EL NUEVO
CONTRATO SOCIAL
por FRANCISCO-MANUEL NÁCHER LÓPEZ
(parte PRIMERA de TRES)
Dedicada:
A todos los buscadores de
lo verdadero, lo bueno y
lo bello.
PRÓLOGO AÑADIDO Y ACTUAL
Cuando esta obra la concebí y la escribí - y hace de ello sólo once
años - todo era distinto. Aún la televisión no había adquirido el
protagonismo que ahora tiene; ni internet se aproximaba, ni de lejos, a lo
que hoy es; ni los teléfonos móviles se conocían casi; ni los CDs, los
DVDs y los MP3s, ni los chats se habían convertido en algo usual y
cotidiano para todo el mundo. ¡Eso en sólo once años! Y, como mi intención fue convertir en protagonistas de mi novela a
los medios de comunicación, leída ahora esta obra, queda un tanto
anacrónica. Esto no le resta, sin embargo ni un ápice de verdad a cuanto
contiene. Porque serán los medios de comunicación los que produzcan el
cambio que yo presentí entonces, que todos presentimos y que está
resultando ya muy necesario en todos los sentidos.
Sumérgete, pues, querido lector, en esta obra con esa idea y
disfrútala. En su día se presentó como aspirante al Premio Planeta – el
mismo año que lo ganó camilo José Cela – y, claro, no lo ganó. Pero no
por eso perdió interés ni razón de ser.
Los editores descubrieron en la obra algo, según ellos, muy
interesante y aún importante: que con ella se descubría o se creaba un
nuevo género literario, ya que los protagonistas no eran seres humanos ni
fantasmas ni animales ni extraterrestres, sino los medios de comunicación,
y el argumento narraba lo que, a través de ellos y por medio de su
actuación colectiva, se había ido produciendo en la sociedad, en un breve
lapso de tiempo de nueve meses y que cambiaba todos los parámetros de la misma de un modo definitivo y satisfactorio para todos. Ello les
entusiasmó, pues no todos los días se inventa un género literario. Pero
todos alegaron que la novela era demasiado extensa. Y yo no estaba
dispuesto a abreviarla.
Años después, como la idea del cambio necesario y próximo, que yo
soñé y que interpreté a mi manera entonces, seguía martilleándome por
dentro, – y sigue haciéndolo, a fuer de sincero - decidí escribir otra novela
sobre el mismo tema, mucho más corta y aprovechando algo del material
de ésta. Y así nació mi última obra publicada: EL CIELO EN LA
TIERRA.
Ha quedado claro, pues, que no puedo presumir de dotes proféticas,
pero no renuncio a afirmar que el cambio, aquí y en mi siguiente obra
citada describo, se producirá, si no del mismo modo, de otro parecido y
con similar rapidez. Yo lo viví tan real en aquel sueño, que ha de ser
verdad. Y espero y deseo no equivocarme en eso, en bien de todos los que
lo vivan.
De todos modos, como la primera estaba escrita, no me he atrevido –
al fin y al cabo es también hija mía – a condenarla al olvido y la presento
hoy, once años después de su nacimiento, para disfrute de los curiosos e
interesados en este tema del cambio necesario, que a todos tanto nos
preocupa y tanta falta nos hace.
Pozuelo de Alarcón, a 25 de agosto de 2005
PREÁMBULO
Este libro es fruto de un sueño. No hace mucho lo soñé. Yo diría que
lo viví. No fue un sueño en el sentido estricto del término, sino un estado
especial, que alcanzo con frecuencia, y en el que, si bien el sueño lo es y
lo vivo como tal, mi voluntad puede intervenir y cambiar su curso y borrar
o añadir escenas sin que quede para nada mermada la intensidad de lo
soñado, muy superior siempre a lo que sería vivirlo en estado de vigilia.
Como esa clase de sueños, a lo largo de toda mi vida, tengo
comprobado que quieren decirme algo, y siempre algo positivo o
aleccionador (ya no recuerdo cuántas soluciones a problemas pendientes se
me han aparecido con una claridad y sencillez meridianas, durante el
sueño, desde mis ya lejanos años de estudiante hasta hoy; baste decir que
he adquirido la costumbre de tener sobre la mesilla de noche un bolígrafo y
un bloc que muchas mañanas me proporciona agradables sorpresas) éste,
que me ha parecido de una importancia que trasciende lo normal, no quiero
renunciar a divulgarlo.
Y quiero darlo a conocer porque pienso que todos tenemos la
obligación de aportar al mundo algo que lo mejore en alguna medida,
aunque sólo sea para corresponder a lo mucho que del mundo obtenemos a
lo largo de la vida.
El lector juzgará. Estoy seguro de que todos encontrarán alguna
frase, alguna postura, alguna idea con la que, en su fuero interno, se sentirán identificados y ella será la semilla que, fructificando en su mente o
en su corazón, los empuje hacia un futuro mejor que el que se nos
pronostica.
Yo no podría identificarme exclusivamente con ningún conocimiento
ni con ninguna idea ni con ningún pensamiento de los expuestos en la
obra. Todos han salido de mí y todos me son, por tanto, igualmente
queridos. No quiero, sin embargo, al afirmar que han sido míos,
proclamarme su autor sino, y de un modo difícilmente explicable, como su
vehículo, su instrumento de manifestación. Aceptaré, sin embargo, toda la
responsabilidad por mi falta de acierto, de habilidad o de capacidad para
exponer cuanto clarísimamente se me puso ante la vista.
No deberá el lector buscar un protagonista individual a esta obra, que
se sitúa en la línea divisoria entre la novela y el ensayo. Existe, por
supuesto, como en todas las obras literarias, un hilo conductor. Pero en
ésta es especial. Porque ese protagonista o hilo conductor es,
precisamente, la Humanidad toda, representada por los medios de
comunicación.
Tampoco deberá pretenderse encontrar un sentido determinado a las
imputaciones de los trabajos aquí recopilados ni a los medios aludidos.
Son el fruto de una asignación puramente aleatoria, tan ficticia como lo es
el hecho narrado, no por deseado, desgraciadamente, más cierto. Por lo
menos hasta ahora.
Todo creador sabe que la obra en gestación, llega un momento en que
le arde en las entrañas y comprende que es llegada la hora del parto.
La hora de mi parto, pues, es llegada y, como buen padre, deseo a mi
criatura, con toda la ternura que inspira un hijo, una larga y dichosa
andadura.
Pozuelo de Alarcón, 25 de julio de 1994.
PRÓLOGO
Esta obra sólo pretende ser una especie de crónica, y por tanto fiel y
cronológica, de todo lo que ha sucedido en el alma del mundo durante los
últimos meses.
Por supuesto, y el lector deberá en todo momento tenerlo presente, en
ella sólo hemos recogido una mínima parte del material que ha visto la luz
en ese período. Recoger todos los originales sería tan imposible como
hacer un inventario de las estrellas del cielo: Hay que imaginar cuál puede
ser la producción, durante varios meses, de todos los medios de
comunicación de todo el mundo. Habrá, por supuesto, muchas cosas que se nos hayan escapado, ya
que un fenómeno de carácter mundial, aumentado y comentado día a día
por los media, es imposible de abarcar en todos sus detalles. Con la mayor
honestidad posible hemos ido recogiendo y luego seleccionando para esta
obra, lo que nos ha parecido más significativo en cada momento y lugar,
de entre lo que ha llegado a nuestras manos.
Si algo se echa en falta, pues, no será porque alguien, en algún
momento o en algún lugar del mundo no se haya ocupado de ello, sino que
deberá atribuirse, con toda justicia, a una omisión por nuestra parte, bien
por haber considerado que el contenido de algún trabajo no justificaba
suficientemente el incremento de volumen de esta obra, ya de por sí
inevitablemente voluminosa, bien por no haber tenido el suficiente
discernimiento para considerar la verdadera importancia de cualquier tema
expuesto o trabajo publicado.
De todos modos esperamos que esta síntesis de lo sucedido, este
muestrario de cosas increíbles, insospechables hace muy poco tiempo,
sirva para que el lector pueda formarse una idea aproximada sobre cuándo,
dónde y cómo se ha iniciado y se ha ido desarrollando el fenómeno más
maravilloso de los dos mil últimos años de la historia de la Humanidad.
* * *
AGOSTO
SÍNTESIS DE AGOSTO
Este primer capítulo comprende sólo lo sucedido y lo publicado
durante el mes de agosto, ya que hemos considerado conveniente estudiar
el fenómeno por meses, y cronológicamente, para hacer posible la
constatación de su progresión uniformemente acelerada. Sus
protagonistas intuyen vagamente que pueden estar accionando la
espoleta que desencadene, quizás, la primera explosión de la historia, de
carácter mundial y, además, de efectos positivos.
La evolución posterior de los diarios y emisoras que han
protagonizado los hechos relatados en este primer capítulo la puede
imaginar fácilmente el lector y no resulta ya relevante para los
acontecimientos que siguen.
Han empezado a darse a la luz trabajos que comienzan a
profundizar en el alma y a orientar la vida hacia lo positivo.
Esto que, aparentemente, es tan poco y que, en cambio, encierra tanto,
es cuanto ha dado de sí este mes.
El primer paso es siempre el más insignificante, pero el más
necesario.
* * *
EL PRINCIPIO
Todo ha empezado con el diario de información general, de Madrid,
"HECHOS", que ha cambiado inesperadamente su rumbo para comenzar a
publicar sólo buenas noticias y sólo reportajes con el lado positivo de las
cosas y sólo editoriales optimistas. Su tesis es irrefutable: Lo bueno, lo
positivo, lo agradable, lo constructivo, ha estado siempre ahí, presente en
la vida, formando parte de ella lo mismo que lo negativo, lo feo, lo
desagradable, lo destructivo, lo repelente pero, cabría añadir, no en el
mismo plano ni con la misma trascendencia, porque la humanidad va
mejorando, va evolucionando, va perfeccionándose y eso no puede
deberse, no se debe de hecho, a lo negativo, sino a lo positivo que se le
sobrepone y le subyace, a esa tendencia innata en el hombre que nos
inclina, de modo ininterrumpido, a pretender y a aspirar siempre a algo
mejor, más hermoso, más perfecto, más saludable, más fructífero, más
acogedor, más sugerente, más positivo, en una palabra.
El editorial del numero del 10 de agosto de l997, con ser como los
4.525 anteriores en cuanto a su formato y extensión, ha sido algo
revolucionario que ha marcado un hito en la historia del periodismo y de la
evolución humana. Ha sido la semilla de una nueva era que, contra todo
pronóstico, ha caído en terreno abonado y ha fructificado inmediatamente
de un modo imparable, como ayudada por la razón, la claridad, la justicia,
el amor, que siempre habían estado dentro de cada hombre, sin que nadie
se percatase. Todo ello ha sido fruto de muchas cosas pero, entre ellas,
fundamentalmente, la idea germinal, en la mente del director, y una serie
de conversaciones con el Redactor Jefe, con la plantilla del periódico y con
los propietarios del mismo.
Vale la pena reproducir estos diálogos, que se han desarrollado, más
o menos, así:
* * *
DÍA 2
DIALOGO ENTRE EL DIRECTOR DEL DIARIO "HECHOS", DE
MADRID, Y SU REDACTOR JEFE.
-Manolo, por favor, ¿Puedes venir un momento? - preguntó Juan
Escobar por el interfono.
-¿Es para largo?- interrogó el Redactor Jefe.
-Puede serlo. Pero es algo que quisiera hablar contigo y me gustaría
hacerlo ahora.
-De acuerdo, Juan, voy enseguida.
Manuel Gómez, Redactor Jefe del diario "HECHOS", al minuto
escaso, entreabrió la puerta del despacho del "dire" y asomó la cabeza
husmeando si había alguna visita.
-¿Qué te pasa?
-No me pasa nada, pero entra y siéntate. Y escucha sin prejuicios lo
que voy a decirte.
-Me estás asustando. ¿Es que me despides? - preguntó con una
sonrisa mientras tomaba asiento frente a Juan.
-De momento, no. Pero puede que acabemos los dos en la calle.
- ¿Y eso? ¿Qué hemos hecho mal?
- No se trata de lo que hayamos hecho, sino de lo que podemos hacer.
-No entiendo nada, Juan. Explícate.
-Eso es lo que pretendo hacer. Por favor, no me digas nada hasta que
termine y, hasta te pediría que, después de terminar yo, reflexionases un
momento antes de decir nada.
El rostro de Manolo iba tomando un rictus de interrogación y
curiosidad. Juan no era un hombre bromista. Era buen amigo, era formal,
responsable, magnífico profesional y compañero; todos estaban satisfechos
de su labor durante sus tres años largos en el periódico. Mil preguntas le
bullían en la mente pero prefirió silenciarlas y escuchar. Al fin y al cabo, si
no sabía de qué se trataba, difícilmente podría dar su opinión.
-Soy todo oídos.
- Lo que te voy a decir es algo que llevo dentro desde hace algunos
días, que me hierve en la mente, que no me deja dormir, y he llegado a la
conclusión de que he de sacarlo de mi interior. Y, lógicamente, el primero
que lo oiga y opine has de ser tú.
Juan calló por un momento como temeroso de descubrir a su
interlocutor algo ¿ridículo?, ¿ilógico?, ¿antiprofesional? No lo sabía
calificar pero, decididamente, le costaba entrar en materia. Al fin, reunió
fuerzas y dijo:
-¿Qué te parece si cambiamos radicalmente el contenido de
"HECHOS"?
Manolo dio un respingo en su silla. Obedeciendo lo que se había
propuesto, no dijo palabra. Un instante después no pudo, sin embargo,
resistir la tentación:
-¿Qué quieres decir con "cambiar el contenido"?
-Quiero decir eso: Cambiar el contenido. Pero no sólo el contenido,
sino la filosofía de todo el periódico.
-¿Y por qué? ¿Y para qué? Si todo va sobre ruedas...
-Porque no va sobre ruedas - interrumpió Juan -. El periódico sí,
nosotros también, y la empresa y la publicidad y el negocio en general.
Pero el mundo no. El mundo no va bien. La cara de estupor de Manolo iba en aumento. ¿Se habría vuelto loco
Juan?
- Perdona, Juan. pero cada vez entiendo menos. ¿Qué demonios
quieres cambiar? ¿Qué vas a quitar y que vas a poner en su lugar y por qué
y para qué?
El tono de su voz se había ido elevando. El se sentía orgulloso de su
trabajo, le había costado años de esfuerzo llegar adonde estaba; el equipo
era bueno, se llevaban bien, trabajaban a gusto...¿por qué había ahora que
cambiar?
-Perdóname tú, Manolo. Es que no sé cómo decírtelo - se detuvo
como reflexionando -.
Vamos a ver: ¿Estás de acuerdo en que el mundo no va demasiado bien?
Vamos a ver: ¿Estás de acuerdo en que el mundo no va demasiado bien?
-El mundo, si te refieres al mundo en general, pues no, no se puede
decir que vaya muy bien. Pero tampoco va tan mal. Va como siempre. Hay
cosas buenas y cosas malas, noticias agradables y noticias desagradables,
personas honestas y delincuentes, gobiernos dignos y gobiernos menos
dignos...en fin, lo normal.
-De acuerdo. Normal. Te lo preguntaré de otra manera: ¿No te parece
que estamos cargando las tintas en las noticias negativas, que resaltamos
los delitos, los escándalos, los errores de los dirigentes, que lo
desmitificamos todo y a todos, que hemos convertido el periodismo - y no
me refiero sólo al nuestro, que clasifico entre los más sanos , sino a todos
los periódicos, e incluso a todos los medios de comunicación - en una
especie de cubo de basura donde vertemos toda serie de porquerías? ¿No
crees que nos estamos pasando todos? ¿No sientes que ello es muy distinto
de lo que pensábamos que íbamos a hacer cuando salimos de la
Universidad con nuestro título bajo el brazo?
Juan interrumpió su discurso. Su rostro se había animado; parecía, a
la vez, colérico y avergonzado, inquisidor y anhelante. Esperó la respuesta
de Manolo que no tardó en llegar.
-Bueno, sí. Es cierto que cuando salimos de la Facultad pensábamos
que el mundo entero, y especialmente el mundo de la prensa, estaba
esperando con ansiedad nuestra incorporación para poder llevar nuestra
profesión a sus más altas cotas. Sí. Recuerdo aún nuestros sueños. Pero la
sociedad que nos acogió en su seno no fue, ni mucho menos, la que
habíamos imaginado y la vida resultó mucho más difícil de manejar de lo
esperado y la competencia con los demás medios - con los que, recordarás,
no contábamos o despreciábamos olímpicamente dando gratuitamente por
sentado nuestro genio periodístico incontestable - era y es durísima y...
- Lo sé - interrumpió Juan. - Todo eso y todo lo que ibas a añadir ya
me lo he dicho yo. Pero, a pesar de ello, o quizá por ello, esa idea me bulle
en el cerebro y no me deja vivir...
-Pero bueno ¿qué idea es esa? ¡Suéltala de una vez!
-Se trata de publicar sólo buenas noticias.
Manolo se distendió y puso cara de desilusión.
-¿Publicar sólo buenas noticias?
¿Así?
¿Buenas noticias?
Y ¿qué buenas noticias vamos a publicar? ¿Piensas que vas a tener suficientes buenas noticias cada día para llenar el periódico? Y ¿quién crees tú que va a comprarlo? ¿Tú crees que a alguien le interesan hoy las buenas noticias?
¿Así?
¿Buenas noticias?
Y ¿qué buenas noticias vamos a publicar? ¿Piensas que vas a tener suficientes buenas noticias cada día para llenar el periódico? Y ¿quién crees tú que va a comprarlo? ¿Tú crees que a alguien le interesan hoy las buenas noticias?
-Sí - interrumpió Juan -. Te he dicho que lo he meditado y cada vez
me gusta más. Cuanto más lo miro, más claro lo veo. Y si tú, en vez de
gritar y exaltarte, haces lo que te pedí al principio y reflexionas sobre el
tema, estoy seguro de que lo verás también. Manolo pareció volver en sí. Se quedó pensativo con la vista fija en
la estantería de la pared.
-Bien - dijo -. Es un cambio importante. Pero ¿de dónde demonios
vas a sacar las buenas noticias? ¿Cómo...?
-Manolo - interrumpió Juan de nuevo -, las noticias serán las mismas
de ahora. Pero, así como ahora resaltamos generalmente su lado negro,
negativo, destructor, pesimista, nos reciclaremos para ver el lado positivo.
La noticia será la misma, pero desde otro punto de vista. Y lo mismo el
artículo y el editorial y las colaboraciones y los reportajes y las críticas y
hasta las investigaciones y las noticias de agencia... Un silencio tenso se adueñó del despacho. Manolo comenzaba a
calibrar la trascendencia del cambio y vislumbraba adónde quería ir Juan.
-Caray, Juan, esto es para ponerse a pensar en serio. ¿Sabes tú lo que
supone? Has de reciclarte tú, he de reciclarme yo, hemos de reciclar a toda
la plantilla, a la Propiedad (¿qué dirá la Propiedad?) y hay que reciclar al
público. ¿Crees, de verdad que todo eso es posible?
-Pues, honradamente creo que sí. No sé si en este periódico o en
otro, en este medio o en otro, en este país o en otro, pero sé que es posible.
Y, es más, sé que ocurrirá. Que tarde o temprano ocurrirá. Tiene que
ocurrir. Es como una fuerza de la naturaleza, como algo superior cuyo
ímpetu, cuya claridad, cuya diafanidad no se puede discutir. Desde que me
ha invadido esta idea siento dentro de mí como una voz que me dice que
sí, que eso es posible y, además, que es hermoso, mucho más hermoso que
lo que estamos haciendo todos, pero todos sin excepción. ¿Es que a ti esta
idea no te ha despertado allá dentro algo fresco, nuevo, alegre, como una
sonrisa del corazón, como la liberación de un peso agobiante, algo que sí
que se parece a aquella ilusión de nuestros años jóvenes?
-Sí - respondió Manolo muy serio - Me parece sentir una especie de
alegría interna, como si presintiese una pequeña luz al final de un túnel,
es...muy difícil de explicar. Y si no fueras tú, no te lo diría.
- Por eso he querido decírtelo yo a ti antes que a nadie. Tú y yo
hemos compartido tanto durante tantos años : Colegio, carrera,
profesión...y siempre nos hemos comprendido con un sólo gesto y puede
decirse que nos hemos conocido, que nos conocemos mutuamente a la
perfección. Manolo, de veras ¿ves el asunto como yo lo veo?
-No sé si lo veo como tú puesto que me llevas varios días de ventaja
pero, como tú decías, cuanto más lo examino, más sugestivo se me aparece. Por supuesto, no me he planteado aún cómo comunicárselo a la
plantilla, ni cómo reaccionarán, ni siquiera voy a pensar ahora sobre cómo
va a responder la Propiedad cuando les digamos que todo lo que hemos
hecho hasta ahora no vale y que les proponemos empezar otra vez desde
cero.
-No, Manolo, no creo que sea empezar desde cero. No sé quién ni
cómo me ha metido en la cabeza la idea, pero sé que ha sido una especie de
milagro, yo diría una conversión, como la de san Agustín, repentina, una
especie de iluminación que hace que, en un instante, lo veas todo claro, lo
comprendas todo. Tú sabes lo realista que he sido siempre y lo realista que
soy y, sin embargo, me ha ocurrido.. ¿Y tú? ¿Qué me dices de ti, que hace
un momento dudabas de mi cordura y ya te veo iluminado con la idea?
¿Por qué no va a suceder lo mismo con la plantilla y con la Propiedad y
con los lectores? ¿No son todos hombres como nosotros? ¿No tienen todos
un corazón como el nuestro? ¿Por qué no van a "convertirse" como
nosotros nos hemos convertido?
-Bien. Me rindo. Y reconozco que me siento contento. Será duro.
Será, yo diría que casi ciclópeo, reciclar a toda la plantilla pero, allá por
mis adentros, ventisqueo una aventura hermosa - calló por un momento y,
mirando a los ojos a Juan, preguntó:
-¿Cuándo se lo decimos a los demás?
-Mañana. Cítamelos a todos en la sala de juntas a las once. No les
digas absolutamente nada. Sólo, que a las once tenemos una reunión
importante con todo el personal de redacción.
-Y ¿por qué no con todos? ¿No son hombres también los de
impresión y las secretarias y los de publicidad y todos? A lo mejor lo ve
más claro el informático que cualquier redactor, más habituado al estilo
tradicional.
-Tienes razón. Además, todos son empresa y todos se juegan lo
mismo. Que vengan todos. Va a ser interesante. Mañana, o pasamos por locos de remate o habremos elevado considerablemente el listón del
periodismo.
DÍA 3
CONVERSACIÓN ENTRE EL DIRECTOR Y EL REDACTOR JEFE
DEL DIARIO "HECHOS" DE MADRID, Y LA PLANTILLA
COMPLETA.
En torno a la mesa estaban ya todos los empleados de la casa. Todas
las sillas estaban ocupadas, incluso las requisadas para la reunión, de todos
los despachos y dependencias. Bromeaban, comentaban noticias, trabajos
para el próximo número, etc. aparentando normalidad, pero todos estaban
algo tensos. No se les había dicho con qué objeto se los reunía. Nadie sabía
nada. Nadie suponía siquiera qué podría ocurrir. La situación era, por lo
menos, anormal, ya que nunca, a lo largo de la vida del periódico, se había
convocado a todo el personal en el salón de juntas. La expectación iba
aumentando a medida que pasaban los minutos. Por fin se abrió la puerta y
penetraron el Director y el Redactor Jefe. Todas las miradas se posaron en
el rostro de Juan y, al observar que sonreía, la tensión descendió un tanto.
Juan tomó la palabra:
-Os extrañará esta convocatoria extemporánea, de toda la empresa y
sin un orden del día. Lo sé. Pero es la mejor manera que a Manolo y a mí
se nos ha ocurrido para daros a conocer o, mejor, para consultaros algo que
entendemos es o puede ser muy importante para todos y para el periódico.
Silencio total. Máxima expectación. -Quiero adelantaros que vamos muy bien, que la Propiedad está
contenta, nosotros también y teóricamente no haría ninguna falta esta
reunión. Por tanto, tranquilizaos si pensabais que os iba a dar una mala
noticia.
El ambiente se relajó. Comenzaron a aparecer esbozos de sonrisa en
algunos rostros. La expectación degeneró en curiosidad.
-A lo mejor lo lógico hubiera sido hablar esto antes con la Propiedad
pero, tras meditarlo bien, he llegado a la conclusión de que tenéis derecho
a que se os haga partícipes de esto y a exponer vuestra opinión al respecto
puesto que, si no estáis de acuerdo, si no os capta la idea, poco podría
hacer la Propiedad ni nosotros para cambiaros.
Expectación máxima. Entrecejos interrogativos.
-Y antes de que alguien estalle con un ataque de nervios, voy a
deciros de qué se trata. Simplemente de que hemos pensado cambiar la
línea de nuestro periódico, su filosofía, su modo de enfocar el trabajo, su
posicionamiento frente a la vida y los acontecimientos que la componen.
Silencio más absoluto aún.
-Y el cambio va a ser éste: Vamos a mirar sólo el lado positivo, el
lado bueno, el lado optimista de las noticias, de los aconteceres, de las
personas, de las actitudes, de las ideas, de las tendencias, de los
movimientos de todo tipo...Desde que esto se acuerde, ni un solo concepto
negativo se imprimirá en nuestro periódico. Quiero que sea un periódico
optimista, que llene de esperanza a los lectores, que les proporcione
energía cada mañana para iniciar su jornada en la seguridad de que la
siguiente será aún mejor, gracias al esfuerzo de ayer; que lo haga
consciente de que va adelante, de que camina...y no, como venimos
haciendo, nosotros, y con nosotros toda la prensa y todos los media,
desmotivando, descalificando, pronosticando lo negro, barruntando
fracasos y metiendo en el cuerpo del indefenso lector, e incluso de
nosotros mismos, un derrotismo y un pasotismo y una actitud impropia
hacia la vida.
Las miradas seguían fijas en Juan. Todos los empleados lo conocían,
lo tuteaban, a petición propia, sin perjuicio de reconocerle su rango, y
existía la suficiente confianza para hablar claramente sin que nadie se
sintiese cohibido. Pero nadie hablaba.
-Es sabido, - se ha dicho siempre y así lo hemos mantenido-, que la
prensa debe situarse en la oposición, pero no sólo del gobierno, sino de
todos los estamentos, y hasta de la vida misma, en cuanto tengan de
acomodaticios, de permisivos con lo que se considera injusto, ilegal,
degradante, etc. Esa ha sido y es la postura de los medios de comunicación
que se nos ha enseñado por nuestros mayores. Pero ese sistema, ese
planteamiento nos está llevando, nos ha llevado, a una situación de
angustia, de frustración y de desesperanza totalmente injustificadas. Sé a lo
que nos exponemos al proponernos nada menos que enmendar la teoría de
nuestros mayores. Pero es que ellos partieron de una sociedad que daba por
sentada la existencia de lo bueno en la sociedad y desde esa posición era
lógico que la prensa se dedicase a denunciar la excepción, lo que no se
ajustaba a las pautas unánimemente aceptadas. Pero es que eso, quizás por
deformación profesional, ha degenerado en que sólo nos fijemos en lo
excepcional, como si fuera todo y lo único que sucede. Procede, pues,
hacer marcha atrás y, así como al principio del periodismo debimos
denunciar o comunicar lo malo, debemos hoy comunicar lo bueno que,
debido a la intoxicación negativa que se ha producido, que hemos
producido, parece ahora lo excepcional. Con esto os he expuesto lo que
quería. Me gustaría ahora que manifestarais vuestra opinión sobre el
asunto. No quisiera salir de aquí sin que hayamos llegado a alguna
conclusión. ¿Quién quiere hablar?
Tras un momento en el que se escrutaron unos a otros con la mirada,
una nube de brazos se alzó para pedir la palabra.
-Esto me parece buena señal. Empezaba a pensar que no ibais a
reaccionar - dijo Juan con una sonrisa.- Paco, empieza tú - añadió,
señalando al responsable de política interior.
-Bueno- inició éste - nos has dejado...nos has dejado patidifusos. Yo,
honradamente, no sé si se trata de una broma. Sé que no es una inocentada
porque estamos en agosto; ni es el santo ni el cumpleaños de nadie, que yo sepa; pero el periódico va viento en popa; todos estamos satisfechos, nos
sentimos realizados, prevemos un futuro halagador...y tú dices que vamos
a cambiar la...bueno, que lo vamos a cambiar todo, que vamos, tal como yo
lo veo, a desmontar, pieza a pieza, nuestro periódico y a volverlo a montar,
con las mismas piezas pero construyendo otro periódico porque, ese que
has soñado no se parece nada a éste, ni a ninguno, estoy por decir, del
mundo.
-Exactamente - respondió Juan - Me gustaría que, si lo hiciéramos,
fuese con las mismas piezas pero con otra finalidad. Sin perder de vista,
claro, que esto es, al fin y al cabo, una empresa comercial, además de un
servicio público en manos privadas.
-¿Y qué piensas tú, Manolo? - Preguntó Paco al Redactor Jefe,
mirándolo inquisitivo.
-Yo, ayer, cuando Juan me lo dijo, reaccioné igual que tú. Me pareció
una locura. Pero, cuando reflexioné un poco, cuando profundizamos en el
tema, a medida que hablábamos, iba encariñándome con la idea y he de
confesarte que, al despedirnos, y esta noche, y ahora mismo, estoy
entusiasmado con ella y - añadió sonriendo - lo único que siento es que no
se me haya ocurrido a mí. En todas las caras apareció una sonrisa franca, pero aún insegura de
estar plenamente justificada.
-¿Y pretendéis así, simplemente, que veamos sólo lo bonito y lo
escribamos? ¿Eso es todo?
-No - dijo Juan - eso no es todo, ni mucho menos. Se trata de que
cambiemos nosotros. Si no cambiamos todos por dentro no podremos
adquirir el hábito de ver sólo el lado bueno de las cosas, lo mismo que
ahora destacamos generalmente lo malo de un modo instintivo.
-Pero, ¿cómo vamos a cambiar? Yo llevo quince años de redactor. Mi
vida profesional es satisfactoria, diría yo. ¿Crees que voy a cambiar de
repente?
-Sí, lo creo. Porque yo también cambié de repente cuando me captó la
idea y a Manolo le pasó igual. Acércate a la idea sin prejuicios, como un
niño; acaríciala; imagínate escribiendo cosas hermosas y verdaderas,
siempre verdaderas - que esa sería otra de nuestras características -;
imagina a tus lectores sonriendo en vez de crispándose, al leer tus escritos;
imagina que, hasta incluso podemos crear una nueva forma de periodismo.
- ¿Y no resultaría así nuestro periódico como una especie de Hoja
Parroquial?
-Rotundamente, no. La hoja parroquial - y os consta que no soy nada
sospechoso en ese aspecto - pretende convencer de algo. Tendríamos, si
quieres, algo en común en cuanto a que las hojas parroquiales, que
responden al mensaje evangélico, difícilmente pueden ser acusadas de
hacer daño a nadie. Pero nuestra finalidad sería distinta: No
pretenderíamos convencer de ninguna doctrina sino que seríamos fieles
escribanos de la verdad y sólo consideraríamos digno de figurar en nuestro
periódico aquello que inclinase al lector a sentir que la vida vale la pena
vivirla; que su esfuerzo diario en el puesto de trabajo, en el hogar o donde
sea, tiene un sentido; que la sociedad, que es la suma de todos los
ciudadanos, funciona gracias al esfuerzo, consciente o no, pero real, de
todos; que el futuro es todo lo negro o todo lo blanco que queramos verlo y
hacerlo y que nosotros lo vemos blanco; que nuestros hijos no han venido
a un infierno, sino a un posible paraíso y que hay que inculcar ilusión,
capacidad de ensueño y decisión para esforzarse por todo lo digno y no
para pasar olímpicamente de lo que más nos importa y lo que más necesita
nuestra colaboración, que es el preparar cada día el mañana.
-Creo que vamos muy deprisa - intervino el responsable de economía
- ¿Es que quieres decirnos que no ocurren continuamente cosas
desagradables, que todos los días no hay quiebras y desfalcos y bajas en
las cotizaciones y no hay crímenes y guerras y desgracias? ¿Quieres
decirme que hemos de escribir que todo eso es maravilloso?
-De ninguna manera. Eso sería mentir y la mentira quedará fuera de
nuestra actuación. Lo que intento decir es que, y voy a responderte
retrucándote, también todos los días ocurren cosas buenas, aparecen y
triunfan nuevas empresas, suben acciones, el comercio tiene éxitos, se
captura a los delincuentes, se realizan actos heroicos, la gente se sacrifica
por los demás, se esfuerza, lucha...¿por qué nunca hablamos de eso?
¿Cómo crees tú que se siente cualquier ciudadano, después de leer nuestro
periódico, o cualquier otro, me es igual, o de ver cualquier programa de
cualquier cadena de televisión o de escuchar cualquier emisora de radio?
¿Crees que se siente bien? ¿Crees que piensa que esta vida vale la pena,
que España es un país del que sentirse orgulloso, que el mundo es
hermoso? ¿ O crees más bien, como creemos todos que, después de leer o
escuchar o ver lo que nos proporciona cualquier medio se sienten ganas de
morirse y no ser testigo de la última matanza que acabe con los dos últimos
habitantes de la tierra? ¿Recuerdas las inundaciones en el este y en el norte
de España, en que toda la población, toda, sin distinción de clases ni de
educación ni de ideas ni credos, trabajaron codo con codo para salvar
vidas? Aquello es lo que yo quiero, pero permanentemente. ¿Por qué no
podemos servir a la gente ese aspecto maravilloso de la vida en vez de la
cara tenebrosa de la misma?
El silencio volvió a ser total. Todos estaban asimilando detallada
pero rápidamente sus palabras. Todos eran profesionales pero también
todos eran humanos.
-Eso costará ¿sabes? - dijo el responsable de lo social.
-Claro. Lo sé. Pero que una cosa cueste no es motivo suficiente para
abandonarla antes de intentarla, si se cree que vale la pena. ¿Qué quieres
decir con "costará"?
-Pues que costará acostumbrarnos a cambiar nuestro punto de vista.
-También lo sé. Todo hábito cuesta de quitar. Y te voy a decir más:
No hay medio de quitarse un hábito si no es instalando otro en su lugar. Y para ello sólo hace falta poner mucha atención, estar muy alerta al
principio. Luego, una vez cerrados, por falta de uso, los canales mentales
por donde discurría el hábito antiguo y abiertos los que han de canalizar el
nuevo, el esfuerzo ya no es necesario; lo nuevo funciona tan
automáticamente como funcionaba lo antiguo. Sólo hace falta el esfuerzo
inicial. Y, por supuesto, para ello, la voluntad de cambiar, la decisión
firme, el convencimiento de que lo que se pretende es lo mejor. Y el nuevo
hábito, lo mejor, en este caso, es sólo una nueva óptica que, además, como
es hermosa, positiva y halagadora, nos ayudará más a cambiar. Porque yo
estoy seguro de que a ninguno nos satisface, en nuestro fuero interno, no
comunicar cosas hermosas a los demás pudiéndolo hacer. Pensad que el
ciudadano de a pie no tiene generalmente ningún dato de primera mano, ni
sobre los acontecimientos, ni sobre los políticos, ni sobre los científicos, ni
sobre casi nada ni casi nadie. Y que para formar sus juicios y manejarse en
sociedad, ha de echar mano de los datos que le facilitan los medios de
comunicación. Si éstos tergiversan la realidad o la verdad, si interpretan
torcidamente lo dicho o lo escrito, si descalifican a éste o a aquél, si
calumnian al que sea, ¿qué datos fiables tiene el ciudadano para juzgar,
para saber cómo es el país en cuya construcción está colaborando y que
han de heredar sus hijos? Tenemos una responsabilidad que no se nos ha
resaltado lo suficiente y nos hemos acostumbrado a olvidarla en el desván
de nuestra conciencia, anteponiendo intereses siempre, fijaos en lo que
digo, siempre , de menor entidad que el derecho de la gente a saber y
conocer la verdad.
Tras un corto silencio, el responsable de Sucesos inquirió:
- Y ¿cómo comunicaremos, por ejemplo, un asesinato haciéndolo
bonito o agradable, o una violación o el tráfico de drogas? ¿Cómo se puede
ver el lado bueno?
-Es que no se tratará de eso. Tened en cuenta que estamos hoy como
intentando caminar a ciegas por una nueva senda que nos es totalmente desconocida. Pero es desconocida para todos. Y por eso os hemos
convocado. Para ver si, entre todos, encontramos la manera de avanzar por
ella, de penetrar la oscuridad que la llena. Hemos, pues, todos, de pensar.
A mí, de momento, se me ocurre que todos los días suceden miles de
cosas, unas buenas y otras malas, pero debido a una curiosa deformación
profesional ilógica, generalmente las buenas no se consideran dignas de ser
publicadas. ¿Por qué no invertimos, pues, los términos? Demos por
supuesto que lo malo sucede y, por tanto, no es noticia, contemos con ello.
Y consideremos noticia y publiquemos lo bueno, lo verdadero, lo
agradable, la interpretación honesta y veraz, la crítica constructiva, la
alabanza de lo que la merece...Yo creo que eso se puede hacer, que lo
podemos hacer. Es más. Yo estoy por decir que, es tal la saturación de
negatividad que poluciona la atmósfera de los media que, si no lo hacemos
nosotros, lo hará otro periódico o la radio o una emisora de televisión,
porque se trata de algo que, en nuestro fuero interno, estamos todos
necesitando y deseando.
Los rostros de los reunidos se habían iluminado. Cada uno de ellos
imaginaba ya la aventura, además, agradable e innovadora, que supondría
convertirse en heraldo de lo hermoso.
-A mí me parece que sería como empezar de nuevo el ejercicio de la
profesión partiendo de cero, pero me sugestiona la idea. Cuanto más la
imagino, más me inclino a pensar que Juan tiene razón: Si no lo hacemos
nosotros, lo hará alguien. Y ¿por qué hemos de perder la ocasión? - Era el
responsable de Deportes quien hablaba.
-Pienso que, si decidimos hacerlo, poco a poco iremos encontrando la
manera de ir ajustando nuestra óptica a eso de mostrar lo verdadero, lo
bueno y lo bello que, honradamente, me ha impactado. Por otra parte ¿qué
puede pasar? - intervino el responsable de asuntos militares.
-Yo tengo mis dudas de que todo esto tenga éxito. Primero me
pregunto qué dirá la Propiedad sobre el cambio de orientación que estamos discutiendo. Todos sabemos cómo son y qué piensan y que si
dicen no, pues se acabó. Y, por otro lado, tengo mis dudas de que sea una
buena idea: ¿No pensáis que a la gente le encanta en realidad leer cosas
negativas, que le gusta la violencia, la sangre, la mentira, la calumnia, la
injusticia? - espetó el encargado de asuntos jurídicos.
-Absolutamente, no. - respondió Juan -. Una cosa es que
prácticamente sólo se publiquen cosas negativas y se interpreten
negativamente las cosas y otra, muy distinta, que eso sea lo que a la gente
le gusta. Sería como decir que al perro le gustan los mendrugos cuando
sólo lo alimentamos con mendrugos. ¿Es que dudáis de que a todo el
mundo le gusta más lo bueno que lo malo, lo verdadero que lo falso, lo
bonito que lo feo? Pero, si sólo le damos el mendrugo pues se lo tiene que
comer. A lo mejor por eso hay poca gente que lea los periódicos o que se
interese por la política o por la cultura. En cuanto a la Propiedad yo pienso
que, si se les dice que todos nosotros, unánimemente, pensamos que es una
buena idea y que nada va a cambiar nuestra línea, ya que, afortunadamente,
no estamos comprometidos con nadie, y nos acercará más al lector, dado
que los profesionales somos nosotros, no creo que haya gran
inconveniente.
Un elocuente e ilusionado silencio reinaba en la sala. Cada uno
trataba de imaginar su nuevo cometido con la nueva orientación y en todos
los rostros se reflejaba cierta delectación. En todos menos en el del
encargado de la Publicidad, que no pudo reprimirse y espetó:
-¿Y con la publicidad qué haremos? Es lo que nos da de comer.
¿Creéis que aceptarán el seguir anunciando en un periódico que cambia
así, repentinamente, de línea, y estarán dispuestos a exponerse con
nosotros? Y, por otra parte, ¿Creéis que todos los anuncios que publicamos
son verdaderos, buenos y bellos?
Esta vez el silencio tenía otro matiz. El de la perplejidad. Juan lo
rompió a poco:
-Este es uno de los momentos que yo esperaba. Aquí tropezamos con
el primer escollo real. Es el primer enfrentamiento con la realidad a la que
estamos acostumbrados. Y por eso hemos de usar la cabeza, cosa que,
hasta ahora no nos hacía falta para captar y publicar anuncios como los que
todos publican, por lo menos en cuanto a su contenido.
Hizo una pausa - Habremos de considerar varias cosas: Primera, si
podemos, dentro de la nueva línea que estamos tratando, aceptar cualquier
texto, aunque nos conste que es falso. Segunda, si podemos aceptar
cualquier anuncio con cualquier contenido negativo, y habremos de
determinar qué entendemos como tal.
-Bien mirado - observó el de Publicidad - no creo que seamos
nosotros los que hayamos de examinar la veracidad de los anuncios, eso es
competencia de las asociaciones de consumidores o de los tribunales...
Nosotros, en todo caso, nos tendríamos que limitar a no admitir o, mejor
dicho, a reconducir, a retocar - de acuerdo siempre con el anunciante,
claro, al que habríamos de convencer - aunque no lo veo imposible - ,
aquellos anuncios que, frontalmente, fueran contra la verdad, la belleza o
la bondad. Pero ¿cuántos hay? Aunque he sido yo quien ha planteado el
problema, reflexionando sobre él, me parece menos complicado de lo que
inicialmente pensaba.
-A mí también - replicó Juan. Y, luego, en plan de resumen, con un
rostro en el que se traslucía la ilusión en el brillo de los ojos, concluyó:
Entonces, ¿estamos de acuerdo? ¿Puedo someter cuanto hemos hablado a
la Propiedad? ¿Podemos decir que hay unanimidad?
La respuesta fue clamorosa. No obstante Juan quiso asegurarse y
preguntó de nuevo:
-¿No hay nadie en contra o con alguna objeción?
Nadie respondió. Juan, pues, emocionado, prosiguió:
-Honradamente, creo que hoy hemos escrito una página histórica en
la vida de este periódico y yo diría que en la de la prensa en general.
Nuestra intención es buena y creo que nos lo agradecerán. Quizás al
principio duden un poco pero, al final, nos darán la razón. Silencio total. En la sala había una vibración especial, una alegría
contenida. Había ganas de poner manos a la obra.
-Mañana hablaré con la Propiedad y, si está de acuerdo, fijaremos la
fecha a partir de la cual nuestro periódico, pero antes nosotros mismos,
vamos a cambiar. Gracias por vuestro apoyo y vuestra comprensión. Ah, e
id pensando en vuestro nuevo posicionamiento frente a vuestro trabajo,
aunque estoy seguro de que todos, como me pasa a mí mismo, estáis ya
viéndoos en el nuevo papel. Y, como yo, llenos de orgullo.
DÍA 4
CONVERSACIÓN ENTRE EL DIRECTOR Y EL REDACTOR JEFE
DEL DIARIO "HECHOS" DE MADRID, CON LOS PROPIETARIOS
DEL MISMO.
Los propietarios del periódico "HECHOS" eran tres. Todos tenían
otras actividades, ajenas al periodismo, que les producían los ingresos
suficientes para vivir desahogadamente. Eran primos hermanos y habían
recibido el periódico en herencia de un tío abuelo que fue su fundador.
Tras varios años como propietarios y habiendo puesto el periódico en las
manos de Juan, tenían en él plena confianza. El negocio era rentable, no
les producía problemas y, sin ser el periódico más leído, no era el menos
popular. Mantenía una línea seria, sin inclinarse demasiado hacia
extremos peligrosos o comprometidos y brindaba, en general, una
información honesta y no demasiado manipulada. El criterio profesional de
Juan les parecía apropiado y lo dejaban hacer.
Habían citado a Juan - que pidió que le acompañase el Redactor Jefe
- en el despacho de uno de los propietarios. Los otros dos acudirían
también allí.
Cuando todos hubieron llegado, pasaron a una sala mayor y se
sentaron en torno a una mesa de reuniones. Juan no había adelantado cuál
era el objeto de todo aquello. Tan sólo había solicitado una reunión
urgente, añadiendo que acababa de celebrar otra con todo el personal y que
- para tranquilizar las cosas - no se trataba de nada amenazador ni
problemático, sino tan sólo de una propuesta.
Sentados, pues, en torno a la mesa, el Presidente de la sociedad
propietaria se dirigió a Juan:
-Bien, Juan, nos tienes en ascuas. Sabemos que no se trata de nada
grave pero no podemos evitar cierta tensión pues, si no fuera importante,
no nos habrías pedido la reunión. Así que dinos de una vez de qué se trata.
Juan estaba preparado, de modo que respondió:
-No es nada grave, por supuesto, pero sí es algo decisivo. Se trata de
cambiar la línea del periódico.
-¿La línea? - preguntaron , prácticamente a coro, los tres.
-Me refiero a nuestra forma de dar las noticias, al punto de vista de
nuestros editoriales, de nuestros comentarios, de nuestros reportajes, en
fin, de todas y cada una de las secciones del periódico. Un cambio de
filosofía.
-Y eso ¿con qué fin y en qué sentido? - pregunto otro de los dueños.
-Contestaré antes la segunda pregunta. El cambio que propongo va a
ser en el sentido de, a diferencia de lo que venimos haciendo diariamente -
como toda la prensa y todos los medios de comunicación - destacando
ordinariamente lo negativo, poniendo el acento en las catástrofes, las
desgracias, los problemas, desmitificando lo extraordinario, situando a
nuestros lectores en la tesitura de considerar normal lo que se les dice y
sumirse necesariamente en un mundo de tristeza, frustración y negatividad,
hacer lo mismo pero al revés, es decir, dar las noticias agradables,
presciendiendo de las desagradables - como ahora omitimos las agradables
para pregonar sólo las desagradables - , diciendo la verdad, sin matices; elaborando artículos de opinión con esperanza; viendo en los personajes
aquello que los distingue de los demás por el lado positivo y no buscando
rebajarlos al nivel de los demás para que no haya nada que admirar;
sugiriendo soluciones a los problemas; viendo, en una palabra, el lado
hermoso de la vida y no el lado triste. ¿No les ocurre todos los días que,
tras leer la prensa o escuchar la radio, la que sea, o ver un programa
televisivo, el que sea, acaban con el alma encogida, crispada, asustada del
mundo que les ha tocado vivir y casi sin arrestos para seguir viviendo
pues, al día siguiente, según esos mismos medios, aún será peor? Hemos
acostumbrado a la gente a tragarse lo deformado, lo feo, lo erróneo, lo
tenebroso, lo avieso, y a considerarlo como algo normal. ¿Por qué, si lo
opuesto es igual de normal y tan real, no hacemos, sin faltar a la verdad,
que nuestros lectores se sientan animados, alegres, esperanzados,
satisfechos, orgullosos de su país, de sus personajes, de sus
acontecimientos que, por supuesto, siempre han estado a la vista pero, por
inercia ilógica y estúpida, los hemos omitido sistemáticamente? ¿No creen
ustedes que a todo el mundo le satisfará más estar al corriente de los
acontecimientos, como ahora, pero con un poco de ilusión en el futuro de
la humanidad, de su país y hasta de sí mismos? ¿Creen que va a dejar
indiferentes a nuestros lectores que, de repente, nuestro periódico se
caracterice por publicar sólo lo verdadero, lo bueno y lo bello o, dicho de
otra manera, por destacar sólo el lado bueno de las cosas? Sé que esto,
dicho así de repente, es difícil de digerir. Por eso yo les ruego que lo
mediten. Cuanto más lo estudien, cuanto más lo consideren, más les
sugestionará la idea. Ayer, cuando nos reunimos con toda la plantilla, pues
yo quise conocer la opinión de quienes habrán de cambiar radicalmente sus
puntos de vista y, por tanto, la inercia de años, antes de atreverme a
decirles nada a ustedes, se produjo un silencio como éste de ahora. Luego
todos intervinieron, opinaron, sugirieron y, poco a poco, acabamos todos
enamorados de la idea y con el convencimiento íntimo de que estábamos siendo los creadores de un nuevo estilo periodístico y hasta de
comunicación en general. En cuanto a la otra pregunta sobre el fin que con
todo ello se persigue, no sabría decirle exactamente pero podría alegar
varios fines: Hacer más compatible nuestro trabajo con nuestras fibras más
íntimas; hacer más felices a nuestros lectores, si no a corto plazo, sí
relativamente pronto y, por último, ser el primer periódico que se ha dado
cuenta de que por el camino del derrotismo nos estamos cargando al país y,
a la larga, al periódico. Y aún añadiría otro: No tener que hacerlo imitando
a otro periódico que se nos adelante. El problema está en el ambiente y lo
que me asombra es que nadie lo haya visto. Quizá lo han hecho pero,
debido a sus condicionamientos, que ustedes no ignoran, no han podido
hacer nada . Nosotros no tenemos ese hándicap y por eso podemos hacerlo.
Pero, de todos modos, tarde o temprano ocurrirá. ¿Por qué no ser nosotros
los primeros y hacer que todos se vean obligados a seguirnos? Me temo
que la reacción será inmediata y dura, lo cual nos servirá de propaganda.
Pero también sé que, a la larga, todos tendrán que seguir nuestros pasos
porque lo hermoso, lo bueno y lo bello atraen más que sus contrarios. Es
sólo cuestión de tiempo.
Juan calló. Había hablado con vehemencia llevado de su profunda
convicción. El veía ya los acontecimientos, hasta tenía redactado el
Editorial del primer ejemplar de la nueva etapa anunciando el cambio de
orientación, y había ensayado algunos titulares y...
-Me has dejado sin habla, Juan. Y yo diría que casi convencido - dijo
el Presidente-. Ciertamente, al no estar comprometidos sino con nosotros
mismos, nos podemos permitir el lujo de actuar como nos plazca; por otro
lado, eso de, sin dejar de informar, de orientar, de culturizar, hacerlo
conscientemente por la banda de la verdad, la belleza y la bondad, créeme
que me ha llegado al alma. Me cuesta ver a toda la prensa actuando así,
aunque me encantaría que ocurriese, y comprendo que si, día tras día,
martilleamos a los lectores con ese lado alegre, optimista y esperanzado de la vida, acabarán por sentirse mejor y, sin ser psicólogo, estoy por decir
que estarán más sanos, trabajarán más a gusto y verán su futuro menos
nublado si empiezan la jornada leyendo nuestro periódico en vez de
cualquier otro. Y eso corre de boca en boca y no puede hacernos mucho
daño y, en cambio, sí mucho bien, Juan. He de reconocer que, como tú
dices, cuanto más se considera, más convincente resulta.
Guardó silencio un momento y continuó:
-Por mí, adelante y sea lo que Dios quiera. Por lo menos no podremos
reprocharnos no haberlo intentado. ¿Qué pensáis vosotros? - preguntó
dirigiéndose a sus dos socios.
-A mí me ocurre lo mismo: Parece una nonada, algo nimio pero, bien
mirado, no lo es. Y me encantaría que fuéramos pioneros de una cosa tan
hermosa. Por mí, pues, adelante.
-Yo pienso como vosotros - se apresuró a añadir el tercer socio -. Es
una idea cautivadora que, apenas te penetra en el alma, te la llena y ya no
puedes arrancártela. Me parece que debemos correr ese riesgo. Por lo
tanto, adelante.
-En ese caso - añadió Juan - será el diez de agosto próximo, si me lo
permiten, el día del cambio. Para todos supongo que es un día cualquiera
pero para mí es el de mi cumpleaños y me gustaría, si no hay
inconveniente, que este hijo mío viese la luz el mismo día que yo.
Todos sonrieron y así se convino. Juan prometió someterles el
Editorial del "día de autos" y quedaron los tres propietarios en pasar la
noche del nueve de agosto en la redacción, con todo el personal, para
asistir al nacimiento del nuevo "HECHOS".
Realmente, había resultado fácil. Una vez en la calle, comentó
jocosamente Juan:
-Ha sido más sencillo de lo que esperaba. Pero me queda la duda
terrible de si se ha debido a lo bueno de la idea o a mi enorme capacidad
de persuasión -. Ambos rieron con ganas.
En el fuero interno de Juan, sin embargo, una vez aceptada la idea
por todos, empezó a tomar cuerpo un miedo instintivo a aquella nueva
responsabilidad. Un miedo que iba creciendo por momentos. ¿Y si la idea
resultaba un fracaso? ¿Y si no era bien interpretada y ejecutada por la
plantilla? ¿Y si no se podía sobrevivir a las primeras críticas y a las fuertes
embestidas que, indudablemente, se iban a producir por parte de todos los
medios? En fin, se dijo, "alea jacta est". Ya no había espacio para las
dudas. Ahora había que poner manos a la obra.
DÍA 10
EDITORIAL DEL NUMERO 4526 DEL PERIÓDICO "HECHOS" DE
MADRID.
La Humanidad está enferma. Todos lo sabemos. Unos lo decimos y
otros lo callamos, pero nos consta. La Humanidad está enferma y la
enfermedad es grave. Casi incurable. Estamos por decir que sólo un
milagro podría curarla.
Pero ¿en qué consiste su enfermedad? ¿Cuáles son sus síntomas y
cuáles la diagnosis y el tratamiento?
La enfermedad se manifiesta, de un modo contagioso, en varios
campos a la vez: Individual, local, nacional, continental y mundial. Y en
varios niveles: Físico, emocional y mental. Por eso es una enfermedad tan
grave.
¿Los síntomas? A la vista están. Los estamos viendo, sufriendo cada
día, convivimos con ellos como se convive con el virus de la gripe. Hasta
tal punto forman parte de nuestras vidas que ni siquiera nos damos cuenta
de que nos están echando a perder el presente y haciendo imposible un
futuro digno de ser vivido..
A guisa de ejemplo, citaremos algunos : Hipocresía ( predicar algo y
hacer lo contrario); difamación (decir o escribir algo negativo de alguien,
sin estar seguros de su exactitud o, incluso, constándonos su inexactitud); desmitificación (buscar en cualquier personaje relevante los defectos, las
flaquezas, los errores humanos y proclamarlos a los cuatro vientos,
aumentándolos si es posible para que esa persona que, de algún modo, se
ha elevado por sus propios méritos por encima de la media, no pueda ya
servir de ejemplo a nadie más ); interpretación interesada (tergiversar la
verdad, forzarla, violarla, dando a los acontecimientos, las palabras o las
actitudes un significado que nada tiene que ver con el real, pero que
responde a unos intereses determinados, que son los que se trata con ello
de favorecer); silenciar cosas dignas de ser publicadas y conocidas
( faltando gravemente al deber sagrado de la información); disimular todo
aquello que perjudique o contradiga los intereses, no siempre confesables,
a defender, sean éstos individuales, de grupo, de empresa, de partido, etc.;
resaltar lo negativo; hacer, a fuerza de abundar en cuanto antecede, que la
humanidad vaya bajando la altura del listón de sus ilusiones y sus
exigencias y quede sin ideales, sin espejos en los que mirarse (salvo los
designados interesadamente que, por ello mismo, no sirven), sin líderes a
los que seguir, sin vida superior a la meramente somática, sin sentimientos,
sin compartir, a un nivel en que lo único importante es el dinero;
admirando como héroes a los delincuentes, a los defraudadores, a los
"listillos", sin más horizonte que permanecer vegetando a ras del suelo sin
elevar nunca la mirada al sol; que cada uno se encierre en sí mismo sin
preocuparse de nadie más; que desconfíe de los medios de comunicación,
de sus gobernantes y de sí mismo...
Como se ve, como todos y cada uno podemos comprobar, los
síntomas son graves y el futuro que anuncian, nada halagüeño. ¿Diagnosis? Borrachera de negatividad. No sabemos en qué
momento, la prensa, los medios de comunicación (¿no empezaría con
Caín, al decirle a Jehová que ignoraba dónde estaba su hermano, al que
acababa de matar?) empezaron a poner el ojo en lo negativo (quizás
porque, por entonces lo negativo era lo extraordinario) y, por esa vereda, se ha ido decantando, lenta pero inexorablemente, con lo que se han
perdido o malogrado grandísimos valores y se han marchitado grandes
vocaciones.
Y, a fuerza de poner la lupa sobre el lado feo de la realidad y
aumentarlo y desorbitarlo, ha llegado a ocupar todo el campo visual. Y el
público, que no tiene más procedimiento de saber qué ocurre en su entorno
que lo que se le dice por los media, ha acabado por creer que ese lado
oscuro de la existencia es la única realidad y se siente frustrado y engañado
por la vida, e impotente, porque todos, absolutamente todos, cuando niños,
tuvimos una capacidad de ilusión, un hambre de felicidad, una dosis de
optimismo que, luego, la realidad, la vida (¿o la parte de la vida que los
medios le han suministrado como único alimento?) se ha encargado de
debilitar, de volatilizar.
¿Tratamiento? A muchos les parecerá pueril, pero es que lo pueril es
lo puro, lo infantil, lo nuevo, lo no contaminado. A otros parecerá locura,
pero es que hay locuras que, a la larga, resultan cuerdísimas. Para éstos
será una nimiedad, pero es que una nimiedad puede, a veces, cambiar el
curso de los astros. Para aquéllos, una tontería, pero ¿es que no lo es lo que
estamos haciendo todos, todos los días? En cualquier caso, el tratamiento
es el único a nuestro alcance y es éste: Decir la verdad; ver el lado bueno
de las cosas, de las personas, de los actos; esperar lo mejor; ilusionarnos y
acostumbrarnos a pensar que mañana nos traerá más luz y más alegría y
más sinceridad y más información exacta, y que nuestro país es hermoso y
digno de habitarse y nuestro mundo es una caja de sorpresas, todas
agradables, y que la humanidad posee virtudes y capacidad y fuerza y
puede crecer con confianza...
Así de simple. Convencidos de ello, pues, convertidos a esta nueva
religión, desde hoy, nuestro periódico se adscribe al lado luminoso de la
vida que siempre ha estado ahí, al alcance de la mano, pero no lo hemos
visto. Vamos a olvidar que el sol, hasta el sol que nos da vida, tiene
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manchas, para fijarnos sólo y exclusivamente en su luz. Sabemos que esa
fibra íntima de los corazones de nuestros lectores dará un suspiro de alivio
y, podemos asegurarles que nos alegrará ser los causantes de algo tan
trascendental.
DÍA 10
En el diario "ATALAYA" DE MADRID
El director penetró en el despacho del redactor jefe con un ejemplar
del diario "HECHOS" en la mano y, sin saludar siquiera, le dijo:
- ¿Ha leído esto?
- Sí.
- ¿Y qué le parece?
- No sabría qué decir. Pero, no sé por qué, me preocupa. Quizá sea
ahora el momento propicio.
- A mí me parece una tontería. Esto no puede tener éxito. Los
cambios, así de radicales, nunca son exitosos. La gente no los acepta.
Necesita digerirlos paso a paso.
- Sí, estoy de acuerdo. Pero el problema es: ¿no lo está ya la gente
deseando y esperando sin darse cuenta? Desde luego, son valientes, hay
que reconocerlo. Porque, con una cosa así están echando por la borda la
labor de años. Pero...no sé.
- ¿No sabe qué?
- He leído varias veces el Editorial y le he de confesar que, cuanto
más lo he leído y más he reflexionado, más me ha captado, y eso que yo
parto con el prejuicio de que es un competidor. Pero hay algo en el
ambiente que hace que no me resulte tan descabellado. Todo dependerá de
cómo lo desarrollen. Hay que darse cuenta de que, prácticamente, todos los
componentes de "HECHOS", desde la propiedad hasta el último hombre,
han de reciclar su mente, su esquema de razonamientos, su política de comunicación, su sistema de captación de anuncios, en fin, todo. Y eso no
es nada fácil así, de repente, y para siempre.
- Por supuesto. Yo me imagino a nosotros haciendo una cosa así y,
francamente, lo veo muy difícil. Pero, sobre todo, porque la idea me parece
una perogrullada, una salida de tono, una búsqueda de originalidad que va
a hacerles sufrir lo suyo.
- Yo no estoy tan seguro.
- Pero bueno ¿es que le parece acertado, ni siquiera razonable?
- Acertado no lo sé. Habrá que esperar y tengo mis dudas. Pero
razonable, desde luego. ¿Qué futuro le ve usted sino al periodismo que
estamos haciendo todos los medios de comunicación?
- Hombre, pues no nos va tan mal...
- Ese es el problema. Si pensamos en hoy, vale. No está mal. Pero la
vida es cambio, la gente va pensando por sí misma y, por supuesto, a
todos, de un modo instintivo, nos gusta más que nos digan que somos muy
guapos, muy listos y que tenemos un gran futuro, que nos digan que somos
feos, tontos y sin ningún porvenir. Y, por otra parte ¿es que responde a la
realidad toda esa negatividad que todos, y digo todos, estamos arrojando al
rostro de nuestros lectores? Yo tengo mis dudas. Y por eso, cuando
llevamos años manejándolos y, de repente, se encuentran con alguien que,
no sólo no los desprecia, sino que los alaba, les da confianza y les asegura
esperar de ellos que logren una vida mejor ¿qué de extraño tiene que lo
sigan?
- Entonces, según usted, ¿qué deberíamos hacer?
- De momento, yo no haría nada.
- ¿Nada? ¿Tenemos una ocasión de salirles al paso, de decir que esa
postura es una patochada, de hacer ver a todos que eso lo puede hacer
cualquiera y, si no lo hace, es porque es una visión irreal de la realidad, y
vamos a dejarla pasar? Yo pienso que es el momento de ridiculizarlos y
que todos vean que no coincidimos con ellos.
- Se podría hacer, pero ¿y si luego resulta que la idea no era tan mala
y tiene aceptación? ¿Cómo quedaríamos nosotros? ¿Qué haríamos?
- ¿Pero usted cree de verdad que puede tener éxito?
- De lo que yo no estoy seguro es de poder afirmar que no lo van a
tener. ¿Les seguirá mucho público o sólo una minoría insignificante?
¿Serán capaces de mantener la tónica que han prometido? ¿Cómo van a
responderles los anunciantes?.. Son muchos los interrogantes. Pero yo no
me considero en condiciones de adelantar ahora qué va a pasar y cómo.
- Entonces ¿qué sugiere?
- Sencillamente, callar, darnos por no enterados y seguirlos muy de
cerca por si hemos de hacer una manifestación en cualquier sentido, a
favor o en contra de la nueva tesis.
- ¿Ha leído sus noticias?
- Si. Son prácticamente las mismas que publicamos nosotros. Y de
ahí viene mi duda, casi favorable a la nueva postura. Son nuestras mismas
noticias pero resaltando el lado optimista, el lado bueno, el lado que a la
gente le gusta. Otra cosa sería que mintiesen. Pero no mienten.
Simplemente, si la noticia es absolutamente negativa, la "positivizan". Y si
tiene algún aspecto positivo, destacan éste. Por eso me preocupan.
- ¿Y qué me dice de las colaboraciones?
- Pues que están a tono. Han advertido a todos y todos se han
adaptado. Hasta los anunciantes. Sí, me preocupan. Desde luego, van en
serio y, como cuaje la idea, vamos a tener que cambiar todos.
- ¿Nosotros?
- Hay un axioma mercantil que dice que triunfa el que ofrece al
público lo que éste desea en el momento en que lo desea.
- ¿Y cree usted que eso es lo que desea el público y precisamente
ahora?
- Estoy por asegurar que sí. Haga usted una prueba: Lea nuestro
ejemplar de hoy y saque sus conclusiones; luego lea el de ellos y haga lo mismo. Estoy seguro de que, sin que quede usted menos informado, le
dejará mejor sabor de boca el suyo que el nuestro . Y eso para mí es grave,
muy grave. Y cada vez me preocupa más.
- ¿No cree que podríamos consultarlo con los reporteros o con la
plantilla entera?
- Con todos a la vez, no. Ni siquiera en grupos. Sería darle al asunto
demasiada importancia y alarmarlos innecesariamente. Pero con algunos
de ellos, individualmente, sí.
- Bien. Pues hagámoslo.
- Ya lo he hecho.
- ¿Y?
- En términos generales, coinciden conmigo. Opinan que es
prematuro avanzar nada. Pero que, quizás el público esté preparado para el
cambio y el modo como lo han hecho no es malo.
- ¿Entonces?
- Lo dicho. No darse por enterados. Callar, vigilar, estar a la
expectativa y prepararse para actuar, si procede, en el momento y en el
sentido más apropiado. Por ahora, yo no haría nada más.
- Y ¿qué piensa que harán los demás colegas?
- Me imagino que todos callarán, como nosotros. No les van a hacer,
encima, la propaganda...
- Pues yo no comparto, en absoluto, su opinión. Lo siento, pero no
renuncio a decir algo y a decirlo claro.
- Usted es el director.
DÍA 10
EN LA EMISORA "ESCUCHAS", DE CARÁCTER NACIONAL. El Director, reunido con el Jefe de Informativos:
- ¿Conoces la noticia del diario "HECHOS"?
- Sí.
- ¿Y qué opinas?
- Pues que tendremos las dos opciones de siempre: O no decir nada o
dar la noticia. Si no decimos nada, perderemos una noticia que puede ser
interesante, bien porque la idea acabe triunfando, bien porque fracase. Y si
damos la noticia, tendremos también dos opciones: O darla sin ningún
comentario, con lo cual no nos comprometemos, o comentarla, en cuyo
caso, hemos de manifestarnos.
- Y, en ese caso ¿qué podríamos decir?
- No lo sé. Acaba de ocurrir. El comentario tendría que ir enfocado a
lo que nosotros pensamos que puede suceder en el futuro inmediato y
mediato. Pero ¿qué va a pasar?
- Demos entonces la noticia pero sin comentarla.
- ¿Sin matizar ni sugerir nada?
- Yo creo que, como tú dices, sería lo más prudente. De momento es
sólo una noticia: Un diario conocido cambia de repente su línea expositiva
e informativa. Esperemos a ver qué pasa, cómo reaccionan los demás
medios, cómo reacciona el público...
- De acuerdo. Daremos sólo la noticia.
La noticia apareció así en todos los noticiarios del día:
"El diario de Madrid "HECHOS", a partir de hoy, ha cambiado su
línea de información. Según expone su Editorial, en lo sucesivo, sólo
publicará noticias verdaderas, alegres, positivas y constructivas, o
destacará el lado bueno de las que no lo sean. Con ello pretenden hacer
que sus lectores, sin dejar de estar informados, no experimenten ninguna
sensación de que todo es negativo en la vida".
DÍA 11
EN LA EMISORA "ESCUCHAS".
Diálogo entre el Jefe de Informativos y el Director:
- Está pasando algo nuevo.
- ¿Qué está pasando?
- ¿Sabes cuánta gente ha telefoneado en relación con la noticia de
"HECHOS"?
- No. ¿Cuántos?
- Pues más de ochenta. Exactamente, hasta hace un momento,
ochenta y seis.
- Caramba, eso es mucho. Y ¿qué dicen?
- Unos preguntan qué opinamos; otros, por qué no lo hacemos
nosotros también; otros comentan que es buena idea... pero, lo que más me
choca es el número de llamadas. Lo normal, como sabes, es que tengamos
un promedio de cinco o seis diarias, aparte de las cartas. Y fíjate la hora
que es y ya pasan de ochenta.
- ¿Y qué les respondéis?
- Lo convenido. Sin comprometernos, decimos que no tenemos más
que la noticia y que es prematuro aventurar nada. Que estas cosas son
corrientes en el marketing periodístico, que no cabe duda de que es una
idea, pero...
- En fin, que la gente se ha enterado y se ha interesado. Porque, si
han llamado ya más de ochenta, supone que han sido muy receptivos a la
noticia. ¿Qué opinas?
- Me intriga. Igual podríamos estar frente a algo importante...
- ¿Tú crees?
- ¡Yo qué sé!
- Pues yo no veo otra solución que seguir sin pronunciarnos. Pero es
preciso estar muy atentos a todo lo que ocurra. Por supuesto, hoy, ni
palabra. Ya dimos la noticia ayer. No le demos demasiada importancia.
DÍA 11
EN EL DIARIO "HECHOS".
Manolo, entrando en el despacho de Juan:
- Me parece que la hemos organizado, Juan
- Sí. Creo que sí. Es emocionante.
- ¿Te imaginas lo que estará ocurriendo en estos momentos en todas
las redacciones?
- Sí, me lo imagino. ¿Será posible que hayamos dado en el clavo? - Por lo que se ve, sí. Fíjate: Ayer hubo más de cuatrocientas
llamadas dándonos la enhorabuena. Hoy el teléfono está prácticamente
bloqueado y están empezando a llegar cartas. La emisora "ESCUCHAS",
que fue el único medio que habló de lo nuestro, hoy no ha dicho nada.
Buena señal pues, si no, se hubieran apresurado a criticarnos. A ellos
deben estar llamándoles como a nosotros. ¿Qué piensas tú que está
ocurriendo?
- Exactamente lo que esperábamos que pasara. Lo lógico. Lo mejor
que podía suceder: Que la gente estaba preparada y hemos acertado a
satisfacer sus deseos.
- De todos modos no podemos cantar victoria aún.
- No. Ni podemos ni debemos, pero presiento que esto va a ser
movido e ilusionante.
- No te olvides de dar todas las buenas noticias a la plantilla. Ellos
deben participar, paso a paso, de esta aventura. Deben seguir sintiéndose
protagonistas. Primero, porque lo son; segundo, porque han arriesgado
tanto como nosotros; y tercero, porque es la mejor manera de que se
esmeren en continuar y perfeccionar esta nueva faceta del periodismo.
- Descuida, Juan. Están tan pendientes que se enteran de todo antes
que yo mismo.
DÍA 12
EN EL DIARIO "HECHOS".
El director ha convocado a toda la plantilla. Todos sonríen. Habla
Juan:
- Creo que todos estáis al corriente de lo que está sucediendo. Pero he
pensado que valdría la pena que, todos juntos, lo disfrutemos y cambiemos
impresiones. ¿Qué pensáis sobre el asunto?
- Que va viento en popa.
- Que hemos acertado en el blanco.
- Que podemos crear época.
- Que el público se está volcando.
- Que no es tan difícil el cambio y, además, es mucho más
satisfactorio ver lo bueno que lo malo.
- Es verdad. Parece como si ahora estuviera en tu mano hacer feliz a
la gente, mientras que antes ni me pasaba por la imaginación.
- A mí hasta me parece más bonita la ciudad y los árboles más verdes
y las flores más coloreadas...hasta juraría que la gente sonríe más. Claro
que seguramente será imaginación mía.
- Por lo menos demuestra que tú eres más feliz y estás más satisfecho
con lo que haces.
- Bueno - cortó Juan.- Veo que todos coincidimos en que hemos
acertado y quiero daros a todos la enhorabuena y las gracias. Pero... - ¿Hay algún pero, Juan?
- No. No podemos quejarnos de nada. Estoy casi seguro de que
hemos llegado en el momento oportuno, en la forma oportuna y con la
oferta oportuna. Pero, vamos a ver: ¿cómo imagináis que va a evolucionar
el asunto?
- Claro - terció Manolo -, porque todos los demás medios tendrán que
tomar partido y, si triunfa nuestra tesis, la cosa no quedará sólo en que
todos digan lo bueno, lo verdadero y lo bello. Los demás, una vez
convencidos de que ese es el camino a seguir, empezarán a "crear", a tener
ideas, a caminar por esa trocha que hemos abierto y todo con el fin de superarnos, si pueden, y no perder sus lectores. Y eso, además de duro va a
ser muy interesante porque nos va a obligar a mantener el pabellón a base
de imaginación y creatividad. - Por supuesto. Y digo yo: ¿Por qué no mantenernos como los más
avanzados, como la vanguardia de nuestra propia idea?
- A eso voy. Habrá que seguir. Habrá que innovar. ¿Qué se os ocurre
para el próximo futuro?
- Yo pienso que, puesto que el público ha acogido tan bien la idea,
deberíamos darle cierto protagonismo, hacerlo corresponsable. - ¿Y cómo lo harías?
- Mediante cartas. ¿Por qué no pedimos que nos escriban o incluso
que nos telefoneen, dándonos buenas noticias, comunicándonos
acontecimientos agradables y prometedores, y nosotros los publicamos con
la firma del lector o sin ella, como proceda?
- Podría ser una buena idea.
- Pero es prematura. El periódico lleva sólo dos días en su nueva
andadura. Es cierto que ha sido un éxito pero ¿durará?, ¿se consolidará?,
¿nos seguirá suficiente público para justificar nuevas ideas y nuevos
modos de comunicar?
- Yo creo que eso siempre está justificado pero pienso también que,
por un lado, deberíamos estar a la espera durante unos días y, por otro, ir
preparando cosas nuevas para dar la segunda campanada y no perder la
iniciativa que, indudablemente nos pertenece - Comentó Manolo.
- De acuerdo. ¿os parece bien? - preguntó Juan.
- ¡Estupendo! - El clamor fue general. Se vivía un ambiente de
euforia como nunca antes se había visto. Todos sonreían y comenzaban ya
a estrujarse el cerebro para preparar nuevas cosas, nuevas formas, nuevas
perspectivas...
Juan concluyó la reunión con estas palabras:
- Dentro de unos días. Quizá una semana, nos volveremos a reunir y
estudiaremos todo lo acaecido hasta entonces y las ideas que traigáis.
Amigos, pues, a trabajar. Enhorabuena. Somos estupendos. Con una carcajada de general satisfacción se disolvió la reunión.
DÍA 12
EN LA EMISORA "RADIOTODOS", DE BARCELONA.
Reunión entre el Director y el Jefe de Informativos.
- Quisiera proponerle algo.
- ¿De qué se trata?
- ¿Ha visto cómo ha acogido el público la nueva línea del diario
"HECHOS"?
- Sí. Y, si sigue así la cosa, habrá que pensar algo o para
contrarrestarlo o para aprovecharlo.
- De eso quería hablarle.
- Dígame, pues, qué lleva in mente.
- Yo pienso que esa nueva línea puede triunfar y cambiarlo todo, en
cuyo caso, habremos todos de replantearnos muchas cosas. O puede ser
sólo una tormenta de verano. Pero, en ambos casos, habremos sido el único
medio de comunicación que se ha dado por enterado del lado bueno del
asunto. Y sería una pena no aprovecharnos de ello.
- ¿Y qué propone?
- Yo sugeriría un espacio, que podría titularse algo así como "La
felicidad en tus manos", que consistiría en recibir llamadas de los oyentes
para que vayan exponiendo lo que tengan que decir, siempre que lo que
hayan de comunicar sea una noticia optimista, un pensamiento positivo,
una actitud esperanzadora, algo, en resumen, que inyecte ilusión, alegría, y
ganas de vivir. Con ello no nos oponemos a algo que parece tener
aceptación y aprovechamos esta predisposición del público hacia lo
agradable, al tiempo que lo convertimos en protagonista. ¿qué le parece?
- Magnífico. No perdemos nada y, ya que hemos sido los únicos en
verlo, explotémoslo. Sólo necesitamos un locutor capaz de llevar ese
espacio con la idea expuesta, y tenemos dos o tres que podrían hacerlo
bien.
- Sí. Pero esto debería anunciarse pronto. Antes de que lo hagan
otros. A estas alturas me imagino que todos los diarios, revistas y emisoras
están nerviosos, mirando y estudiando con lupa lo que ocurre y lo que
ocurra en estos días próximos, y todos están ya pensando qué van a decir y
a hacer, si este fenómeno sigue adelante. Por tanto, yo anunciaría ya hoy
que, a partir de mañana, de tal a tal hora, iniciaremos un nuevo programa
con el título que le he dicho, y exponiendo cómo funcionará y que
responde a algo que flota en el ambiente: El deseo de verdad, de
integridad, de transparencia, de sinceridad, de esperanza, de felicidad...
- Muy bien. Prepárelo y me lo somete. Hoy mismo lo emitiremos.
Y...a ver qué pasa.
- De acuerdo.
DÍA 12
EN EL DIARIO "HECHOS".
Manolo, Redactor Jefe, entrando en el despacho de Juan, Director:
- Juan, la emisora "RADIOTODOS" acaba de anunciar que, desde
mañana, inician un programa para que los oyentes llamen y comuniquen
noticias agradables, historias positivas, ideas optimistas...¿qué te parece?
- Me parece dos cosas: Primera, que nos hemos equivocado al
retrasar esa misma idea. Y, segunda, que esto va en serio. ¿Te imaginas,
Manolo? Se está realizando nuestro sueño.
- Sí, pero lo malo es si nos engulle.
- Hombre ¿tan malos somos? De momento tenemos a nuestro favor el
crédito de haber puesto la idea en circulación y eso no nos lo podrá quitar
nadie. Lo demás lo podemos hacer al mismo nivel, por lo menos, que los otros. Yo no me preocupo demasiado.. Déjalos que nos ayuden sin
pretenderlo. Sin embargo, me emociona que la idea se abra paso tan rápida
y fácilmente.
DÍA 15
EDITORIAL DEL DIARIO "HOY", DE BARCELONA.
La prensa, ya en su origen - y me refiero a la prensa independiente - se vio abocada a situarse en la oposición, es decir, en una postura crítica con el poder. Y ello, no cabe duda, con el mejor deseo de influir a aquél en beneficio del pueblo.
Hubo, sin embargo, en ese posicionamiento, y ha habido hasta hoy, un error, un grave error: Se pensó que esa colocación de la prensa frente al poder en beneficio del pueblo y, por tanto, haciendo de contrapeso y evitando los abusos de aquél, sólo podía producirse denunciando errores, desenmascarando irregularidades y desmitificando personalidades, es decir, queramos o no, con lo que no deja de ser algo muy parecido a la crítica negativa, la crítica por la crítica, la crítica sin pruebas y sin ofrecer alternativas a lo criticado. Eso en cuanto a la prensa independiente, si ha existido, se refiere. Lógicamente, la prensa perteneciente a cualquier partido o tendencia, o más o menos inclinada hacia ellos, cuando éstos no
han detentado el poder, los ha criticado abierta y sectariamente; y, cuando lo han disfrutado, se ha deshecho en loas.
Pero nadie cayó en la cuenta - y ahora nos está saliendo a la cara - de que el pueblo no tiene más información para sacar conclusiones que lo que le dicen los medios de comunicación y que la oposición honesta, en bien del pueblo, no sólo se puede hacer así , porque produce un efecto secundario, pero grave, de desmotivación, de desilusión de la sociedad frente a las distintas tendencias que, a lo largo del tiempo, van desempeñando el gobierno, con la consecuencia final de que "todos son malos y todos igual de malos", sino que hay otra manera de hacer oposición sin esa secuela nefasta de nihilismo, abstención y pasotismo por parte del ciudadano, y es la que el diario "HECHOS" ha puesto al descubierto: En vez de criticar algo como indeseable, alabar lo contrario como deseable, suspirar por lo que debió haberse hecho, hacer desear lo mejor. Ello, ante el gobernante, es una crítica tan efectiva como la negativa, pero para el pueblo es una permanente inyección de esperanza, de ilusión, de expectación ante los acontecimientos...y eso se está viendo, día a día, a gran velocidad. Por tanto, opinamos que, descubierto este nuevo camino de actuación constructiva, habremos todos de emprenderlo con plena dedicación.
DÍA 15
EDITORIAL APARECIDO EN EL DIARIO "OPINIÓN", DE MADRID.
Hemos querido esperar unos días para darnos por enterados del Editorial de nuestro colega "HECHOS" del 10 de los corrientes. Y hemos esperado para meditar honestamente sobre su curiosa propuesta que, a estas alturas, ya todo el mundo conoce.
Y, tras esa reflexión y esa meditación serias y formales, con los pies en el suelo como hay que hacer, sin basarnos en utopías o fantasías o ilusiones, no por hermosas menos irreales e imposibles o incluso improcedentes, no podemos por menos de sentir lástima de nuestros compañeros de "HECHOS".
Era un diario serio, respetado, con una trayectoria recta y, por tanto, digno de toda consideración. No era de los más leídos pero tampoco de los menos. No se distinguía por nada especial en ningún sentido extremo. No publicaba nada estridente ni nada fuera de las normas éticas comúnmente aceptadas...
Y, de repente, da un viraje de no se sabe cuántos grados, como si de una curación milagrosa se tratase, o de una conversión tipo San Pablo, o de una eclosión inesperada de algo desconocido, cambia su trayectoria, su contenido, su mensaje y produce en el mundo de los medios de comunicación una conmoción, a nuestro entender, desproporcionada, que aún colea.
¿Qué puede haber hecho a nuestro colega dar ese viraje inesperado?
Poco hay que devanarse la sesera para concluir que la falta de lectores, y con ellos, de anunciantes, ha sido la verdadera causa. Aunque, lógicamente, se la haya disfrazado de una especie de mesianismo que esperaban fuera contagioso y que, es de esperar, no pase de una anécdota, una especie de serpiente de verano, ahora que la del lago Ness nos ha olvidado, esperemos que definitivamente.
Porque, ¿cómo se puede, en la vida del periodismo, tomar en serio
una patochada de tamaño natural como esa de "decir siempre la verdad" o la de "ver, buscar y publicar siempre lo verdadero, lo bello y lo bueno"?
Los tiempos del "Corazón" de De Amicis, y de la búsqueda de su
madre por el pobre niño desamparado a lo largo de los Andes, ya pasaron.
Tuvieron su momento, es cierto. Y los hombres de su época ya lloraron y se emocionaron lo suyo con esas historias y otras similares.
Pero el mundo avanza, la vida cambia y los hombres se van adaptando a las nuevas circunstancias. Y las circunstancias actuales no son aquéllas. Hoy día no está claro, y nadie puede estar seguro de dónde está la verdad; hoy nadie se atreve a asegurar que algo es feo o malo. ¿Qué es lo bello? ¿Qué es la bondad? ¿Puede alguien definirnos y delimitarnos y darnos en cada momento la valoración moral de cada cosa? Y, ¿qué es la moral? ¿No es algo cambiante?
No es que defendamos la mentira alevosa con ánimo de perjudicar, ni la calumnia, ni el engaño. Pero es que, en la maraña de la vida de hoy, en la selva en que nuestra existencia se desenvuelve, en medio de las luchas de intereses de todo tipo, que cruzan de un punto a otro de la sociedad, como los obuses, de trinchera en trinchera, ¿puede alguien presumir de tener la lucidez necesaria para estar seguro de no hacer algo no del todo correcto?
No. No nos parece honesto lo que ha hecho nuestro colega "HECHOS". Y no podemos creernos que sus motivos para hacerlo caigan precisamente dentro de lo que ellos califican como verdadero, bueno o bello.
Queremos, pues, levantar una lanza en contra precisamente de la
hipocresía que su postura supone y esperamos que los lectores, que no tienen nada de ingenuos, se den cuenta de que sólo se les ha pretendido manejar.
