo que nos referimos es a una fuerza de carácter espiritual desde
luego, superior a la fuerza intelectual o mental que
se está
apoderando de todos y que nos está abriendo, por decirlo así, los ojos
213
del alma, y nos está mostrando las maravillas del Edén. Es como una
fuerza irresistible, la misma que nos hace nacer o que hace abrirse las
flores o que nos empuja a avanzar suavemente a lo largo de nuestras
vidas o que siembra en nuestros corazones la semilla del amor y de la
ilusión y de la felicidad. Es como una brisa espiritual que nos acaricia y
empuja al mismo tiempo, que nos sugiere e ilumina, que nos envuelve y
nos protege y nos llena y nos embarga. Es algo tan íntimo y tan patente,
tan elevado, tan individual y tan para todos, tan sublime y tan accesible,
tan inevitable y tan convincente, tan fuerte y tan persuasivo, tan
atrayente y tan clarificador, tan imperativo y tan voluntario, que es
imposible de describir.
Pero está ocurriendo en estos momentos: Fuerzas ajenas al
hombre, superiores a lo que el hombre puede crear y manejar, están
descendiendo sobre la tierra y ascendiendo desde su centro, procedentes
de planos más espirituales y acelerando inconcebiblemente la evolución
humana, haciéndonos ver y comprender y colaborar en una serie de
hechos y de fenómenos y de transformaciones cuya consecución, de no
ser por esta ayuda del cielo y
no creemos engañarnos al afirmarlo así hubieran
supuesto millones y millones de años para los hombres. Está
demostrándose de modo patente la colaboración estrecha entre “dioses”
y hombres, su interdependencia, su filiación única. Estamos viviendo
una época sin parangón en la historia: Los cielos y la tierra se unen para
acercarse a Dios, para ser más Él, para volver a Él su mirada y hacernos
conscientes de lo cerca que Lo hemos tenido siempre sin percatarnos de
ello.
Arrodillémonos, pues, en nuestras almas y dejemos penetrar en
nuestros desvanes espirituales y en los sótanos de nuestras conciencias
esta brisa vivificadora que todo lo ilumina, todo lo aclara y todo lo
explica, e incorporémonos a los coros angélicos que ya empezamos a
poder escuchar y hasta a sentir y a ver. Arrodillémonos en inefable
éxtasis y unámonos a nuestro Padre, todo amor, que ha estado esperando
nuestro regreso y nos recibe con los brazos abiertos para acogernos en
Su seno, libres de penas, de errores, de diferencias, y en el que cada uno
de nosotros se siente "todos" sin dejar de ser "uno".
214
* * *
Diario “VISIÓN”, de Oviedo
11.21.
En unas cuantas semanas nos hemos enterado y ha pasado a
formar parte de la conciencia colectiva, de que, además del cuerpo
físico, tenemos un cuerpo etérico, un cuerpo de deseos y un cuerpo
mental, que estamos usando, sin darnos cuenta, durante toda la vida, lo
mismo que usamos el estómago y los riñones y el corazón; que la
muerte no existe, sino sólo un cambio en el foco de la conciencia, del
mundo físico al mundo del deseo; que somos espíritus inmortales, que
renacemos continuamente, avanzando cada vez en la evolución de
nuestros vehículos y en la capacidad de éstos para expresar lo superior;
que existe una Ley de Retribución, y conocemos sus mecanismos; que
podemos, así, manejar nuestro presente y preparar nuestro futuro; que…
y cada día hay más gente que ve el plano etérico y sus moradores; otros
alcanzan a percibir el astral o mundo del deseo y, cuando lo desean,
conviven en él con sus muertos… y todos, sin excepción, sentimos algo
dentro de nosotros mismos que nos empuja, suave pero sin descanso,
215
hacia arriba, hacia la positividad, la fraternidad, la alegría, el amor
desinteresado y altruista, el servicio al prójimo…
¡Y todo esto en unas cuantas semanas! ¿Quién va a ser capaz de
predecir, y casi ni de imaginar, lo que nos espera en el futuro próximo…
y en el remoto?
* * *
Diario “MIRADAS”, de Barcelona
11.22.
Estamos en una espiral de espiritualidad que ni los más
imaginativos podían prever hace muy poco.
Los medios de comunicación siguen profundizando en los temas
que a todos gustan. Los maestros, que aparecieron discretamente por
doquier para darnos a conocer lo que denominan la Sabiduría
Occidental que no son más que las enseñanzas privadas de Cristo a Sus
discípulos, abordan ya temas trascendentales para poder comprender
perfectamente la evolución y el plan de la Creación.