No tardaremos en ver como nuestro colega "HECHOS" rectifica o, si tarda mucho en hacerlo, cierra sus puertas y despide a sus empleados, víctimas inocentes de una pirueta interesada, mal calculada y sin ningún viso de éxito.
DÍA 25
DE LA EMISORA "MÓDULOS", DE BARCELONA.
CONSEJOS PARA MEJORAR EL MUNDO
Antes de exponer la manera de proceder para enviar al espacio
vibraciones de paz o de armonía o de amor, rogamos a nuestros lectores tomen nota de algunas consideraciones sobre cómo actúan los pensamientos y sentimientos y sobre los efectos que pueden producir:
1.- Cuantas más personas tomen parte en una efusión de energía
emocional o mental, mucho mayor es la energía efundida puesto que, debido a la ley de resonancia, el resultado no es proporcional al número de los participantes sino que sigue una progresión geométrica enormemente rápida y ascendente. Cada persona más, pues, no añade lo mismo, sino que supone mayor ampliación de efectos.
2.- Por supuesto, lo dicho arriba sólo es posible si todos los que
intervienen emiten la misma vibración, es decir, las mismas palabras o el mismo pensamiento o emoción. De otro modo, como ocurre con todas las vibraciones, se interfieren y se anulan unas a otras, restando efectividad al conjunto o, incluso, anulando sus efectos. Por eso, en todos los actos religiosos todos recitan los mismos textos, a la vez y en el mismo idioma, y se pretende que sientan lo mismo.
3.- De todos modos, cada uno de nosotros puede, a lo largo del día, emitir pensamientos o sentimientos positivos con efectividad. Las vibraciones que les sirven de expresión van directamente al destinatario o a una especie de depósito general, de donde las toman, cuando es necesario, los seres que se dedican a asistir a cuantos piden ayuda o la necesitan y están en disposición de recibirla.
4.- Las ocasiones de hacer el bien y llenar el ambiente emocional y mental de nuestro entorno de vibraciones positivas son infinitas: Al penetrar en un recinto, podemos emitir un deseo de paz y armonía que lo llene y se quede en él para ayudar a quienes en él entren o permanezcan; al dar la mano a alguien, podemos transmitirle nuestro sincero deseo de felicidad, de paz, de alegría; todo papel, documento, paquete u objeto en general que pase por nuestras manos, podemos impregnarlo de vibraciones de amor, de serenidad, de comprensión o de armonía, de modo que, quien entre en contacto con él, si por una décima de segundo vibra de ese modo, vea reforzada su vibración; si sabemos que alguien tiene tendencia a apropiarse de lo ajeno, podemos enviarle vibraciones de respeto por lo ajeno, lo cual le ayudará a enmendarse; si alguien está enfermo, podemos enviarle vibraciones de consuelo, de fortaleza, de salud; si alguien necesita cualquier clase de ayuda, podemos prestársela con sólo deseársela y dirigírsela, etc. etc.
5.- En todo caso nuestro esfuerzo producirá un efecto positivo, en
tres sentidos bien distintos: Por un lado, hará el bien con toda seguridad ya que ningún deseo o pensamiento deja nunca de producir su propio efecto; por otro, nos hará adquirir o fortalecer el hábito de ayudar a los demás; y, finalmente, todo ello, pasará al activo del balance de nuestra vida, es decir, nos producirá un karma positivo y, por tanto, cada vez mayores oportunidades de ayudar al mundo y de progresar en nuestra evolución. No obstante, esta última consecuencia, si bien es lógico conocerla, nunca debe ser el móvil de nuestra actuación pues, en ese caso sería una actuación egoísta y, por tanto, negativa. La ayuda a los demás hay que prestarla desinteresadamente siempre, sin pensar en nosotros y en
nuestra evolución y entonces, y sólo entonces, esa evolución se nos dará "por añadidura".
6.- Todo lo que antecede produce efecto debido a que nuestra mente es creadora. Somos seres creadores, pero estamos aprendiendo aún a crear.
Estamos destinados a convertirnos en dioses creadores pero aún no
sabemos hacerlo correctamente y por eso hemos de pasar nuestro
aprendizaje en la Tierra. Aún no sabemos, ni concebir, de primera
intención, pensamientos perfectos (la prueba es que hemos de andar
rectificando cuanto hacemos), ni siquiera esos pensamientos imperfectos contienen lo que realmente conviene, debido a nuestra ignorancia, aún, de muchas leyes naturales. Por eso es muy conveniente que todo deseo o pensamiento de ayuda, vaya acompañado, implícitamente, del pensamiento siguiente: "Señor, que no se haga mi voluntad, sino la Tuya", es decir que, si lo que nosotros, con nuestro mejor deseo de ayudar y en nuestra ignorancia, hemos deseado para la persona auxiliada, no es lo más
conveniente para ella, que no se produzca la ayuda como nosotros la hemos concebido, sino del mejor modo posible, de la manera más ajustada a su evolución. De otro modo, como somos creadores, si no tenemos la precaución de añadir ese pensamiento de salvaguardia, nos exponemos a que nuestro deseo se realice tal como lo hemos concebido y, sin quererlo, hagamos al interesado más daño del que deseábamos mitigar, con lo cual seríamos también responsables de ese daño ante la ley del karma.
Aprovechemos, pues, nuestro tiempo libre, el de nuestros
desplazamientos en medios de transporte públicos, el de cualquier
momento sin ocupación útil, en llenar el mundo de amor, de paz, de
armonía, de comprensión, de felicidad. ¡Es tan barato, tan fácil y tan efectivo...!
DÍA 29
EDITORIAL DEL DIARIO "HECHOS", DE MADRID.
El día 15 último, nuestro colega "OPINIÓN" de Madrid, en su
Editorial, no sabemos por qué, pues nunca tuvimos con ellos la menor diferencia ni roce, arremetió contra nosotros como consecuencia de nuestro cambio de trayectoria anunciado en nuestro editorial del 10 anterior y seguido escrupulosamente y con enorme, diríamos, inmensa aceptación, hasta esta fecha.
Acabamos de recibir la noticia de que ese diario, por otra parte
prestigioso, importante e influyente, está en trance de cierre y liquidación y su plantilla está, por tanto, en la calle. Precisamente lo que pronosticaron que nos ocurriría a nosotros. Todo, al parecer, por no haber sido capaces de admitir que la realidad se impone siempre y la prensa ha de ser esclava suya. No sabemos qué ha ocurrido en sus adentros, pero la noticia está confirmada: Liquidan.
Bien sabe Dios que nos entristece la desaparición de "OPINIÓN",
como nos entristeció aquel Editorial suyo. Y no por la crítica que derramó sobre nuestra decisión, sino porque con ello demostró que no "pulsaba la realidad" como, por otra parte, nos aconsejaba hacer a nosotros, que no se había dado cuenta aún de que el hombre de hoy tiene sed de verdad, de belleza y de bondad, que ya está harto de odiar y de que le odien, de envidiar y de que le envidien, de engañar y de que le engañen; que tiene muy claro que se puede ser más feliz de otra manera en que, en vez de restarnos fuerza mutuamente, sumemos la de todos; que, entre todos, podemos y debemos y ya queremos construir y legar a nuestros hijos un mundo mejor y para eso hemos de empezar ya a desbastar las piedras angulares del nuevo edificio.
Sentimos, pues, la desaparición súbita de "OPINIÓN". Ofreceremos puestos de trabajo, en la medida de nuestras posibilidades, a algunos de sus profesionales, magníficos por cierto. Y nos congratulamos, no de haber tenido la gran fortuna de ser los pioneros del nuevo estilo - lo que nos satisface enormemente - sino de que nuestros lectores tengan claro qué es lo que quieren y quién lo hace posible.
* * *
SEPTIEMBRE
SÍNTESIS DE SEPTIEMBRE
De una manera que ha patentizado la agilidad, la adaptabilidad, la rapidez de reflejos, la profesionalidad y la efectividad de los medios de comunicación, el fenómeno, recién nacido en la redacción de un diario madrileño, ha afectado a todas las publicaciones escritas, muchas emisoras de radio y algunas cadenas de televisión españolas, como si de un virus contagioso se tratase.
Y, lo que es más, ya algunos diarios y emisoras extranjeras (París, Nueva York, Hamburgo, Baden-Baden, Sidney, Roma) se han hecho eco de lo aquí sucedido y han comenzado a vivir la misma experiencia que se vivió en España: Sus lectores, oyentes y televidentes estaban preparados para recibir el mensaje y también, como respuesta a esa demanda, los media se han visto obligados a superarse a sí mismos, y han comenzado a proliferar los trabajos relativos al lado bueno de la vida.
En esta selección, reducidísima por razones obvias, hemos incluido lo que nos ha parecido más significativo entre lo mucho escrito y transmitido por el éter o vía satélite, principalmente en España. Hemos, sin embargo, preferido, a veces, resaltar la variedad de los orígenes al contenido en sí de los trabajos, para dar fe de la rapidez y amplitud de lo que está ocurriendo.
Se van perfilando rápidamente secciones fijas en la prensa,
dedicadas a Pensamientos, Diálogos, Reflexiones, Artículos de Opinión, etc., siempre relativos y dentro de la nueva visión de la vida y sus acontecimientos. En las emisoras, tanto de radio como de televisión, están multiplicándose también los Diálogos y, de vez en cuando, los Pensamientos, las Sugerencias y los Textos Breves.
La expectación es grande. Todos los media se preparan para una
nueva época y todos los lectores, oyentes y videntes, con ilusionada aunque tímida esperanza, para recibir diariamente una nueva versión, apasionante y optimista, de su propia vida y de su futuro inmediato.
Se percibe ya en la calle la transformación, que los españoles, con el humor siempre a flor de piel, han dado en llamar, ilusionados, "la vida en rosa".
* * *
DÍA 2
EL PAÍS, Madrid
LA VIDA
La mayor parte de la gente pasa por la vida sin parar mientes en ella.
Simplemente nacen, crecen, se reproducen y mueren, en cuanto a la vida misma se refiere. Prácticamente como hacen todos los animales y plantas.
Pero - se pregunta uno - ¿Es que a nadie le preocupa, no ya vivir la vida, que tan de moda está, sino pensar sobre qué sea, tratar de obtener algún conocimiento sobre ella, algo que le pueda servir de referencia cuando hable, cuando piense, cuando escriba o, simplemente, cuando viva como ser inteligente y consciente que es?
Si lo que esencialmente diferencia a los hombres de los animales
es que los primeros poseen una mente, una inteligencia, una facultad que les hace ser conscientes de sí mismos, de los fenómenos que ocurren en su entorno e incluso dentro de sí, de la posibilidad de actuar en la naturaleza para acomodarla a sus necesidades, de descubrir sus mecanismos o leyes para, utilizándolas debidamente, sacar partido de ello, parecería razonable que los hombres usasen esa facultad diferencial de un modo permanente.
E, incluso, habría que concluir que, quienes menos se caracterizaran por el uso de la inteligencia, menos merecerían el calificativo de "hombres" para acercarse al de "animales".
Existe, sin embargo, y afortunadamente, una minoría de hombres
que sí que utilizan su mente a lo largo de la vida. Son los que la han
cultivado. En general, son quienes estudian, los que la han ejercitado.
Pero si se observa esa minoría de hombres que usan la mente,
pronto habrá que distinguir entre los que la utilizan sólo para la resolución de los problemas de la vida diaria, a nivel exclusivamente de necesidades casi mínimas, y los que la aplican al estudio y descubrimiento de procesos naturales y fenómenos, de cuyo conocimiento y, por tanto, dominio, pueden derivarse considerables ventajas.
Queda, por tanto, una pequeñísima minoría del genero humano
que podríamos decir que emplea de modo, al menos mínimamente
satisfactorio la facultad mental. Esta conclusión resulta realmente
aterradora pero es cierta.
Y ¿qué decir de los hombres que, entre esta exigua minoría, dedican en alguna extensión su actividad mental a algo que no les produzca o de lo que no se derive de alguna manera un beneficio material? ¿Qué porcentaje de ellos se preocupa seriamente de temas inmateriales y sin traducción material, como "el yo" ,"el espíritu", "el alma", el más allá, el por qué y para qué nacemos, qué sentido tiene la vida, por qué vale la pena vivirla o por qué no, cómo se rigen los procesos del nacimiento, el crecimiento y la muerte, qué relación existe entre el pensamiento y el acaecer cotidiano, hasta qué punto somos seres libres y por qué, qué somos realmente, qué es el mundo que nos rodea, cuál es el verdadero conocimiento que de él podemos adquirir y para qué, etc.?
Sin embargo esos temas son los que verdaderamente hacen que el
hombre se aleje del animal. Un animal se preocupará de buscar y encontrar alimento y cobijo y pareja y defenderá su progenie y construirá su "hogar" y hará muchas veces gala de capacidades asombrosas para sobrevivir y que sobrevivan los suyos. Pero ningún animal se preocupará por la inmortalidad o el espíritu o el concepto del propio yo, ni siquiera será consciente de su propia existencia , aunque sea capaz de defenderla a toda costa.
Valdría la pena preguntarse cuántos hombres están aún en ese nivel y cuántos no. Y algo más comprometido: En cuál de los dos grupos nos incluimos nosotros mismos.
DÍA 3
LEVANTE, Valencia
DECÁLOGO PARA TODOS LOS DESIGNADOS PARA
DESEMPEÑAR CARGOS PÚBLICOS A CUALQUIER NIVEL
1.- Si has llegado a ser designado es porque se ha creído que eres el más idóneo. Demuestra en todo momento que quienes creyeron en ti no se equivocaron.
2.- Ten en cuenta que el país está constituido por todos, que todos tienen los mismos derechos y deberes, y que te debes a todos por igual, sin distinguir nunca entre ellos por razón de ideas, de creencias, de nivel económico o cultural o de actuaciones.
3.- Si eres demócrata, como aseguras ser, tienes, por definición, que admitir la existencia de opiniones distintas y aún contrarias a la tuya y debes, además, respetarlas todas por igual, mal que te pese; pues todos tienen el mismo derecho que tú a opinar y a manifestar su opinión. La crítica, si sabes encajarla debidamente, tiene, a veces, mucho de colaboración.
4.- No utilices nunca la descalificación ni el desprecio ni, menos aún, el insulto, aunque otros lo hagan, incluso contra ti. Tú haz y di lo que honestamente creas que debes hacer y decir, si tu propio tribunal interior lo aprueba. Porque, si tu conciencia te reprocha lo que haces o dices, aunque todos lo aprueben, tú sabrás siempre que les has fallado.
5.- Ten presente, a lo largo de toda tu ejecutoria, que estás al servicio del pueblo y no a su frente. Y que debes estar siempre en condiciones de rendirle cuentas de cada minuto de tu gestión. Tu vida debe responder a lo que el pueblo espera de sus dirigentes. Si no te sientes capaz de ello, es mejor que no asumas la función o que dimitas de ella.
6.- En ningún caso dudarás en destituir o sancionar públicamente a quien no sea capaz de cumplir con total honestidad su cometido al servicio del país. Y recuerda que esta norma te afecta también a ti, activa y pasivamente.
7.- Los parientes, amigos y allegados dejan de serlo apenas se ocupa un cargo público. Tenlo presente siempre. Lucha, con todas tus fuerzas, para erradicar la recomendación. Si sucumbes a ella te habrás hecho indigno del cargo. Deben ser promovidos siempre los mejores, los más aptos. Es la única manera de estructurar un país inteligentemente y a tenor de las leyes naturales que, de otro modo, siempre acaban cobrándose cualquier transgresión.
8.- No pienses que el cargo será eterno. Es sólo un servicio, una
entrega, un regalo que estás obligado a hacer al país por el hecho de ser más capaz que otros, y debes sólo aspirar a, en su momento, recibir con la frente alta las gracias que el país te dará por los servicios prestados.
9.- El desempeño de un cargo público es una magnífica ocasión que se te brinda para evolucionar hacia la comprensión de los demás, la colaboración, la mejora de lo mejorable y la ilusión de futuro. Aprovéchala.
10.- Recuerda siempre que la autoridad, como todo en la vida, tiene un precio, y que el precio de la autoridad es la soledad. A la hora de decidir estarás siempre solo. Decide, pues, con discernimiento para no tener luego que avergonzarte luego de ti mismo.
Estos diez mandamientos se resumen en dos: Respétate a ti mismo al máximo en todo momento, en toda ocasión y en todo lugar, y respeta a los demás como a ti mismo.
Si tienes presente cuanto antecede, el desempeño de ese cargo
público, sea el que fuere, te hará más humano, más fuerte y más feliz y te sintonizará de modo misterioso con el pueblo. Y el pueblo, entonces, vibrará también contigo. No lo dudes.
DÍA 4
LA GACETA DE CANARIAS, La Laguna, Tenerife
RELATIVIZAR LOS PROBLEMAS
¿Hasta qué punto el pasado es inamovible? Realmente, el pasado
tiene un significado basado únicamente en el valor o en la interpretación que le demos.
¿No te has dado cuenta de que, cuando verdaderamente disfrutas un acontecimiento gozoso - viaje, reunión, etc. - es después de vivirlo, cuando lo recuerdas o lo relatas o lo rememoras o lo revisas o lo relacionas con tus vivencias anteriores y posteriores?
Un suspenso en el colegio o un arresto en el cuartel pueden haber
sido trágicos en el momento de producirse. Pero ese mismo suspenso y ese mismo arresto, vistos con la perspectiva de los años, pierden toda su carga negativa y pueden idealizarse y convertirse en algo jocoso y que hasta nos place haber experimentado y poder contar. Y lo mismo ocurre con cualquier otro acontecimiento a lo largo de nuestra vida: Que su valor es relativo y que, en realidad, sólo tiene el que queramos darle.
¿Por qué no utilizar esto para, cuando nos aceche un peligro, nos
acaezca una desgracia, nos salga al paso un problema, pensar - sin dejar de luchar por solucionarlos, claro - que dentro de seis meses o de un año o de dos, podremos reírnos rememorándolo, como seguramente ocurrirá?
Eso lo relativizará y nos sentiremos más libres, más fuertes y más
desinhibidos para afrontarlo con serenidad, firmeza y claridad de ideas.
DÍA 4
EL MUNDO DE VALLADOLID
¿LA MEDITACIÓN EN LAS ESCUELAS?
La meditación debería ser obligatoria, diariamente, en las escuelas y en las universidades y puestos de trabajo. Y en todos ellos debería haber monitores que enseñasen a conocer y manejar la propia mente, a concentrarla, a educarla, a aprovecharla y, sobre todo, a que cada cual pudiera conocerse a sí mismo y con ello descubriera el mundo interior, infinitamente más hermoso, más atractivo, más rico y más fructífero que el exterior, que no es sino su pálido reflejo.
DÍA 5
BILD ZEITUNG, Hamburgo
YO Y TÚ Y TODOS
Hasta hace poco cada país se consideraba "independiente" de los
demás. Creía que era posible "vivir solo", que se podía ser autosuficiente.
Ahora, tras la polución del aire con la lluvia ácida procedente de otros países; tras la contaminación radiactiva procedente de las centrales nucleares de otros países; tras la psicomatosis que, procedente de un país, los ha invadido todos; tras el sida, que no conoce fronteras, ni razas, ni religiones, ni partidos políticos; tras los descalabros económicos producidos por los inversores de otros países; tras guerras y más guerras, nacidas de las ideas de alguien, un extranjero para casi todos; tras la casi amenaza mortal para la vida marina por obra de todos los países; tras el agujero de ozono, provocado por no se sabe qué países, al fin, los gobiernos nacionales han empezado a darse cuenta de que no es posible, de
que nunca lo había sido, vivir independientemente y separado de los demás; de que, entre todos forman la Humanidad y de que hay que tomar medidas a nivel Humanidad porque las particulares de cada país no hacen sino agravar los problemas comunes.
La Humanidad, pues, ha experimentado una ampliación de
conciencia y ese es un paso importante, el único posible en el sendero de la evolución o, por mejor decir, de la salvación.
Pero, curiosamente, lo que la Humanidad, como conjunto, como tal Humanidad, ya ha visto claro y ha asumido y está poniendo en práctica, aún resulta algo, ni siquiera soñado, a nivel individual.
El hombre, como individuo, aún pretende - como hasta hace poco
los países - vivir solo, ser autosuficiente, y por ello aún se aferra a las razas, a los credos, a los partidos políticos, a las clases sociales, a la explotación, a la lucha, a la hipocresía, a la ficción, a la ostentación, a la falta de solidaridad, a la exclusión, a cerrarse cada cual en su caparazón, a aferrarse al "yo" excluyendo el "tú". Y aún no ha caído en la cuenta - aunque eso se aproxima vertiginosamente - de que él es parte de un todo, como los demás, y de que él solo no es nada, ni puede nada, ni sabe nada, ni va a ninguna parte. Y de que, si no considera a los demás como a sí mismo y los valora como a sí mismo - puesto que igual de importantes que él son, a nivel cósmico - si no trasciende el "yo" para incluir en él a todos los "tú" o, lo que es mejor, si no desintegra el "yo" y se incluye en el "tú", en el conjunto de todos los "tús" que forman, en realidad, un inmenso "Yo", no tiene nada que hacer, no tiene vida ni tiene futuro. Eso está ya ahí, lo que pasa es que resulta difícil romper el cascarón del "yo" que nos parece tan cómodo, tan acogedor, tan nuestro, que nos asusta prescindir de él para introducirnos en un ambiente extraño.
Y lo único que puede romper ese caparazón engañoso es el amor.
Pero el amor a los demás, no a sí mismo, el amor a todos - sin razas ni creencias, ni clases ni culturas - a todos, como miembros de un "Yo" superior, infinitamente superior y perfecto, en el que todos tenemos cabida y en el que la felicidad y la autorrealización, paradógicamente, sean mayores y con más perspectivas.
Hay, pues, que plantearse a nivel individual - y es responsabilidad
de cada uno planteárselo y llevarlo a cabo, o quedarse atrás - lo mismo que los países se han planteado ya a nivel colectivo.
DÍA 6
THE TIMES, Sidney, Australia
SENTIR COMO LOS OTROS
Si se medita, durante varios días consecutivos, tratando de meterse uno, por ejemplo, en una mosca, una hormiga, una abeja, una oruga, un pino, un rosal, un trébol, un perro o un león, y se esfuerza uno por identificarse con cada uno de estos seres, tratando de sentir sus motivaciones, sus sensaciones y sus limitaciones, desde su punto de vista, inesperadamente, un día, durante la meditación, nos encontraremos inmersos en la corriente de la vida y notaremos, de primera mano, la fuerza de la voluntad de Dios que empuja a obrar y a crecer y a reproducirse y; en un instante, comprenderemos el cómo y el por qué de todas y cada una de esas conductas. Si luego se hace lo mismo con los hombres, poniéndose en la piel de los más desdichados: Asesinos, mendigos, ladrones,
explotadores, traficantes...y de los más evolucionados: Santos,
benefactores, genios de las bellas artes... podrá comprenderse el
mecanismo del hombre, el privilegio que supone tener una voluntad y una mente y una libertad que otros seres no tienen, y que nos permiten separarnos, "desobedecer" esa voluntad divina. Y también podrá comprenderse y sentirse con las células del alma, la razón y el terrible peso de la responsabilidad.
DÍA 7
LAS PROVINCIAS, Valencia
LAS VIRTUDES, SIN AMOR, SON SÓLO VICIOS
La humildad sin amor es resentimiento.
La largueza sin amor es cálculo.
El sexo sin amor es lujuria.
La paciencia sin amor es falta de carácter.
La templanza sin amor es disimulo.
La caridad sin amor es ostentación.
La diligencia sin amor es egoísmo.
La fe sin amor es fanatismo.
La esperanza sin amor es vacuidad.
La prudencia sin amor es egocentrismo.
La justicia sin amor es despotismo.
La fortaleza sin amor es tiranía.
La verdad sin amor es vaciedad.
La alegría sin amor es ficción.
La felicidad sin amor es imposibilidad.
La riqueza sin amor es explotación.
La ayuda sin amor es negocio.
La simpatía sin amor es ficción.
La autoridad sin amor es dictadura.
La valentía sin amor es crueldad.
La belleza sin amor es superficialidad.
La bondad sin amor es cálculo.
La amistad sin amor es traición.
La ilusión sin amor es exclusivismo.
El respeto sin amor es complot.
La abundancia sin amor es exhibicionismo.
La amabilidad sin amor es hipocresía.
La sabiduría sin amor es pedantería.
La honra sin amor es arrogancia.
La inteligencia sin amor es desviación.
La necesidad sin amor es odio.
La perfección sin amor es cicatería.
La riqueza sin amor es avaricia.
La responsabilidad sin amor es exclusivismo.
La superioridad sin amor es crueldad.
La colaboración sin amor es traición.
La subordinación sin amor es infidelidad.
La devoción sin amor es fariseísmo.
El servicio sin amor es representación.
La ausencia de amor es cobardía.
La sonrisa sin amor es una mueca.
La virtud sin amor es una imposibilidad.
Una vida sin amor es una vida perdida.
DÍA 8
EL IDEAL, Granada
EL TRABAJO
¿Por qué llamamos "trabajo", en general, a aquello que no es precisamente, lo que más nos atrae, lo que más gustosamente llevamos a cabo? ¿Por qué el trabajo tiene que cargar con ese sentido peyorativo, que es ilógico e impropio? ¿Qué habrá que cambiar para que nos resulte agradable:
el trabajo o el trabajador? Quizá los dos: El trabajo, haciendo que el que lo realiza sepa en qué consiste, qué representa en el conjunto al que pertenece y lo importante, por no decir imprescindible, que es para el éxito final del todo; en cuanto al trabajador, haciéndolo consciente de que su aportación, su atención, su entrega, dan como resultado que el trabajo de otros muchos tenga algún sentido y dé sus frutos y, por tanto, se conciencie de su propia importancia y responsabilidad. Sólo así el trabajo se identificará con lo que se hace a gusto y el trabajador con el hombre satisfecho de lo que hace.
DÍA 9
ABC, Madrid
LOS PROBLEMAS
Cada problema que solucionamos, sea del tipo que sea y a la edad que sea, produce en nosotros una ampliación de conciencia: No sólo sabemos ya resolverlo y resolver todos los problemas similares, sino que, por circunstancias que no son del caso, esa solución obtenida se ha relacionado mágicamente con otros conocimientos, con otros problemas, con otras preguntas y otras respuestas y nosotros, sin darnos cuenta, hemos dado un paso adelante en nuestra propia evolución espiritual y nos encontramos preparados para enfrentarnos, y solucionarlos, a otros problemas que, antes de hacerlo con éste, hubiéramos sido incapaces de resolver y, consecuentemente, de asimilar.
Por tanto, los problemas, aunque a veces los veamos como enemigos, en realidad, son nuestros maestros, nuestros mejores aliados en el problema último que es el de nuestra propia evolución.
Visto el asunto así, procura alegrarte cuando se te plantee un problema nuevo que, al principio, te parece irresoluble. Piensa que es un amigo dispuesto a enseñarte, echa mano de tu bagaje anterior, ten confianza, o fe, como quieras llamarla y, de repente, te sorprenderás habiéndolo solucionado satisfactoriamente. Y, con el tiempo, harás tuya, día a día, con más convicción, aquella máxima o ley natural que asegura que "a nadie le llega un problema que no sea capaz de resolver". A la que podrías añadir la de que "a nadie le surge un deseo que no sea capaz de satisfacer".
DÍA 10
MEDITERRÁNEO, Castellón
EL VALOR DE LAS COSAS
Nos sentimos desgraciados cuando no alcanzamos o cuando perdemos algo que estimamos, deseamos o valoramos. Por tanto, ese sentimiento - que somos libres de experimentar o no - depende del valor que pongamos en aquello. Si conseguimos, pues, no dar valor a las cosas que ordinariamente deseamos, dejaremos de ser desgraciados. Es decir, si dejamos de desear, dejaremos de sufrir por no poder realizar nuestros deseos.
Pero eso, además de ser cierto, no cambia el hecho de que, si nos
sentimos desgraciados es, simplemente, porque deseamos serlo ya que, en el fondo, somos libres para sentirnos felices. No existe relación de causalidad entre los objetos externos y nuestra felicidad. Todo depende, como hemos dicho, del valor que asignemos a los objetos. Y somos libres de asignarles mucho o poco o ninguno.
DÍA 11
YA, Madrid
LOS CAMINOS
En el principio del mundo no había caminos. Todos los que existen hoy, de cualquier tipo que sean - físicos, emocionales, mentales o espirituales - han sido abiertos, con trabajo, por alguien que nos precedió, y han servido luego para que otros, con menor esfuerzo, los transiten y los ensanchen y los acondicionen para los que aún vendrán detrás.
Pero todo hombre, alguna vez en su vida, en algún aspecto, tendrá que abrir un camino donde aún no existe. En ese trance, amigo, piensa en todos los que antes que tú abrieron los que ya has transitado y...adelante. Tú no eres menos. Y, detrás de ti vendrán muchos a hollar, ensanchar y acondicionar el que tú has de abrir. No los frustres antes de acometer su viaje. No lo hagas imposible.
DÍA 12
SUR, Málaga
EL CRITERIO
El aprendizaje, la evolución interior, el desarrollo armónico de la
inteligencia y el corazón son el único medio para ser libre y evitar ser manipulado, convertido en simple robot, obediente a los mandatos de los gobiernos, los traficantes, los dictadores - manifiestos o camuflados - los explotadores, los ambiciosos, que pretenden, con la ayuda, más o menos disimulada, de los medios de comunicación - única fuente de información y de formación del pueblo actual - , de las drogas, de los espectáculos y, si es preciso, de los ejércitos, imponernos la manera de pensar que a ellos les
acomoda. Es preciso que cada individuo tenga claro qué piensa, qué cree y qué desea, y sepa por qué y para qué. Y eso sólo es posible con la propia evolución, con el propio conocimiento.
DÍA 13
47 WNJU SPANISH TV, Nueva York
LOS QUE MANDARON
Primero fueron los reyes absolutos. Durante un tiempo reinaron,
digamos, sin problemas. Era lo natural. Pero el pueblo empezó a pensar y a sentirse incómodo y los reyes, al reaccionar, se pasaron. Hubo que sustituirlos. Y se los sustituyó por la democracia, los tres poderes que se limitan recíprocamente. Y con ellos hemos funcionado, porque era lo natural, algunos siglos. Pero también las democracias se han pasado en el ejercicio del poder. También la gente ha empezado a pensar y a sentirse incómoda y se ha dado cuenta de que algo había que hacer. Y ese algo han sido los medios de comunicación, los media, el contrapeso, la conciencia del poder, el Pepito Grillo de los gobernantes y poderosos. Y funcionó.
Funcionó durante un siglo. Hasta que el cuarto poder se pasó también en el empleo del que había adquirido. Y en ello estamos: Todo lo tocan, todo lo manipulan, todo lo configuran; no hay noticia, acontecimiento, movimiento, personalidad, que no pase por ellos y no sea coloreado por ellos según convenga. Y ¿qué ha pasado? ¿Qué está pasando? Pues lo de siempre: Que la gente ha empezado a cansarse, se ha puesto a pensar, a sentirse incómoda y les está dando la espalda y hay que buscar otra solución.
DÍA 14
CBS RADIO, Nueva York
CAMBIO DEL MUNDO POR AMOR
Aunque un país entero se dedicase a practicar el amor desinteresado al prójimo, poco podría hacer frente a los demás, que continuarían el itinerario de la lucha, la fuerza, la confrontación y la explotación. No. El cambio ha de venir de otro modo. Ha de proceder del interior de todos y cada uno de los hombres, del reconocimiento y afloración del Dios interno, de la unión de corazones y de la superación, con amor y por amor, de las diferencias que, en el fondo, no lo son.
Ese vertido, hacia el exterior, del amor interno es lo que han pretendido todas las religiones. Entre todas ya nos han dicho lo que procede hacer, unas veces relativo a la tribu, otras a la raza y, por fin, a la Humanidad. Pero no lo hacemos.
El séptimo día de la creación, el del descanso de Dios, es el turno del hombre como ser creador que es. Es, pues, el hombre - cada hombre y todos los hombres - el llamado a dar fin a la Creación. Y eso ha de ser, lógicamente, con su facultad creadora y, a imitación de Él, basando esa creación en el amor.
DÍA 15
ONDA RAMBLA, Barcelona
EL FIN Y LOS MEDIOS
¿Por qué se dice y se acepta generalmente como norma ética de
conducta, a todos los niveles, que "el fin no justifica los medios"?
Eso que, cuando lo oímos sin reflexionarlo nos parece algo acertado
porque así lo dice esa vocecita interior que todos tenemos y que tan poco escuchamos, se debe a lo que sigue:
Existen distintas categorías de bienes, correspondientes a distintos niveles de conciencia.
Por ejemplo: Para un ladrón profesional, resulta normal robar, y el patrimonio de los demás es, precisamente, su campo de trabajo, su medio de vida, su negocio, la oportunidad que la naturaleza le brinda para vivir y desarrollarse. Para una persona que haya superado esa etapa evolutiva, sin embargo, el robar no es correcto y, por tanto, no recurrirá a robar para resolver una necesidad económica; trabajará, ahorrará, se sacrificará, pero no robará. ¿Por qué? Porque, habiendo hecho propio que robar no es bueno, le resulta imposible descender de nivel y usar los medios y los puntos de vista del ladrón para resolver las necesidades de un nivel más elevado, que es en el que él se encuentra. El fin, pues, de resolver la necesidad, para él no justifica el medio de robar.
Otro ejemplo: Para una mujer que se está prostituyendo, eso es sólo un medio para vivir. Pero, en un nivel de conciencia superior, cuando una mujer ha hecho propio que el prostituirse es negativo, para resolver el problema de la supervivencia, recurrirá a otros medios, que son los de su nivel de conciencia, es decir, trabajará en cualquier cosa digna, se esforzará por mejorar su preparación, etc., pero no a los de un nivel inferior.
Y así se repite en todos los niveles y en todos los asuntos y en todos los planos.
Veamos sino el problema ético que plantea el terrorismo en una
dictadura y en una democracia.
Las dictaduras tienen como principal objetivo social, en cuanto a la conducta de los ciudadanos se refiere, el mantenimiento del orden y, tras él, según dicen, la justicia. Su instrumento para mantener aquél es la represión.
Las democracias tienen como objetivo social la justicia y, tras ella, el orden. Su instrumento para obtener la primera es la igualdad ante la ley.
Las dictaduras, por tanto, que están en el nivel de conciencia de la represión, encuentran normal el matar al que ha matado. Pero eso, en la democracia ya no es posible. Sería utilizar un medio de nivel inferior para obtener un fin de nivel superior. Y claro, no funciona. La democracia ha de respetar los derechos del terrorista como hombre y como ciudadano y por ello, con los medios que le son propios, con el respeto a la ley, detenerlo, juzgarlo imparcialmente y, si procede, condenarlo. Pero aún hay una diferencia: Todas las dictaduras, consecuentes consigo mismas, tienen institucionalizada la pena de muerte y ven justo el ajusticiamiento del que mató. Las democracias no. Las que lo son de verdad, han suprimido la pena de muerte, consecuentes también con el principio de no utilizar medios que no les son propios para obtener los fines que sí lo son.
Y el mismo problema se plantea, igualmente, con la droga: Los
dictadores - y entran en esta denominación los que aún no son capaces de reconocer que ellos también cometen errores y les parece lógico que se les comprenda y hasta que se les disculpe y ayude - claman por castigar a los drogadictos que, en el fondo, son las primeras y más dignas de lástima víctimas de la droga. Las democracias, en cambio, - las que lo son de verdad y han asumido, en serio, que todos los hombres son iguales ante la ley y que ninguno es perfecto - no admiten el castigo del drogadicto, lo cual sería utilizar un medio inferior para un fin superior, sino el del inductor y el del traficante. Y abogan por el tratamiento y rehabilitación de aquél.
DÍA 16
DIARIO 16, Madrid
LA PERSPECTIVA
En la vida todo es cuestión de perspectiva. A la perspectiva se le ha dado mucha menos importancia de la que tiene ya que, en todos los campos de la evolución y del conocimiento humanos, es fundamental.
Veamos, sino, algunos ejemplos:
Para el niño, cuya perspectiva no va más allá de los años escolares, el aprendizaje resulta, en general, algo molesto e inevitable, puesto que es obligatorio y nada puede hacer por zafarse de él.
¡Pero cómo cambiaría su punto de vista si tan sólo pudiese
comprender que esos años escolares son la base para los estudios
superiores o para cualquier actividad posterior en la vida!
¡Y cómo cambiaría si pensase que su vida futura dependerá, en
muchos momentos decisivos, de esos conocimientos tan aparentemente inútiles!
¡Y cómo cambiaría si pensase, además, que toda la vida no es sino un día de colegio, también inevitable y molesto, en la vida del espíritu!
¡Y cómo cambiaría si supiese que , una vez superados todos esos
años escolares - porque las sucesivas vidas no son sino eso para la vida del alma - le espera el fruto de esos esfuerzos en la unión con todos sus semejantes y con Dios mismo, creador de todos!
Intentemos ver las cosas en su perspectiva real. Ello cambiará
instantáneamente nuestras vidas; reestructurará nuestra escala de valores; ampliará nuestra conciencia; nos hará más receptivos a instancias superiores, más responsables, más conscientes, más hombres.
DÍA 17
EL PROGRESO, Lugo
LOS HÁBITOS
Cada nuevo pensamiento, cada nueva palabra y cada nuevo acto -
teniendo en cuenta que los dos últimos presuponen siempre el pensamiento - deja una huella, abre un pequeño surco en la mente. Y luego, cuando se presentan unas circunstancias similares, debido a la ley natural del mínimo esfuerzo, tendemos espontáneamente a ir por ese camino ya iniciado y ensancharlo. Así se crean los hábitos, tanto los buenos como los malos, y los prejuicios, que no son sino hábitos de pensamiento. Por tanto, para
abandonar un hábito negativo, no hay más remedio que abrir un nuevo camino por donde fluya nuestra actividad mental, bien creando nuevas formas de pensamiento, bien manifestándolas en palabras, bien en actos. Y para ello hace falta poner, sólo al principio, un poco de atención y voluntad cuando las acostumbradas circunstancias llegan. Luego, una vez abierto el
nuevo camino, nos expresaremos por él con la misma facilidad que antes por el antiguo, y éste se irá atrofiando por falta de uso.
Todos los hábitos y tendencias van quedando grabados en los átomos simiente de cada vehículo. Así, cuando en una futura encarnación, se reproduzcan las circunstancias apropiadas, se reconocerá inmediatamente cuál es el camino o la decisión correcta, y el hábito positivo se adquirirá de nuevo con gran facilidad.
DÍA 17
EL TELEGRAMA, Melilla
EL ESFUERZO
Todo, absolutamente todo, está en continuo movimiento. Todo cambia, pues la vida misma es cambio. Y tú formas parte de la vida. Por lo tanto, has de cambiar. Y has de cambiar hacia adelante. Porque, si no cambias hacia adelante, estás parado y, si estás parado, estás retrocediendo ya que, mientras tú no adelantas, el resto de la Creación, sigue avanzando.
El cambio es, pues, una ley de la naturaleza y la vida es cambio. Pero
también es cierto que el cambio implica esfuerzo y éste lleva consigo el riesgo de equivocarse y perder algo o no alcanzar algo, y ésta es la causa, la semilla del miedo. Sin embargo, también es una ley natural que el esfuerzo siempre, siempre produce evolución. Es, pues, el esfuerzo lo que se nos pide, es el esfuerzo lo que robustece nuestros músculos espirituales, es el esfuerzo lo que se espera de nosotros. Y con eso basta. El resultado, ni está en nuestra mano ni sabemos siquiera si es el acertado. Nos basta con el esfuerzo...y la
seguridad absoluta de que el resultado será siempre, siempre positivo.
Entonces ¿miedo de qué?
DÍA 18
EUROPA SUR, Algeciras
LA SABIDURÍA
¿Será verdad aquello de que la Sabiduría está en nosotros y que el
aprender no es más que buscarla en el archivo interno, actualizarla,
desempolvarla y sacarla a la luz? Si es así, el actuar no sería más que demostrar que esa sabiduría era tal.
Y ¿de dónde proviene ese archivo interno? ¿Es experiencia, es
sabiduría acumulada en existencias anteriores o es que, al formar parte de Dios, tenemos a nuestra disposición toda la omnisciencia divina?
Pero, ¿toda? ¿O solamente aquélla a la que podamos tener acceso, que seamos capaces de expresar, según el grado de evolución individual alcanzado?
DÍA 19
HOY, Badajoz
CREAMOS SIN SABERLO
*Nuestra mente es creadora. El problema está en que, aunque estamos continuamente creando con ella, lo hacemos sin darnos cuenta y, a la hora de estudiarlo conscientemente, nos resulta difícil de creer. Y claro, en esas condiciones, dejamos de ser creadores. Pero no porque hayamos perdido la facultad sino, sencillamente, porque, con nuestra falta de confianza, hemos creado nuestra propia incapacidad.
DÍA 20
EUSKALDUNON EGUNKARIA, Lasarte, Guipúzcoa
LA CAÍDA TRAS LA LLEGADA
A lo largo de la historia se comprueba que, cuando un pueblo, una cultura, una civilización - y, en menor escala, una tribu, una familia, un individuo - han llegado a la cima del progreso, al punto en que se piensa que es el momento de disfrutar de los resultados del esfuerzo realizado, cuando se ha alcanzado el "estado del bienestar", empiezan el declive y la descomposición y la caída.
¿Por qué? Porque la vida es cambio y el cambio implica esfuerzo y
el esfuerzo necesita estímulos, metas y objetivos, por una parte; y, por otra, necesita voluntad. Y, alcanzado el estado del bienestar, psicológicamente, se aplazan los objetivos pendientes y sincrónicamente se suprime el esfuerzo y se aletarga la voluntad.
¿Qué hacer, pues, para no llegar a ese punto? Seguir esforzándose, seguir aspirando a algo mejor, seguir soñando, seguir ilusionándose.
Dado que toda motivación hunde sus raíces en el futuro, si no hay
objetivos no hay futuro y si no hay futuro no hay presente ni pasado, es decir, es imposible la vida.
DÍA 20
HERALDO DE ARAGÓN, Zaragoza
EL FUTURO Y SU PAPEL
¿Hasta qué punto nos condiciona el futuro? Totalmente. Si no
previéramos, si no presintiéramos, si no anticipásemos un futuro, no nos moveríamos, ni física ni mentalmente. Vivimos, pues, gracias al futuro que, en ese aspecto, no podemos decir que no existe, puesto que es más definitivo y nos influencia más que el pasado, que ya se fue, y que el presente, que no es nada, ni pasado ni futuro, sino un instante infinitamente pequeño e inaprehensible. Realmente, vivimos en el futuro, en nuestros sueños, en nuestras ilusiones, en nuestras aspiraciones. Si yo me esfuerzo en la juventud es para asegurarme, más adelante, un puesto en la sociedad. Lo que me gusta y deseo ahora, pues, no es el esfuerzo actual, sino el resultado que espero me reporte, el cual yo ya vislumbro, diseño y saboreo por anticipado... porque, cuando ese futuro llegue a presente, ni
será como yo lo soñé ni me producirá más placer que cuando aún tan sólo lo deseaba. Nuestra vida, pues, se desarrolla en el futuro. De eso no hay duda.
Por tanto, lo inteligente es imaginar un futuro maravilloso y trabajar por él, disfrutando mientras llega.
DÍA 21
INFORMACIÓN, Alicante
claro que son problemas de nivel suprafísico. Pero ¿y los problemas de la salud física? Pues también: Si nos duele un pie, sabemos que ese dolor, aunque nuestro cerebro lo atribuye al pie, en realidad, donde nos duele es en el cerebro o, por mejor decir, en la mente, ya que aquél es el instrumento de ésta. Y, si en vez de un dolor de pie se trata de un dolor de estómago o de una amputación o de una inflamación o de una enfermedad infecciosa ¿quién es el que las experimenta en realidad? ¡La mente! Luego todo el problema físico es también un problema mental, sólo que trasladado por la mente a un órgano de su manifestación en el mundo físico, que es el cuerpo físico.
Y si el dolor y la enfermedad se experimentan en la mente ¿dónde situar su origen y su curación? Lógicamente, en la mente misma.
DÍA 21
COPE, Salamanca
1ª.- Como aún no han descendido al mundo físico, como aún no se han plasmado aquí, en lo que llamamos "realidad", nos atraen y nos impulsan a actuar, a luchar, a trabajar, a esforzarnos, a sacrificarnos, a crear, a suspirar por el futuro, sin permitirnos nunca disfrutar el presente que, en realidad, no existe. Gracias a esos arquetipos de nuestra vida futura, mediata e inmediata, vivimos y deseamos seguir viviendo.
2ª.- Esos arquetipos nos permiten que los disfrutemos por anticipado.
Realmente, cuando los disfrutamos es al crearlos o al revivirlos,
recordarlos o recrearlos, pero nunca cuando llegan, los que llegan, a ser reales. Porque los que llegan a ser reales no son sino una triste caricatura de lo que nosotros, con nuestra mente, creamos y de lo que, anticipadamente, disfrutamos.
Vivimos, pues, y disfrutamos en el futuro. De ahí la tristeza de la
vejez, cuando se pierde la capacidad de ilusionarse, de crear nuevas formas mentales y de disfrutar al crearlas, y ya no se esfuerza uno por plasmarlas en la materia.
El secreto de la longevidad feliz, de la alegría y el optimismo hasta el momento de la muerte estriba en no dejar de hacer planes, de desear cosas, de soñar, de esforzarnos... aunque un sano consejo sería el que esos proyectos fueran cada vez menos egoístas y más altruistas.
DÍA 22
RADIO SURCO, Alcázar de San Juan, Ciudad Real
La vida puede asegurarse que no es más que cambio, el cambio
permanente y multilateral y eterno, en busca del equilibrio final. Con un ejemplo lo veremos mejor:
Imaginemos una gota de rocío que cae de una hoja sobre la superficie de un lago. ¿Qué se esconde tras un hecho tan simple? Pues se esconde, entre otros miles de cosas, las siguientes:
1ª.- Que la hoja, que estaba soportando el peso de la gota, se libera de él, con lo cual, ni la hoja ni la planta entera son ya las mismas de antes.
Ahora se han de acomodar a esa pérdida de peso, a un menor consumo de energía, etc.
2ª.- Que esa gota ha arrastrado consigo una serie de microorganismos que había en la superficie de la hoja y que han caído al lago con aquélla.
3ª.- Que, igualmente, ha disuelto y arrastrado polvo y materias
minerales que ya no están en la hoja y sí en el lago.
4ª.- Que la atmósfera, en íntimo contacto con la gota, aún en la hoja, estaba asimilando las moléculas de agua que se estaban evaporando y que se acomodaban entre las ya existentes en el aire circundante. Ahora, todo ese entorno aéreo ha de adaptarse a la nueva situación: La pequeña corriente ascendente del agua evaporada ya no existe, su hueco ha de ser llenado por el medio y hay que adoptar un nuevo equilibrio.
5ª.- Que el lago tenía un determinado caudal de agua que, aunque
mínimamente, se ha visto incrementado con la llegada de la gota. También esto implica toda una serie de operaciones para recuperar el equilibrio.
6ª.- Que los microbios que con la gota han caído sufren toda clase de influencias, desde la muerte, porque el nuevo medio les sea hostil, hasta la proliferación, pasando por el estancamiento.
7ª.- Que las materias minerales en disolución en la gota incrementan las materias minerales del lago, lo cual da lugar a una serie de corrientes para equilibrar la concentración en cada punto del entorno.
8ª.- Que la luz que incidía sobre la gota, aún en la hoja, experimentaba una reflexión, una refracción y una difracción que, de algún modo, iluminaban moléculas del entorno y que ahora ya no reciben esa iluminación, habiendo de acomodarse a la nueva situación en ausencia de aquellos estímulos.
9ª.- Que la brisa que acariciaba la hoja, tropezaba con la gota que de ella pendía, formaba remolinos y seguía su curso. Ahora, sin este
obstáculo, ha de absorber aquellos remolinos y buscar un nuevo
equilibrio...
Todo esto y muchas cosas más que puede ir añadiendo la
imaginación, el intelecto o el sentido común del lector, se producen ¡con el solo desprendimiento de una gota de rocío pendiente de una hoja!
Añádanse a todo ello , todos los fenómenos similares o distintos que están teniendo lugar simultáneamente en la planta (circulación de la savia, fotosíntesis, respiración, evaporación, crecimiento, etc.), en el aire (calentamiento o enfriamiento, dilatación o contracción, corrientes por convección, evaporación, etc.), en el agua (evaporación, cambios de temperatura, corrientes, etc.) y se dará uno cuenta de que lo que nos puede parecer un tranquilo lago de montaña es algo en perpetuo cambio, ininterrumpidamente. Y de que, con una sola gota que caiga de una hoja, el universo entero ya no es el mismo.
Esto nos conduce necesariamente a dos consideraciones:
a).- La de que, lo mismo que ocurre en el mundo físico y hemos
expuesto, habrá que repetirlo con el mundo del deseo o mundo emocional o astral y con el mundo del pensamiento. Lo cual multiplica ad infinitum los fenómenos y cambios y ajustes que se producen con cualquier pequeña variación en cualquier partícula de cualquier mundo.
b).- La de la responsabilidad que su actuación mediante pensamientos, palabras, deseos, emociones, sentimientos y actos, supone para el hombre. La felicidad o la desgracia, la construcción o la destrucción, lo positivo y lo negativo que podemos hacer en y con el universo entero.
DÍA 22
RADIO ESPAÑA, Madrid
DÍA 23
RADIO OESTE, Pozuelo de Alarcón, Madrid
DÍA 23
ONDA SOL, Sevilla
El futuro, pues, viene hacia nosotros. Por eso se ha dicho siempre que los acontecimientos proyectan su sombra hacia delante. Lo cual explica la existencia de las premoniciones y de las profecías.
DÍA 23
LA VERDAD, Albacete
hace algo (presente). Pero siempre, siempre antes está el futuro. Por eso el hombre tiene traumas y el animal, no; y para el hombre existe el tiempo.
DÍA 23
DIARIO DE LAS PALMAS, Las Palmas
*En el fondo, cada cual es su propio maestro. Por eso no es posible medir la capacidad de un maestro por el número ni por el nivel de sus alumnos. Dependerá todo de la madurez de éstos.
*¿Cuándo dejaremos de estudiar, de aprender? En realidad, nunca. Y desgraciado aquél que lo haga. porque, desde ese mismo instante, como hombre, estará muerto.
*Cualquier revolución, de cualquier clase, ha de comenzar - y de
terminar - con la transformación interna - en la mente y en el corazón - de sus seguidores. De no ser así, no es posible ninguna revolución.
DÍA 24
DIARIO DE LEÓN, León
*El hecho de que una cosa mala la hagan muchos, no la convierte en buena.
*No intentes nunca resolver un problema sin conocer antes todos los datos. Perderás el tiempo.
*Un proyecto, mientras lo es, no deja de ser una buena intención.
Necesita de la acción, de la voluntad, para pasar a materializarse en algo concreto.
*La imaginación hinca siempre sus raíces en la experiencia. Tenlo
presente y procura tener tu tierra bien abonada con la mayor información posible, para que tu imaginación crezca fuerte y vigorosa.
*La solución de un problema es la consecuencia de dos cosas previas: La combinación de datos conocidos y la intención inquisidora.
*El pensamiento no es más que el parto de una idea nueva obtenida a partir de la combinación de ideas ya conocidas.
DÍA 25
MENORCA, Mahón
piense por ti. Y eso sólo lo puedes lograr pensando tú. Y para ello has de aprender a pensar. Y no es labor fácil, pero es sugestiva, elevadora y necesaria, si deseas comportarte y vivir como hombre, a lo que tienes derecho y hasta obligación. Acostúmbrate a preguntarte "por qué" ante cualquier acontecimiento, actitud o idea. Encuentra "tu" respuesta y defiéndela, con espíritu abierto, hasta que alguien o algo te demuestre que estás en un error.
DÍA 26
ÚLTIMA HORA, Palma de Mallorca
demuestra sino soberbia y cerrazón. Discute para buscar la verdad, sin estridencias ni gritos ni descalificaciones u ofensas, sino tratando de convencer o aceptando que te convenzan o comparando, sopesando y aprovechando las opiniones distintas de la tuya.
DÍA 26
LA VOZ DE LA RIOJA, Calahorra, La Rioja
DÍA 27
RADIO LEVANTE, Valencia
DÍA 28
RADIO TOP 40, Benicasim, Castellón
trabajo, ciudad, etc. - necesita continuamente atención, mantenimiento, renovación, limpieza, etc., lo cual realizamos permanentemente porque nos parece normal. Pero no pensamos que igual de normal sería mantener limpia nuestra parte interna, nuestros deseos, nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras aspiraciones, y los de nuestra ciudad, nuestro país y nuestro mundo. ¿Por qué ese abandono, esa omisión, si el mundo externo no es sino simple reflejo del interno, mucho más permanente y definitivo e
importante que aquél?
DÍA 28
ÚLTIMA HORA, Palma de Mallorca
*La supervivencia presupone la creatividad, aunque no lo sepamos. Por tanto, si estamos sobreviviendo, estamos siendo creativos, es decir, resolviendo problemas, mejorando cosas, previendo futuro.
*No hay mayor insensatez que odiar al propio maestro. Pero ¿no es nuestro maestro aquel que nos ofende? Cada ofensor nos está tratando de enseñar la comprensión, la paciencia y el amor. De ahí aquello de "ama a tu enemigo".
*El dolor no es más que un error de interpretación de la vida por
nuestra parte. La vida es felicidad, alegría, amor, armonía, luz, vitalidad.
No nos dejemos engañar porque nuestros cristales se empañen. Detrás de ellos está la realidad, tal como es: Perfecta, sin deformaciones, puro amor y beatitud total.
DÍA 28
HUELVA INFORMACIÓN, Huelva
*Ninguna vivencia o experiencia deja de ser útil, instructiva y
provechosa para el hombre que piensa y que sabe leer entre líneas en el libro de la vida.
*Lo importante de la vida, de la vida de todos y de cada uno, no es el papel que nos toque representar en ella. Es igual que seamos reyes o mendigos, creyentes o ateos, genios o necios, laureados o analfabetos. Lo importante, lo único importante es si, en ese papel, que es el más apropiado para nuestra evolución, sabemos servir a los demás, pensar en los demás, ayudar a los demás, identificarnos con los demás. Todo lo otro es paja. Y, en todo caso, sólo servirá para aumentar nuestra responsabilidad si fallamos.
Si esto lo tuviéramos claro todos, desde niños, el mundo sería muy
distinto.
DÍA 28
DIARIO DE SORIA, Soria
*La única manera de medir a un hombre es atendiendo a lo que hace por los demás. De sí mismo sabe preocuparse cualquiera.
*¿Quién crees que es más afortunado, el que recibe o el que da?
¿Y quién crees que es más desgraciado, el que pudiendo recibir no
recibe o el que pudiendo dar no da?
*¿Has pensado que cada vez que alguien necesita de ti te está
brindando una ocasión de oro para tu evolución¿ ¿Te imaginas si la dejas pasar?
*¿Conoces algún hombre que no haya necesitado de los demás,
incluido tú? ¿Qué fuerza moral tienes, pues, para negar tu ayuda?
DÍA 28
EL ADELANTO, Salamanca
*Todo lo que tienes, lo que adquieres, lo que comes, lo que vistes, lo que usas, hasta lo que sabes y lo que necesitas en cada momento supone el esfuerzo de alguien que no eres tú. Tú tan solo te beneficias de ello. ¿Cuál es tu aportación al mundo para que los demás se beneficien de tu esfuerzo?
DÍA 28
RADIO FRANCE, París
- El sueño es la pérdida de conciencia por la salida del cuerpo físico de los vehículos superiores del hombre.
¿Y por qué esos vehículos superiores han de abandonar el cuerpo
físico?
- Para hacer posible su restauración.
- No lo entiendo.
- Lo entenderás enseguida: Durante el día, en estado de vigilia, el
cuerpo físico está en funcionamiento permanente: El cerebro, el corazón, los pulmones, los nervios, las venas y arterias, el hígado, los intestinos, la piel... Todo ese trabajo, por un lado desgasta energía y, por otro, crea toxinas, desperdicios, materias de desecho que interfieren y llegan a hacer imposibles los procesos vitales. Y hay otra cosa, menos conocida, que es la verdadera última responsable del sueño.
- ¿Cuál?
- Que el hombre no sólo asimila alimentos materiales. Necesita
además otros nutrientes.
- ¿Cómo es posible? Eso es completamente nuevo.
- No para quienes han estudiado los planos superiores.
- ¿Y qué necesita?
- Necesita especializar y hacer circular por el cuerpo etérico, la
energía solar, la misma que las plantas asimilan mediante la fotosíntesis.
- ¿Y qué órgano es el que realiza ese trabajo?
- El bazo etérico.
- No me digas. ¿El bazo especializa la energía solar?
- Como lo oyes. Y es tan fundamental para la vida que, curiosamente, así como si se amputa cualquier extremidad o se extirpa cualquier órgano, su contraparte etérica desaparece también, el único órgano que, aunque se extirpe en el cuerpo físico sigue existiendo y funcionando en el cuerpo etérico es el bazo. Esa energía solar, especializada por el bazo es la que, podría decirse, nos da la vida, circula por los nervios y pasa de un vehículo a otro, alimentándolos todos, resultando perfectamente visible para quienes poseen la visión etérica que, por cierto, cada vez son más.
- Esto es asombroso.
- ¿Por qué? ¿No sabías que la vida nos viene a todos los seres
vivientes del sol? ¿Cuánto piensas que duraría la vida sobre la tierra si el sol se apagase?
- Sí, es cierto, desaparecería la vida rápidamente.
- Bien. Pues a lo largo del día, lo mismo que se van produciendo
toxinas físicas, se producen también toxinas etéricas que van obturando el bazo etérico. Hasta que llega un momento en que el bazo etérico se ve obligado a ralentizar su funcionamiento; el cuerpo físico, falto de vitalidad, se siente cansado y ya no piensa con claridad, se mueve con lentitud y descoordinado, le invade la somnolencia... hasta que, por decirlo así, se para. Ese paro supone la salida de los vehículos superiores, la pérdida de consciencia y, por tanto, el comienzo del sueño.
- Pero ¿qué ocurre para que se pare? ¿Se muere cada noche el cuerpo físico?
- No. No se muere, pero casi. Hasta el punto de que al sueño se le
denomina la "pequeña muerte".
- ¿Qué ocurre, pues?
- Ocurre que el Ego, el Yo Superior, con sus vehículos mental y de
deseos que, durante la vigilia, han estado compenetrando el cuerpo etérico y el cuerpo físico y ayudando a éste a funcionar, salen de él y, lógicamente, el cuerpo físico, sin sus vehículos superiores, es un cuerpo muerto.
- ¿Muerto?
- No del todo, como he dicho antes. Lo sería si la salida de los
vehículos fuera total. Entonces se convertiría en una estatua de materias minerales, que empezaría a descomponerse por haberla abandonado la vida, es decir, sus vehículos superiores. Pero durante el sueño no todos esos vehículos lo abandonan. Los dos éteres inferiores del cuerpo vital o etérico quedan interpenetrándolo, lo que permite que continúen las funciones vegetativas sin producirse la muerte.
- ¿Qué quiere decir eso de que parte del cuerpo vital se queda?
- Verás: El cuerpo vital es una reproducción exacta, átomo por
átomo, del cuerpo físico, con dos solas diferencias que luego expondré, si lo deseas, y que está compuesto por cuatro éteres de distinta densidad y que se llaman, respectivamente, éter químico el más denso o inferior, éter de vida o vital el segundo, éter de luz o luminoso el tercero y éter reflector el menos denso o superior.
- ¿Qué son, como cuatro capas?
- Si, más o menos. Lo explicaré con detalle: El mundo físico, como
todos sabemos, está compuesto de sólidos, líquidos y gases.
- Sí, eso ya lo sabemos.
- Pero, además, el mundo físico tiene otro componente, con cuatro
densidades distintas y que se llama éter. El éter pertenece al mundo físico aunque los medios de la actual tecnología no lo puedan detectar por no ser lo suficientemente sensibles; y tiene por misión, entre otras, hacer posible el paso, a su través, desde los planos superiores, de la energía que llamamos vida, además de mantener las moléculas del cuerpo físico en su sitio, de facilitar la cicatrización de las heridas, el crecimiento, la reproducción, los sentidos, la especialización de la energía solar, la transmisión de la luz, de la electricidad, etc.
- Pero ¿cómo se sabe que existen los éteres si no se les puede detectar mediante medios técnicos?
- Te diré que la electricidad, el magnetismo y el electromagnetismo, la gravedad, las ondas cerebrales, la atracción química de determinadas sustancias, las corrientes nerviosas, etc., se sabe que existen y hasta se manejan, pero no se sabe qué son. Y ello es porque pertenecen al mundo de los éteres. Y te diré también para que lo tengas presente siempre que, cuando yo o cualquier otro te diga algo que te parezca falto de prueba, si quieres seguir conociendo e investigando el tema, admítelo como posible, como hipótesis. Si luego resulta que esa hipótesis da respuesta y explicación a las incógnitas planteadas, no sería lógico desecharla hasta que tengas mejor explicación. Y, cuando llegue el momento en que puedas comprobarlo personalmente, la hipótesis se habrá convertido en tesis. En el fondo ¿qué hace el álgebra para resolver problemas? Exactamente lo mismo: Da por resuelto el problema llamando "x" a la solución y actúa en todo momento como si fuera un dato conocido para, al final, descubrir su verdadero valor.
- De acuerdo. Y ¿qué hacen esos cuatro éteres?
- Ten en cuenta, primero, que esos cuatro éteres, cada uno de ellos de distinta densidad, se interpenetran unos a otros y todos ellos interpenetran a los sólidos, a los líquidos y a los gases del cuerpo físico y de la tierra toda, pero ocupando todos el mismo espacio de modo que, en un punto determinado se encuentra el átomo físico y el átomo de cada uno de los cuatro éteres y, aún en planos superiores, el mismo átomo del mundo del deseo, con sus siete densidades distintas, y el átomo del mundo mental o del pensamiento, con sus otras tantas densidades. Siempre ocupando el
mismo espacio y, por tanto, siempre interpenetrándose y siempre en
estrechísima comunicación.
- Comprendo.
- En cuanto a la misión de cada éter, eso sí que te va a aclarar alguna idea.
- Vamos a ver.
- Antes que nada te diré que cada éter actúa a través de un polo
positivo y otro negativo, es decir, que está compuesto de dos polaridades, dos clases de fuerzas. Dicho esto vamos a dar algún detalle sobre sus funciones.
Las fuerzas del lado positivo del éter químico hacen posible la
asimilación, es decir, la conversión de sustancias extrañas en sustancia propia, lo cual es condición necesaria para el crecimiento. Y las del lado negativo dan lugar a la excreción, es decir, el proceso inverso, y según el cual, sustancias de nuestro cuerpo o excedentes de alimentos, son expulsadas y pasan a formar parte del mundo exterior. Ambos procesos son independientes de nuestra voluntad y actúan de modo selectivo e inteligente.
- Es maravilloso
- Lo es, como todo lo que sigue. Verás: Así como el éter químico
tiene por finalidad el mantenimiento de la forma individual, el éter de vida o vital tiene por misión la perpetuación de la especie. Sus fuerzas positivas son las que actúan en la hembra durante la gestación, capacitándola para crear en su seno un nuevo ser. Y sus fuerzas negativas hacen posible que el macho produzca el necesario semen. En el momento de la fecundación del óvulo por el espermatozoide, las fuerzas positivas dan lugar a hombres, animales o plantas macho, mientras las que actúan a través del polo negativo del éter, producen seres hembra.
- ¡Qué sencillo resulta!
- Las fuerzas que actúan a través del polo positivo del éter luminoso o éter de luz son las que generan el calor de la sangre, que convierte al hombre y a los animales superiores en fuentes individuales de calor.
Mientras que sus fuerzas negativas hacen posibles las funciones pasivas de la visión, oído, olfato, gusto y tacto; y, concretamente, son las que construyen y nutren los ojos. En los animales de sangre fría, las fuerzas positivas son las que hacen posible la circulación de la sangre y las negativas, como antes, construyen y conservan el ojo. Pero si no existe ojo, se dedican a hacer posible cualquier otro modo de percepción sensorial. En las plantas, las fuerzas positivas hacen circular la savia. Por eso en invierno, cuando la luz solar es más débil, la savia casi no fluye y, cuando llega la primavera y el verano, vuelve a fluir al recibir este éter mayor cantidad de energía solar. Las fuerzas del polo negativo, por su parte, depositan la clorofila y hacen posible la plasmación de los colores de las flores. Por eso los animales tienen el color más acentuado en el dorso y las plantas y flores en la cara que mira al sol. Y, en los lugares en que la luz del sol es poca, los colores se atenúan y hasta desaparecen, volviéndose los animales blancos.
- Se comprende claramente todo.
- Y llegamos al éter reflector que es un éter muy especial.
- ¿Por qué?
- Porque constituye lo que se llama la "memoria de la naturaleza".
- ¿Y eso qué quiere decir?
- Pues quiere decir lo que dice: Que el éter reflector es el depósito en el que se almacena todo cuanto ocurre. Todo acontecimiento, pues, deja su huella en el éter reflector y a él puede acudir cualquier clarividente capaz para recuperar el acontecimiento.
- ¿Entonces es así como se realizan las investigaciones esotéricas?
- En parte, sí. Pero hay otro plano, superior, que es la Región del
Pensamiento Concreto del Mundo del Pensamiento, en el que se conserva todo de modo más exacto. Y aún existe el Mundo del Espíritu de Vida, en el cual, quien es capaz de llegar a él, lo ve todo ya de modo perfecto.
- ¿Es que no es exacto lo que recoge el éter reflector?
- Sí, por supuesto. Pero las imágenes de lo que aquí sucede no
permanecen en él eternamente, sino durante algunos años o siglos, según su intensidad. Y, por otra parte, sus imágenes son propensas a distorsiones y deformaciones, lo cual da lugar a falsas interpretaciones por parte de los clarividentes que lo consultan. En él leen generalmente los psicómetras y los mediums, porque no han desarrollado más sus poderes de clarividencia.
Y por eso sus afirmaciones resultan con mucha frecuencia inexactas o totalmente erróneas. El verdadero clarividente o investigador consulta el cuarto plano del Mundo del Pensamiento, como he dicho antes. El éter reflector, además, es el agente a través del cual el pensamiento, proveniente de la mente, impresiona el cerebro.
- Estoy anonadado.
- Pues aún te voy a decir algo relativo a los dos últimos éteres.
¿Qué?
- Que el éter de luz y el éter reflector - y ya habrás llegado a la
conclusión de que se llama así porque contiene reflejado lo que se guarda en la verdadera "memoria de la naturaleza", en el mundo mental - constituyen juntos lo que se denomina en términos ocultos el "cuerpo del alma" que, por cierto, cita San Pablo en uno de sus escritos.
- ¿Y eso qué es?
- Verás: Cuando una persona ha alcanzado, mediante el servicio
altruista a los demás, la concentración y la oración (que son los únicos medios de conseguirlo), acumular grandes cantidades de ambos éteres, se produce una separación entre los dos inferiores, el químico y el vital, y los dos superiores.
- ¿Y eso qué consecuencia tiene?
- Muy importante. Como te he dicho antes, al producirse el sueño, es decir, el paro del bazo etérico en la especialización de la energía solar y el embotamiento del cuerpo físico, el espíritu se ve obligado a abandonar el cuerpo físico y el etérico y, junto con el cuerpo mental, el cuerpo astral o de deseos y los dos éteres superiores del cuerpo vital, se dirigen al mundo del deseo. En él, y mediante un auténtico "baño" en las corrientes de infinita armonía que a través de ellos fluyen, todos esos vehículos, mental, astral y etérico superior se recuperan, transmitiendo luego, mediante el "cordón de plata", que une a todos los vehículos, esa corriente renovadora
a los dos éteres inferiores del cuerpo vital y al cuerpo físico. Eso es lo que hace posible que nos despertemos descansados y renovados en todos los sentidos.
- ¿Así que aquí se queda el cuerpo físico con los dos éteres
inferiores?
- Exacto.
- ¿Y qué es eso del cordón de plata de que has hablado?
- Bueno, ese es otro tema muy interesante que podría ser objeto de
otra charla. De momento te diré que es un cordón o una especie de tubo pulsante y elástico hasta prácticamente el infinito, que mantiene unidos a todos los vehículos y hace posible el paso de energía de los superiores a los inferiores y la comunicación instantánea.
- ¿Los une a todos? Pero, ¿cómo?
- Nace en el extremo inferior del corazón físico, en la punta del
ventrículo izquierdo y va hasta el plexo solar del cuerpo vital, donde se une al cuerpo etérico; de allí va al hígado astral, y desde éste al seno frontal del cuerpo mental. En cada uno de estos puntos se encuentra el átomo simiente de cada uno de los vehículos, es decir, los únicos átomos que conservamos a lo largo de toda la evolución y que contienen la memoria de todas nuestras vivencias y adquisiciones durante ella y hacen posible que, en cada renacimiento, nazcamos con las características que hayamos alcanzado hasta entonces por nuestro propio esfuerzo. Cuando el
cordón de plata se rompe, y lo hace precisamente en el punto citado del corazón físico, se produce lo que llamamos la muerte, de modo irremisible.
- ¿Qué quieres decir con "irremisible"?
- Que, una vez roto el cordón de plata, no hay posibilidad de vuelta a la vida para el cuerpo físico.
- ¿Ni siquiera mediante un milagro?
- Ni siquiera mediante un milagro. Ten en cuenta que lo que
llamamos milagro no lo es para el que lo hace y que el que lo hace sólo maneja leyes naturales. Pero todo tiene un límite. Se puede "resucitar muertos" hasta que ese punto del cordón de plata se rompe, lo que suele ocurrir entre unas horas y tres días y medio después de producirse lo que la medicina llama la muerte clínica.
¿Entonces las resurrecciones del evangelio y de los santos?
- Todas realizadas antes de los tres días y medio tras la muerte.
- Me gustaría que me ampliases todo esto con detalle.
- Lo haré con gusto, pero en otra ocasión, pues nos estamos
separando demasiado del tema que nos ocupaba.
- Es verdad. Volvamos al sueño: ¿Cómo es posible que a veces nos
despertemos cansados si, como dices, los vehículos superiores se han llenado de energía?
- Porque el cuerpo de deseos no ha salido completamente del cuerpo denso y, lógicamente, no ha recibido en el mundo del deseo el baño recuperador. Y, por eso, por estar los ejes del cuerpo astral y físico no paralelos, se recuerdan mal los sueños o se transforman en pesadillas.
- Me gustaría que me dijeses las dos excepciones que hacen que el
cuerpo vital no sea exactamente como el físico.
- Ah, sí. Esas dos diferencias son: Que el cuerpo vital, además de
interpenetrar como hemos dicho, al cuerpo físico, sobresale de él unos ocho o diez centímetros; y que el cuerpo vital del hombre es femenino mientras que el de la mujer es masculino.
- ¡Qué curioso!
- Y eso hace que la mujer sea más resistente que el hombre y que
fabrique más fluidos y se vea obligada a expulsarlos mediante la
menstruación y las lágrimas, a las que son más proclives que los hombres; y hace que las mujeres sean más intuitivas, porque poseen más éter reflector, que no es sino un reflejo del Mundo del Espíritu de Vida, el mundo de la intuición, del conocimiento directo. ¿Comprendes ahora, pues, por qué se llama al sueño la "pequeña muerte"?
- Sí, lo comprendo. En realidad no hay tanta diferencia.
- Solamente que en la muerte se rompe el cordón de plata y, por
tanto, no se reaniman los vehículos etérico y físico.
- ¿Y qué hay de esa separación de los dos éteres superiores de los
inferiores?
- Esos dos éteres superiores, tras la muerte, nos acompañan hasta el tercer cielo. Y, durante la vida terrena, sirven de vehículo para trasladarse por los mundos superiores.
- ¿Cómo, cómo?
- Durante el sueño, la mayor parte de los hombres experimentan el
proceso de que te he hablado. Pero los más evolucionados, los que ya han visto claro y están desarrollando esos dos éteres a través del altruismo y el servicio amoroso al prójimo, mientras el cuerpo físico duerme, viajan en ese vehículo de éteres y actúan como "auxiliares invisibles".
- ¿Y qué hacen?
- Mil cosas. Son los que evitan accidentes, los que hacen que alguien se salve milagrosamente, los que producen esas casualidades que evitan desgracias, los que sugieren ideas positivas, los que acuden allá donde sus servicios son requeridos por cualquier ser humano. Y, en épocas de guerra, realizan también un trabajo asombroso.
- ¿Cuál?
- Pues verás: Cuando uno muere en el campo de batalla o como
consecuencia de violencias o cataclismos que destrozan el cuerpo físico o sus miembros, las víctimas que, tras morir ven su cuerpo físico mutilado, creen que están mutilados y que sienten dolor por ello y debido a esa creencia, están mutilados y sienten grandes dolores... Hasta que un auxiliar invisible les explica que están muertos, en efecto, pero que por eso mismo, si quieren, con sólo desearlo, su cuerpo recobrará la forma que tenía, sin herida de ninguna clase e, igualmente, si lo desean, el dolor desaparecerá.
Con ello se evitan muchos sufrimientos innecesarios a las víctimas de las guerras y las catástrofes.
- ¿Y por qué con sólo desearlo ocurre todo eso?
- Porque la materia del mundo del deseo es muy fluida y obedece
instantáneamente a la voluntad humana, acomodándose totalmente a ella, mientras actúe.
- Es impresionante.
- Sí. Lo es. Y ya va siendo hora de que esto se conozca. Y con ello
daremos por terminada esta charla que se ha extendido más de lo previsto, aunque este tema podría dar lugar a muchas charlas como ésta.
DÍA 29
COPE, Barcelona
- ¿Tú crees?
- Por supuesto.
- ¿Por qué?
- Muy sencillo: El pasado ya no puede volver y el futuro aún no ha
llegado, por tanto ¿qué nos queda que sea seguro? Lo que está ocurriendo ahora, es decir, el presente.
- Tienes razón pero, a pesar de eso, no estoy de acuerdo.
- ¿En qué?
- En que lo único seguro es el presente.
- ¿Que no es verdad?
- Si, es verdad pero sólo en parte. Porque el pasado también es seguro y, además, porque, decir que el presente es seguro no nos ayuda.
- ¿Cómo que no nos ayuda?
- No. Porque el presente, apenas eres consciente de él, ya es pasado y cuando lo esperas, es aún futuro.
- ¿Entonces tú no tienes presente?
- Pues yo casi estoy por asegurar que no. Sólo tengo un pasado, que no puedo modificar pero que puedo rememorar y, por tanto, revivir; y tengo un futuro que es, en realidad, lo que disfruto, antes de que llegue y que, a mi modo de ver, es lo que tú llamas presente.
- ¿Quieres decir que yo no vivo en mi presente?
- Quiero decir que, en realidad, el presente no existe y que tú y yo y todos, vivimos rememorando el pasado, sabiendo que es pasado, o
disfrutando el presente cuando aún es futuro.
- Eso es una perogrullada. ¿cómo se puede disfrutar el presente
cuando aún es futuro?
- Sí, pero también por definición, el presente es fugaz, tan fugaz que no da tiempo a vivirlo conscientemente ni de pensar en él porque cuando lo haces, ya no es presente sino pasado.
- ¿Entonces?
- Vamos a ver algún ejemplo y sacarás tus propias conclusiones.
- Veamos, ¿qué sugieres?
- Por ejemplo, en este momento estamos dialogando sobre el tema
que nos ocupa: el presente. Apenas he dicho esto, ya no es presente, sino pasado. Pero, incluso mientras lo decía, era con el fin de seguir mi razonamiento y convencerte de algo. Pero ese "seguir mi razonamiento para convencerte de algo" era la meta de mis palabras, mi objetivo y, en cualquier caso, era futuro, ¿no?
- Sí, claro.
- Y tú, cuando haces cualquier afirmación. ¿No te ocurre lo mismo?
¿No la dices para, con ello o con lo que digas después, convencerme? Pero siempre luego, más tarde, en el futuro, ¿no?
- Sí.
- Es decir, que todo lo que tú has pensado y dicho y quizá disfrutado esperando convencerme, ha sido en función de algo que aún no había ocurrido, ¿no?
- Sí.
- Traslademos esto a cualquier tema de cualquier momento de
nuestras vidas. Imagina, por ejemplo, un atleta. ¿Para qué se entrena?
- Sí, ya lo veo: Se entrena para ganar.
- ¿Y qué hace para ganar? ¿Se entrena solamente?
- ¿Qué más quieres que haga?
- Lo que hacemos todos. ¿Es que, además de entrenarse no se
imagina ganando la competición y siendo un profesional de éxito y
batiendo records y pasando a la historia del deporte, etc. etc.?
- Sí, claro.
- O sea, que si se entrena hoy es para conseguir todo eso y no
simplemente por entrenar.
- Realmente es así.
- Pero ¿todo eso lo conseguirá?
- No lo sé. Dependerá de muchas cosas.
- Pero, de momento, él lo piensa así y lo desea así e incluso lo
disfruta así y por eso se entrena, ¿no?
- Sí, es verdad.
- ¿Está entonces viviendo o, mejor dicho, disfrutando el presente o
está disfrutando el futuro en el presente?
- Verdaderamente, tienes razón.
- Vamos a poner otro ejemplo. Tú te despiertas por la mañana y te
lavas.
- Sí.
- ¿Qué proceso has seguido?
- Pues me levanto, me voy al baño...
- No. Ese no es el proceso real. La realidad es que te despiertas,
piensas que te has de lavar, te ves lavándote, es decir, metiéndote en la ducha, abriendo el grifo, enjabonándote, secándote, etc....y luego lo haces todo. O, más comúnmente, con el propósito de lavarte como telón de fondo, vas previendo, antes de hacerla, cada operación de las indicadas:
meterte en la ducha, abrir el grifo, etc. Pero fíjate: En uno u otro caso, cuando haces algo, ya lo habías hecho antes, ya lo habías "disfrutado" o "sufrido" antes de hacerlo, es decir, ya lo habías vivido; y lo has hecho, precisamente porque ya lo habías vivido. Sino, te hubiera sido imposible hacerlo.
- ¿Cómo es eso?
- Si tú no piensas en coger el jabón y enjabonarte, no lo harás. El
cuerpo sólo, sin órdenes que cumplir, no hace nada, es inerte, no toma ninguna iniciativa.
- Así parece.
- Pero hay más: ¿En realidad crees tú que es tu cuerpo el que se siente feliz o desgraciado? ¿O es tu espíritu, es decir, tu Yo Superior, tu Ego?
- Realmente soy yo, pero también mi cuerpo se puede sentir feliz.
- ¿Y cómo lo sabe?
- Porque yo lo siento.
- ¿Dónde?
- En mi cabeza.
- En tu mente.
- Bueno, en mi mente.
- Luego, el que se siente bien o mal no es tu cuerpo sino tu mente.
Otra cosa es que ese bienestar o malestar sea provocado por la elaboración mental de los datos facilitados por los sentidos del cuerpo.
- No entiendo.
- Verás: Si tú, después de lavarte y vestirte, piensas en desayunar,
imaginarás un café con leche o un vaso de leche y unas tostadas, etc. y, al pensar en ello - y estamos en el futuro - lo desearás - y seguimos en el futuro - y luego lo tomarás - y estarás en el presente/pasado - y ese desayuno te sabrá bien o mal, según los datos que los sentidos del gusto, del olfato y del tacto y hasta de la vista, envíen a tu cerebro - y estamos en el pasado - y de las interpretaciones que tu mente les dé - y seguimos en el pasado -, es decir, que primero puedes haber disfrutado al pensar en el desayuno y eligiéndolo, pero en el futuro, y luego, cuando ya lo has probado y se encuentra en el pasado, deduces que te ha gustado o no, pero ya a posteriori. En el momento de tomar cada bocado, es decir, en el
presente, no se produce ninguna reacción porque ese acto o ese estimulo, o es futuro o es pasado.
- Es cierto. El presente es inaprehensible.
- Realmente es inexistente.
- Y ¿cómo es posible?
- Porque es una simple abstracción humana, lo mismo que el pasado y el por venir, y el tiempo mismo.
- ¿Quieres decir que, en tu concepto, el tiempo no existe?
- Estoy convencido.
- ¿Y las horas? ¿Y el reloj? ¿Y el día? ¿Y la noche? ¿Y las semanas y los meses y los años...?
- Realizada la primera invención, el tiempo, las demás vienen solas.
Pero éstas no demuestran la realidad de la primera.
- Bueno, es verdad. Pero el tiempo está ahí.
- ¿Dónde?
- En ningún sitio, pero está ahí.
- Bonita frase.
- Es que es algo con lo que todos contamos.
- Porque es una manera de pensar a la que estamos acostumbrados.
- ¡Hombre!
- Sí. Lo mismo que si ahora llegara aquí un amigo común, los dos
esperaríamos que nos dijese buenos días u otra cosa parecida ¿no?
- Sí.
- ¿Y por qué?
- Porque es lo normal.
- Pero ¿es necesario?
- Hombre, necesario, no.
- Entonces, con el tiempo pasa lo mismo.
- No. No es igual. Yo puedo concebir que nuestro amigo no nos
salude al llegar. Será un mal educado y basta. Puedo seguir viviendo perfectamente sin su saludo. Pero ¿cómo voy a vivir sin tiempo?
- Igual que sin saludo. Imagina que nunca has oído hablar del tiempo.
No tienes ni idea de lo que es. ¿con qué cuentas para manejarte en la vida?
- Contaría con los hechos, con los fenómenos.
- De acuerdo. Y esos fenómenos los podrías clasificar en dos clases: los que ya han tenido lugar y los que aún no se han producido ¿no?
- Sí.
- En cuanto a los pasados, está claro que los has vivido ya y te consta que se produjeron. Pero, en cuanto a los por venir ¿cómo sabes que vendrán?
- Porque aún no los he vivido.
- Eso no responde a mi pregunta.
- Porque he pensado en ellos y aún no los he vivido.
- Eso ya está mejor. ¿te está haciendo mucha falta el tiempo con su reloj, sus horas, sus semanas, etc., para llegar a estas conclusiones?
- No.
- ¿Entonces?
- Sí. Ya veo. Con el pasado y el futuro solos nos podemos manejar.
- Luego, si el tiempo no es necesario y lo suprimimos y podemos
prescindir de él ¿para qué ha de existir? Es una creación humana ¿no lo comprendes?
- Puede que sí.
- Bien. Nos quedan, pues, el pasado y el futuro. Vamos a profundizar un poco en estos conceptos.
- Bueno. Vamos allá.
- ¿Qué es el pasado? ¿A qué llamas tú el pasado?
- Pues, a aquellos acontecimientos que yo he vivido; yo u otro,
supongo.
- De acuerdo. Y ¿qué quieres decir con "vivido"?
- Hombre, pues quiero decir que esos fenómenos se han producido ya en la realidad.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque los sentidos los han percibido.
- De acuerdo. ¿Y son tus sentidos los que han llegado a esa
conclusión?
- No. Es mi mente, que lo ha deducido de los datos facilitados por los sentidos.
- O sea, que es tu mente la que ha vivido esos acontecimientos, ¿no?
- En buena ley, sí.
- Pero, al margen del tiempo ¿no?
- Sí. Para vivirlos no ha necesitado del tiempo.
- Y ¿qué es para ti el futuro?
- El futuro son todos los acontecimientos que aún no he vivido.
- ¿Tú? ¿Y si los han vivido otros, son futuro?
- Bueno, esto se complica. Si yo no los he vivido pero otro sí, eso ya es pasado.
- Y si tú no los has vivido y otros tampoco, ¿por esa simple razón son futuro?
- No, lógicamente.
- Luego, según tú, el elemento esencial del futuro es que aún no lo
haya vivido alguien?
- Sí. Bueno, no. Porque si no resultaría que todo lo posible sería
futuro.
- ¿Entonces?
- Habré de añadir al concepto de futuro otro elemento distintivo.
- ¿Cuál?
- Quizá el de que lo haya pensado yo.
- ¿Tú? ¿Sólo tú? ¿Quiere eso decir que si lo ha pensado otro ya no es futuro?
- Bueno, que lo haya pensado yo o cualquier otro.
- ¿Con eso crees que ya está definido el futuro?
- Creo que sí.
- O sea, que si yo, o cualquier otro, pensamos en un caballo con alas en la cola y cuernos de caracol que nos arrebata y nos lleva a su cubil, si eso no lo ha pensado nadie antes, eso es futuro?
- No. Realmente habría que decir que eso es sólo posible.
- ¿Solo?
- O imposible.
- ¿Y?
- Pues que no tenemos aún definido el futuro. Nos falta, está claro, un elemento esencial, distintivo.
- ¿Y cuál piensas tú que puede ser?
- Verdaderamente, no lo sé. Sin contar con el tiempo, no se me
ocurre.
- Y ¿contando con él, sí?
- Pues, pensándolo mejor, tampoco.
- ¿Entonces?
- Vamos a empezar de nuevo.
- De acuerdo. ¿Qué es para ti el futuro?
- Algo que, siendo posible, aún no he experimentado.
- ¿Y cómo sabes que es posible? Tendrás que pensar en ello ¿no?
- Sí, claro.
- Pues repasa tu definición.
- Futuro es aquello que yo he pensado como posible.
- Eso ya quiere decir algo. Pero ¡y si lo han pensado como posible los demás y tú no?
- Pues entonces será futuro para ellos y no para mí.
- ¿Quieres decir que a ti sólo te puede suceder lo que has pensado
antes?
- No, claro.
- ¿Entonces?
- Pues tendremos que cambiar: Futuro es todo aquello que alguien ha pensado como posible, lo conozca yo o no.
- ¿A quién incluyes en ese "alguien"?
- Pues a cualquier hombre.
- ¿Sólo a los hombres?
- ¿A quién más puedo incluir?
- No sé. Pero imagina que alguien haya establecido las leyes
naturales por las que se rige, de modo exacto, el universo entero. ¿crees que si ese alguien hubiese pensado algo, sería posible y, por tanto, futuro hasta que ocurriese?
-Sí, claro. Pero eso no lo podemos conocer los hombres como futuro.
- ¿No?
- No.
- ¿Y, en base a qué prevemos los eclipses de luna, por ejemplo? ¿O
las mareas? ¿O los terremotos y erupciones de los volcanes? ¿O la lluvia?, etc.
- Sí. Tienes razón. Realmente estoy hecho un lío. Tendremos que
revisar una vez más nuestra definición: Futuro es todo lo posible pensado por alguien.
- ¿Por qué "pensado por alguien"?
- Porque, si alguien no lo ha pensado, no es posible.
- Muy bien. Pero ¿tampoco interviene el que haya ya ocurrido?
- Pues no. Es que puede haber ocurrido pero puede volver a ocurrir y entonces sería futuro, aunque también fuese pasado.
- Un poco confuso ¿no crees?
- Sí. Es que estoy viendo que, por un lado, el que haya ocurrido o no es esencial para el concepto de futuro, puesto que puede volver a ocurrir y, en ese caso, es futuro. Y, por otro lado, tampoco es esencial que yo lo haya ni experimentado ni pensado, pues pueden haberlo hecho otros y no deja de ser futuro.
- ¿Entonces qué ocurre?
- Que el futuro quedaría reducido a... nada. Futuro es nada.
- ¿Nada?
- ¿Qué característica esencial se te ocurre?
- ¿Quieres decir que el futuro es una especie de fantasma, sin
existencia ni características distintivas propias?
- Pues algo así.
- ¿Y el pasado?
- Después de todo lo dicho, al pasado le ocurre lo mismo. Porque,
aunque yo no lo haya experimentado, si otro lo ha hecho, también es pasado, aunque ni lo sepa yo; y, por otra parte, como hemos visto, se puede volver a repetir y, en ese caso, es futuro, si aún no se ha producido la segunda vez.
- ¿Y cuál es tu conclusión?
- Pues que ni el pasado ni el futuro tienen entidad ni características
propias.
- O sea, que no existen, que no son nada.
- Habrá un pasado y un futuro "míos", que yo he revestido con mi
personalidad, mis interpretaciones, mis intereses, pero un pasado absoluto, no. Sería algo así como si yo, y conmigo todos, pudiésemos ir echando mano de un gran depósito que contuviera todas las cosas posibles de ser pensadas, todas vivas, todas latentes, todas dispuestas a ser empleadas en algún punto de nuestras vidas para actuar en un sentido o en otro, atraídos o repelidos por ellas.
- Te estás acercando al célebre "eterno ahora".
- Pues sí. Es la mejor explicación.
- Yo resumiría todo este tema diciendo que no hay tiempo, sino
pensamientos con posibilidad de realizarse y, por tanto que, como suele decirse "no pasan años sino que pasan cosas".
- Bueno, pues ya lo tenemos más claro que al principio.
DÍA 30
SÜDWESTFUNK 3, Baden-Baden, Alemania
- Del cine.
- No me digas. La violencia ha existido desde mucho antes de
inventarse el cine. ¿Qué crees tú que hacían los asirios varios siglos antes de Jesucristo? ¿Y qué me dices de Atila? ¿Y de Napoleón? ¿Y de...?
- Por supuesto. Violencia ha existido siempre. Pero siempre la han
ejercido unos cuantos. Siempre ha sido algo ajeno a la vida, algo como un mal necesario o soportado, pero nunca ha impregnado el aire de modo permanente, como está ocurriendo ahora, ni nunca se ha proclamado como solución para casi todo. Y yo pienso que el gran culpable de ese paso atrás es el cine.
- Explícate, pues yo no veo que sea para tanto.
- Para eso tendré que remontarme, como tú has hecho, varios
milenios atrás.
- Bien, pues remóntate.
- Me remonto. Al principio de los tiempos, cuando el hombre vivía en familias aisladas y se dedicaba a la caza, el individuo era muy importante y la familia, cuanto más numerosa, más posibilidades tenía de sobrevivir. Por eso, cuando un individuo de una familia perjudicaba a otro de otra distinta, toda la familia del ofendido se sentía en la obligación de responder "adecuadamente" con el fin de privar a los otros de la posibilidad de reincidir. No existía ninguna proporcionalidad entre la ofensa y la respuesta. Si uno había matado al hijo de otro, por ejemplo, la familia de éste mataba a todos los miembros que podía de la familia del agresor. Esto es lo que se llama, técnicamente, "la venganza de la sangre" que, por cierto, aún practican los mafiosos en Sicilia y otros lugares.
Pasados unos milenios, allá por el siglo XVII a.C., durante el
gobierno, en Babilonia, del rey Hammurabi, se puso una limitación a tal desequilibrio. Para entonces los hombres ya habían descubierto la agricultura, que los había convertido de nómadas en sedentarios, y se habían agrupado en ciudades-estado. Para éstas los individuos seguían siendo valiosos y necesarios: La ciudad más poblada era, generalmente, la más poderosa. Las familias seguían existiendo dentro de la ciudad. Pero algo había cambiado. Cuando un ciudadano mataba al hijo de otro ciudadano, a la ciudad no le interesaba perder por ello innumerables habitantes, de modo que hubo que establecer un límite para la venganza y hasta para la justicia impartida oficialmente, y esa limitación, (por supuesto sólo para las relaciones entre habitantes de una misma ciudad-estado, ya
que frente a los extraños seguía rigiendo la venganza de la sangre), que durante miles de años supuso el no va más de la justicia fue, ni más ni menos que el "ojo por ojo y diente por diente", es decir, la conocida Ley del Talión, recogida precisamente el Código de Hammurabi. Y, realmente, hay que reconocer que fue un gran paso.
- A mí me parece una barbaridad.
- Pues fue un adelanto. Porque, si uno mataba al hijo de otro, éste tan sólo tenía derecho a matar un hijo, y sólo uno, del ofensor. Y, si iban a juicio, el juez no podía condenar al agresor más que a perder un hijo y nada más. Y, si el agresor le había sacado un ojo al otro, el juez sólo podía condenar al primero a que le sacaran un ojo. Y así en todos los casos.
Desde Hammurabi, pues, ya fue imposible la venganza de la sangre.
- Visto de ese modo pudo ser un adelanto, pero...
- Sí, lo sé. Hoy nos parece una barbaridad pero eso se debe a que,
desde Hammurabi hasta hoy han pasado algunas cosas, entre otras, que se ha dado un paso más en la administración y en el concepto de justicia, que ha consistido en eliminar las penas corporales sustituyéndolas por privación de libertad, el aplicar la pena proporcionada al delito y el tener en cuenta las circunstancias del delito y del delincuente. Y continúo con la historia:
Por aquellos tiempos de Hammurabi o poco después, apareció en la escena mundial el pueblo hebreo. Bueno, aparecieron muchos pueblos pero el que nos interesa es el hebreo. Y, por obra y gracia de Moisés, su legislador máximo, adoptaron la Ley del Talión, que estaba de moda entonces, para las relaciones entre hebreos, y la venganza de la sangre para las relaciones con extraños, y que, como también era moda, tradujeron más o menos diciendo: "odia a tu enemigo y, si puedes, devuélvele la ofensa".
Ten en cuenta que, hasta Moisés, bueno, hasta la cautividad en Egipto, los hebreos habían sido pastores nómadas.
Llegó más tarde la religión cristiana, y su fundador puso el listón más alto al decir: "Ama a tu enemigo y perdónalo y ruega por él".
El mensaje hebreo se conservó, como es lógico entre los hebreos.
Aún, hoy día, es algo normal el comprobar cómo, ni ellos ni los árabes, por ejemplo, seguidores de otra religión que hizo suya la Ley del Talión y, por tanto, la venganza institucionalizada, - que no la rehabilitación - son capaces de perdonarse recíprocamente. Y ¿por qué? Pues porque lo llevan desde siglos en la sangre, porque lo han estudiado en sus libros sagrados, porque, en lo más profundo de su psique, tienen instalado un programa que les hace, casi inevitablemente, actuar así frente a cualquier ofensa de otro pueblo y esa es su concepción instintiva de la justicia. Y, quiero manifestar
que soy un admirador incondicional del pueblo hebreo. Es, sin duda, uno de los que más celebridades, tanto religiosas - no olvidemos que el propio Jesús, y sus padres y sus apóstoles y los primeros cristianos eran hebreos - como artísticas, científicas o literarias ha dado y sigue dando al mundo. Y que conste que tengo entre ellos muy buenos amigos. Y sé que no todos piensan así. Pero, a nivel institucional, a nivel raza, como grupo, no pueden evitar que se les escape el pronto de la venganza y no se les ocurra el perdón.
En cambio, como consecuencia del mensaje cristiano - y ello al
margen de que uno sea más o menos practicante o más o menos creyente o ateo - la cultura occidental ha estado impregnada por ese mensaje que nos hace estar programados para perdonar, tratar de comprender a la otra parte, darle otra oportunidad, en una palabra, creer en la posibilidad de la regeneración y la enmienda, ya que ninguno de nosotros somos perfectos.
Hablo de algo que, también inconscientemente, llevamos dentro. Por supuesto, no quiero decir que no haya habido entre nosotros guerras ni luchas ni injusticias pues bárbaros los hay en todas partes, pero la manera última de sentir es ésa y ello nos condiciona. Mira sino lo ocurrido tras las dos guerras mundiales: Se ha firmado la paz, se han olvidado los agravios, se ha comenzado la reconstrucción y aquí no ha pasado nada. Mira, por el otro lado, qué ha ocurrido y qué está ocurriendo con el pueblo hebreo.
Hubo un loco, que hizo ciento - como siempre - que se dedicó a masacrar al pueblo de Israel. De eso hace ya muchos decenios, pero los israelitas aún no lo han olvidado. Y, lo que es peor, no lo han perdonado. Y aún siguen buscando, capturando, juzgando y ejecutando nazis dondequiera que los encuentran. ¿Que fueron unos asesinos? ¡Claro que sí! Unos asesinos merecedores de todas las sanciones concebibles, pero, ¿qué se consigue con vivir tantos años alimentando el odio y el afán de venganza? ¿Qué está ocurriendo, desde la fundación del estado de Israel, entre hebreos y palestinos, ambos con la venganza como norma moral institucionalizada para reaccionar ante las ofensas? Mira, por otra parte, lo que ocurrió, por
ejemplo, en España con la conquista romana (y digo España como podría decir cualquier pueblo europeo): Cuando llegaron allí los romanos, en la Península Ibérica vivían los iberos, los celtas y los celtiberos, cada uno de ellos con su lengua, sus monumentos y su cultura. Imagínate lo que debió ser la conquista romana que, prácticamente, no quedó nada de esos pueblos: No se conocen sus lenguas, se han conservado los Toros de Guisando, las Damas de Elche y de Baza y... poco más. La destrucción de sus culturas, de sus religiones, de sus tradiciones, de sus lenguas, fue total.
Y, sin embargo, esos pueblos se mezclaron con los romanos y no se les ha ocurrido, a lo largo de los siglos, fijarse en aquella hecatombe de modo obsesivo, ni odian a los romanos, ni intentan vengarse. Tuvieron su Numancia y su Sagunto, pero supieron asimilarlos y cuando los recuerdan lo hacen con orgullo pero sin odio. Y en Germania ocurrió algo parecido con la llegada de César y sus ejércitos.
- Sí, tienes razón. Es deplorable. Pero ¿ qué tiene todo esto que ver
con el cine?
- Tiene mucho que ver y verás por qué. pero antes quiero que
consideres otra cosa.
- ¿Cuál?
- La manera como el cine nos ha influido a todos.
- ¿Tú crees que nos ha influido mucho?
- De modo determinante y definitivo. Ten en cuenta que, desde niños, nos hemos alimentado prácticamente de películas de todo tipo, que a nuestros hijos les ha sucedido lo mismo y que sigue ocurriendo aún hoy.
Porque, dime: ¿Quién no cae en la tentación de contemplar alguna película cuando se sienta ante el televisor con algún tiempo por delante, o de grabarse una en el vídeo cuando no puede verla en su momento o, incluso, de alquilar una?
- Sí. Eso es cierto.
- Nuestra manera de pensar y de ver las cosas a lo largo de la vida se ha ido acomodando a lo que hemos visto en las películas, porque ese es su veneno: Que uno se identifica con los protagonistas y vive sus problemas y aprende sus lecciones, sean buenas o malas y que, en base a lo que le exhiben, va creando sus arquetipos de conducta. Y voy a hacer un inciso:
¿Cuál crees que era y es la finalidad del teatro, desde el Carro de Tespis hasta nuestros días? Pues, sencillamente, enseñar. Pero, ¿enseñar a qué? A vivir. Porque, al identificarse uno con los protagonistas, al vivir sus vidas, puede extraer las oportunas enseñanzas y, por tanto, adquirir experiencia, que es lo mismo que adquirir sabiduría. O sea que, el teatro, y por supuesto el cine, nos brindan la posibilidad de vivir varias vidas a la vez. Y vuelvo donde estábamos: Cuando niños, esos protagonistas del cine se nos aparecían como alguien a quien imitar para ser lo importantes que ellos eran. Y su manera de ser, de actuar y de pensar, es ya parte de nosotros...
- Si tú lo dices...
- No. Si yo lo digo, no. ¿Por qué fuma masivamente nuestra
generación y, más aún, la de nuestros hijos? Porque todas las estrellas cinematográficas, sin excepción, fumaban y, lógicamente, eso las hacía más interesantes y, durante la juventud eso es lo que más se desea. Y ¿por qué se bebe tanto alcohol? Por la misma razón. Antes de haber cine se bebía muchísimo menos. Y ahora...y todo derivado de esa lección permanente de las películas.
- Es verdad, todos los héroes cinematográficos de mis películas ,
menos Tarzán de los Monos, por razones obvias, fumaban y bebían.
- Pues fíjate qué casualidad. No sé si conoces la historia de
Hollywood, pero es interesante. Por un lado porque más del noventa por ciento del cine que hemos visto y que seguimos viendo procede de allí y el resto sigue sus pautas.
- ¿Y por otro?
- Porque Hollywood fue el resultado de la agrupación en poco
espacio de las primeras industrias cinematográficas de Estados Unidos, por allá por el primer cuarto de nuestro siglo. Y, casualmente, una gran parte de los más importantes entre los primeros productores, empresarios, directores y guionistas de Hollywood eran hebreos, casi todos de origen alemán.
- ¿Y qué?
- Pues nada. Que, como acostumbran cuando hacen algo, hicieron un trabajo impresionante, que aún dura. Y que, apenas percatados de la influencia que el recién nacido medio de comunicación podía ejercer sobre las masas, con la mejor intención y para evitar precisamente fomentar sin quererlo el vicio, la delincuencia, el incivismo, la indecencia o la inmoralidad, una de las bases que sentaron para desarrollar dentro de un marco predeterminado toda esa actividad, fue una especie de decálogo o código de conducta al cual se comprometieron todos a someter sus productos - código que Hollywood ha respetado escrupulosamente hasta hace pocos años -, y entre cuyos preceptos estaba, por ejemplo, el de que nunca aparecerían en la pantalla desnudos integrales, ni personas haciendo
el amor, etc. y que - y esto es importante - el bien siempre terminaría venciendo y el mal siempre resultaría perdedor y, consecuentemente, el malo siempre sería debidamente castigado. Y que los protagonistas estarían siempre del lado del bien. Y así ha sido durante tres cuartos de siglo en que se han respetado esas normas que, últimamente han ido infringiéndose. Pero, curiosamente, se han ido infringiendo todas menos una: La del castigo del malo.
- ¿Y eso no está bien?
- Pues no. Porque el castigo de los malos supone que los buenos, o
sean, los protagonistas, no tienen otra misión a lo largo de toda la película, que matar al que mató, vengando con ello el daño que causó, pero no enmendando nada ni aportando nada constructivo. Nos hemos acostumbrado a que, paradógicamente, el "bueno" sea el que más odia y el que más mata, sin distinguir nunca si el delincuente lo es por falta de medios o de formación o simplemente por enfermedad mental, no: Es delincuente, luego hay que eliminarlo. Y, por supuesto, sin darle la oportunidad de arrepentirse o de mejorar; sin intentar comprenderlo o ayudarle, es decir, erigiéndose los buenos - autocalificados buenos, claro - en acusadores, jueces y verdugos y sin reconocer, hipócritamente, que
ellos, que tampoco son perfectos, no son tachados de delincuentes
sencillamente porque sus faltas no las ha descubierto nadie o porque nadie se atreve a denunciarlas. Pero, entretanto, y eso es lo peor, vive lleno de odio y de desprecio en vez de dejarse guiar por la comprensión y, puesto que es, o se considera mejor, sembrar amor y simpatía. A estas alturas, nos parece todo eso tan normal que, si pasados los primeros diez minutos de película no hemos visto ningún asesinato o ninguna violación o ninguna violencia de cualquier tipo, nos parece que la película carece de interés y se nos hace aburrida. Y, apenas aparece el "malo", ya estamos deseando
que lo maten, con lo que el argumento, en realidad, sólo consiste en ver cómo se las compone el "bueno" para matarlo, con lo cual todos
respiramos tranquilos.
- Pero eso es bueno ¿no?
- Para los partidarios de la Ley del Talión, al parecer, sí. Pero para
nosotros, con formación cultural cristiana, no. Para nosotros, lo lógico sería que al " malo" se le tratase de comprender, de reconvertir, de darle más oportunidades para que arrime el hombro en la sociedad, pero no de matarlo. Lo lógico sería que se hablase de perdón, de comprensión, de fraternidad, de ayuda, de colaboración...y no de venganza, violencia ni desprecio. Lo que priva en el cine es, tristemente, la pura Ley del Talión con todas sus secuencias, incluida muchas veces la venganza de la sangre.
O sea que, en el mejor de los casos, estamos otra vez en tiempos de Hammurabi, si no unos milenios antes.
Y hay aún otro fenómeno no menos preocupante: Los habitantes de los Estados Unidos de América, descendientes en su mayor parte de europeos y, por tanto, de cultura cristiana, como consecuencia del cine, han acabado por creer que esa civilización de la violencia y la venganza es la suya. Y hasta a nosotros nos está también ocurriendo.
- Realmente es triste.
- Y tan es así que te voy a contar algo de mi propia vida y que
demuestra cuanto te vengo diciendo: Cuando mi hermana y yo éramos niños, al llegar mi padre a casa después del trabajo, los dos corríamos a darle un beso. Pues bien, - y sin que yo pueda quejarme de mis hijos que, afortunadamente, me han salido maravillosos - cuando han sido pequeños y yo llegaba a casa de trabajar, ellos me esperabas agazapados tras algún mueble y...me disparaban y me mataban. Y yo, tan imbuido como ellos por las películas, me hacía el herido, el moribundo o el difunto, según los casos, y el juego continuaba. Pero ¿por qué? ¿Por qué, tanto ellos como yo, considerábamos el tiro al padre tan normal como la generación anterior consideraba el beso al padre? Y esa es la causa de tanta violencia existente en todos los campos de la actividad humana: La familia (¿cuántos divorcios y separaciones? ¿Cuántos maltratos a niños?), el trabajo (¿Cuánta explotación? ¿Cuánto odio? ¿Cuánta miseria? ¿Cuántas revoluciones?), la política (¿Cuántas mentiras? ¿Cuánta corrupción? ¿Cuánta defraudación? ¿Cuánta hipocresía?)...y, supongo que no hace falta que siga.
- No, no hace falta. Pero, ¿qué solución hay?
- Pues, la lógica. Volver al espíritu cristiano. Yo pienso que no es
casual que la doctrina cristiana apareciera en Israel y se diera a occidente.
Para mí, apareció en Israel, promulgada por un israelita, para perfeccionar, como El dijo, la ley de Moisés, resumiendo los diez mandamientos en uno sólo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo", sin distinguir si ese prójimo te ofende o no, para darle la ocasión de aprender que aquella Ley del Talión, que fue un adelanto en su momento, ya no lo era y se había convertido en una rémora para el progreso. Fíjate el esplendor de la Córdoba musulmana o del Toledo cristiano en la Edad Media. ¿Por qué? En ambos casos, porque las tres religiones, judaísmo, islamismo y cristianismo, convivieron
en paz.
Y, por otra parte, pienso que la religión cristiana se dio para
occidente, para la parte llamada a dirigir el mundo en los milenios
siguientes, la parte que iba a sobrepasar la ciudad-estado para concebir y crear el estado moderno y, después de él, los estados federales, donde esos sentimientos primitivos no son ya convenientes ni deseables. Y otra cosa quiero añadir: No veas en mis palabras animadversión alguna contra nadie.
Sé, y creo firmemente, que todos somos hermanos.
En todos los pueblos y en todas las culturas hay fanáticos. Pero las
facciones fanáticas de unos y otros, con todo el daño que hacen, no son significativas en ese aspecto. Lo significativo es el poso cultural, el concepto que se lleva dentro, del bien y del mal, de lo recto y lo que no lo es, del perdón y del castigo, de la paz y la violencia, de la justicia y la equidad... Son, como casi siempre, los prejuicios, las programaciones subconscientes lo que nos hace actuar.
- ¿Y qué?
- Por tanto, nuestro futuro - y, mientras occidente dirija el mundo, el futuro del mundo - debe estar al margen de que se crea o no en Dios y se practique o no una religión, en sacar a la superficie el poso cristiano que llevamos dentro. Ya está ocurriendo con las instituciones benéficas, nacionales e internacionales que todos conocemos. Pero eso se está haciendo por unos cuantos, generalmente los más preparados en ese aspecto y que piensan como deben pensar. El gran problema está en la masa que, alimentada permanentemente por el cine y su escala de valores,
impropios de occidente y de nuestra cultura, se encuentra moralmente fuera de juego y, por tanto, perpleja. Fíjate cómo acepta las modas: Los pantalones vaqueros, las marcas, la música, la manera de divertirse, en una palabra, el "American way of life". Estoy seguro de que, con la misma unanimidad y empeño aceptarían otro mensaje consistente en la colaboración, la paz, el diálogo, la ayuda, la comprensión... ¿Te has dado cuenta de que cuando, de tarde en tarde, aparece una película con ese mensaje, aparte de que "todos" comenten que es una sensiblería y carece
de interés, todos la ven? Pues ese debería ser nuestro cine, el de occidente, que hoy nos parece tan extraño. Hasta las películas para niños, hasta los dibujos animados predican el abuso del fuerte, el desprecio del desvalido, la venganza, el ojo por ojo, y jamás, jamás, el perdón o la disculpa o la comprensión. ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál es el final? Pues yo no veo más que dos finales posibles: El de que nos matemos todos unos a otros en una espiral de violencia - ya estuvo a punto de ocurrir durante la guerra fría con las dichosas armas nucleares - , de competencia, de odio y de egoísmo; o el de que se produzca un milagro. Y, lógicamente, me inclino por éste último. Y, quizás eso sea lo que está empezando a ocurrir.
DÍA 30
IL MESSAGGERO, Roma
- El problema para la mayor parte de la Humanidad es que no saben que viven.
- ¡Qué tontería!
- No. No es tontería. Es una gran verdad. Para la mayor parte, vivir es disfrutar sensualmente, trabajar, moverse, cambiar de actividad, comprar, tener, ostentar, luchar, ayuntarse, procrear, votar, criticar, practicar o contemplar deportes o espectáculos, etc. etc.
- ¿Y eso no es vivir?
- Eso no es lo que yo llamo vivir. Eso es, simplemente, vegetar. Eso lo puede hacer cualquier animal. El hombre debe hacer mucho más, puesto que es un ser que, además de ser animal, tiene mente, razón, inteligencia, lo cual lo convierte en el único animal que puede adquirir conciencia de existir, de ser; pero de ser algo especial, distinto, con un contenido inmaterial e intransferible e incompartible, que lo hace singular e irrepetible... No me opongo a todo lo demás pero, lo principal, lo que debe caracterizar al hombre es eso. Y eso se llama la introspección, el encuentro consigo mismo. Te aseguro que es una experiencia que nunca se olvida. El mirarse uno mismo, el verse con los ojos del pensamiento y preguntarse
¿quién soy yo?, ¿qué hago aquí?, ¿por qué he venido? y ¿para qué?, eso le marca a uno para toda la vida. A partir de ahí todas las demás cosas reducen su atractivo. ¿Por qué crees tú que a la mayor parte de la gente le asusta quedarse solo, cuando estar solo significa estar consigo mismo y, te puedo asegurar que es una experiencia cada vez más atractiva? No es casualidad que los grandes pensadores, los sabios, los mejores de entre los hombres, hayan gozado con la soledad e incluso la hayan buscado.
Recuerda a Fray Luis de León cuando decía aquello de: "Qué descansada vida / la del que huye el mundanal ruido / Y sigue la escondida / senda por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido". Y recuerda a Lope de Vega con sus: "A mis soledades voy/ de mis soledades vengo/ porque para andar conmigo/ me bastan mis pensamientos". Cuando uno se plantea esas preguntas en serio, a sí mismo, le aparece en lo más íntimo un
propósito, no expresado pero que ininterrumpidamente le empuja , de descifrarlas, de encontrarles una respuesta satisfactoria porque si no, sin respuesta a esas cuestiones, la vida carece de sentido. Y precisamente en esos que buscan las respuestas a la gran pregunta es en quienes Cristo pensaba cuando dijo aquello de: "Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, pedid y recibiréis".
La oleada de profundidad, de reflexión y de espiritualidad está
cundiendo ya a nivel mundial.
De la prensa, donde ya es general, ha pasado a la radio. En todas las emisoras existe ya un lugar para lo hermoso, lo verdadero y lo bueno.
Y está acentuándose rápidamente en las cadenas de TV.
El lector, estamos seguros, percibirá, a lo largo de este capítulo, el cambio de ambiente, esa tendencia a tomar la vida con mayor seriedad y hasta con más responsabilidad. Empieza a cundir el que, cada cual dirija, de vez en cuanto, la mirada a su propio interior. La mayor parte de la gente aún no se atreve a confesarlo, pero lo hace. Y ya no se ironiza sobre el tema. Todo esto está significando una sacudida interna para todos.
Pero no queda ahí la cosa pues los media se ven impelidos insistentemente a incidir en el tema y a profundizar en él, y hay ya quien augura que, de seguirse así, podríamos ser testigos de un cambio de pensamiento a nivel mundial cuyas consecuencias nadie se atreve a pronosticar.
Tanto está calando esta nueva visión de todo en el alma de la gente, que ya ha comenzado a proliferar la producción poética, que es claro exponente de lo que está ocurriendo en los mecanismos internos de la Humanidad toda y que, como siempre, a lo largo de la Historia, sabe adelantarse a su tiempo y sabe poner oportunamente el dedo en la llaga.
Hemos creído conveniente separar, al final de cada mes la selección de las obras poéticas producidas durante el mismo.
DÍA 1
EL PAÍS, Barcelona
Encontramos normal la ley, no enunciada en el mundo físico, de que hay que cuidar el cuerpo, y sabemos y aceptamos que todo lo que lo perjudique - y que se está investigando incesantemente por la ciencia - debe evitarse si se quiere vivir sano. Y también sabemos y aceptamos que, el que la ciencia y el hombre lo ignoren, no cambia sus efectos: Si es malo para el cuerpo, el cuerpo lo paga, se sepa o no, se sea consciente o no . Si uno fuma, o bebe o se droga, si come en exceso, si etc., siempre pone en funcionamiento una causa que, indefectiblemente, produce un efecto negativo sobre el cuerpo. La física ya lo tiene claro cuando dice que "a toda acción corresponde una reacción igual y opuesta". Y nadie piensa que eso sea consecuencia de la existencia y la actuación de un Dios vengador
que nos castiga, sino que se debe a una ley natural a la que, precisamente por serlo, ningún hombre puede sustraerse.
Pues, lo mismo ocurre en los planos más elevados como el emocional y el mental. Sólo que, en ellos, además de esta ley, que es universal, rige otra que se nos ha enunciado muchas veces a lo largo de la historia: "Ama a tu prójimo como a ti mismo" y que, desarrollada, se expone así: "Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti y no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti".
Todo lo que hagamos de acuerdo con esta ley natural facilitará
nuestro desarrollo y tendremos una vida feliz, plena, tranquila, sana, etc.
Por otro lado, todo lo que hagamos infringiéndola, producirá sus propios efectos que, en este caso serán: La miseria o la falta de facultades mentales o la mala situación económica o la conciencia intranquila o el entorno hostil o la enfermedad, etc.
Pero es siempre la misma ley. Y no necesita, ni existe, un Dios
vengador ni castigador aunque, en determinados estadios de la historia de la Humanidad, así se le haya dicho. El Antiguo Testamento decía: "Teme a Dios". Pero el Nuevo Testamento ya dice: "Ama a Dios". El Dios del Antiguo Testamento es un Dios celoso, cruel, exclusivo para el pueblo elegido. El Dios cristiano, el Dios del Nuevo Testamento, es el Dios del perdón, del amor y es un Dios para todos, sin distinción de razas.
No es en modo alguno cierto que para evolucionar sea necesario el
sufrimiento. En absoluto.
Pensemos, para aclararlo, en otra ley universal, la Ley de Analogía,
que se enuncia así: "Como es arriba, así es abajo; como es abajo, así es arriba". Esta es la ley que constituye la clave para penetrar los grandes misterios y las grandes correspondencias entre los distintos planos de existencia. Pues bien, ¿qué ocurre con nuestro cuerpo físico? ¿Es preciso sufrir para estar sano y llevar una vida sin trastornos ni enfermedades?
Realmente, no. Basta con adquirir y cultivar hábitos sanos y el cuerpo responderá inmediatamente. ¿Supone eso sacrificio? Por supuesto que no.
El problema surge cuando uno ha adquirido hábitos perniciosos. Entonces, si fuma o bebe o come en exceso o de modo desequilibrado o lleva una vida sedentaria, etc. - lo cual le está perjudicando y acortando la vida de su cuerpo físico - para él será un sufrimiento dejar el tabaco o el alcohol o el mal hábito adquirido. Pero ese sufrimiento no provendrá, en modo alguno, de que estar sano cueste sacrificio, sino de la realidad de que abandonar un hábito sí que cuesta.
El sacrificio, pues, no es elemento que necesariamente deba
acompañar a una vida sana, salvo que hasta ese momento no se haya llevado dicha línea de vida y se pretenda cambiar para bien.
Y en los planos superiores ocurre lo mismo.
El dolor, pues, y el sufrimiento no son, en modo alguno necesarios
para el progreso. Ni siquiera están en el esquema de la evolución. Es el hombre el que, al no ajustarse a la ley natural, es decir, al modo normal de vivir, produce en su propio ser desequilibrios que nosotros llamamos karma. El karma, pues, es totalmente innecesario y es obra, exclusivamente, del hombre. Esto sirve para la mayor parte de la Humanidad.
Otra situación se da cuando alguien comienza a "hollar el Sendero", o a caminar firme por él porque, para entonces, ya ha cambiado su escala de valores. Me explicaré:
La Ley de Retribución o Ley del Karma, en realidad, obedece a otra superior, que es la Ley del Equilibrio. Lo mismo que, cuando se riega un campo, aunque en él haya hondonadas, terrones, montículos, agujeros, etc., el agua, poco a poco lo va llenando todo, lo va nivelando todo, hasta que la superficie deja de tener accidentes para pasar a ser totalmente plana, horizontal y equilibrada, es decir, a nivel, ocurre con la Ley de Retribución: Tiende al nivel final, es decir, a que no haya nada, ni por encima ni por debajo de lo perfecto. En otras palabras: Que cada uno cobre
o pague lo que le sobre o lo que le falte, que cada cual reciba y
experimente todo el bien que haya hecho, pero también todo el mal que causó. Esto se comprende perfectamente con el ejemplo de un viaje entre dos ciudades: Un avión iría en línea recta, que supondría, en este ejemplo, la perfección. Pero un coche se vería obligado a tomar una serie de curvas, unas hacia la izquierda y otras hacia la derecha de esa línea recta que seguiría el avión. Y ¿qué ocurre al final, cuando se llega en coche a la ciudad de destino? Pues ocurre, aunque no seamos conscientes de ello que, si sumamos los grados de todos los ángulos de las curvas con desviación hacia la izquierda, por una parte, y los de los de la derecha, por otra, se
habrán equilibrado y la desviación final será la misma que si hubiésemos ido en avión, es decir, el equilibrio, cero.
Antes de comenzar a hollar el Sendero, es casi imposible que el
hombre pague toda la deuda acumulada durante vidas y vidas de
ignorancia y desviación. Pero cuando ha iniciado conscientemente su desarrollo, cuando toma su evolución en sus propias manos, cuando comprende la existencia y el funcionamiento de la Ley de Retribución, entonces ya puede ir pagando deuda mientras vive (es decir, tomando curvas hacia la derecha para compensar las que antes tomó hacia la izquierda), sin producir deuda nueva, ya que será aceptada como un paso necesario y justo para la propia evolución. Porque también sabe el estudiante que, cualquiera que sea el estado de desarrollo de cualquier hombre, nunca se le asigna mayor karma del que , en sus condiciones presentes, sea capaz de soportar. Otra cosa es que sea capaz de hacerlo dignamente y no cree nuevo karma.
DÍA 2
EL DIARIO MONTAÑÉS, Santander
La naturaleza está inerte, en equilibrio, obedeciendo las leyes
naturales, hasta que nosotros, los hombres, rompiendo esa inercia,
actuamos. Pero, ¿cómo actuamos? Por tres vías, pero siempre mediante el empleo de la misma energía: La energía creadora, bien mediante el sexo, mediante el pensamiento o mediante la palabra. Y así procreamos, pensamos o hablamos. Y esas son las tres únicas formas que tenemos de emplear la capacidad creadora que, junto con la vida y el libre albedrío, son los dones más preciados que hemos recibido de Dios, y de los que somos depositarios o, más bien, administradores. Esos son los Talentos de que habla el Evangelio y que hay que hacer rentables y no mantener inactivos ni improductivos por aquello de que "al que más tenga, más se le exigirá".
Y no se piense que nos hemos dejado olvidada una forma de
influenciar la naturaleza que, a primera vista, es la más importante y, desde luego, para todos, la más potente: La acción. No. Porque la acción no es más que la expresión, la manifestación del pensamiento y, por tanto, de la fuerza creadora mental. Y el fruto de nuestros actos, las cosas, a la postre, no son sino cristalizaciones de nuestros pensamientos.
DÍA 2
LA VOZ, Arrecife de Lanzarote
Apenas se produce la muerte, es decir, la separación definitiva entre el cuerpo físico y los dos éteres inferiores, por una parte, y los dos superiores y los vehículos de deseos y mental, más el Yo Superior por otra, la atención, la consciencia se centra en el mundo del deseo, en el mundo astral. Pero, curiosamente, haciendo caso omiso de la clase de cuerpo físico que hayamos tenido. El rey ya no se siente rey, ni el vasallo se siente vasallo, ni el rico se considera rico, ni el pobre, pobre, ni el famoso lo es, ni el desconocido se considera tal. No. Todos, sin excepción, se sienten sólo hombres, desnudos, inermes, en manos de las leyes naturales. Ya no hay honores ni categorías ni consideraciones ni excepciones ni privilegios:
Cada cual se encuentra, aislado, completamente aislado, frente a su problema que no es otro que repasar su última vida a la luz de las leyes naturales. Y ya nadie cuenta, porque esa es la ley natural, con más valor que el suyo propio, ni más grado que el adquirido por el propio esfuerzo, ni más retribución que aquélla a la que se ha ido libremente haciendo acreedor a lo largo de la vida. Por eso es perfectamente simbólico y sintomático que nada traemos al nacer de cuanto aquí se valora: Honores, cuna, riquezas, talento, influencia, poder, etc., ni nada de ello nos llevamos al morir. Todo no fueron sino espejismos, señuelos, artificios, para curtir nuestro espíritu en el desarrollo del propio discernimiento, es decir, de la
capacidad de distinguir entre lo verdaderamente importante y lo que sólo es pasajero y ficticio. Si una vida aquí dura setenta u ochenta años y una vida "entre vidas", entre dos encarnaciones, en los planos superiores, dura unos mil años, ¿cuál de las dos es más importante? ¿Dónde se desarrolla realmente nuestra existencia? ¿Cuál es verdaderamente nuestro hogar?
DÍA 3
AVUI, Barcelona
Porque, sin duda ninguna, son distintos los niños de hoy, cuya madre (en el ejercicio de los derechos que indudablemente tiene y que en su escala de valores son prioritarios) trabaja fuera del hogar y, por tanto, tiene con sus hijos el contacto que ese trabajo le permite, es decir, el que antes tenía el padre; pero éste trabaja también, por lo que hay que sustituirlos por la guardería (dado que también se ha decidido que los abuelos, cuya misión era precisamente esa, de acuerdo con la naturaleza, no convivan con los nietos). Pero una guardería, por modélica que sea, no puede dar al niño el cariño de la madre, ni sus abrazos ni sus besos ni su consuelo; ni puede relatarle las historias de la familia, ni dotarlo de unas raíces, unos signos de identidad que hagan que sienta quién es, a qué grupo pertenece, y cómo éste ha evolucionado, qué papel desempeña, etc. Por eso los niños crecen, en ese aspecto, importantísimo, completamente asépticos. Y, cuando llegan a adolescentes no se sienten ligados a nadie: ni a sus padres, a los que sólo han visto esporádicamente y de los que sólo han recibido colegio, comida, vestidos y alguna que otra reprimenda, ni a sus parientes, de los que no saben nada, ni a su ciudad; ni a las ideas familiares; ni a nada que pueda significar un áncora que los fije a algo por algún motivo importante para ellos. Y tenemos una juventud desarraigada, pasota, indiferente a todo y a todos, que se refugia en el consumismo, en la droga, en el desinterés por el esfuerzo y la superación, en la irresponsabilidad, y en la indiferencia ante el futuro, que se les presenta difícil.
Quizá, sin embargo, todo ello sea un proceso también previsto por la naturaleza y de esa soledad permanente de los niños de hoy desde el principio de su vida, nazca una capacidad de adaptación, de ideación, de originalidad, de cambio de rumbo, de reestructuración social, de recomienzo de la historia que al fin produzca algo mejor que lo que nosotros les hemos legado. Porque, no lo olvidemos, según las leyes naturales, "el mal no es sino bien en formación".
DÍA 3
LE SOIR, Bruselas
DÍA 4
RNE Andalucía, Sevilla
DÍA 5
ALERTA, Palencia
novela policíaca? Lógicamente, el mejor sistema es leer el último capítulo.
¿Y para comprenderla? Leer primero el último capítulo y después
empezarla por el primero y continuar en el orden normal. Ello nos permite dar a los elementos clave el valor que tienen en relación con el asesino, ya que conocemos quién es éste.
Por tanto, en la vida, ante cualquier problema, deberemos obrar de igual modo: Suponer una solución (último capítulo) y luego repasar todo el asunto relacionando los datos que tenemos con esa solución. De ese modo el problema pronto dejará de serlo.
DÍA 5
HERALDO DE ARAGÓN, Zaragoza
Por eso el que discute con emoción, no está en condiciones de
razonar sino que se encuentra en el nivel de las emociones.
Ningún hombre puede sentir (o estar seguro de que siente) la misma emoción que otro: El amor, la amistad, el odio, la simpatía, etc, tienen un valor distinto para cada hombre e, incluso, para cada momento del mismo hombre. Sin embargo, un razonamiento, como tal exento de emoción, lo pueden o, mejor dicho, lo tienen que hacer igual, exactamente igual, todos los hombres y para todos tiene exactamente el mismo valor: Dos y dos son cuatro siempre y para todos.
DÍA 6
DILY MIRROR, Londres
imponiéndose a los demás, se aparean y transmiten con ello esas
características a su descendencia, con lo cual la especie va mejorando, cosa que no podría ocurrir si, quienes se aparearan fuesen los incapaces, enfermos o débiles. Pero el hombre, a lo largo de la historia, como ha establecido una serie de pautas de conducta que se alejan de las leyes naturales y, entre ellas, la peor, la de la guerra - que no se da entre los animales, que nunca matan a ninguno de su propia especie - y la ha puesto en práctica infinitas veces desde que se tiene memoria, incumpliendo dichas leyes naturales, ha ido enviando a luchar a los mejores, los más fuertes, los más sanos que, lógicamente, han ido muriendo en las batallas.
Y han quedado siempre para reproducirse los menos aptos. Habría que preguntarse cómo sería ahora la Humanidad si el hombre se hubiera ajustado a lo indicado por las leyes naturales.
DÍA 7
LA REPÚBLICA, Montevideo
aunque nos parezca extraño, si se examina el tema en profundidad, la dictadura, la democracia, el comunismo y cuantas doctrinas, no basadas en el amor desinteresado, pregonan la igualdad de los hombres, hunden sus raíces en la envidia, o sea, en la incapacidad para admitir que nadie sea o tenga o aspire o disfrute más que uno mismo.
El único medio, aparte del amor, para curar la envidia, es el de
prescindir del hábito de la comparación. Si uno acepta lo que tenga, o lo que sea, o lo que le venga, sin compararlo con lo que otro tiene o es o le viene, será feliz. Si compara, será desgraciado. Porque siempre, siempre habrá alguien más rico, más guapo, más bueno, más simpático, más influyente, más atractivo, más importante, más célebre, más admirado, más... Y eso el envidioso no lo comprende ni lo admite. Todo ello no quita la necesidad del esfuerzo permanente por mejorar, claro. Pero ese es otro tema.
El envidioso aún no ha caído en la cuenta de que lo más envidiable no son las posesiones ni el poder ni la fama, sino la felicidad. Y que ésta sólo podrá ser suya cuando deje de ser envidioso.
Resulta ilustrativo ver cómo los jóvenes de antaño, tan idealistas -
algunos hasta violentos - y que clamaban contra las injusticias sociales y la necesidad del reparto equitativo, cuando llegan a la madurez y se han situado en la sociedad, son los más celosos defensores de su status y de sus privilegios.
La envidia, pues, que es un vicio y, por tanto, una violencia, no
puede provocar a la larga más que violencia.
La única medicina contra la envidia - y contra todos los vicios - es el amor. El amor desinteresado, el servicio altruista, la identificación con los demás. Es el único camino. Pero primero hay una labor mental, de concienciación, sin la cual la envidia prolifera como mala hierba en las almas de la gente.
¿Por qué la propaganda tiene más éxito si fomenta el enfrentamiento, el antagonismo o la competencia, que cuando predica el amor, la colaboración, el diálogo o la paz? La raíz está en la envidia; en una deficiente estructuración mental; en una insuficiente información; en una mínima o nula formación.
DÍA 7
HELLO, Londres
molesta reaparece; si una situación que te resulta desagradable se repite... ahí está tu lección. Profundiza, analízate, averigua el por qué de ese problema y verás que algo en ti hay que corregir. En la vida diaria ocurre como nos sucedía en el colegio con cada problema de matemáticas: Antes de resolverlo nos parecía un rompecabezas pero, una vez resuelto, dejaba de ser problema para nosotros. Lo seguía siendo para todos los que aún no lo sabían resolver, pero no más para nosotros. Por tanto, cuando te surja un
problema, resuélvelo de acuerdo con las leyes naturales y, una vez
resuelto, dejará de ser problema.
DÍA 8
COSAS, Santiago de Chile
humana predominante. El Renacimiento tuvo por actividad prioritaria el arte. El Racionalismo adoró la razón. Ahora entramos en una nueva época cuya actividad será racional y religiosa a la vez, una actividad que nos llevará a "pensar con el corazón y a amar con la mente", una actividad que nos descubrirá a Dios, pero dentro de cada uno de nosotros y en el corazón de cada semejante. Una actividad que convertirá a cada individuo en su propio maestro, en su propio sacerdote, unido directamente a un Dios impersonal, omnipresente, omniabarcante, todo amor, todo ternura, todo vida, todo luz, todo felicidad...
Estamos saliendo de Piscis, cuya clave era "la armonía a través del conflicto" y todas sus luchas y guerras y diferencias y enfrentamientos nos están sirviendo, a nivel cósmico y a nivel individual, para aprender la lección del diálogo, de la comprensión, del perdón, de la colaboración, del servicio...en una palabra, del amor.
DÍA 9
DIARIO DE JEREZ, Cádiz
¡Cuánta gente te cruzas en la calle o ves fugazmente en un semáforo o te presentan momentáneamente en una reunión, que no conoces de nada pero cuya amistad sientes que te gustaría cultivar y, sin embargo, desaparece a continuación de tu vida y no la vuelves a ver! ¿Es así realmente? ¿O esas personas que, indudablemente, tienen algo que las hace afines a ti, ya alguna vez estuvieron en contacto más estrecho contigo - y de ahí nació la afinidad - pero, en esta encarnación, nada tienen que aportarte, ni tú a ellas, lo cual no quita que, en futuras vidas, volváis a reuniros para trabajar conjuntamente vuestra evolución? Por eso ahora las
ves, te ven y pasan de largo.
DÍA 9
TELEMADRID, Madrid
DÍA 10
RADIO ESTUDIO, Alcobendas, Madrid
DÍA 10
LA VOZ DE ASTURIAS, Lugones-Siero, Asturias
DÍA 11
JAÉN, Jaén
abiertos los ojos de tu alma, estarás aprendiendo cada instante de tu vida.
La vida, pues, es cierto que es cambio y porque es cambio, es aprendizaje.
He dicho, si mantienes abiertos los ojos del alma. Y eso quiere decir: Si sabes extraer de cada minuto que vives, la apropiada enseñanza e incorporarla a tu fichero vital en forma de experiencia, o sea, de sabiduría.
Por eso se ha dicho siempre que la vida es un libro abierto y dispuesto a ser leído.
DÍA 12
NEUE ZÜRCHER ZEITUNG, Zurich, Suiza
enseñe a aprender? Eso sería lo más lógico. Los niños sabrían así lo
necesario que es estudiar, cómo se aprende, por qué y con qué fin. Y ese conocimiento los acompañaría a lo largo de toda su vida, como los acompaña la tabla de multiplicar.
DÍA 13
RADIO M-80, Pontevedra
DÍA 13
ONDA RAMBLA, Barcelona
biográficamente, como un hombre. Pero eso sólo te será posible si te das cuenta de que tienes un corazón y una mente y los cultivas y los empleas y los desarrollas.
DÍA 13
RADIO SER, Coria, Cáceres
Miremos cada instante de nuestra vida como un anticipo de nuestro futuro. Y procuremos que las causas que liberemos, que lancemos a rodar por el plano inclinado de la existencia, sean de la mejor clase para que sus efectos, cuando lleguen, lo sean también.
DÍA 14
RADIO 40 Albacete
tendencia a incidir en lo negativo, nos haga pensar que el mundo está peor que nunca. Pero ¿qué sabemos de las pestes, de las hambres, de las matanzas, de los odios, de los genocidios, de la esclavitud, de las repoblaciones, etc. ocurridos en tiempos en que no existían esos media o de los que se ha perdido la memoria?
De todos modos, ahora tienen la virtud de, concienciados como
estamos de constituir un todo, de que somos intrínsecamente iguales, de que tenemos los mismos derechos, sacudir nuestra conciencia, sentir que nos duele, lamentar intensamente nuestra incapacidad y predisponernos a actuar para mejorar el mundo.
DÍA 15
ABC ALICANTE, Alicante
Si te dejas dominar por esas creaciones tuyas, pues, te limitarán, te minimizarán, te privarán de alegría y de ilusiones, te alejarán de los hombres ... y de Dios.
Porque, tú eres Dios, eres una parte de Él y, por tanto, eres de estirpe divina y estás muy por encima del mundo y sus problemas y éstos no te pueden afectar... si tú no quieres. Tenlo presente siempre. Repítetelo, saca tu pecho espiritual y sonríe a la vida con alegría, con agradecimiento y con confianza... porque tú eres parte de Dios y, por tanto, Dios está contigo.
DÍA 15
COPE SIERRA NORTE, Alanis, Sevilla
¿Quién será el culpable de que no seamos felices?
DÍA 15
El DIARIO DE ÁVILA, Ávila
1ª.- Que, en cada momento, hemos de intentar que el cambio sea a mejor, hacia lo positivo.
2ª.- Que cualquier momento anterior ya pasó y nos dejó su lección.
Por tanto, no debe preocuparnos nada más que para extraer esa lección.
Porque, salvo en eso, ya no pertenece a nuestra vida de hoy.
DÍA 16
DEIA, Bilbao, Vizcaya
pero no sabe cómo. Y, sin embargo, es muy fácil: Que trate de ayudar a alguien física, emocional o mentalmente. Se sentirá mejor: Al entregar un papel o cualquier objeto a alguien, que lo rodee de simpatía; al estrechar la mano de alguien, que le envíe amor; al contemplar un necesitado, que le envíe un pensamiento de ayuda; al presenciar una escena triste, que envíe a los afectados un rayo de consuelo; y, a lo largo del día, siempre que pueda, que reparta amor y alegría y esperanza y energía y salud y entereza a cuantos seres conozca necesitados de ello. Y aún impersonalmente, a quien los necesite. Indefectiblemente esas vibraciones positivas, sin excepción alguna, llegarán a su destino y producirán su efecto - que podrá ser físico, emocional o mental - y un día, cuando estemos nosotros necesitados de alguna de esas cosas, regresarán a nosotros...¡Es tan fácil!
Por supuesto, se me dirá que es mejor dar medios económicos al que los necesite y, a primera vista, así parece. Y quien pueda hacerlo, está obligado a ello, pues no son más que ocasiones que se nos dan para hacer de nuestros bienes el uso más justo y positivo posible. Pero, no deben desdeñarse, en absoluto las dádivas inmateriales, en el fondo, tan efectivas, positivas y reales como las materiales y que no son más que el primer estadio de realización en el mundo físico de todos esos deseos y pensamientos que emitimos.
DÍA 16
ANTENA 3 TV, Madrid
*Todas las cosas grandes e importantes de la historia son obra de
idealistas... y de sus ideas. Pero ninguno de ellos dejaba de tener los pies en el suelo. De otro modo sus ideas no hubieran podido realizarse. El idealismo, pues, no está reñido con la realidad, sino que forma parte de la realidad o, mejor dicho, la realidad, la ejecutabilidad, es su principal elemento. Si no, no serían ideas, sino locura.
DÍA 17
LA MAÑANA, Lérida
DÍA 17
RADIO ANDALUCÍA ESTE, Pozo Alcón, Jaén
cura. Por supuesto, en todo momento se cuenta con sus conocimientos, adquiridos voluntariamente como consecuencia de su vocación. Pero esa vocación responde a un deseo de ayudar a los demás, de darse, de servir.
Por eso se les utiliza con ese fin. Y por eso, cuanto más identificados estén con su papel, cuanto más sean conscientes de que deben dar amor, cuanto más positivas sean sus vidas, más energías curativas canalizarán y más éxitos tendrán y más realizados se sentirán.
DÍA 17
RADIO MONZÓN, Monzón, Huesca
inexcusablemente a los demás. Es decir, que la convivencia es el medio más efectivo para la evolución. Por tanto, lo lógico, sabiéndolo, es aprovecharla al máximo. No vendría mal reflexionar sobre esto: Si el prójimo nos es necesario y nosotros somos necesarios para nuestro prójimo, ¿cuál deberá ser nuestra conducta para con él y cuál la suya para con nosotros, conociendo ambos esa recíproca necesidad?
DÍA 18
RADIO SALAMANCA, Salamanca
INFORMACIÓN, Alicante
LA MENTE ES EL FINAL
Los problemas de conducta, sentimentales, éticos o morales, estáclaro que son problemas de nivel suprafísico. Pero ¿y los problemas de la salud física? Pues también: Si nos duele un pie, sabemos que ese dolor, aunque nuestro cerebro lo atribuye al pie, en realidad, donde nos duele es en el cerebro o, por mejor decir, en la mente, ya que aquél es el instrumento de ésta. Y, si en vez de un dolor de pie se trata de un dolor de estómago o de una amputación o de una inflamación o de una enfermedad infecciosa ¿quién es el que las experimenta en realidad? ¡La mente! Luego todo el problema físico es también un problema mental, sólo que trasladado por la mente a un órgano de su manifestación en el mundo físico, que es el cuerpo físico.
Y si el dolor y la enfermedad se experimentan en la mente ¿dónde situar su origen y su curación? Lógicamente, en la mente misma.
DÍA 21
COPE, Salamanca
EL FUTURO
Cada instante de nuestra vida estamos, con nuestra mente, creando, en el mundo mental, formas mentales, arquetipos, que no son más que modelos o moldes de lo que queremos hacer, tener, conseguir, sentir, disfrutar, vivir. Son tan reales o más que cuanto nos rodea en el mundo físico. Pero, además, tienen dos particularidades:1ª.- Como aún no han descendido al mundo físico, como aún no se han plasmado aquí, en lo que llamamos "realidad", nos atraen y nos impulsan a actuar, a luchar, a trabajar, a esforzarnos, a sacrificarnos, a crear, a suspirar por el futuro, sin permitirnos nunca disfrutar el presente que, en realidad, no existe. Gracias a esos arquetipos de nuestra vida futura, mediata e inmediata, vivimos y deseamos seguir viviendo.
2ª.- Esos arquetipos nos permiten que los disfrutemos por anticipado.
Realmente, cuando los disfrutamos es al crearlos o al revivirlos,
recordarlos o recrearlos, pero nunca cuando llegan, los que llegan, a ser reales. Porque los que llegan a ser reales no son sino una triste caricatura de lo que nosotros, con nuestra mente, creamos y de lo que, anticipadamente, disfrutamos.
Vivimos, pues, y disfrutamos en el futuro. De ahí la tristeza de la
vejez, cuando se pierde la capacidad de ilusionarse, de crear nuevas formas mentales y de disfrutar al crearlas, y ya no se esfuerza uno por plasmarlas en la materia.
El secreto de la longevidad feliz, de la alegría y el optimismo hasta el momento de la muerte estriba en no dejar de hacer planes, de desear cosas, de soñar, de esforzarnos... aunque un sano consejo sería el que esos proyectos fueran cada vez menos egoístas y más altruistas.
DÍA 22
RADIO SURCO, Alcázar de San Juan, Ciudad Real
EL CAMBIO, BASE DE LA VIDA
Sin movimiento, sin cambio, no es posible ni la vida ni la evolución.La vida puede asegurarse que no es más que cambio, el cambio
permanente y multilateral y eterno, en busca del equilibrio final. Con un ejemplo lo veremos mejor:
Imaginemos una gota de rocío que cae de una hoja sobre la superficie de un lago. ¿Qué se esconde tras un hecho tan simple? Pues se esconde, entre otros miles de cosas, las siguientes:
1ª.- Que la hoja, que estaba soportando el peso de la gota, se libera de él, con lo cual, ni la hoja ni la planta entera son ya las mismas de antes.
Ahora se han de acomodar a esa pérdida de peso, a un menor consumo de energía, etc.
2ª.- Que esa gota ha arrastrado consigo una serie de microorganismos que había en la superficie de la hoja y que han caído al lago con aquélla.
3ª.- Que, igualmente, ha disuelto y arrastrado polvo y materias
minerales que ya no están en la hoja y sí en el lago.
4ª.- Que la atmósfera, en íntimo contacto con la gota, aún en la hoja, estaba asimilando las moléculas de agua que se estaban evaporando y que se acomodaban entre las ya existentes en el aire circundante. Ahora, todo ese entorno aéreo ha de adaptarse a la nueva situación: La pequeña corriente ascendente del agua evaporada ya no existe, su hueco ha de ser llenado por el medio y hay que adoptar un nuevo equilibrio.
5ª.- Que el lago tenía un determinado caudal de agua que, aunque
mínimamente, se ha visto incrementado con la llegada de la gota. También esto implica toda una serie de operaciones para recuperar el equilibrio.
6ª.- Que los microbios que con la gota han caído sufren toda clase de influencias, desde la muerte, porque el nuevo medio les sea hostil, hasta la proliferación, pasando por el estancamiento.
7ª.- Que las materias minerales en disolución en la gota incrementan las materias minerales del lago, lo cual da lugar a una serie de corrientes para equilibrar la concentración en cada punto del entorno.
8ª.- Que la luz que incidía sobre la gota, aún en la hoja, experimentaba una reflexión, una refracción y una difracción que, de algún modo, iluminaban moléculas del entorno y que ahora ya no reciben esa iluminación, habiendo de acomodarse a la nueva situación en ausencia de aquellos estímulos.
9ª.- Que la brisa que acariciaba la hoja, tropezaba con la gota que de ella pendía, formaba remolinos y seguía su curso. Ahora, sin este
obstáculo, ha de absorber aquellos remolinos y buscar un nuevo
equilibrio...
Todo esto y muchas cosas más que puede ir añadiendo la
imaginación, el intelecto o el sentido común del lector, se producen ¡con el solo desprendimiento de una gota de rocío pendiente de una hoja!
Añádanse a todo ello , todos los fenómenos similares o distintos que están teniendo lugar simultáneamente en la planta (circulación de la savia, fotosíntesis, respiración, evaporación, crecimiento, etc.), en el aire (calentamiento o enfriamiento, dilatación o contracción, corrientes por convección, evaporación, etc.), en el agua (evaporación, cambios de temperatura, corrientes, etc.) y se dará uno cuenta de que lo que nos puede parecer un tranquilo lago de montaña es algo en perpetuo cambio, ininterrumpidamente. Y de que, con una sola gota que caiga de una hoja, el universo entero ya no es el mismo.
Esto nos conduce necesariamente a dos consideraciones:
a).- La de que, lo mismo que ocurre en el mundo físico y hemos
expuesto, habrá que repetirlo con el mundo del deseo o mundo emocional o astral y con el mundo del pensamiento. Lo cual multiplica ad infinitum los fenómenos y cambios y ajustes que se producen con cualquier pequeña variación en cualquier partícula de cualquier mundo.
b).- La de la responsabilidad que su actuación mediante pensamientos, palabras, deseos, emociones, sentimientos y actos, supone para el hombre. La felicidad o la desgracia, la construcción o la destrucción, lo positivo y lo negativo que podemos hacer en y con el universo entero.
DÍA 22
RADIO ESPAÑA, Madrid
EL ANTES Y EL DESPUÉS
La vida es siempre la misma. Lo que cambia es nuestra visión de ella, nuestro conocimiento de la naturaleza y, dentro de ésta, de nosotros mismos. ¿Es que la ley de la oferta y la demanda no estaba ahí, rigiendo el mercado, ya en la edad de piedra? ¿Es que América no estaba donde está antes de Colón? ¿Es que la ley de la gravedad no había hecho caer siempre las manzanas maduras antes de Newton? ¿Es que antes de Arquímedes no flotaban los cuerpos por la misma razón que él descubrió y enunció? ¿Es que el Penicillium Notatum no era mortal para los microbios antes de Flemming? ¡Claro que sí! ¿Qué diferencia hay, pues, entre el "antes" y el "después". Únicamente que el hombre se ha dado cuenta de algo que tuvo siempre ante sí y, una vez percatado de ello, lo ha estudiado y lo ha asimilado, es decir, lo ha incorporado a su conciencia, a su ser.DÍA 23
RADIO OESTE, Pozuelo de Alarcón, Madrid
LOS DEMÁS
Toda nuestra vida, desde que comenzamos a pensar y a convivir, gira en torno a lo que pensamos que los demás piensan o pensarán de nosotros y, consecuentemente, a cómo pensamos que actuarán con nosotros. Y ese ha sido desde siempre nuestro error: ¡Cuántas penas nos hubiésemos ahorrado si nuestra verdadera y única preocupación hubiera sido qué pensamos nosotros de nosotros mismos!DÍA 23
ONDA SOL, Sevilla
EL FUTURO Y SU FUNCIÓN
Siempre que actuamos con un propósito ( y siempre lo hacemos así), la finalidad, es decir, la causa de nuestra actuación se sitúa en el futuro: Yo compro comida(ahora) porque quiero comer (luego). Yo trabajo (ahora) porque quiero ganar dinero (luego). Si yo no quisiera comer o ganar dinero, cosas que aún no han ocurrido, ni compraría comida ni trabajaría.El futuro, pues, viene hacia nosotros. Por eso se ha dicho siempre que los acontecimientos proyectan su sombra hacia delante. Lo cual explica la existencia de las premoniciones y de las profecías.
DÍA 23
LA VERDAD, Albacete
CÓMO ACTÚA EL FUTURO
El animal no está condicionado por el futuro, ya que no tiene mente, y le viene el futuro, el móvil, desde el exterior, desde su espíritu grupal.
El hombre, en cambio, se propone algo (futuro) y para conseguirlohace algo (presente). Pero siempre, siempre antes está el futuro. Por eso el hombre tiene traumas y el animal, no; y para el hombre existe el tiempo.
DÍA 23
DIARIO DE LAS PALMAS, Las Palmas
*En el fondo, cada cual es su propio maestro. Por eso no es posible medir la capacidad de un maestro por el número ni por el nivel de sus alumnos. Dependerá todo de la madurez de éstos.
*¿Cuándo dejaremos de estudiar, de aprender? En realidad, nunca. Y desgraciado aquél que lo haga. porque, desde ese mismo instante, como hombre, estará muerto.
*Cualquier revolución, de cualquier clase, ha de comenzar - y de
terminar - con la transformación interna - en la mente y en el corazón - de sus seguidores. De no ser así, no es posible ninguna revolución.
DÍA 24
DIARIO DE LEÓN, León
*El hecho de que una cosa mala la hagan muchos, no la convierte en buena.
*No intentes nunca resolver un problema sin conocer antes todos los datos. Perderás el tiempo.
*Un proyecto, mientras lo es, no deja de ser una buena intención.
Necesita de la acción, de la voluntad, para pasar a materializarse en algo concreto.
*La imaginación hinca siempre sus raíces en la experiencia. Tenlo
presente y procura tener tu tierra bien abonada con la mayor información posible, para que tu imaginación crezca fuerte y vigorosa.
*La solución de un problema es la consecuencia de dos cosas previas: La combinación de datos conocidos y la intención inquisidora.
*El pensamiento no es más que el parto de una idea nueva obtenida a partir de la combinación de ideas ya conocidas.
DÍA 25
MENORCA, Mahón
PENSAR
Si quieres que nadie decida por ti, tendrás que evitar primero quepiense por ti. Y eso sólo lo puedes lograr pensando tú. Y para ello has de aprender a pensar. Y no es labor fácil, pero es sugestiva, elevadora y necesaria, si deseas comportarte y vivir como hombre, a lo que tienes derecho y hasta obligación. Acostúmbrate a preguntarte "por qué" ante cualquier acontecimiento, actitud o idea. Encuentra "tu" respuesta y defiéndela, con espíritu abierto, hasta que alguien o algo te demuestre que estás en un error.
DÍA 26
ÚLTIMA HORA, Palma de Mallorca
LA DISCUSIÓN
Nunca discutas para tener razón. Es una pérdida de tiempo y nodemuestra sino soberbia y cerrazón. Discute para buscar la verdad, sin estridencias ni gritos ni descalificaciones u ofensas, sino tratando de convencer o aceptando que te convenzan o comparando, sopesando y aprovechando las opiniones distintas de la tuya.
DÍA 26
LA VOZ DE LA RIOJA, Calahorra, La Rioja
LOS DISCONFORMES
Las ideas creativas son la característica del disconforme. Y todos los hombres deben ser disconformes. Todos tienen el deber de dejar en el mundo algo más de lo que encontraron al llegar a él: Algo para hacerlo más feliz, más alegre, más justo, más prometedor, más próximo al mundo ideal que todos llevamos dentro.DÍA 27
RADIO LEVANTE, Valencia
LA SED
El cuerpo necesita agua y, si no la tiene, siente sed, sed que llega a ser agobiante y hasta mortal. ¿Y no eres capaz de sentir sed de saber, sed de ser tú y no lo que los demás quieren que seas? ¿No te das cuenta de que esa sed es más sintomática, más importante y más acuciante y mortal - puesto que te mata como hombre sin quitarte la vida - que la sed de agua?DÍA 28
RADIO TOP 40, Benicasim, Castellón
LA HIGIENE TOTAL
Nuestro entorno - casa, vestidos, vehículos, despacho, puestos detrabajo, ciudad, etc. - necesita continuamente atención, mantenimiento, renovación, limpieza, etc., lo cual realizamos permanentemente porque nos parece normal. Pero no pensamos que igual de normal sería mantener limpia nuestra parte interna, nuestros deseos, nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras aspiraciones, y los de nuestra ciudad, nuestro país y nuestro mundo. ¿Por qué ese abandono, esa omisión, si el mundo externo no es sino simple reflejo del interno, mucho más permanente y definitivo e
importante que aquél?
DÍA 28
ÚLTIMA HORA, Palma de Mallorca
*La supervivencia presupone la creatividad, aunque no lo sepamos. Por tanto, si estamos sobreviviendo, estamos siendo creativos, es decir, resolviendo problemas, mejorando cosas, previendo futuro.
*No hay mayor insensatez que odiar al propio maestro. Pero ¿no es nuestro maestro aquel que nos ofende? Cada ofensor nos está tratando de enseñar la comprensión, la paciencia y el amor. De ahí aquello de "ama a tu enemigo".
*El dolor no es más que un error de interpretación de la vida por
nuestra parte. La vida es felicidad, alegría, amor, armonía, luz, vitalidad.
No nos dejemos engañar porque nuestros cristales se empañen. Detrás de ellos está la realidad, tal como es: Perfecta, sin deformaciones, puro amor y beatitud total.
DÍA 28
HUELVA INFORMACIÓN, Huelva
*Ninguna vivencia o experiencia deja de ser útil, instructiva y
provechosa para el hombre que piensa y que sabe leer entre líneas en el libro de la vida.
*Lo importante de la vida, de la vida de todos y de cada uno, no es el papel que nos toque representar en ella. Es igual que seamos reyes o mendigos, creyentes o ateos, genios o necios, laureados o analfabetos. Lo importante, lo único importante es si, en ese papel, que es el más apropiado para nuestra evolución, sabemos servir a los demás, pensar en los demás, ayudar a los demás, identificarnos con los demás. Todo lo otro es paja. Y, en todo caso, sólo servirá para aumentar nuestra responsabilidad si fallamos.
Si esto lo tuviéramos claro todos, desde niños, el mundo sería muy
distinto.
DÍA 28
DIARIO DE SORIA, Soria
*La única manera de medir a un hombre es atendiendo a lo que hace por los demás. De sí mismo sabe preocuparse cualquiera.
*¿Quién crees que es más afortunado, el que recibe o el que da?
¿Y quién crees que es más desgraciado, el que pudiendo recibir no
recibe o el que pudiendo dar no da?
*¿Has pensado que cada vez que alguien necesita de ti te está
brindando una ocasión de oro para tu evolución¿ ¿Te imaginas si la dejas pasar?
*¿Conoces algún hombre que no haya necesitado de los demás,
incluido tú? ¿Qué fuerza moral tienes, pues, para negar tu ayuda?
DÍA 28
EL ADELANTO, Salamanca
*Todo lo que tienes, lo que adquieres, lo que comes, lo que vistes, lo que usas, hasta lo que sabes y lo que necesitas en cada momento supone el esfuerzo de alguien que no eres tú. Tú tan solo te beneficias de ello. ¿Cuál es tu aportación al mundo para que los demás se beneficien de tu esfuerzo?
DÍA 28
RADIO FRANCE, París
EL SUEÑO
- ¿Qué es el sueño en realidad?- El sueño es la pérdida de conciencia por la salida del cuerpo físico de los vehículos superiores del hombre.
¿Y por qué esos vehículos superiores han de abandonar el cuerpo
físico?
- Para hacer posible su restauración.
- No lo entiendo.
- Lo entenderás enseguida: Durante el día, en estado de vigilia, el
cuerpo físico está en funcionamiento permanente: El cerebro, el corazón, los pulmones, los nervios, las venas y arterias, el hígado, los intestinos, la piel... Todo ese trabajo, por un lado desgasta energía y, por otro, crea toxinas, desperdicios, materias de desecho que interfieren y llegan a hacer imposibles los procesos vitales. Y hay otra cosa, menos conocida, que es la verdadera última responsable del sueño.
- ¿Cuál?
- Que el hombre no sólo asimila alimentos materiales. Necesita
además otros nutrientes.
- ¿Cómo es posible? Eso es completamente nuevo.
- No para quienes han estudiado los planos superiores.
- ¿Y qué necesita?
- Necesita especializar y hacer circular por el cuerpo etérico, la
energía solar, la misma que las plantas asimilan mediante la fotosíntesis.
- ¿Y qué órgano es el que realiza ese trabajo?
- El bazo etérico.
- No me digas. ¿El bazo especializa la energía solar?
- Como lo oyes. Y es tan fundamental para la vida que, curiosamente, así como si se amputa cualquier extremidad o se extirpa cualquier órgano, su contraparte etérica desaparece también, el único órgano que, aunque se extirpe en el cuerpo físico sigue existiendo y funcionando en el cuerpo etérico es el bazo. Esa energía solar, especializada por el bazo es la que, podría decirse, nos da la vida, circula por los nervios y pasa de un vehículo a otro, alimentándolos todos, resultando perfectamente visible para quienes poseen la visión etérica que, por cierto, cada vez son más.
- Esto es asombroso.
- ¿Por qué? ¿No sabías que la vida nos viene a todos los seres
vivientes del sol? ¿Cuánto piensas que duraría la vida sobre la tierra si el sol se apagase?
- Sí, es cierto, desaparecería la vida rápidamente.
- Bien. Pues a lo largo del día, lo mismo que se van produciendo
toxinas físicas, se producen también toxinas etéricas que van obturando el bazo etérico. Hasta que llega un momento en que el bazo etérico se ve obligado a ralentizar su funcionamiento; el cuerpo físico, falto de vitalidad, se siente cansado y ya no piensa con claridad, se mueve con lentitud y descoordinado, le invade la somnolencia... hasta que, por decirlo así, se para. Ese paro supone la salida de los vehículos superiores, la pérdida de consciencia y, por tanto, el comienzo del sueño.
- Pero ¿qué ocurre para que se pare? ¿Se muere cada noche el cuerpo físico?
- No. No se muere, pero casi. Hasta el punto de que al sueño se le
denomina la "pequeña muerte".
- ¿Qué ocurre, pues?
- Ocurre que el Ego, el Yo Superior, con sus vehículos mental y de
deseos que, durante la vigilia, han estado compenetrando el cuerpo etérico y el cuerpo físico y ayudando a éste a funcionar, salen de él y, lógicamente, el cuerpo físico, sin sus vehículos superiores, es un cuerpo muerto.
- ¿Muerto?
- No del todo, como he dicho antes. Lo sería si la salida de los
vehículos fuera total. Entonces se convertiría en una estatua de materias minerales, que empezaría a descomponerse por haberla abandonado la vida, es decir, sus vehículos superiores. Pero durante el sueño no todos esos vehículos lo abandonan. Los dos éteres inferiores del cuerpo vital o etérico quedan interpenetrándolo, lo que permite que continúen las funciones vegetativas sin producirse la muerte.
- ¿Qué quiere decir eso de que parte del cuerpo vital se queda?
- Verás: El cuerpo vital es una reproducción exacta, átomo por
átomo, del cuerpo físico, con dos solas diferencias que luego expondré, si lo deseas, y que está compuesto por cuatro éteres de distinta densidad y que se llaman, respectivamente, éter químico el más denso o inferior, éter de vida o vital el segundo, éter de luz o luminoso el tercero y éter reflector el menos denso o superior.
- ¿Qué son, como cuatro capas?
- Si, más o menos. Lo explicaré con detalle: El mundo físico, como
todos sabemos, está compuesto de sólidos, líquidos y gases.
- Sí, eso ya lo sabemos.
- Pero, además, el mundo físico tiene otro componente, con cuatro
densidades distintas y que se llama éter. El éter pertenece al mundo físico aunque los medios de la actual tecnología no lo puedan detectar por no ser lo suficientemente sensibles; y tiene por misión, entre otras, hacer posible el paso, a su través, desde los planos superiores, de la energía que llamamos vida, además de mantener las moléculas del cuerpo físico en su sitio, de facilitar la cicatrización de las heridas, el crecimiento, la reproducción, los sentidos, la especialización de la energía solar, la transmisión de la luz, de la electricidad, etc.
- Pero ¿cómo se sabe que existen los éteres si no se les puede detectar mediante medios técnicos?
- Te diré que la electricidad, el magnetismo y el electromagnetismo, la gravedad, las ondas cerebrales, la atracción química de determinadas sustancias, las corrientes nerviosas, etc., se sabe que existen y hasta se manejan, pero no se sabe qué son. Y ello es porque pertenecen al mundo de los éteres. Y te diré también para que lo tengas presente siempre que, cuando yo o cualquier otro te diga algo que te parezca falto de prueba, si quieres seguir conociendo e investigando el tema, admítelo como posible, como hipótesis. Si luego resulta que esa hipótesis da respuesta y explicación a las incógnitas planteadas, no sería lógico desecharla hasta que tengas mejor explicación. Y, cuando llegue el momento en que puedas comprobarlo personalmente, la hipótesis se habrá convertido en tesis. En el fondo ¿qué hace el álgebra para resolver problemas? Exactamente lo mismo: Da por resuelto el problema llamando "x" a la solución y actúa en todo momento como si fuera un dato conocido para, al final, descubrir su verdadero valor.
- De acuerdo. Y ¿qué hacen esos cuatro éteres?
- Ten en cuenta, primero, que esos cuatro éteres, cada uno de ellos de distinta densidad, se interpenetran unos a otros y todos ellos interpenetran a los sólidos, a los líquidos y a los gases del cuerpo físico y de la tierra toda, pero ocupando todos el mismo espacio de modo que, en un punto determinado se encuentra el átomo físico y el átomo de cada uno de los cuatro éteres y, aún en planos superiores, el mismo átomo del mundo del deseo, con sus siete densidades distintas, y el átomo del mundo mental o del pensamiento, con sus otras tantas densidades. Siempre ocupando el
mismo espacio y, por tanto, siempre interpenetrándose y siempre en
estrechísima comunicación.
- Comprendo.
- En cuanto a la misión de cada éter, eso sí que te va a aclarar alguna idea.
- Vamos a ver.
- Antes que nada te diré que cada éter actúa a través de un polo
positivo y otro negativo, es decir, que está compuesto de dos polaridades, dos clases de fuerzas. Dicho esto vamos a dar algún detalle sobre sus funciones.
Las fuerzas del lado positivo del éter químico hacen posible la
asimilación, es decir, la conversión de sustancias extrañas en sustancia propia, lo cual es condición necesaria para el crecimiento. Y las del lado negativo dan lugar a la excreción, es decir, el proceso inverso, y según el cual, sustancias de nuestro cuerpo o excedentes de alimentos, son expulsadas y pasan a formar parte del mundo exterior. Ambos procesos son independientes de nuestra voluntad y actúan de modo selectivo e inteligente.
- Es maravilloso
- Lo es, como todo lo que sigue. Verás: Así como el éter químico
tiene por finalidad el mantenimiento de la forma individual, el éter de vida o vital tiene por misión la perpetuación de la especie. Sus fuerzas positivas son las que actúan en la hembra durante la gestación, capacitándola para crear en su seno un nuevo ser. Y sus fuerzas negativas hacen posible que el macho produzca el necesario semen. En el momento de la fecundación del óvulo por el espermatozoide, las fuerzas positivas dan lugar a hombres, animales o plantas macho, mientras las que actúan a través del polo negativo del éter, producen seres hembra.
- ¡Qué sencillo resulta!
- Las fuerzas que actúan a través del polo positivo del éter luminoso o éter de luz son las que generan el calor de la sangre, que convierte al hombre y a los animales superiores en fuentes individuales de calor.
Mientras que sus fuerzas negativas hacen posibles las funciones pasivas de la visión, oído, olfato, gusto y tacto; y, concretamente, son las que construyen y nutren los ojos. En los animales de sangre fría, las fuerzas positivas son las que hacen posible la circulación de la sangre y las negativas, como antes, construyen y conservan el ojo. Pero si no existe ojo, se dedican a hacer posible cualquier otro modo de percepción sensorial. En las plantas, las fuerzas positivas hacen circular la savia. Por eso en invierno, cuando la luz solar es más débil, la savia casi no fluye y, cuando llega la primavera y el verano, vuelve a fluir al recibir este éter mayor cantidad de energía solar. Las fuerzas del polo negativo, por su parte, depositan la clorofila y hacen posible la plasmación de los colores de las flores. Por eso los animales tienen el color más acentuado en el dorso y las plantas y flores en la cara que mira al sol. Y, en los lugares en que la luz del sol es poca, los colores se atenúan y hasta desaparecen, volviéndose los animales blancos.
- Se comprende claramente todo.
- Y llegamos al éter reflector que es un éter muy especial.
- ¿Por qué?
- Porque constituye lo que se llama la "memoria de la naturaleza".
- ¿Y eso qué quiere decir?
- Pues quiere decir lo que dice: Que el éter reflector es el depósito en el que se almacena todo cuanto ocurre. Todo acontecimiento, pues, deja su huella en el éter reflector y a él puede acudir cualquier clarividente capaz para recuperar el acontecimiento.
- ¿Entonces es así como se realizan las investigaciones esotéricas?
- En parte, sí. Pero hay otro plano, superior, que es la Región del
Pensamiento Concreto del Mundo del Pensamiento, en el que se conserva todo de modo más exacto. Y aún existe el Mundo del Espíritu de Vida, en el cual, quien es capaz de llegar a él, lo ve todo ya de modo perfecto.
- ¿Es que no es exacto lo que recoge el éter reflector?
- Sí, por supuesto. Pero las imágenes de lo que aquí sucede no
permanecen en él eternamente, sino durante algunos años o siglos, según su intensidad. Y, por otra parte, sus imágenes son propensas a distorsiones y deformaciones, lo cual da lugar a falsas interpretaciones por parte de los clarividentes que lo consultan. En él leen generalmente los psicómetras y los mediums, porque no han desarrollado más sus poderes de clarividencia.
Y por eso sus afirmaciones resultan con mucha frecuencia inexactas o totalmente erróneas. El verdadero clarividente o investigador consulta el cuarto plano del Mundo del Pensamiento, como he dicho antes. El éter reflector, además, es el agente a través del cual el pensamiento, proveniente de la mente, impresiona el cerebro.
- Estoy anonadado.
- Pues aún te voy a decir algo relativo a los dos últimos éteres.
¿Qué?
- Que el éter de luz y el éter reflector - y ya habrás llegado a la
conclusión de que se llama así porque contiene reflejado lo que se guarda en la verdadera "memoria de la naturaleza", en el mundo mental - constituyen juntos lo que se denomina en términos ocultos el "cuerpo del alma" que, por cierto, cita San Pablo en uno de sus escritos.
- ¿Y eso qué es?
- Verás: Cuando una persona ha alcanzado, mediante el servicio
altruista a los demás, la concentración y la oración (que son los únicos medios de conseguirlo), acumular grandes cantidades de ambos éteres, se produce una separación entre los dos inferiores, el químico y el vital, y los dos superiores.
- ¿Y eso qué consecuencia tiene?
- Muy importante. Como te he dicho antes, al producirse el sueño, es decir, el paro del bazo etérico en la especialización de la energía solar y el embotamiento del cuerpo físico, el espíritu se ve obligado a abandonar el cuerpo físico y el etérico y, junto con el cuerpo mental, el cuerpo astral o de deseos y los dos éteres superiores del cuerpo vital, se dirigen al mundo del deseo. En él, y mediante un auténtico "baño" en las corrientes de infinita armonía que a través de ellos fluyen, todos esos vehículos, mental, astral y etérico superior se recuperan, transmitiendo luego, mediante el "cordón de plata", que une a todos los vehículos, esa corriente renovadora
a los dos éteres inferiores del cuerpo vital y al cuerpo físico. Eso es lo que hace posible que nos despertemos descansados y renovados en todos los sentidos.
- ¿Así que aquí se queda el cuerpo físico con los dos éteres
inferiores?