Hay trabajos maravillosos, estremecedoramente clarificadores,
sobre muchos temas importantes. Pero algunos son fundamentales,
como uno sobre el Padrenuestro, esa oración aparentemente anodina y
casi ininteligible, y que resulta ser una fuerza positiva poderosísima
cuando se la sabe utilizar. De modo que, todos, al rezarla debidamente,
están estamos
evocando
energías elevadísimas que nos envuelven en
un aura de espiritualidad impensable.
216
Hay muchas personas que, en este clima de adelanto espiritual, de
clarificación de ideas y sentimientos y de reestructuración de escalas de
valores, están desarrollando vertiginosamente la intuición y la
hipersensibilidad y hasta los principios de la clarividencia. Es
maravilloso.
Ya se ha corrido la voz de que todo lo que está sucediendo no es
exclusivamente obra humana, sino que hay una serie de fuerzas, ajenas a
nosotros, una serie de vibraciones de comprensión, de fraternidad, de
amor, que proceden de otros planos y que, indudablemente, están
enfocando sus energías hacia nosotros. Esto podría, pues, ser una
colaboración, una asociación entre hombres y dioses para llevar a cabo
una obra maravillosa. No tardaremos en saberlo.
* * *
“VISIÓN”, TV privada, nacional
11.23.
¿Cuáles están siendo las claves del cambio? Porque todos nos
hemos visto y nos estamos viendo maravillosamente afectados por
cuanto nos está sucediendo. Es cierto que, desde todos los ángulos,
desde los órganos de poder, desde los estamentos sociales, desde los
círculos influyentes y, sobre todo, desde los medios de comunicación, se
nos está bombardeando continuamente con toda clase de temas, de
verdades, de conocimientos, de razonamientos, de aclaraciones, de
iluminaciones, de noticias, de sucesos, de decisiones, etc., que producen
un ambiente de elevadísima vibración espiritual. Y es cierto también
que cada uno de esos múltiples factores nos va empujando hacia el
“despertar” de nuestra mente y el “ajuste” de nuestro corazón. Pero, si
quisiéramos señalar, identificar, localizar los conocimientos que, de un
modo fundamental, han hecho cambiar los pensamientos y las conductas
de todos, nos quedaríamos con éstos: el recordar y admitir que, al llegar
217
lo que llamamos muerte, no nos llevamos nada de nuestras posesiones
terrenales; el saber que esa muerte no existe y que, tras lo que así
denominamos, seguimos viviendo una continuación, consecuencia
directa de la misma; que, luego, volvemos a renacer con la evolución
que, con nuestro esfuerzo, hayamos logrado; y que, todo lo que
hagamos supondrá para nosotros felicidad o desgracia, oportunidades o
limitaciones…
Porque, si no nos llevamos nada, ¿para qué acumular bienes no
necesarios para vivir? Y, si seguimos viviendo y, en esa vida post
mortem, sufrimos el mal que hicimos y disfrutamos la felicidad que
proporcionamos a los demás, ¿qué sentido tiene el abusar de o el
explotar al prójimo? Y, si luego hemos de volver a nacer y seremos todo
lo perfectos, hábiles, agraciados, inteligentes, etc., que resulte de nuestro
comportamiento anterior, porque el avance en lo bueno, al darnos más
conocimientos, nos permite construir cuerpos más aptos y mentes más
capaces y sentimientos más nobles, ¿qué sentido tiene vivir
negativamente para prepararnos una vida futura de peor nivel en todos
los sentidos? Y, si el daño causado en una vida, lo hemos de compensar
con servicio amoroso y desinteresado a nuestras víctimas de la anterior,
¿qué sentido tiene condenarnos a nosotros mismos?
* * *
218
Diario “LA REGIÓN”, de Valencia
11.24.
¡Qué extraña y maravillosa sensación el descubrir y comprender y
comprobar que nuestras vidas no fueron sino un aprendizaje; que aquel
enemigo era nuestro hermano; que aquel antagonista era nuestro
maestro; que aquel problema no era sino una ocasión para evolucionar;
que aquel subordinado, en realidad, nos aventajaba en todo menos en
autoridad en ese momento; que aquel jefe déspota estaba necesitando y
pidiendo desesperadamente amor; que aquel hijo desbocado buscaba su
camino hacia lo alto; que aquella esposa se había ofrecido a serlo sólo
para ayudarnos en nuestro recorrido; que nuestro periplo vital lo
habíamos escogido previamente nosotros mismos; que cada noche,
durante el sueño, disfrutábamos de la compañía de nuestros seres
queridos que creíamos muertos y, por tanto, perdidos para siempre; que,
lo que en la tierra nos parecían causas, no eran más que efectos de lo
que sucedía en planos superiores; que nunca estuvimos solos, ni
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desamparados, ni abandonados sino que, en todo momento, nos rodeó
una aureola de amor inefable y de exquisito respeto por nuestra libertad
individual; que Dios nunca se sintió ofendido por nuestros errores sino
que, como buen Padre, sonrió ante nuestras equivocaciones y nos
aconsejó y orientó y ayudó mediante nuestros parientes, amigos y
enemigos y nos señaló el camino mediante aparentes desgracias,
fracasos y frustraciones que nos hicieron reaccionar y rectificar; que la
Creación toda, aunque diversificada, no es sino una unidad, una
maravillosa e indescriptible unidad que, en última instancia, nos aúna a
todos, y a todos con Dios!
Diario “LA NOTICIA”, de Cuenca
11.25.
Ésta es una época única. Para todo hombre curioso, para los
espíritus inquietos e inquisidores, es éste un momento que supera todo
lo imaginable.
Estamos recibiendo, sin demasiados merecimientos por nuestra
parte, una iluminación, a nivel planetario, que nos está transformando
rápidamente en lo que siempre aspiramos a ser. Por momentos se está
abriendo nuestra comprensión de la vida y de la historia, y nuestra vista
se va expandiendo y, muchos de nosotros, podemos contemplar otros
seres superiores que, amorosos, enfocan en nuestros corazones esa
energía reveladora, renovadora, vital.
En un instante vemos claro lo que, estando ahí, al alcance de
nuestros ojos desde siempre, nunca supimos ver. Y comprendemos que
las religiones, todas, fueron valiosos medios para acelerar nuestra
evolución, nuestro regreso al Hogar Paterno, y vemos que, todo lo que
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nos parecieron penalidades, no fueron sino fantasmas de nuestra propia
imaginación, creaciones nuestras, desenfoques ópticos, consecuencias
de un enfoque erróneo inicial pero, en todo caso, culpa nuestra.
Y todas las vidas que hemos tenido que vivir se nos aparecen
claramente como peldaños necesarios para la ascensión de la escalera
que nos había de sacar de nuestro error, pero fortalecidos, seguros,
expertos, conscientes de nuestra estirpe y de nuestro porvenir.
Vemos ahora claro que nunca, en ningún momento, estuvimos
solos, que siempre tuvimos a nuestro lado a los enviados del Padre,
prestos a ofrecernos su mano auxiliadora, apenas la hemos pedido; que
cada instante de nuestras muchas vidas hemos estado formando parte de
Él, sin percatarnos de que ello hacía imposible todo peligro e
innecesario todo miedo, y que lo único que teníamos que hacer era
elevar nuestra mirada al cielo, ponernos en Sus manos, como miembros
Suyos que somos, y dejarnos acunar por Su voluntad y Su amor.
Ahora vemos cuánta solicitud había en cada acontecimiento de
nuestras vidas, por parte de los planos superiores; cómo en ellos se
esperaba nuestra iluminación y se suspiraba por nuestra llamada para
acudir prestos en nuestro auxilio.
Ahora se ve claro el por qué de todos los renacimientos pasados y
se comprende que, a la postre, ha sido un viaje maravilloso durante el
que hemos experimentado sensaciones de peligro pero, realmente,
nunca lo corrimos, y que esa creencia sirvió para desarrollarnos, para
convertirnos en algo más que en hombres ignorantes de su humanidad y
olvidados de que Dios quiso hacernos a Su imagen y semejanza.
* * *
221
Diario “IMPARCIAL”, de Córdoba
11.26.
Sigue la vorágine. Cada día prolifera más la enorme serie de
conocimientos que se están divulgando, por su profundidad e interés. Ya
hemos perdido todos el miedo a la muerte. Ya sabemos con detalle qué
ocurre cuando se produce y conocemos todos los procesos posteriores
hasta llegar al próximo renacimiento; y ello sin tenebrismos, sin
mitificar ni desmitificar nada y considerándolo todo de un modo
racional e inteligente; hemos comprendido perfectamente la relación
entre nuestra conducta y el entorno que con ella producimos para los
demás y para nosotros mismos… Y, además, cada vez es mayor el
número de los que están aprendiendo a manejar a voluntad su
clarividencia recién nacida y pueden ver las auras de sus semejantes y
asistir al funcionamiento de las energías, comprobando así que, cuanto
sobre ello se les venía diciendo, es cierto.
222
Por otra parte, la sociedad cambia a pasos agigantados: Todo el
mundo es consciente de sus deberes, todos saben qué procede hacer y
por qué. Y eso ha de traer muy en breve un cambio en la estructuración
de la sociedad o, como algunos auguran, un nuevo Contrato Social, ya
que el de Rousseau, de repente, se nos ha quedado obsoleto.