- Exacto.
- ¿Y qué es eso del cordón de plata de que has hablado?
- Bueno, ese es otro tema muy interesante que podría ser objeto de
otra charla. De momento te diré que es un cordón o una especie de tubo pulsante y elástico hasta prácticamente el infinito, que mantiene unidos a todos los vehículos y hace posible el paso de energía de los superiores a los inferiores y la comunicación instantánea.
- ¿Los une a todos? Pero, ¿cómo?
- Nace en el extremo inferior del corazón físico, en la punta del
ventrículo izquierdo y va hasta el plexo solar del cuerpo vital, donde se une al cuerpo etérico; de allí va al hígado astral, y desde éste al seno frontal del cuerpo mental. En cada uno de estos puntos se encuentra el átomo simiente de cada uno de los vehículos, es decir, los únicos átomos que conservamos a lo largo de toda la evolución y que contienen la memoria de todas nuestras vivencias y adquisiciones durante ella y hacen posible que, en cada renacimiento, nazcamos con las características que hayamos alcanzado hasta entonces por nuestro propio esfuerzo. Cuando el
cordón de plata se rompe, y lo hace precisamente en el punto citado del corazón físico, se produce lo que llamamos la muerte, de modo irremisible.
- ¿Qué quieres decir con "irremisible"?
- Que, una vez roto el cordón de plata, no hay posibilidad de vuelta a la vida para el cuerpo físico.
- ¿Ni siquiera mediante un milagro?
- Ni siquiera mediante un milagro. Ten en cuenta que lo que
llamamos milagro no lo es para el que lo hace y que el que lo hace sólo maneja leyes naturales. Pero todo tiene un límite. Se puede "resucitar muertos" hasta que ese punto del cordón de plata se rompe, lo que suele ocurrir entre unas horas y tres días y medio después de producirse lo que la medicina llama la muerte clínica.
¿Entonces las resurrecciones del evangelio y de los santos?
- Todas realizadas antes de los tres días y medio tras la muerte.
- Me gustaría que me ampliases todo esto con detalle.
- Lo haré con gusto, pero en otra ocasión, pues nos estamos
separando demasiado del tema que nos ocupaba.
- Es verdad. Volvamos al sueño: ¿Cómo es posible que a veces nos
despertemos cansados si, como dices, los vehículos superiores se han llenado de energía?
- Porque el cuerpo de deseos no ha salido completamente del cuerpo denso y, lógicamente, no ha recibido en el mundo del deseo el baño recuperador. Y, por eso, por estar los ejes del cuerpo astral y físico no paralelos, se recuerdan mal los sueños o se transforman en pesadillas.
- Me gustaría que me dijeses las dos excepciones que hacen que el
cuerpo vital no sea exactamente como el físico.
- Ah, sí. Esas dos diferencias son: Que el cuerpo vital, además de
interpenetrar como hemos dicho, al cuerpo físico, sobresale de él unos ocho o diez centímetros; y que el cuerpo vital del hombre es femenino mientras que el de la mujer es masculino.
- ¡Qué curioso!
- Y eso hace que la mujer sea más resistente que el hombre y que
fabrique más fluidos y se vea obligada a expulsarlos mediante la
menstruación y las lágrimas, a las que son más proclives que los hombres; y hace que las mujeres sean más intuitivas, porque poseen más éter reflector, que no es sino un reflejo del Mundo del Espíritu de Vida, el mundo de la intuición, del conocimiento directo. ¿Comprendes ahora, pues, por qué se llama al sueño la "pequeña muerte"?
- Sí, lo comprendo. En realidad no hay tanta diferencia.
- Solamente que en la muerte se rompe el cordón de plata y, por
tanto, no se reaniman los vehículos etérico y físico.
- ¿Y qué hay de esa separación de los dos éteres superiores de los
inferiores?
- Esos dos éteres superiores, tras la muerte, nos acompañan hasta el tercer cielo. Y, durante la vida terrena, sirven de vehículo para trasladarse por los mundos superiores.
- ¿Cómo, cómo?
- Durante el sueño, la mayor parte de los hombres experimentan el
proceso de que te he hablado. Pero los más evolucionados, los que ya han visto claro y están desarrollando esos dos éteres a través del altruismo y el servicio amoroso al prójimo, mientras el cuerpo físico duerme, viajan en ese vehículo de éteres y actúan como "auxiliares invisibles".
- ¿Y qué hacen?
- Mil cosas. Son los que evitan accidentes, los que hacen que alguien se salve milagrosamente, los que producen esas casualidades que evitan desgracias, los que sugieren ideas positivas, los que acuden allá donde sus servicios son requeridos por cualquier ser humano. Y, en épocas de guerra, realizan también un trabajo asombroso.
- ¿Cuál?
- Pues verás: Cuando uno muere en el campo de batalla o como
consecuencia de violencias o cataclismos que destrozan el cuerpo físico o sus miembros, las víctimas que, tras morir ven su cuerpo físico mutilado, creen que están mutilados y que sienten dolor por ello y debido a esa creencia, están mutilados y sienten grandes dolores... Hasta que un auxiliar invisible les explica que están muertos, en efecto, pero que por eso mismo, si quieren, con sólo desearlo, su cuerpo recobrará la forma que tenía, sin herida de ninguna clase e, igualmente, si lo desean, el dolor desaparecerá.
Con ello se evitan muchos sufrimientos innecesarios a las víctimas de las guerras y las catástrofes.
- ¿Y por qué con sólo desearlo ocurre todo eso?
- Porque la materia del mundo del deseo es muy fluida y obedece
instantáneamente a la voluntad humana, acomodándose totalmente a ella, mientras actúe.
- Es impresionante.
- Sí. Lo es. Y ya va siendo hora de que esto se conozca. Y con ello
daremos por terminada esta charla que se ha extendido más de lo previsto, aunque este tema podría dar lugar a muchas charlas como ésta.
DÍA 29
COPE, Barcelona
EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO
- Lo importante de la vida es el presente.- ¿Tú crees?
- Por supuesto.
- ¿Por qué?
- Muy sencillo: El pasado ya no puede volver y el futuro aún no ha
llegado, por tanto ¿qué nos queda que sea seguro? Lo que está ocurriendo ahora, es decir, el presente.
- Tienes razón pero, a pesar de eso, no estoy de acuerdo.
- ¿En qué?
- En que lo único seguro es el presente.
- ¿Que no es verdad?
- Si, es verdad pero sólo en parte. Porque el pasado también es seguro y, además, porque, decir que el presente es seguro no nos ayuda.
- ¿Cómo que no nos ayuda?
- No. Porque el presente, apenas eres consciente de él, ya es pasado y cuando lo esperas, es aún futuro.
- ¿Entonces tú no tienes presente?
- Pues yo casi estoy por asegurar que no. Sólo tengo un pasado, que no puedo modificar pero que puedo rememorar y, por tanto, revivir; y tengo un futuro que es, en realidad, lo que disfruto, antes de que llegue y que, a mi modo de ver, es lo que tú llamas presente.
- ¿Quieres decir que yo no vivo en mi presente?
- Quiero decir que, en realidad, el presente no existe y que tú y yo y todos, vivimos rememorando el pasado, sabiendo que es pasado, o
disfrutando el presente cuando aún es futuro.
- Eso es una perogrullada. ¿cómo se puede disfrutar el presente
cuando aún es futuro?
- Sí, pero también por definición, el presente es fugaz, tan fugaz que no da tiempo a vivirlo conscientemente ni de pensar en él porque cuando lo haces, ya no es presente sino pasado.
- ¿Entonces?
- Vamos a ver algún ejemplo y sacarás tus propias conclusiones.
- Veamos, ¿qué sugieres?
- Por ejemplo, en este momento estamos dialogando sobre el tema
que nos ocupa: el presente. Apenas he dicho esto, ya no es presente, sino pasado. Pero, incluso mientras lo decía, era con el fin de seguir mi razonamiento y convencerte de algo. Pero ese "seguir mi razonamiento para convencerte de algo" era la meta de mis palabras, mi objetivo y, en cualquier caso, era futuro, ¿no?
- Sí, claro.
- Y tú, cuando haces cualquier afirmación. ¿No te ocurre lo mismo?
¿No la dices para, con ello o con lo que digas después, convencerme? Pero siempre luego, más tarde, en el futuro, ¿no?
- Sí.
- Es decir, que todo lo que tú has pensado y dicho y quizá disfrutado esperando convencerme, ha sido en función de algo que aún no había ocurrido, ¿no?
- Sí.
- Traslademos esto a cualquier tema de cualquier momento de
nuestras vidas. Imagina, por ejemplo, un atleta. ¿Para qué se entrena?
- Sí, ya lo veo: Se entrena para ganar.
- ¿Y qué hace para ganar? ¿Se entrena solamente?
- ¿Qué más quieres que haga?
- Lo que hacemos todos. ¿Es que, además de entrenarse no se
imagina ganando la competición y siendo un profesional de éxito y
batiendo records y pasando a la historia del deporte, etc. etc.?
- Sí, claro.
- O sea, que si se entrena hoy es para conseguir todo eso y no
simplemente por entrenar.
- Realmente es así.
- Pero ¿todo eso lo conseguirá?
- No lo sé. Dependerá de muchas cosas.
- Pero, de momento, él lo piensa así y lo desea así e incluso lo
disfruta así y por eso se entrena, ¿no?
- Sí, es verdad.
- ¿Está entonces viviendo o, mejor dicho, disfrutando el presente o
está disfrutando el futuro en el presente?
- Verdaderamente, tienes razón.
- Vamos a poner otro ejemplo. Tú te despiertas por la mañana y te
lavas.
- Sí.
- ¿Qué proceso has seguido?
- Pues me levanto, me voy al baño...
- No. Ese no es el proceso real. La realidad es que te despiertas,
piensas que te has de lavar, te ves lavándote, es decir, metiéndote en la ducha, abriendo el grifo, enjabonándote, secándote, etc....y luego lo haces todo. O, más comúnmente, con el propósito de lavarte como telón de fondo, vas previendo, antes de hacerla, cada operación de las indicadas:
meterte en la ducha, abrir el grifo, etc. Pero fíjate: En uno u otro caso, cuando haces algo, ya lo habías hecho antes, ya lo habías "disfrutado" o "sufrido" antes de hacerlo, es decir, ya lo habías vivido; y lo has hecho, precisamente porque ya lo habías vivido. Sino, te hubiera sido imposible hacerlo.
- ¿Cómo es eso?
- Si tú no piensas en coger el jabón y enjabonarte, no lo harás. El
cuerpo sólo, sin órdenes que cumplir, no hace nada, es inerte, no toma ninguna iniciativa.
- Así parece.
- Pero hay más: ¿En realidad crees tú que es tu cuerpo el que se siente feliz o desgraciado? ¿O es tu espíritu, es decir, tu Yo Superior, tu Ego?
- Realmente soy yo, pero también mi cuerpo se puede sentir feliz.
- ¿Y cómo lo sabe?
- Porque yo lo siento.
- ¿Dónde?
- En mi cabeza.
- En tu mente.
- Bueno, en mi mente.
- Luego, el que se siente bien o mal no es tu cuerpo sino tu mente.
Otra cosa es que ese bienestar o malestar sea provocado por la elaboración mental de los datos facilitados por los sentidos del cuerpo.
- No entiendo.
- Verás: Si tú, después de lavarte y vestirte, piensas en desayunar,
imaginarás un café con leche o un vaso de leche y unas tostadas, etc. y, al pensar en ello - y estamos en el futuro - lo desearás - y seguimos en el futuro - y luego lo tomarás - y estarás en el presente/pasado - y ese desayuno te sabrá bien o mal, según los datos que los sentidos del gusto, del olfato y del tacto y hasta de la vista, envíen a tu cerebro - y estamos en el pasado - y de las interpretaciones que tu mente les dé - y seguimos en el pasado -, es decir, que primero puedes haber disfrutado al pensar en el desayuno y eligiéndolo, pero en el futuro, y luego, cuando ya lo has probado y se encuentra en el pasado, deduces que te ha gustado o no, pero ya a posteriori. En el momento de tomar cada bocado, es decir, en el
presente, no se produce ninguna reacción porque ese acto o ese estimulo, o es futuro o es pasado.
- Es cierto. El presente es inaprehensible.
- Realmente es inexistente.
- Y ¿cómo es posible?
- Porque es una simple abstracción humana, lo mismo que el pasado y el por venir, y el tiempo mismo.
- ¿Quieres decir que, en tu concepto, el tiempo no existe?
- Estoy convencido.
- ¿Y las horas? ¿Y el reloj? ¿Y el día? ¿Y la noche? ¿Y las semanas y los meses y los años...?
- Realizada la primera invención, el tiempo, las demás vienen solas.
Pero éstas no demuestran la realidad de la primera.
- Bueno, es verdad. Pero el tiempo está ahí.
- ¿Dónde?
- En ningún sitio, pero está ahí.
- Bonita frase.
- Es que es algo con lo que todos contamos.
- Porque es una manera de pensar a la que estamos acostumbrados.
- ¡Hombre!
- Sí. Lo mismo que si ahora llegara aquí un amigo común, los dos
esperaríamos que nos dijese buenos días u otra cosa parecida ¿no?
- Sí.
- ¿Y por qué?
- Porque es lo normal.
- Pero ¿es necesario?
- Hombre, necesario, no.
- Entonces, con el tiempo pasa lo mismo.
- No. No es igual. Yo puedo concebir que nuestro amigo no nos
salude al llegar. Será un mal educado y basta. Puedo seguir viviendo perfectamente sin su saludo. Pero ¿cómo voy a vivir sin tiempo?
- Igual que sin saludo. Imagina que nunca has oído hablar del tiempo.
No tienes ni idea de lo que es. ¿con qué cuentas para manejarte en la vida?
- Contaría con los hechos, con los fenómenos.
- De acuerdo. Y esos fenómenos los podrías clasificar en dos clases: los que ya han tenido lugar y los que aún no se han producido ¿no?
- Sí.
- En cuanto a los pasados, está claro que los has vivido ya y te consta que se produjeron. Pero, en cuanto a los por venir ¿cómo sabes que vendrán?
- Porque aún no los he vivido.
- Eso no responde a mi pregunta.
- Porque he pensado en ellos y aún no los he vivido.
- Eso ya está mejor. ¿te está haciendo mucha falta el tiempo con su reloj, sus horas, sus semanas, etc., para llegar a estas conclusiones?
- No.
- ¿Entonces?
- Sí. Ya veo. Con el pasado y el futuro solos nos podemos manejar.
- Luego, si el tiempo no es necesario y lo suprimimos y podemos
prescindir de él ¿para qué ha de existir? Es una creación humana ¿no lo comprendes?
- Puede que sí.
- Bien. Nos quedan, pues, el pasado y el futuro. Vamos a profundizar un poco en estos conceptos.
- Bueno. Vamos allá.
- ¿Qué es el pasado? ¿A qué llamas tú el pasado?
- Pues, a aquellos acontecimientos que yo he vivido; yo u otro,
supongo.
- De acuerdo. Y ¿qué quieres decir con "vivido"?
- Hombre, pues quiero decir que esos fenómenos se han producido ya en la realidad.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque los sentidos los han percibido.
- De acuerdo. ¿Y son tus sentidos los que han llegado a esa
conclusión?
- No. Es mi mente, que lo ha deducido de los datos facilitados por los sentidos.
- O sea, que es tu mente la que ha vivido esos acontecimientos, ¿no?
- En buena ley, sí.
- Pero, al margen del tiempo ¿no?
- Sí. Para vivirlos no ha necesitado del tiempo.
- Y ¿qué es para ti el futuro?
- El futuro son todos los acontecimientos que aún no he vivido.
- ¿Tú? ¿Y si los han vivido otros, son futuro?
- Bueno, esto se complica. Si yo no los he vivido pero otro sí, eso ya es pasado.
- Y si tú no los has vivido y otros tampoco, ¿por esa simple razón son futuro?
- No, lógicamente.
- Luego, según tú, el elemento esencial del futuro es que aún no lo
haya vivido alguien?
- Sí. Bueno, no. Porque si no resultaría que todo lo posible sería
futuro.
- ¿Entonces?
- Habré de añadir al concepto de futuro otro elemento distintivo.
- ¿Cuál?
- Quizá el de que lo haya pensado yo.
- ¿Tú? ¿Sólo tú? ¿Quiere eso decir que si lo ha pensado otro ya no es futuro?
- Bueno, que lo haya pensado yo o cualquier otro.
- ¿Con eso crees que ya está definido el futuro?
- Creo que sí.
- O sea, que si yo, o cualquier otro, pensamos en un caballo con alas en la cola y cuernos de caracol que nos arrebata y nos lleva a su cubil, si eso no lo ha pensado nadie antes, eso es futuro?
- No. Realmente habría que decir que eso es sólo posible.
- ¿Solo?
- O imposible.
- ¿Y?
- Pues que no tenemos aún definido el futuro. Nos falta, está claro, un elemento esencial, distintivo.
- ¿Y cuál piensas tú que puede ser?
- Verdaderamente, no lo sé. Sin contar con el tiempo, no se me
ocurre.
- Y ¿contando con él, sí?
- Pues, pensándolo mejor, tampoco.
- ¿Entonces?
- Vamos a empezar de nuevo.
- De acuerdo. ¿Qué es para ti el futuro?
- Algo que, siendo posible, aún no he experimentado.
- ¿Y cómo sabes que es posible? Tendrás que pensar en ello ¿no?
- Sí, claro.
- Pues repasa tu definición.
- Futuro es aquello que yo he pensado como posible.
- Eso ya quiere decir algo. Pero ¡y si lo han pensado como posible los demás y tú no?
- Pues entonces será futuro para ellos y no para mí.
- ¿Quieres decir que a ti sólo te puede suceder lo que has pensado
antes?
- No, claro.
- ¿Entonces?
- Pues tendremos que cambiar: Futuro es todo aquello que alguien ha pensado como posible, lo conozca yo o no.
- ¿A quién incluyes en ese "alguien"?
- Pues a cualquier hombre.
- ¿Sólo a los hombres?
- ¿A quién más puedo incluir?
- No sé. Pero imagina que alguien haya establecido las leyes
naturales por las que se rige, de modo exacto, el universo entero. ¿crees que si ese alguien hubiese pensado algo, sería posible y, por tanto, futuro hasta que ocurriese?
-Sí, claro. Pero eso no lo podemos conocer los hombres como futuro.
- ¿No?
- No.
- ¿Y, en base a qué prevemos los eclipses de luna, por ejemplo? ¿O
las mareas? ¿O los terremotos y erupciones de los volcanes? ¿O la lluvia?, etc.
- Sí. Tienes razón. Realmente estoy hecho un lío. Tendremos que
revisar una vez más nuestra definición: Futuro es todo lo posible pensado por alguien.
- ¿Por qué "pensado por alguien"?
- Porque, si alguien no lo ha pensado, no es posible.
- Muy bien. Pero ¿tampoco interviene el que haya ya ocurrido?
- Pues no. Es que puede haber ocurrido pero puede volver a ocurrir y entonces sería futuro, aunque también fuese pasado.
- Un poco confuso ¿no crees?
- Sí. Es que estoy viendo que, por un lado, el que haya ocurrido o no es esencial para el concepto de futuro, puesto que puede volver a ocurrir y, en ese caso, es futuro. Y, por otro lado, tampoco es esencial que yo lo haya ni experimentado ni pensado, pues pueden haberlo hecho otros y no deja de ser futuro.
- ¿Entonces qué ocurre?
- Que el futuro quedaría reducido a... nada. Futuro es nada.
- ¿Nada?
- ¿Qué característica esencial se te ocurre?
- ¿Quieres decir que el futuro es una especie de fantasma, sin
existencia ni características distintivas propias?
- Pues algo así.
- ¿Y el pasado?
- Después de todo lo dicho, al pasado le ocurre lo mismo. Porque,
aunque yo no lo haya experimentado, si otro lo ha hecho, también es pasado, aunque ni lo sepa yo; y, por otra parte, como hemos visto, se puede volver a repetir y, en ese caso, es futuro, si aún no se ha producido la segunda vez.
- ¿Y cuál es tu conclusión?
- Pues que ni el pasado ni el futuro tienen entidad ni características
propias.
- O sea, que no existen, que no son nada.
- Habrá un pasado y un futuro "míos", que yo he revestido con mi
personalidad, mis interpretaciones, mis intereses, pero un pasado absoluto, no. Sería algo así como si yo, y conmigo todos, pudiésemos ir echando mano de un gran depósito que contuviera todas las cosas posibles de ser pensadas, todas vivas, todas latentes, todas dispuestas a ser empleadas en algún punto de nuestras vidas para actuar en un sentido o en otro, atraídos o repelidos por ellas.
- Te estás acercando al célebre "eterno ahora".
- Pues sí. Es la mejor explicación.
- Yo resumiría todo este tema diciendo que no hay tiempo, sino
pensamientos con posibilidad de realizarse y, por tanto que, como suele decirse "no pasan años sino que pasan cosas".
- Bueno, pues ya lo tenemos más claro que al principio.
DÍA 30
SÜDWESTFUNK 3, Baden-Baden, Alemania
LA VIOLENCIA
- ¿De dónde sale tanta violencia?- Del cine.
- No me digas. La violencia ha existido desde mucho antes de
inventarse el cine. ¿Qué crees tú que hacían los asirios varios siglos antes de Jesucristo? ¿Y qué me dices de Atila? ¿Y de Napoleón? ¿Y de...?
- Por supuesto. Violencia ha existido siempre. Pero siempre la han
ejercido unos cuantos. Siempre ha sido algo ajeno a la vida, algo como un mal necesario o soportado, pero nunca ha impregnado el aire de modo permanente, como está ocurriendo ahora, ni nunca se ha proclamado como solución para casi todo. Y yo pienso que el gran culpable de ese paso atrás es el cine.
- Explícate, pues yo no veo que sea para tanto.
- Para eso tendré que remontarme, como tú has hecho, varios
milenios atrás.
- Bien, pues remóntate.
- Me remonto. Al principio de los tiempos, cuando el hombre vivía en familias aisladas y se dedicaba a la caza, el individuo era muy importante y la familia, cuanto más numerosa, más posibilidades tenía de sobrevivir. Por eso, cuando un individuo de una familia perjudicaba a otro de otra distinta, toda la familia del ofendido se sentía en la obligación de responder "adecuadamente" con el fin de privar a los otros de la posibilidad de reincidir. No existía ninguna proporcionalidad entre la ofensa y la respuesta. Si uno había matado al hijo de otro, por ejemplo, la familia de éste mataba a todos los miembros que podía de la familia del agresor. Esto es lo que se llama, técnicamente, "la venganza de la sangre" que, por cierto, aún practican los mafiosos en Sicilia y otros lugares.
Pasados unos milenios, allá por el siglo XVII a.C., durante el
gobierno, en Babilonia, del rey Hammurabi, se puso una limitación a tal desequilibrio. Para entonces los hombres ya habían descubierto la agricultura, que los había convertido de nómadas en sedentarios, y se habían agrupado en ciudades-estado. Para éstas los individuos seguían siendo valiosos y necesarios: La ciudad más poblada era, generalmente, la más poderosa. Las familias seguían existiendo dentro de la ciudad. Pero algo había cambiado. Cuando un ciudadano mataba al hijo de otro ciudadano, a la ciudad no le interesaba perder por ello innumerables habitantes, de modo que hubo que establecer un límite para la venganza y hasta para la justicia impartida oficialmente, y esa limitación, (por supuesto sólo para las relaciones entre habitantes de una misma ciudad-estado, ya
que frente a los extraños seguía rigiendo la venganza de la sangre), que durante miles de años supuso el no va más de la justicia fue, ni más ni menos que el "ojo por ojo y diente por diente", es decir, la conocida Ley del Talión, recogida precisamente el Código de Hammurabi. Y, realmente, hay que reconocer que fue un gran paso.
- A mí me parece una barbaridad.
- Pues fue un adelanto. Porque, si uno mataba al hijo de otro, éste tan sólo tenía derecho a matar un hijo, y sólo uno, del ofensor. Y, si iban a juicio, el juez no podía condenar al agresor más que a perder un hijo y nada más. Y, si el agresor le había sacado un ojo al otro, el juez sólo podía condenar al primero a que le sacaran un ojo. Y así en todos los casos.
Desde Hammurabi, pues, ya fue imposible la venganza de la sangre.
- Visto de ese modo pudo ser un adelanto, pero...
- Sí, lo sé. Hoy nos parece una barbaridad pero eso se debe a que,
desde Hammurabi hasta hoy han pasado algunas cosas, entre otras, que se ha dado un paso más en la administración y en el concepto de justicia, que ha consistido en eliminar las penas corporales sustituyéndolas por privación de libertad, el aplicar la pena proporcionada al delito y el tener en cuenta las circunstancias del delito y del delincuente. Y continúo con la historia:
Por aquellos tiempos de Hammurabi o poco después, apareció en la escena mundial el pueblo hebreo. Bueno, aparecieron muchos pueblos pero el que nos interesa es el hebreo. Y, por obra y gracia de Moisés, su legislador máximo, adoptaron la Ley del Talión, que estaba de moda entonces, para las relaciones entre hebreos, y la venganza de la sangre para las relaciones con extraños, y que, como también era moda, tradujeron más o menos diciendo: "odia a tu enemigo y, si puedes, devuélvele la ofensa".
Ten en cuenta que, hasta Moisés, bueno, hasta la cautividad en Egipto, los hebreos habían sido pastores nómadas.
Llegó más tarde la religión cristiana, y su fundador puso el listón más alto al decir: "Ama a tu enemigo y perdónalo y ruega por él".
El mensaje hebreo se conservó, como es lógico entre los hebreos.
Aún, hoy día, es algo normal el comprobar cómo, ni ellos ni los árabes, por ejemplo, seguidores de otra religión que hizo suya la Ley del Talión y, por tanto, la venganza institucionalizada, - que no la rehabilitación - son capaces de perdonarse recíprocamente. Y ¿por qué? Pues porque lo llevan desde siglos en la sangre, porque lo han estudiado en sus libros sagrados, porque, en lo más profundo de su psique, tienen instalado un programa que les hace, casi inevitablemente, actuar así frente a cualquier ofensa de otro pueblo y esa es su concepción instintiva de la justicia. Y, quiero manifestar
que soy un admirador incondicional del pueblo hebreo. Es, sin duda, uno de los que más celebridades, tanto religiosas - no olvidemos que el propio Jesús, y sus padres y sus apóstoles y los primeros cristianos eran hebreos - como artísticas, científicas o literarias ha dado y sigue dando al mundo. Y que conste que tengo entre ellos muy buenos amigos. Y sé que no todos piensan así. Pero, a nivel institucional, a nivel raza, como grupo, no pueden evitar que se les escape el pronto de la venganza y no se les ocurra el perdón.
En cambio, como consecuencia del mensaje cristiano - y ello al
margen de que uno sea más o menos practicante o más o menos creyente o ateo - la cultura occidental ha estado impregnada por ese mensaje que nos hace estar programados para perdonar, tratar de comprender a la otra parte, darle otra oportunidad, en una palabra, creer en la posibilidad de la regeneración y la enmienda, ya que ninguno de nosotros somos perfectos.
Hablo de algo que, también inconscientemente, llevamos dentro. Por supuesto, no quiero decir que no haya habido entre nosotros guerras ni luchas ni injusticias pues bárbaros los hay en todas partes, pero la manera última de sentir es ésa y ello nos condiciona. Mira sino lo ocurrido tras las dos guerras mundiales: Se ha firmado la paz, se han olvidado los agravios, se ha comenzado la reconstrucción y aquí no ha pasado nada. Mira, por el otro lado, qué ha ocurrido y qué está ocurriendo con el pueblo hebreo.
Hubo un loco, que hizo ciento - como siempre - que se dedicó a masacrar al pueblo de Israel. De eso hace ya muchos decenios, pero los israelitas aún no lo han olvidado. Y, lo que es peor, no lo han perdonado. Y aún siguen buscando, capturando, juzgando y ejecutando nazis dondequiera que los encuentran. ¿Que fueron unos asesinos? ¡Claro que sí! Unos asesinos merecedores de todas las sanciones concebibles, pero, ¿qué se consigue con vivir tantos años alimentando el odio y el afán de venganza? ¿Qué está ocurriendo, desde la fundación del estado de Israel, entre hebreos y palestinos, ambos con la venganza como norma moral institucionalizada para reaccionar ante las ofensas? Mira, por otra parte, lo que ocurrió, por
ejemplo, en España con la conquista romana (y digo España como podría decir cualquier pueblo europeo): Cuando llegaron allí los romanos, en la Península Ibérica vivían los iberos, los celtas y los celtiberos, cada uno de ellos con su lengua, sus monumentos y su cultura. Imagínate lo que debió ser la conquista romana que, prácticamente, no quedó nada de esos pueblos: No se conocen sus lenguas, se han conservado los Toros de Guisando, las Damas de Elche y de Baza y... poco más. La destrucción de sus culturas, de sus religiones, de sus tradiciones, de sus lenguas, fue total.
Y, sin embargo, esos pueblos se mezclaron con los romanos y no se les ha ocurrido, a lo largo de los siglos, fijarse en aquella hecatombe de modo obsesivo, ni odian a los romanos, ni intentan vengarse. Tuvieron su Numancia y su Sagunto, pero supieron asimilarlos y cuando los recuerdan lo hacen con orgullo pero sin odio. Y en Germania ocurrió algo parecido con la llegada de César y sus ejércitos.
- Sí, tienes razón. Es deplorable. Pero ¿ qué tiene todo esto que ver
con el cine?
- Tiene mucho que ver y verás por qué. pero antes quiero que
consideres otra cosa.
- ¿Cuál?
- La manera como el cine nos ha influido a todos.
- ¿Tú crees que nos ha influido mucho?
- De modo determinante y definitivo. Ten en cuenta que, desde niños, nos hemos alimentado prácticamente de películas de todo tipo, que a nuestros hijos les ha sucedido lo mismo y que sigue ocurriendo aún hoy.
Porque, dime: ¿Quién no cae en la tentación de contemplar alguna película cuando se sienta ante el televisor con algún tiempo por delante, o de grabarse una en el vídeo cuando no puede verla en su momento o, incluso, de alquilar una?
- Sí. Eso es cierto.
- Nuestra manera de pensar y de ver las cosas a lo largo de la vida se ha ido acomodando a lo que hemos visto en las películas, porque ese es su veneno: Que uno se identifica con los protagonistas y vive sus problemas y aprende sus lecciones, sean buenas o malas y que, en base a lo que le exhiben, va creando sus arquetipos de conducta. Y voy a hacer un inciso:
¿Cuál crees que era y es la finalidad del teatro, desde el Carro de Tespis hasta nuestros días? Pues, sencillamente, enseñar. Pero, ¿enseñar a qué? A vivir. Porque, al identificarse uno con los protagonistas, al vivir sus vidas, puede extraer las oportunas enseñanzas y, por tanto, adquirir experiencia, que es lo mismo que adquirir sabiduría. O sea que, el teatro, y por supuesto el cine, nos brindan la posibilidad de vivir varias vidas a la vez. Y vuelvo donde estábamos: Cuando niños, esos protagonistas del cine se nos aparecían como alguien a quien imitar para ser lo importantes que ellos eran. Y su manera de ser, de actuar y de pensar, es ya parte de nosotros...
- Si tú lo dices...
- No. Si yo lo digo, no. ¿Por qué fuma masivamente nuestra
generación y, más aún, la de nuestros hijos? Porque todas las estrellas cinematográficas, sin excepción, fumaban y, lógicamente, eso las hacía más interesantes y, durante la juventud eso es lo que más se desea. Y ¿por qué se bebe tanto alcohol? Por la misma razón. Antes de haber cine se bebía muchísimo menos. Y ahora...y todo derivado de esa lección permanente de las películas.
- Es verdad, todos los héroes cinematográficos de mis películas ,
menos Tarzán de los Monos, por razones obvias, fumaban y bebían.
- Pues fíjate qué casualidad. No sé si conoces la historia de
Hollywood, pero es interesante. Por un lado porque más del noventa por ciento del cine que hemos visto y que seguimos viendo procede de allí y el resto sigue sus pautas.
- ¿Y por otro?
- Porque Hollywood fue el resultado de la agrupación en poco
espacio de las primeras industrias cinematográficas de Estados Unidos, por allá por el primer cuarto de nuestro siglo. Y, casualmente, una gran parte de los más importantes entre los primeros productores, empresarios, directores y guionistas de Hollywood eran hebreos, casi todos de origen alemán.
- ¿Y qué?
- Pues nada. Que, como acostumbran cuando hacen algo, hicieron un trabajo impresionante, que aún dura. Y que, apenas percatados de la influencia que el recién nacido medio de comunicación podía ejercer sobre las masas, con la mejor intención y para evitar precisamente fomentar sin quererlo el vicio, la delincuencia, el incivismo, la indecencia o la inmoralidad, una de las bases que sentaron para desarrollar dentro de un marco predeterminado toda esa actividad, fue una especie de decálogo o código de conducta al cual se comprometieron todos a someter sus productos - código que Hollywood ha respetado escrupulosamente hasta hace pocos años -, y entre cuyos preceptos estaba, por ejemplo, el de que nunca aparecerían en la pantalla desnudos integrales, ni personas haciendo
el amor, etc. y que - y esto es importante - el bien siempre terminaría venciendo y el mal siempre resultaría perdedor y, consecuentemente, el malo siempre sería debidamente castigado. Y que los protagonistas estarían siempre del lado del bien. Y así ha sido durante tres cuartos de siglo en que se han respetado esas normas que, últimamente han ido infringiéndose. Pero, curiosamente, se han ido infringiendo todas menos una: La del castigo del malo.
- ¿Y eso no está bien?
- Pues no. Porque el castigo de los malos supone que los buenos, o
sean, los protagonistas, no tienen otra misión a lo largo de toda la película, que matar al que mató, vengando con ello el daño que causó, pero no enmendando nada ni aportando nada constructivo. Nos hemos acostumbrado a que, paradógicamente, el "bueno" sea el que más odia y el que más mata, sin distinguir nunca si el delincuente lo es por falta de medios o de formación o simplemente por enfermedad mental, no: Es delincuente, luego hay que eliminarlo. Y, por supuesto, sin darle la oportunidad de arrepentirse o de mejorar; sin intentar comprenderlo o ayudarle, es decir, erigiéndose los buenos - autocalificados buenos, claro - en acusadores, jueces y verdugos y sin reconocer, hipócritamente, que
ellos, que tampoco son perfectos, no son tachados de delincuentes
sencillamente porque sus faltas no las ha descubierto nadie o porque nadie se atreve a denunciarlas. Pero, entretanto, y eso es lo peor, vive lleno de odio y de desprecio en vez de dejarse guiar por la comprensión y, puesto que es, o se considera mejor, sembrar amor y simpatía. A estas alturas, nos parece todo eso tan normal que, si pasados los primeros diez minutos de película no hemos visto ningún asesinato o ninguna violación o ninguna violencia de cualquier tipo, nos parece que la película carece de interés y se nos hace aburrida. Y, apenas aparece el "malo", ya estamos deseando
que lo maten, con lo que el argumento, en realidad, sólo consiste en ver cómo se las compone el "bueno" para matarlo, con lo cual todos
respiramos tranquilos.
- Pero eso es bueno ¿no?
- Para los partidarios de la Ley del Talión, al parecer, sí. Pero para
nosotros, con formación cultural cristiana, no. Para nosotros, lo lógico sería que al " malo" se le tratase de comprender, de reconvertir, de darle más oportunidades para que arrime el hombro en la sociedad, pero no de matarlo. Lo lógico sería que se hablase de perdón, de comprensión, de fraternidad, de ayuda, de colaboración...y no de venganza, violencia ni desprecio. Lo que priva en el cine es, tristemente, la pura Ley del Talión con todas sus secuencias, incluida muchas veces la venganza de la sangre.
O sea que, en el mejor de los casos, estamos otra vez en tiempos de Hammurabi, si no unos milenios antes.
Y hay aún otro fenómeno no menos preocupante: Los habitantes de los Estados Unidos de América, descendientes en su mayor parte de europeos y, por tanto, de cultura cristiana, como consecuencia del cine, han acabado por creer que esa civilización de la violencia y la venganza es la suya. Y hasta a nosotros nos está también ocurriendo.
- Realmente es triste.
- Y tan es así que te voy a contar algo de mi propia vida y que
demuestra cuanto te vengo diciendo: Cuando mi hermana y yo éramos niños, al llegar mi padre a casa después del trabajo, los dos corríamos a darle un beso. Pues bien, - y sin que yo pueda quejarme de mis hijos que, afortunadamente, me han salido maravillosos - cuando han sido pequeños y yo llegaba a casa de trabajar, ellos me esperabas agazapados tras algún mueble y...me disparaban y me mataban. Y yo, tan imbuido como ellos por las películas, me hacía el herido, el moribundo o el difunto, según los casos, y el juego continuaba. Pero ¿por qué? ¿Por qué, tanto ellos como yo, considerábamos el tiro al padre tan normal como la generación anterior consideraba el beso al padre? Y esa es la causa de tanta violencia existente en todos los campos de la actividad humana: La familia (¿cuántos divorcios y separaciones? ¿Cuántos maltratos a niños?), el trabajo (¿Cuánta explotación? ¿Cuánto odio? ¿Cuánta miseria? ¿Cuántas revoluciones?), la política (¿Cuántas mentiras? ¿Cuánta corrupción? ¿Cuánta defraudación? ¿Cuánta hipocresía?)...y, supongo que no hace falta que siga.
- No, no hace falta. Pero, ¿qué solución hay?
- Pues, la lógica. Volver al espíritu cristiano. Yo pienso que no es
casual que la doctrina cristiana apareciera en Israel y se diera a occidente.
Para mí, apareció en Israel, promulgada por un israelita, para perfeccionar, como El dijo, la ley de Moisés, resumiendo los diez mandamientos en uno sólo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo", sin distinguir si ese prójimo te ofende o no, para darle la ocasión de aprender que aquella Ley del Talión, que fue un adelanto en su momento, ya no lo era y se había convertido en una rémora para el progreso. Fíjate el esplendor de la Córdoba musulmana o del Toledo cristiano en la Edad Media. ¿Por qué? En ambos casos, porque las tres religiones, judaísmo, islamismo y cristianismo, convivieron
en paz.
Y, por otra parte, pienso que la religión cristiana se dio para
occidente, para la parte llamada a dirigir el mundo en los milenios
siguientes, la parte que iba a sobrepasar la ciudad-estado para concebir y crear el estado moderno y, después de él, los estados federales, donde esos sentimientos primitivos no son ya convenientes ni deseables. Y otra cosa quiero añadir: No veas en mis palabras animadversión alguna contra nadie.
Sé, y creo firmemente, que todos somos hermanos.
En todos los pueblos y en todas las culturas hay fanáticos. Pero las
facciones fanáticas de unos y otros, con todo el daño que hacen, no son significativas en ese aspecto. Lo significativo es el poso cultural, el concepto que se lleva dentro, del bien y del mal, de lo recto y lo que no lo es, del perdón y del castigo, de la paz y la violencia, de la justicia y la equidad... Son, como casi siempre, los prejuicios, las programaciones subconscientes lo que nos hace actuar.
- ¿Y qué?
- Por tanto, nuestro futuro - y, mientras occidente dirija el mundo, el futuro del mundo - debe estar al margen de que se crea o no en Dios y se practique o no una religión, en sacar a la superficie el poso cristiano que llevamos dentro. Ya está ocurriendo con las instituciones benéficas, nacionales e internacionales que todos conocemos. Pero eso se está haciendo por unos cuantos, generalmente los más preparados en ese aspecto y que piensan como deben pensar. El gran problema está en la masa que, alimentada permanentemente por el cine y su escala de valores,
impropios de occidente y de nuestra cultura, se encuentra moralmente fuera de juego y, por tanto, perpleja. Fíjate cómo acepta las modas: Los pantalones vaqueros, las marcas, la música, la manera de divertirse, en una palabra, el "American way of life". Estoy seguro de que, con la misma unanimidad y empeño aceptarían otro mensaje consistente en la colaboración, la paz, el diálogo, la ayuda, la comprensión... ¿Te has dado cuenta de que cuando, de tarde en tarde, aparece una película con ese mensaje, aparte de que "todos" comenten que es una sensiblería y carece
de interés, todos la ven? Pues ese debería ser nuestro cine, el de occidente, que hoy nos parece tan extraño. Hasta las películas para niños, hasta los dibujos animados predican el abuso del fuerte, el desprecio del desvalido, la venganza, el ojo por ojo, y jamás, jamás, el perdón o la disculpa o la comprensión. ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál es el final? Pues yo no veo más que dos finales posibles: El de que nos matemos todos unos a otros en una espiral de violencia - ya estuvo a punto de ocurrir durante la guerra fría con las dichosas armas nucleares - , de competencia, de odio y de egoísmo; o el de que se produzca un milagro. Y, lógicamente, me inclino por éste último. Y, quizás eso sea lo que está empezando a ocurrir.
DÍA 30
IL MESSAGGERO, Roma
LA GRAN PREGUNTA
- ¡Qué tontería!
- No. No es tontería. Es una gran verdad. Para la mayor parte, vivir es disfrutar sensualmente, trabajar, moverse, cambiar de actividad, comprar, tener, ostentar, luchar, ayuntarse, procrear, votar, criticar, practicar o contemplar deportes o espectáculos, etc. etc.
- ¿Y eso no es vivir?
- Eso no es lo que yo llamo vivir. Eso es, simplemente, vegetar. Eso lo puede hacer cualquier animal. El hombre debe hacer mucho más, puesto que es un ser que, además de ser animal, tiene mente, razón, inteligencia, lo cual lo convierte en el único animal que puede adquirir conciencia de existir, de ser; pero de ser algo especial, distinto, con un contenido inmaterial e intransferible e incompartible, que lo hace singular e irrepetible... No me opongo a todo lo demás pero, lo principal, lo que debe caracterizar al hombre es eso. Y eso se llama la introspección, el encuentro consigo mismo. Te aseguro que es una experiencia que nunca se olvida. El mirarse uno mismo, el verse con los ojos del pensamiento y preguntarse
¿quién soy yo?, ¿qué hago aquí?, ¿por qué he venido? y ¿para qué?, eso le marca a uno para toda la vida. A partir de ahí todas las demás cosas reducen su atractivo. ¿Por qué crees tú que a la mayor parte de la gente le asusta quedarse solo, cuando estar solo significa estar consigo mismo y, te puedo asegurar que es una experiencia cada vez más atractiva? No es casualidad que los grandes pensadores, los sabios, los mejores de entre los hombres, hayan gozado con la soledad e incluso la hayan buscado.
Recuerda a Fray Luis de León cuando decía aquello de: "Qué descansada vida / la del que huye el mundanal ruido / Y sigue la escondida / senda por donde han ido / los pocos sabios que en el mundo han sido". Y recuerda a Lope de Vega con sus: "A mis soledades voy/ de mis soledades vengo/ porque para andar conmigo/ me bastan mis pensamientos". Cuando uno se plantea esas preguntas en serio, a sí mismo, le aparece en lo más íntimo un
propósito, no expresado pero que ininterrumpidamente le empuja , de descifrarlas, de encontrarles una respuesta satisfactoria porque si no, sin respuesta a esas cuestiones, la vida carece de sentido. Y precisamente en esos que buscan las respuestas a la gran pregunta es en quienes Cristo pensaba cuando dijo aquello de: "Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, pedid y recibiréis".
* * *
OCTUBRE
SÍNTESIS DE OCTUBRE
cundiendo ya a nivel mundial.
De la prensa, donde ya es general, ha pasado a la radio. En todas las emisoras existe ya un lugar para lo hermoso, lo verdadero y lo bueno.
Y está acentuándose rápidamente en las cadenas de TV.
El lector, estamos seguros, percibirá, a lo largo de este capítulo, el cambio de ambiente, esa tendencia a tomar la vida con mayor seriedad y hasta con más responsabilidad. Empieza a cundir el que, cada cual dirija, de vez en cuanto, la mirada a su propio interior. La mayor parte de la gente aún no se atreve a confesarlo, pero lo hace. Y ya no se ironiza sobre el tema. Todo esto está significando una sacudida interna para todos.
Pero no queda ahí la cosa pues los media se ven impelidos insistentemente a incidir en el tema y a profundizar en él, y hay ya quien augura que, de seguirse así, podríamos ser testigos de un cambio de pensamiento a nivel mundial cuyas consecuencias nadie se atreve a pronosticar.
Tanto está calando esta nueva visión de todo en el alma de la gente, que ya ha comenzado a proliferar la producción poética, que es claro exponente de lo que está ocurriendo en los mecanismos internos de la Humanidad toda y que, como siempre, a lo largo de la Historia, sabe adelantarse a su tiempo y sabe poner oportunamente el dedo en la llaga.
Hemos creído conveniente separar, al final de cada mes la selección de las obras poéticas producidas durante el mismo.
DÍA 1
EL PAÍS, Barcelona
EL KARMA
que nos castiga, sino que se debe a una ley natural a la que, precisamente por serlo, ningún hombre puede sustraerse.
Pues, lo mismo ocurre en los planos más elevados como el emocional y el mental. Sólo que, en ellos, además de esta ley, que es universal, rige otra que se nos ha enunciado muchas veces a lo largo de la historia: "Ama a tu prójimo como a ti mismo" y que, desarrollada, se expone así: "Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti y no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti".
Todo lo que hagamos de acuerdo con esta ley natural facilitará
nuestro desarrollo y tendremos una vida feliz, plena, tranquila, sana, etc.
Por otro lado, todo lo que hagamos infringiéndola, producirá sus propios efectos que, en este caso serán: La miseria o la falta de facultades mentales o la mala situación económica o la conciencia intranquila o el entorno hostil o la enfermedad, etc.
Pero es siempre la misma ley. Y no necesita, ni existe, un Dios
vengador ni castigador aunque, en determinados estadios de la historia de la Humanidad, así se le haya dicho. El Antiguo Testamento decía: "Teme a Dios". Pero el Nuevo Testamento ya dice: "Ama a Dios". El Dios del Antiguo Testamento es un Dios celoso, cruel, exclusivo para el pueblo elegido. El Dios cristiano, el Dios del Nuevo Testamento, es el Dios del perdón, del amor y es un Dios para todos, sin distinción de razas.
No es en modo alguno cierto que para evolucionar sea necesario el
sufrimiento. En absoluto.
Pensemos, para aclararlo, en otra ley universal, la Ley de Analogía,
que se enuncia así: "Como es arriba, así es abajo; como es abajo, así es arriba". Esta es la ley que constituye la clave para penetrar los grandes misterios y las grandes correspondencias entre los distintos planos de existencia. Pues bien, ¿qué ocurre con nuestro cuerpo físico? ¿Es preciso sufrir para estar sano y llevar una vida sin trastornos ni enfermedades?
Realmente, no. Basta con adquirir y cultivar hábitos sanos y el cuerpo responderá inmediatamente. ¿Supone eso sacrificio? Por supuesto que no.
El problema surge cuando uno ha adquirido hábitos perniciosos. Entonces, si fuma o bebe o come en exceso o de modo desequilibrado o lleva una vida sedentaria, etc. - lo cual le está perjudicando y acortando la vida de su cuerpo físico - para él será un sufrimiento dejar el tabaco o el alcohol o el mal hábito adquirido. Pero ese sufrimiento no provendrá, en modo alguno, de que estar sano cueste sacrificio, sino de la realidad de que abandonar un hábito sí que cuesta.
El sacrificio, pues, no es elemento que necesariamente deba
acompañar a una vida sana, salvo que hasta ese momento no se haya llevado dicha línea de vida y se pretenda cambiar para bien.
Y en los planos superiores ocurre lo mismo.
El dolor, pues, y el sufrimiento no son, en modo alguno necesarios
para el progreso. Ni siquiera están en el esquema de la evolución. Es el hombre el que, al no ajustarse a la ley natural, es decir, al modo normal de vivir, produce en su propio ser desequilibrios que nosotros llamamos karma. El karma, pues, es totalmente innecesario y es obra, exclusivamente, del hombre. Esto sirve para la mayor parte de la Humanidad.
Otra situación se da cuando alguien comienza a "hollar el Sendero", o a caminar firme por él porque, para entonces, ya ha cambiado su escala de valores. Me explicaré:
La Ley de Retribución o Ley del Karma, en realidad, obedece a otra superior, que es la Ley del Equilibrio. Lo mismo que, cuando se riega un campo, aunque en él haya hondonadas, terrones, montículos, agujeros, etc., el agua, poco a poco lo va llenando todo, lo va nivelando todo, hasta que la superficie deja de tener accidentes para pasar a ser totalmente plana, horizontal y equilibrada, es decir, a nivel, ocurre con la Ley de Retribución: Tiende al nivel final, es decir, a que no haya nada, ni por encima ni por debajo de lo perfecto. En otras palabras: Que cada uno cobre
o pague lo que le sobre o lo que le falte, que cada cual reciba y
experimente todo el bien que haya hecho, pero también todo el mal que causó. Esto se comprende perfectamente con el ejemplo de un viaje entre dos ciudades: Un avión iría en línea recta, que supondría, en este ejemplo, la perfección. Pero un coche se vería obligado a tomar una serie de curvas, unas hacia la izquierda y otras hacia la derecha de esa línea recta que seguiría el avión. Y ¿qué ocurre al final, cuando se llega en coche a la ciudad de destino? Pues ocurre, aunque no seamos conscientes de ello que, si sumamos los grados de todos los ángulos de las curvas con desviación hacia la izquierda, por una parte, y los de los de la derecha, por otra, se
habrán equilibrado y la desviación final será la misma que si hubiésemos ido en avión, es decir, el equilibrio, cero.
Antes de comenzar a hollar el Sendero, es casi imposible que el
hombre pague toda la deuda acumulada durante vidas y vidas de
ignorancia y desviación. Pero cuando ha iniciado conscientemente su desarrollo, cuando toma su evolución en sus propias manos, cuando comprende la existencia y el funcionamiento de la Ley de Retribución, entonces ya puede ir pagando deuda mientras vive (es decir, tomando curvas hacia la derecha para compensar las que antes tomó hacia la izquierda), sin producir deuda nueva, ya que será aceptada como un paso necesario y justo para la propia evolución. Porque también sabe el estudiante que, cualquiera que sea el estado de desarrollo de cualquier hombre, nunca se le asigna mayor karma del que , en sus condiciones presentes, sea capaz de soportar. Otra cosa es que sea capaz de hacerlo dignamente y no cree nuevo karma.
DÍA 2
EL DIARIO MONTAÑÉS, Santander
NUESTRA ACTUACIÓN
naturales, hasta que nosotros, los hombres, rompiendo esa inercia,
actuamos. Pero, ¿cómo actuamos? Por tres vías, pero siempre mediante el empleo de la misma energía: La energía creadora, bien mediante el sexo, mediante el pensamiento o mediante la palabra. Y así procreamos, pensamos o hablamos. Y esas son las tres únicas formas que tenemos de emplear la capacidad creadora que, junto con la vida y el libre albedrío, son los dones más preciados que hemos recibido de Dios, y de los que somos depositarios o, más bien, administradores. Esos son los Talentos de que habla el Evangelio y que hay que hacer rentables y no mantener inactivos ni improductivos por aquello de que "al que más tenga, más se le exigirá".
Y no se piense que nos hemos dejado olvidada una forma de
influenciar la naturaleza que, a primera vista, es la más importante y, desde luego, para todos, la más potente: La acción. No. Porque la acción no es más que la expresión, la manifestación del pensamiento y, por tanto, de la fuerza creadora mental. Y el fruto de nuestros actos, las cosas, a la postre, no son sino cristalizaciones de nuestros pensamientos.
DÍA 2
LA VOZ, Arrecife de Lanzarote
TRAS LA MUERTE, TODOS IGUALES
Cada cual se encuentra, aislado, completamente aislado, frente a su problema que no es otro que repasar su última vida a la luz de las leyes naturales. Y ya nadie cuenta, porque esa es la ley natural, con más valor que el suyo propio, ni más grado que el adquirido por el propio esfuerzo, ni más retribución que aquélla a la que se ha ido libremente haciendo acreedor a lo largo de la vida. Por eso es perfectamente simbólico y sintomático que nada traemos al nacer de cuanto aquí se valora: Honores, cuna, riquezas, talento, influencia, poder, etc., ni nada de ello nos llevamos al morir. Todo no fueron sino espejismos, señuelos, artificios, para curtir nuestro espíritu en el desarrollo del propio discernimiento, es decir, de la
capacidad de distinguir entre lo verdaderamente importante y lo que sólo es pasajero y ficticio. Si una vida aquí dura setenta u ochenta años y una vida "entre vidas", entre dos encarnaciones, en los planos superiores, dura unos mil años, ¿cuál de las dos es más importante? ¿Dónde se desarrolla realmente nuestra existencia? ¿Cuál es verdaderamente nuestro hogar?
DÍA 3
AVUI, Barcelona
LA FAMILIA, HOY
Si todo tiene en la naturaleza su por qué y su para qué, y el hombre
forma parte de la naturaleza, habrá que pensar que el hecho de que sea la hembra la que concibe, gesta y alumbra al nuevo ser, la que lo amamanta (o, según la naturaleza, lo debería amamantar) y la que lo cobija y le enseña las primeras palabras y los primeros movimientos, la que supone, de un modo natural, el único refugio seguro para el niño en todas sus tribulaciones, penas, dolores y experiencias de la vida incipiente, debe tener algún sentido y algún fin y si eso se transforma o se omite o se mixtifica, algo no va a ir como la naturaleza tenía previsto. Y así es.Porque, sin duda ninguna, son distintos los niños de hoy, cuya madre (en el ejercicio de los derechos que indudablemente tiene y que en su escala de valores son prioritarios) trabaja fuera del hogar y, por tanto, tiene con sus hijos el contacto que ese trabajo le permite, es decir, el que antes tenía el padre; pero éste trabaja también, por lo que hay que sustituirlos por la guardería (dado que también se ha decidido que los abuelos, cuya misión era precisamente esa, de acuerdo con la naturaleza, no convivan con los nietos). Pero una guardería, por modélica que sea, no puede dar al niño el cariño de la madre, ni sus abrazos ni sus besos ni su consuelo; ni puede relatarle las historias de la familia, ni dotarlo de unas raíces, unos signos de identidad que hagan que sienta quién es, a qué grupo pertenece, y cómo éste ha evolucionado, qué papel desempeña, etc. Por eso los niños crecen, en ese aspecto, importantísimo, completamente asépticos. Y, cuando llegan a adolescentes no se sienten ligados a nadie: ni a sus padres, a los que sólo han visto esporádicamente y de los que sólo han recibido colegio, comida, vestidos y alguna que otra reprimenda, ni a sus parientes, de los que no saben nada, ni a su ciudad; ni a las ideas familiares; ni a nada que pueda significar un áncora que los fije a algo por algún motivo importante para ellos. Y tenemos una juventud desarraigada, pasota, indiferente a todo y a todos, que se refugia en el consumismo, en la droga, en el desinterés por el esfuerzo y la superación, en la irresponsabilidad, y en la indiferencia ante el futuro, que se les presenta difícil.
Quizá, sin embargo, todo ello sea un proceso también previsto por la naturaleza y de esa soledad permanente de los niños de hoy desde el principio de su vida, nazca una capacidad de adaptación, de ideación, de originalidad, de cambio de rumbo, de reestructuración social, de recomienzo de la historia que al fin produzca algo mejor que lo que nosotros les hemos legado. Porque, no lo olvidemos, según las leyes naturales, "el mal no es sino bien en formación".
DÍA 3
LE SOIR, Bruselas
NECESIDAD DE UN NUEVO CONTRATO SOCIAL
El Contrato Social de Rousseau hizo posible, cuando las monarquías absolutas habían dado de sí todo lo que podían dar, se habían agotado como sistema político y no tenían solución para una sociedad desorientada que pedía nuevas ideas en qué creer y en qué basarse para vivir y para actuar, el paso al estado moderno. De las ideas de Rousseau - y de Montesquieu con su "Espíritu de las Leyes" - ha vivido la humanidad, prácticamente dos siglos. Pero también este sistema - los tres poderes, la limitación de la autoridad real, el voto, etc. - ha dado ya de sí lo que podía y se ha agotado. Hace falta otra idea, otra estructura, otras metas, otro mensaje para la gente. En una palabra: Hace falta un nuevo Contrato Social.DÍA 4
RNE Andalucía, Sevilla
UNA NECESIDAD URGENTE
Los políticos, según ellos en nombre del pueblo, se reúnen, discuten, hablan, firman tratados, se atacan, se defienden, hacen leyes, las corrigen, las interpretan, arguyen... y mientras el pueblo abre cada día los periódicos por las páginas de deportes. A eso hemos llegado. ¿Solución? Una nueva idea que ilusione a todos, que los haga cómplices en la elaboración de su futuro y el de sus hijos. No hay otra.DÍA 5
ALERTA, Palencia
LA SOLUCIÓN
¿Cuál es el mejor sistema para conocer quién es el asesino en unanovela policíaca? Lógicamente, el mejor sistema es leer el último capítulo.
¿Y para comprenderla? Leer primero el último capítulo y después
empezarla por el primero y continuar en el orden normal. Ello nos permite dar a los elementos clave el valor que tienen en relación con el asesino, ya que conocemos quién es éste.
Por tanto, en la vida, ante cualquier problema, deberemos obrar de igual modo: Suponer una solución (último capítulo) y luego repasar todo el asunto relacionando los datos que tenemos con esa solución. De ese modo el problema pronto dejará de serlo.
DÍA 5
HERALDO DE ARAGÓN, Zaragoza
LA EMOCIÓN Y EL PENSAMIENTO
La emoción es incompatible con el razonamiento. El razonamiento, ni debe contener emoción ni debe producirla. Está, sencillamente, por encima de ella.Por eso el que discute con emoción, no está en condiciones de
razonar sino que se encuentra en el nivel de las emociones.
Ningún hombre puede sentir (o estar seguro de que siente) la misma emoción que otro: El amor, la amistad, el odio, la simpatía, etc, tienen un valor distinto para cada hombre e, incluso, para cada momento del mismo hombre. Sin embargo, un razonamiento, como tal exento de emoción, lo pueden o, mejor dicho, lo tienen que hacer igual, exactamente igual, todos los hombres y para todos tiene exactamente el mismo valor: Dos y dos son cuatro siempre y para todos.
DÍA 6
DILY MIRROR, Londres
LA SELECCIÓN, AL REVÉS
El hombre es el único ser que ha realizado la selección de la raza al revés. Todos los animales siguen la ley natural que establece que, los machos más capacitados, más fuertes, más sanos, son los que,imponiéndose a los demás, se aparean y transmiten con ello esas
características a su descendencia, con lo cual la especie va mejorando, cosa que no podría ocurrir si, quienes se aparearan fuesen los incapaces, enfermos o débiles. Pero el hombre, a lo largo de la historia, como ha establecido una serie de pautas de conducta que se alejan de las leyes naturales y, entre ellas, la peor, la de la guerra - que no se da entre los animales, que nunca matan a ninguno de su propia especie - y la ha puesto en práctica infinitas veces desde que se tiene memoria, incumpliendo dichas leyes naturales, ha ido enviando a luchar a los mejores, los más fuertes, los más sanos que, lógicamente, han ido muriendo en las batallas.
Y han quedado siempre para reproducirse los menos aptos. Habría que preguntarse cómo sería ahora la Humanidad si el hombre se hubiera ajustado a lo indicado por las leyes naturales.
DÍA 7
LA REPÚBLICA, Montevideo
LA ENVIDIA Y EL AMOR
La envidia es uno de los más potentes antagonistas del amor. Pero,aunque nos parezca extraño, si se examina el tema en profundidad, la dictadura, la democracia, el comunismo y cuantas doctrinas, no basadas en el amor desinteresado, pregonan la igualdad de los hombres, hunden sus raíces en la envidia, o sea, en la incapacidad para admitir que nadie sea o tenga o aspire o disfrute más que uno mismo.
El único medio, aparte del amor, para curar la envidia, es el de
prescindir del hábito de la comparación. Si uno acepta lo que tenga, o lo que sea, o lo que le venga, sin compararlo con lo que otro tiene o es o le viene, será feliz. Si compara, será desgraciado. Porque siempre, siempre habrá alguien más rico, más guapo, más bueno, más simpático, más influyente, más atractivo, más importante, más célebre, más admirado, más... Y eso el envidioso no lo comprende ni lo admite. Todo ello no quita la necesidad del esfuerzo permanente por mejorar, claro. Pero ese es otro tema.
El envidioso aún no ha caído en la cuenta de que lo más envidiable no son las posesiones ni el poder ni la fama, sino la felicidad. Y que ésta sólo podrá ser suya cuando deje de ser envidioso.
Resulta ilustrativo ver cómo los jóvenes de antaño, tan idealistas -
algunos hasta violentos - y que clamaban contra las injusticias sociales y la necesidad del reparto equitativo, cuando llegan a la madurez y se han situado en la sociedad, son los más celosos defensores de su status y de sus privilegios.
La envidia, pues, que es un vicio y, por tanto, una violencia, no
puede provocar a la larga más que violencia.
La única medicina contra la envidia - y contra todos los vicios - es el amor. El amor desinteresado, el servicio altruista, la identificación con los demás. Es el único camino. Pero primero hay una labor mental, de concienciación, sin la cual la envidia prolifera como mala hierba en las almas de la gente.
¿Por qué la propaganda tiene más éxito si fomenta el enfrentamiento, el antagonismo o la competencia, que cuando predica el amor, la colaboración, el diálogo o la paz? La raíz está en la envidia; en una deficiente estructuración mental; en una insuficiente información; en una mínima o nula formación.
DÍA 7
HELLO, Londres
LOS PROBLEMAS
Si chocas con frecuencia con una persona; si un asunto que temolesta reaparece; si una situación que te resulta desagradable se repite... ahí está tu lección. Profundiza, analízate, averigua el por qué de ese problema y verás que algo en ti hay que corregir. En la vida diaria ocurre como nos sucedía en el colegio con cada problema de matemáticas: Antes de resolverlo nos parecía un rompecabezas pero, una vez resuelto, dejaba de ser problema para nosotros. Lo seguía siendo para todos los que aún no lo sabían resolver, pero no más para nosotros. Por tanto, cuando te surja un
problema, resuélvelo de acuerdo con las leyes naturales y, una vez
resuelto, dejará de ser problema.
DÍA 8
COSAS, Santiago de Chile
LA ÉPOCA ACTUAL Y LA FUTURA
La Edad Media giró en torno a la religión, que fue la actividadhumana predominante. El Renacimiento tuvo por actividad prioritaria el arte. El Racionalismo adoró la razón. Ahora entramos en una nueva época cuya actividad será racional y religiosa a la vez, una actividad que nos llevará a "pensar con el corazón y a amar con la mente", una actividad que nos descubrirá a Dios, pero dentro de cada uno de nosotros y en el corazón de cada semejante. Una actividad que convertirá a cada individuo en su propio maestro, en su propio sacerdote, unido directamente a un Dios impersonal, omnipresente, omniabarcante, todo amor, todo ternura, todo vida, todo luz, todo felicidad...
Estamos saliendo de Piscis, cuya clave era "la armonía a través del conflicto" y todas sus luchas y guerras y diferencias y enfrentamientos nos están sirviendo, a nivel cósmico y a nivel individual, para aprender la lección del diálogo, de la comprensión, del perdón, de la colaboración, del servicio...en una palabra, del amor.
DÍA 9
DIARIO DE JEREZ, Cádiz
LOS QUE PASAN DE LARGO
ves, te ven y pasan de largo.
DÍA 9
TELEMADRID, Madrid
LAS ORUGAS
Si las orugas no estuvieran dirigidas por el espíritu de su especie que las hace recorrer inconscientemente su ciclo vital, si fueran libres como lo es el hombre, de pensar y de hacer lo que quiere, ¡qué pena nos daría ver que se aferraran a su vida ramplona y se negaran a levantar la mirada y convertirse en mariposas! Y, sin embargo, ¡eso es precisamente lo que hacemos la mayor parte de los hombres!DÍA 10
RADIO ESTUDIO, Alcobendas, Madrid
LA ENSEÑANZA
La enseñanza comenzó siendo directa, de maestro a discípulo. Pero, poco a poco, se han ido distanciando sus dos elementos. Desde aquel Aristóteles que paseaba rodeado de los suyos, a la educación a distancia actual, hay un abismo. Pero, a pesar de ello, la enseñanza es igual de efectiva. ¿Por qué? Porque, en el fondo, la enseñanza no es tal, sino que lo único que existe es el aprendizaje y, en última instancia, la búsqueda por parte del discípulo, sin la cual eran inútiles antiguamente los maestros y son inútiles ahora los libros.DÍA 10
LA VOZ DE ASTURIAS, Lugones-Siero, Asturias
¿QUÉ DA MÁS MIEDO?
¿Qué da más miedo: el esfuerzo por aprender, el temor al fracaso o el permanecer ignorante? Es ésta una pregunta que todo hombre debe plantearse y resolver en su fuero interno, por sí y ante sí. Esperemos y deseemos que se incline por el camino del aprendizaje porque, de otro modo, la pregunta permanecería eternamente ante su vista, como la zanahoria ante el hocico del asno. Sólo si se acomete el aprendizaje, la zanahoria desaparece, la pregunta se esfuma y, en su lugar, aparece la propia realización.DÍA 11
JAÉN, Jaén
EL LIBRO ABIERTO
Cada vez que aprendes algo, ya no eres el mismo. Y, si mantienesabiertos los ojos de tu alma, estarás aprendiendo cada instante de tu vida.
La vida, pues, es cierto que es cambio y porque es cambio, es aprendizaje.
He dicho, si mantienes abiertos los ojos del alma. Y eso quiere decir: Si sabes extraer de cada minuto que vives, la apropiada enseñanza e incorporarla a tu fichero vital en forma de experiencia, o sea, de sabiduría.
Por eso se ha dicho siempre que la vida es un libro abierto y dispuesto a ser leído.
DÍA 12
NEUE ZÜRCHER ZEITUNG, Zurich, Suiza
APRENDER A APRENDER
¿Por qué no se hace obligatoria en los colegios una asignatura queenseñe a aprender? Eso sería lo más lógico. Los niños sabrían así lo
necesario que es estudiar, cómo se aprende, por qué y con qué fin. Y ese conocimiento los acompañaría a lo largo de toda su vida, como los acompaña la tabla de multiplicar.
DÍA 13
RADIO M-80, Pontevedra
¿LAS PRESUNCIONES SON VIOLENCIA?
Así como todo el edificio jurídico se basa en una presunción: La de que todos los ciudadanos conocen todas las leyes detalladamente - de ahí el precepto que establece que "la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento" -, toda la enseñanza se basa en otras dos presunciones no menos monstruosas: La de que todos los niños saben estudiar y la de que les apetece hacerlo.DÍA 13
ONDA RAMBLA, Barcelona
VIVIR BIOGRÁFICAMENTE
No vivas biológicamente, como un ser sin inteligencia; vivebiográficamente, como un hombre. Pero eso sólo te será posible si te das cuenta de que tienes un corazón y una mente y los cultivas y los empleas y los desarrollas.
DÍA 13
RADIO SER, Coria, Cáceres
CUIDADO CON LAS CAUSAS
Si toda vivencia entraña una enseñanza, si sabemos extraerla; si nada ocurre sin un fin; si la vida es un camino, no cabe duda de que todo lo que pensamos, decimos o hacemos, y aún lo que deseamos, tiene un objetivo, es, en otras palabras, una fuerza que ponemos en acción y que, en su momento, tarde o temprano pero con seguridad, producirá su efecto.Miremos cada instante de nuestra vida como un anticipo de nuestro futuro. Y procuremos que las causas que liberemos, que lancemos a rodar por el plano inclinado de la existencia, sean de la mejor clase para que sus efectos, cuando lleguen, lo sean también.
DÍA 14
RADIO 40 Albacete
SACUDIR LA CONCIENCIA
Puede que el hecho de que los media expongan lo que ocurre contendencia a incidir en lo negativo, nos haga pensar que el mundo está peor que nunca. Pero ¿qué sabemos de las pestes, de las hambres, de las matanzas, de los odios, de los genocidios, de la esclavitud, de las repoblaciones, etc. ocurridos en tiempos en que no existían esos media o de los que se ha perdido la memoria?
De todos modos, ahora tienen la virtud de, concienciados como
estamos de constituir un todo, de que somos intrínsecamente iguales, de que tenemos los mismos derechos, sacudir nuestra conciencia, sentir que nos duele, lamentar intensamente nuestra incapacidad y predisponernos a actuar para mejorar el mundo.
DÍA 15
ABC ALICANTE, Alicante
TUS PROPIAS CREACIONES
El miedo, la ansiedad y la falta de confianza en sí mismo no tienen nunca justificación, pues no son sino creaciones mentales nuestras. En la naturaleza no hay nada parecido. En ella todo es orden, previsión, alegría de vivir, armonía, justicia, confianza, seguridad, sintonía y amor.Si te dejas dominar por esas creaciones tuyas, pues, te limitarán, te minimizarán, te privarán de alegría y de ilusiones, te alejarán de los hombres ... y de Dios.
Porque, tú eres Dios, eres una parte de Él y, por tanto, eres de estirpe divina y estás muy por encima del mundo y sus problemas y éstos no te pueden afectar... si tú no quieres. Tenlo presente siempre. Repítetelo, saca tu pecho espiritual y sonríe a la vida con alegría, con agradecimiento y con confianza... porque tú eres parte de Dios y, por tanto, Dios está contigo.
DÍA 15
COPE SIERRA NORTE, Alanis, Sevilla
LA RESPUESTA
Todo sentimiento de amor y devoción hacia lo alto, recibe siempre desde lo alto la respuesta adecuada. Pero, como esa energía es energía viva, la respuesta siempre, siempre excede al primer impulso, es decir que el efecto es mayor, siempre, que la causa. ¿De qué nos podemos quejar?¿Quién será el culpable de que no seamos felices?
DÍA 15
El DIARIO DE ÁVILA, Ávila
CAMBIA A MEJOR
Dado que la vida supone cambio permanente, ello nos hace tener que admitir dos cosas:1ª.- Que, en cada momento, hemos de intentar que el cambio sea a mejor, hacia lo positivo.
2ª.- Que cualquier momento anterior ya pasó y nos dejó su lección.
Por tanto, no debe preocuparnos nada más que para extraer esa lección.
Porque, salvo en eso, ya no pertenece a nuestra vida de hoy.
DÍA 16
DEIA, Bilbao, Vizcaya
AYUDAR A LOS DEMÁS
La gente se siente insatisfecha consigo misma y quisiera cambiar,pero no sabe cómo. Y, sin embargo, es muy fácil: Que trate de ayudar a alguien física, emocional o mentalmente. Se sentirá mejor: Al entregar un papel o cualquier objeto a alguien, que lo rodee de simpatía; al estrechar la mano de alguien, que le envíe amor; al contemplar un necesitado, que le envíe un pensamiento de ayuda; al presenciar una escena triste, que envíe a los afectados un rayo de consuelo; y, a lo largo del día, siempre que pueda, que reparta amor y alegría y esperanza y energía y salud y entereza a cuantos seres conozca necesitados de ello. Y aún impersonalmente, a quien los necesite. Indefectiblemente esas vibraciones positivas, sin excepción alguna, llegarán a su destino y producirán su efecto - que podrá ser físico, emocional o mental - y un día, cuando estemos nosotros necesitados de alguna de esas cosas, regresarán a nosotros...¡Es tan fácil!
Por supuesto, se me dirá que es mejor dar medios económicos al que los necesite y, a primera vista, así parece. Y quien pueda hacerlo, está obligado a ello, pues no son más que ocasiones que se nos dan para hacer de nuestros bienes el uso más justo y positivo posible. Pero, no deben desdeñarse, en absoluto las dádivas inmateriales, en el fondo, tan efectivas, positivas y reales como las materiales y que no son más que el primer estadio de realización en el mundo físico de todos esos deseos y pensamientos que emitimos.
DÍA 16
ANTENA 3 TV, Madrid
LOS IDEALISTAS
idealistas... y de sus ideas. Pero ninguno de ellos dejaba de tener los pies en el suelo. De otro modo sus ideas no hubieran podido realizarse. El idealismo, pues, no está reñido con la realidad, sino que forma parte de la realidad o, mejor dicho, la realidad, la ejecutabilidad, es su principal elemento. Si no, no serían ideas, sino locura.
DÍA 17
LA MAÑANA, Lérida
LA DIVISIÓN EN CUERPOS Y LAS FRONTERAS
La separación entre lo material y lo inmaterial es obra humana, no de la naturaleza. Lo mismo que las fronteras entre países - que los animales y los vegetales silvestres y las nubes y los vientos no conocen ni respetan - , la división del conocimiento en asignaturas o materias, etc., que el hombre ha hecho para su comodidad, para comprender mejor la naturaleza, no responden a la realidad. Porque, así como la tierra es una, sin fronteras, y el conocimiento es uno, sin asignaturas, el hombre es uno, sin división en cuerpo físico y cuerpos inmateriales. Todos ellos juntos son el hombre y como tales hay que considerarlos.DÍA 17
RADIO ANDALUCÍA ESTE, Pozo Alcón, Jaén
LA CIENCIA MÉDICA
Los médicos no son sino instrumentos por medio de los cuales secura. Por supuesto, en todo momento se cuenta con sus conocimientos, adquiridos voluntariamente como consecuencia de su vocación. Pero esa vocación responde a un deseo de ayudar a los demás, de darse, de servir.
Por eso se les utiliza con ese fin. Y por eso, cuanto más identificados estén con su papel, cuanto más sean conscientes de que deben dar amor, cuanto más positivas sean sus vidas, más energías curativas canalizarán y más éxitos tendrán y más realizados se sentirán.
DÍA 17
RADIO MONZÓN, Monzón, Huesca
LA CONVIVENCIA, NECESARIA
Un hombre sólo no podría evolucionar. Para ello necesitamosinexcusablemente a los demás. Es decir, que la convivencia es el medio más efectivo para la evolución. Por tanto, lo lógico, sabiéndolo, es aprovecharla al máximo. No vendría mal reflexionar sobre esto: Si el prójimo nos es necesario y nosotros somos necesarios para nuestro prójimo, ¿cuál deberá ser nuestra conducta para con él y cuál la suya para con nosotros, conociendo ambos esa recíproca necesidad?
DÍA 18
RADIO SALAMANCA, Salamanca
EL DESARROLLO
El hombre que está poco acostumbrado a usar la mente tiende, por ello mismo, a apoyarse en las emociones y en la fuerza física. Pero como se ve desbordado por los que ya han aprendido a manejarla - los que llamamos más inteligentes - acaba esforzándose para salir de tal situación, desarrollando con ello su mente atrasada. Con lo cual se demuestra, primero, que todos somos maestros y todos somos discípulos: y, segundo, que el mal es sólo y siempre, bien en formación.
DÍA 18
EL PERIÓDICO DE EXTREMADURA, Cáceres
LA CURACIÓN
El cuerpo físico, debido a que está interpenetrado por el cuerpo vital, se reconstruye a sí mismo. Cualquier herida se cicatriza siguiendo las líneas de fuerza que expresa el arquetipo y todo vuelve al estado anterior.
Lo mismo ocurre con cualquier otra dolencia. No es, pues, la medicina la que cura. Nunca lo ha sido. La medicina ayuda al cuerpo vital a regenerar el cuerpo físico. La medicina sola no podría curar, sin la colaboración del cuerpo vital. Considérese sino lo siguiente: Un cadáver no es más que un cuerpo físico abandonado por su cuerpo vital. Si a ese cadáver se le hace una herida o una operación, nunca cicatrizará , se le apliquen o no los medios de la medicina. Sin embargo, el cuerpo físico interpenetrado, vivificado por el cuerpo vital, puede regenerarse solo, sin la medicina, aunque es cierto que ésta puede acelerar la curación.
DÍA 18
EL DIARIO PALENTINO, Palencia
LA MÚSICA
No cabe duda de que la música es una de las bellas artes. Es capaz de, como se dice, amansar las fieras, curar enfermedades y modificar nuestro estado de ánimo. Piénsese sino, como ejemplo al alcance de todos, cómo las marchas militares nos exaltan, cómo los valses nos sugieren la necesidad de bailar a su compás, cómo las saetas nos hacen sentir dolor en el corazón, cómo el Ave María de Schubert nos conduce a altos niveles espirituales... De los efectos de la música sobre nuestro cuerpo y sobre nuestra alma no caben, pues, dudas.
Y ahí está la cuestión. En épocas remotas, cuando el hombre estaba entrando en el estadio animal de su evolución, los instructores de la humanidad utilizaban la música para despertar los instintos animales. Era una música fuerte y rítmica, prácticamente percusión y que tenía la virtud de animar el alma animal y concentrar en ella la conciencia. Entonces, pues, esa música era beneficiosa para la evolución humana.
Han pasado eras enteras. El hombre ha abandonado hace millones de años el estadio animal y ha recibido la mente. Su trabajo ahora, el trabajo de la evolución, consiste en desarrollar el intelecto y hacer retroceder la animalidad. No obstante, hasta hace poco y aún hoy día, existen pueblos muy atrasados, primitivos, que conservan esa clase de música para sus ceremonias guerreras, ya que les acentúa la agresividad, necesaria para el combate.
El gran error de la humanidad ha consistido, recientemente, en la
importación, aceptación y divulgación .- aprovechando la explosión de los medios de comunicación: radio, televisión, discos, audio y videocasetes, etc. - de esa música, disfrazándola con algunas melodías en tonos menores y considerándola como música moderna. Claro, esa música sigue produciendo los mismos efectos para los que se creó: Despertar y fomentar las emociones animales y aumentar la agresividad. Y las consecuencias las estamos viendo todos los días por doquier, aunque nadie se atreva a denunciarlo: Violencia, drogas, inmoralidad, promiscuidad, desprecio de lo superior al nivel animal, incremento de las emociones más primitivas, descenso vertiginoso de la cultura y el afán de aprender, desaparición casi total de la curiosidad, que ha sido siempre la brújula que ha dirigido el avance de la cultura, etc.
La música que se preparó para la humanidad de hoy, con el fin de desarrollar la mente, es la llamada música sinfónica. Esa era imposible en las antiguas épocas de los albores de la humanidad. Y es la única apropiada para el desarrollo armónico de los hombres de hoy.
No es difícil comprobar cómo actúan las dos clases de música sobre sus oyentes: Compárese el número de actos violentos, de drogadicción, de vandalismo, de incivismo, etc. que se producen entre los adictos a la música rock y los que se producen, porcentualmente como es lógico, entre los adictos a la ópera o a los conciertos de música sinfónica. Compárese la vida y, sobre todo, la muerte, de los compositores e intérpretes de una y de otra clase de música. Compárense los textos de las canciones de una y otra música. Estúdiese cuántas personas hay en las cárceles aficionadas a una y otra clase de música, siempre porcentualmente. Compárese la cantidad de aficionados a una y otra que hay en los sanatorios psiquiátricos o en las consultas de los psiquíatras y psicólogos. Pregúntese a éstos dos últimos por qué recomiendan a sus clientes que escuchen música sinfónica y no la otra. Estúdiese lo que se está comprobando sobre las reacciones del feto en el claustro materno, cuando escucha una y otra música...
Y es lógico. Lo que está haciendo la humanidad actualmente es
retroceder al momento en que sus instructores pretendían despertar los instintos animales cuando, lo que procedería sería hacerlos desaparecer y que domine incontestablemente la mente que es, precisamente, lo que distingue al hombre del animal.
DÍA 18
Radio OCR, Cádiz
EL LUGAR DE CADA UNO
A cada uno lo coloca la vida en el lugar y en el ambiente más
apropiados para que evolucione. Ello es una ley natural. Por tanto, si en tu familia, en tu lugar de trabajo, en tu pueblo, en tu comunidad, tienes diferencias o roces con otros, no dudes en plantearte que, lo lógico es aprovechar la ocasión y aprender la lección para la que se te ha puesto allí.
Si no lo haces, la situación volverá a repetirse, cada vez más grave, más intensa, más acuciante...y así hasta que te des cuenta y rectifiques.
DÍA 19
LA RAZÓN, La Paz, Bolivia
TU TRABAJO
No consideres nunca que el trabajo que desarrollas, dondequiera que sea, es poco importante o de poca categoría. Ten en cuenta siempre que no es el trabajo el que dignifica al trabajador, sino al revés. Y que todos los hombres son igual de importantes y necesarios en cualquier trabajo en común, como es una empresa, una comunidad, una asociación, una familia o un estado. Cada uno tendrá que desarrollar sus capacidades y resolver los problemas de su nivel de responsabilidad. Pero, importantes, lo son por igual: El director general y su secretaria o el conserje o la telefonista o el
presidente del gobierno o el labrador o el conductor de autobús. Todos son necesarios. Todos, cuando la línea de actuación pasa por ellos - que es cuando trabajan - tienen realmente la efectividad del esfuerzo colectivo en su mano. ¿Qué pasa sino si el botones no echa al correo un documento importantísimo o si la secretaria olvida comunicar a su jefe una reunión trascendental o si el auxiliar administrativo se equivoca al facilitar una cifra y en base a la cual se ha de decidir una futura campaña? ¿Qué pasa si el conductor de autobús se distrae? ¿O si el labrador echa los insecticidas demasiado tarde y envenena a los consumidores? Todos, absolutamente todos somos necesarios para la sociedad. Otra cosa es el nivel de responsabilidad. Ahí ya no existe igualdad. Y es lógico: El superior
responde de su propia actuación y de la de sus subordinados y por eso, y sólo por eso, cobra más, y por eso está legitimado para designar sus colaboradores y por eso ostenta la autoridad, que es la contrapartida de la responsabilidad y cuyo precio es la soledad. Porque el responsable, aún en medio de una multitud de colaboradores, a la hora de decidir, está siempre solo.
DÍA 19
RADIO SURCO, Tomelloso, Ciudad Real
EL EGOÍSMO
El egoísmo es el enemigo de la evolución. Pero eso es ahora, en el estadio actual. Al principio de la evolución, el egoísmo fue necesario para que nuestro espíritu se concentrase en sí mismo y adquiriese plena conciencia de su propia individualidad.
Luego, ese egoísmo que al principio fue total - yo antes que todos - pasó a mitigarse paulatinamente - mi familia y yo antes que los demás; mi raza antes que todas; mi clase delante de las demás; mi país antes que ninguno.
Y ya va camino de extinguirse: Mis derechos son los mismos de los demás; el aire y el mar y la tierra son de todos por igual; todos tenemos el mismo derecho a la libertad, a la vida, al trabajo, a reunirnos, a expresarnos, a viajar, y a que se nos defienda el ejercicio de estos derechos.
Sólo quedará entonces el último paso: Todos constituimos un todo; cuando daño a otro me daño a mí y a todos los demás; cuando beneficio a otro me beneficio a mí y a todos los demás.
DÍA 19
OCCIDENTE, Cali, Colombia
LA MURMURACIÓN
Cuando oigas hablar mal de alguien o de algo, no te dejes llevar por la tentación de seguir por ese camino y abundar en la crítica, aunque te conste que ese alguien o ese algo tiene más defectos o son más profundos de lo que se dice. Por el contrario, piensa en sus cualidades positivas - hasta el más abyecto de los hombres siente afecto por alguien o por algo - y llama la atención y destaca e insiste en ese lado bueno. El efecto será cuádruple: Mejorarás tú al habituarte a rechazar lo negativo y buscar lo positivo; mejorarás al afectado, pues cualquier vibración positiva relativa a él, le beneficiará; harás reflexionar, al que criticaba o murmuraba, sobre la parte buena que has expuesto ante sus ojos; y, por último, habrás aportado energía positiva al gran depósito que, desde arriba y desde abajo, se está rellenando continuamente para ser usado en ayuda de la humanidad toda. Imagina ahora el daño que produce y la responsabilidad en que incurre quien hace lo contrario.
DÍA 19
RADIO ANTENA 3 Ronda, Málaga
NUESTROS DEFECTOS, EN NUESTRA VISIÓN
Nuestra mente sólo nos da de los demás la imagen que, a tenor de
nuestra evolución y nuestras características, es capaz de manifestar. No cabe duda, por tanto, de que, si determinado defecto o determinada mala intención no figura entre las posibilidades de manifestación de nuestra mente, nunca verá, mejor dicho, nunca nos mostrará en nadie ese defecto o esa mala intención. Lo mismo que el que no ve el color azul no atribuirá ese color a ningún objeto. Por tanto, ojo: Si nuestra mente nos manifiesta, con relación a alguien, un defecto o una mala intención, ello sólo significará que, en el mejor de los casos, no tenemos por qué censurar a otro por tener el mismo defecto o la misma mala intención que nosotros
tenemos. Ahí es donde hemos de meditar para erradicar de nosotros lo que vemos en los demás de censurable porque todo ello está, sin ninguna duda, en nosotros. ¿Qué crees que significa aquello de "ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio"?
DÍA 19
LA VOIX DES LANDES, Dax, Francia
LAS DOS CLASES DE HOMBRES
Hay dos clases de hombres: Los que se han planteado la "gran
pregunta" - ¿quién soy yo, qué hago aquí, por qué y para qué? - y,
consecuentemente, están buscando la respuesta; y los que no se la han planteado y, por tanto, nada les interesa por encima de lo que perciben con sus sentidos físicos. Aunque los primeros tengan que luchar y sufrir y sacrificarse y esforzarse hasta encontrar la respuesta y los segundos consigan una vida próspera y sin problemas, los dignos de lástima son éstos, pues es a los que les falta más camino por recorrer.
DÍA 19
BADISCHE NEUESTE NACHRICHTEN, Karlsruhe, Alemania
SÍMBOLOS
Nos pasamos la vida interpretando símbolos. Podría decirse que la vida consciente es interpretación: Decimos que algo está mal hecho cuando no coincide con el concepto que tenemos de la perfección, o que es feo cuando no coincide con nuestro concepto de belleza, o enfermo si discrepa de la idea de salud, o pobre si de la de riqueza, etc. Pero siempre, siempre el término de comparación es de orden superior a lo juzgado: Lo mal hecho pertenece al plano material, pero la idea de la perfección, que nos es necesaria para poder juzgar aquello, no pertenece sino al mundo mental; lo feo es algo material que juzgamos por comparación con la idea de hermosura, que es mental; lo enfermo es un estado físico que comparamos con la idea, por tanto mental, de la salud...
Sin ese plano mental, pues, que contiene los arquetipos con los que comparamos permanentemente los estímulos sensitivos que los fenómenos físicos nos envían a través de los sentidos, sería imposible la vida consciente. De hecho, los animales, que carecen de mente, carecen también de vida consciente, es decir, viven, pero no conocen ni su propio yo ni su propia existencia.
Para existir, pues, conscientemente, para ser "hombres" hemos de tener y usar la mente, un elemento patrón para juzgar, por referencia, cuanto nos acontece. Y eso demuestra la necesidad de la existencia de planos superiores al físico.
DÍA 20
FAIRCHILD NEWS SERVICE, Nueva York
EL YO Y EL TÚ
Antes de recibir la mente, el hombre no tenía conciencia de sí mismo. Pero, para su evolución y su conquista del mundo físico, era necesaria esa conciencia, ese convencimiento de que "yo soy yo" y fuera de mí está "lo demás" y en ese demás, los otros como yo.
Luego, a través de la convivencia y el uso del intelecto, fue
descubriendo el egoísmo, máximo exponente y protagonista de la
separación, la exclusividad y el dolor y, a través de sus consecuencias, descubrió el amor, que no es lo opuesto al egoísmo, sino su transmutación, la unión de los opuestos, la superación de la separatividad. Con el amor, el Tú y el Yo desaparecen para quedar sólo el Tú. El Yo se ha disuelto. Y no existe más que en Tú, en los demás, como objeto de nuestro amor. Y uno deja de tener intereses y problemas y proyectos personales, porque se ha volcado en los demás y su egoísmo se ha esfumado. Es el caso de los grandes santos, que han sabido identificarse con toda la Creación y han
volatilizado su Yo para hacer felices a los demás y, sin pretenderlo, han alcanzado la plenitud. "Nadie ama más que el que da la vida por sus amigos" - dijo Cristo.
DÍA 20
LA NUEVA ESPAÑA, Oviedo, Asturias
EL CONSEJO
¿Qué es un consejo? ¿Qué pretende? ¿Hay que seguirlo?
Un consejo es una manifestación, oral o escrita, dirigida a alguien, y
que contiene un conocimiento de algún mecanismo, interno o externo, de interés para el destinatario.
Cabe preguntarse quién debe aconsejar. Y la respuesta lógica es que únicamente puede aconsejar quien ya pasó por la experiencia que enfrenta el destinatario del consejo y resolvió el problema que suponía y, por tanto, lo conoce mejor que el aconsejado.
¿Y qué pretende el consejo? Lógicamente, la única finalidad del
consejo es evitar al destinatario la necesidad de recorrer un camino ya hollado, de equivocarse, de tener que enmendar las consecuencias del error, de hacer un esfuerzo innecesario para resolver problemas que ya están resueltos.
En cuanto a si hay que seguir los consejos, es el propio discernimiento el que debe inclinarnos positiva o negativamente. Pero hay algunas normas que nos pueden ayudar. Por ejemplo, si el que sigamos el consejo no va a redundar en beneficio del consejero, sino en nuestro beneficio, no cabe duda de que el consejo es honesto y lo prudente es seguirlo; si la autoridad de quien nos aconseja, adquirida con su propia experiencia, nos inclina a confiar en él en cuanto a la materia que domina, lo lógico es seguir su consejo; si el esfuerzo que nos va a suponer resolver el problema por nuestra cuenta es muy grande comparado con el que nos puede exigir seguir el consejo, lo lógico es seguirlo.
Téngase en cuenta que, si cada uno de nosotros tuviésemos que
redescubrir cada cosa, la civilización se estancaría. ¿Qué es un interruptor eléctrico más que un consejo de que lo pulsemos, y con ello nos evitemos tener que alumbrarnos con una antorcha o tener que descubrir las bases y el desarrollo y aplicación de la electricidad, la minería, la fabricación de alambre, porcelana, cristal, etc.? ¿Qué es un libro sino un consejo de que lo leamos y hagamos propias sus enseñanzas, evitándonos el trabajo de alcanzarlas por nuestros propios medios? ¿Qué es un automóvil sino un consejo para evitarnos ir andando?
Un consejo, por definición, no es una orden. No es nunca obligatorio.
Pero cuando es inegoísta, por un lado es un gran favor que nos hace el consejero y, por otro, un atajo para el logro de nuestros propósitos, aprovechando el esfuerzo que, en su día, realizó aquél.
Uno de los grandes problemas que conlleva la juventud es, precisamente, el de despreciar los consejos, con lo cual se ve obligada a perder un tiempo y unas energías que podría aprovechar para sus propias adquisiciones. Sólo los más inteligentes, los que han desarrollado más discernimiento, son capaces de darse cuenta de la ventaja que suponen y los aprovechan. Los demás se estrellan contra la realidad, luchando por abrir caminos que ya estaban abiertos y quejándose del esfuerzo que ello les supone. Por eso la juventud no avanza todo lo rápidamente que podría hacerlo. Es, pues, de sabios, escarmentar en cabeza ajena, como dice el refrán, y no en la propia.
DÍA 20
RADIO ARNEDO, La Rioja
¡NO ROMPAS LA ARMONÍA!
En la naturaleza todo es armónico, equilibrado, rítmico. Y lo único que puede alterar ese equilibrio, esa armonía o ese ritmo es el hombre con su libre albedrío.
¡No seas tú quien lo haga!
Antes de hablar, de obrar o de crear un pensamiento relativo a un
semejante, asegúrate de que esa palabra, ese acto o ese pensamiento no van a romper la armonía universal. Y la romperán si no son bellos, buenos o verdaderos. Tenlo presente.
DÍA 20
RTL 4, Hilversum, Países Bajos
EL DESPERTAR
Me dirijo a ti, amigo, que ya has despertado. Has despertado y has
puesto en funcionamiento las fibras de tu espíritu y estás sintiendo esa inquietud que nos urge a buscar respuestas a la gran pregunta:
¿Quién soy yo y que hago aquí y de dónde vengo y adónde voy?
Yo te aconsejaría que intentases tranquilizarte encontrándote a ti
mismo porque sin ti no vas a ir a ninguna parte. Así que reclúyete en tu habitación, en silencio contigo mismo o, mejor, ve a una iglesia donde haya poca gente. Siéntate allí. Recógete e intenta despertar del todo esa parte interna de tu ser que aún estaba dormida. Trata de percibir las vibraciones que llenan el local. Te asombrará el comprobar cuán poco esfuerzo te cuesta sentirlas. Podrás percibir incluso sus ráfagas, sus altibajos, su caricia, su invasión, su arrobadora presencia, su abrazo tumultuoso, su profundidad insondable, su infinito poder, su indudable origen, su identificación con algo que llevas muy adentro.
Haz la prueba. Y, una vez hayas logrado despertar definitivamente esas fibras que, por otra parte, llevan toda la vida esperando pacientemente ser despertadas, ya no dudarás, ya no te sentirás solo ni desgraciado ni triste; habrás dado el primer paso firme para comprender el mundo, para amar a tus semejantes, para disculpar sus errores, para extasiarte con las maravillas de la naturaleza o del espíritu, y que no son, en último término, sino distintas manifestaciones del mismo Dios que nos abarca a todos, que nos da la vida, el amor, la ilusión, la alegría, la felicidad... Porque la vida, el amor, la ilusión, la alegría y la felicidad no son sino distintos aspectos de Dios.
Has llegado al punto en el que sientes, casi físicamente, el vacío de Dios, el hambre de Dios. Por una parte, tu sensibilidad está preparada para recibirlo y, por otra, la trayectoria de tu vida te ha hecho rechazarlo. No olvides, sin embargo que, por un lado, ese Dios que inconscientemente has rechazado es tan sólo una burda y deformada imagen Suya que te fue presentada como auténtica pero que, en modo alguno se parece a lo que tu voz interior te dice que debe ser y que irás perfilando a medida que vayas desarrollando tu sensibilidad y tu intelecto. Por otra parte, esa voz interior, que es la de tu verdadero Yo, sí sabe que Dios existe, que ella misma es una parte de Dios y que el único problema consiste en que no hacemos el menor esfuerzo serio por descubrirlo, cuando Él se nos está manifestando ininterrumpidamente en todas las maravillas que en todo instante nos rodean e, incluso, nos constituyen.
Ha llegado en tu vida el momento de atender a esa voz interior que clama por su derecho a ser escuchada. Busca a Dios dentro de ti mismo, porque está ahí. Eres tú mismo. Convéncete de Su existencia y de que tu vida es la vida de Dios, y la belleza que percibes en derredor es la belleza de Dios, y la fuerza que mantiene la tierra es la fuerza de Dios y que, incluso lo que a nuestros ojos es feo, desagradable, triste o imperfecto, no es más que bien, perfección y belleza en formación y, como tales, también parte de Dios.
Pronto llegarás a descubrir y a comprobar con estupor que formas
inevitablemente parte de un conjunto de fuerzas que tienden, insensible pero irremediablemente, hacia adelante y hacia arriba, lo mismo que se abre la flor sin que nadie pueda evitarlo.
Comprobarás que, en todo momento, estás rodeado de fuerzas, de
impulsos, de corrientes, de seres que te ayudan a progresar, que te
envuelven amorosos si sabes evocarlos debidamente, sacudiendo el
egoísmo y sintiéndote solidario con todo cuanto vive.
El hombre pasa por distintos estadios que condicionan y promueven su desarrollo espiritual de modo apropiado: Primero, en el "estadio del Comer", son las necesidades elementales las que privan. Vencida esta etapa, en el "estadio del Tener", el hombre tiende a poseer cosas y a ostentar, para convencerse a sí mismo y hacer ver a los demás, que superó verdaderamente la etapa anterior. Y luego llega el "estadio del Ser", en el que las cosas ocupan su verdadero lugar en la escala de valores y el Ser pasa a convertirse en el protagonista de nuestra existencia: Nos preocupa obsesivamente encontrar un sentido a la vida, nos quema las entrañas la búsqueda de una explicación a nuestra existencia y a la de los demás, la aclaración de nuestro origen, y la elucidación de nuestro destino tras ese momento teatralmente deformado que llamamos muerte.
Y ese es el momento en que te encuentras, querido amigo. El
momento en que se comienza a pisar el umbral de lo que se llama
generalmente la Vida Superior. Si tienes el valor de seguir adelante en la propia investigación, entrará en juego aquella promesa, hecha a toda la Humanidad, de: "Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, pedid y recibiréis". Te puedo asegurar que esa promesa es válida y está en vigor cada segundo que pasa. Aprovéchate de ella y pronto comprobarás que la recompensa es inimaginable. Porque esa recompensa consiste en la paz interior, la certeza de que todo es perfecto, la comprensión de todo cuanto acontece, el amor por todo cuanto te rodea, el inmenso placer de saberte parte de un todo infinito, omnipotente, perfecto y eterno...
Haz la prueba. Es el momento. Busca y encontrarás, llama y se te
abrirá, pide y recibirás. Pero el primer paso lo has de dar tú.
DÍA 21
RNE Valencia
emocional (cuerpo de deseos) repercute en nuestra mente(cuerpo mental) consciente o inconscientemente. Y viceversa: Cualquier cambio en nuestra mente, consciente o inconsciente, repercute en nuestras emociones y en nuestro estado físico. Por tanto, fórmula para ser feliz: Pensamientos positivos, que producirán emociones positivas y estado físico perfecto.
DÍA 21
INDEPENDENT TELEVISION NEWS, Londres, Reino Unido
Los momentos de crisis mundial son también golpes que la
Humanidad recibe y que la hacen reflexionar y replantearse su escala de valores y... avanzar.
DÍA 21
DIARIO DE SORIA, Soria
DÍA 21
RNE PAÍS VASCO, Vitoria, Álava
Pero, ¡ojo!: El sistema circulatorio es fácilmente controlable por la mente.
Así que úsala para visualizar aquél totalmente sano. Él obedecerá.
DÍA 21
CANAL PLUS, Madrid
(enfermedades, desgracias, infelicidad, etc.) porque no son capaces de ver las causas (excesos, infracciones de las leyes naturales) y, de ese modo, cierra las puertas a su propia felicidad y a su propio desarrollo.
DÍA 22
LA DOS, TVE, Madrid
- No es tan difícil de entender. Pero, de esa histórica incomprensión - y, precisamente , por parte de los más evolucionados, los que saben distinguir entre el blanco y el negro, y precisamente demostrando que han caído en la misma trampa que aquéllos a los que descalifican - han nacido toda la violencia y todas las miserias de las que la Humanidad ha sido víctima.
- Ahora resultará que el malo soy yo ¿no?
- No es que seas el malo. Es que, creyéndote superior, o más en lo
cierto, o con más derecho, haces lo mismo que aquél a quien condenas:
despreciarlo. Y con ello sólo demuestras que esa superioridad tuya es imaginaria.
- O sea, que yo no sé lo que es bueno y lo que es malo y lo que es
verdad y lo que no lo es.
- No se trata de que sepas distinguirlo. Lo que estamos dilucidando es qué uso haces de ese conocimiento.
- No te entiendo.
- Mira. Tú sabes que, en última instancia, el progreso de la
humanidad, en cualquier campo, se debe siempre a su conocimiento y manejo de las leyes naturales que va descubriendo.
- No estoy tan seguro.
- Bueno, te pondré algunos ejemplos y te convencerás: El hombre
primitivo que, ignorando que la frotación de los cuerpos transforma la energía del movimiento en calor, no podía calentar un leño frotándolo; es decir, podía, pero eso para él no tenía objeto ¿no?
- Por supuesto.
- Sigamos. Si ese hombre no sabía tampoco que, al alcanzar cierta
temperatura, el leño ardía, tampoco tenía sentido para él frotar el leño. Pero, para el que conocía ambos fenómenos - que no son sino la plasmación en la realidad de dos leyes naturales (toda frotación produce calor y cada cuerpo tiene su temperatura de ignición) - la cosa era fácil: Utilizó - obedeció, en términos exactos - ambas leyes y, mediante ello, obtuvo el fuego. ¿Quieres más ejemplos? Tú mismo, y yo, y todos, de recién nacidos cuando, desde la cuna alzábamos los brazos para alcanzar la bombilla del techo o el osito de peluche del estante, ignorábamos la existencia de la distancia y por eso intentábamos cosas imposibles. ¿Y qué pasó? Pues pasó que con la repetición de intentos infructuosos, aprendimos la ley ( para alcanzar algo con la mano ha de estar a menor distancia de lo que da de sí el brazo ) y, desde entonces, alargamos la mano hacia lo que sabemos que podemos alcanzar - la frase es "lo que tenemos a mano" - y renunciamos a aquello que no alcanzamos o nos valemos, para alcanzarlo, de otro conocimiento - herramientas - que no es sino la utilización de otras leyes naturales que hemos aprendido.
- Comprendo por dónde vas.
- Y, si sigues examinando cuantas cosas quieras, cuantas actuaciones quieras, siempre te encontrarás con la misma respuesta: Sólo se trata de conocer las leyes naturales y luego, obedeciéndolas, utilizarlas para conseguir lo que nos propongamos.
- ¿Por qué obedeciéndolas?
- Pues porque, si no las obedeces, las leyes naturales no te ayudan. Si el hombre primitivo no obedecía la ley del calentamiento por frotación o la de que hay que elevar la madera a su temperatura de ignición, ¿cómo podía conseguir fuego? Y si tú y yo y todos, no obedecemos la ley de las distancias y tratamos de asir con las manos algo más allá de nuestro alcance, estamos repitiendo nuestra intentona de bebés. Las leyes naturales hay que descubrirlas, conocerlas y obedecerlas, que equivale a decir "utilizarlas".
- Bien, ¿y qué tiene esto que ver con que yo estoy al mismo nivel que el que no distingue el blanco del negro?
- Pues tiene mucho que ver. Lo mismo que esas leyes que te he
expuesto se refieren al mundo físico, el mundo que vemos y tocamos, también hay leyes naturales, - es decir, superiores al hombre, que les está sometido y no puede sustraerse a ellas - y que rigen el mundo de los sentimientos y de las emociones y aún el mundo del pensamiento. Y esas leyes, por ser leyes naturales, es decir, consustanciales al mundo, al que están configurando permanentemente, son infranqueables para el hombre y - quizás por no ser obra del hombre sino de Dios, de la naturaleza o como lo quieras llamar - no se pueden incumplir, es decir, ignorar, si se quiere uno desenvolver normalmente. Mejor dicho: Se pueden incumplir, pero la consecuencia del incumplimiento se producirá, sin tener en cuenta ni la intención del infractor, ni su carácter, ni su edad, sexo o condición y, además, de modo inevitable. Por ejemplo: Tú puedes arrojar una piedra a lo alto, pero esa piedra volverá a caer a la tierra; tardará más o menos, pero caerá cumpliendo la ley de gravedad; o puedes arrojarte por la ventana y aletear como un pájaro pero, como no eres un pájaro y no cumples las leyes que permiten volar, te estrellarás contra el suelo; o puedes ingerir un
veneno, infringiendo la ley que te obliga a vivir y, salvo que uses un
antídoto - lo cual sería emplear, es decir, obedecer otra ley natural - te morirás. Y así podría ponerte miles de ejemplos.
- ¿Y cuál es esa ley que yo infrinjo igual que el ignorante que llama negro al blanco?
- Son varias. La primera establece que todo hombre, en cualquier
instante de su vida, posee - y ajusta su conducta a ella - una escala de valores.
- ¿A qué llamas tú aquí una escala de valores?
- Pues, a una serie de cosas que te son importantes, por necesarias o convenientes, ordenadas de mayor a menor interés, es decir que, cualquier valor tú estás dispuesto a sacrificarlo en favor de otro que esté por encima en tu escala de valores.
- No sé...
- Eso es exactamente así. Es una ley. Y lo vas a ver: Tú, por ejemplo - y sólo es un ejemplo, pues yo no puedo conocer tu escala de valores - tienes como primer valor la conservación de la vida (salud, alimentos, etc.), después las posesiones (dinero, bienes, etc.), luego los placeres, etc.
Si tienes dinero pero peligra tu vida, que está por encima en tu escala de valores, ¿no sacrificarás el dinero que haga falta para salvarla?
- Hombre, claro.
- Y, si peligra tu fortuna, ¿no sacrificarás los placeres para
conservarla?
- Sí. En el supuesto que tú has hecho, sí.
- Claro, ahí estaría precisamente la diferencia, por ejemplo, entre un personaje calderoniano o de Lope de Vega, en cuya escala de valores el honor estaba por encima de la vida, y otro con esos valores invertidos.
- Ya comprendo. Sigue.
- Sigo. La segunda ley natural, a este respecto, establece que esa
escala de valores, a lo largo de la vida e, incluso, a veces, a lo largo del día, va variando su orden de prelación. Por ejemplo, para el niño, el jugar está por encima del aprender pero en un adulto es lo lógico que ese orden se invierta. Tú te puedes levantar hoy, por ejemplo, con la amistad por encima de la propia estimación pero luego, cuando tu amigo te ofende, cambias el orden, sacrificas la amistad al amor propio y le contestas "debidamente" a tu amigo.
- ¿Y?
- Falta, para aclarar el caso que nos ocupa, una tercera ley natural,
muy importante y muy ignorada, que establece que cada hombre hace todo lo que hace lo mejor que puede, de acuerdo con su escala de valores de ese momento.
- Hombre, eso es un poco fuerte ¿no? Eso puede conducir a que todo esté justificado.
- Exactamente. Y a eso conduce. Y la ignorancia de eso es lo que ha producido la miseria de la Humanidad.
- ¿Quieres decir que hay que justificar, por ejemplo, al asesino, al
violador o al ladrón, por ponerte tres ejemplos bien claros?
- No quiero decir, en modo alguno, que la sociedad tenga que
justificarlos sino que, en el momento de cometer sus respectivos delitos, actuaron de acuerdo con su escala de valores de entonces.
- Por tanto ¿qué debe hacer la sociedad? ¿Darles un beso de
agradecimiento?
- No. La sociedad, que ha establecido también su escala de valores
que, teóricamente es la suma o el compendio de las escalas de valores de la mayor parte de sus componentes, espera y exige que todos sus miembros ajusten a ella su propia escala de valores - esa es la principal misión de la educación - y actúen en consecuencia. Y, cuando no ocurre así, obviamente, queda demostrado el carácter antisocial de esa conducta - ojo, he dicho de esa conducta y no de esa persona - y reacciona como tiene establecido, es decir, separándolos de la sociedad, y metiéndolos en la cárcel con el fin de que paguen su delito. Y ahí está el error.
- ¿Error por qué? ¿Es que no son delitos? ¿Es que no son
delincuentes?
- Sí. Son delitos. Y, si al que comete un delito se le llama
delincuente, son delincuentes. Pero sólo en el momento de delinquir. ¿Tú no has tenido nunca la tentación de "cargarte" a alguien o de aprovecharte de alguna mujer o de apropiarte de algo ajeno y, seguramente, las has vencido? ¿Eres delincuente por eso? No, pero solamente porque la sociedad no lo sabe. Me dirás que tú no has pasado del pensamiento y ellos sí. Pero, en el fondo, no es tan grande la diferencia - fíjate que, desde el punto de vista religioso ambas cosas tienen, curiosamente, igual gravedad - psicológicamente visto. Y la manera de restablecer el equilibrio jurídico, alterado por el delito, no consiste en castigar.
- ¿En qué consiste, pues?
- Sencillamente, en cambiar la escala de valores, de modo
permanente, a los que tú llamas delincuentes. ¿A ti no te ha remordido algo la conciencia, aunque los casos más conocidos no se han dado en nuestro país, cuando has sabido que se había ejecutado en la cámara de gas o en la silla eléctrica a un delincuente, equis años después de su delito, cuando ese delincuente había manifestado su arrepentimiento sincero, había escrito libros, había estudiado carreras, en una palabra, había dado más garantías que muchos ciudadanos libres, de que su escala de valores se había reajustado y hubiera sido un ciudadano ejemplar? ¿Y por qué te
remordía la conciencia por aquella muerte y te parecía injusta? Pues
porque ese hombre te constaba que había reestructurado, de modo fiable, su escala de valores, es decir, que no era probable que , en las mismas circunstancias, repitiese lo que hizo. ¿Tú no sabes que lo que hace avanzar a la Humanidad y a cada uno de sus componentes es, precisamente, la comisión de errores y su enmienda posterior, es decir, el "aprender la lección? ¿No ves que el verdadero mérito no está en la "inocencia", que supone inactividad y, por tanto inexperiencia, sino en la "virtud", que presupone haber caído, haberse levantado y haber aprendido la lección que incluye inexcusablemente el propósito de enmienda?
- Sí. Me parece razonable. Pero acaba de aclararme el asunto al que íbamos.
- Ahora ya puedo hacerlo: Si tú ves una cosa blanca y otra negra,
como tú dices, es decir, si un asunto te parece correcto y otro no, es
sencillamente porque el primero está por encima del segundo en tu escala de valores.
- ¿Así de sencillo? Y ¿qué pasa con los otros?
- Pues que su escala de valores está estructurada al revés,
sencillamente.
- Entonces resulta que ya no hay nada bueno ni nada malo y que todo es café con leche, ¿no?
- No. Lo que pasa es que los conceptos de bueno y malo, como los de bonito y feo, caliente y frío, este y oeste, etc., etc., son conceptos relativos y no absolutos, dependiendo siempre de la escala de valores de cada uno.
Lo que para ti es superfluo, para un necesitado puede ser vital. Lo que para ti es frío, para un esquimal puede ser agradable. Lo que para ti es irrespirable, para un sherpa es lo normal...
- ¿Y qué? Volvamos al violador, por ejemplo ¿cómo lo explicas?
- Muy sencillo. Fíjate: Hasta puede ocurrir que su escala de valores sea parecida a la tuya o a la mía. Pero, en un determinado momento, el deseo sexual, que está normalmente por debajo del respeto a los demás, pasa a un lugar preferente y él actúa de acuerdo con su escala de valores haciendo lo que en ese momento es lo mejor que puede hacer. Otra cosa será que esa conducta sea la correcta, a tenor de la escala de valores de la sociedad que, como te he dicho, es la quintaesencia de las de sus componentes. Recuerda que en la edad de piedra el hombre iba a la caza de hembras y estaba bien visto, lógicamente, a tenor de la escala de valores de
aquella sociedad. Y otra cosa será que, si se ha producido esa transposición rápida en el violador, ello se deba a que su escala de valores no es aún lo suficientemente firme en ese aspecto. Pero él actuó lo mejor que podía y sabía actuar. Y la labor de la sociedad, si desea que no vuelva a violar, ha de consistir en cambiar, de forma firme y estable esa escala de valores.
- ¿Y con relación a lo nuestro?
- Pues lo mismo. Las personas que tú acusas, para ti equivocadas o
malintencionadas, han actuado de acuerdo con su escala de valores y, aunque a ti te pese, han hecho lo mejor que podían hacer. ¿Que resulta que se han vendido? Pues eso será porque en su escala de valores el dinero está por encima de la veracidad. Pero ¿hasta qué punto tienes tú que ponerte furioso y despreciarlos, cuando no hay relación de causa a efecto entre su actuación y tu cólera, sino entre su actuación y la estructura de tu escala de valores? ¿Tú no comprendes que, si es cierto que ellos han trasladado el dinero por encima de la veracidad, tú has trasladado el odio y el desprecio por encima del respeto a tus semejantes? ¿En qué puedes considerarte
mejor?
- Hombre, visto así, tienes razón. Pero, si todo lo que me dices es
como me lo dices, ¿cómo es que nadie se ha dado cuenta hasta ahora?
- Claro que se han dado cuenta. ¿Qué crees que significa aquello de "no juzguéis y no seréis juzgados" o aquello de que "el que esté libre de culpa que arroje la primera piedra" o aquello, definitivo de "ama a tu prójimo como a ti mismo"? Y ¿qué crees que han predicado todos los fundadores de religiones y todos los filósofos importantes? Lo que ocurre es que también la Humanidad va errando y aprendiendo de sus errores. Y por eso las leyes van cambiando, generalmente a mejor, y por eso aparecen la Cruz Roja y Cáritas y la Unicef y Manos Unidas y Proyecto Hombre y la
Madre Teresa de Calcuta y la Declaración de los Derechos Humanos y los del Niño y todo eso está cada vez más de moda; porque la Humanidad se va concienciando, va ha asimilando sus errores y está reajustando su escala de valores. ¿Que quedan aún racistas, fanáticos religiosos o antirreligiosos, intransigentes? Claro que quedan. Pero la dirección que ha de seguir ya la tiene clara la Humanidad. Y, mira como todas esas organizaciones internacionales, e incluso las constituciones de muchos países, ya no hacen diferencias basadas en el sexo, la raza, la religión, la clase social, la cultura, las ideas políticas o cualquier cosa que no sea la característica de ser un ser humano. Se fijan en el hombre. Y, en ese camino, pronto habrá voces pidiendo que se estudie y se proclame y se haga propia la nueva ley que el hombre acaba de descubrir, la única solución de la Humanidad: la Ley del Amor. Y, curiosamente, resultará así que la ciencia acabará coincidiendo al fin con la religión y se habrá cerrado un período de la historia de la evolución del hombre.
DÍA 23
BILLIKEN, Buenos Aires, República Argentina
- Y tienes razón. Falta no hacen mucha. Y, desde el punto de vista de Dios, menos.
- ¿Qué quieres decir?
- Que, a mi modo de ver, se ha cometido un grave error, por quien
haya sido, al explicar a Dios.
- ¿Qué error?
- El error de atribuirle características humanas; yo diría que hasta
vicios y defectos humanos. Y eso de debe a que la gente ha pensado y piensa siempre en un Dios personal.
- ¿Y no es un Dios personal?
- Para explicarte mi idea de Dios voy a dar un rodeo.
- De acuerdo. Me interesa y mucho.
- Imagina que esta conversación está teniendo lugar entre dos células de tu intestino delgado o de tu hígado o de tu corazón. Ellas están convencidas de que son completamente libres: comen cuando quieren, excretan cuando les apetece, se reproducen, etc. Nadie podría negarles que son seres libres, que llevan una vida normal. Pero ¿tienen alguna idea de que, sin saberlo, y por el mero hecho de vivir, de llevar sus vidas normales, están haciendo posible que tu intestino o tu hígado o tu corazón cumplan, a su vez, su cometido y asimilen o filtren o bombeen, de acuerdo con su función específica? Y, en otro plano aún superior ¿saben que todo ello es lo que hace posible que otro ser infinitamente más complejo, más perfecto y más evolucionado que ellas, viva? ¿Tienen ellas alguna idea de que
existes tú? Y, por otra parte, si alguien les dijera que existes y que ellas viven en ti, que son tú mismo, que viven gracias a que tú vives y que tú las necesitas para vivir ¿crees que lo entenderían y, de entenderlo, crees que lo aceptarían?
Y, desde otro punto de vista, ¿a ti te importa mucho que dos células de tu intestino o de tu hígado o de tu corazón sean o no conscientes de que existes o que crean o no en tu existencia? Para ti eso no es trascendente. A ti lo que te interesa es que funcionen bien, que vivan bien, y que cumplan su misión. Porque, mientas ellas estén sanas y contentas, lo estarás tú.
Pero si enferman, tú las cuidarás con todo esmero y con todo tu
cariño, tanto si creen en tu existencia como si no, tanto a las buenas como a las malas. Claro que, si son buenas, si llevan una vida ordenada, tú las apreciarás y se lo pagarás sintiéndote bien y compartiendo con ellas ese sentimiento. Pero, si se portan mal, si no cumplen su cometido si, como consecuencia de ello, enferman - y, por tanto, ponen en peligro todo tu organismo - actuarás inmediatamente para compensar esa desviación y, si son muy pertinaces, las extirparás con harto dolor. ¿Es que no las quieres?
¡Claro! Pero no puedes permitir que pongan en peligro tu cuerpo entero, porque ello supondría la muerte de todas las células que lo componen, y tu propia muerte. ¿Es tan difícil de entender esto?
Por otra parte, si una célula se hace desobediente y te crea problemas ¿no concentrarás tu atención en ella para retornarla al buen camino? ¿Qué crees que significa aquello de que "el buen pastor, cuando se le pierde una oveja, deja las demás en el aprisco y sale en busca de la descarriada?". Y luego, si consigues hacerla volver al buen camino, es decir, si recuperas la salud, ¿no te alegrarás más por ella que por las otras que se comportaron normalmente? ¿Y qué crees que significa aquello de que "más fiesta hay en el cielo por un pecador que se convierte que por cien justos que se salvan?".
- Hasta ahora está todo clarísimo.
- Pues tú y yo, en este momento, somos dos células en el cuerpo de Dios - se nos ha dicho claramente que "en Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser" - y, si bien para nosotros puede resultar muy interesante descubrir o estudiar y conocer cómo es Dios y cómo actúa, para Él, lo verdaderamente importante es que seamos buenas personas, que cumplamos nuestras obligaciones, que amemos y sirvamos al prójimo, que echemos una mano al necesitado - sería el sumum que fuésemos conscientes, actuando en consecuencia, de que somos uno con Dios y con todas sus criaturas - y, con eso, hagamos que todo el organismo del que formamos parte, se sienta bien.
¿Qué le importa a Dios que creamos en Él o no? Es a nosotros a
quienes nos afecta directamente el problema.
- ¿A nosotros?
- Sí, a nosotros. Míralo así: Dado que Dios existe y está ahí y somos como dos células suyas y desea, lógicamente, vivir lo mejor posible para cumplir también Él su cometido, y ello depende de que nosotros y, con nosotros, todas las células que componen Su cuerpo, actuemos bien, es decir, cumplamos las leyes naturales que nos rigen, tanto en el plano físico como en el emocional y en el mental, ¿no piensas que es lógico que haga llegar a sus células mensajes acreditativos y explicativos de Su existencia y de su manera de vivir y de actuar para que las células que comprendan esas enseñanzas adapten sus vidas a ellas y sirvan de ejemplo a las demás y, con ello, se consiga el bienestar de todos?
- Sí. Parece razonable.
- Pues, ¿cómo llamarías tú a esos mensajes de Dios? Sencillamente,
religiones. Porque, cada religión - me refiero a las religiones serias y no a las derivadas de desvíos de la ley natural, que han deificado vicios y errores - cada religión, digo, viene de Dios pero está dirigida a un destinatario distinto, y le proporciona, a su nivel de comprensión, el mismo mensaje siempre. Por eso hay tantas religiones. Porque cada pueblo, cada raza, cada cultura, ha alcanzado un nivel de comprensión, superando la de los que le han precedido; pero también tiene un límite, límite que, sólo cuando sea rebasado mediante la evolución y el aprendizaje, dará lugar a una raza, a un pueblo o a una cultura más avanzados y, por tanto, a una
nueva religión. ¿Ves qué sencillo es de comprender?
- Entonces, si cada pueblo recibe la religión apropiada ¿cuál es el
papel de los misioneros?
- Ese ha sido un grave error de las iglesias cristianas. Y se ha pagado. Se ha llevado la religión más avanzada, la de Cristo, la que predica el amor al prójimo, con gran ilusión, con gran amor y con gran sacrificio, es cierto, a pueblos atrasadísimos cuyo nivel de comprensión y de evolución era incapaz de asimilarla debidamente y el resultado ha sido el sincretismo religioso. O sea, que ellos siguen con su religión de siempre, la que ellos entienden, la que les basta, y acaban cambiando los nombres de sus dioses por los de los santos cristianos; practican los ritos cristianos, pero no abandonan los antiguos; y, en el fondo, siguen creyendo lo que creían antes de llegar la nueva religión.
Por eso los misioneros, en términos generales, ya no van directa e
inmediatamente a predicar a Dios, sino a ayudar a evolucionar; y por eso la aparición de la teología de la liberación y la distancia entre los misioneros de primera línea, que viven ese problema en sus propias carnes, y otros estamentos eclesiásticos que no dudan, por ejemplo, en recomendar la monogamia a un pueblo polígamo, sin explicarle por qué. ¿Cómo se le va a decir a un antropófago que ha de amar a los de la tribu vecina? No lo comprenderá. Y si dice aceptar esa nueva doctrina, aún teniendo la mejor voluntad, la deformará ajustándola a sus esquemas mentales.
- Eso está claro y tienes toda la razón. Pero hay una cuestión que me gustaría me aclarases: ¿Cómo ves tú la relación del hombre con Dios?
- Muy sencilla. ¿Cómo responderías tú a una célula o a una serie de células de tu intestino que te dijesen: Señor, para cumplir nuestra misión, a tenor de tu voluntad, necesitaríamos una dosis de vitamina C, de otro modo, señor, no podremos vivir sanas como es nuestro deseo? ¿Qué harías? Pues proporcionarles inmediatamente la vitamina que te piden ¿no?
- Por supuesto.
- Y, por otra parte ¿qué harías si otras células de tu cuerpo, que te
están provocando disturbios, cuya vida no es sana, te dijeran que desean que les proporciones más veneno o más posibilidades de seguir por ese camino, que tú sabes que las conduce al desastre? ¿Las escucharías? ¿Les harías caso? ¿O, más bien, las dejarías sin asistencia, sin ayuda, para que vieran, a través de los sufrimientos derivados de su conducta, a qué conduce su ceguera y aprendieran a vivir correctamente y en armonía con sus vecinas?
Pues esa petición de las células buenas a ti es lo que llamamos
oración. Y que siempre, siempre es atendida desde lo alto, dado que el peticionario está lleno de buenos propósitos y es totalmente inegoísta. Y esa ayuda es lo que se llama, en términos religiosos, la gracia o la actuación de la providencia o la casualidad...o la ayuda de un semejante, y no hace sino redoblar el impulso para vivir una vida "como Dios manda", o sea, de acuerdo con las leyes naturales.
Incluso, si alguna de esas hipotéticas células en estadio negativo se
diese cuenta de su error e hiciese propósito de la enmienda y te pidiera ayuda ¿se la negarás? No. Porque tú verías su buena intención y tu ayuda no haría sino fortalecerla y, por tanto, apresuraría el éxito.
Soy consciente de que, en este ejemplo, yo he incurrido en el mismo error de siempre: atribuir a Dios nuestros propios defectos y, así, Dios no queda muy bien parado y aparece ayudando egoístamente a sus criaturas para, en última instancia, beneficiarse a través de ellas. No he encontrado otro modo de explicarlo y adolece de la limitación humana para comprender las cosas de Dios, exactamente como ocurría con la limitación de tus células para comprender tus cosas de hombre.
Yo pienso que ese interés nuestro por conservar nuestras células y,
con ellas, nuestras vidas, a nivel de Dios no es interés egoísta, sino amor, un amor infinitamente superior al humano, infinitamente más profundo, más omniabarcante, más omnipresente, más consciente, en una palabra, más amor, libre de todo egoísmo, puesto que Él nos ha creado voluntariamente para sentirse y vivir en nosotros y compartir con nosotros Su propia "deidad", hasta el punto de darnos Su propia vida; cosa que no hemos hecho ni tú ni yo ni ningún hombre con nuestras células, que nos encontramos ya creadas y sólo nos incumbe conservarlas sanas para vivir mejor.
- Y el ateísmo, el agnosticismo, la indiferencia religiosa ¿tienen
alguna ventaja o algún inconveniente desde tu punto de vista?
- A la vista de lo anterior, está claro: El ateo, el agnóstico o el
indiferente, si son buenas personas, si ajustan sus vidas a la regla de oro, es decir, si obedecen las leyes naturales, si cumplen con sus obligaciones, si aman a su prójimo, si son capaces de sacrificarse por él, si tienden a esforzarse por lograr un mundo mejor para todos, crean o no en Dios, estarán haciendo Su voluntad y, por tanto, evolucionarán y estarán en el camino. El inconveniente que tienen es, sin embargo, doble: por un lado, que es difícil que no creyendo en Dios, se eleven más allá de la materia, lo cual les priva de una visión con la debida perspectiva; y, segundo que, al no creer en Dios, no creen tampoco en la efectividad de la oración y se privan con ello de la posibilidad de recibir la ayuda que otros, más
informados, solicitan y reciben.
Porque, con simplemente elevar nuestra mente y nuestro corazón
hacia arriba para sintonizar con Dios - que es una manera de oración que se puede y se debería practicar de modo casi permanente - se puede provocar la respuesta inmediata con una efusión de energía que hasta se siente a veces físicamente. De ahí la importancia de la fe y sus ventajas: quien cree, pide ayuda y la recibe y quien no cree, no pide ayuda y su falta de fe rechaza la que le podría llegar por sus buenas intenciones. Porque hay un principio operacional muy claro: Dios, en todo momento, respeta nuestro libre albedrío y, por ningún concepto nos violenta.
- Lo has expuesto y lo he comprendido todo perfectamente y, a decir verdad, no era tan complicado. Pero ¿qué me dices del célebre misterio de la Trinidad?
- Eso es algo parecido. Te pondré otro ejemplo protagonizado
también por ti: Tú eres casado y tienes hijos, es decir, eres un padre de familia y, como tal desarrollas una serie de actividades y asumes una serie de responsabilidades; pero, a la vez, eres ejecutivo de una empresa, con unos subordinados, y también aquí tienes una serie de obligaciones, totalmente distintas de aquéllas y realizas una serie de actividades que nada tienen que ver con las del padre de familia; y, además, tengo entendido, que eres directivo de un club deportivo ¿no?
- Sí, es cierto.
- Pues también allí te ocurre lo mismo: que realizas actividades y
tomas decisiones y asumes responsabilidades que nada tienen que ver con las del padre de familia ni con las del ejecutivo empresarial. Y, además, seguramente ningún miembro de tu familia sabe con detalle lo que haces en la empresa ni en el club; ni tus subordinados de la empresa conocen lo que haces en tu casa con los tuyos ni en la directiva del club; ni, por supuesto, los miembros de éste tienen la menor idea de cómo desarrollas tus otras dos actividades. Son, pues, tres actividades completamente distintas entre sí. Pero nadie se atreverá a decir que tú no eres la misma persona en los tres sitios. Tú eres siempre el mismo, un solo ser, pero desarrollas tres actividades distintas y el acceso a ti no es el mismo en los tres puestos, ni lo es lo que tú puedes otorgar o decidir.
Eso, exactamente es, pues, lo que ocurre con la tan traída y llevada Trinidad: Que Dios actúa en tres planos distintos y en cada plano lo hace con distintas funciones, actividades y finalidad ya que, en un plano es creador, en otro es conservador y en el tercero es, digamos, recolector. ¿Es tan difícil de entender?
Prácticamente todos los hombres estamos realizando distintas
actividades en distintos campos con distinta responsabilidades y
propósitos. Entonces ¿ por qué lo hemos de poner en duda y hemos de decir que es incomprensible cuando se trata de Dios, del cual formamos parte y del que no somos sino imagen? Recuerda aquello de "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". ¿Qué crees tú que significa?
- Está clarísimo. Gracias. Y es tan sencillo...
- Claro. Siempre ocurre igual: Cuanto más grande es el problema,
más simple es la solución.
DÍA 23
ÖSTERREICHISCHER RUNDFUNK, Viena, Austria
- ¿Y como puedes demostrarlo?
- Primero tendrás que decirme qué entiendes por milagro.
- Yo lo definiría como algo extraordinario, algo que no es normal.
- ¿Un monstruo será, pues un milagro?
- Hombre, no. Me refiero a algo sobrehumano.
- Y ¿qué es sobrehumano?
- Algo que está por encima de la capacidad del hombre.
- Es que eso es como no decir nada. Vamos a ver: para un hombre
primitivo ¿estaba más allá de la capacidad humana el entrar en su cueva, accionar una palanca y que aquélla se iluminase?
- Para el hombre primitivo, por supuesto.
- Luego, para él, lo que tú haces en cuanto entras en una habitación oscura, es un milagro.
- Pues...sí. Pero yo no me refiero a eso. Me refiero, por ejemplo, a
resucitar un muerto.
- Bien. Sigamos con nuestro hombre primitivo: ¿Serían milagrosas
para él las reanimaciones que se llevan a cabo con el electroshock o con fármacos o simplemente mediante el boca a boca ?
- Supongo que sí.
- Como ves, el concepto de milagro es siempre relativo. Se basa sólo en el conocimiento y manejo de más o menos leyes naturales. Y para el que no las sabe manejar será siempre un milagro. Pero para el que hace un milagro, éste nunca lo es. Y ¿dónde está el límite? La ciencia va avanzando a pasos agigantados. ¿Te parece poco milagro el poder ver, en tiempo real, sentado cómodamente en tu casa, lo que está ocurriendo en el otro extremo del mundo? ¿O el enviar un documento, reproducido y en color, a cualquier lugar de la tierra, o hablar con cualquiera desde tu casa hasta la suya, o pasearse por la luna o volar?..Para nuestros bisabuelos, desde luego, hubieran sido milagros, pero a nosotros nos parecen ya algo normal. Es sólo cuestión de saber cómo se hace y hasta ya ni eso es necesario y basta saber accionar unos mecanismos, sin entrar en el meollo científico.
- Es cierto.
- Y siempre habrá quien ve el milagro como algo impresionante,
extraordinario, inalcanzable, sobrenatural, cuando lo sobrenatural no existe, porque en la creación todo es naturaleza. A propósito de esa idea extraña del milagro, recuerdo un chiste muy ilustrativo.
- Vamos allá.
- En un pueblo hubo una inundación. Las aguas alcanzaron tal nivel que los vecinos tuvieron que encaramarse a los tejados de sus casas para no perecer ahogados.
En una de esas casas vivía solo un hombre muy devoto de Dios, con una gran fe. También se había encaramado al tejado de su casa. Entonces llegaron unos vecinos, en un bote de remos, a rescatarlo. Pero él se negó a subir alegando que estaba seguro de que Dios lo salvaría, y rechazó la ayuda que le prestaban. El bote se fue, pues, sin él.
Las aguas siguieron subiendo y, cuando ya le llegaban al pecho,
apareció una canoa de la Cruz Roja y se le aproximó para salvarlo. Pero él insistió en que, como hombre de fe que era, Dios le salvaría. La canoa, pues, se fue sin él.
Y las aguas subieron hasta la barbilla. Estaba de puntillas sobre su
tejado cuando apareció un helicóptero del que descolgaron una escalerilla para que ascendiese por ella. Pero, se negó. Seguía protestando de su fe y asegurando que Dios lo salvaría. Y se fueron sin él.
Las aguas subieron y él, naturalmente, se ahogó. Y, apenas muerto, ascendió a los cielos. Una vez allí, se dirigió, ofendido, a Dios y le reprochó duramente haberlo dejado morir. Pero Dios, mirándolo con ojos llenos de amor, le dijo: Hijo mío, te he enviado un bote de remos, una canoa y un helicóptero ¿qué más querías?
En esta historia se ven muy claras dos cosas: Primera, esa idea
extraña, difusa e inexacta del milagro; ese egocentrismo que nos hace pensar que nosotros somos diferentes y, por tanto, merecemos de Dios un trato distinto, preferente, y que no es más que una consecuencia directa de atribuir a Dios características humanas. Dios no actúa así. Y, la segunda, que los milagros nos rodean permanentemente: ¿No es un milagro que del amor de dos seres nazca una nueva vida? ¿No son un milagro el amanecer y una flor y un amigo? ¿No es un milagro que las cosas sucedan como suceden y que nuestros problemas se vayan solucionando? ¿O que aquel niño de hace años sea hoy un hombre y, sin embargo, sea el mismo? ¿O
que la lluvia haga crecer las plantas y que el arco iris nos haga guiños desde el cielo y que las nubes jueguen en las alturas a "tú la llevas"? o que...¿quieres más milagros? ¿Por qué hemos de pretender y de esperar un milagro fabricado especialmente para nosotros, cosa que, por otra parte, ocurre permanentemente en nuestras vidas sin que lo llamemos así? ¿No será que lo que queremos es el milagro que haga lo que a nosotros nos interesa o nos conviene o nos satisface, al margen de lo que, a tenor de las leyes naturales, debe ser? Dios obra milagros permanentemente. La vida misma es un milagro perpetuo. Pero los hace cuando Él quiere y no cuando nosotros queremos. Y así debe ser. Porque Él es quien concibió y creó el mundo, no nosotros.
DÍA 24
ANTENA 3 TV, Madrid
-Y ¿qué ocurre?
-Pues que no se tienen en cuenta las edades en que, en cada sexo, se produce el desarrollo, tanto físico como mental.
-¿Cómo que no se tienen en cuenta?
-No. Verás: Cuando la sociedad era absolutamente machista, es decir, desde que tenemos memoria de la historia humana, sólo los varones tenían derecho a la instrucción, a la educación, a la ciencia, a la preparación para luego dirigir la sociedad. En esas circunstancias nada desentonaba, nada denunciaba lo que iba a ocurrir.
- Y ¿qué iba a ocurrir?
- Lo que ha ocurrido, lo que está ocurriendo:
En cuanto a las mujeres se les dio acceso a los estudios y, sobre todo, a la universidad, que no es más que una forjadora de futuros dirigentes, se vieron sometidas a las mismas leyes y normas y exigencias que los varones y ello en base a una presunta igualdad que se han encargado de proclamar y exigir los movimientos feministas, con gran justicia y acierto en muchos casos y con grandes errores en otros, como el que nos ocupa. Verás: A los niños se les marcaba determinado nivel a determinada edad, es decir, se les iba calificando a lo largo de su educación primaria y durante el bachillerato y luego, bien por la nota media, bien por un examen, los mejores, es decir, los que habían acumulado más saber, los que habían desarrollado más su inteligencia, eran los que entraban en la universidad.
Llegaron las chicas y se les exigió el mismo nivel de conocimientos a la misma edad que a los muchachos, como era lógico. Y ¿qué ha ocurrido? Que las chicas han invadido la universidad y están en mayoría en la mayor parte de las carreras, lo cual supone que, en una generación, serán los dirigentes en todos los países y, por tanto, en el mundo. Y ¿por qué? Sencillamente porque las mujeres desarrollan la madurez fisiológica y mental a edades más tempranas que los hombres. A los quince o dieciséis años, la mayor parte de las niñas son verdaderas mujeres en todos los sentidos, mientras que sus compañeros de clase, si bien son varones, sin duda alguna, mentalmente son aún niños, aún corren tras la pelota y aún no han encarado en serio la vida porque aún no han madurado.
¿Resultado? Que, con honrosas excepciones, los primeros puestos en todas las clases están ocupados por las chicas Y, como a esa edad es cuando se accede a la universidad, las chicas, que llevan mejores notas y están más maduras, son las que acceden en mayor número, y los chicos se quedan sin acceso. Luego, pasados unos años, a los veinte o veintiún años, los chicos son tan inteligentes y tan maduros como lo eran las chicas a los diez y siete... pero ya es tarde. Su oportunidad se les pasó. Como no pudieron acceder a la universidad, han tenido que resolver su vida de otro modo, en actividades de menor trascendencia y entonces ya les resulta casi
imposible abandonar aquello para entrar en la universidad. Y ¿es que son más listas o más capaces las mujeres? No, de ninguna manera. Yo pienso que, acabado el desarrollo, no hay diferencia alguna entre un hombre y una mujer en cuanto a capacidad de aprendizaje, sentido de la responsabilidad, aspiraciones, voluntad, etc. Sólo que todo eso en las mujeres se desarrolla antes. Cualquiera que tenga hijos de distinto sexo habrá comprobado que, en términos generales, las niñas han ido por delante de los niños, si a las edades nos referimos, hasta la madurez plena en que todos se igualaron. Y
eso es algo que, al no tenerse en cuenta por las autoridades académicas, está produciendo la rápida desaparición de los hombres de la universidad y, en un próximo futuro, de los puestos directivos en todos los campos.
DÍA 25
ABC VALENCIA, Valencia
- Por supuesto. Y para darte cuenta de ello sólo tienes que preguntarte, por ejemplo: ¿Si el asesinato de César hubiera tenido lugar el año 64 en lugar del 44 a.C., ello hubiera repercutido de algún modo en cuanto yo he llevado a cabo esta misma mañana? Y, a poco que pienses, tendrás que concluir que sí, que si César no hubiese conquistado las Galias no habría llevado allí el Derecho Romano y luego, pasados diez y ocho siglos, Napoleón no hubiera impuesto a España su código y la vida española no sería ni parecida a la que es hoy y, por tanto, esta misma mañana tú hubieras hecho otras cosas o de otra manera porque vivirías de modo distinto y quizá en lugar distinto, etc...
- Parece mentira. Pero ¿no te parece un poco rebuscado?
- No. Te voy a contar algo que me ha sucedido hace unos días.
- Vamos a ver.
- Iba por la calle cuando me tropecé con una persona. Curiosamente esta persona resultó ser un compañero del colegio al que hacía más de cuarenta años que no veía. Celebramos el encuentro almorzando juntos y, lógicamente nuestra conversación se nos fue a lo que teníamos en común:
El colegio. Durante la charla yo comenté lo desagradable que fue para mí un suspenso que me puso el profesor de Física y Química en quinto curso de bachillerato. Y, ante mi sorpresa, mi amigo me contó que aquel suspenso fue un error. Asombrado, le pedí explicaciones, pues me extrañaba que él, a estas alturas, se acordase de aquello. Verás, me dijo: "
Yo, como recordarás, estaba un poco enchufado con don Juan, el profesor de la asignatura. El me confió la labor de copiar las notas que había puesto, de los exámenes escritos a la lista de clase, junto al nombre da cada uno.
Y así lo hice. Sólo que cometí un error y bailé tu nota con la del amigo Pons que te seguía en la lista y que no era demasiado bueno. Cuando me di cuenta de mi error, ya las notas se habían publicado y no me atreví a decir nada a nadie pensando que tú, que eras muy buen estudiante, superarías fácilmente aquello y a Pons no le vendría mal el error. Por eso me acuerdo.
Es una cosa que he llevado siempre en mi conciencia, aunque no sea más que una anécdota de colegio sin mayor trascendencia. Pero me alegro de habértelo podido decir hoy, créeme.
- Vaya broma que te gastó.
- Sí. Vaya broma porque lo que tú no sabes - ni él tampoco - es lo que siguió.
- Y ¿qué siguió?
- Pues siguió que el profesor de Física y Química fue destinado a otro colegio después del examen; que su sucesor, que era un inepto como profesor, no tenía de mí más referencia que el suspenso que heredó de su antecesor y se formó de mí una idea errónea. Y, como no era buen profesor, insistió en esa idea de tal modo que yo, que hasta ese momento había estudiado la asignatura con ilusión y hasta con complacencia y que tenía in mente llegar a ser un día médico, aborrecí de tal modo la materia que, a la hora de decidirme por ingresar en una facultad u otra, opté por la de Derecho por miedo a la Química. De modo que, por culpa de aquel error de mi amigo yo he sido abogado y no médico y ese error hizo dar a mi vida un viraje definitivo. Si yo no hubiera sido abogado no hubiera conocido a mi mujer y no hubiera tenido los hijos que tengo, etc. etc. ¿qué te parece?
- Me parece asombroso.
- Pues piensa que todo, absolutamente todo lo que haces, dices o
piensas es una causa que pones en acción. Una causa que, sin excepción posible, producirá un efecto que tú ya no podrás controlar pero del que serás responsable directo. De ahí deriva el problema, nada intrascendente, de la responsabilidad, consecuencia directa de nuestro libre albedrío.
DÍA 26
CANAL PLUS, Madrid.
- Por supuesto.
- Pero, ¿cómo se puede ampliar una cosa tan etérea, tan diría yo,
inexistente? Porque, vamos a ver: ¿Qué es la conciencia?
- La definición que así, a bote pronto, se me ocurre es la de que la
conciencia es "la certeza de la propia existencia y del lugar que
ocupamos". ¿Te vale?
- Sí. Reflexionando un poco, sí. Pero, ¿eso se puede ampliar?
- La definición, no. Claro que se puede expresar con otras palabras, pero la idea sería la misma: Cada uno de nosotros somos conscientes de que existimos y podemos, a la vez, examinar y ser examinados; podemos ser observadores de nosotros mismos y esa es la gran adquisición de la filosofía. Los animales, al carecer de mente, son incapaces de estudiarse a sí mismos y, si bien existen, no son conscientes de ello.
- Ya comprendo. Pero no me has respondido a mi pregunta: ¿Cómo se puede ampliar esa certeza de la propia existencia?
- Conociéndose a sí mismo, es decir, estudiándose a sí mismo,
descubriendo los mecanismos internos que controlan y comandan nuestro pensamiento, nuestras emociones y, consecuentemente, nuestros actos.
- ¿Eso es ampliar la conciencia?
- Realmente, no. Primero debe venir el conocimiento, digamos,
esencial; y luego, una vez asentado, puede tener lugar la expansión
propiamente dicha.
- Explícate, por favor.
- Bien. Si te he dicho que los animales no tienen conciencia de su
existencia, pero el hombre sí, es lógico pensar que, cuanto más profundice el hombre en ese campo, más se alejará del estadio animal.
- Lógico.
- Si es lógico, lo primero que tendrá que hacer cada hombre que
quiera serlo más, es mirar hacia adentro de sí mismo y estudiar y sentir eso de la existencia, es decir, darse cuenta, conscientemente, de que existe y de que es él, precisamente él y no otro. Es decir, de que hay todo un mundo dentro de él, al que no tiene acceso nadie, salvo él mismo, y otro mundo exterior, al que tienen acceso todos y en el que actúan e intervienen todos, incluso él. ¿De acuerdo?
- De acuerdo.
- Pero, si seguimos observando, veremos que ese mundo exterior, en el cual pueden actuar todos (y, al decir "todos", me refiero a los hombres, a los animales, a los vegetales, a los minerales, a los elementos, etc.) además de uno mismo, a su vez, nos influye a nosotros. Es decir, afecta a nuestro mundo interior que creíamos inexpugnable.
- Sí, es cierto.
- Y aquí empieza el proceso de la ampliación de ese concepto inicial que es la certeza de la propia existencia: El mundo exterior a nosotros puede influir en nuestro mundo interno. ¿Y qué consecuencias produce esa influencia, esa intromisión? ¿Y cómo se produce?
- Sí. Es un tema muy interesante.
- Está claro que se produce a través de las vibraciones que percibimos del mundo exterior, gracias a nuestros cinco sentidos, ¿no?
- Sí. No tenemos otro medio de conocer el mundo exterior.
- Pero, no sólo eso. Las vibraciones en sí no significarían nada si no fuesen interpretadas, decodificadas diríamos en lenguaje moderno, y traducidas en imágenes que, a su vez, nos producen emociones que, por fin, además de quedar archivadas en nuestra memoria, nos impulsan a actuar de algún modo. ¿De acuerdo?
- Completamente.
- Con ello hemos visto que el mundo exterior penetra en nuestro
mundo interno. Veamos ahora cómo puede influirnos.
- Vamos a ver.
- En este punto, me gustaría considerar el efecto que cada uno de esos impulsos sensoriales produce en nuestro mundo interno la primera vez que llega a nosotros, o cuando lo hace repetidas veces, durante la infancia.
- ¿Y eso por qué?
- Porque el hombre tiende instintivamente a generalizar y tú sabes lo que significa generalizar, ¿no?
- Creo que sí: Atribuir a muchos o a todos lo que hemos visto en uno o en algunos.
- Exacto. Pero hay más. Mira hacia adentro y verás como, en
realidad, cuando percibes algo nuevo, su impacto crea en ti una especie de programa informático de actuación en respuesta a ese estímulo que, en lo sucesivo, se pondrá en funcionamiento cada vez que ese estímulo se repita; será un funcionamiento inconsciente, que se nos aparecerá como propio de nuestra personalidad, aunque no lo sea; pero irremisiblemente, condicionará nuestra actuación en el mundo exterior.
- No comprendo bien qué quieres decir.
- Lo verás con un ejemplo. Imagina que nunca has hablado con un
chino y, por tanto, no tienes una idea definida sobre su modo de ser. Pero un día, un amigo te presenta a un chino; pasáis la tarde juntos y resulta ser un hombre chistosísimo, agradable, simpático, extrovertido, ocurrente y verdaderamente encantador. Pues bien, aunque tú sólo conoces a un chino y existen, si no estoy mal informado, unos ochocientos millones, tú habrás desarrollado un programa inconsciente en el que los chinos, todos los chinos, se verán como simpáticos, chistosos y encantadores. Y, cuando hables de los chinos, dirás que son así. Y, cuando te presenten a otro chino, en principio, tu programa automático le atribuirá todas esas cualidades y tú comenzarás a tratarlo como si todo ello fuera cierto.
- Sí. Te comprendo y es verdad. Pero, ¿qué inconveniente hay en
ello? Si no tengo más experiencia con chinos...
- No, si es cierto. Es nuestro mecanismo interno para aprender, para asimilar conocimiento, para evolucionar. Pero es un mecanismo automático, que nos sirve para la primera o las primeras experiencias de cada tipo y, por tanto, nuevas, sin precedentes, y a cualquier edad. Todas ellas crean programas subconscientes que condicionan nuestra postura futura frente a estímulos análogos.
- Lo comprendo.
- Lo que ocurre es que, ese mecanismo de asimilación, de
aprendizaje, de defensa o de posicionamiento en la vida, nos es muy útil, prácticamente necesario, en la infancia, cuando realmente somos aún casi animales, puesto que aún no hemos desarrollado la mente y por eso, como a los animales, esos programas inconscientes y automáticos nos sirven para defendernos y permitirnos "sobrevivir" en determinadas situaciones o ante determinadas agresiones.
- Explícate.
- Por ejemplo: Si a un niño se le arranca de las manos un juguete con el que está jugando, ello le producirá dolor y, por tanto, llorará. Si, como consecuencia de ese llanto, se le devuelve el juguete, automáticamente se programará el llanto para la próxima vez que se le prive de algo que desea, como medio de conseguirlo y con ello el niño irá conservando sus pertenencias o incluso aumentándolas. Lo mismo podría haber programado el patalear o el agredir al "ladrón" que le priva de lo suyo, y ese niño, en el futuro, pataleará o agredirá a quien le prive de un deseo. Todo ello de modo inconsciente, pues se trata de algo ajeno a la propia personalidad.
Son sólo mecanismos de defensa subconscientes.
- Es muy lógico.
- Y muy útil, sobre todo para los animales, que los conservan toda la vida y a uno lo hacen huir a tiempo y a otro esconderse a tiempo y al tercero atacar a tiempo... Pero con el hombre, cambia la cosa.
- ¿Por qué?
- Porque el hombre posee mente, inteligencia, razón o como quieras llamarla y, por tanto, posee malicia, y esos programas que, sin querer, los niños graban en su subconsciente, en un adulto no sólo son ya de defensa, sino de egoísmo, de orgullo, de envidia, de ira, de ambición, de crueldad, etc. Y lo que es peor...
- ¿Qué?
- Que, a diferencia del animal, el hombre, desde que desarrolla la
mente debe usarla, y ponderar racionalmente en cada caso las
circunstancias concurrentes; y, si es preciso, si es razonable, sobreponerse a esa programación automática que será siempre, hasta que la elimine reprogramándose a sí mismo, es decir, reprogramando su subconsciente, la primera que brotará ante cualquier contingencia. Y así tenemos al niño al que se hizo envidioso que, de mayor, sigue envidiando y, aunque posea riquezas, como no se dé cuenta de su "defecto" y se reprograme, seguirá envidiando a todo el mundo y será desgraciado por ello; y, como actuará movido por la envidia, hará desgraciada a mucha gente. Y el niño al que se hizo orgulloso, de mayor, seguirá tratando a los demás despectivamente, con lo que se acarreará el desamor, cuando no el odio, de quienes con él se relacionen que, generalmente, no se habrán tampoco reprogramado a sí mismos. Y el niño que utilizaba con éxito el llanto para conseguir sus propósitos, a menos que se reprograme una vez adulto, seguirá llorando y sintiéndose desgraciado ante cada contrariedad. Y el niño al que se hizo ambicioso o avaro o irascible o cruel, seguirá siéndolo instintivamente durante su vida, a menos que se reprogramen conscientemente. Y esa reprogramación, precisamente, es lo que se ha venido en llamar la "ampliación de conciencia". Recuerda aquellas palabras de San Pablo cuando dice: "Aquello que quiero hacer, no lo hago y, en cambio, hago lo que no quiero hacer". En ese momento, no cabe duda de que estaba llevando a cabo su reprogramación, su ampliación de conciencia.
- ¿Y en qué consiste?
- Pues consiste en concienciarse, primero, de que uno tiene en
funcionamiento determinados programas subconscientes que dan lugar a prejuicios que le condicionan y le hacen actuar no de acuerdo con lo que sería razonable, sino de modo instintivo, visceral, como si aún fuera un niño. Una vez convencido de ello, tendrá que estar atento a los momentos en que esa programación salte, para combatirla racionalmente, estudiando las circunstancias de cada caso y adoptando la postura que aconseje la razón.
- ¿Eso es la ampliación de conciencia?
- En términos generales, sí. Aunque hay varios escalones en el nivel de conciencia y es preciso, en cada momento de la vida, tratar de ser consciente de en qué nivel se está actuando.
- ¿Varios escalones? ¿Qué quieres decir?
- Varios grados de ampliación. Es como si fueras subiendo un monte.
Cuanto más alto asciendes, más campo dominas y mejor comprendes la configuración del terreno, el curso de los ríos, el emplazamiento de los microclimas, etc.
- Te comprendo. ¿Y cuántos niveles o escalones hay?
- Yo no podría dar un número que sirviera para todos. En términos
generales, señalaría siete niveles. Cada uno de ellos, sin embargo,
comprende infinidad de subniveles que, al final, convierten la totalidad en infinita. Pero esos siete, que podríamos denominar "rellanos" en una escalera de infinitos escalones, son los puntos de separación entre grados definidos.
- ¿Y cuáles son?
- Antes de contestarte me interesa que te des cuenta de algo que
generalmente nos pasa desapercibido y es importante.
- ¿Qué es?
- Que debemos regir nuestra vida por la razón, con el auxilio del
sentimiento. Pero, de ninguna manera, debemos regirla por las emociones, que no son, casi siempre, más que esas programaciones subconscientes.
Fíjate en este ejemplo y aplícalo a la situación que quieras: Imagina que, como se hizo en los colegios de religiosos hasta los años cincuenta y aún después, se inculca a los niños que la mujer es el demonio, una tentación permanente, un peligro constante; y, a las niñas, que el hombre es el que manda y que hay que obedecerlo y servirlo, pero hay que defenderse de él, pues pretende siempre, en su relación con el otro sexo, apoderarse de lo que no debe. ¿Qué ocurrirá cuando lleguen a adultos? Pues ocurrirá que esos niños, de adultos, y salvo que se reprogramen, ya nunca podrán tratar con una mujer sin sentir ese cosquilleo del programa subconsciente, sin
percatarse de que son distintas, de que son causa de tentaciones... y
acabarán cayendo en las tentaciones, sobre todo si les ha desaparecido el miedo a la condenación eterna del infierno. Y, para las entonces niñas, el hombre será el conquistador, el que manda y aquél del que hay que defenderse porque siempre pretende lo mismo de las mujeres. Total: Que a ambos les resultará imposible mantener una relación normal con personas del otro sexo, con toda la serie de complejos, conductas irregulares y frustraciones que de ello se derivan. Y todo por unas programaciones inconscientes creadas como consecuencia de enseñanzas intensamente repetidas en la niñez y que partían de una obsesión inexplicable por el sexo, sin dar explicación lógica alguna que la justificase.
- Es cierto. Mi padre lo vivió y más de una vez me ha confesado su incapacidad de tratar con el otro sexo con normalidad, debido a aquellas enseñanzas del colegio. Pero ¿cómo salir de esa trampa de los programas subconscientes creados en la niñez?
- Antes de contestarte no quiero dejarte con la idea de que el ejemplo que te he puesto es único. No: Luego llegó el del materialismo, y una generación de jóvenes programaron que ellos sólo creían lo que veían. Y con esa afirmación tan irracional han funcionado y siguen funcionando, sin caer en la cuenta de que el mundo está lleno de cosas que no se ven pero que están ahí y nos influyen, las percibamos o no y, lo que es más grave, las conozcamos o no. Hasta que la física ha demostrado que la materia no es más que energía y ésta no es más que vibración. Lo lógico, en tales circunstancias, sería reconocer su error, ya que un materialista sin materia no tiene sentido, ¿no? Pues no, esos programas subconscientes continúan funcionando. Y funcionarán y condicionarán la cultura y la ciencia hasta que un número suficiente de hombres de ciencia y de docentes se dé cuenta de lo irrazonable de su postura y se reprogramen. Y, como éste, podría ponerte cientos de ejemplos de nivel mundial. A esos ejemplos, que afectan a generaciones enteras, añade los particulares de cada individuo y
te darás cuenta de cómo y por qué resulta tan difícil la convivencia y por qué parece la vida tan falta de sentido.
- Está clarísimo.
- Para que lo veas más claro, te voy a relatar un experimento
interesantísimo que ha descubierto un error en la programación
inconsciente.
- ¿Un error?
- Sí. Un error. Un bucle.
- ¿Y qué es eso?
- En informática se dice que un programa tiene un bucle cuando, por error del programador, el ordenador repite una serie de actuaciones volviendo a repetirlas indefinidamente y sin que conduzcan a ninguna parte, es decir, que se mete en un círculo vicioso que hace inútil el programa.
- Ya.
- Se trata de unas avispas, que casi todos hemos visto en actividad. Se dedican a cazar orugas, a inmovilizarlas, que no matarlas, con su aguijón, a poner en ellas sus huevos y a transportaras a un agujero, previamente excavado en el suelo, donde las entierran.
- Sí, he visto alguna avispa cargada con una oruga, sí.
- Pues bien, lo que el programa le ordena hacer, secuencialmente es esto: Excava un agujero en la tierra, constrúyele un tapón de tierra u hojarasca, sella el agujero con el tapón, busca una oruga, inmovilízala con tu aguijón, deposita en su cuerpo tus huevos, llévala junto al agujero, destapa éste, introduce la oruga en él, vuelve a sellarlo y olvídalo. Luego sus larvas eclosionarán y se alimentarán de la oruga inmovilizada por el veneno de su aguijón. Pero se ha descubierto que, cuando la avispa ha transportado la oruga junto al agujero y la ha depositado allí, si en ese momento, mientras está destapando el agujero, se le retira la oruga un centímetro del lugar en que la había dejado, la avispa termina de destapar el agujero, va adonde dejó la oruga, no la encuentra, la busca, la encuentra, la transporta al mismo sitio donde la dejó la primera vez y, pásmate, se dirige al agujero, hace ademán de destaparlo aunque está ya destapado y, si cuando se vuelve hacia la oruga para meterla en el agujero, se le ha vuelto a retirar de su sitio, repite todo, es decir, la busca, la transporta al mismo sitio de siempre, hace ademán de destapar el agujero y, cuando se vuelve
para meter en él a la oruga vuelve a encontrarse con que no está y
comienza de nuevo la búsqueda... y así hasta el infinito. No cabe duda de que ese programa es erróneo, pero no cabe duda tampoco de que la avispa lo ignora y estará repitiendo el proceso, si es preciso hasta que quede exhausta y muera, sin darse cuenta de que el agujero ya está abierto. Eso o algo parecido es lo que nos ocurre con nuestros programas subconscientes y nos dejamos llevar por ellos toda la vida... a no ser que nos demos cuenta del engaño y nos reprogramemos.
- Verdaderamente, es impresionante.
- Y aún te diré más: Si te fijas, todas las programaciones
subconscientes miran al futuro: Los programas que elabora el niño como consecuencia de sus emociones, siempre se configuran para actuar ante posibles hechos futuros, es decir, no se hacen para responder a situaciones simultáneas a ellos. Si un niño, come una naranja y le gusta, la programación que elabore no se referirá a aquella naranja sino a cualquier naranja que, en el futuro, se relacione con él. Y, si en algún momento de la niñez no sabemos qué decisión tomar, porque es la primera vez que nos enfrentamos a esa situación, o sentimos miedo ante algo desconocido para enfrentarnos a lo cual aún no tenemos programa de actuación, estaremos programando el miedo ante cualquier acontecimiento desconocido o desagradable o amenazador futuro, con lo cual, de adultos, cuando ya disponemos de una inteligencia que nos podría y nos debería servir, seguimos sintiendo miedo toda la vida, temiendo el futuro, desconfiando de ser capaces de vencer los inconvenientes de cada día y siendo víctimas permanentemente de la angustia, cuando sería más lógico usar la mente, que para eso precisamente la tenemos.
- Sí. Pero, ¿cómo?
- ¿Cómo? Sencillamente, usándola. Y vamos a usarla: Con la mente, con la inteligencia en la mano, por decirlo así, no cabe más que esta postura cada instante de nuestra vida: ¿Qué problema tengo? Éste o aquél.
¿Puedo hacer algo ahora para solucionarlo? Sí, o no. Si puedo hacer algo, debo hacerlo ya, con lo cual, no tengo por qué preocuparme más. Y, si no puedo hacer nada, es irracional preocuparme. Ésta es la postura que puede hacernos felices. Hemos de luchar por nuestra felicidad, pero no quedarnos en el miedo, la inseguridad o la autocompasión. Eso no son más que puras emociones, no racionales, fruto de programaciones subconscientes de la niñez. Y ya no somos niños. En el fondo piensa que el psicoanálisis no es más que una reprogramación de esos programas automáticos. Y el examen de conciencia, bien mirado, no tiende a conseguir otra cosa.
- Está claro. Dime, pues, esos siete escalones o grados.
- Sí. Ahora lo verás más claro. El primer escalón es el de la
Supervivencia o de la Seguridad.
- ¿La supervivencia? ¿Así como suena?
- Así como suena. Y comprende todo lo relacionado con la
conservación de la vida, la salud, los bienes esenciales, etc. Es todo
aquello a lo cual, en caso de necesidad, uno está dispuesto a sacrificarlo todo. Por eso te he dicho supervivencia o seguridad, pues en este nivel de conciencia, son equivalentes.
- ¿Qué quieres decir?
- Por ejemplo: Si te dan a elegir entre la vida o mucho dinero, ¿qué
elegirás?
- Lógicamente, la vida. ¿De qué me iba a servir el dinero sin ella?:
-¿Y lo mismo te ocurriría con todos los demás bienes que puedes
imaginar, ¿no?
- Sí.
- Pues ese es el primer grado, el grado animal, el grado en el que
todos empezamos. Y resulta natural cuando la elección es forzada, como en mi ejemplo. Pero cuando, a lo largo de la vida, un hombre considera como "necesario" cualquier capricho, cualquier deseo o cualquier inclinación, entonces tiene centrada su conciencia en este primer escalón y resulta nefasto para él mismo y para cuantos le rodean o dependen de él, incluso, para los que con él se relacionan.
- Pero hay gente que es capaz de sacrificar su vida por otros.
- Claro, pero ¿sabes por qué? Porque su conciencia no está centrada en este escalón, sino en el cuarto o en otro superior. Si un hombre considera que lo más importante es su vida y sus necesidades, es incapaz de sacrificarse por nadie ni por nada.
- Es lógico. Pero, ¿hay mucha gente así?
- Muchísima. Son así los que se sienten inseguros en la vida y, por
tanto, los que temen. Por su deformación programática, consideran a los demás, siempre, como peligros potenciales, como enemigos contra los que hay que combatir o, peor aún, como objetos que hay que conquistar o dominar para sentirse seguros, o que hay que eliminar porque ponen en peligro la propia seguridad.
- ¿Y cómo se puede uno reprogramar en este escalón?
- La víctima ha de convencerse de que esa necesidad de seguridad es sólo fruto de una programación subconsciente. Y, una vez convencido de ello, repetírselo y razonarlo cada día y, sobre todo, cada vez que esos programas de miedo se pongan en funcionamiento de modo espontáneo y le coloquen "frente" a alguien sin un motivo racional aparente.
- Comprendo. ¿Pero no hay nada de positivo en esa postura, en esa programación automática? ¿No nos sirve para prevenir peligros y para sobrevivir, al fin y al cabo?
- No. Cuando somos niños, sí. Pero de adultos, nos pone
permanentemente frente a los demás, sin posibilidad de admitir en un semejante la comprensión, el amor, la amistad o el desinterés. Vemos siempre el peligro e, instintivamente, luchamos contra él. Es una postura, tan conocida, que se ha enunciado diciendo que "homo homini lupus", es decir, que "el hombre es un lobo para el hombre".
- Sí, es cierto. ¿Y cuál es el segundo peldaño o grado en la
ampliación de la conciencia?
- El segundo peldaño es el del Placer.
- ¡Hombre, eso sí que no me lo esperaba! ¿Por qué el placer? ¿Es que es malo sentirse bien?
- No. En absoluto. Sentirse bien es una obligación que todos
tenemos. Lo que ocurre es que hay quien no concibe ni, por tanto,
persigue, más placer que el que proviene de los sentidos y hacen girar sus vidas en torno a los estímulos placenteros que, por los sentidos, les llegan del exterior.
- ¿Y quiénes son esos?
- Son los glotones, los melómanos, los jugadores, los bebedores, los
drogadictos, los obsesos sexuales, los fumadores empedernidos, etc. Gente para la cual el sumum de la felicidad, que persiguen a toda costa, es el que les proporcionan los sentidos. Y sacrifican a ello cualquier cosa menos, naturalmente, su propia seguridad, aunque algunos, hasta ésta sacrifican a su vicio, y aún la propia vida. No es necesario que te recuerde la serie de tragedias individuales y familiares que todas y cada una de estas dependencias han producido y siguen produciendo.
- ¿Pero no hay tampoco nada de positivo en todo ello?
- Es positivo el desear que la comida tenga buen sabor y prepararla
para ello y es positivo disfrutar de la música o de cualquier cosa que no perjudique ni a nosotros ni a los demás. Pero, cuando se tiene centrada la conciencia en ello, es decir, cuando esa satisfacción de los sentidos se coloca por delante de cualquier cosa más importante, entonces resulta altamente negativo y destructor. Realmente, los tres primeros peldaños en la escala de la ampliación de la conciencia, son negativos.
- ¿Y cómo funciona este segundo peldaño? ¿Puedes ponerme un
ejemplo?
- Claro. Imagina que una persona tiene centrada su conciencia en el sexo, cosa que parece, desgraciadamente, estar de moda. Esa persona se vestirá pensando en la mejor manera de gustar a sus presuntas víctimas, considerándolas, no como personas, sino como objetos de placer; decorará su casa con motivos alusivos y muebles ad hoc; su conversación girará casi exclusivamente en torno al sexo; sus chistes serán monotemáticos; cuando mire a una mujer será para imaginarla desnuda; sus lecturas serán eróticas... es decir, su vida entera no tendrá más objeto que el sexo. Pero, como el sexo, como cualquier sensación, a este nivel sólo puede producir
placer durante un momento, y luego produce un vacío que obliga a
continuar la búsqueda, siempre insuficiente y nunca saciadora, quien así tiene centrada su conciencia es toda su vida un desgraciado que va dejando desgracias en torno suyo.
- Es cierto. Y lo mismo ocurre, claro, con los demás placeres
sensuales, ¿no?
- Exacto. Fíjate en los ludópatas o, si quieres, en esa adicción tan
actual del televisor: ¿Cuántas personas pasan ante él su tiempo libre, experimentando sensaciones que, una vez experimentadas, le dejan insatisfecho y cuyo efecto más ostensible es, precisamente, el deseo de ver el próximo programa para, tras él, quedar igualmente defraudados, y que habrán olvidado completamente a los dos días? Sin embargo, todos hemos sacrificado a esa adicción una serie de cosas mucho más importantes, útiles y hasta necesarias, que nos hubieran producido más felicidad: Atender a los hijos, cumplir nuestras obligaciones, hacer ejercicio, mejorar nuestra formación o nuestra cultura leyendo o estudiando, pasear, meditar, etc.
Quede claro que no estoy calificando la televisión, que es un medio de comunicación maravilloso, sino su adicción.
- Comprendido.
- Y hay otra cosa que quiero decirte. Cada escalón en la ampliación de conciencia nos proporciona mayor energía vital que los anteriores, mayor relación interpersonal y mayor satisfacción. Compara sino la cantidad de energía, el número de relaciones con los demás y la cantidad de satisfacciones, aunque sean, como hemos dicho, de "baja calidad", que desarrollan un glotón o un obseso sexual y la que desarrolla una víctima de la inseguridad, replegado temerosamente sobre sí mismo. La ampliación de conciencia, pues, nos eleva en todos los sentidos. Pero, repito, hasta que lleguemos a situar nuestra conciencia en el cuarto escalón, nuestra vida será una sucesión de actos, deseos, palabras y pensamientos negativos, que nos harán daño a nosotros mismos y a los demás.
- ¿Y cuál es el tercer escalón?
- El del Mando, el Poder, la Autoridad.
- Tampoco me esperaba esto. ¿El mando en qué sentido?
- En todos los sentidos. Y en este escalón hallan su expresión el
orgullo, el amor propio, la soberbia, el respeto humano, la hipocresía, la adulación, la lisonja, la calumnia, la injuria, y una serie muy numerosa de conductas similares. Todas ellas tienden a conquistar una cuota de poder, de mando, de autoridad, de respeto frente a los demás o, una vez adquirida, a no perderla o a incrementarla.
- Pero eso afecta a unos cuantos: Los gobernantes, los políticos, los
capitalistas...
- No. No te equivoques. Afecta desde al padre que le dice a su hijo
que él es el que manda y que le tiene que obedecer por el hecho de serlo (y que está con ello defendiendo claramente su cuota de poder frente al hijo) hasta el dictador que ejecuta a los opositores a su régimen. Fíjate si el arco es grande. Añade a todo eso los títulos o signos de alcurnia o de nivel social, las "marcas" de los productos, la moda, la ostentación de posesiones o de capital, la búsqueda de la fama, el tener subordinados, las condecoraciones, etc.
- Sí, lo comprendo. Y el campo es inmenso. Y, bien mirado, todos
incurrimos en ello. Es impresionante esta disección de la conciencia que estamos haciendo.