Estamos, pues, ante algo grande. Mejor dicho, estamos viviendo
algo grande, aunque todos sabemos, intuímos y prevemos que se
avecina algo más importante aún, más impensable, más irresistible, más
arrollador y, a la vez, más dulce, más total y más integrador si cabe.
Esperemos.
* * *
Radio “LA AVANZADILLA”, de Murcia
11.27.
La Humanidad ha enmudecido. Han callado los sabios, los
predicadores, los hombres célebres, las estrellas, los santones, los
delincuentes, los ricos y los pobres. Todos, unánimemente, han callado.
Y han empezado a brotar sus verdaderas voces, filiales, amantes,
comprensivas, tolerantes, serviciales, altruistas, alegres, unificadoras,
felices, aglomeradas en una conciencia superior que todo lo abarca, todo
lo nivela y todo lo hace bueno. ¡Qué maravilla estamos presenciando!
Esto es una real y verdadera mutación de la Humanidad. Una mutación,
como todas, inesperada, exógena, quizá inmerecida pero que, ya se
vislumbra, dará pronto sus primeros frutos en algo que no sería
desacertado denominar "el nuevo contrato social".
223
* * *
Diario “EL OTEADOR”, de Barcelona
11.28.
Son momentos, éstos, en que uno se siente inclinado a no hablar ni
pensar ni actuar, sino a caminar por la vida de puntillas, por miedo a
romper, en la primavera más hermosa de la historia, el encanto que lo
hechiza todo, que lo envuelve todo, que lo transforma todo...
Hemos alcanzado el estado de lo inefable. La Mutación
experimentada por la Humanidad, de la mano de Su Hacedor, sabrá
encontrar el sendero de su futura evolución.
* * *
224
Diario “HECHOS”, de Madrid
(Hemos creído de justicia que cerrase esta sección de editoriales
y, prácticamente, el libro, uno del diario “HECHOS”, ya que fue él el
primero en lanzarse por el camino preconizado por “el visitante
sonriente”, como acabaron denominándolo cariñosamente todos los
por él entrevistados)
11.29.
Cada día es mayor el número de personas que pueden que
podemos ver
otros planos de existencia.
Cada día son más los que, debido a esta lluvia de energía amorosa
e iluminadora que nos está impregnando de modo maravilloso, han sido
capaces de ampliar sus conciencias y comprender los misterios de la
vida y comprobar la realidad de cuanto, a lo largo de los siglos, se nos
había expuesto acerca de Dios y de Sus criaturas.
225
Todos estamos de acuerdo en que no hay palabras para describir lo
que está ocurriendo, puesto que la Humanidad no ha vivido nunca algo
así ni, por tanto, ha tenido ocasión de crear y acuñar los términos
apropiados para explicarlo, y por ese mismo motivo se podría afirmar
que sobran las palabras. Ha llegado el momento del corazón. ¿Para qué
hablar si el corazón está henchido de sentimientos, de vivencias, de
sabidurías, de vida, de felicidad? ¿A quién comunicarlo si todos lo
estamos viviendo? ¿Para qué, si cada cual está gozando de su propio
cielo? ¡Qué lejos están aquellos odios, aquellas guerras, aquellos
desastres, aquellas opresiones, aquellos egoísmos, aquellas religiones
llenas de engreimiento, aquellas razas, aquellas clases sociales, aquellas
capacidades intelectuales, aquellos estados, aquellas fronteras, aquellas
banderas, aquellas metas, aquellos sueños y aquellas pesadillas! Han
pasado tan sólo unos meses y nos parecen ya lejanísimos. Tal ha sido
nuestra transformación.
EPÍLOGO
12.
Y así fue. Lo que parecía un sueño cuando el amable auxiliar
invisible se materializó en el despacho del Presidente del Gobierno,
cundió rápidamente, como la Jerarquía, insuperable conocedora y guía
de la Humanidad, esperaba. Tal era el ansia de verdad, de luz, de
esperanza y de amor que, sin saberlo, embargaba a los hombres.
De modo que, a poco de cundir el fenómeno en España, empezó la
operación a nivel mundial, solapándose y alimentándose mutuamente
ambas oleadas de positividad.
Todo ello, en cumplimiento de una ley natural que hace que,
ocurra lo que ocurra, todo, al final, acabe trabajando para el bien. O,
dicho de otro modo, que el mal es sólo bien en formación. O, más
profundamente: que el bien y el mal son sólo dos aspectos de la realidad
cuya apreciación depende del punto de vista del observador, de su
evolución y, por tanto, de su comprensión. O, incluso más
esotéricamente aún: que todo lo existente no es sino expresión de la
voluntad divina en distinto grado de manifestación.

FIN

FranciscoManuel
Nácher López
Pozuelo de Alarcón, Navidades de 1.998

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