- Sí. Y muy necesaria. Ojalá nos acostumbrásemos (lo mejor sería
que se nos enseñase en la escuela) a examinar nuestros sentimientos y reacciones a los estímulos externos para saber diagnosticar en qué escalón de la conciencia estamos actuando en cada momento. El mundo cambiaría rápidamente. Porque los enfoques negativos de la conciencia, a quien más desgraciados hacen es, precisamente, a quienes se hallan en ellos secuestrados.
- Es cierto.
- Pero fíjate también en que los que alcanzan el poder, incluso las
cotas más altas, con él no añaden ni un ápice a su valía como hombres y, a cambio, son infelices temiendo en todo momento perderlo y luchando contra los que, real o imaginariamente, pretenden arrebatárselo. Por ello, la única manera de ser feliz ostentando poder estriba en no desearlo, en no supeditarlo todo a él.
- También es cierto.
- Fíjate qué casualidad: ¿Qué piensas tú que quería decir aquel
mandamiento del Decálogo que rezaba: "No tendrás otro Dios más que a mí"? Pues, precisamente, eso, que quien centra su conciencia en los tres primeros niveles y adora la Seguridad o el Placer o el Poder hasta el punto de no razonar sus actuaciones y reprogramarse, comete pecado de idolatría.
- Bien, pasemos, pues, al cuarto escalón, el primero, según me has
dicho, que traspasa la barrera de lo negativo y se eleva a lo positivo. ¿Cuál
es?
- El del Amor.
- ¿El amor?
- Sí señor, el Amor. Centrar la conciencia en este escalón supone
amar a todo y a todos de modo incondicional.
- ¿Pero eso es posible?
- No sólo es posible, sino necesario para evolucionar realmente. Y,
además, fácil.
- ¿Fácil? ¿Es fácil amar a todos? Pues yo no lo veo tan sencillo.
- Es cuestión sólo de intentarlo. Imagina a una madre con su hijo
pequeño que está jugando. Imagina que éste hace una travesura. A la madre, por supuesto, no le gustará; hubiera preferido que no la hiciese.
Pero, no obstante, aunque se enfade, aunque tenga que castigarlo para educarlo debidamente, seguirá queriendo a su hijo igual que antes, porque el amor que ella siente está por encima de esa minucia. Imagina ahora que ese niño crece y se convierte en un delincuente. La madre sufrirá, claro, puesto que de ese hijo sólo recibe disgustos e ingratitud, pero su amor por él no disminuirá y siempre tratará de comprender y disculpar al hijo de sus entrañas. Eso es amor. ¿Lo comprendes?
- Claro que lo comprendo.
- Pues intenta amar a todos así, como si fueses su madre. Hazlo por un momento, pero en serio. Y luego trata de ver a los demás como hijos tuyos. O piensa que tú también cometes errores y te equivocas y ofendes y perjudicas a otros y, sin embargo, siempre estás dispuesto a justificar tu actuación y tus deseos y tus pensamientos y. más aún, a esperar que los demás te comprendan y hasta te acepten y te aplaudan. Piensa que eres como los demás, con las mismas limitaciones que los demás y que ellos, por lo tanto, son semejantes a ti. Comprobarás, durante ese breve instante que, hagan lo que hagan y digan lo que digan, ha perdido importancia.
- Parece fácil.
- Es fácil. Y muy rentable. Porque, una vez has comprendido que, si los demás actúan como lo hacen se debe, por un lado, a sus propios programas subconscientes, y no a su verdadera forma de ser y, por otro, a que aún no se han dado cuenta de ello y, por tanto, actúan como tú lo hacías antes de saberlo y de intentar ampliar tu conciencia, con ello la habrás ya elevado y habrás conseguido varias cosas.
- ¿Qué cosas?
- Primera, darte cuenta de que puedes elevar tu conciencia de un
escalón a otro. Segunda, experimentar, quizás por primera vez, el amor a todos los hombres. Tercera, comprobar que todo lo que, en escalones inferiores, te parecía importante, no lo es tanto, visto desde este escalón.
Cuarta, que has ganado en felicidad, en plenitud, en posibilidades de explorar tu propio interior, tan desconocido hasta ese momento... ¿Te parece poco?
- No. Me parece mucho.
- Pues es sólo cuestión de intentarlo. Prueba, por ejemplo, cuando
vayas conduciendo tu vehículo y alguien te adelante indebidamente o te haga cualquier cosa que, en otras circunstancias te soliviantaría, a imaginarte que el otro vehículo lo conduce tu hijo, o tu padre o tu hermano o tu mujer o tu mejor amigo. Y entonces te darás cuenta de que, si lo hubieran hecho ellos, seguramente hubieras sonreído en vez de enfadarte.
O sea: No te hubieras sentido mal. O cuando te encuentras enzarzado, casi sin saber por qué, en una discusión con alguien. Si te das cuenta a tiempo de que, en realidad, el asunto en sí no tiene la importancia que le estáis dando, sino que lo que ambos estáis haciendo es, simplemente, defender a ultranza vuestra propia parcela de poder (amor propio, dignidad, honor o como quieras llamarlo, pero Poder al fin), y elevas tu conciencia al cuarto escalón, automáticamente desaparece el problema: Ya no defiendes tu parcela de Poder y se ha acabado la discusión. De otro modo podéis seguir discutiendo, durante horas enteras, elevando cada vez más el tono y pudiendo hasta llegar a las manos. En realidad, a esa elevación oportuna de conciencia se refiere el refrán, con su gran carga de sabiduría popular, cuando dice que "si uno no quiere, dos no riñen".
- Sí, es un buen sistema. Lo probaré.
- Puedes usarlo igual ante cualquier palabra, cualquier ofensa o
cualquier acto de los demás. Te dará el mismo resultado: Te sentirás feliz y por encima de las pequeñeces que tus programas, automáticos y subconscientes, de la "supervivencia", las "sensaciones" y la "autoridad" te hacían considerar como verdaderas montañas insalvables en el camino de tu felicidad. Los demás, por otra parte, percibirán tu postura y tu actuación y actuarán, a su vez, contigo de modo positivo y amable.
- De todos modos, no lo veo tan sencillo.
- En la naturaleza, como en la economía, todo lo que vale, cuesta, es decir, todo tiene un precio. La naturaleza no da nada gratis, siempre se cobra un esfuerzo. Pero siempre vale la pena hacerlo. Y ello por dos motivos.
- ¿Qué motivos?
- Primero, por la felicidad, paz y alegría interior que produce. Y
segundo, porque así ejercitamos la mente, el don que nos diferencia de los animales. En los tres escalones inferiores estábamos realmente a nivel animal. En éste ya no. No hay ningún animal capaz de llegar a este escalón. Éste es el sitio del hombre. Y, cuanto más lo frecuenta uno, más fácil le resulta acceder a él. Es decir, cuanto más se ejercita el músculo espiritual, más robusto se hace y más fácilmente se mueve y mayor rendimiento da.
- ¿Es, pues, este escalón cuestión mental?
- Es el primero en el que utilizamos la mente directa y conscientemente. Porque, no olvides que la mente no eres tú. La mente no es más que un instrumento tuyo, que eres espíritu y, por tanto, has de aprender a manejarla y a dominarla y a que piense lo que tú quieras y no lo que ella quiera, y se concentre sobre lo que tú le ordenes y resuelva los problemas que tú desees. Porque, te lo aseguro: No hay problema que una mente bien entrenada no sea capaz de resolver.
- Caramba, me estás ilusionando.
- Y no es para menos, porque este escalón da lugar a algunos
"subproductos" más, ¿sabes?
- ¿Más aún?
- Sí. Por ejemplo: Los demás dejan de ser "objetos" para pasar a ser "personas"; lo cual, no te quepa duda, cambiará tu visión futura de la vida y del mundo; dejan de ser "amenazas", puesto que tú te has situado por encima de sus programas automáticos y sabes que los demás siguen siendo víctimas de ellos; tu corazón deja de sentir ansiedad y palpita más lentamente; tu sangre circula mejor; tus extremidades ya no se enfrían; tu cerebro funciona más eficientemente; tú disfrutas más que antes estando con los demás; y comprendes que, en el fondo, el que no los amases no era culpa suya, sino de la importancia que tus programas automáticos y subconscientes daban a una serie de circunstancias que en realidad no la tenían, o sea, que la culpa era tuya y no de los demás; el trabajo dejará de ser algo desagradable pues comprenderás que, al trabajar, estás aportando algo en beneficio de los demás y lo harás a gusto...
- ¿Entonces en ese nivel me ha de parecer bien todo lo que hagan los demás? No me parece lógico.
- Yo no he dicho eso. Si obran mal, estará mal siempre, tengas tú
centrada tu conciencia donde la tengas. Y tú seguirás pensando que
obraron mal. Lo que ya no harás es soliviantarte o sentirte enfadado o perseguido u oprimido por los demás, porque habrás comprendido que esas sensaciones de infelicidad, en realidad, las creabas tú con la reacción de tus dichosos programas subconscientes. Si los demás obran mal, allá ellos; es su problema y quizá deban tenerlo hasta que comprendan lo que tú has comprendido. Estarás, por tanto, obligado a ayudarles si te piden ayuda en ese sentido. Pero nunca a implicarte en sus problemas de inseguridad, sensaciones o poder, porque tú eso ya lo has superado y lo ves con la perspectiva correcta. ¿Comprendes?
- Sí, completamente.
- Y aún hay más.
- ¿En qué sentido?
- Ten en cuenta que el tema del amor es inagotable. En realidad
podría decirse que todo el universo funciona por amor o, por lo menos, que todas las criaturas, todas, son sensibles al amor.
- Eso sí es posible.
- Y tan posible. Te voy a hacer una sugerencia.
- ¿Cuál?
- Desde mañana por la mañana, cuando tengas tu momento de
recogimiento contigo mismo para meditar (cosa que, si no la haces, te recomiendo como necesaria para no dejarte arrastrar por la vorágine del mundo y acabar no sabiendo quién eres y qué haces aquí), dedica unos momentos a sentir amor por todas y cada una de las células de tu cuerpo.
Envíales oleadas de amor y diles que las quieres, que deseas que
permanezcan sanas y que funcionen bien y felices y, con gran sorpresa, comprobarás que te obedecen y, a partir de entonces, te sentirás mejor. Y ámate a ti mismo. Cada día. Desecha los programas automáticos que te hacen sentirte limitado, tímido o acomplejado. Tú no eres así, tú eres maravilloso, como todo lo que hay en el mundo; sólo te falta creerlo.
Quítate las gafas ahumadas de tus programas, y ámate porque lo mereces.
Y luego ama a los demás como a ti mismo. Cambiará tu vida. Lo mismo ocurre, y está comprobado experimentalmente, con los vegetales: Si les envías amor, si los envuelves en tu amor, pero siempre un amor desinteresado, deseoso de su felicidad y de su vida sin tropiezos, siempre, sin excepción, esa influencia del amor se nota muy favorablemente.
- Esto también lo voy a hacer. Es de impresión. Pero has dicho algo que no acabo de ver claro.
- ¿Qué ha sido?
- Eso de que el universo se mueve por amor.
- Si meditas un poco, es obvio.
- ¿Obvio? ¿Es que el odio, por ejemplo, no mueve también el
mundo?
- Sí. Pero el odio no es más que una palabra, un término relativo que usamos para entendernos.
- ¡No me digas que el odio es una palabra!
- Verás: ¿Quién siente menos amor por su víctima, el que le roba la
cartera o el que le incendia la casa?
- Hombre, obviamente, el segundo.
- ¿Y quién siente menos amor por su víctima, el que le incendia la
casa o el que lo asesina?
- El segundo, está claro.
- Luego, el que incendia la casa siente más amor que el asesino, ¿no?
Ten en cuenta que estamos sometidos a las leyes naturales y que una de ellas es ésta que hace que todo sea relativo. Por ejemplo, decimos que algo está caliente cuando, a nuestro entender, alcanza determinada temperatura.
A más temperatura estará más caliente y a menos temperatura, estará menos caliente pero siempre estará caliente. El frío, en realidad, no existe.
Lo que pasa es que, para entendernos, por debajo de determinadas cuotas de calor, decimos que algo está frío. Dime, por ejemplo, ¿Roma está al Este de Madrid?
- Sí, claro.
- ¿Y Estambul?
- ¿También.
- ¿Y Bombay?
- Por supuesto.
- ¿Y Sidney?
. Sí.
- ¿Y Haway?
- No. Haway está al Oeste de Madrid.
- ¿Por qué?
- Porque el Este termina en el meridiano de Greenwich y Haway está más allá.
- Pero eso no es más que una convención para entendernos, ¿no?
- Sí, claro.
- Si te diriges al Este, todo lo que vayas encontrando no cabe duda de que está al Este del punto de partida, lo llames como lo llames. Pues lo mismo ocurre con el amor: Siempre hay amor, pero hay más o menos y a determinadas cuotas les llamamos propiamente amor y a otras inferiores las llamamos como nos parece conveniente: Indiferencia, incompatibilidad, aversión, odio, etc. ¿Conoces alguna virtud que no contenga amor?
- ¿Qué quieres decir?
- Que lo que llamamos virtudes son las cuotas más elevadas del amor, y lo que llamamos vicios son las cuotas más bajas del amor; pero el amor está siempre presente. ¿Por qué crees tú que Cristo resumió el Decálogo en el sólo mandamiento del amor?
- Ya lo comprendo.
- Voy a añadirte dos cosas aún que te ayudarán a centrarte mejor en este escalón.
- ¿Qué cosas?
- La primera, que el amor, es un sentimiento y no un acto mental.
Para llegar al amor desinteresado es preciso "racionalizar" las cosas, es decir, pasarlas por el tamiz de la mente, buscar la manera de pensar, sentir, hablar y actuar del modo más racional posible pero, una vez la idea clara, entonces debemos poner en funcionamiento la voluntad para actuar en ese sentido. Es decir, una vez comprendido que los demás actúan como lo hacen a causa de sus programaciones automáticas y de que tú haces lo mismo, y una vez decidido a no caer en ello y "agarrar por los cuernos" tu propia vida, debes sentir amor por todo. Y ten en cuenta que he dicho "sentir", porque el amor sólo existe si se siente. Por eso, como todas las emociones, no se puede describir, pero sí sentir. Todo el mundo ha sentido amor miles de veces, pero no hay nadie que lo haya podido describir de
modo aceptable. En esto ves que, al llegar a este escalón, el hombre
empieza a actuar como tal y, primero ordena a la mente que aclare el problema y, después, una vez visto claro el asunto, le ordena al cuerpo de deseos que emita vibraciones de amor desinteresado.
- ¿Y la segunda?
- La segunda, una vez claro todo lo anterior, es el servicio
desinteresado.
- ¿El servicio?
- Sí. Es la mejor manera de deshacer los programas de los tres
escalones inferiores. Siempre que haces algo para obtener seguridad, placer o autoridad, no haces sino realimentar tus programas inconscientes negativos. En cambio, cuando ayudas a otro sin esperar nada a cambio, ni seguridad, ni placer, ni autoridad, sino simplemente porque está en tu mano hacerlo y lo necesita y porque te nace hacerlo, como consecuencia del amor que sientes por él, te habrás librado de un programa nefasto y habrás comprobado en tus propias carnes aquello de que "el que más da es
el que más recibe", y que el servir y el ayudar sin esperar nada nos
enriquece por dentro y por fuera, y que el mundo cambia de cara, y que hemos estado totalmente equivocados en los tres niveles inferiores.
- Realmente, eso es maravilloso. Pero, ¿de verdad es fácil?
- Ya te lo he dicho: Es facilísimo. Sólo consiste en tener la valentía
de dar el salto la primera vez. Desde el momento en que logras servir desinteresadamente a alguien, se te abre una perspectiva nueva del universo entero.
- Sí. Es muy hermoso.
- Imagina la diferencia entre el que responde a una ofensa con una
bofetada y el que sonríe por dentro, recuerda que la conducta del otro no es propiamente suya sino de sus programas inconscientes, y que él mismo lo ha hecho así en miles de ocasiones, y lo envuelve en una oleada de amor y de comprensión. ¿Qué te parece? ¿Cuál de los dos se sentirá mejor?
- Por supuesto, el segundo.
- ¿Y quién hará pensar más al ofensor y lo pondrá en el camino de
reflexionar y, quizás, de reprogramarse?
- El segundo, ciertamente.
- Ten en cuenta que todos, sin excepción, buscamos desesperadamente amor. Y, cuando alguien nos lo brinda sin esperar nada a cambio, lo agradecemos verdaderamente y nos hace felices y termina con nuestra soledad. El amor, aunque no se caiga generalmente en la cuenta, es una energía potentísima. Tan potente que todo lo vence.
- ¿Pero cómo se puede servir a los demás?
- No se trata de irse a las misiones o de ponerse a lavar ropa en un
asilo. No. Esas actitudes son estupendas, admirables y hasta necesarias, pero extremas. Se puede servir desinteresadamente al prójimo simplemente sonriendo, prodigando una alabanza, recompensando un esfuerzo, dando ánimos, consolando, brindando amistad, enviando mentalmente fuerza o alegría o paz o esperanza o salud. Hay mil maneras de servir a los demás Y cualquiera de ellas te dará la felicidad. Si practicas el servicio por amor, llegará un momento en el que no habrá nada que te pueda hacer descender
de este escalón. Y ahí es donde deberíamos estar todos. ¿Recuerdas las Obras de Misericordia? Pues eso.
- Lo comprendo y me emociona. Si todo el mundo amase así,
cambiaría la Historia.
- Totalmente. Pero para ello hay que empezar. Y, ¿quién piensas tú que debe empezar? ¿Los que aún no saben que están siendo víctimas y haciendo víctimas a los demás de sus programas subconscientes o los que ya han caído en la cuenta de que lo que los demás hacen como consecuencia de sus programas, nos molesta tanto porque nuestros propios programas nos hacen sentirnos desgraciados? No tiene sentido el demorarse y prolongar nuestro dolor y el del mundo.
- Tienes razón.
- Bien. Pasemos al quinto escalón
- Me tienes intrigado. ¿Qué puede haber por encima de lo que me has dicho?
- Pues lo hay. Es el escalón de la Claridad.
- ¿Qué significa esa claridad?
- Significa que, cuando se ha habituado uno a centrar, con cierta
facilidad, su conciencia en el cuarto escalón y cuando, por tanto, se ha liberado de gran parte de sus antiguos programas automáticos, es decir, de los prejuicios (porque una actuación automática, por definición, es irracional y, por tanto, anterior al juicio, o sea, pre-juicio), cuando se ha convertido en algo familiar el amor incondicional, se empieza a comprobar que surgen amistades nuevas y fructíferas; que, de modo casi milagroso, se producen los acontecimientos apropiados para enseñarnos a evolucionar más aún; que nuestra energía es cada día mayor; que no tenemos enemigos ni nada nos amenaza; que el mundo es un paraíso maravillosamente provisto y administrado, del que podemos disfrutar en todo momento; un mundo en el que el bien, la alegría, la felicidad y el amor no se agotan nunca; un mundo en el que nadie está solo, aunque así lo crea; en el que, en todo momento, hay una mano dispuesta a ayudarnos en cuanto lo solicitemos; un mundo en el que todos recibimos sin límite cuando sabemos dar sin límite; un mundo en el que, cuando damos, lo hacemos sin esperar nada a cambio pero también cuando recibimos dejamos de tener la sensación de que debemos algo. Éste es, en esencia, el quinto escalón.
- Verdaderamente es sublime. Y se llama el mundo de la claridad,
seguramente porque se ve todo claro, ¿no? ¿Y cuál es el sexto escalón?
- Antes de entrar en el sexto escalón me gustaría aclarar algo.
- ¿Qué?
- Que, en este quinto escalón, llega un momento en que uno tiene la sensación de que lo que ha conseguido hasta entonces no ha sido más que sustituir los programas inconscientes de seguridad, placer y autoridad por otros programas de amor y servicio inegoístas. O sea, que se es víctima de otro programa. Mejor, más positivo, más perfecto, pero un programa inconsciente al fin.
- ¿Y eso es verdad o no?
- No es verdad, pero lo parece.
- ¿Y qué hay que hacer para salir de ese impas?
- Para salir de ese impas, como tú lo llamas, la solución es elevarse
hasta el sexto escalón.
- ¿Que consiste en?
- En convertirse en simple espectador de la propia vida y de la de los demás.
- ¿Cómo, en espectador? ¿No hay que hacer nada más?
- Eso ya es suficiente. Supone ser capaz de salir del propio yo y ver la vida, propia y ajena, como un espectáculo, pero sin juzgar en ningún momento lo que se ve, sin valorar las actuaciones, las palabras, los acontecimientos, sin sentirse implicado en ellos o por ellos, es decir, permaneciendo como flotando sobre el escenario del mundo.
- ¿Y qué se consigue con ello?
- Bueno. Por un lado, uno debe seguir viviendo en el mundo, donde encontrará problemas, y ha de desempeñar su papel, y ha de aprender muchas cosas. Por tanto, actuará en los cinco niveles inferiores con más o menos frecuencia, según su propio desarrollo y según lo que haya conseguido reprogramarse. Pero, por otro lado, ese que actúa ya no será él mismo. Él se encontrará como se encuentra realmente el espíritu que somos, al margen de los acontecimientos, es decir, extrayendo las lecciones apropiadas, pero sin identificarse con esa personalidad que está actuando en la escena del mundo. Ya no le afectan ni los programas negativos ni los positivos. Está por encima de ellos. Y ve el devenir de la vida como algo interesantísimo y hasta divertido, pero ajeno a él, que se
encuentra en un mundo tranquilo, feliz y relajado, mientras su cuerpo y sus emociones y su mente interpretan, como los demás, el papel que los programas subconscientes les están haciendo interpretar.
- Es impresionante. Convertirse en el espectador de uno mismo...
- Sí. Es la manera de prescindir de esos programas que nos dominan, y actuar libremente, conscientemente. Y, sobre todo, aprender las lecciones de la vida: Comprobar a qué conduce un insulto; ver qué consecuencias produce un robo; qué se sigue tras una borrachera; qué se deriva de la cólera, o el orgullo, o el odio, o el amor, o la comprensión, o la amistad, o la compasión, o la crueldad... Así se aprenden relajadamente las lecciones de la vida, sin el sufrimiento que, de otro modo conllevan si la conciencia se sitúa en los tres primeros niveles. Todo ello le permite a uno, además, darse cuenta de que no es su cuerpo, ni su mente, ni sus deseos, ni sus vicios, ni sus virtudes, sino que es algo muy superior que los maneja a todos y que extrae las lecciones oportunas de su actuación.
- O sea, que uno simplemente observa y toma nota.
- Exacto. Recuerda el ejemplo que te he puesto antes de la avispa que repite hasta la extenuación una serie de movimientos irracionales porque su programa subconsciente está mal hecho, es decir, contiene un error.
¿Qué conclusión piensas tú que estará sacando de todo ello el espíritu grupo de esa especie de avispas? ¿Qué supones que hará cuando tenga posibilidad de reformar de algún modo ese programa erróneo?
- Corregirlo, claro.
- Pero para verlo con claridad ha de, digamos, alejarse uno un poco
del escenario donde se desarrollan los acontecimientos. ¿Lo comprendes?
- Está clarísimo. Y es perfecto.
- Llegamos, pues, así, al séptimo y último escalón.
- ¿Pero qué puede quedar aún? ¿Cómo llamarías tú al séptimo y
último escalón?
- Yo lo llamo el escalón de la Unificación.
- ¿Y cómo se funciona en él?
- Es algo muy elevado, muy difícil de alcanzar, pero que existe y que, por tanto, voy a tratar de describir de la mejor manera que pueda.
- Te escucho.
- Lo primero que ocurre en este nivel, a diferencia de en todos los
anteriores, en los que no has dejado de ser consciente de ti mismo, es que tu conciencia desaparece. No es que tú te identifiques con el otro pero permanecen las dos personalidades, no. En este grado, tu conciencia se funde con la del otro, con la de todos los seres, es decir, dejas de tener conciencia de ti mismo y, en su lugar, tienes la conciencia de todo el universo. Sigues siendo tú, pero no estás diferenciado, sino formando parte de un todo armónico, feliz, hermoso y perfecto. Es, para que lo comprendas mejor, el nivel alcanzado por San Francisco de Asís, que se consideraba uno con el lobo y con el árbol y con el mendigo y con el Cristo crucificado y con todo lo existente. Es el estado de conciencia de los místicos, tan elevado que no hay palabras que lo puedan describir porque esas palabras aún no se han creado al no haber experiencia suficientemente abundante sobre ello. Es el estado de conciencia del Plano que se denomina del Espíritu de Vida, el plano Crístico.
- Pero este grado lo debe alcanzar muy poca gente, ¿no?
- Por el momento, muy poca. Sólo unos centenares entre toda la
humanidad. Pero cada vez se van incorporando más, que van así
mejorando el mundo con su ejemplo, sus vibraciones, sus creaciones mentales, su colaboración, en una palabra, con el plan de evolución del mundo. Pero quisiera que te quedases claramente con algo cuando terminemos este diálogo.
- ¿Con qué?
- Con que todos esos grados que hemos estudiado, de la ampliación
de conciencia, no suponen, de ninguna manera, departamentos estancos o pisos en los que, una vez llegado, puede uno permanecer en ellos sin el menor esfuerzo.
- ¿Cómo funciona eso, pues?
- Todos pasamos casi todo el día con nuestra conciencia centrada en los tres primeros niveles. Y sólo muy rara vez la centramos en el cuarto.
- ¿Tan atrasados estamos?
- ¿Es que lo dudas, a la vista de como está el mundo?
- Realmente, tienes razón.
- Lo que hemos de hacer si queremos evolucionar es, primero,
comprender esto, conocer los mecanismos mediante los cuales
funcionamos y, una vez concienciados de cómo manejarlos, intentar
mejorar con la mejor utilización posible de los mismos. Porque, ¿quién no tiene un pensamiento de temor sobre la estabilidad de su trabajo o sobre su salud o sobre sus bienes? ¿Quién no cae en la tentación de poner cualquier placer por encima de cosas más importantes y necesarias? ¿Quién no insiste cada día cien veces en decir a los demás lo que han de hacer, en ofenderse por su actuación, en aconsejar cuando no se le ha pedido consejo, en exigir obediencia de modo inconveniente, en criticar a alguien, en perjudicar a alguien que, de algún modo, nos hace sombra en algún
aspecto, en tergiversar más o menos intencionadamente las palabras o hechos de alguien, etc. etc.?
- Es cierto.
- Pues, en esos momentos, no cabe duda, como te he dicho, de que
tenemos centrada la conciencia en uno de los tres primeros niveles. Y sólo es a fuerza de observarnos y de repetirnos que no queremos ser esclavos de nuestros programas automáticos y subconscientes, como podemos ir suprimiéndolos y convertirnos en los verdaderos directores de nuestra vida y, como consecuencia, inmunes a lo que tanto preocupa a todos los demás y, por tanto, felices.
- Esto de los grados de conciencia es importante. De veras.
- En el fondo no es más que ir enfocándola en los distintos mundos.
- ¿Mundos?
- Sí. Mundos o Planos o como quieras llamarlos.
- ¿Me puedes explicar eso?
- Sí. Cuando te encuentras centrado en los tres primeros niveles estás, realmente, en lo que las religiones llaman el infierno y el purgatorio, lugares en los que no es posible ser feliz. Cuando llegas a centrarte en el cuarto, has alcanzado lo que se llama el Primer Cielo. Aún hay emoción, ero ya bajo el mando de la razón. En el quinto peldaño tenemos realmente la conciencia en la Región del Pensamiento Concreto, el mundo de los arquetipos, el Segundo Cielo, donde ya no hay emoción. Todo fluye y es perfecto y provee por nosotros de un modo armónico y natural. En el sexto escalón alcanzamos la Región del Pensamiento Abstracto, el primer plano
espiritual o Tercer Cielo, donde se encuentra el Tercer Aspecto de nuestro Espíritu, nuestro Ego o nuestro Yo Superior, como quieras llamarlo. Y, desde él vemos, como espectadores, el juego de la vida. Y, al llegar al séptimo, hemos alcanzado el mundo de la unión, el plano de la realidad, ya que todos los inferiores, como dicen todas las religiones, son sólo "mundos de ficción", consecuencia de interpretaciones de símbolos, de creaciones mentales, etc. Pero en este plano y a partir de él ya no hay creaciones ni interpretaciones, no hay sentimiento de separatividad y en él conviven la propia conciencia y la conciencia cósmica siendo, a la vez, una sola. Es el
llamado Mundo del Espíritu de Vida, donde está situado el Segundo
Aspecto de nuestro Ego o Yo Superior.
- ¿Y dónde está situado el Primer Aspecto de nuestro Ego?
- Está en el siguiente plano, en el Mundo del Espíritu Divino. Pero a él no nos es posible llegar aún. Llegaremos cuando la evolución lo permita, pero ahora nos tenemos que conformar con saber que existe y que un día lo alcanzaremos.
- Puedo asegurarte que esta conversación ha sido de las cosas más
interesantes y provechosas de mi vida.
- Espero que así sea. Dependerá sólo de ti.
DÍA 27
LA VOZ DE AMÉRICA, Washington D.F., U.S.A.
*Lo que nos resulta familiar no es más que una parte, como otras
(que no nos son familiares pero lo son a otros) de un todo, sometido a leyes que son superiores a las que habitualmente percibimos, conocemos y manejamos en nuestro entorno.
*Lo imposible sólo lo es hasta que alguien lo hace.
*El mensaje menos asimilado entre los que nos dio Cristo es ese de "ama a tu enemigo". Y, sin embargo, es la principal diferencia entre Su religión y las otras.
*La falta de confianza en sí mismo produce ansiedad y ésta nos deja sin ambición e incapaces de creer a los demás cuando nos dicen que hemos hecho algo bien.
DÍA 28
HOY, Quito, Ecuador
*El sistema educativo debe promover el altruismo, la colaboración, el servicio y la meditación.
*El remordimiento es en el mundo espiritual el equivalente del dolor en el mundo físico: Un aviso de que algo hemos hecho mal y corremos peligro.
*El aburrimiento es hijo de la pereza.
*Sólo comenzamos a comprender, a admirar y a querer a nuestros
padres cuando tenemos hijos.
*Sólo en las películas el bien vence al mal utilizando los medios de
éste. Pero eso ocurre porque, lo que en las películas se nos presenta como "el bien" es tan malo como lo que se nos presenta como "el mal".
DÍA 28
LIBÉRATION, París
*Nunca se consigue el bien con el sufrimiento ajeno.
*Quien se esconde en la caverna de la negatividad no ve la radiante luz que ilumina la vida, no porque no esté ahí, a su alcance y para su disfrute, sino porque no quiere salir de su caverna.
*La perfección es incompatible con la prisa.
*No es la vida la que nos enferma o nos maltrata o nos mata, sino
nuestra reacción ante ella.
*Es imposible controlar nada ni a nadie sin saber antes controlarse a sí mismo.
DÍA 29
RAI, Roma, Italia
*Sólo asusta lo que no se conoce. Por tanto, cuanto más sepas, menos propenso serás al miedo.
*Todo derecho implica una obligación correlativa, en todos los
niveles, en todos los estamentos, en todos los puestos. Es como el
equilibrio de la autoridad. Pero, ojo, lo que de los políticos beneficia al pueblo no son sus derechos, sino sus obligaciones.
*La sabiduría está compuesta de experiencia, intuición y curiosidad, a partes iguales.
*Al jugador, lo que le gusta es...jugar. De otro modo no sería
jugador. Y, por otra parte, si no fuera jugador y, por tanto, jugara para ganar, cuando ganase, dejaría de jugar y, por tanto, de ser jugador. En realidad, el jugador, al ponerse a jugar tiene dos opciones: o jugar gratis, que es lo que prefiere, o pagar por jugar.
DÍA 29
IL GIORNALE, Milán, Italia
*La vida es hermosa. Pero eso sólo lo vemos a posteriori.
*Los problemas de la vida son la gimnasia del espíritu.
*Como el cosmos es un conjunto armónico, todo influye en el resto, siguiendo las leyes naturales. Y nadie puede escapar, ni a ser influenciado por todo lo que en el universo ocurre, ni a influenciar a todo el universo con lo que hace.
*Todo lo que empieza es hermoso. Y es hermoso porque contiene
siempre, en sí mismo, todas las potencialidades, porque encierra siempre el germen de la perfección. ¿Por qué, pues, muchas veces, deja luego de serlo? Sin excepción, es siempre por culpa nuestra.
*El que deja de hacer y el que no hace son más responsables que el que hace mal. Porque, al mismo resultado, añaden la abulia o la
complicidad o la cobardía.
*Si eres sabio aprenderás con la experiencia de los otros.
*Cuando examines tu actuación del día, acostúmbrate a examinar tus pensamientos y sentimientos sin identificarte con ellos. Míralos
asépticamente, como obra de otro, y experimenta, eso sí, el placer o el dolor que hayan provocado. Aprenderás así a elevarte sobre tus vehículos.
DÍA 29
SÍ, Lima, Perú
*No existe más que una sola virtud: El amor. Y un sólo vicio: La
ignorancia.
*Para los grandes hombres, como para los grandes ríos y las grandes ideas, el nacimiento no es significativo.
*El amor nace cuando dos miradas se cruzan y se penetran hasta el corazón.
*El destino casi nunca hace marcha atrás. Así que, si en una ocasión has fallado y se te ofrece otra oportunidad, aprovéchala y no falles. Sería un gran error.
*Debemos sentir horror por el crimen, pero nunca por el criminal.
Por éste hay que sentir compasión.
DÍA 30
O.C.R. CÁDIZ, Cádiz
*Sólo los hombres que emiten luz propia hacen sombra a los demás.
Pero nunca se aprovechan de ello.
*Los problemas son la materia prima de la fábrica de la inteligencia.
Si tienes problemas, pues, no te quejes: Pon en marcha tu fábrica.
*Las ideas se multiplican sin producir desgaste. Promueve las
positivas y enriquecerás tu entorno. Y te enriquecerás a ti mismo.
*La Humanidad progresa generalmente gracias a los esfuerzos de
determinados individuos. ¿Por qué no has de ser tú uno de ellos?
*El hombre verdaderamente rico es el que tiene ideas.
*El mayor tesoro de la Humanidad lo constituyen las ideas. Partiendo de ellas se podría reconstruir todo el pasado. Y todo el presente.
*El deseo y la confianza (hija de la voluntad) ponen en movimiento
la fuerza creadora. Las quejas y el pesimismo, la bloquean.
*Si quieres ser feliz, si quieres que todo ocurra como tú deseas,
simplemente deséalo así, sé optimista, persiste en ello y lo obtendrás.
*Procura que tu paso por la vida deje una huella. Sé original, aporta algo, pues es tu obligación agradecer así todo lo que tus antepasados te legaron.
*Defiende y promueve lo bueno para que cunda. Aleja y combate lo negativo para que mengüe. Con ello habrás cumplido con el mundo.
DÍA 30
RADIO ASTURIAS, Oviedo, Asturias
*El papel de los ejecutivos en las empresas es el de resolver los
problemas que desbordan a sus subordinados. ¿Qué razón de ser tiene, pues, un ejecutivo que se queja de tener que encararlos?
*No pienses nunca negativamente de nadie, porque tus pensamientos lo harán aún peor y tú serás responsable. Piensa bien de todos y ayudarás a todos a ser mejores. Y te ayudarás a ti mismo.
*Cuando te sientas solo piensa que es entonces, precisamente,
cuando menos solo estás, pues te es más fácil escuchar la voz de tu propio Yo Superior, sentir su presencia, experimentar su compañía. En cambio, en medio de un tumulto, rodeado de amigos o en plena muchedumbre, esa voz y esa presencia no te serán tan asequibles y, aunque parezcas acompañado, en realidad estarás más sólo. Tenlo presente y busca así la compañía de tu Yo. Y agradécela siempre, pues ese Yo es el único ser que realmente puede terminar con tu soledad.
*La Humanidad se compone de dos clases de hombres: Los que se
han planteado preguntas (sobre Dios, sobre la naturaleza, sobre los demás hombres o sobre sí mismos) e intentan responderlas; y el resto que, aunque casi siempre se han reído y han despreciado a los primeros, en realidad, han desempeñado y siguen desempeñando el papel de conejillos de indias en la búsqueda de la verdad que aquéllos llevan a cabo.
DÍA 30
EL COMERCIO, Gijón, Asturias
*El matrimonio y el puesto de trabajo deben reconquistarse cada día.
*El verdadero idealista es el primer practicante.
*Si cada vez que pensamos en alguien nos paramos a buscarle
cualidades positivas y sólo positivas, adquiriremos el hábito del
pensamiento positivo, el mejor para evolucionar rápidamente.
*La conciencia es la certeza de la propia existencia y la consecuente autoubicación.
*La vida no es más que la búsqueda del amor.
*¿Has considerado que entre tu mayor enemigo y tú hay muchísimas más similitudes que diferencias? ¿Por qué, pues, te has de fijar sólo en éstas? Considera las primeras y cambiarás tu punto de vista.
*El que da amor, recibe amor. Y, sensu contrario: Si recibes amor es porque has dado amor.
*El que es hostil, recibe hostilidad. Y, sensu contrario: Si recibes
hostilidad es porque has sido hostil.
RNE Valencia
BUSCA LO POSITIVO
*Cualquier cambio en el estado fisiológico (cuerpo físico) oemocional (cuerpo de deseos) repercute en nuestra mente(cuerpo mental) consciente o inconscientemente. Y viceversa: Cualquier cambio en nuestra mente, consciente o inconsciente, repercute en nuestras emociones y en nuestro estado físico. Por tanto, fórmula para ser feliz: Pensamientos positivos, que producirán emociones positivas y estado físico perfecto.
DÍA 21
INDEPENDENT TELEVISION NEWS, Londres, Reino Unido
LAS CRISIS
*Cada enfermedad grave, cada muerte de un ser querido, cada golpe del destino, hace al hombre reflexionar y replanteárselo todo, reestructurar su escala de valores, y dar un paso adelante en la propia evolución.Los momentos de crisis mundial son también golpes que la
Humanidad recibe y que la hacen reflexionar y replantearse su escala de valores y... avanzar.
DÍA 21
DIARIO DE SORIA, Soria
SÉ JOVEN
*Si piensas en la edad que tienes, sintiendo que es mucha o excesiva o, por lo menos, considerable, estarás programando tu cuerpo para que se acondicione para aparentar esa edad, con lo cual estarás preparándote dolores, enfermedades y problemas innecesarios. Como el cuerpo obedece siempre las sugestiones inconscientes, acostúmbrate a verte sano, joven, fuerte, con ilusiones, piensa que cada dos años para los demás no son más que uno para ti, pero piénsalo convencido, siéntete joven... y serás joven.DÍA 21
RNE PAÍS VASCO, Vitoria, Álava
VISUALIZA
*Es imposible estar más sano que el propio sistema circulatorio.Pero, ¡ojo!: El sistema circulatorio es fácilmente controlable por la mente.
Así que úsala para visualizar aquél totalmente sano. Él obedecerá.
DÍA 21
CANAL PLUS, Madrid
LAS CAUSAS
*La mayor parte de la Humanidad no quiere aceptar los efectos(enfermedades, desgracias, infelicidad, etc.) porque no son capaces de ver las causas (excesos, infracciones de las leyes naturales) y, de ese modo, cierra las puertas a su propia felicidad y a su propio desarrollo.
DÍA 22
LA DOS, TVE, Madrid
LA LEY DEL AMOR
- ¿Cómo hay gente que, sabiendo que no es cierto lo que dicen, lo dicen? Hay que ser ciego o loco , o no sé cómo calificarlo, para decir que lo que estás viendo que es blanco, es negro.- No es tan difícil de entender. Pero, de esa histórica incomprensión - y, precisamente , por parte de los más evolucionados, los que saben distinguir entre el blanco y el negro, y precisamente demostrando que han caído en la misma trampa que aquéllos a los que descalifican - han nacido toda la violencia y todas las miserias de las que la Humanidad ha sido víctima.
- Ahora resultará que el malo soy yo ¿no?
- No es que seas el malo. Es que, creyéndote superior, o más en lo
cierto, o con más derecho, haces lo mismo que aquél a quien condenas:
despreciarlo. Y con ello sólo demuestras que esa superioridad tuya es imaginaria.
- O sea, que yo no sé lo que es bueno y lo que es malo y lo que es
verdad y lo que no lo es.
- No se trata de que sepas distinguirlo. Lo que estamos dilucidando es qué uso haces de ese conocimiento.
- No te entiendo.
- Mira. Tú sabes que, en última instancia, el progreso de la
humanidad, en cualquier campo, se debe siempre a su conocimiento y manejo de las leyes naturales que va descubriendo.
- No estoy tan seguro.
- Bueno, te pondré algunos ejemplos y te convencerás: El hombre
primitivo que, ignorando que la frotación de los cuerpos transforma la energía del movimiento en calor, no podía calentar un leño frotándolo; es decir, podía, pero eso para él no tenía objeto ¿no?
- Por supuesto.
- Sigamos. Si ese hombre no sabía tampoco que, al alcanzar cierta
temperatura, el leño ardía, tampoco tenía sentido para él frotar el leño. Pero, para el que conocía ambos fenómenos - que no son sino la plasmación en la realidad de dos leyes naturales (toda frotación produce calor y cada cuerpo tiene su temperatura de ignición) - la cosa era fácil: Utilizó - obedeció, en términos exactos - ambas leyes y, mediante ello, obtuvo el fuego. ¿Quieres más ejemplos? Tú mismo, y yo, y todos, de recién nacidos cuando, desde la cuna alzábamos los brazos para alcanzar la bombilla del techo o el osito de peluche del estante, ignorábamos la existencia de la distancia y por eso intentábamos cosas imposibles. ¿Y qué pasó? Pues pasó que con la repetición de intentos infructuosos, aprendimos la ley ( para alcanzar algo con la mano ha de estar a menor distancia de lo que da de sí el brazo ) y, desde entonces, alargamos la mano hacia lo que sabemos que podemos alcanzar - la frase es "lo que tenemos a mano" - y renunciamos a aquello que no alcanzamos o nos valemos, para alcanzarlo, de otro conocimiento - herramientas - que no es sino la utilización de otras leyes naturales que hemos aprendido.
- Comprendo por dónde vas.
- Y, si sigues examinando cuantas cosas quieras, cuantas actuaciones quieras, siempre te encontrarás con la misma respuesta: Sólo se trata de conocer las leyes naturales y luego, obedeciéndolas, utilizarlas para conseguir lo que nos propongamos.
- ¿Por qué obedeciéndolas?
- Pues porque, si no las obedeces, las leyes naturales no te ayudan. Si el hombre primitivo no obedecía la ley del calentamiento por frotación o la de que hay que elevar la madera a su temperatura de ignición, ¿cómo podía conseguir fuego? Y si tú y yo y todos, no obedecemos la ley de las distancias y tratamos de asir con las manos algo más allá de nuestro alcance, estamos repitiendo nuestra intentona de bebés. Las leyes naturales hay que descubrirlas, conocerlas y obedecerlas, que equivale a decir "utilizarlas".
- Bien, ¿y qué tiene esto que ver con que yo estoy al mismo nivel que el que no distingue el blanco del negro?
- Pues tiene mucho que ver. Lo mismo que esas leyes que te he
expuesto se refieren al mundo físico, el mundo que vemos y tocamos, también hay leyes naturales, - es decir, superiores al hombre, que les está sometido y no puede sustraerse a ellas - y que rigen el mundo de los sentimientos y de las emociones y aún el mundo del pensamiento. Y esas leyes, por ser leyes naturales, es decir, consustanciales al mundo, al que están configurando permanentemente, son infranqueables para el hombre y - quizás por no ser obra del hombre sino de Dios, de la naturaleza o como lo quieras llamar - no se pueden incumplir, es decir, ignorar, si se quiere uno desenvolver normalmente. Mejor dicho: Se pueden incumplir, pero la consecuencia del incumplimiento se producirá, sin tener en cuenta ni la intención del infractor, ni su carácter, ni su edad, sexo o condición y, además, de modo inevitable. Por ejemplo: Tú puedes arrojar una piedra a lo alto, pero esa piedra volverá a caer a la tierra; tardará más o menos, pero caerá cumpliendo la ley de gravedad; o puedes arrojarte por la ventana y aletear como un pájaro pero, como no eres un pájaro y no cumples las leyes que permiten volar, te estrellarás contra el suelo; o puedes ingerir un
veneno, infringiendo la ley que te obliga a vivir y, salvo que uses un
antídoto - lo cual sería emplear, es decir, obedecer otra ley natural - te morirás. Y así podría ponerte miles de ejemplos.
- ¿Y cuál es esa ley que yo infrinjo igual que el ignorante que llama negro al blanco?
- Son varias. La primera establece que todo hombre, en cualquier
instante de su vida, posee - y ajusta su conducta a ella - una escala de valores.
- ¿A qué llamas tú aquí una escala de valores?
- Pues, a una serie de cosas que te son importantes, por necesarias o convenientes, ordenadas de mayor a menor interés, es decir que, cualquier valor tú estás dispuesto a sacrificarlo en favor de otro que esté por encima en tu escala de valores.
- No sé...
- Eso es exactamente así. Es una ley. Y lo vas a ver: Tú, por ejemplo - y sólo es un ejemplo, pues yo no puedo conocer tu escala de valores - tienes como primer valor la conservación de la vida (salud, alimentos, etc.), después las posesiones (dinero, bienes, etc.), luego los placeres, etc.
Si tienes dinero pero peligra tu vida, que está por encima en tu escala de valores, ¿no sacrificarás el dinero que haga falta para salvarla?
- Hombre, claro.
- Y, si peligra tu fortuna, ¿no sacrificarás los placeres para
conservarla?
- Sí. En el supuesto que tú has hecho, sí.
- Claro, ahí estaría precisamente la diferencia, por ejemplo, entre un personaje calderoniano o de Lope de Vega, en cuya escala de valores el honor estaba por encima de la vida, y otro con esos valores invertidos.
- Ya comprendo. Sigue.
- Sigo. La segunda ley natural, a este respecto, establece que esa
escala de valores, a lo largo de la vida e, incluso, a veces, a lo largo del día, va variando su orden de prelación. Por ejemplo, para el niño, el jugar está por encima del aprender pero en un adulto es lo lógico que ese orden se invierta. Tú te puedes levantar hoy, por ejemplo, con la amistad por encima de la propia estimación pero luego, cuando tu amigo te ofende, cambias el orden, sacrificas la amistad al amor propio y le contestas "debidamente" a tu amigo.
- ¿Y?
- Falta, para aclarar el caso que nos ocupa, una tercera ley natural,
muy importante y muy ignorada, que establece que cada hombre hace todo lo que hace lo mejor que puede, de acuerdo con su escala de valores de ese momento.
- Hombre, eso es un poco fuerte ¿no? Eso puede conducir a que todo esté justificado.
- Exactamente. Y a eso conduce. Y la ignorancia de eso es lo que ha producido la miseria de la Humanidad.
- ¿Quieres decir que hay que justificar, por ejemplo, al asesino, al
violador o al ladrón, por ponerte tres ejemplos bien claros?
- No quiero decir, en modo alguno, que la sociedad tenga que
justificarlos sino que, en el momento de cometer sus respectivos delitos, actuaron de acuerdo con su escala de valores de entonces.
- Por tanto ¿qué debe hacer la sociedad? ¿Darles un beso de
agradecimiento?
- No. La sociedad, que ha establecido también su escala de valores
que, teóricamente es la suma o el compendio de las escalas de valores de la mayor parte de sus componentes, espera y exige que todos sus miembros ajusten a ella su propia escala de valores - esa es la principal misión de la educación - y actúen en consecuencia. Y, cuando no ocurre así, obviamente, queda demostrado el carácter antisocial de esa conducta - ojo, he dicho de esa conducta y no de esa persona - y reacciona como tiene establecido, es decir, separándolos de la sociedad, y metiéndolos en la cárcel con el fin de que paguen su delito. Y ahí está el error.
- ¿Error por qué? ¿Es que no son delitos? ¿Es que no son
delincuentes?
- Sí. Son delitos. Y, si al que comete un delito se le llama
delincuente, son delincuentes. Pero sólo en el momento de delinquir. ¿Tú no has tenido nunca la tentación de "cargarte" a alguien o de aprovecharte de alguna mujer o de apropiarte de algo ajeno y, seguramente, las has vencido? ¿Eres delincuente por eso? No, pero solamente porque la sociedad no lo sabe. Me dirás que tú no has pasado del pensamiento y ellos sí. Pero, en el fondo, no es tan grande la diferencia - fíjate que, desde el punto de vista religioso ambas cosas tienen, curiosamente, igual gravedad - psicológicamente visto. Y la manera de restablecer el equilibrio jurídico, alterado por el delito, no consiste en castigar.
- ¿En qué consiste, pues?
- Sencillamente, en cambiar la escala de valores, de modo
permanente, a los que tú llamas delincuentes. ¿A ti no te ha remordido algo la conciencia, aunque los casos más conocidos no se han dado en nuestro país, cuando has sabido que se había ejecutado en la cámara de gas o en la silla eléctrica a un delincuente, equis años después de su delito, cuando ese delincuente había manifestado su arrepentimiento sincero, había escrito libros, había estudiado carreras, en una palabra, había dado más garantías que muchos ciudadanos libres, de que su escala de valores se había reajustado y hubiera sido un ciudadano ejemplar? ¿Y por qué te
remordía la conciencia por aquella muerte y te parecía injusta? Pues
porque ese hombre te constaba que había reestructurado, de modo fiable, su escala de valores, es decir, que no era probable que , en las mismas circunstancias, repitiese lo que hizo. ¿Tú no sabes que lo que hace avanzar a la Humanidad y a cada uno de sus componentes es, precisamente, la comisión de errores y su enmienda posterior, es decir, el "aprender la lección? ¿No ves que el verdadero mérito no está en la "inocencia", que supone inactividad y, por tanto inexperiencia, sino en la "virtud", que presupone haber caído, haberse levantado y haber aprendido la lección que incluye inexcusablemente el propósito de enmienda?
- Sí. Me parece razonable. Pero acaba de aclararme el asunto al que íbamos.
- Ahora ya puedo hacerlo: Si tú ves una cosa blanca y otra negra,
como tú dices, es decir, si un asunto te parece correcto y otro no, es
sencillamente porque el primero está por encima del segundo en tu escala de valores.
- ¿Así de sencillo? Y ¿qué pasa con los otros?
- Pues que su escala de valores está estructurada al revés,
sencillamente.
- Entonces resulta que ya no hay nada bueno ni nada malo y que todo es café con leche, ¿no?
- No. Lo que pasa es que los conceptos de bueno y malo, como los de bonito y feo, caliente y frío, este y oeste, etc., etc., son conceptos relativos y no absolutos, dependiendo siempre de la escala de valores de cada uno.
Lo que para ti es superfluo, para un necesitado puede ser vital. Lo que para ti es frío, para un esquimal puede ser agradable. Lo que para ti es irrespirable, para un sherpa es lo normal...
- ¿Y qué? Volvamos al violador, por ejemplo ¿cómo lo explicas?
- Muy sencillo. Fíjate: Hasta puede ocurrir que su escala de valores sea parecida a la tuya o a la mía. Pero, en un determinado momento, el deseo sexual, que está normalmente por debajo del respeto a los demás, pasa a un lugar preferente y él actúa de acuerdo con su escala de valores haciendo lo que en ese momento es lo mejor que puede hacer. Otra cosa será que esa conducta sea la correcta, a tenor de la escala de valores de la sociedad que, como te he dicho, es la quintaesencia de las de sus componentes. Recuerda que en la edad de piedra el hombre iba a la caza de hembras y estaba bien visto, lógicamente, a tenor de la escala de valores de
aquella sociedad. Y otra cosa será que, si se ha producido esa transposición rápida en el violador, ello se deba a que su escala de valores no es aún lo suficientemente firme en ese aspecto. Pero él actuó lo mejor que podía y sabía actuar. Y la labor de la sociedad, si desea que no vuelva a violar, ha de consistir en cambiar, de forma firme y estable esa escala de valores.
- ¿Y con relación a lo nuestro?
- Pues lo mismo. Las personas que tú acusas, para ti equivocadas o
malintencionadas, han actuado de acuerdo con su escala de valores y, aunque a ti te pese, han hecho lo mejor que podían hacer. ¿Que resulta que se han vendido? Pues eso será porque en su escala de valores el dinero está por encima de la veracidad. Pero ¿hasta qué punto tienes tú que ponerte furioso y despreciarlos, cuando no hay relación de causa a efecto entre su actuación y tu cólera, sino entre su actuación y la estructura de tu escala de valores? ¿Tú no comprendes que, si es cierto que ellos han trasladado el dinero por encima de la veracidad, tú has trasladado el odio y el desprecio por encima del respeto a tus semejantes? ¿En qué puedes considerarte
mejor?
- Hombre, visto así, tienes razón. Pero, si todo lo que me dices es
como me lo dices, ¿cómo es que nadie se ha dado cuenta hasta ahora?
- Claro que se han dado cuenta. ¿Qué crees que significa aquello de "no juzguéis y no seréis juzgados" o aquello de que "el que esté libre de culpa que arroje la primera piedra" o aquello, definitivo de "ama a tu prójimo como a ti mismo"? Y ¿qué crees que han predicado todos los fundadores de religiones y todos los filósofos importantes? Lo que ocurre es que también la Humanidad va errando y aprendiendo de sus errores. Y por eso las leyes van cambiando, generalmente a mejor, y por eso aparecen la Cruz Roja y Cáritas y la Unicef y Manos Unidas y Proyecto Hombre y la
Madre Teresa de Calcuta y la Declaración de los Derechos Humanos y los del Niño y todo eso está cada vez más de moda; porque la Humanidad se va concienciando, va ha asimilando sus errores y está reajustando su escala de valores. ¿Que quedan aún racistas, fanáticos religiosos o antirreligiosos, intransigentes? Claro que quedan. Pero la dirección que ha de seguir ya la tiene clara la Humanidad. Y, mira como todas esas organizaciones internacionales, e incluso las constituciones de muchos países, ya no hacen diferencias basadas en el sexo, la raza, la religión, la clase social, la cultura, las ideas políticas o cualquier cosa que no sea la característica de ser un ser humano. Se fijan en el hombre. Y, en ese camino, pronto habrá voces pidiendo que se estudie y se proclame y se haga propia la nueva ley que el hombre acaba de descubrir, la única solución de la Humanidad: la Ley del Amor. Y, curiosamente, resultará así que la ciencia acabará coincidiendo al fin con la religión y se habrá cerrado un período de la historia de la evolución del hombre.
DÍA 23
BILLIKEN, Buenos Aires, República Argentina
LA RELIGIÓN Y DIOS
- Yo no veo la necesidad de la religión ni de Dios. No nos hacen falta ni a mí ni al mundo. Y, además, con toda esa parafernalia de la Santísima Trinidad, que nadie entiende, y mil cosas más tan confusas e incomprensibles...- Y tienes razón. Falta no hacen mucha. Y, desde el punto de vista de Dios, menos.
- ¿Qué quieres decir?
- Que, a mi modo de ver, se ha cometido un grave error, por quien
haya sido, al explicar a Dios.
- ¿Qué error?
- El error de atribuirle características humanas; yo diría que hasta
vicios y defectos humanos. Y eso de debe a que la gente ha pensado y piensa siempre en un Dios personal.
- ¿Y no es un Dios personal?
- Para explicarte mi idea de Dios voy a dar un rodeo.
- De acuerdo. Me interesa y mucho.
- Imagina que esta conversación está teniendo lugar entre dos células de tu intestino delgado o de tu hígado o de tu corazón. Ellas están convencidas de que son completamente libres: comen cuando quieren, excretan cuando les apetece, se reproducen, etc. Nadie podría negarles que son seres libres, que llevan una vida normal. Pero ¿tienen alguna idea de que, sin saberlo, y por el mero hecho de vivir, de llevar sus vidas normales, están haciendo posible que tu intestino o tu hígado o tu corazón cumplan, a su vez, su cometido y asimilen o filtren o bombeen, de acuerdo con su función específica? Y, en otro plano aún superior ¿saben que todo ello es lo que hace posible que otro ser infinitamente más complejo, más perfecto y más evolucionado que ellas, viva? ¿Tienen ellas alguna idea de que
existes tú? Y, por otra parte, si alguien les dijera que existes y que ellas viven en ti, que son tú mismo, que viven gracias a que tú vives y que tú las necesitas para vivir ¿crees que lo entenderían y, de entenderlo, crees que lo aceptarían?
Y, desde otro punto de vista, ¿a ti te importa mucho que dos células de tu intestino o de tu hígado o de tu corazón sean o no conscientes de que existes o que crean o no en tu existencia? Para ti eso no es trascendente. A ti lo que te interesa es que funcionen bien, que vivan bien, y que cumplan su misión. Porque, mientas ellas estén sanas y contentas, lo estarás tú.
Pero si enferman, tú las cuidarás con todo esmero y con todo tu
cariño, tanto si creen en tu existencia como si no, tanto a las buenas como a las malas. Claro que, si son buenas, si llevan una vida ordenada, tú las apreciarás y se lo pagarás sintiéndote bien y compartiendo con ellas ese sentimiento. Pero, si se portan mal, si no cumplen su cometido si, como consecuencia de ello, enferman - y, por tanto, ponen en peligro todo tu organismo - actuarás inmediatamente para compensar esa desviación y, si son muy pertinaces, las extirparás con harto dolor. ¿Es que no las quieres?
¡Claro! Pero no puedes permitir que pongan en peligro tu cuerpo entero, porque ello supondría la muerte de todas las células que lo componen, y tu propia muerte. ¿Es tan difícil de entender esto?
Por otra parte, si una célula se hace desobediente y te crea problemas ¿no concentrarás tu atención en ella para retornarla al buen camino? ¿Qué crees que significa aquello de que "el buen pastor, cuando se le pierde una oveja, deja las demás en el aprisco y sale en busca de la descarriada?". Y luego, si consigues hacerla volver al buen camino, es decir, si recuperas la salud, ¿no te alegrarás más por ella que por las otras que se comportaron normalmente? ¿Y qué crees que significa aquello de que "más fiesta hay en el cielo por un pecador que se convierte que por cien justos que se salvan?".
- Hasta ahora está todo clarísimo.
- Pues tú y yo, en este momento, somos dos células en el cuerpo de Dios - se nos ha dicho claramente que "en Él vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser" - y, si bien para nosotros puede resultar muy interesante descubrir o estudiar y conocer cómo es Dios y cómo actúa, para Él, lo verdaderamente importante es que seamos buenas personas, que cumplamos nuestras obligaciones, que amemos y sirvamos al prójimo, que echemos una mano al necesitado - sería el sumum que fuésemos conscientes, actuando en consecuencia, de que somos uno con Dios y con todas sus criaturas - y, con eso, hagamos que todo el organismo del que formamos parte, se sienta bien.
¿Qué le importa a Dios que creamos en Él o no? Es a nosotros a
quienes nos afecta directamente el problema.
- ¿A nosotros?
- Sí, a nosotros. Míralo así: Dado que Dios existe y está ahí y somos como dos células suyas y desea, lógicamente, vivir lo mejor posible para cumplir también Él su cometido, y ello depende de que nosotros y, con nosotros, todas las células que componen Su cuerpo, actuemos bien, es decir, cumplamos las leyes naturales que nos rigen, tanto en el plano físico como en el emocional y en el mental, ¿no piensas que es lógico que haga llegar a sus células mensajes acreditativos y explicativos de Su existencia y de su manera de vivir y de actuar para que las células que comprendan esas enseñanzas adapten sus vidas a ellas y sirvan de ejemplo a las demás y, con ello, se consiga el bienestar de todos?
- Sí. Parece razonable.
- Pues, ¿cómo llamarías tú a esos mensajes de Dios? Sencillamente,
religiones. Porque, cada religión - me refiero a las religiones serias y no a las derivadas de desvíos de la ley natural, que han deificado vicios y errores - cada religión, digo, viene de Dios pero está dirigida a un destinatario distinto, y le proporciona, a su nivel de comprensión, el mismo mensaje siempre. Por eso hay tantas religiones. Porque cada pueblo, cada raza, cada cultura, ha alcanzado un nivel de comprensión, superando la de los que le han precedido; pero también tiene un límite, límite que, sólo cuando sea rebasado mediante la evolución y el aprendizaje, dará lugar a una raza, a un pueblo o a una cultura más avanzados y, por tanto, a una
nueva religión. ¿Ves qué sencillo es de comprender?
- Entonces, si cada pueblo recibe la religión apropiada ¿cuál es el
papel de los misioneros?
- Ese ha sido un grave error de las iglesias cristianas. Y se ha pagado. Se ha llevado la religión más avanzada, la de Cristo, la que predica el amor al prójimo, con gran ilusión, con gran amor y con gran sacrificio, es cierto, a pueblos atrasadísimos cuyo nivel de comprensión y de evolución era incapaz de asimilarla debidamente y el resultado ha sido el sincretismo religioso. O sea, que ellos siguen con su religión de siempre, la que ellos entienden, la que les basta, y acaban cambiando los nombres de sus dioses por los de los santos cristianos; practican los ritos cristianos, pero no abandonan los antiguos; y, en el fondo, siguen creyendo lo que creían antes de llegar la nueva religión.
Por eso los misioneros, en términos generales, ya no van directa e
inmediatamente a predicar a Dios, sino a ayudar a evolucionar; y por eso la aparición de la teología de la liberación y la distancia entre los misioneros de primera línea, que viven ese problema en sus propias carnes, y otros estamentos eclesiásticos que no dudan, por ejemplo, en recomendar la monogamia a un pueblo polígamo, sin explicarle por qué. ¿Cómo se le va a decir a un antropófago que ha de amar a los de la tribu vecina? No lo comprenderá. Y si dice aceptar esa nueva doctrina, aún teniendo la mejor voluntad, la deformará ajustándola a sus esquemas mentales.
- Eso está claro y tienes toda la razón. Pero hay una cuestión que me gustaría me aclarases: ¿Cómo ves tú la relación del hombre con Dios?
- Muy sencilla. ¿Cómo responderías tú a una célula o a una serie de células de tu intestino que te dijesen: Señor, para cumplir nuestra misión, a tenor de tu voluntad, necesitaríamos una dosis de vitamina C, de otro modo, señor, no podremos vivir sanas como es nuestro deseo? ¿Qué harías? Pues proporcionarles inmediatamente la vitamina que te piden ¿no?
- Por supuesto.
- Y, por otra parte ¿qué harías si otras células de tu cuerpo, que te
están provocando disturbios, cuya vida no es sana, te dijeran que desean que les proporciones más veneno o más posibilidades de seguir por ese camino, que tú sabes que las conduce al desastre? ¿Las escucharías? ¿Les harías caso? ¿O, más bien, las dejarías sin asistencia, sin ayuda, para que vieran, a través de los sufrimientos derivados de su conducta, a qué conduce su ceguera y aprendieran a vivir correctamente y en armonía con sus vecinas?
Pues esa petición de las células buenas a ti es lo que llamamos
oración. Y que siempre, siempre es atendida desde lo alto, dado que el peticionario está lleno de buenos propósitos y es totalmente inegoísta. Y esa ayuda es lo que se llama, en términos religiosos, la gracia o la actuación de la providencia o la casualidad...o la ayuda de un semejante, y no hace sino redoblar el impulso para vivir una vida "como Dios manda", o sea, de acuerdo con las leyes naturales.
Incluso, si alguna de esas hipotéticas células en estadio negativo se
diese cuenta de su error e hiciese propósito de la enmienda y te pidiera ayuda ¿se la negarás? No. Porque tú verías su buena intención y tu ayuda no haría sino fortalecerla y, por tanto, apresuraría el éxito.
Soy consciente de que, en este ejemplo, yo he incurrido en el mismo error de siempre: atribuir a Dios nuestros propios defectos y, así, Dios no queda muy bien parado y aparece ayudando egoístamente a sus criaturas para, en última instancia, beneficiarse a través de ellas. No he encontrado otro modo de explicarlo y adolece de la limitación humana para comprender las cosas de Dios, exactamente como ocurría con la limitación de tus células para comprender tus cosas de hombre.
Yo pienso que ese interés nuestro por conservar nuestras células y,
con ellas, nuestras vidas, a nivel de Dios no es interés egoísta, sino amor, un amor infinitamente superior al humano, infinitamente más profundo, más omniabarcante, más omnipresente, más consciente, en una palabra, más amor, libre de todo egoísmo, puesto que Él nos ha creado voluntariamente para sentirse y vivir en nosotros y compartir con nosotros Su propia "deidad", hasta el punto de darnos Su propia vida; cosa que no hemos hecho ni tú ni yo ni ningún hombre con nuestras células, que nos encontramos ya creadas y sólo nos incumbe conservarlas sanas para vivir mejor.
- Y el ateísmo, el agnosticismo, la indiferencia religiosa ¿tienen
alguna ventaja o algún inconveniente desde tu punto de vista?
- A la vista de lo anterior, está claro: El ateo, el agnóstico o el
indiferente, si son buenas personas, si ajustan sus vidas a la regla de oro, es decir, si obedecen las leyes naturales, si cumplen con sus obligaciones, si aman a su prójimo, si son capaces de sacrificarse por él, si tienden a esforzarse por lograr un mundo mejor para todos, crean o no en Dios, estarán haciendo Su voluntad y, por tanto, evolucionarán y estarán en el camino. El inconveniente que tienen es, sin embargo, doble: por un lado, que es difícil que no creyendo en Dios, se eleven más allá de la materia, lo cual les priva de una visión con la debida perspectiva; y, segundo que, al no creer en Dios, no creen tampoco en la efectividad de la oración y se privan con ello de la posibilidad de recibir la ayuda que otros, más
informados, solicitan y reciben.
Porque, con simplemente elevar nuestra mente y nuestro corazón
hacia arriba para sintonizar con Dios - que es una manera de oración que se puede y se debería practicar de modo casi permanente - se puede provocar la respuesta inmediata con una efusión de energía que hasta se siente a veces físicamente. De ahí la importancia de la fe y sus ventajas: quien cree, pide ayuda y la recibe y quien no cree, no pide ayuda y su falta de fe rechaza la que le podría llegar por sus buenas intenciones. Porque hay un principio operacional muy claro: Dios, en todo momento, respeta nuestro libre albedrío y, por ningún concepto nos violenta.
- Lo has expuesto y lo he comprendido todo perfectamente y, a decir verdad, no era tan complicado. Pero ¿qué me dices del célebre misterio de la Trinidad?
- Eso es algo parecido. Te pondré otro ejemplo protagonizado
también por ti: Tú eres casado y tienes hijos, es decir, eres un padre de familia y, como tal desarrollas una serie de actividades y asumes una serie de responsabilidades; pero, a la vez, eres ejecutivo de una empresa, con unos subordinados, y también aquí tienes una serie de obligaciones, totalmente distintas de aquéllas y realizas una serie de actividades que nada tienen que ver con las del padre de familia; y, además, tengo entendido, que eres directivo de un club deportivo ¿no?
- Sí, es cierto.
- Pues también allí te ocurre lo mismo: que realizas actividades y
tomas decisiones y asumes responsabilidades que nada tienen que ver con las del padre de familia ni con las del ejecutivo empresarial. Y, además, seguramente ningún miembro de tu familia sabe con detalle lo que haces en la empresa ni en el club; ni tus subordinados de la empresa conocen lo que haces en tu casa con los tuyos ni en la directiva del club; ni, por supuesto, los miembros de éste tienen la menor idea de cómo desarrollas tus otras dos actividades. Son, pues, tres actividades completamente distintas entre sí. Pero nadie se atreverá a decir que tú no eres la misma persona en los tres sitios. Tú eres siempre el mismo, un solo ser, pero desarrollas tres actividades distintas y el acceso a ti no es el mismo en los tres puestos, ni lo es lo que tú puedes otorgar o decidir.
Eso, exactamente es, pues, lo que ocurre con la tan traída y llevada Trinidad: Que Dios actúa en tres planos distintos y en cada plano lo hace con distintas funciones, actividades y finalidad ya que, en un plano es creador, en otro es conservador y en el tercero es, digamos, recolector. ¿Es tan difícil de entender?
Prácticamente todos los hombres estamos realizando distintas
actividades en distintos campos con distinta responsabilidades y
propósitos. Entonces ¿ por qué lo hemos de poner en duda y hemos de decir que es incomprensible cuando se trata de Dios, del cual formamos parte y del que no somos sino imagen? Recuerda aquello de "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". ¿Qué crees tú que significa?
- Está clarísimo. Gracias. Y es tan sencillo...
- Claro. Siempre ocurre igual: Cuanto más grande es el problema,
más simple es la solución.
DÍA 23
ÖSTERREICHISCHER RUNDFUNK, Viena, Austria
EL MILAGRO
- Los milagros no existen.
- Claro que existen.- ¿Y como puedes demostrarlo?
- Primero tendrás que decirme qué entiendes por milagro.
- Yo lo definiría como algo extraordinario, algo que no es normal.
- ¿Un monstruo será, pues un milagro?
- Hombre, no. Me refiero a algo sobrehumano.
- Y ¿qué es sobrehumano?
- Algo que está por encima de la capacidad del hombre.
- Es que eso es como no decir nada. Vamos a ver: para un hombre
primitivo ¿estaba más allá de la capacidad humana el entrar en su cueva, accionar una palanca y que aquélla se iluminase?
- Para el hombre primitivo, por supuesto.
- Luego, para él, lo que tú haces en cuanto entras en una habitación oscura, es un milagro.
- Pues...sí. Pero yo no me refiero a eso. Me refiero, por ejemplo, a
resucitar un muerto.
- Bien. Sigamos con nuestro hombre primitivo: ¿Serían milagrosas
para él las reanimaciones que se llevan a cabo con el electroshock o con fármacos o simplemente mediante el boca a boca ?
- Supongo que sí.
- Como ves, el concepto de milagro es siempre relativo. Se basa sólo en el conocimiento y manejo de más o menos leyes naturales. Y para el que no las sabe manejar será siempre un milagro. Pero para el que hace un milagro, éste nunca lo es. Y ¿dónde está el límite? La ciencia va avanzando a pasos agigantados. ¿Te parece poco milagro el poder ver, en tiempo real, sentado cómodamente en tu casa, lo que está ocurriendo en el otro extremo del mundo? ¿O el enviar un documento, reproducido y en color, a cualquier lugar de la tierra, o hablar con cualquiera desde tu casa hasta la suya, o pasearse por la luna o volar?..Para nuestros bisabuelos, desde luego, hubieran sido milagros, pero a nosotros nos parecen ya algo normal. Es sólo cuestión de saber cómo se hace y hasta ya ni eso es necesario y basta saber accionar unos mecanismos, sin entrar en el meollo científico.
- Es cierto.
- Y siempre habrá quien ve el milagro como algo impresionante,
extraordinario, inalcanzable, sobrenatural, cuando lo sobrenatural no existe, porque en la creación todo es naturaleza. A propósito de esa idea extraña del milagro, recuerdo un chiste muy ilustrativo.
- Vamos allá.
- En un pueblo hubo una inundación. Las aguas alcanzaron tal nivel que los vecinos tuvieron que encaramarse a los tejados de sus casas para no perecer ahogados.
En una de esas casas vivía solo un hombre muy devoto de Dios, con una gran fe. También se había encaramado al tejado de su casa. Entonces llegaron unos vecinos, en un bote de remos, a rescatarlo. Pero él se negó a subir alegando que estaba seguro de que Dios lo salvaría, y rechazó la ayuda que le prestaban. El bote se fue, pues, sin él.
Las aguas siguieron subiendo y, cuando ya le llegaban al pecho,
apareció una canoa de la Cruz Roja y se le aproximó para salvarlo. Pero él insistió en que, como hombre de fe que era, Dios le salvaría. La canoa, pues, se fue sin él.
Y las aguas subieron hasta la barbilla. Estaba de puntillas sobre su
tejado cuando apareció un helicóptero del que descolgaron una escalerilla para que ascendiese por ella. Pero, se negó. Seguía protestando de su fe y asegurando que Dios lo salvaría. Y se fueron sin él.
Las aguas subieron y él, naturalmente, se ahogó. Y, apenas muerto, ascendió a los cielos. Una vez allí, se dirigió, ofendido, a Dios y le reprochó duramente haberlo dejado morir. Pero Dios, mirándolo con ojos llenos de amor, le dijo: Hijo mío, te he enviado un bote de remos, una canoa y un helicóptero ¿qué más querías?
En esta historia se ven muy claras dos cosas: Primera, esa idea
extraña, difusa e inexacta del milagro; ese egocentrismo que nos hace pensar que nosotros somos diferentes y, por tanto, merecemos de Dios un trato distinto, preferente, y que no es más que una consecuencia directa de atribuir a Dios características humanas. Dios no actúa así. Y, la segunda, que los milagros nos rodean permanentemente: ¿No es un milagro que del amor de dos seres nazca una nueva vida? ¿No son un milagro el amanecer y una flor y un amigo? ¿No es un milagro que las cosas sucedan como suceden y que nuestros problemas se vayan solucionando? ¿O que aquel niño de hace años sea hoy un hombre y, sin embargo, sea el mismo? ¿O
que la lluvia haga crecer las plantas y que el arco iris nos haga guiños desde el cielo y que las nubes jueguen en las alturas a "tú la llevas"? o que...¿quieres más milagros? ¿Por qué hemos de pretender y de esperar un milagro fabricado especialmente para nosotros, cosa que, por otra parte, ocurre permanentemente en nuestras vidas sin que lo llamemos así? ¿No será que lo que queremos es el milagro que haga lo que a nosotros nos interesa o nos conviene o nos satisface, al margen de lo que, a tenor de las leyes naturales, debe ser? Dios obra milagros permanentemente. La vida misma es un milagro perpetuo. Pero los hace cuando Él quiere y no cuando nosotros queremos. Y así debe ser. Porque Él es quien concibió y creó el mundo, no nosotros.
DÍA 24
ANTENA 3 TV, Madrid
LAS MUJERES Y SU AUGE
-Lo que ocurre con la enseñanza es muy curioso y muy interesante, pues está cambiando, sin que nadie se percate, el porcentaje de mujeres y hombres en puestos importantes de la sociedad.-Y ¿qué ocurre?
-Pues que no se tienen en cuenta las edades en que, en cada sexo, se produce el desarrollo, tanto físico como mental.
-¿Cómo que no se tienen en cuenta?
-No. Verás: Cuando la sociedad era absolutamente machista, es decir, desde que tenemos memoria de la historia humana, sólo los varones tenían derecho a la instrucción, a la educación, a la ciencia, a la preparación para luego dirigir la sociedad. En esas circunstancias nada desentonaba, nada denunciaba lo que iba a ocurrir.
- Y ¿qué iba a ocurrir?
- Lo que ha ocurrido, lo que está ocurriendo:
En cuanto a las mujeres se les dio acceso a los estudios y, sobre todo, a la universidad, que no es más que una forjadora de futuros dirigentes, se vieron sometidas a las mismas leyes y normas y exigencias que los varones y ello en base a una presunta igualdad que se han encargado de proclamar y exigir los movimientos feministas, con gran justicia y acierto en muchos casos y con grandes errores en otros, como el que nos ocupa. Verás: A los niños se les marcaba determinado nivel a determinada edad, es decir, se les iba calificando a lo largo de su educación primaria y durante el bachillerato y luego, bien por la nota media, bien por un examen, los mejores, es decir, los que habían acumulado más saber, los que habían desarrollado más su inteligencia, eran los que entraban en la universidad.
Llegaron las chicas y se les exigió el mismo nivel de conocimientos a la misma edad que a los muchachos, como era lógico. Y ¿qué ha ocurrido? Que las chicas han invadido la universidad y están en mayoría en la mayor parte de las carreras, lo cual supone que, en una generación, serán los dirigentes en todos los países y, por tanto, en el mundo. Y ¿por qué? Sencillamente porque las mujeres desarrollan la madurez fisiológica y mental a edades más tempranas que los hombres. A los quince o dieciséis años, la mayor parte de las niñas son verdaderas mujeres en todos los sentidos, mientras que sus compañeros de clase, si bien son varones, sin duda alguna, mentalmente son aún niños, aún corren tras la pelota y aún no han encarado en serio la vida porque aún no han madurado.
¿Resultado? Que, con honrosas excepciones, los primeros puestos en todas las clases están ocupados por las chicas Y, como a esa edad es cuando se accede a la universidad, las chicas, que llevan mejores notas y están más maduras, son las que acceden en mayor número, y los chicos se quedan sin acceso. Luego, pasados unos años, a los veinte o veintiún años, los chicos son tan inteligentes y tan maduros como lo eran las chicas a los diez y siete... pero ya es tarde. Su oportunidad se les pasó. Como no pudieron acceder a la universidad, han tenido que resolver su vida de otro modo, en actividades de menor trascendencia y entonces ya les resulta casi
imposible abandonar aquello para entrar en la universidad. Y ¿es que son más listas o más capaces las mujeres? No, de ninguna manera. Yo pienso que, acabado el desarrollo, no hay diferencia alguna entre un hombre y una mujer en cuanto a capacidad de aprendizaje, sentido de la responsabilidad, aspiraciones, voluntad, etc. Sólo que todo eso en las mujeres se desarrolla antes. Cualquiera que tenga hijos de distinto sexo habrá comprobado que, en términos generales, las niñas han ido por delante de los niños, si a las edades nos referimos, hasta la madurez plena en que todos se igualaron. Y
eso es algo que, al no tenerse en cuenta por las autoridades académicas, está produciendo la rápida desaparición de los hombres de la universidad y, en un próximo futuro, de los puestos directivos en todos los campos.
DÍA 25
ABC VALENCIA, Valencia
LA INTERDEPENDENCIA
-¿Tú crees de verdad que interdependemos tanto unos de otros como se dice?- Por supuesto. Y para darte cuenta de ello sólo tienes que preguntarte, por ejemplo: ¿Si el asesinato de César hubiera tenido lugar el año 64 en lugar del 44 a.C., ello hubiera repercutido de algún modo en cuanto yo he llevado a cabo esta misma mañana? Y, a poco que pienses, tendrás que concluir que sí, que si César no hubiese conquistado las Galias no habría llevado allí el Derecho Romano y luego, pasados diez y ocho siglos, Napoleón no hubiera impuesto a España su código y la vida española no sería ni parecida a la que es hoy y, por tanto, esta misma mañana tú hubieras hecho otras cosas o de otra manera porque vivirías de modo distinto y quizá en lugar distinto, etc...
- Parece mentira. Pero ¿no te parece un poco rebuscado?
- No. Te voy a contar algo que me ha sucedido hace unos días.
- Vamos a ver.
- Iba por la calle cuando me tropecé con una persona. Curiosamente esta persona resultó ser un compañero del colegio al que hacía más de cuarenta años que no veía. Celebramos el encuentro almorzando juntos y, lógicamente nuestra conversación se nos fue a lo que teníamos en común:
El colegio. Durante la charla yo comenté lo desagradable que fue para mí un suspenso que me puso el profesor de Física y Química en quinto curso de bachillerato. Y, ante mi sorpresa, mi amigo me contó que aquel suspenso fue un error. Asombrado, le pedí explicaciones, pues me extrañaba que él, a estas alturas, se acordase de aquello. Verás, me dijo: "
Yo, como recordarás, estaba un poco enchufado con don Juan, el profesor de la asignatura. El me confió la labor de copiar las notas que había puesto, de los exámenes escritos a la lista de clase, junto al nombre da cada uno.
Y así lo hice. Sólo que cometí un error y bailé tu nota con la del amigo Pons que te seguía en la lista y que no era demasiado bueno. Cuando me di cuenta de mi error, ya las notas se habían publicado y no me atreví a decir nada a nadie pensando que tú, que eras muy buen estudiante, superarías fácilmente aquello y a Pons no le vendría mal el error. Por eso me acuerdo.
Es una cosa que he llevado siempre en mi conciencia, aunque no sea más que una anécdota de colegio sin mayor trascendencia. Pero me alegro de habértelo podido decir hoy, créeme.
- Vaya broma que te gastó.
- Sí. Vaya broma porque lo que tú no sabes - ni él tampoco - es lo que siguió.
- Y ¿qué siguió?
- Pues siguió que el profesor de Física y Química fue destinado a otro colegio después del examen; que su sucesor, que era un inepto como profesor, no tenía de mí más referencia que el suspenso que heredó de su antecesor y se formó de mí una idea errónea. Y, como no era buen profesor, insistió en esa idea de tal modo que yo, que hasta ese momento había estudiado la asignatura con ilusión y hasta con complacencia y que tenía in mente llegar a ser un día médico, aborrecí de tal modo la materia que, a la hora de decidirme por ingresar en una facultad u otra, opté por la de Derecho por miedo a la Química. De modo que, por culpa de aquel error de mi amigo yo he sido abogado y no médico y ese error hizo dar a mi vida un viraje definitivo. Si yo no hubiera sido abogado no hubiera conocido a mi mujer y no hubiera tenido los hijos que tengo, etc. etc. ¿qué te parece?
- Me parece asombroso.
- Pues piensa que todo, absolutamente todo lo que haces, dices o
piensas es una causa que pones en acción. Una causa que, sin excepción posible, producirá un efecto que tú ya no podrás controlar pero del que serás responsable directo. De ahí deriva el problema, nada intrascendente, de la responsabilidad, consecuencia directa de nuestro libre albedrío.
DÍA 26
CANAL PLUS, Madrid.
LAS AMPLIACIONES DE CONCIENCIA
¿Tú crees que es posible ampliar la conciencia?- Por supuesto.
- Pero, ¿cómo se puede ampliar una cosa tan etérea, tan diría yo,
inexistente? Porque, vamos a ver: ¿Qué es la conciencia?
- La definición que así, a bote pronto, se me ocurre es la de que la
conciencia es "la certeza de la propia existencia y del lugar que
ocupamos". ¿Te vale?
- Sí. Reflexionando un poco, sí. Pero, ¿eso se puede ampliar?
- La definición, no. Claro que se puede expresar con otras palabras, pero la idea sería la misma: Cada uno de nosotros somos conscientes de que existimos y podemos, a la vez, examinar y ser examinados; podemos ser observadores de nosotros mismos y esa es la gran adquisición de la filosofía. Los animales, al carecer de mente, son incapaces de estudiarse a sí mismos y, si bien existen, no son conscientes de ello.
- Ya comprendo. Pero no me has respondido a mi pregunta: ¿Cómo se puede ampliar esa certeza de la propia existencia?
- Conociéndose a sí mismo, es decir, estudiándose a sí mismo,
descubriendo los mecanismos internos que controlan y comandan nuestro pensamiento, nuestras emociones y, consecuentemente, nuestros actos.
- ¿Eso es ampliar la conciencia?
- Realmente, no. Primero debe venir el conocimiento, digamos,
esencial; y luego, una vez asentado, puede tener lugar la expansión
propiamente dicha.
- Explícate, por favor.
- Bien. Si te he dicho que los animales no tienen conciencia de su
existencia, pero el hombre sí, es lógico pensar que, cuanto más profundice el hombre en ese campo, más se alejará del estadio animal.
- Lógico.
- Si es lógico, lo primero que tendrá que hacer cada hombre que
quiera serlo más, es mirar hacia adentro de sí mismo y estudiar y sentir eso de la existencia, es decir, darse cuenta, conscientemente, de que existe y de que es él, precisamente él y no otro. Es decir, de que hay todo un mundo dentro de él, al que no tiene acceso nadie, salvo él mismo, y otro mundo exterior, al que tienen acceso todos y en el que actúan e intervienen todos, incluso él. ¿De acuerdo?
- De acuerdo.
- Pero, si seguimos observando, veremos que ese mundo exterior, en el cual pueden actuar todos (y, al decir "todos", me refiero a los hombres, a los animales, a los vegetales, a los minerales, a los elementos, etc.) además de uno mismo, a su vez, nos influye a nosotros. Es decir, afecta a nuestro mundo interior que creíamos inexpugnable.
- Sí, es cierto.
- Y aquí empieza el proceso de la ampliación de ese concepto inicial que es la certeza de la propia existencia: El mundo exterior a nosotros puede influir en nuestro mundo interno. ¿Y qué consecuencias produce esa influencia, esa intromisión? ¿Y cómo se produce?
- Sí. Es un tema muy interesante.
- Está claro que se produce a través de las vibraciones que percibimos del mundo exterior, gracias a nuestros cinco sentidos, ¿no?
- Sí. No tenemos otro medio de conocer el mundo exterior.
- Pero, no sólo eso. Las vibraciones en sí no significarían nada si no fuesen interpretadas, decodificadas diríamos en lenguaje moderno, y traducidas en imágenes que, a su vez, nos producen emociones que, por fin, además de quedar archivadas en nuestra memoria, nos impulsan a actuar de algún modo. ¿De acuerdo?
- Completamente.
- Con ello hemos visto que el mundo exterior penetra en nuestro
mundo interno. Veamos ahora cómo puede influirnos.
- Vamos a ver.
- En este punto, me gustaría considerar el efecto que cada uno de esos impulsos sensoriales produce en nuestro mundo interno la primera vez que llega a nosotros, o cuando lo hace repetidas veces, durante la infancia.
- ¿Y eso por qué?
- Porque el hombre tiende instintivamente a generalizar y tú sabes lo que significa generalizar, ¿no?
- Creo que sí: Atribuir a muchos o a todos lo que hemos visto en uno o en algunos.
- Exacto. Pero hay más. Mira hacia adentro y verás como, en
realidad, cuando percibes algo nuevo, su impacto crea en ti una especie de programa informático de actuación en respuesta a ese estímulo que, en lo sucesivo, se pondrá en funcionamiento cada vez que ese estímulo se repita; será un funcionamiento inconsciente, que se nos aparecerá como propio de nuestra personalidad, aunque no lo sea; pero irremisiblemente, condicionará nuestra actuación en el mundo exterior.
- No comprendo bien qué quieres decir.
- Lo verás con un ejemplo. Imagina que nunca has hablado con un
chino y, por tanto, no tienes una idea definida sobre su modo de ser. Pero un día, un amigo te presenta a un chino; pasáis la tarde juntos y resulta ser un hombre chistosísimo, agradable, simpático, extrovertido, ocurrente y verdaderamente encantador. Pues bien, aunque tú sólo conoces a un chino y existen, si no estoy mal informado, unos ochocientos millones, tú habrás desarrollado un programa inconsciente en el que los chinos, todos los chinos, se verán como simpáticos, chistosos y encantadores. Y, cuando hables de los chinos, dirás que son así. Y, cuando te presenten a otro chino, en principio, tu programa automático le atribuirá todas esas cualidades y tú comenzarás a tratarlo como si todo ello fuera cierto.
- Sí. Te comprendo y es verdad. Pero, ¿qué inconveniente hay en
ello? Si no tengo más experiencia con chinos...
- No, si es cierto. Es nuestro mecanismo interno para aprender, para asimilar conocimiento, para evolucionar. Pero es un mecanismo automático, que nos sirve para la primera o las primeras experiencias de cada tipo y, por tanto, nuevas, sin precedentes, y a cualquier edad. Todas ellas crean programas subconscientes que condicionan nuestra postura futura frente a estímulos análogos.
- Lo comprendo.
- Lo que ocurre es que, ese mecanismo de asimilación, de
aprendizaje, de defensa o de posicionamiento en la vida, nos es muy útil, prácticamente necesario, en la infancia, cuando realmente somos aún casi animales, puesto que aún no hemos desarrollado la mente y por eso, como a los animales, esos programas inconscientes y automáticos nos sirven para defendernos y permitirnos "sobrevivir" en determinadas situaciones o ante determinadas agresiones.
- Explícate.
- Por ejemplo: Si a un niño se le arranca de las manos un juguete con el que está jugando, ello le producirá dolor y, por tanto, llorará. Si, como consecuencia de ese llanto, se le devuelve el juguete, automáticamente se programará el llanto para la próxima vez que se le prive de algo que desea, como medio de conseguirlo y con ello el niño irá conservando sus pertenencias o incluso aumentándolas. Lo mismo podría haber programado el patalear o el agredir al "ladrón" que le priva de lo suyo, y ese niño, en el futuro, pataleará o agredirá a quien le prive de un deseo. Todo ello de modo inconsciente, pues se trata de algo ajeno a la propia personalidad.
Son sólo mecanismos de defensa subconscientes.
- Es muy lógico.
- Y muy útil, sobre todo para los animales, que los conservan toda la vida y a uno lo hacen huir a tiempo y a otro esconderse a tiempo y al tercero atacar a tiempo... Pero con el hombre, cambia la cosa.
- ¿Por qué?
- Porque el hombre posee mente, inteligencia, razón o como quieras llamarla y, por tanto, posee malicia, y esos programas que, sin querer, los niños graban en su subconsciente, en un adulto no sólo son ya de defensa, sino de egoísmo, de orgullo, de envidia, de ira, de ambición, de crueldad, etc. Y lo que es peor...
- ¿Qué?
- Que, a diferencia del animal, el hombre, desde que desarrolla la
mente debe usarla, y ponderar racionalmente en cada caso las
circunstancias concurrentes; y, si es preciso, si es razonable, sobreponerse a esa programación automática que será siempre, hasta que la elimine reprogramándose a sí mismo, es decir, reprogramando su subconsciente, la primera que brotará ante cualquier contingencia. Y así tenemos al niño al que se hizo envidioso que, de mayor, sigue envidiando y, aunque posea riquezas, como no se dé cuenta de su "defecto" y se reprograme, seguirá envidiando a todo el mundo y será desgraciado por ello; y, como actuará movido por la envidia, hará desgraciada a mucha gente. Y el niño al que se hizo orgulloso, de mayor, seguirá tratando a los demás despectivamente, con lo que se acarreará el desamor, cuando no el odio, de quienes con él se relacionen que, generalmente, no se habrán tampoco reprogramado a sí mismos. Y el niño que utilizaba con éxito el llanto para conseguir sus propósitos, a menos que se reprograme una vez adulto, seguirá llorando y sintiéndose desgraciado ante cada contrariedad. Y el niño al que se hizo ambicioso o avaro o irascible o cruel, seguirá siéndolo instintivamente durante su vida, a menos que se reprogramen conscientemente. Y esa reprogramación, precisamente, es lo que se ha venido en llamar la "ampliación de conciencia". Recuerda aquellas palabras de San Pablo cuando dice: "Aquello que quiero hacer, no lo hago y, en cambio, hago lo que no quiero hacer". En ese momento, no cabe duda de que estaba llevando a cabo su reprogramación, su ampliación de conciencia.
- ¿Y en qué consiste?
- Pues consiste en concienciarse, primero, de que uno tiene en
funcionamiento determinados programas subconscientes que dan lugar a prejuicios que le condicionan y le hacen actuar no de acuerdo con lo que sería razonable, sino de modo instintivo, visceral, como si aún fuera un niño. Una vez convencido de ello, tendrá que estar atento a los momentos en que esa programación salte, para combatirla racionalmente, estudiando las circunstancias de cada caso y adoptando la postura que aconseje la razón.
- ¿Eso es la ampliación de conciencia?
- En términos generales, sí. Aunque hay varios escalones en el nivel de conciencia y es preciso, en cada momento de la vida, tratar de ser consciente de en qué nivel se está actuando.
- ¿Varios escalones? ¿Qué quieres decir?
- Varios grados de ampliación. Es como si fueras subiendo un monte.
Cuanto más alto asciendes, más campo dominas y mejor comprendes la configuración del terreno, el curso de los ríos, el emplazamiento de los microclimas, etc.
- Te comprendo. ¿Y cuántos niveles o escalones hay?
- Yo no podría dar un número que sirviera para todos. En términos
generales, señalaría siete niveles. Cada uno de ellos, sin embargo,
comprende infinidad de subniveles que, al final, convierten la totalidad en infinita. Pero esos siete, que podríamos denominar "rellanos" en una escalera de infinitos escalones, son los puntos de separación entre grados definidos.
- ¿Y cuáles son?
- Antes de contestarte me interesa que te des cuenta de algo que
generalmente nos pasa desapercibido y es importante.
- ¿Qué es?
- Que debemos regir nuestra vida por la razón, con el auxilio del
sentimiento. Pero, de ninguna manera, debemos regirla por las emociones, que no son, casi siempre, más que esas programaciones subconscientes.
Fíjate en este ejemplo y aplícalo a la situación que quieras: Imagina que, como se hizo en los colegios de religiosos hasta los años cincuenta y aún después, se inculca a los niños que la mujer es el demonio, una tentación permanente, un peligro constante; y, a las niñas, que el hombre es el que manda y que hay que obedecerlo y servirlo, pero hay que defenderse de él, pues pretende siempre, en su relación con el otro sexo, apoderarse de lo que no debe. ¿Qué ocurrirá cuando lleguen a adultos? Pues ocurrirá que esos niños, de adultos, y salvo que se reprogramen, ya nunca podrán tratar con una mujer sin sentir ese cosquilleo del programa subconsciente, sin
percatarse de que son distintas, de que son causa de tentaciones... y
acabarán cayendo en las tentaciones, sobre todo si les ha desaparecido el miedo a la condenación eterna del infierno. Y, para las entonces niñas, el hombre será el conquistador, el que manda y aquél del que hay que defenderse porque siempre pretende lo mismo de las mujeres. Total: Que a ambos les resultará imposible mantener una relación normal con personas del otro sexo, con toda la serie de complejos, conductas irregulares y frustraciones que de ello se derivan. Y todo por unas programaciones inconscientes creadas como consecuencia de enseñanzas intensamente repetidas en la niñez y que partían de una obsesión inexplicable por el sexo, sin dar explicación lógica alguna que la justificase.
- Es cierto. Mi padre lo vivió y más de una vez me ha confesado su incapacidad de tratar con el otro sexo con normalidad, debido a aquellas enseñanzas del colegio. Pero ¿cómo salir de esa trampa de los programas subconscientes creados en la niñez?
- Antes de contestarte no quiero dejarte con la idea de que el ejemplo que te he puesto es único. No: Luego llegó el del materialismo, y una generación de jóvenes programaron que ellos sólo creían lo que veían. Y con esa afirmación tan irracional han funcionado y siguen funcionando, sin caer en la cuenta de que el mundo está lleno de cosas que no se ven pero que están ahí y nos influyen, las percibamos o no y, lo que es más grave, las conozcamos o no. Hasta que la física ha demostrado que la materia no es más que energía y ésta no es más que vibración. Lo lógico, en tales circunstancias, sería reconocer su error, ya que un materialista sin materia no tiene sentido, ¿no? Pues no, esos programas subconscientes continúan funcionando. Y funcionarán y condicionarán la cultura y la ciencia hasta que un número suficiente de hombres de ciencia y de docentes se dé cuenta de lo irrazonable de su postura y se reprogramen. Y, como éste, podría ponerte cientos de ejemplos de nivel mundial. A esos ejemplos, que afectan a generaciones enteras, añade los particulares de cada individuo y
te darás cuenta de cómo y por qué resulta tan difícil la convivencia y por qué parece la vida tan falta de sentido.
- Está clarísimo.
- Para que lo veas más claro, te voy a relatar un experimento
interesantísimo que ha descubierto un error en la programación
inconsciente.
- ¿Un error?
- Sí. Un error. Un bucle.
- ¿Y qué es eso?
- En informática se dice que un programa tiene un bucle cuando, por error del programador, el ordenador repite una serie de actuaciones volviendo a repetirlas indefinidamente y sin que conduzcan a ninguna parte, es decir, que se mete en un círculo vicioso que hace inútil el programa.
- Ya.
- Se trata de unas avispas, que casi todos hemos visto en actividad. Se dedican a cazar orugas, a inmovilizarlas, que no matarlas, con su aguijón, a poner en ellas sus huevos y a transportaras a un agujero, previamente excavado en el suelo, donde las entierran.
- Sí, he visto alguna avispa cargada con una oruga, sí.
- Pues bien, lo que el programa le ordena hacer, secuencialmente es esto: Excava un agujero en la tierra, constrúyele un tapón de tierra u hojarasca, sella el agujero con el tapón, busca una oruga, inmovilízala con tu aguijón, deposita en su cuerpo tus huevos, llévala junto al agujero, destapa éste, introduce la oruga en él, vuelve a sellarlo y olvídalo. Luego sus larvas eclosionarán y se alimentarán de la oruga inmovilizada por el veneno de su aguijón. Pero se ha descubierto que, cuando la avispa ha transportado la oruga junto al agujero y la ha depositado allí, si en ese momento, mientras está destapando el agujero, se le retira la oruga un centímetro del lugar en que la había dejado, la avispa termina de destapar el agujero, va adonde dejó la oruga, no la encuentra, la busca, la encuentra, la transporta al mismo sitio donde la dejó la primera vez y, pásmate, se dirige al agujero, hace ademán de destaparlo aunque está ya destapado y, si cuando se vuelve hacia la oruga para meterla en el agujero, se le ha vuelto a retirar de su sitio, repite todo, es decir, la busca, la transporta al mismo sitio de siempre, hace ademán de destapar el agujero y, cuando se vuelve
para meter en él a la oruga vuelve a encontrarse con que no está y
comienza de nuevo la búsqueda... y así hasta el infinito. No cabe duda de que ese programa es erróneo, pero no cabe duda tampoco de que la avispa lo ignora y estará repitiendo el proceso, si es preciso hasta que quede exhausta y muera, sin darse cuenta de que el agujero ya está abierto. Eso o algo parecido es lo que nos ocurre con nuestros programas subconscientes y nos dejamos llevar por ellos toda la vida... a no ser que nos demos cuenta del engaño y nos reprogramemos.
- Verdaderamente, es impresionante.
- Y aún te diré más: Si te fijas, todas las programaciones
subconscientes miran al futuro: Los programas que elabora el niño como consecuencia de sus emociones, siempre se configuran para actuar ante posibles hechos futuros, es decir, no se hacen para responder a situaciones simultáneas a ellos. Si un niño, come una naranja y le gusta, la programación que elabore no se referirá a aquella naranja sino a cualquier naranja que, en el futuro, se relacione con él. Y, si en algún momento de la niñez no sabemos qué decisión tomar, porque es la primera vez que nos enfrentamos a esa situación, o sentimos miedo ante algo desconocido para enfrentarnos a lo cual aún no tenemos programa de actuación, estaremos programando el miedo ante cualquier acontecimiento desconocido o desagradable o amenazador futuro, con lo cual, de adultos, cuando ya disponemos de una inteligencia que nos podría y nos debería servir, seguimos sintiendo miedo toda la vida, temiendo el futuro, desconfiando de ser capaces de vencer los inconvenientes de cada día y siendo víctimas permanentemente de la angustia, cuando sería más lógico usar la mente, que para eso precisamente la tenemos.
- Sí. Pero, ¿cómo?
- ¿Cómo? Sencillamente, usándola. Y vamos a usarla: Con la mente, con la inteligencia en la mano, por decirlo así, no cabe más que esta postura cada instante de nuestra vida: ¿Qué problema tengo? Éste o aquél.
¿Puedo hacer algo ahora para solucionarlo? Sí, o no. Si puedo hacer algo, debo hacerlo ya, con lo cual, no tengo por qué preocuparme más. Y, si no puedo hacer nada, es irracional preocuparme. Ésta es la postura que puede hacernos felices. Hemos de luchar por nuestra felicidad, pero no quedarnos en el miedo, la inseguridad o la autocompasión. Eso no son más que puras emociones, no racionales, fruto de programaciones subconscientes de la niñez. Y ya no somos niños. En el fondo piensa que el psicoanálisis no es más que una reprogramación de esos programas automáticos. Y el examen de conciencia, bien mirado, no tiende a conseguir otra cosa.
- Está claro. Dime, pues, esos siete escalones o grados.
- Sí. Ahora lo verás más claro. El primer escalón es el de la
Supervivencia o de la Seguridad.
- ¿La supervivencia? ¿Así como suena?
- Así como suena. Y comprende todo lo relacionado con la
conservación de la vida, la salud, los bienes esenciales, etc. Es todo
aquello a lo cual, en caso de necesidad, uno está dispuesto a sacrificarlo todo. Por eso te he dicho supervivencia o seguridad, pues en este nivel de conciencia, son equivalentes.
- ¿Qué quieres decir?
- Por ejemplo: Si te dan a elegir entre la vida o mucho dinero, ¿qué
elegirás?
- Lógicamente, la vida. ¿De qué me iba a servir el dinero sin ella?:
-¿Y lo mismo te ocurriría con todos los demás bienes que puedes
imaginar, ¿no?
- Sí.
- Pues ese es el primer grado, el grado animal, el grado en el que
todos empezamos. Y resulta natural cuando la elección es forzada, como en mi ejemplo. Pero cuando, a lo largo de la vida, un hombre considera como "necesario" cualquier capricho, cualquier deseo o cualquier inclinación, entonces tiene centrada su conciencia en este primer escalón y resulta nefasto para él mismo y para cuantos le rodean o dependen de él, incluso, para los que con él se relacionan.
- Pero hay gente que es capaz de sacrificar su vida por otros.
- Claro, pero ¿sabes por qué? Porque su conciencia no está centrada en este escalón, sino en el cuarto o en otro superior. Si un hombre considera que lo más importante es su vida y sus necesidades, es incapaz de sacrificarse por nadie ni por nada.
- Es lógico. Pero, ¿hay mucha gente así?
- Muchísima. Son así los que se sienten inseguros en la vida y, por
tanto, los que temen. Por su deformación programática, consideran a los demás, siempre, como peligros potenciales, como enemigos contra los que hay que combatir o, peor aún, como objetos que hay que conquistar o dominar para sentirse seguros, o que hay que eliminar porque ponen en peligro la propia seguridad.
- ¿Y cómo se puede uno reprogramar en este escalón?
- La víctima ha de convencerse de que esa necesidad de seguridad es sólo fruto de una programación subconsciente. Y, una vez convencido de ello, repetírselo y razonarlo cada día y, sobre todo, cada vez que esos programas de miedo se pongan en funcionamiento de modo espontáneo y le coloquen "frente" a alguien sin un motivo racional aparente.
- Comprendo. ¿Pero no hay nada de positivo en esa postura, en esa programación automática? ¿No nos sirve para prevenir peligros y para sobrevivir, al fin y al cabo?
- No. Cuando somos niños, sí. Pero de adultos, nos pone
permanentemente frente a los demás, sin posibilidad de admitir en un semejante la comprensión, el amor, la amistad o el desinterés. Vemos siempre el peligro e, instintivamente, luchamos contra él. Es una postura, tan conocida, que se ha enunciado diciendo que "homo homini lupus", es decir, que "el hombre es un lobo para el hombre".
- Sí, es cierto. ¿Y cuál es el segundo peldaño o grado en la
ampliación de la conciencia?
- El segundo peldaño es el del Placer.
- ¡Hombre, eso sí que no me lo esperaba! ¿Por qué el placer? ¿Es que es malo sentirse bien?
- No. En absoluto. Sentirse bien es una obligación que todos
tenemos. Lo que ocurre es que hay quien no concibe ni, por tanto,
persigue, más placer que el que proviene de los sentidos y hacen girar sus vidas en torno a los estímulos placenteros que, por los sentidos, les llegan del exterior.
- ¿Y quiénes son esos?
- Son los glotones, los melómanos, los jugadores, los bebedores, los
drogadictos, los obsesos sexuales, los fumadores empedernidos, etc. Gente para la cual el sumum de la felicidad, que persiguen a toda costa, es el que les proporcionan los sentidos. Y sacrifican a ello cualquier cosa menos, naturalmente, su propia seguridad, aunque algunos, hasta ésta sacrifican a su vicio, y aún la propia vida. No es necesario que te recuerde la serie de tragedias individuales y familiares que todas y cada una de estas dependencias han producido y siguen produciendo.
- ¿Pero no hay tampoco nada de positivo en todo ello?
- Es positivo el desear que la comida tenga buen sabor y prepararla
para ello y es positivo disfrutar de la música o de cualquier cosa que no perjudique ni a nosotros ni a los demás. Pero, cuando se tiene centrada la conciencia en ello, es decir, cuando esa satisfacción de los sentidos se coloca por delante de cualquier cosa más importante, entonces resulta altamente negativo y destructor. Realmente, los tres primeros peldaños en la escala de la ampliación de la conciencia, son negativos.
- ¿Y cómo funciona este segundo peldaño? ¿Puedes ponerme un
ejemplo?
- Claro. Imagina que una persona tiene centrada su conciencia en el sexo, cosa que parece, desgraciadamente, estar de moda. Esa persona se vestirá pensando en la mejor manera de gustar a sus presuntas víctimas, considerándolas, no como personas, sino como objetos de placer; decorará su casa con motivos alusivos y muebles ad hoc; su conversación girará casi exclusivamente en torno al sexo; sus chistes serán monotemáticos; cuando mire a una mujer será para imaginarla desnuda; sus lecturas serán eróticas... es decir, su vida entera no tendrá más objeto que el sexo. Pero, como el sexo, como cualquier sensación, a este nivel sólo puede producir
placer durante un momento, y luego produce un vacío que obliga a
continuar la búsqueda, siempre insuficiente y nunca saciadora, quien así tiene centrada su conciencia es toda su vida un desgraciado que va dejando desgracias en torno suyo.
- Es cierto. Y lo mismo ocurre, claro, con los demás placeres
sensuales, ¿no?
- Exacto. Fíjate en los ludópatas o, si quieres, en esa adicción tan
actual del televisor: ¿Cuántas personas pasan ante él su tiempo libre, experimentando sensaciones que, una vez experimentadas, le dejan insatisfecho y cuyo efecto más ostensible es, precisamente, el deseo de ver el próximo programa para, tras él, quedar igualmente defraudados, y que habrán olvidado completamente a los dos días? Sin embargo, todos hemos sacrificado a esa adicción una serie de cosas mucho más importantes, útiles y hasta necesarias, que nos hubieran producido más felicidad: Atender a los hijos, cumplir nuestras obligaciones, hacer ejercicio, mejorar nuestra formación o nuestra cultura leyendo o estudiando, pasear, meditar, etc.
Quede claro que no estoy calificando la televisión, que es un medio de comunicación maravilloso, sino su adicción.
- Comprendido.
- Y hay otra cosa que quiero decirte. Cada escalón en la ampliación de conciencia nos proporciona mayor energía vital que los anteriores, mayor relación interpersonal y mayor satisfacción. Compara sino la cantidad de energía, el número de relaciones con los demás y la cantidad de satisfacciones, aunque sean, como hemos dicho, de "baja calidad", que desarrollan un glotón o un obseso sexual y la que desarrolla una víctima de la inseguridad, replegado temerosamente sobre sí mismo. La ampliación de conciencia, pues, nos eleva en todos los sentidos. Pero, repito, hasta que lleguemos a situar nuestra conciencia en el cuarto escalón, nuestra vida será una sucesión de actos, deseos, palabras y pensamientos negativos, que nos harán daño a nosotros mismos y a los demás.
- ¿Y cuál es el tercer escalón?
- El del Mando, el Poder, la Autoridad.
- Tampoco me esperaba esto. ¿El mando en qué sentido?
- En todos los sentidos. Y en este escalón hallan su expresión el
orgullo, el amor propio, la soberbia, el respeto humano, la hipocresía, la adulación, la lisonja, la calumnia, la injuria, y una serie muy numerosa de conductas similares. Todas ellas tienden a conquistar una cuota de poder, de mando, de autoridad, de respeto frente a los demás o, una vez adquirida, a no perderla o a incrementarla.
- Pero eso afecta a unos cuantos: Los gobernantes, los políticos, los
capitalistas...
- No. No te equivoques. Afecta desde al padre que le dice a su hijo
que él es el que manda y que le tiene que obedecer por el hecho de serlo (y que está con ello defendiendo claramente su cuota de poder frente al hijo) hasta el dictador que ejecuta a los opositores a su régimen. Fíjate si el arco es grande. Añade a todo eso los títulos o signos de alcurnia o de nivel social, las "marcas" de los productos, la moda, la ostentación de posesiones o de capital, la búsqueda de la fama, el tener subordinados, las condecoraciones, etc.
- Sí, lo comprendo. Y el campo es inmenso. Y, bien mirado, todos
incurrimos en ello. Es impresionante esta disección de la conciencia que estamos haciendo.
- Sí. Y muy necesaria. Ojalá nos acostumbrásemos (lo mejor sería
que se nos enseñase en la escuela) a examinar nuestros sentimientos y reacciones a los estímulos externos para saber diagnosticar en qué escalón de la conciencia estamos actuando en cada momento. El mundo cambiaría rápidamente. Porque los enfoques negativos de la conciencia, a quien más desgraciados hacen es, precisamente, a quienes se hallan en ellos secuestrados.
- Es cierto.
- Pero fíjate también en que los que alcanzan el poder, incluso las
cotas más altas, con él no añaden ni un ápice a su valía como hombres y, a cambio, son infelices temiendo en todo momento perderlo y luchando contra los que, real o imaginariamente, pretenden arrebatárselo. Por ello, la única manera de ser feliz ostentando poder estriba en no desearlo, en no supeditarlo todo a él.
- También es cierto.
- Fíjate qué casualidad: ¿Qué piensas tú que quería decir aquel
mandamiento del Decálogo que rezaba: "No tendrás otro Dios más que a mí"? Pues, precisamente, eso, que quien centra su conciencia en los tres primeros niveles y adora la Seguridad o el Placer o el Poder hasta el punto de no razonar sus actuaciones y reprogramarse, comete pecado de idolatría.
- Bien, pasemos, pues, al cuarto escalón, el primero, según me has
dicho, que traspasa la barrera de lo negativo y se eleva a lo positivo. ¿Cuál
es?
- El del Amor.
- ¿El amor?
- Sí señor, el Amor. Centrar la conciencia en este escalón supone
amar a todo y a todos de modo incondicional.
- ¿Pero eso es posible?
- No sólo es posible, sino necesario para evolucionar realmente. Y,
además, fácil.
- ¿Fácil? ¿Es fácil amar a todos? Pues yo no lo veo tan sencillo.
- Es cuestión sólo de intentarlo. Imagina a una madre con su hijo
pequeño que está jugando. Imagina que éste hace una travesura. A la madre, por supuesto, no le gustará; hubiera preferido que no la hiciese.
Pero, no obstante, aunque se enfade, aunque tenga que castigarlo para educarlo debidamente, seguirá queriendo a su hijo igual que antes, porque el amor que ella siente está por encima de esa minucia. Imagina ahora que ese niño crece y se convierte en un delincuente. La madre sufrirá, claro, puesto que de ese hijo sólo recibe disgustos e ingratitud, pero su amor por él no disminuirá y siempre tratará de comprender y disculpar al hijo de sus entrañas. Eso es amor. ¿Lo comprendes?
- Claro que lo comprendo.
- Pues intenta amar a todos así, como si fueses su madre. Hazlo por un momento, pero en serio. Y luego trata de ver a los demás como hijos tuyos. O piensa que tú también cometes errores y te equivocas y ofendes y perjudicas a otros y, sin embargo, siempre estás dispuesto a justificar tu actuación y tus deseos y tus pensamientos y. más aún, a esperar que los demás te comprendan y hasta te acepten y te aplaudan. Piensa que eres como los demás, con las mismas limitaciones que los demás y que ellos, por lo tanto, son semejantes a ti. Comprobarás, durante ese breve instante que, hagan lo que hagan y digan lo que digan, ha perdido importancia.
- Parece fácil.
- Es fácil. Y muy rentable. Porque, una vez has comprendido que, si los demás actúan como lo hacen se debe, por un lado, a sus propios programas subconscientes, y no a su verdadera forma de ser y, por otro, a que aún no se han dado cuenta de ello y, por tanto, actúan como tú lo hacías antes de saberlo y de intentar ampliar tu conciencia, con ello la habrás ya elevado y habrás conseguido varias cosas.
- ¿Qué cosas?
- Primera, darte cuenta de que puedes elevar tu conciencia de un
escalón a otro. Segunda, experimentar, quizás por primera vez, el amor a todos los hombres. Tercera, comprobar que todo lo que, en escalones inferiores, te parecía importante, no lo es tanto, visto desde este escalón.
Cuarta, que has ganado en felicidad, en plenitud, en posibilidades de explorar tu propio interior, tan desconocido hasta ese momento... ¿Te parece poco?
- No. Me parece mucho.
- Pues es sólo cuestión de intentarlo. Prueba, por ejemplo, cuando
vayas conduciendo tu vehículo y alguien te adelante indebidamente o te haga cualquier cosa que, en otras circunstancias te soliviantaría, a imaginarte que el otro vehículo lo conduce tu hijo, o tu padre o tu hermano o tu mujer o tu mejor amigo. Y entonces te darás cuenta de que, si lo hubieran hecho ellos, seguramente hubieras sonreído en vez de enfadarte.
O sea: No te hubieras sentido mal. O cuando te encuentras enzarzado, casi sin saber por qué, en una discusión con alguien. Si te das cuenta a tiempo de que, en realidad, el asunto en sí no tiene la importancia que le estáis dando, sino que lo que ambos estáis haciendo es, simplemente, defender a ultranza vuestra propia parcela de poder (amor propio, dignidad, honor o como quieras llamarlo, pero Poder al fin), y elevas tu conciencia al cuarto escalón, automáticamente desaparece el problema: Ya no defiendes tu parcela de Poder y se ha acabado la discusión. De otro modo podéis seguir discutiendo, durante horas enteras, elevando cada vez más el tono y pudiendo hasta llegar a las manos. En realidad, a esa elevación oportuna de conciencia se refiere el refrán, con su gran carga de sabiduría popular, cuando dice que "si uno no quiere, dos no riñen".
- Sí, es un buen sistema. Lo probaré.
- Puedes usarlo igual ante cualquier palabra, cualquier ofensa o
cualquier acto de los demás. Te dará el mismo resultado: Te sentirás feliz y por encima de las pequeñeces que tus programas, automáticos y subconscientes, de la "supervivencia", las "sensaciones" y la "autoridad" te hacían considerar como verdaderas montañas insalvables en el camino de tu felicidad. Los demás, por otra parte, percibirán tu postura y tu actuación y actuarán, a su vez, contigo de modo positivo y amable.
- De todos modos, no lo veo tan sencillo.
- En la naturaleza, como en la economía, todo lo que vale, cuesta, es decir, todo tiene un precio. La naturaleza no da nada gratis, siempre se cobra un esfuerzo. Pero siempre vale la pena hacerlo. Y ello por dos motivos.
- ¿Qué motivos?
- Primero, por la felicidad, paz y alegría interior que produce. Y
segundo, porque así ejercitamos la mente, el don que nos diferencia de los animales. En los tres escalones inferiores estábamos realmente a nivel animal. En éste ya no. No hay ningún animal capaz de llegar a este escalón. Éste es el sitio del hombre. Y, cuanto más lo frecuenta uno, más fácil le resulta acceder a él. Es decir, cuanto más se ejercita el músculo espiritual, más robusto se hace y más fácilmente se mueve y mayor rendimiento da.
- ¿Es, pues, este escalón cuestión mental?
- Es el primero en el que utilizamos la mente directa y conscientemente. Porque, no olvides que la mente no eres tú. La mente no es más que un instrumento tuyo, que eres espíritu y, por tanto, has de aprender a manejarla y a dominarla y a que piense lo que tú quieras y no lo que ella quiera, y se concentre sobre lo que tú le ordenes y resuelva los problemas que tú desees. Porque, te lo aseguro: No hay problema que una mente bien entrenada no sea capaz de resolver.
- Caramba, me estás ilusionando.
- Y no es para menos, porque este escalón da lugar a algunos
"subproductos" más, ¿sabes?
- ¿Más aún?
- Sí. Por ejemplo: Los demás dejan de ser "objetos" para pasar a ser "personas"; lo cual, no te quepa duda, cambiará tu visión futura de la vida y del mundo; dejan de ser "amenazas", puesto que tú te has situado por encima de sus programas automáticos y sabes que los demás siguen siendo víctimas de ellos; tu corazón deja de sentir ansiedad y palpita más lentamente; tu sangre circula mejor; tus extremidades ya no se enfrían; tu cerebro funciona más eficientemente; tú disfrutas más que antes estando con los demás; y comprendes que, en el fondo, el que no los amases no era culpa suya, sino de la importancia que tus programas automáticos y subconscientes daban a una serie de circunstancias que en realidad no la tenían, o sea, que la culpa era tuya y no de los demás; el trabajo dejará de ser algo desagradable pues comprenderás que, al trabajar, estás aportando algo en beneficio de los demás y lo harás a gusto...
- ¿Entonces en ese nivel me ha de parecer bien todo lo que hagan los demás? No me parece lógico.
- Yo no he dicho eso. Si obran mal, estará mal siempre, tengas tú
centrada tu conciencia donde la tengas. Y tú seguirás pensando que
obraron mal. Lo que ya no harás es soliviantarte o sentirte enfadado o perseguido u oprimido por los demás, porque habrás comprendido que esas sensaciones de infelicidad, en realidad, las creabas tú con la reacción de tus dichosos programas subconscientes. Si los demás obran mal, allá ellos; es su problema y quizá deban tenerlo hasta que comprendan lo que tú has comprendido. Estarás, por tanto, obligado a ayudarles si te piden ayuda en ese sentido. Pero nunca a implicarte en sus problemas de inseguridad, sensaciones o poder, porque tú eso ya lo has superado y lo ves con la perspectiva correcta. ¿Comprendes?
- Sí, completamente.
- Y aún hay más.
- ¿En qué sentido?
- Ten en cuenta que el tema del amor es inagotable. En realidad
podría decirse que todo el universo funciona por amor o, por lo menos, que todas las criaturas, todas, son sensibles al amor.
- Eso sí es posible.
- Y tan posible. Te voy a hacer una sugerencia.
- ¿Cuál?
- Desde mañana por la mañana, cuando tengas tu momento de
recogimiento contigo mismo para meditar (cosa que, si no la haces, te recomiendo como necesaria para no dejarte arrastrar por la vorágine del mundo y acabar no sabiendo quién eres y qué haces aquí), dedica unos momentos a sentir amor por todas y cada una de las células de tu cuerpo.
Envíales oleadas de amor y diles que las quieres, que deseas que
permanezcan sanas y que funcionen bien y felices y, con gran sorpresa, comprobarás que te obedecen y, a partir de entonces, te sentirás mejor. Y ámate a ti mismo. Cada día. Desecha los programas automáticos que te hacen sentirte limitado, tímido o acomplejado. Tú no eres así, tú eres maravilloso, como todo lo que hay en el mundo; sólo te falta creerlo.
Quítate las gafas ahumadas de tus programas, y ámate porque lo mereces.
Y luego ama a los demás como a ti mismo. Cambiará tu vida. Lo mismo ocurre, y está comprobado experimentalmente, con los vegetales: Si les envías amor, si los envuelves en tu amor, pero siempre un amor desinteresado, deseoso de su felicidad y de su vida sin tropiezos, siempre, sin excepción, esa influencia del amor se nota muy favorablemente.
- Esto también lo voy a hacer. Es de impresión. Pero has dicho algo que no acabo de ver claro.
- ¿Qué ha sido?
- Eso de que el universo se mueve por amor.
- Si meditas un poco, es obvio.
- ¿Obvio? ¿Es que el odio, por ejemplo, no mueve también el
mundo?
- Sí. Pero el odio no es más que una palabra, un término relativo que usamos para entendernos.
- ¡No me digas que el odio es una palabra!
- Verás: ¿Quién siente menos amor por su víctima, el que le roba la
cartera o el que le incendia la casa?
- Hombre, obviamente, el segundo.
- ¿Y quién siente menos amor por su víctima, el que le incendia la
casa o el que lo asesina?
- El segundo, está claro.
- Luego, el que incendia la casa siente más amor que el asesino, ¿no?
Ten en cuenta que estamos sometidos a las leyes naturales y que una de ellas es ésta que hace que todo sea relativo. Por ejemplo, decimos que algo está caliente cuando, a nuestro entender, alcanza determinada temperatura.
A más temperatura estará más caliente y a menos temperatura, estará menos caliente pero siempre estará caliente. El frío, en realidad, no existe.
Lo que pasa es que, para entendernos, por debajo de determinadas cuotas de calor, decimos que algo está frío. Dime, por ejemplo, ¿Roma está al Este de Madrid?
- Sí, claro.
- ¿Y Estambul?
- ¿También.
- ¿Y Bombay?
- Por supuesto.
- ¿Y Sidney?
. Sí.
- ¿Y Haway?
- No. Haway está al Oeste de Madrid.
- ¿Por qué?
- Porque el Este termina en el meridiano de Greenwich y Haway está más allá.
- Pero eso no es más que una convención para entendernos, ¿no?
- Sí, claro.
- Si te diriges al Este, todo lo que vayas encontrando no cabe duda de que está al Este del punto de partida, lo llames como lo llames. Pues lo mismo ocurre con el amor: Siempre hay amor, pero hay más o menos y a determinadas cuotas les llamamos propiamente amor y a otras inferiores las llamamos como nos parece conveniente: Indiferencia, incompatibilidad, aversión, odio, etc. ¿Conoces alguna virtud que no contenga amor?
- ¿Qué quieres decir?
- Que lo que llamamos virtudes son las cuotas más elevadas del amor, y lo que llamamos vicios son las cuotas más bajas del amor; pero el amor está siempre presente. ¿Por qué crees tú que Cristo resumió el Decálogo en el sólo mandamiento del amor?
- Ya lo comprendo.
- Voy a añadirte dos cosas aún que te ayudarán a centrarte mejor en este escalón.
- ¿Qué cosas?
- La primera, que el amor, es un sentimiento y no un acto mental.
Para llegar al amor desinteresado es preciso "racionalizar" las cosas, es decir, pasarlas por el tamiz de la mente, buscar la manera de pensar, sentir, hablar y actuar del modo más racional posible pero, una vez la idea clara, entonces debemos poner en funcionamiento la voluntad para actuar en ese sentido. Es decir, una vez comprendido que los demás actúan como lo hacen a causa de sus programaciones automáticas y de que tú haces lo mismo, y una vez decidido a no caer en ello y "agarrar por los cuernos" tu propia vida, debes sentir amor por todo. Y ten en cuenta que he dicho "sentir", porque el amor sólo existe si se siente. Por eso, como todas las emociones, no se puede describir, pero sí sentir. Todo el mundo ha sentido amor miles de veces, pero no hay nadie que lo haya podido describir de
modo aceptable. En esto ves que, al llegar a este escalón, el hombre
empieza a actuar como tal y, primero ordena a la mente que aclare el problema y, después, una vez visto claro el asunto, le ordena al cuerpo de deseos que emita vibraciones de amor desinteresado.
- ¿Y la segunda?
- La segunda, una vez claro todo lo anterior, es el servicio
desinteresado.
- ¿El servicio?
- Sí. Es la mejor manera de deshacer los programas de los tres
escalones inferiores. Siempre que haces algo para obtener seguridad, placer o autoridad, no haces sino realimentar tus programas inconscientes negativos. En cambio, cuando ayudas a otro sin esperar nada a cambio, ni seguridad, ni placer, ni autoridad, sino simplemente porque está en tu mano hacerlo y lo necesita y porque te nace hacerlo, como consecuencia del amor que sientes por él, te habrás librado de un programa nefasto y habrás comprobado en tus propias carnes aquello de que "el que más da es
el que más recibe", y que el servir y el ayudar sin esperar nada nos
enriquece por dentro y por fuera, y que el mundo cambia de cara, y que hemos estado totalmente equivocados en los tres niveles inferiores.
- Realmente, eso es maravilloso. Pero, ¿de verdad es fácil?
- Ya te lo he dicho: Es facilísimo. Sólo consiste en tener la valentía
de dar el salto la primera vez. Desde el momento en que logras servir desinteresadamente a alguien, se te abre una perspectiva nueva del universo entero.
- Sí. Es muy hermoso.
- Imagina la diferencia entre el que responde a una ofensa con una
bofetada y el que sonríe por dentro, recuerda que la conducta del otro no es propiamente suya sino de sus programas inconscientes, y que él mismo lo ha hecho así en miles de ocasiones, y lo envuelve en una oleada de amor y de comprensión. ¿Qué te parece? ¿Cuál de los dos se sentirá mejor?
- Por supuesto, el segundo.
- ¿Y quién hará pensar más al ofensor y lo pondrá en el camino de
reflexionar y, quizás, de reprogramarse?
- El segundo, ciertamente.
- Ten en cuenta que todos, sin excepción, buscamos desesperadamente amor. Y, cuando alguien nos lo brinda sin esperar nada a cambio, lo agradecemos verdaderamente y nos hace felices y termina con nuestra soledad. El amor, aunque no se caiga generalmente en la cuenta, es una energía potentísima. Tan potente que todo lo vence.
- ¿Pero cómo se puede servir a los demás?
- No se trata de irse a las misiones o de ponerse a lavar ropa en un
asilo. No. Esas actitudes son estupendas, admirables y hasta necesarias, pero extremas. Se puede servir desinteresadamente al prójimo simplemente sonriendo, prodigando una alabanza, recompensando un esfuerzo, dando ánimos, consolando, brindando amistad, enviando mentalmente fuerza o alegría o paz o esperanza o salud. Hay mil maneras de servir a los demás Y cualquiera de ellas te dará la felicidad. Si practicas el servicio por amor, llegará un momento en el que no habrá nada que te pueda hacer descender
de este escalón. Y ahí es donde deberíamos estar todos. ¿Recuerdas las Obras de Misericordia? Pues eso.
- Lo comprendo y me emociona. Si todo el mundo amase así,
cambiaría la Historia.
- Totalmente. Pero para ello hay que empezar. Y, ¿quién piensas tú que debe empezar? ¿Los que aún no saben que están siendo víctimas y haciendo víctimas a los demás de sus programas subconscientes o los que ya han caído en la cuenta de que lo que los demás hacen como consecuencia de sus programas, nos molesta tanto porque nuestros propios programas nos hacen sentirnos desgraciados? No tiene sentido el demorarse y prolongar nuestro dolor y el del mundo.
- Tienes razón.
- Bien. Pasemos al quinto escalón
- Me tienes intrigado. ¿Qué puede haber por encima de lo que me has dicho?
- Pues lo hay. Es el escalón de la Claridad.
- ¿Qué significa esa claridad?
- Significa que, cuando se ha habituado uno a centrar, con cierta
facilidad, su conciencia en el cuarto escalón y cuando, por tanto, se ha liberado de gran parte de sus antiguos programas automáticos, es decir, de los prejuicios (porque una actuación automática, por definición, es irracional y, por tanto, anterior al juicio, o sea, pre-juicio), cuando se ha convertido en algo familiar el amor incondicional, se empieza a comprobar que surgen amistades nuevas y fructíferas; que, de modo casi milagroso, se producen los acontecimientos apropiados para enseñarnos a evolucionar más aún; que nuestra energía es cada día mayor; que no tenemos enemigos ni nada nos amenaza; que el mundo es un paraíso maravillosamente provisto y administrado, del que podemos disfrutar en todo momento; un mundo en el que el bien, la alegría, la felicidad y el amor no se agotan nunca; un mundo en el que nadie está solo, aunque así lo crea; en el que, en todo momento, hay una mano dispuesta a ayudarnos en cuanto lo solicitemos; un mundo en el que todos recibimos sin límite cuando sabemos dar sin límite; un mundo en el que, cuando damos, lo hacemos sin esperar nada a cambio pero también cuando recibimos dejamos de tener la sensación de que debemos algo. Éste es, en esencia, el quinto escalón.
- Verdaderamente es sublime. Y se llama el mundo de la claridad,
seguramente porque se ve todo claro, ¿no? ¿Y cuál es el sexto escalón?
- Antes de entrar en el sexto escalón me gustaría aclarar algo.
- ¿Qué?
- Que, en este quinto escalón, llega un momento en que uno tiene la sensación de que lo que ha conseguido hasta entonces no ha sido más que sustituir los programas inconscientes de seguridad, placer y autoridad por otros programas de amor y servicio inegoístas. O sea, que se es víctima de otro programa. Mejor, más positivo, más perfecto, pero un programa inconsciente al fin.
- ¿Y eso es verdad o no?
- No es verdad, pero lo parece.
- ¿Y qué hay que hacer para salir de ese impas?
- Para salir de ese impas, como tú lo llamas, la solución es elevarse
hasta el sexto escalón.
- ¿Que consiste en?
- En convertirse en simple espectador de la propia vida y de la de los demás.
- ¿Cómo, en espectador? ¿No hay que hacer nada más?
- Eso ya es suficiente. Supone ser capaz de salir del propio yo y ver la vida, propia y ajena, como un espectáculo, pero sin juzgar en ningún momento lo que se ve, sin valorar las actuaciones, las palabras, los acontecimientos, sin sentirse implicado en ellos o por ellos, es decir, permaneciendo como flotando sobre el escenario del mundo.
- ¿Y qué se consigue con ello?
- Bueno. Por un lado, uno debe seguir viviendo en el mundo, donde encontrará problemas, y ha de desempeñar su papel, y ha de aprender muchas cosas. Por tanto, actuará en los cinco niveles inferiores con más o menos frecuencia, según su propio desarrollo y según lo que haya conseguido reprogramarse. Pero, por otro lado, ese que actúa ya no será él mismo. Él se encontrará como se encuentra realmente el espíritu que somos, al margen de los acontecimientos, es decir, extrayendo las lecciones apropiadas, pero sin identificarse con esa personalidad que está actuando en la escena del mundo. Ya no le afectan ni los programas negativos ni los positivos. Está por encima de ellos. Y ve el devenir de la vida como algo interesantísimo y hasta divertido, pero ajeno a él, que se
encuentra en un mundo tranquilo, feliz y relajado, mientras su cuerpo y sus emociones y su mente interpretan, como los demás, el papel que los programas subconscientes les están haciendo interpretar.
- Es impresionante. Convertirse en el espectador de uno mismo...
- Sí. Es la manera de prescindir de esos programas que nos dominan, y actuar libremente, conscientemente. Y, sobre todo, aprender las lecciones de la vida: Comprobar a qué conduce un insulto; ver qué consecuencias produce un robo; qué se sigue tras una borrachera; qué se deriva de la cólera, o el orgullo, o el odio, o el amor, o la comprensión, o la amistad, o la compasión, o la crueldad... Así se aprenden relajadamente las lecciones de la vida, sin el sufrimiento que, de otro modo conllevan si la conciencia se sitúa en los tres primeros niveles. Todo ello le permite a uno, además, darse cuenta de que no es su cuerpo, ni su mente, ni sus deseos, ni sus vicios, ni sus virtudes, sino que es algo muy superior que los maneja a todos y que extrae las lecciones oportunas de su actuación.
- O sea, que uno simplemente observa y toma nota.
- Exacto. Recuerda el ejemplo que te he puesto antes de la avispa que repite hasta la extenuación una serie de movimientos irracionales porque su programa subconsciente está mal hecho, es decir, contiene un error.
¿Qué conclusión piensas tú que estará sacando de todo ello el espíritu grupo de esa especie de avispas? ¿Qué supones que hará cuando tenga posibilidad de reformar de algún modo ese programa erróneo?
- Corregirlo, claro.
- Pero para verlo con claridad ha de, digamos, alejarse uno un poco
del escenario donde se desarrollan los acontecimientos. ¿Lo comprendes?
- Está clarísimo. Y es perfecto.
- Llegamos, pues, así, al séptimo y último escalón.
- ¿Pero qué puede quedar aún? ¿Cómo llamarías tú al séptimo y
último escalón?
- Yo lo llamo el escalón de la Unificación.
- ¿Y cómo se funciona en él?
- Es algo muy elevado, muy difícil de alcanzar, pero que existe y que, por tanto, voy a tratar de describir de la mejor manera que pueda.
- Te escucho.
- Lo primero que ocurre en este nivel, a diferencia de en todos los
anteriores, en los que no has dejado de ser consciente de ti mismo, es que tu conciencia desaparece. No es que tú te identifiques con el otro pero permanecen las dos personalidades, no. En este grado, tu conciencia se funde con la del otro, con la de todos los seres, es decir, dejas de tener conciencia de ti mismo y, en su lugar, tienes la conciencia de todo el universo. Sigues siendo tú, pero no estás diferenciado, sino formando parte de un todo armónico, feliz, hermoso y perfecto. Es, para que lo comprendas mejor, el nivel alcanzado por San Francisco de Asís, que se consideraba uno con el lobo y con el árbol y con el mendigo y con el Cristo crucificado y con todo lo existente. Es el estado de conciencia de los místicos, tan elevado que no hay palabras que lo puedan describir porque esas palabras aún no se han creado al no haber experiencia suficientemente abundante sobre ello. Es el estado de conciencia del Plano que se denomina del Espíritu de Vida, el plano Crístico.
- Pero este grado lo debe alcanzar muy poca gente, ¿no?
- Por el momento, muy poca. Sólo unos centenares entre toda la
humanidad. Pero cada vez se van incorporando más, que van así
mejorando el mundo con su ejemplo, sus vibraciones, sus creaciones mentales, su colaboración, en una palabra, con el plan de evolución del mundo. Pero quisiera que te quedases claramente con algo cuando terminemos este diálogo.
- ¿Con qué?
- Con que todos esos grados que hemos estudiado, de la ampliación
de conciencia, no suponen, de ninguna manera, departamentos estancos o pisos en los que, una vez llegado, puede uno permanecer en ellos sin el menor esfuerzo.
- ¿Cómo funciona eso, pues?
- Todos pasamos casi todo el día con nuestra conciencia centrada en los tres primeros niveles. Y sólo muy rara vez la centramos en el cuarto.
- ¿Tan atrasados estamos?
- ¿Es que lo dudas, a la vista de como está el mundo?
- Realmente, tienes razón.
- Lo que hemos de hacer si queremos evolucionar es, primero,
comprender esto, conocer los mecanismos mediante los cuales
funcionamos y, una vez concienciados de cómo manejarlos, intentar
mejorar con la mejor utilización posible de los mismos. Porque, ¿quién no tiene un pensamiento de temor sobre la estabilidad de su trabajo o sobre su salud o sobre sus bienes? ¿Quién no cae en la tentación de poner cualquier placer por encima de cosas más importantes y necesarias? ¿Quién no insiste cada día cien veces en decir a los demás lo que han de hacer, en ofenderse por su actuación, en aconsejar cuando no se le ha pedido consejo, en exigir obediencia de modo inconveniente, en criticar a alguien, en perjudicar a alguien que, de algún modo, nos hace sombra en algún
aspecto, en tergiversar más o menos intencionadamente las palabras o hechos de alguien, etc. etc.?
- Es cierto.
- Pues, en esos momentos, no cabe duda, como te he dicho, de que
tenemos centrada la conciencia en uno de los tres primeros niveles. Y sólo es a fuerza de observarnos y de repetirnos que no queremos ser esclavos de nuestros programas automáticos y subconscientes, como podemos ir suprimiéndolos y convertirnos en los verdaderos directores de nuestra vida y, como consecuencia, inmunes a lo que tanto preocupa a todos los demás y, por tanto, felices.
- Esto de los grados de conciencia es importante. De veras.
- En el fondo no es más que ir enfocándola en los distintos mundos.
- ¿Mundos?
- Sí. Mundos o Planos o como quieras llamarlos.
- ¿Me puedes explicar eso?
- Sí. Cuando te encuentras centrado en los tres primeros niveles estás, realmente, en lo que las religiones llaman el infierno y el purgatorio, lugares en los que no es posible ser feliz. Cuando llegas a centrarte en el cuarto, has alcanzado lo que se llama el Primer Cielo. Aún hay emoción, ero ya bajo el mando de la razón. En el quinto peldaño tenemos realmente la conciencia en la Región del Pensamiento Concreto, el mundo de los arquetipos, el Segundo Cielo, donde ya no hay emoción. Todo fluye y es perfecto y provee por nosotros de un modo armónico y natural. En el sexto escalón alcanzamos la Región del Pensamiento Abstracto, el primer plano
espiritual o Tercer Cielo, donde se encuentra el Tercer Aspecto de nuestro Espíritu, nuestro Ego o nuestro Yo Superior, como quieras llamarlo. Y, desde él vemos, como espectadores, el juego de la vida. Y, al llegar al séptimo, hemos alcanzado el mundo de la unión, el plano de la realidad, ya que todos los inferiores, como dicen todas las religiones, son sólo "mundos de ficción", consecuencia de interpretaciones de símbolos, de creaciones mentales, etc. Pero en este plano y a partir de él ya no hay creaciones ni interpretaciones, no hay sentimiento de separatividad y en él conviven la propia conciencia y la conciencia cósmica siendo, a la vez, una sola. Es el
llamado Mundo del Espíritu de Vida, donde está situado el Segundo
Aspecto de nuestro Ego o Yo Superior.
- ¿Y dónde está situado el Primer Aspecto de nuestro Ego?
- Está en el siguiente plano, en el Mundo del Espíritu Divino. Pero a él no nos es posible llegar aún. Llegaremos cuando la evolución lo permita, pero ahora nos tenemos que conformar con saber que existe y que un día lo alcanzaremos.
- Puedo asegurarte que esta conversación ha sido de las cosas más
interesantes y provechosas de mi vida.
- Espero que así sea. Dependerá sólo de ti.
DÍA 27
LA VOZ DE AMÉRICA, Washington D.F., U.S.A.
*Lo que nos resulta familiar no es más que una parte, como otras
(que no nos son familiares pero lo son a otros) de un todo, sometido a leyes que son superiores a las que habitualmente percibimos, conocemos y manejamos en nuestro entorno.
*Lo imposible sólo lo es hasta que alguien lo hace.
*El mensaje menos asimilado entre los que nos dio Cristo es ese de "ama a tu enemigo". Y, sin embargo, es la principal diferencia entre Su religión y las otras.
*La falta de confianza en sí mismo produce ansiedad y ésta nos deja sin ambición e incapaces de creer a los demás cuando nos dicen que hemos hecho algo bien.
DÍA 28
HOY, Quito, Ecuador
*El sistema educativo debe promover el altruismo, la colaboración, el servicio y la meditación.
*El remordimiento es en el mundo espiritual el equivalente del dolor en el mundo físico: Un aviso de que algo hemos hecho mal y corremos peligro.
*El aburrimiento es hijo de la pereza.
*Sólo comenzamos a comprender, a admirar y a querer a nuestros
padres cuando tenemos hijos.
*Sólo en las películas el bien vence al mal utilizando los medios de
éste. Pero eso ocurre porque, lo que en las películas se nos presenta como "el bien" es tan malo como lo que se nos presenta como "el mal".
DÍA 28
LIBÉRATION, París
*Nunca se consigue el bien con el sufrimiento ajeno.
*Quien se esconde en la caverna de la negatividad no ve la radiante luz que ilumina la vida, no porque no esté ahí, a su alcance y para su disfrute, sino porque no quiere salir de su caverna.
*La perfección es incompatible con la prisa.
*No es la vida la que nos enferma o nos maltrata o nos mata, sino
nuestra reacción ante ella.
*Es imposible controlar nada ni a nadie sin saber antes controlarse a sí mismo.
DÍA 29
RAI, Roma, Italia
*Sólo asusta lo que no se conoce. Por tanto, cuanto más sepas, menos propenso serás al miedo.
*Todo derecho implica una obligación correlativa, en todos los
niveles, en todos los estamentos, en todos los puestos. Es como el
equilibrio de la autoridad. Pero, ojo, lo que de los políticos beneficia al pueblo no son sus derechos, sino sus obligaciones.
*La sabiduría está compuesta de experiencia, intuición y curiosidad, a partes iguales.
*Al jugador, lo que le gusta es...jugar. De otro modo no sería
jugador. Y, por otra parte, si no fuera jugador y, por tanto, jugara para ganar, cuando ganase, dejaría de jugar y, por tanto, de ser jugador. En realidad, el jugador, al ponerse a jugar tiene dos opciones: o jugar gratis, que es lo que prefiere, o pagar por jugar.
DÍA 29
IL GIORNALE, Milán, Italia
*La vida es hermosa. Pero eso sólo lo vemos a posteriori.
*Los problemas de la vida son la gimnasia del espíritu.
*Como el cosmos es un conjunto armónico, todo influye en el resto, siguiendo las leyes naturales. Y nadie puede escapar, ni a ser influenciado por todo lo que en el universo ocurre, ni a influenciar a todo el universo con lo que hace.
*Todo lo que empieza es hermoso. Y es hermoso porque contiene
siempre, en sí mismo, todas las potencialidades, porque encierra siempre el germen de la perfección. ¿Por qué, pues, muchas veces, deja luego de serlo? Sin excepción, es siempre por culpa nuestra.
*El que deja de hacer y el que no hace son más responsables que el que hace mal. Porque, al mismo resultado, añaden la abulia o la
complicidad o la cobardía.
*Si eres sabio aprenderás con la experiencia de los otros.
*Cuando examines tu actuación del día, acostúmbrate a examinar tus pensamientos y sentimientos sin identificarte con ellos. Míralos
asépticamente, como obra de otro, y experimenta, eso sí, el placer o el dolor que hayan provocado. Aprenderás así a elevarte sobre tus vehículos.
DÍA 29
SÍ, Lima, Perú
*No existe más que una sola virtud: El amor. Y un sólo vicio: La
ignorancia.
*Para los grandes hombres, como para los grandes ríos y las grandes ideas, el nacimiento no es significativo.
*El amor nace cuando dos miradas se cruzan y se penetran hasta el corazón.
*El destino casi nunca hace marcha atrás. Así que, si en una ocasión has fallado y se te ofrece otra oportunidad, aprovéchala y no falles. Sería un gran error.
*Debemos sentir horror por el crimen, pero nunca por el criminal.
Por éste hay que sentir compasión.
DÍA 30
O.C.R. CÁDIZ, Cádiz
*Sólo los hombres que emiten luz propia hacen sombra a los demás.
Pero nunca se aprovechan de ello.
*Los problemas son la materia prima de la fábrica de la inteligencia.
Si tienes problemas, pues, no te quejes: Pon en marcha tu fábrica.
*Las ideas se multiplican sin producir desgaste. Promueve las
positivas y enriquecerás tu entorno. Y te enriquecerás a ti mismo.
*La Humanidad progresa generalmente gracias a los esfuerzos de
determinados individuos. ¿Por qué no has de ser tú uno de ellos?
*El hombre verdaderamente rico es el que tiene ideas.
*El mayor tesoro de la Humanidad lo constituyen las ideas. Partiendo de ellas se podría reconstruir todo el pasado. Y todo el presente.
*El deseo y la confianza (hija de la voluntad) ponen en movimiento
la fuerza creadora. Las quejas y el pesimismo, la bloquean.
*Si quieres ser feliz, si quieres que todo ocurra como tú deseas,
simplemente deséalo así, sé optimista, persiste en ello y lo obtendrás.
*Procura que tu paso por la vida deje una huella. Sé original, aporta algo, pues es tu obligación agradecer así todo lo que tus antepasados te legaron.
*Defiende y promueve lo bueno para que cunda. Aleja y combate lo negativo para que mengüe. Con ello habrás cumplido con el mundo.
DÍA 30
RADIO ASTURIAS, Oviedo, Asturias
*El papel de los ejecutivos en las empresas es el de resolver los
problemas que desbordan a sus subordinados. ¿Qué razón de ser tiene, pues, un ejecutivo que se queja de tener que encararlos?
*No pienses nunca negativamente de nadie, porque tus pensamientos lo harán aún peor y tú serás responsable. Piensa bien de todos y ayudarás a todos a ser mejores. Y te ayudarás a ti mismo.
*Cuando te sientas solo piensa que es entonces, precisamente,
cuando menos solo estás, pues te es más fácil escuchar la voz de tu propio Yo Superior, sentir su presencia, experimentar su compañía. En cambio, en medio de un tumulto, rodeado de amigos o en plena muchedumbre, esa voz y esa presencia no te serán tan asequibles y, aunque parezcas acompañado, en realidad estarás más sólo. Tenlo presente y busca así la compañía de tu Yo. Y agradécela siempre, pues ese Yo es el único ser que realmente puede terminar con tu soledad.
*La Humanidad se compone de dos clases de hombres: Los que se
han planteado preguntas (sobre Dios, sobre la naturaleza, sobre los demás hombres o sobre sí mismos) e intentan responderlas; y el resto que, aunque casi siempre se han reído y han despreciado a los primeros, en realidad, han desempeñado y siguen desempeñando el papel de conejillos de indias en la búsqueda de la verdad que aquéllos llevan a cabo.
DÍA 30
EL COMERCIO, Gijón, Asturias
*El matrimonio y el puesto de trabajo deben reconquistarse cada día.
*El verdadero idealista es el primer practicante.
*Si cada vez que pensamos en alguien nos paramos a buscarle
cualidades positivas y sólo positivas, adquiriremos el hábito del
pensamiento positivo, el mejor para evolucionar rápidamente.
*La conciencia es la certeza de la propia existencia y la consecuente autoubicación.
*La vida no es más que la búsqueda del amor.
*¿Has considerado que entre tu mayor enemigo y tú hay muchísimas más similitudes que diferencias? ¿Por qué, pues, te has de fijar sólo en éstas? Considera las primeras y cambiarás tu punto de vista.
*El que da amor, recibe amor. Y, sensu contrario: Si recibes amor es porque has dado amor.
*El que es hostil, recibe hostilidad. Y, sensu contrario: Si recibes
hostilidad es porque has sido hostil.
POESÍA:
EL PAÍS, Madrid
LA MUERTE
Todo lo iguala la muerte
Sin mirar lo que uno fuera.
En llegando,
A todos su justa suerte,
Imparcial y justiciera,
Va asignando.
Y al mal rey, tan venerado
Por ministros y bufones
Y vasallos,
Lo pone en el mismo estado
Que a sus pajes y peones
Y serrallos.
Y al mendigo, despreciado,
Pero noble en su pobreza
Y devoción,
Lo eleva, cual coronado
O miembro de la nobleza
En su jergón.
Y al rico, ya sin riquezas,
Y al noble, ya sin honores,
Simples hombres,
Los igualan sus bajezas,
Sus vicios o sus horrores,
No sus nombres.
Y al honrado y al amable
Y al honesto y al paciente
Con fervor,
Los hermana, inimitable,
Con la luz resplandeciente
Del amor.
Porque, lo que a ella le importa,
Terminada la función,
No es el traje
Sino, en esta vida corta,
Cuál fue la interpretación
del personaje.
YA, Madrid
LA GUERRA INTERNA
¿Por qué estaré yo tan ciego
Que veo lo que no es
Y, en verdades siempre lego,
Para llenar el talego,
Vivo la vida al revés?
¿Por qué, si sé que mi Dios
Habita dentro de mí
Y, marchando de Él en pos,
Le digo tan pronto adiós
Con tan necio frenesí?
¿Qué me vela? ¿Qué me ciega?
¿Qué extraña fuerza me guía?
¿Qué ser nefasto me entrega,
Muy a pesar de mi brega,
Do llegar yo no quería?
¿Por qué, si quiero hacer bien
hago, sin embargo, mal?
¿Por qué tan flojo sostén?
¿Por qué he de decir amén
De manera tan fatal?
¿No tendré la voluntad
Para hacer lo que yo quiero
Y, en busca de la verdad,
Desarraigar la maldad
De mi enorme superego?
¿He de seguir tan maltrecho?
¿No seré capaz, al fin,
De hacer que brille en mi pecho
La luz del deber bien hecho
Cual si fuera un paladín?
Ayúdame Tú, Señor,
Posa Tu mirada en mí
Y será seguro así
El que yo me haga mejor.
EL IDEAL GALLEGO, La Coruña
EL HOMBRE SOÑADO
Si, pudiendo hacer daño, no lo haces;
Si, pudiendo mandar, sólo obedeces;
Si, pudiendo arengar, sólo enmudeces
Y, pudiendo vengarte, haces las paces;
Si al egoísmo el nido le deshaces;
Si, olvidado de ti, te compadeces;
Si la envidia en tu pecho desvaneces
Y tus palabras siempre son veraces,
Serás como una luz que, clara, guía
A quien en busca va de la belleza;
Serás perpetua fuente de alegría
Para enjugar en otros la tristeza;
Serás para tu hermano, noche y día,
Lo más que puede dar naturaleza.
LA CRÓNICA DEL SUR, Almería
¿CUÁNDO Y POR QUÉ?
A veces siento el eco de otras vidas
Que susurra secuencias familiares.
A veces estoy cierto de vivir
Una escena vivida siglos hace
O de tratar a un ser que ya traté
O de ver un lugar que ya vi antes.
Pero, ¿cuándo fue eso?
¿Qué se esconde tras esas certidumbres?
¿Cuándo y dónde y por qué?
Y ¿Para qué?
ABC, Madrid
LA AMISTAD Y LA VIDA
Cada vez que se muere un amigo
Parece que algo propio se nos fuese.
Y es que es así:
Se nos va cuanto le hicimos y nos hizo,
Se nos van las alegrías y las tristezas que compartimos,
Se nos van los sueños que juntos alentamos,
Se nos van las realidades que a ambos nos afectaron,
Y con todo ello se nos va una parte de nuestra vida.
Y, a medida que ésta pasa, segando inexorable a los amigos,
Y cada uno se nos lleva un jirón de nuestra existencia,
Ese sentimiento de soledad que un día nos impulsó,
Inconscientemente, a buscarlos,
Nos vuelve a embargar lentamente...
Ahora es como al principio.
Estamos solos otra vez. Rodeados de gente, pero solos...
Salvo que hayamos sabido saltar más allá de la amistad
Y hayamos llegado al país del amor.
Entonces, por más años que pasen
Y por más amigos que desaparezcan,
La soledad nunca nos reencontrará.
¡Dichosos los que saben dar ese salto!
DIARIO MARÍTIMAS, Barcelona
QUISIERA...
Quisiera pasar por la vida sin preguntarme nada,
Pero no puedo...
Quisiera emborracharme de materia
Y olvidar el espíritu, si es que existe,
Pero no puedo...
Oigo una voz, no sé si de dentro o de fuera
O de ambos lugares a la vez,
Que me susurra noche y día al corazón
Y a la mente y a los ojos,
Que hay muchas preguntas sin respuesta
Y que urge encontrar la solución.
Porque, la vida pasa en un suspiro,
¿Y luego, qué?
¿Quién acciona ese pequeño resorte interior
Que me obliga a no sentirme satisfecho?
Sea quien sea, ¡Gracias!
LA VANGUARDIA, Barcelona
¿QUIÉN SOY YO?
¿Quién soy yo? Y ¿qué hago en este mundo?
Si yo no lo pedí, ¿a qué vine aquí?
¿No lo pedí o, más bien, no lo recuerdo?
Pero, si lo pedí, ¿para qué fue?
¿Fue para progresar en los negocios
O para distinguirme en sociedad
O para caminar de boca en boca
O fue para hacer algo, de verdad?
LA RIOJA, Logroño
¿QUÉ NOS OCURRE?
¿Qué nos ocurre, Señor?
¿Adónde va la pobre Humanidad?
Hemos perdido la brújula
Y caminamos en círculo.
Ya no sirve la ley de nuestros padres.
Ahora ya no hay ley.
La verdad se ha disfrazado y nos engaña.
La justicia ya no nos apetece.
La paz se nos antoja una quimera.
El sexo nos domina como a bestias.
La violencia se admira y se proclama.
¿Dónde quedaron, Señor,
El amor y la paz y la templanza
Y la fe y la justicia y la amistad?
¿Tendremos solución a estas alturas?
¿Y cuál será?
¿Tendremos tiempo aún
De regresar a aquello
Que no debimos nunca abandonar?
¡Gracias por esa mano que nos tiendes,
Llena de amor, ternura y compasión!
Gracias por esa vida que nos brindas
Y por esa llamada al corazón.
Gracias por Tu paciencia y Tus bondades,
y gracias por Tu amor.
* * *
NOVIEMBRE
* * *
SÍNTESIS DE NOVIEMBRE
Esto es ya imparable. Todos los medios de comunicación, sin
excepción alguna, le han dado cobijo.
Pero es que también la sociedad se está haciendo consciente, no sólo de que cada uno debe pararse, en plena vida, y mirar atrás y mirar adelante, sino que la sociedad misma, como conjunto, como unidad, ha de examinar su trayectoria pasada y sus objetivos inmediatos y mediatos.
Se ha pasado de pensar que lo que está ocurriendo es un fenómeno interesante, por supuesto, y hasta conveniente, pero algo pasajero, a presentir, de un modo cada vez más firme, que algo está cambiando de modo definitivo en cada hombre, porque todos, todos, cada uno a su nivel, están siendo afectados, por un lado, por los mensajes que continuamente lee, escucha o ve y, por otro, por el cambio de mentalidad que en la sociedad se está produciendo y que se percibe en las conversaciones, en las conductas, en la convivencia en general. Es como si todos viviésemos con la vista puesta en el camino que se extiende ante nuestros ojos.
Y, lógicamente, en cuanto se profundiza en el mundo del civismo, del respeto a los demás, de la responsabilidad, del cumplimiento del deber, del sano esfuerzo por mejorar, de la ilusión, se está navegando en el terreno de la ética y de la moral e, inevitablemente, se desembarca en el de la religión. Y, lógicamente también, siendo cristiano, por lo menos desde el punto de vista cultural, todo occidente, la religión de actualidad,
para ser expuesta, reestudiada, examinada y desentrañada es,
precisamente, la que subyace a nuestra cultura de siglos: La cristiana. Pero, ¿cuál es el límite?
En cuanto a las obras poéticas, como siempre, van un paso
adelantadas, profundizando en el alma de todos, pues todos pueden verse reflejados en alguna de las obras seleccionadas.
* * *
DÍA 1
TIME, Nueva York, U.S.A.
DIOS NOS CREÓ PARA SER FELICES
La Creación no fue sino un acto de amor. Dios, en Su deseo de
compartir Su felicidad, Su omnipotencia, Su plenitud, nos creó a Su
imagen y semejanza, es decir, con capacidad creadora y con libertad. Es nuestro cometido desarrollar ambas hasta su perfección. Y con ese bagaje y, en todo momento, con la ayuda del Padre, comenzamos nuestra andadura.
Pero, como en ningún plano, en ningún mundo, nada se conquista o se desarrolla sin esfuerzo, nosotros debíamos esforzarnos para desarrollar nuestro poder creador y nuestro libre albedrío.
El marco para tal desarrollo lo constituían - y lo constituyen - las
leyes naturales, que no son sino la expresión dinámica de la voluntad divina, las líneas maestras a tenor de las cuales se ha de desarrollar el maravilloso edificio de la Creación, aún no concluida, por ciento, ya que nosotros somos piezas importantes en ella y Dios nos ha dejado Su puesto, tras seis días de actividad, para que el séptimo día lo trabajemos nosotros.
En esas circunstancias, comenzamos a ejercitar nuestra capacidad
creadora. Con aciertos y con errores y desviaciones hemos ido
desarrollándola, y de ambos hemos aprendido para evolucionar: De los aciertos, para repetirlos y de los errores, como consecuencia de la Ley del Karma que hace recaer sobre nosotros los efectos de esos errores - que no son más que infracciones de las leyes naturales o marco de actuación - , para corregirlos y asimilarlos.
Hoy, cualquiera de nosotros que mire en derredor casi no verá sino objetos, aparatos, productos, bienes, invenciones, descubrimientos, fruto siempre de esa capacidad creadora del hombre. Cada uno recibe según sus necesidades y aporta según sus capacidades, y el plan divino sigue su progreso hacia la meta.
Pero hemos de aprender también a ejercer correctamente nuestra
libertad y cuando en ese ejercicio nos ajustamos a la ley natural del amor, nuestra obra es perfecta y avanzamos; pero cuando la infringimos, la obra es errónea y la Ley del Karma se ve obligada a intervenir y a enfocar sobre nosotros las consecuencias de nuestro error, con lo cual, aprendemos a ejercitar, por el lado correcto, nuestra libertad de acción.
Hemos de llegar a ser dioses creadores, como Dios lo es, pero dioses creadores que no cometan errores, que den lugar, de primera intención, a criaturas sin defectos, sin taras que corregir. Y en eso estamos. Aún hemos de introducir innumerables modificaciones en nuestras producciones, sean industriales, sean mercantiles, sean religiosas, sean literarias, sean sentimentales, sean filosóficas, sean de la clase que sean; y aún hemos de decidirnos, de primera intención, por la línea correcta. Hemos de ser, pues, según el plan de Dios, dioses creadores, pero no creadores de monstruos o de engendros o de horrores o de dolor o de odios o de guerras o de razas o de clases o de egoísmos o de separatividad, sino de amor, de unión, de colaboración, de participación, de felicidad.
Esa es la voluntad de Dios, contra la cual nada podemos porque, al ser infinitamente más potente que la nuestra, nunca nos será posible escapar a su influencia. Pero es que lo que Dios ha previsto para nosotros es también infinitamente mejor que lo que nosotros, en nuestra actual imperfección y ceguera podemos considerar como más apetecible.
Y, por otra parte, en esa andadura en la que estamos, en cualquier
momento podemos recurrir al Padre que, permanentemente, está atento a nuestro caminar para socorrernos pero, eso sí, respetando siempre nuestro libre albedrío, pues no ha querido crear autómatas sino dioses conscientes de lo que hacen y de por qué y para qué lo hacen.
Si seguimos, pues, las leyes naturales, si nos adaptamos a ellas, si las convertimos en los hilos conductores de nuestros pensamientos, palabras y obras, tenemos asegurada la felicidad porque nuestras obras serán perfectas y nuestras decisiones acertadas y la Ley del Karma no tendrá necesidad de acudir en nuestro auxilio para recordarnos cuál es el sendero correcto. En todo caso es un camino lleno de amor, ya que Dios nos hizo para que fuéramos felices y esa es nuestra primera obligación.
Cuando, debido a nuestros errores o a nuestras elecciones
equivocadas nos vemos sometidos a los efectos de la Ley de Retribución y, consecuentemente, sufrimos, Dios sufre con nosotros. Somos parte de Su ser, somos células de Su cuerpo, somos centros de conciencia de Su conciencia cósmica y, por tanto, todo lo que nosotros experimentemos lo experimenta Dios. ¿Se puede pedir más amor? Nos ha creado libres para que lleguemos a compartir Su felicidad, corriendo con ello el riesgo de tener que sufrir con nosotros los avatares de nuestros errabundos pasos.
DÍA 2
DIARIO DE NAVARRA, Pamplona, Navarra
LA MATERIA Y LA ENERGÍA
La materia es energía concentrada. Y la energía es materia liberada.
Por tanto, toda energía que se libera, supone destrucción de la forma a través de la cual se manifestaba. De ahí que cada emisión o consumo de energía que hagamos, deba dirigirse a un fin positivo.
Al liberar energía, pues (mediante el pensamiento, la palabra, la obra, los deseos o los sentimientos) nos hacemos responsables de la destrucción de la forma en que se contenía y, por tanto, de que esa destrucción sirva para algo acorde con las leyes naturales. De otro modo surgirá el "pecado" y el "castigo" o reacción de la ley infringida.
DÍA 3
RADIO MANRESA, Barcelona
LA PSICOSIS COLECTIVA Y EL TELÓN DE ACERO
Lo mismo que la venida de Cristo cambió el mundo, lo mismo que Colón ensanchó la tierra, lo mismo que la llegada de los clásicos griegos a la Italia del siglo XV provocó el Renacimiento, lo mismo que la caída de la Bastilla y el Racionalismo configuraron la historia hasta nuestros días, lo mismo que el sueño de Luther King sacudió la conciencia norteamericana en relación con el problema negro... y, en todos los casos, la transformación fue rápida en relación con la velocidad normal de la historia universal, esto puede provocar uno de los cambios más rápidos y espectaculares. Algo parecido a la caída del Telón de Acero y el Muro de Berlín. ¿Quién iba a suponer que esos gobiernos férreamente asentados, protegidos por ejércitos poderosos, con armas sofisticadas, con disciplina y
controles únicos, con centralizaciones inverosímiles, intransigentes,
crueles, despiadados, inmunes a las revueltas y a los alzamientos, iban a caer, sin derramamiento de sangre, poniéndose sus gobernantes, pacíficamente, sin resistencia ostensible, a merced del pueblo y con el ejército al lado de éste? Pero esto no ocurrió sólo en la Unión Soviética, que ya hubiera sido ocurrir; ocurrió en Polonia, en Alemania Oriental, en Bulgaria, en Hungría, en Yugoslavia, en Checoslovaquia, etc. Y no ocurrió por casualidad. No existen casualidades de esa envergadura. Ni de ninguna. La casualidad no existe. Sólo es la excusa para justificar nuestra ignorancia sobre las causas de algún acontecimiento o fenómeno.
No obstante sí hubo una causa. Muy clara. Y fue ésta: Durante
decenas de años, bajo estos regímenes de opresión, de secuestro de todos los derechos naturales, millones de personas suspiraron
ininterrumpidamente por la libertad. Libertad de pensamiento, de
expresión, de reunión, de movimiento, de manifestación, de domicilio, de trabajo, de creencia, etc. Todo ello englobado en una única idea: Libertad.
¿Y qué ocurrió? Pues ocurrió lo que ocurre, desgraciadamente cada vez con mayor frecuencia en los campos de fútbol: Que unos cuantos espectadores cuyos pensamientos y sentimientos son violentos, crean formas mentales y emocionales con esa vibración y, apenas otro espectador, durante una milésima de segundo, se aproxima mental o emocionalmente a dicha vibración, atrae aquellas formas negativas, las realimenta, las hace más potentes y el proceso de crecimiento continúa hasta que es tal su fuerza que puede con la razón y el equilibrio de una gran cantidad de espectadores y éstos acaban profiriendo insultos y realizando actos que, luego les avergüenza haber llevado a cabo. Es la psicosis colectiva.
Eso fue, sencillamente lo que sucedió en la Europa comunista: Fue tal la forma mental y emocional formada por millones de personas durante decenios deseando lo mismo que, rebasado el punto de equilibrio, - lo mismo que el agua se hiela repentinamente cuando alcanza la temperatura crítica - pudo con las voluntades individuales de quienes detentaban el poder y éstos, inesperadamente, incomprensiblemente, renunciaron al mismo y se entregaron, incluso ilusionados con aquella libertad que sus pueblos habían soñado durante tantos años. Fue una especie de milagro.
Y, ¿por qué no se va a poder producir otro milagro similar, una
especie de mutación humana aunque, esta vez, a nivel mundial, haciendo que lo bueno, lo bello y lo verdadero proliferen y se impongan de tal modo en las mentes y en los sentimientos de todos que el mundo se convierta en el paraíso que durante tantos siglos hemos todos soñado?
DÍA 4
LA VERDAD DE MURCIA, Murcia
LOS INTERESES COMERCIALES
Si está demostrado que el tabaco y el alcohol son perniciosos y están minando la salud y, por tanto, el futuro de nuestros jóvenes y, con ellos, del mundo, ¿qué intereses son esos, tan poderosos, que justifican correr un riesgo así de grande a cambio de un puñado de monedas para unos pocos, y se sigue haciendo propaganda de esos venenos, hasta en los media estatales?
DÍA 5
LANZA, Ciudad Real
EL ACTO SEXUAL
El acto sexual debe ser una unión, una entrega total de los cuerpos y de los espíritus, de los dos polos de la energía creadora. Y, cualquier cosa que evite esa unión de ambas polaridades, lo convierte en algo incompleto y, por tanto, antinatural.
Es como comer un manjar para luego regurgitarlo, buscando sólo el placer del paladar: No nutre ni aplaca el hambre. O como beber un líquido refrescante para luego expulsarlo: No apaga la sed. O como ofrecer algo precioso a alguien y, cuando lo va a tomar, agradecido o ilusionado, retirárselo y privarlo de ello: Es un fraude, un engaño.
Es todo eso, pero mucho más grave porque se está jugando, no con un manjar, una bebida o un objeto; se está jugando con la fuerza creadora, de la que el hombre es depositario y administrador ante las leyes naturales que, indefectiblemente, nos han de pedir cuentas de esa administración.
DÍA 5
RADIO 40 Huesca
LA DIRECCIÓN TORCIDA
*Si somos conscientes de que el cuerpo emocional o de deseos, no es más que un vehículo y no es nosotros mismos, comprenderemos que no tenemos por qué considerar como una de nuestras cualidades la ira, el egoísmo, etc. ya que no son más que actuaciones o tendencias de nuestro vehículo. Cuando la dirección del coche está torcida, no estamos dispuestos a aceptar que esa avería condicione nuestra vida. La arreglamos y ya está. Pero nunca pensamos que somos nosotros los torcidos. Lo que nos pasa, pues, con nuestros defectos es que hemos convivido tantos años con ellos, hemos conducido tantos kilómetros con la dirección torcida, que ya la consideramos normal. Y no lo es.
DÍA 6
RADIO INTER, Valencia
*Para curar nuestros defectos emocionales, no los censuremos ni los justifiquemos; simplemente aceptemos que los tenemos y que son defectos. Eso los debilitará, porque nos hará sentirnos ridículos ante nosotros mismos.
*El lanzar al espacio, varias veces al día - cuando nos acordemos y tengamos tiempo - pensamientos y sentimientos de amor y de paz, produce tres efectos:
1º.- Nos eleva.
2º.- Crea hábito, con lo que, cada día, nuestra conciencia se va
ampliando.
3º.- Produce un efecto positivo en el mundo.
*El hombre que se aburre no es un hombre.
DÍA 7
STERN, Hamburgo, Alemania
LA RETRIBUCIÓN
Si la Ley de Retribución establece que hemos de pagar todas nuestras deudas, hasta las más pequeñas, y hemos de cobrar todos nuestros créditos, hasta los más insignificantes, para quedar totalmente equilibrados o "en paz" con todos, y sólo entonces dejaremos de tener que renacer, hay que pensar seriamente:
1.- Lo difícil que se les pone a las figuras célebres por el daño
causado a miles de seres: dictadores, guerreros, fundadores de grupos terroristas o doctrinas negativas o destructivas, etc.
2.- Lo maravillosamente hermoso que lo tienen los personajes,
célebres por su ayuda a la humanidad, por su aportación, por sus ideas positivas...
DÍA 7
DIARIO 16 DE ANDALUCÍA, Sevilla
EL CUERPO FÍSICO ES NECESARIO SANO
Es un error garrafal pensar que el cuerpo es enemigo del alma y hay que maltratarlo y castigarlo. Todo lo contrario. Desde el momento en que el hombre es un compuesto de varios cuerpos: físico, etérico, de deseos y mental y, entre ellos, el físico es el más evolucionado y, por tanto, el más perfecto, lo que se impone, lo racional, lo lógico es cuidarlo, mimarlo, mantenerlo sano el mayor tiempo posible. Tan importante es hacerlo así que es una obligación y su infracción supone crear un karma que nos producirá, en otra encarnación, un cuerpo débil y enfermizo y tarado. No es, pues, el enemigo del alma, sino su mejor aliado.
DÍA 7
DIARIO DE BURGOS, Burgos
LA COMPETITIVIDAD
De momento nadie parece caer en la cuenta de que la competitividad - panacea soñada por todos los gobiernos y empresarios - supone capacidad de enfrentamiento y, por tanto, riesgo inevitable de victoria - para seguir compitiendo - o derrota y desaparición definitiva. Es una nueva modalidad de polución.
Tampoco, hasta hace unos años, nadie pensaba que el polucionar el aire, el agua y la tierra, acabaría siendo perjudicial, no sólo para los directamente afectados, sino para los polucionadores y, aún, para toda la humanidad. Eso ya se está viendo. Y se está intentando detener la deforestación, las bombas y centrales nucleares, los vertidos industriales, la contaminación del mar, etc. porque hemos llegado a un punto en que nos va en ello la vida a todos.
¿Y nadie ve aún que la competitividad, es decir, la competencia, no es más que otra forma de polución, pero de las almas y, a la larga - o a la corta - el fin de todos?
DÍA 8
LA VOZ DE EUSKADI, Vitoria, Álava
ESTAMOS EN DIOS
Dios no existe como ente aislado. Existimos todos en Dios.
Formamos parte de Él como miembros suyos. De ahí su omnipresencia, de ahí su omnipotencia y de ahí su amor. Como partes de Dios que somos, todos tenemos ante Él la misma categoría, todos le somos igualmente queridos, igualmente imprescindibles...
Dios vive en nosotros. Somos dioses pero no lo sabemos. No lo
queremos creer. Y actuamos como hombres, afeados por los errores que, a lo largo de vidas, hemos ido acumulando. No existe, pues, un Dios vengador ni irascible ni sancionador. Existen una ley de Renacimiento ( que nos hace renacer en este mundo, cada vez con más lecciones aprendidas, cada vez más perfectos) y una Ley de Retribución ( que nos hace renacer en el punto y con las facultades adquiridas la vez anterior, y recibir el fruto de nuestro pasado). De modo que nuestro presente es, exclusivamente, el resultado de nuestra actuación pasada y nuestro futuro está exclusivamente en nuestras manos.
DÍA 9
O.C.R. ASTORGA, León
LA VENIDA
No se trató de que el Padre envió a Su Hijo a redimir a los hombres y el Hijo, obedeciendo al Padre, encarnó en la Tierra. Se trató de que la voluntad del Padre, al crear, fue la de que la oleada de vida humana alcanzase determinado desarrollo a determinado ritmo y como, debido a la caída, ese sistema y ese ritmo se habían alterado poniendo en peligro el resultado final, el Hijo encarnó entre los hombres "para que se hiciese la voluntad del Padre", es decir, para que lo deseado por el Padre, lo previsto en Su plan, se llegase a cumplir del modo esperado. No es, pues, que el Padre sacrificó a Su Hijo - lo cual es, una vez más, atribuir a Dios defectos humanos - , sino que el Hijo, por amor al Padre y por amor a nosotros, se sacrificó a Sí mismo, y se sigue sacrificando cada año.
DÍA 10
ORF ÖSTERREICHISCHER RUNDFUNK, Viena, Austria
EL PECADO Y LA OFENSA
El pecado no ofende a Dios. Un dios que se ofendiera por los
pecados de Sus criaturas, hechas por Él Mismo, no sería digno de llamarse Dios.
Jehová, el más avanzado de los ángeles y jefe de los Espíritus de
Raza, como tal, sí que se muestra enojado en el Antiguo Testamento; pero, no por enojo verdadero, sino porque el pueblo elegido debía constituir la raza-raíz de la Quinta Raza, la Aria. Y, para ello, debía desarrollar la inteligencia y la voluntad y para ello era necesario mostrarse severo y ser temido. Pero Jehová, infinitamente más evolucionado que los hombres, pero no perfecto - porque la perfección sólo se da en el Ser Supremo, situado siete planos cósmicos por encima - , no previó, en Su proyecto de trabajo, la intervención de los Luciferes. Por eso, una vez producida, y causado el descenso prematuro de la conciencia humana al mundo físico, con las consecuencias de todos conocidas y que recoge la Escritura, el Hijo, representado por Cristo, el más avanzado de los arcángeles, se ofreció a intervenir, de un modo tampoco previsto, para solucionar el problema. Y ahí está la causa de la Redención. Redención que no necesitaban los que no cayeron en la "tentación" de los Luciferes: El propio Jesús, Su madre María, los padres de ésta Joaquín y Ana, José, y varios más. Por eso Cristo dijo aquello de que no venía a salvar a los justos, sino a los pecadores.
DÍA 11
SVERIGES RADIO-TV, Estocolmo, Suecia
LOS QUE NO SE CURARON
Las personas curadas por Cristo lo fueron porque se habían hecho acreedoras a la curación, bien por el arrepentimiento y la reparación, bien por haber pagado su karma. Por eso otros no pudieron ser curados "por falta de fe", como dice el Evangelio; es decir, por no haberse concienciado de sus pecados o errores. A esos, ni el mismo Cristo pudo curarlos, como dice la Escritura con relación a las gentes de varios lugares, especialmente de Cafarnaún. Y, si no pudo curar, que es lo mismo que borrar o perdonar
los pecados - según el propio Cristo dejó bien claro al curar al paralítico - a una serie de hombres, ¿cómo iba a poder borrar los pecados de toda la Humanidad? Es ilógico. Borró sólo los del mundo, los de la Tierra, los del Planeta, es decir, limpió el cuerpo de deseos planetario - y lo sigue haciendo cada año con su venida -, para que los hombres pudieran nutrir sus cuerpos de deseos con materiales más puros y de más elevada vibración; pero no borró, porque no podía, por falta de fe, es decir, de arrepentimiento y reparación, los pecados de los hombres. Eso es labor de cada hombre que, individualmente, ha de afrontar las consecuencias de sus actos, de modo inapelable. Otra cosa es que, en ese trabajo, tenga toda la asistencia de los planos superiores cuando se hace digno de ella y, sobre todo, cuando la solicita mediante la oración. Pero la evolución individual es labor personal e intransferible. Lo demás son excusas para no afrontar la propia responsabilidad y eso, por definición, repugna a un Dios digno de tal nombre.
DÍA 12
KÖLNER STADT ANZEIGER, Colonia, Alemania
EL AMOR INCONDICIONAL
¿Por qué no enseñamos a nuestros hijos a amar incondicionalmente?
Es la única manera de que sean felices, como niños primero y, luego, como adultos. Cuando uno ama incondicionalmente, espontáneamente, sin esperar nada a cambio, ni persigue ninguna meta más que la de amar, no ve malicia en los demás y la vida se convierte en un paraíso en el que todo y todos nos sonríen.
Si enseñamos a nuestros hijos a amar por interés, estarán toda la vida condicionados por ello y, como su programación inconsciente les hará incapaces de comprender el verdadero amor, les resultará imposible sentirse felices a lo largo de sus vidas y las vivirán esperando siempre el pago de su amor, o sea, la contraprestación, la realización de sus deseos, dejando de amar a quien no responda a sus expectativas.
Y, si enseñamos a nuestros hijos a no amar, ni siquiera por interés,
los estaremos programando para que sean unos delincuentes amorales, seres inferiores que se arrastren por los estratos ínfimos del mundo del espíritu.
Y, en los tres casos, la responsabilidad será nuestra. Y, un día u otro, en una vida u otra, pero con toda certeza, recaerán sobre nosotros los efectos que nuestra educación produjo en nuestros hijos y en quienes con ellos se relacionaron.
DÍA 13
LOS TIEMPOS, Cochabamba, Bolivia
*No olvides que el amor incondicional a todos te incluye a ti. Amarte a ti significa evitar el sufrimiento y ello implica estudiar las causas que lo producen y descubrir que todas y siempre están en ti y nunca en los demás.
Estúdiate, pues, tú; y ámate, y sólo entonces te será posible amar a los demás con verdadero amor.
*Acéptate tal cual eres y acepta a los demás tal cual son. Y, a partir de ahí, trata de mejorarte tú, no a los demás. Y, si te mejoras tú, esa mejora redundará en los demás.
Pero jamás intentes mejorar a los demás sin mejorar tú antes. Si
mejoras, mejorarás también tu percepción de los demás y desaparecerán de tu vida, como por encanto, el miedo, la suspicacia y todo cuanto te hace desgraciado; pero, si no lo haces, los demás seguirán pareciéndote tus enemigos o antagonistas. Y ten en cuenta que el que ve defectos en los demás, no debe confundirse: Está viendo sus propios defectos. El hombre perfecto no ve defectos en los demás, porque él no los tiene.
DÍA 14
ANTENA 3 TELDE, Tenerife
*Lo mismo que cada uno de nuestros sentidos percibe sólo las
vibraciones que nuestro organismo sabe interpretar, y no las demás,
tendemos a percibir en los demás sólo aquellos defectos que conocemos, es decir, los nuestros. Por eso al avaro le resulta incomprensible la caridad, y al orgulloso le resulta imposible pedir perdón, y el iracundo llama pusilánime al paciente, y el temerario llama cobarde al prudente, y el libertino llama medio hombre al que sabe contenerse, y el tonto se ríe del listo y el inculto del sabio. Estudia detenidamente qué cosas y qué personas desprecias porque ello te indicará, sin duda, cuáles son tus carencias.
*La finalidad de la máquina, sea mecánica, robótica o informática, es la de realizar las labores repetitivas. La del hombre, la de realizar las labores creativas. Todo lo demás es antinatural y su infracción se cobra su precio.
*¿No es más racional y prometedor trabajar simbióticamente que
haciéndose la competencia? Aquello ayuda y desarrolla a todos. Esto los aboca a la desaparición.
*Uno puede permanecer en la ignorancia, si quiere. Lo que no tiene derecho a hacer es negar la validez de los conocimientos de quienes se han esforzado por adquirirlos. Esa negación, sin conocimiento de causa, sólo denota abulia, ineptitud, soberbia y pereza.
*Un hombre sin proyectos no es un hombre.
*Todos, a lo largo de nuestras vidas, viajamos en busca del amor. O, lo que es lo mismo: Tendemos a elevar nuestra conciencia, haciéndola más amplia, más comprensiva, más una con las conciencias de los demás. Sólo que algunos se pierden en el camino y desembarcan donde empezaron. Y aún más atrás.
*Casi nunca somos conscientes de que, si nuestros cuerpos físico,
etérico, de deseos y mental no son nuestro Yo, sino sólo instrumentos suyos, el tan temido karma tampoco afecta al Yo, sino sólo a sus instrumentos. Visto así, pierde una gran parte de su carácter terrorífico.
DÍA 15
RADIO LLODIO, Llodio, Álava
*Si todos, en lo más profundo de nuestro ser, oímos,
inequívocamente, la voz de Dios que nos incita a amar a nuestro prójimo, ¿por qué sólo la escuchamos en los momentos de calamidad colectiva? En casos de guerra, inundaciones, terremotos, pestes y privaciones, las personas menos sospechosas de heroísmo nos demuestran que también ellas oían esa voz. Pero, ¿Por qué no la hemos escuchado en otros momentos, en los momentos en que parece que todo va bien? ¿No iría todo mucho mejor?
*Si quieres ver a Dios, contempla un corazón enamorado.
Si quieres oír a Dios, escucha los latidos de tu propio corazón.
Si quieres oler a Dios, aspira la fragancia de la oración.
Si quieres gustar a Dios, saborea la felicidad del que ayuda.
Si quieres tocar a Dios, acaricia a tu prójimo desvalido.
*En el corazón de cada ley de Dios hay un regalo espiritual.
Estúdialas, medita sobre ellas y recibirás tu obsequio.
DÍA 16
RADIO EXPRES ELCHE, Elche, Alicante
*La curiosidad científica, ese deseo incontenible del hombre, a lo
largo de la historia, de investigar, probar, intentar, ensayar, inventar, hacer hipótesis, etc. no es más que un elemento esencial de la evolución, una corriente que nos impulsa ininterrumpidamente hacia el conocimiento de las leyes naturales para, conociéndolas y obedeciéndolas, evolucionar. No tiene otra finalidad. Y cualquier otra que queramos encontrarle, carece de sentido.
*Es infinitamente más hermoso y agradable dar que recibir.
*Es sintomático que los grandes pensadores nunca hayan sido
grandes libertinos. Y viceversa.
*Cada ladrillo de los que componen el edificio de nuestro pasado -
como individuos, como pueblo o como oleada de vida - es un libro lleno de sabiduría. Léelo y la vida te resultará fácil.
DÍA 17
EL NORTE DE CASTILLA, Valladolid
*Todo lo que el pasado dice, interesa al futuro.
*El presente nunca repite el pasado pero siempre lo contiene,
reelaborado.
*El pasado es una vacuna contra el error. Vacúnate estudiándolo.
*El pasado está compuesto sólo de comprimidos de sabiduría.
*La soledad es sólo un error de enfoque del ojo del alma.
*La caridad no es colectiva. Es algo esencialmente individual.
*El remordimiento no es sino el chirrido de nuestros engranajes
internos, cuando los hacemos funcionar en contra de las leyes naturales.
DÍA 18
LAS PROVINCIAS, Valencia
*El derecho natural tiene su justificación y fundamento en la
voluntad divina, en las estructuras y líneas de fuerza que estableció el Creador al concebir y poner en marcha el mundo y el hombre.
*"Que no se haga mi voluntad, sino la Tuya." ¿Por qué? Porque:
1º.- La de Dios, como creador del hombre que es, es lógico que haya de prevalecer.
2º.- De prevalecer la nuestra, propia de simples aprendices de
dioses que somos y, como tales, creadores, aunque imperfectos, podemos crear - y de hecho creamos continuamente - engendros, errores, sufrimiento...infelicidad.
*Aunque el presente realmente no existe - es sólo una cantidad
inapreciable de tiempo puesto que, apenas llega, ya es pasado - es nuestro presente el único forjador de nuestro futuro, a la vez que el resultado del pasado.
DÍA 19
COPE ZAMORA, Zamora
*Realmente, si el presente no existe, el pasado es inamovible y el
futuro está por llegar, ¿dónde, en qué parte del tiempo vivimos y
actuamos? La única respuesta lógica es que vivimos y actuamos fuera del tiempo... porque el tiempo no existe.
*El cobarde está siempre muriéndose. El valiente sólo muere una vez.
*Una respuesta amable es el mejor antídoto contra la cólera.
* *"Venga a nosotros Tu reino" significa que el futuro viene hacia
nosotros y no al revés.
*La mentira separa; la sinceridad une. Así como el mal se destruye a sí mismo, mientras que el bien se suma y se aglutina. Son leyes naturales.
Mira a tu alrededor y compruébalas. Y luego, aprópiatelas y úsalas en tu vida.
DÍA 20
GENTE, Buenos Aires, República Argentina
*Toda actuación es explicable y comprensible. Otra cosa es que sea positiva.
*Estar preocupado por lo que no se tiene es perder lo que se tiene.
*Lo mismo que cuando un programa informático comete un error, la culpa no se le debe achacar al inventor de la informática ni al programa sino al programador, cuando surge en nuestra vida el sufrimiento, la culpa no es de Dios ni de la vida, sino del programador, que somos nosotros mismos.
*Si nos habituamos a ver y a buscar el lado bueno de las cosas, de los acontecimientos y de los hombres, la vida, siendo la misma de antes, nos parecerá más hermosa. Y si persistimos, lo será.
DÍA 20
CULTURA NEL MONDO, Roma, Italia
*Si piensas con frecuencia que todos venimos a representar el papel que nos corresponde con arreglo a nuestros méritos, tu conciencia se expandirá y comenzarás a comprender y a disculpar a los demás.
*Hay que convencerse de que la creatividad, el genio, la originalidad y la autocuración no son cosas distintas. Y de que, lo mismo que podemos influir conscientemente, y de hecho lo hacemos, en el mundo exterior (personas o cosas), podemos influir conscientemente en nuestro propio cuerpo, en nuestras propias emociones y en nuestra propia mente, que también forman parte del mundo.
*Si, durante la meditación, nuestros pensamientos son saludables, si nuestras emociones son saludables, si el funcionamiento fisiológico de nuestro cuerpo es apropiado, estaremos sanos por dentro y por fuera, porque habremos establecido nuevas pautas de funcionamiento a todos los niveles.
DÍA 21
RNE BARCELONA, Barcelona
*Si no hubiera leyes, no habría delitos; si no hubiera mandamientos, no habría pecados. El mundo futuro ha de ser un mundo sin leyes ni mandamientos, en el que gobierne supremo el amor.
*En el mundo hay riquezas y alimentos para todos. Sólo el egoísmo - polo opuesto del amor, el gran nivelador - ha hecho que unos acumulen más de lo necesario, mientras que a otros les falta. Pero, lo cierto es que los que han acumulado podrían vivir igual sin lo superfluo. Y los otros tendrían la parte que les pertenece por ley natural.
*La competencia - no hace falta una gran inteligencia para
comprenderlo - va eliminando a las personas, las empresas y los países menos competitivos, reduciendo con ello su número. ¿Hasta cuándo?
Hasta que sólo quede una persona, una empresa o un país. ¿Y entonces, qué?
*El placer y la felicidad son dos cosas bien distintas: El primero es algo momentáneo y pasajero; la felicidad, en cambio, es un estado de ánimo, una postura mental frente al mundo y frente a los demás...
*Lo dijo Laotsé, lo dijo Krisna, lo dijo Buda, lo dijo Jesús y nos lo dice nuestra voz interior: "Haz a tu prójimo lo que te gustaría que te hiciesen a ti y no le hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti". ¿Se puede concebir un precepto más fácil de entender? Sólo hay que imaginar, por un momento, lo que sería el mundo con todos pensando así. ¿Por qué, pues, no empezamos?
DÍA 21
IL CORRIERE DELLA SERA, Roma, Italia
EL PARO Y LAS MÁQUINAS
- Con el trabajo ocurre algo muy curioso.
- ¿Qué ocurre?
- Pues que no se ve muy clara la relación entre trabajo existente,
número de trabajadores, producción y retribución.
- ¿Y eso por qué?
- A mi juicio, porque se ha introducido un elemento nuevo en la
relación laboral.
- ¿Cuál?
- La máquina.
- ¿La máquina?
- Sí. Al inventarse la economía, se pensó que se regía por la ley de la oferta y la demanda...
- ¿Y no es así?
- Pues, sí y no.
- ¿Y cómo es eso?
- Se pensó así: Si sube la demanda, harán falta trabajadores y subirán los sueldos y se producirá más. Eso hará que llegue un momento en que el mercado esté saturado y entonces habrá menos demanda y no habrá más remedio que producir menos o reducir los trabajadores para reducir los precios y llegar a mayor cuota de mercado.
- Pues es perfectamente lógico, ¿no?
- Sin contar con las máquinas, sí. Con ellas, ya no.
- ¿Y cómo deduces eso?
- Muy fácilmente. Considera esto: Si, de trabajar 7 días a la semana, se pasó a 6 y luego a 5; si las 12 o 14 horas laborales diarias pasaron a 45 horas semanales y luego a 40 y sigue la tendencia a la baja; y si, a pesar de ello, la producción ha ido aumentando y los salarios no han dejado de crecer, ¿a qué puede deberse un proceso tan raro?
- Tienes razón. Sólo puede deberse a que, cada vez hacen falta menos brazos para realizar el mismo trabajo.
- Porque las máquinas van sustituyendo a los trabajadores. Las
máquinas no cobran, no hacen huelga, no hay que pagarles la seguridad social, ni el despido, no hay que formarlas, no se cansan, no protestan, no se equivocan, trabajan todo el tiempo que se crea necesario... en una palabra, cuestan menos que los trabajadores.
- Es cierto.
- O sea, que producen, al mismo tiempo, artículos perfectos ... y
trabajadores en paro, ¿no?
- Sí. Así parece.
- ¿Y cuál es el final?
- Que no harán falta trabajadores, que todo lo harán las máquinas.
- ¿Y entonces, qué? ¿Qué harán los hombres?
- No lo sé.
- Pues se dedicarán a cultivar su intelecto, su cuerpo, su imaginación, su creatividad - porque las máquinas nunca sabrán crear - su capacidad de colaboración y de asistencia, su vida de relación, etc.
- ¿Y el espíritu de trabajo?
- Eso será algo trasnochado y sin sentido. Lo propio del hombre es
crear, no repetir, y para crear hace falta tiempo e intuición y formación y tranquilidad. La prisa y el agobio nunca han creado nada nuevo, sino sólo repetido lo existente, y esa es la labor de las máquinas.
- Sí. Tienes razón.
- Y todo proviene de que la célebre maldición bíblica, aquélla de
"ganarás el pan con el sudor de tu frente", se ha interpretado mal por todos.
- ¿Cómo? Aclárame eso tan curioso que acabas de decir, por favor.
Claro. En el plan divino estaba previsto que el hombre, que tenía en
aquellos remotos tiempos de Lemuria, centrada su conciencia en el plano astral, donde la vida era placentera y fácil y la compartía con los ángeles, que no son sino los componentes de la oleada de vida anterior a la nuestra y que habitan ese plano y tienen también en él centrada su consciencia, evolucionase allí, adquiriese su mente, con ella domeñase la naturaleza rebelde del cuerpo de deseos y luego, enfocase su conciencia en el mundo físico y, ya debidamente pertrechado, lo conquistase.
- ¿Y no ocurrió así, verdad?
- No. Ya lo sabes. La intervención de los Luciferes, los rezagados de la oleada de vida de los ángeles, hizo al hombre enfocar prematuramente su conciencia en el mundo físico, con lo cual descubrió, con estupor, que tenía cuerpo físico y que éste moría, es decir, descubrió la muerte porque, si se tiene centrada la conciencia aquí y esto se acaba, aparentemente se acaba todo.
- Sí, claro.
- Pero, además de eso, como sabes, el hombre había también
aprendido a hacer uso de su fuerza creadora sexual fuera de las fechas apropiadas astrológicamente (como ahora hacen los animales con sus épocas de celo) y sólo buscando el placer y no la procreación, cuya finalidad real constituye.
- Sí, lo sabía.
- Y ello produjo distorsiones en los arquetipos de nuestros cuerpos
físicos, que derivan en distorsiones en éstos, y que son lo que llamamos enfermedades.
- ¿Las distorsiones producen enfermedades?
- En unos casos producen malformaciones, que no son sino
distorsiones de la armonía del cuerpo, perfectamente visibles; y en otros, la debilidad o malformación de determinados órganos, lo que reduce sus defensas naturales y facilita la penetración y proliferación de gérmenes patógenos, que son la causa de la enfermedad. De todos modos, como ves, en el fondo, distorsiones.
- Ya comprendo. Está claro.
- Así que el hombre, al centrar su conciencia en el mundo físico,
descubrió que tenía cuerpo y que éste enfermaba y que moría, ¿no?
- Sí.
- Pues eso es lo que Jehová le dijo. No fue un castigo, ni una
maldición, sino la comunicación de una consecuencia lógica: Has hecho esto, luego te vendrá aquello como consecuencia del juego de las leyes naturales que rigen en el mundo que habitas.
- Sí.
- Pero Jehová dijo algo más. Dijo aquello de "y ganarás el pan con el sudor de tu frente".
- Así lo dice la Escritura.
- Y hay que ver la trascendencia que ha tenido la dichosa frase, sobre todo por su interpretación errónea.
- ¿Qué quieres decir?
- Algo muy sencillo. El "ganarás el pan con el sudor de tu frente", lo mismo que el "parirás con dolor" o el "morirás", como te he dicho, no fueron maldiciones ni castigos, sino comunicación de las consecuencias de una actuación. Consecuencias, por otra parte, que Jehová no podía evitar porque, como tú sabes, en todos los planos o mundos de la Creación, se respeta la libertad individual de un modo exquisito, así como las consecuencias que su mal uso acarrea, y ello con el fin de que el que yerra aprenda la lección y evolucione, y sin perjuicio de estar siempre dispuestos a ayudar al caído cuando lo pida y lo merezca; pero nunca "trabajando" por él, haciendo lo que él debe hacer para rectificar su error. Si el hombre, pues, se sitúa (centra su conciencia) en el mundo físico antes de tiempo y sin estar preparado para vivir conscientemente de ese modo, es lógico que le resulte difícil lo que, de haberlo hecho en el momento y de la forma oportunos, le hubiera resultado fácil.
- ¿Quieres decir que no hubiera tenido que trabajar?
- Por supuesto. La misión del hombre no es trabajar. La misión del
hombre es crear. Es un ser creador porque Dios lo hizo a Su imagen y semejanza y lo dotó de una mente, una inteligencia, un intelecto, una capacidad de traer a la existencia cosas nuevas. El trabajo es algo repetitivo, automático, que no necesita capacidades creadoras y que está reservado naturalmente a seres no creadores. La creación es otra cosa. Y es cosa de hombres.
- ¿Y cómo hubiera el hombre vivido en este mundo sin trabajar?
- Mediante la utilización de las fuerzas naturales, es decir, los
elementales.
- ¿Los elementales?
- Sí. Son seres, no creadores, que intervienen en todos los procesos
de todos los planos. Es imposible calentar algo o quemar algo o que nazca algo o digerir algo o asimilar algo o sentir algo o pensar algo, sin la colaboración necesaria de los elementales.
- No lo entiendo.
- Lo entenderás enseguida. Los elementales son seres que aún no han alcanzado en su evolución ni siquiera el estadio mineral. Carecen de conciencia propia y de cuerpo o forma propios. Son, por decirlo así, manifestaciones de energía que viven de las vibraciones, de cualquier tipo, de los seres que les son superiores en la escala evolutiva, y las fomentan con fruición, puesto que la duración de su propia vida depende exclusivamente de la duración de esas vibraciones. Llenan todos los planos y mundos y los hay que responden a cada una de las vibraciones existentes, de modo que, apenas surge una cualquiera, los que le son afines acuden a ella y tratan de prolongarla y reproducirla. Ellos no distinguen si la vibración es elevada o ínfima, si es soez o refinada, si es agresiva o
amorosa: Cada uno acude a su propia vibración y huye de las demás. Y así, a lo largo de los tiempos, van evolucionando y elevando su tasa vibratoria desde lo más bajo y grosero hasta lo más exaltado.
- ¡Es maravilloso! Eso no lo sabía. Y aún no acabo de verlo del todo.
- Te voy a poner un ejemplo. Imagina que tú sientes odio por
cualquiera.
- Lo imagino.
- Te he dicho odio como te he podido decir amor o cualquier otra
cosa. Ten en cuenta que todo pensamiento, sentimiento, emoción, pasión, acción, deseo, proceso natural, etc., posee y emite su propia vibración.
Pues bien, apenas sientes tu odio hacia esa persona, o sea, apenas creas la vibración de odio, una serie de elementales que le son afines y viven de ella, acudirán a tu cuerpo de deseos para vivir de ese odio y tratar de aumentarlo indefinidamente.
- No me digas...
- Sí. Así es. Tú no lo sabrás. Tú creerás que eres tú mismo quien
quiere odiar, pero gran parte de la culpa de que tu odio se intensifique o se prolongue será de los elementales de esa vibración. Por eso cuando una persona tiene un vicio o un defecto le resulta tan difícil librarse de él. Y por eso los que han adquirido modos de pensar o de sentir o de actuar positivos, los llevan a cabo espontáneamente y cada vez les resultan más fáciles.
- ¿Entonces qué hay que hacer para librarse de los elementales de
odio, por ejemplo?
- Tratar de sentir lo contrario o, por lo menos, algo distinto. Si sientes amor por esa persona, por ejemplo, los elementales del odio huirán despavoridos en busca de la vibración que les es afín y, en cambio, acudirán a tu cuerpo de deseos los elementales del amor cuya vibración estás emitiendo. Por eso la mejor manera de librarse de las "tentaciones" (que, casi siempre están provocadas por nuestros propios hábitos y por la influencia de los elementales) consiste, sencillamente, en concentrar la atención en cualquier otra cosa. Eso hará que los elementales indeseables huyan. Y, repitiendo algunas veces el proceso, lleguen a la conclusión de que tú, que eras un huésped acogedor y fácil de manejar, has dejado de serlo.
- Esto es impresionante. Y muy instructivo.
- Sí, lo es. Pero no era éste el tema que estábamos tratando.
- Bueno. Sigue, pues, con el tema.
- Quería hacerte ver que los elementales son en realidad los obreros de la creación. Sin ellos no ocurriría nada. Son ellos los que, obedeciendo las órdenes de los que saben dárselas, realizan todos los procesos naturales. No podríamos hacer la digestión, por ejemplo, sin la colaboración de los elementales; ni podríamos asimilar, ni crecer, etc. sin ellos.
- ¿Y quién les dice que hagan esas cosas? Porque la digestión y la
asimilación y el crecimiento precisamente son actividades inconscientes, ¿no?
- En efecto. Son actividades inconscientes para nuestra personalidad, pero no lo son para nuestro Yo Superior, nuestro espíritu, del cual los vehículos inferiores (cuerpos físico, etérico, de deseos o astral y mental inferior) no son sino emisarios que envía a los mundos inferiores, más densos. Obedecen, pues, a nuestro Yo Superior, que sabe manejarlos.
- ¿Y nosotros no sabemos manejarlos?
- Esa era una de las cosas que el hombre sabía hacer antes de la Caída y, como consecuencia de ella, perdió al centrar prematuramente su conciencia en el mundo físico. Y por eso precisamente hemos de trabajar, es decir, hemos de "ganar el pan con el sudor de nuestra frente".
- ¿Por eso?
- Exactamente. ¿Qué piensas tú, por ejemplo, que hizo Cristo cuando ordenó a la tempestad que se calmase?
- No lo sé.
- Pues, sencillamente, ordenó a los elementales que dejasen de mover el aire. Y cuando curaba, les ordenaba que dejasen de desarmonizar los cuerpos enfermos. Y cuando transformaba el agua en vino y cuando multiplicaba los panes o los peces y cuando... siempre, como todos los que hacen milagros, ordenaba a los elementales que hiciesen el trabajo, reservándose Él la labor creadora.
- ¡Es impresionante! Y tan lógico...
- Por eso, pues, si el hombre hubiera permanecido "inocente" en el
Edén, es decir, con su conciencia en el plano astral, hasta alcanzar el desarrollo previsto por Jehová, hubiera aprendido a manejar los
elementales y, al descender al mundo físico, no se hubiera visto obligado a trabajar, es decir, a realizar las labores repetitivas, sino que hubiera encargado éstas a los elementales y él se hubiera dedicado a desarrollar su mente, a fortalecer su voluntad y a espiritualizar su carácter, que son los tres objetivos que tenía que alcanzar de un modo natural.
- Caramba, todo esto cambia muchas cosas.
- Claro. Sobre todo esto: Jehová no condenó al hombre a trabajar sino que, lo mismo que le dijo que, como consecuencia de su caída conocería el dolor y la enfermedad y la muerte, le dijo que tendría que trabajar para poder comer. Es decir: Como no sabes aún manejar a los elementales, tendrás que hacer su papel si quieres comer.
- Así está clarísimo.
- El problema viene cuando ese pasaje bíblico es interpretado por los teólogos.
- ¿Y eso por qué?
- Aquí tendré que hacer una pequeña digresión.
- Hazla.
- Allá voy. Las civilizaciones más antiguas y más importantes entre
las conocidas son la china, la india, la mesopotámica y la meditarránea.
Todas situadas entre los paralelos 25 y 45 Norte y, especialmente, entre los 35 y 44 Norte, con un clima suave y una vida relativamente fácil.
- Sí.
- En todas ellas existieron ciudades desde muchos miles de años
antes de Cristo. Es decir, en todas ellas hubo gente que convivió, discutió, colaboró, investigó, orientó su vida hacia la comunidad, etc. Siempre hablando de una élite que dejaba el trabajo - trabajo en su verdadera acepción de labor repetitiva y no creadora - a los esclavos. Por otra parte, el clima suave y la agricultura pródiga no exigían tampoco grandes esfuerzos para sobrevivir.
- Hasta ahora, de acuerdo.
- Pero en el norte de Europa y de Asia no hubo nunca grandes
ciudades. Hubo sólo tribus, más o menos fuertes y evolucionadas, pero ningún espíritu ciudadano: Todos trabajaban por la subsistencia, todos luchaban, todos sobrevivían en esos climas extremos donde el hombre ha de mantener permanentemente la guardia frente a las acometidas de los elementos.
- También de acuerdo.
- Esas dos formas de concebir la vida y el trabajo quedaron en lo que se llama la memoria colectiva de los pueblos respectivos, y siguen en ella, de modo que, como otras muchas cosas, nos condicionan a la hora de enjuiciar algo nuevo. Son como programaciones automáticas del subconscientes que se ponen en marcha ante un estímulo y nos hacen actuar de determinada manera. ¿Lo comprendes?
- ¿Algo así como el que las mujeres europeas sientan vergüenza ante la desnudez de sus partes pudendas y, en cambio, las negras de algunos pueblos africanos las lleven al aire y, en cambio, no puedan soportar que se les vea el rostro?
- Exactamente. O que, fijándonos en otra cosa, en el Norte, al que no trabaja se le considere un parásito y se le denuncie y desprecie, y en el Sur, en cambio, se le admire en el fondo, aunque la paulatina y superficial aceptación de las normas del norte, haga que se haga el paripé de que se le desprecia. Son programaciones inconscientes que, en muchos casos hay que reprogramar mediante la correspondiente culturización y la utilización correcta del intelecto, pero que nos dominan y nos inclinan continuamente a actuar en contra de la razón en cuanto nos descuidamos.
- Sí, es cierto.
- Pues bien. Esos dos modelos de vida, el de la sociedad que veía el trabajo como cosa de esclavos y el ocio, entendido como tiempo dedicado a la creación, al propio perfeccionamiento, como cosa de seres libres; y el de la sociedad que consideraba el trabajo como algo necesario a todos, formaban parte de la memoria colectiva de los pueblos mediterráneos o sureños y de los pueblos nórdicos respectivamente.
- ¿Y?
- Cuando llegó el cristianismo, lo hizo primero a los pueblos
mediterráneos y, lógicamente, el pasaje en cuestión, se interpretó como que el trabajo era un "castigo" por el pecado cometido. El trabajo, pues, siguió siendo considerado algo desagradable e impropio del hombre libre puesto que, si era un castigo, lo normal era no tener que trabajar. En cambio, cuando llegó a los pueblos nórdicos (alemanes, ingleses, holandeses, escandinavos y anglosajones en general), acostumbrados a considerar el trabajo como algo necesario para sobrevivir y, sobre todo cuando los teóricos del protestantismo interpretaron que el trabajo era el camino que Jehová había señalado como el indicado para ganar el cielo, se exacerbó más aún aquella programación ancestral. Y el trabajo pasó a ser, prácticamente, el objetivo principal del hombre en este mundo.
- Ya.
- Por eso los países nórdicos, los anglosajones en líneas generales,
han trabajado sin parar y han hecho así avanzar la técnica y la industria. Y siguen haciéndolo.
- Sí, es cierto.
- Pero, en esa vorágine de trabajo, han olvidado al hombre.
Consideraban, debido a su programación inconsciente, el trabajo, primero como necesario, y luego como la vía para el cielo, y han pasado de largo el mejoramiento del hombre como tal. El trabajo se ha convertido en un fin en sí mismo y la consecuencia es, lógicamente, el dinero, las posesiones, la opulencia. Y el círculo se cierra al querer tener cada vez más y teniendo que trabajar cada vez más para conseguirlo, con lo cual el hombre, los demás hombres, se convierten en simples medios para el propio enriquecimiento.
- Te comprendo.
- Considerado, pues, el trabajo como un fin, los nórdicos trabajan
incesantemente, incansablemente, sin escrúpulos, engullendo semejantes, destruyendo el paisaje, polucionando el mundo, poniendo en peligro hasta su existencia...
- Es así.
- Y mientras, los del sur, no son proclives a aceptar que la labor del hombre sea la de pasarse la vida repitiendo procesos productivos, ni aceptan, en su fuero interno, que el trabajo sea un fin, sino un medio; ni se sienten más felices ni más realizados viendo cómo transcurre su vida sin haber tenido tiempo de saber qué es lo que realmente les gustaría hacer, y hacerlo.
- También es verdad. Curiosamente, cuando un anglosajón pasa una temporada en el sur, descubre una nueva concepción de la vida, que le encanta, le subyuga y le convence. Pero, cuando regresa a su mundo, todo queda sólo como un grato recuerdo y, en el mejor de los casos, como una añoranza.
- .Ésa es, pues, la clave de las diferencias norte-sur. Una diferente
concepción del trabajo y de la vida.
- Así parece ser. Quien lo iba a decir...
- Sí. Pero el problema se complica cuando empieza a ocurrir lo que
decíamos al principio: Cada vez hay más máquinas en las empresas y, por eso, cada vez hacen falta menos brazos; pero cada vez se produce más y los salarios aumentan.
- Es cierto.
- ¿Solución?
- No se me ocurre. Y, según mis noticias, no se le ha ocurrido a nadie hasta ahora. La prueba está en la gran cantidad de parados que hay, que va aumentando día a día, sin que nadie lance una idea que pueda resolver el problema que supone hacer posible que toda esa gente pueda trabajar.
Porque, si cada vez hay menos para pagar el paro de los demás y cada vez hay más parados, ¿qué va a pasar al final?
- Desde mi punto de vista hay varios errores en el planteamiento
actual.
- ¿Cuáles?
- El primero, considerar la situación como el fracaso de la economía industrial o incluso posindustrial.
- ¿Es que no está claro?
- No. La sociedad industrial, eminentemente técnica, ha ideado las
máquinas y éstas están haciendo innecesario el trabajo humano. ¿Es eso un fracaso? ¿No es un gran éxito? ¿Qué se pretendió cuando se inventó la primera máquina sino evitar tener que trabajar? Pues ya se ha conseguido:
Un elevado porcentaje de los hombres ya no tienen que trabajar. Otra cosa es que coexista esta situación con otro error grave.
- ¿Qué error?
- El de considerar el trabajo como algo consustancial al hombre y
despreciar al que no trabaja.
- ¿Es que no es así?
- Esa es la concepción anglosajona. Vamos a ver: Ahora está
ocurriendo que hay cada día más hombres que están sin hacer nada pero que han de comer, mientras otros han de trabajar cuanto pueden, sin tiempo para "vivir", y pagar lo que aquéllos consumen.
- ¿Es que no lo ves? ¿Cómo van a mantener unos pocos a todos los
demás?
- Pero, ¿no te das cuenta de que eso parte de una programación
automática que considera el trabajo como algo bueno y el ocio como algo malo? Y, al aceptar los del Sur esa apreciación del trabajo de los del Norte, hemos llegado a una paradoja muy graciosa.
- ¿Cuál?
- La de que antes, los más preparados, las clases dominantes eran las que no trabajaban y se dedicaban a "vivir", a cultivarse, mientras los menos preparados trabajaban. Ahora, en cambio, los más preparados trabajan como esclavos en los puestos de ejecutivos, llevando una vida estúpida, llena de estrés e infartos, sin tiempo libre para nada, con la familia abandonada, mientras los menos preparados se quedan en el paro, tienen todo el tiempo libre y, encima, cobran el subsidio de desempleo.
Generalmente, sin embargo, como son los menos preparados intelectual y culturalmente, ese tiempo ni lo aprovechan ni lo disfrutan debidamente y, además, son despreciados y se sienten frustrados por esa aceptación estúpida del modo de pensar de los del Norte, plenamente justificada en el Norte.
- Yo no creo que sea cuestión de apreciaciones.
- Pues lo es. Verás. ¿Qué ocurriría si, en vez de considerar a los
parados como una rémora, se los considerase como un éxito del sistema?
- Eso sería maravilloso.
- Y lo será, siempre que se produzcan algunos cambios conceptuales que se reflejen luego en la sociedad.
- ¿Qué cambios?
- Considerar el ocio, el tiempo libre, como una conquista y el trabajo como algo impropio del hombre y, por tanto, propio de esclavos, es decir, de "máquinas", y considerar la educación, la formación completa, es decir, tanto técnica como humanista, como un objetivo, tanto a nivel individual como colectivo. La eficacia a costa de la calidad, la avidez de dinero y de cosas, y la competencia deben, pues, ser sustituidas por la perfección en el trabajo, la cooperación, y la amabilidad. Sólo con esos cambios conceptuales y si los estados y los medios de comunicación empiezan a decir la verdad y a considerar el ocio (entendido como el tiempo libre para
jugar, estudiar, formarse, hacer ejercicio, dialogar, compartir, investigar, leer, escribir, meditar, en una palabra, mejorar por dentro y no en cuanto a las posesiones materiales) como una verdadera conquista, y se esfuerzan en proporcionar los medios para ello, que no supondrían más gastos que hoy, sino una reestructuración en base a la nueva filosofía, el mundo cambiaría radicalmente y se encaminaría hacia algo que todos estamos deseando en lo más hondo de nuestros corazones.
DÍA 21
TAGES ANZEIGER, Zurich, Suiza
- El vegetarianismo es una tontería.
- Y ¿cómo lo sabes? ¿has estudiado sus motivaciones?
- No. ¿Y tú?
- Yo sí. Y no me parece una tontería, en absoluto.
- ¿Te parece, pues, normal, prescindir de ciertas posibilidades de
alimentarse pudiendo no hacerlo?
- Es que no hay que verlo así. Porque así no alegas nada en su contra.
¿Qué te parece si yo te criticase el que no ingirieses arsénico, cuando lo tienes a tu disposición?
- Hombre, eso si que es gracioso.
- ¿Gracioso por qué?
- ¿Vas a compararme un buen filete con una dosis de arsénico?
- Pues no sería tan descabellado. La única diferencia estriba en que el arsénico actúa más rápido.
- No me digas.
- Te digo. ¿Quieres que te dé unas cuantas razones, cada una de ellas suficiente para justificar el vegetarianismo?
- ¿Tantas razones hay?
- Sí. Unas son de carácter físico, otras de carácter superior.
- ¿Superior?
- Sí. Siempre que llamemos superior a lo emocional o a lo mental o, incluso a lo espiritual.
- Por favor, dame esas razones o, por lo menos, alguna de ellas.
- Allá voy. Empezaré por las físicas, que están más al alcance de
todos. Entre ellas te puedo enumerar las siguientes:
1ª.- La dentadura del hombre no es ahora, en modo alguno, la
de un carnívoro. Eso no lo puede discutir nadie.
2ª.- La digestión de la carne es muchísimo más laboriosa que la
de los vegetales. Lo cual quiere decir que consumimos más energía para digerir un filete que su mismo peso en vegetales.
3ª.- La prueba de lo anterior la tienes en que, apenas uno se
resiente del estómago, los médicos le recomiendan prescindir de las grasas animales.
4ª.- Los animales más fuertes y más resistentes y más longevos
son todos herbívoros. Piensa en el caballo, que puede tirar del arado o del carro durante horas. Piensa, por otro lado, en el león o el gato, carnívoros, que son capaces de dar una corrida muy rápida pero muy breve y, el resto del tiempo permanecen tumbados porque las energías no les dan para más.
5ª.- Cuando se mata un animal para su consumo, se le desangra.
La sangre que se le saca es, lógicamente, la sangre arterial, que es la recién purificada por los pulmones. Y la que queda en la carne, dándole su coloración roja, es la sangre venosa que es, precisamente la que llevaba todos los productos destinados a convertirse en orín, sudor y excrementos, es decir, todo lo que es venenoso para el organismo y que el del animal iba a eliminar de sus circuitos vitales. Al comer carne, pues, introducimos en nuestro organismo todas esas toxinas que el cuerpo del animal estaba tratando de expulsar.
6ª.- Con la superficie de terreno necesaria para producir un kilo
de carne de cualquier animal de los que consumimos, se pueden producir muchísimos más kilos de alimentos vegetales, más sanos e igual de nutritivos.
7ª.- Cien gramos de pan integral proporcionan las mismas
proteínas, y más sanas, que cien gramos de carne.
- Me estás asombrando. Sigue.
- Vamos, pues, si te parece, a los motivos emocionales, mentales y
espirituales. Por supuesto, para el hombre corriente, no interesado en estos temas, estos motivos carecerán de valor. Pero tendrá que reconocer que, para quienes los creen, constituyen razones suficientes para ser respetados por los que no lo hacen.
9ª.- El animal, al ser matado, siente el pánico consiguiente,
emite una vibración de terror pues el instinto de conservación es en ellos tan fuerte como en nosotros. De ese modo, la vibración de terror y de angustia, una vibración extremadamente nociva y negativa desde el punto de vista emocional, compenetra la carne y la acompaña hasta su descomposición o digestión y asimilación. Pero aquí interviene un hecho muy interesante: El hombre posee, además del cuerpo físico, que todos conocemos y con el que estamos familiarizados, un cuerpo vital, que es como la estructura última de aquél, el campo electromagnético que hace que cada cosa esté en su sitio y que viva - la muerte se produce cuando el cuerpo vital abandona el cuerpo físico y, en ese momento, comienza la
descomposición o desintegración - y que, a la vez, es un duplicado exacto del cuerpo físico, átomo por átomo, y compenetra al cuerpo físico permanentemente. Posee, además. un cuerpo emocional o cuerpo de deseos, que es el que usamos, sin saberlo, cuando sentimos emoción o manifestamos sentimientos, sean de la clase que sean. También este cuerpo, más sutil que los dos anteriores, los interpenetra y acompaña durante toda la vida. Y, por fin, tenemos el cuerpo mental, más tenue aún y que también compenetra a los otros y los acompaña durante la vida. Este es el cuerpo que empleamos, también sin percatarnos de ello, para pensar, para reflexionar, para meditar; es, en una palabra, la sede de la mente. Pues bien, los minerales sólo poseen cuerpo físico, razón por la cual no viven, en el sentido corriente del término, no crecen ni se reproducen ni sienten ni piensan. Los vegetales tienen cuerpo físico y cuerpo etérico, lo cual les permite vivir, crecer, tener cierta sensibilidad y reproducirse. Los animales poseen cuerpo físico, cuerpo etérico y cuerpo de deseos, lo cual les permite, además, moverse y manifestar sentimientos y deseos. Y el hombre, a todos esos vehículos, añade la mente, que le permite pensar.
- ¿Qué quiere decir eso de que utilizamos el cuerpo emocional y el mental sin saberlo? ¿Cómo se puede hacer algo sin saberlo?
- Tú estás continuamente haciendo cosas sin saberlo.
- ¿Sí? ¿Qué cosas?
- Pues, por ejemplo, la digestión, la asimilación, el funcionamiento
del corazón, o de los riñones o del hígado o de los intestinos o del sistema nervioso, los movimientos reflejos, etc. etc. ¿O es que todo eso lo haces tú conscientemente?
- No, claro. No había caído.
- Lo mismo que, en cuanto comes algo, todo tu aparato digestivo
empieza a funcionar sin que tú hagas nada para ello, cuando quieres pensar algo, es el cuerpo mental el que empleas, y usas el cuerpo emocional para crear sentimientos, emociones y deseos. ¿Es tan extraño eso?
- Hombre, visto lo anterior, no. Pero la digestión, la asimilación, las palpitaciones y todo eso lo siento, lo compruebo, lo tengo ahí y nadie me lo puede negar. Pero los otros cuerpos o vehículos, el cuerpo etérico, el emocional y el mental, eso me lo tengo que creer.
- Ya te he dicho antes que esta materia ha de aceptarse y que los que lo aceptan merecen el respeto de los que no lo han estudiado ni aceptado.
Pero, por otra parte, te diré que esos vehículos explican racionalmente y con todo detalle los procesos de la emoción y el pensamiento, cosas que la ciencia tradicional aún no ha logrado explicar. Pero vamos a lo que íbamos: El animal que ha sido matado violentamente, decíamos, ha sentido terror y angustia y miedo en su cuerpo emocional y esa vibración ha quedado, digamos, pegada a la carne que ha estado compenetrando en vida. De modo que, cuando ingieres un trozo de carne, no sólo ingieres lo que ves, sino la parte correspondiente del cuerpo emocional del animal muerto y, con ello, introduces en tu cuerpo emocional esa vibración, altamente perniciosa, de terror, angustia, miedo y odio. Si durante años comes carne con asiduidad, tu cuerpo emocional se está alimentando con
vibraciones violentas de odio, de miedo, de angustia. Y eso acaba
reflejándose, por la parte inferior, en tu salud física y por la superior, en la calidad de tus sentimientos y pensamientos. ¿Te has dado cuenta de que los pueblo más carnívoros han sido siempre los más agresivos, los más guerreros? ¿Conoces un solo ejército vegetariano? ¿Has visto algún animal herbívoro agresivo? Y ¿qué me dices de los carnívoros? Y, entre las aves ¿cuáles son las de rapiña y de qué se alimentan?
- Nunca se me hubiera ocurrido pensar de ese modo, pero está claro.
- Tan es así que hay países en que los matarifes no pueden ser
miembros de los jurados en los tribunales . Y ello debido a que, el estar matando continuamente, quitando la vida a otros seres, les produce una indiferencia ante la muerte que desaconseja su inclusión en dichas instituciones.
¿Sabes, por otra parte, qué porcentaje de matarifes acaban su vida enlos manicomios? ¿Por qué crees que será?
- Bueno, por lo menos los que comemos carne no participamos de
esto último...
- ¿Qué te hace pensar que eso es así? ¿Es que tú consideras menos
culpable al que ordena matar que al que ejecuta materialmente el
asesinato? Mientras comas carne estás haciendo que otros maten animales para ti y, por muy cómodo y ajeno que te sientas en tu casa, hay seres que están siendo presa del terror, la angustia y el miedo por culpa tuya. No te equivoques. El sistema del avestruz no da nunca resultados.
- Me has hecho polvo. Tendré que reflexionar seriamente sobre todo lo que me has dicho. Pero has hablado también de razones espirituales.
¿Podrías exponérmelas?
- Claro. Lo que ocurre con ello es que hay también que aceptar
determinadas premisas o creencias que, dicho sea de paso y con toda sinceridad, son lo más razonable del mundo y dan respuesta y solución y sentido al misterio de la vida y hasta al de la muerte.
- De acuerdo, lo tendré en cuenta. Pero explícame esas creencias, por favor.
- Son, fundamentalmente, dos. Dos leyes naturales, o sean, dos
normas de la naturaleza.
- Perdona, pero no entiendo. ¿Qué es eso?
- Las leyes naturales son como unos modos de funcionar la
naturaleza, corrientes de fuerza que hacen que el universo todo funcione inevitablemente de determinada manera y no de otra.
- Sigo sin entender.
- Lo entenderás enseguida. Todo en la naturaleza se desarrolla de
determinada manera cuando el hombre no actúa: Todos los seres nacen, se reproducen y mueren, los niños crecen y se hacen hombres, la gravedad nos atrae a la tierra, la muerte nos hace desaparecer de ella y disuelve nuestro cuerpo, las flores producen frutos, los pájaros ponen huevos, los peces respiran el oxígeno del agua... te podría citar miles de cosas, miles de fenómenos, miles de acontecimientos, todos ellos ajustándose a lo que establecen las leyes naturales. Por eso se las podría llamar la voluntad de Dios, puesto que ellas conducen cada cosa a su sitio, a su finalidad específica, a su función apropiada, a su aportación a la economía de la naturaleza...
- Todo esto es impresionante. Y tan lógico...Pero, oye, y ¿qué pasa con la leche y los huevos? porque son productos animales. ¿Se pueden comer?
- Sí. Se trata de productos para cuyo consumo no es necesario privar de la vida a ningún animal. Sé que me dirás que al comer huevos sí que se priva de la vida a la futura gallina, pero su cuerpo aún no se ha desarrollado del todo. Y, por supuesto, sería más aconsejable consumir huevos no fecundados.
- ¿Y los vegetales? ¿No son también seres vivientes? ¿Por qué esos sí que podemos consumirlos?
- Muy sencillo. Ten presente que, para sobrevivir, hemos de
alimentarnos pero, una vez conocidas las líneas de la evolución y conocido dónde podemos perjudicar menos a nuestros hermanos y a nosotros mismos, lo lógico es hacerlo. Los vegetales no tienen cuerpo de deseos y, por tanto, no sufren. Por otra parte, su reencarnación es muy rápida, ya que disponen de multitud de semillas en las que renacer.
- ¡Caramba! Me estás asombrando.
- Es que el mundo es algo asombroso. Y la vida. Y la muerte. Todo lo que nos rodea es asombroso. Hasta nosotros mismos. Pero yo iba a hablar de sólo dos de estas leyes naturales que son las más directamente relacionadas con la razón espiritual para no comer carne.
- Es verdad. ¿Y cuáles son?
- La Ley de Renacimiento y la Ley de Retribución o de Acción y
Reacción. O también , la Ley del Karma.
- Bueno, pues explícamelas.
- Verás, la Ley de Renacimiento es la que nos hace nacer y morir a todos los seres vivientes. Todos somos , en el origen, como chispas divinas, emanadas dentro de Dios. Todos poseemos, en potencia, todas las facultades divinas pero hemos de desarrollarlas, al tiempo que desarrollamos también el sentido de la individualidad. Y eso lo hacemos a lo largo de un número indefinido pero elevado de vidas, en las cuales vamos aprendiendo a manejarnos en este mundo, desarrollando la voluntad y el carácter y espiritualizando la mente. O sea que, cada vida es como un día de colegio en el que aprendemos ciertas lecciones en forma de experiencias. Luego volvemos a casa al morir. Y allí, en los mundos o planos emocional y mental, sacamos las conclusiones oportunas, es decir, asimilamos lo asimilable. Y volvemos a nacer . Claro que, cada vez que nacemos lo hacemos con el bagaje que hemos adquirido en las vidas
anteriores, exactamente como en el colegio: cada día vamos a clase con lo aprendido el día anterior ya asimilado y formando parte de nuestro conocimiento.
- Está bastante claro.
- La otra Ley es la de Acción y Reacción, de Retribución o del
Karma, que de todas esas maneras se llama. Pero, antes de entrar en ella voy a hacer un inciso: Hay otra ley natural muy importante, la más importante, la base de la creación, que es la Ley del Amor que se enuncia con aquello tan conocido de "Ama a tu prójimo como a ti mismo; trátalo como te gustaría que te tratasen y no le hagas lo que no te gustaría que te hiciesen". Nuestros pensamientos, palabras, obras, deseos y emociones sólo pueden, o coincidir con esta ley, cumpliéndola, o incumplirla. Y aquí interviene la Ley del Karma, representante o ejecutora máxima de lo que se denomina la justicia divina. Funciona así: Como todo pensamiento, palabra u obra del hombre supone haber puesto en movimiento una energía, una causa que, indefectiblemente, producirá un efecto, si esa causa está de acuerdo con la Ley del Amor, el efecto será positivo. Y, si se enfrenta a ella, si la desobedece, el efecto, es decir , la consecuencia de esa causa, será negativa.
- No acabo de entenderlo.
- Te pondré un ejemplo. Imagina que tú tienes dinero y decides
ayudar a una familia necesitada y así lo haces. Habrás puesto en
funcionamiento una causa que, en su día, producirá un efecto que,
necesariamente, volverá a ti. Como esa causa está de acuerdo con la Ley del Amor, el efecto, que te vendrá en esta vida o en la próxima o en otra posterior, pero te llegará, sin duda alguna, consistirá en que habrás desarrollado más sensibilidad para ayudar a los que lo necesiten y tendrás más posibilidades económicas para hacerlo, lo cual te producirá un avance más rápido cada vez. Si, en cambio, en esta vida, te aprovechas de esa familia explotándola y haciéndola pasar privaciones o engañándola o perjudicándola de algún modo, esa causa que pones en funcionamiento y que, inevitablemente, volverá a ti, será contraria a la ley y, por tanto
negativa. Como consecuencia de ello, te verás privado de dinero o de poder y, lo que es peor, de sensibilidad, además de verte en una situación similar a la que tú creaste para los otros.
- ¡Es tan justo!
- Te voy a poner otro ejemplo muy de actualidad.
- ¿Cuál?
- El del aborto. Imagina que eres mujer y decides abortar o eres el
padre y haces abortar a la madre del nonato. ¿qué ocurre? Tú sabes que, para nacer hace falta un proceso de muchos, muchos años, a veces más de mil, desde la última vida - y a veces mucho menos, según los casos - y que para el nacimiento somos atraídos, a causa de las deudas recíprocas contraídas, por nuestros anteriores parientes ordinariamente. Bien, si privas a un hermano de renacer, después de sus esfuerzos, de construir sus vehículos superiores, de haber asimilado las enseñanzas de sus vidas anteriores y de haber obtenido la aceptación de tu Yo superior - porque todos los hombres con evolución similar a la nuestra, para renacer, lo hacemos escogiendo los padres y el entorno social para que sea el
apropiado con el fin de aprender en él las lecciones que queremos aprender - indudablemente estás cometiendo un grave error que, por supuesto, perjudica muy gravemente al espíritu que pretende renacer. Pero tú te estás preparando, aparte de las consecuencias de tu acción, desde el punto de vista de la evolución espiritual, el que cuando, tras tu muerte y el período entre vidas, intentes renacer, no encuentres quien quiera prestarte su apoyo siendo tu madre o tu padre. Y eso puede retrasar tu evolución muy gravemente.
- Es impresionante.
- De este modo comprobamos que cada uno no somos sino el
resultado exacto de lo que hemos hecho en el pasado y no tenemos ningún derecho a reclamar a nadie ni a echar la culpa a nadie, porque tenemos exactamente lo que nos hemos merecido. Pero esta ley tiene un aspecto aún más interesante: Que nuestro futuro está en nuestras manos, exclusivamente en nuestras manos y, por tanto, lo que seamos o tengamos o logremos mañana será, exclusivamente, el efecto de las causas que hoy pongamos en funcionamiento. Y las leyes naturales no hacen distingos.
Son inexorables. Todos les estamos sometidos y todos por igual. Por tanto, la justicia que esta ley define y configura es la justicia perfecta, sin posibilidad de reclamaciones ni de juicios comparativos.
- Comprendo. Y es muy serio
- Pero también muy consolador y muy orientativo.
- Y ¿ esto explica las razones espirituales para no comer carne?
- Pues sí. Verás. Si cada animal reencarna, como nosotros,
innumerables veces, ello supone que ese espíritu, por un lado, tiene el propósito de renacer y con ese fin realiza un esfuerzo y tiene un objetivo concreto y crea unos vehículos - todo de acuerdo y ayudado, por supuesto, por otras leyes naturales que no son del caso ahora - , es decir, tiene unas expectativas de vida y de adquisición de experiencia y, en una palabra, de evolución. Y entonces llegas tú, lo matas - o haces que lo maten, que para el caso es igual - y se acabó. Has privado a un espíritu como el tuyo, sólo
que más atrasado en la evolución por pertenecer a otra oleada de vida, de sus posibilidades de progreso. Los vehículos de los animales superiores son muy complejos, tienen tras de sí muchos millones de años de evolución, que suponen esfuerzos infinitos, y el privar a un espíritu de la posibilidad de vivir, es algo que va en contra de la Ley del Amor. Por tanto, es una actuación negativa que, lógicamente, nada bueno puede traer como retribución. ¿Has comprendido? ¿Comprendes de dónde surge el mandamiento de "no matarás" y qué hay detrás de él? ¿Sigues opinando que los que no comen carne son unos chiflados?
- Te aseguro que no. Yo no tenía ni la más leve sospecha de todo lo que me has dicho y claro...
- Pero las leyes naturales no tienen en cuenta si tú lo sabes o no. De ahí la conveniencia o, mejor, la necesidad de estudiarlas porque, en verdad, y bien mirado el asunto, el único pecado del hombre es la ignorancia.
- ¿La ignorancia el único pecado?
- Sí. ¿Tú crees que si todos conociésemos todas las leyes naturales
cometeríamos algún error para luego tener que sufrir las consecuencias?
Porque cabe pensar que en el mundo físico, el infractor tiene siempre la esperanza de que no le descubran y, por tanto, de que no le castiguen. Pero ante las leyes naturales no hay posibilidad alguna de camuflaje y la cosa cambia.
- Claro, ya lo creo que cambia. Oye, y ¿no hay ninguna manera de
evitar esa consecuencias?
- Si. Hay un medio. Hay un medio, pero ten en cuenta que todo esto es muy complejo porque estamos actuando en tres planos, tres mundos a la vez y en todos ellos hay retribución. Hay un medio de evitar el mal moral.
- ¿A qué llamas tú el mal moral?
- Pues a las consecuencias negativas en los planos superiores.
- Sigo sin comprenderlo.
- Es que esto se nos está complicando . Hemos empezado con el
vegetarianismo y ya ves dónde estamos. ¿Estás de verdad interesado en profundizar en este tema?
- Por supuesto. Me está pareciendo la cosa más interesante, por no
decir más importante, que he oído en mi vida.
- Es que no te he dicho algo que no era necesario para lo de la carne pero sí que lo es ahora.
- ¿De qué se trata?
- De lo que ocurre tras la muerte, o sea, entre dos encarnaciones.
- Caramba. Eso sí que me interesa. ¿Me lo puedes explicar? ¿Lo
sabes?
- Sí. Está al alcance de todos los que quieran conocerlo. Siempre lo ha estado.
- Pues, hijo, no lo comprendo. ¿Por qué nadie habla de ello?
- Porque casi nadie se interesa por estos temas. Porque, en su
evolución, aún no han llegado al punto de planteárselos en serio. Pero siempre ha habido gente que lo ha estudiado, que lo ha investigado, que lo ha descrito, que lo ha visto...
- ¿Visto? ¿Hay geste que lo ha visto? ¿Lo que ocurre tras la muerta?
- Y hay gente que lo ve. Pero mucha.
- ¿Y por qué no lo dicen?
- Sencillamente, porque no les interesa la publicidad. Ellos están en la línea de la Ley del Amor y no buscan dinero ni fama ni admiración. Lo que buscan es ayudar y eso lo hacen explicando todo esto a quien se lo pregunta en serio. ¿Tú te lo habías preguntado a ti o lo habías preguntado a alguien?
- No.
- ¿Y qué crees que significan aquellas palabras del evangelio:
"Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, pedid y recibiréis?
- ¡Claro! Ahora las comprendo.
- Bueno pues, llegados aquí, seguiré con lo que te iba a aclarar. Tras la muerte sólo ocurre que nos damos cuenta de que hemos perdido el cuerpo físico y, por tanto, no podemos comunicar con el mundo físico ni percibir nada de él porque no tenemos sentidos físicos. Por lo demás continuamos siendo los mismos de siempre. No creas, como la mayor parte que, por el hecho de morir, se convierte uno en sabio, santo y poco menos que Dios. No. Nada de eso. Uno es exactamente como era aquí, con los mismos defectos y carencias y virtudes y manías, pero sin cuerpo físico.
- ¿Sólo eso?
- No. Luego se revive la vida que se acaba de vivir y se vive tres
veces.
- ¿Tres veces? ¿Y eso por qué?
- Porque la primera vez se revive en lo que la iglesia llama el infierno que, por supuesto, no es eterno - lo cual sería una barbaridad - o lo que los especialistas e investigadores de estos temas llaman el purgatorio y, las otras en los que se llaman el segundo y el tercer cielos.
- Aclara eso, por favor.
- En esa revivencia de la ultima vida en el purgatorio, cuando se llega a un pasaje en que, de algún modo, hicimos daño a alguien, ese dolor, ese daño, ese perjuicio lo sentimos nosotros en nuestra propia carne.
- ¿Eso es posible?
- ¿Por qué no? Todos conservamos en el átomo simiente de cada
cuerpo, de cada vehículo, la película completa de todas nuestras vidas.
¿Cómo crees que sería posible si no el recordar las vidas anteriores como ocurre con la hipnosis profunda? ¿Te has dado cuenta de que, cuando te miras al espejo lo que ves no eres tú mirándote, sino tú vuelto al revés? Tu mano derecha sigue siendo la misma, pero en el espejo se ha convertido en tu mano izquierda, y lo mismo ocurre con todas las partes de tu cuerpo...
Pues, aunque no sea exactamente eso, algo así ocurre con lo de
experimentar tú el dolor que causaste a otros. Lógicamente, nuestro
espíritu toma buena nota de lo que en otras vidas no deberá hacer. Y así vamos aprendiendo o, lo que es lo mismo, evolucionando. Cuando se nazca la próxima vez y se vaya a cometer el mismo error, se oirá una vocecita interior que dirá : ¡ojo!
- ¿Y qué pasa en el primer cielo?
- Pues exactamente lo mismo pero al revés: Que allí se vuelve a vivir la última vida y se experimenta todo el bien, todo el placer, todas las alegrías que se han producido a los demás. También aquí el espíritu toma nota y en la próxima encarnación sentirá una tendencia a repetir aquello que produce felicidad.
- ¿Y después del primer cielo?
- Aún se pasa a un segundo y a un tercer cielos cuya descripción no procede aquí. Bástete saber que el espíritu siente deseos de aprender más, de conocer más leyes naturales y, lo mismo que el niño no puede evitar crecer, él se siente impulsado a preparar su próxima reencarnación.
- ¿Cómo la prepara?
- Ten en cuenta que todo esto es más serio y más profundo de lo que parece y requiere estudio y tiempo. Sobre todo, no es para curiosos sino, como te he dicho antes, para los que están verdaderamente interesados.
- Bueno, es que yo ya lo estoy.
- De acuerdo. Te explicaré esto y terminaré con la manera de evitar lo que he llamado el mal moral.
- Estupendo. Te lo agradezco.
- Cuando el espíritu desea reencarnar, como posee los átomos simiente de todos sus vehículos que, a diferencia de éstos, no se
descomponen, y conservan toda la historia evolutiva de ese espíritu,
comienza a descender - digo descender por decir algo aunque debería decir "pasa sucesivamente a distintos mundos o planos de creciente densidad que son el mental, el emocional, el etérico y el físico" - y, como cada átomo-simiente conserva las vibraciones exactas de todas las características adquiridas hasta ese momento, sean buenas o malas, a medida que desciende, va atrayendo magnéticamente materiales de esa misma vibración, con los que construye su vehículo. De este modo, cuando nacemos en este mundo, tanto nuestro cuerpo físico como el etérico, el emocional y el mental se encuentran con las características que tenían antes de iniciar su descenso hacia la reencarnación. Con ello, primero, no se pierde nada de lo adquirido en vidas anteriores y, segundo, nadie es ni tiene más de lo que por su propio esfuerzo mereció. Porque, has de saber, amigo mío que, en la naturaleza - tanto este mundo como los superiores son todos naturaleza y son todos materiales, aunque de distintasdensidades - en la naturaleza, digo, no se regala nada. Todo tiene su costo.
- Comprendo perfectamente y me parece lógico y justo. Oye ¿y que pasa con ese medio de que me has hablado antes, para evitar el mal moral.
- Ah, sí. En efecto, hay un medio para evitar tener que sufrir tras la muerte el mal que hemos podido hacer en vida, aunque no sus
consecuencias físicas futuras.
- Explica, por favor.
- El sistema es archiconocido aunque no se le ha dado generalmente la importancia que tiene.
- ¿Y cuál es ese sistema tan conocido?
- El arrepentimiento sincero. Y lo comprenderás enseguida: Si tú,
después de haber perjudicado a alguien con el pensamiento, las palabras o las obras, te das cuenta de lo que has hecho y sientes verdadero dolor y te disculpas o reparas o restituyes, ese dolor y ese propósito de la enmienda obran en ti como obraría el purgatorio - que no tiene más finalidad que esa - y, por tanto ese pecado "queda borrado" de tu átomo simiente de modo que, tras la muerte, cuando llegue ese pasaje de tu última vida, habrá desaparecido y no experimentarás ningún dolor. El arrepentimiento sincero - y en ello no caben engaños porque son tus propios átomos-simiente los que graban y conservan toda la verdad en todos los planos - te borrará los pecados a efectos de que habrás aprendido la lección. Pero los efectos negativos de tu actuación anterior, recaerán sobre ti porque es de justicia.
- Eso no me parece tan justo ¿no?
- ¿Cómo que no? Si en este mundo tú perjudicas a alguien, de
cualquier modo que sea, ¿crees que, simplemente arrepintiéndote has reparado lo hecho? Si te arrepientes, ello supone que ya no reincidirás, que esa lección la has aprendido. Pero tu acción está en marcha, la deuda contraída está pendiente y, con toda justicia, ha de volver a ti y tú tienes que experimentar sus consecuencias.
- Sí, claro. Entonces, ¿todo esto es la base de lo que la iglesia dice del perdón de los pecados...?
- Por supuesto. Fíjate que la iglesia dice que, aunque te confieses y el sacerdote te dé la absolución, si no tienes verdadero arrepentimiento, verdadero propósito de la enmienda, tus pecados no quedan perdonados.
¿Por qué? Porque son el dolor y el arrepentimiento sinceros los que de verdad borran los pecados, y no la absolución. Esta tiene otra finalidad, y es una ayuda suplementaria, pero eso ya es otro tema que, no puedo exponerte ahora. Si de verdad estás interesado en estas materias, existe bibliografía abundantísima sobre ellas y puedes estudiarlas con todo detalle.
- Pero todo esto ¿cómo se sabe?
- En primer lugar porque son conocimientos que proceden de la
antigüedad y que se han transmitido hasta hoy. Todos ellos ya se conocían en la antigua Babilonia, en Egipto, en Atenas, en Roma, en Jerusalén...¿Qué crees que quiere decir el evangelio cuando dice que Jesús hablaba en parábolas a las multitudes pero luego explicaba en privado el contenido de las mismas a Sus apóstoles? ¿No sabes que Pitágoras y Platón y la mayor parte de los grandes filósofos eran iniciados en los Misterios egipcios y griegos que, en el fondo, contenían todos estos conocimientos, como los contenían todos los sagrados Misterios de la antigüedad? Pues esos conocimientos son los mismos que Cristo transmitió a Sus discípulos y que hasta Constantino conocieron los primeros cristianos y que, desde entonces, la iglesia, al ser nombrados sus obispos por el poder político, perdió. Pero se conservaron y se siguen transmitiendo. Y son éstos y muchos más, todos trascendentales.
- Bueno, pero ¿por qué no se publican?
- Se han publicado. Y, de hecho, en todas las épocas ha habido
quienes los han estudiado y conocido. Yo te diría que la mayor parte de las grandes figuras de la historia, por lo menos los filósofos y escritores, los investigadores e idealistas, han tenido conocimiento de la que se denomina Sabiduría Occidental.
- ¿Y por qué no lo han dicho?
- Porque hasta hace muy poco tiempo la iglesia ortodoxa tenía un
poder omnímodo y condenaba a la hoguera o al tormento o a la cárcel a quien no estuviese de acuerdo con lo que ella interpretaba de modo exclusivo. El problema con Lutero fue, fundamentalmente, que él defendía el libre examen, es decir que cada uno interpretase la sagrada Escritura libremente, y la iglesia quería - y sigue queriendo - que no haya otra interpretación distinta de la suya y, si existe, es herética. Sí, amigo mío, los que tenían estos conocimientos lo pasaban mal. Y, aún hoy, surgen problemas por el mero hecho de estudiar todo esto tan maravilloso, tan lógico, tan consolador, tan clarificador, tan tranquilizador, pero que no
coincide con lo que la iglesia dice. ¿A ti te cabe en la cabeza que el Dios del amor pueda condenar a alguien "para toda la eternidad" porque muera sin haber confesado un pecado? ¿No te parece mucho más lógico, más razonable y más justo lo que te he expuesto?
- Desde luego.
- ¿Te parece lógico que, si no crees en la infalibilidad pontificia,
estés condenado por toda la eternidad?
- Pues, no.
- ¿Te parece lógico que si no ayunas un viernes de cuaresma sea
pecado y si no ayunas un lunes, no?
- No, claro.
- ¿Te parece lógico que, cuando el mandamiento dice, taxativamente "no matarás", la iglesia aún justifique la pena de muerte?
- No. Por supuesto.
- Pues todo esto, y miles de cosas más como éstas, demuestran que la iglesia ha perdido los papeles, se ha cristalizado, no tiene respuesta...
Mientras las masas eran analfabetas y, por tanto, no usaban la mente y no hacían preguntas, era relativamente fácil acallar a los pocos intelectuales que surgían con ideas distintas a las oficiales. Pero, desde el momento en que la masa tiene acceso a los estudios, surgen los medios de comunicación, se implanta la libertad de pensamiento y de expresión, la iglesia se queda sin respuestas a miles de preguntas, amordazada por sus propios dogmas y mandamientos.
- Es cierto. Por eso, quizás, la juventud no es muy proclive a entrar en los templos.
- Exactamente. Y es lógico. La juventud, la gente de hoy, quiere las cosas claras, quiere comprenderlas. Y la iglesia, cuando no tiene
respuesta, termina diciendo: "Hay que tener fe". Pero la fe, según la propia iglesia, es un don que Dios otorga libremente. Entonces, ¿los que no la reciben se quedan sin respuesta y se han de condenar? ¿Te parece lógico?
- No, francamente.
- Y, fíjate. Otra cosa te voy a decir que te va a asombrar: A pesar de todo esto, la iglesia, fundada por Cristo, continúa teniendo los poderes que El le confirió en cuanto al ministerio de sacerdotes y obispos y a los efectos de la administración de los sacramentos. Y conserva en toda su plenitud y efectividad lo que se llama la "transmisión apostólica", o sea, la sucesión de los apóstoles por los obispos.
- No me digas.
- Sí. Cristo previó que los hombres iban a deformar sus enseñanzas y a cristalizarlas y a llenarlas de mandamientos de la iglesia - cuando El, precisamente, resumió el Decálogo en un solo mandamiento - y estableció las cosas de modo que, en primer lugar, la consagración de obispos y la ordenación de sacerdotes produjera siempre los mismos efectos que entonces - la posibilidad de manejar energías sutiles para determinados fines positivos - y, segundo, que esos efectos se produjeran aunque el sacerdote no sepa lo que hace, ni piense en ello, ni crea en ello; basta que esté ordenado, que utilice los signos de poder y las fórmulas establecidas, y los efectos se producen igual. Y, te aseguro que esos efectos se notan y hasta se ven, por muchos de los asistentes. Y, con esto, amigo mío, terminemos. Te repito que si estás interesado puedes estudiar todo esto.
Pero también te digo que el estudiarlo no sirve de nada si no eres luego capaz de ponerlo en práctica, es decir, si, como dicen los conocedores, no "vives la vida". Bueno, sí que tiene un efecto, pero no deseado. ¿Recuerdas aquello de que "al que más tiene más se exigirá"? Pues eso quiere decir que, si tienes los conocimientos y no los pones en práctica y no los diseminas, tu responsabilidad será mayor. Y es lógico.
DÍA 22
RADIO SURCO, Alcázar de San Juan, Ciudad Real
Caminando por la vida, encontré a un poderoso.
- ¿Por qué eres poderoso?
- Porque poseo autoridad y riqueza.
- ¿Crees necesarias ambas para ser poderoso?
- Sí. Con autoridad se obtienen riquezas y con riquezas se obtiene
autoridad, y ambas constituyen el poder.
- ¿Y no temes perder el poder?
- Sí. Sí lo temo. Si no temiera perderlo, sería feliz.
- Entonces, ¿no eres feliz?
- No. No lo soy por culpa de ese temor que me corroe las entrañas.
- ¿De qué te sirve, pues, ser poderoso?
- Para obtener el respeto de los demás.
- ¿Y para qué te sirve el respeto de los demás si no te hace feliz? ¿No te sería más agradable el amor de los demás? ¿Crees que el que no es poderoso puede ser feliz?
- Supongo que sí, porque no teme perder el poder que no tiene.
- ¿No sabes que casi todos los hombres creen tener algún poder y
temen perderlo?
- ¿Entonces nadie puede ser feliz?
- Sí. Puede ser feliz el que no desea el poder. Es feliz el que quiere
ser amado y no respetado. Es feliz el que hace suya la felicidad de los demás y hace suyo el dolor de los demás. Es feliz el que, aunque tenga riquezas y autoridad, no las considera un instrumento para aislarse de sus hermanos, sino un medio para acercarse a ellos, para hacerlos más dichosos, para llenarlos de dádivas, de realizaciones, de ilusiones, de amor y de alegría de vivir.
- ¿No es, pues, el poder incompatible con la felicidad?
- No. No es incompatible. El poder es una energía cósmica y, como
todas las energías cósmicas, es santa y es de todos los hombres. Y, cuando uno pretende apropiársela, deja de ser feliz y hace desgraciados a sus hermanos, porque las energías cósmicas son parte de Dios y Dios es de todos, porque todos juntos formamos a Dios.
DÍA 23
COPE SEVILLA, Sevilla
- ¿Amigo juez, por qué juzgas a tu hermano?
- Porque ha delinquido.
- ¿Y tú nunca has delinquido?
- Sí. He delinquido.
- ¿Y te han condenado por ello?
- No, porque mi delito no lo conoce nadie.
- ¿Lo conoces tú?
- Sí. Lo conozco.
- ¿Y te ves con derecho a condenar a tu hermano por hacer lo mismo que tú has hecho?
- No. En el fondo de mi alma sé que no tengo derecho. Pero la
sociedad debe funcionar. Debe haber quien juzgue y quien castigue,
aunque ese juez haya delinquido también.
- ¿Y en nombre de quien debe juzgar ese juez?
- En nombre de la Justicia.
- ¿Una justicia que lo es sólo para aquéllos cuyo pecado ha sido
descubierto?
- Sí. Esa es la conclusión.
- ¿Y te satisface esa sociedad?
- No. No me satisface. Pero, ¿qué puedo hacer? ¿Gritar a los cuatro vientos que yo también he delinquido y soy indigno de condenar a mi hermano? Entonces otro ocuparía mi puesto y todo seguiría igual.
- ¿Todo seguiría igual para quien?
- Para la sociedad. Y para aquéllos cuyo delito se descubre.
- ¿Y para ti?
El juez calló. Y el aleteo de un ángel iluminó su rostro por un
momento.
DÍA 24
EL NORTE, Santander
-Dime, amigo pintor, ¿qué pintas?
- Pinto la vida.
- ¿Crees hacerlo bien?
- No.
- ¿Por qué?
- Porque la vida que yo veo en el fondo de mi alma no es la que
aparece en mis cuadros. Porque la vida que yo siento en mi corazón es hermosa y la que reflejo en mis cuadros no lo es; es triste, está sucia, tiene hambre y sed y sueño y sufre y llora y no encuentra el camino.
- ¿Y por qué ocurre eso?
- No lo sé. Pero sé que la vida puede ser mucho más hermosa. Sé que todos los pintores y los poetas y los músicos y los artistas en general, y los místicos y los sencillos y los humildes y los que lloran, conocen la existencia y la posibilidad de otra vida más hermosa.
DÍA 24
LANZA CIUDAD REAL, Ciudad Real
-¿Qué haces, amigo político?
- Estoy preparando un discurso.
- ¿Qué pretendes con él?
- Convencer a todos de que mi programa es mejor que el de mis
oponentes.
- ¿Y por qué crees que tu programa es mejor que el suyo?
- Porque las ideas de mis oponentes son erróneas..
- ¿Tus oponentes tienen seguidores?
- Sí.
- Entonces, ¿cómo sabes que sus ideas son erróneas?
- Porque sus programas no satisfacen todas las necesidades que yo
pienso que deben ser satisfechas.
- ¿Y el tuyo, sí?
- Sí.
- Y si, puesto en práctica, resulta que tampoco sirve, ¿qué harás?
- Lo reconoceré y me retiraré.
- ¿Y entonces lo intentará otro y luego otro y otro y otro?. Sí.
- Y, entretanto, ¿qué ha de hacer el pueblo?
DÍA 25
ABC HUELVA, Huelva
- Dime, amigo: ¿Conoces algún programa de gobierno que se base en el amor?
- Un programa de gobierno no se puede basar en el amor; ha de
basarse en la justicia, en la mayor cantidad posible de justicia para el mayor número posible de ciudadanos.
- ¿Y qué es la justicia? ¿Es, acaso, imponer tus ideas a los demás? ¿O perseguir a los que no coincidan con ellas? ¿o es, una vez conquistado el poder, olvidarte del pueblo cuya representación te irrogas? ¿O es no tener en cuenta la enorme responsabilidad que echaste sobre tus hombros? ¿O deformar la verdad para conservar el poder? ¿O utilizarlo para evitar que otros puedan acceder a él aunque tengan el mismo derecho que tú tuviste?
DÍA 25
DIARIO 16 DE BURGOS, Burgos
- Dime, amigo enfermo: ¿Temes a la muerte?
- Sí. La temo.
- ¿Por qué?
- Porque me da miedo que todo se acabe; porque me aterroriza la
oscuridad; porque me asusta el castigo; porque me apena perder cuanto poseo y alejarme para siempre de los míos... Porque parece como si toda mi vida la hubiese vivido sin objeto; porque creo que aún me quedan muchas cosas por hacer; porque...
- ¿Y si yo te dijese que la muerte no existe?
- ¡Sería maravilloso!
- ¿Y si yo te asegurase que lo que tú llamas muerte es sólo un
nacimiento en un mundo mejor, una especie de vuelta a casa?
- ¿Lo crees posible?
- Estoy seguro. Yo veo ese mundo. Y es un mundo feliz.
- ¿Por qué, entonces, lo temo?
- Porque no quisiste pensar ni creer en él.
- Me decían que no existía y acabé teniéndole miedo.
- ¿Cómo no va a existir? ¿No sabes que en la naturaleza nada muere?
¿No has observado que al dolor sigue la alegría y a la enfermedad la salud y a la desgracia la fortuna y que no hay oscuridad sin luz, ni pecado sin virtud, ni maldad sin bondad, ni tormenta sin calma, ni noche sin día, ni odio sin amor, ni vejez sin juventud ni, por tanto, muerte sin vida?
DÍA 25
NAVARRA HOY, Huarte, Navarra
- Amigo, ¿crees en Dios?
- No. No creo.
- Y, ¿por qué?
- Porque no lo veo y, a lo largo de mi vida, he aprendido a creer en lo que veo.
- ¿Y no ves a Dios?
- No. No lo veo.
- ¿Y crees que lo reconocerías si lo vieses?
- Sí.
- ¿Cómo piensas, pues que, de existir, debería ser?
- No lo sé. No puedo concebirlo. Pero sé que si existiese y yo lo
viera, lo reconocería. Porque sería algo distinto a todo.
- Pero, ¿tú lo has buscado?
- No. No lo he buscado porque no creo en su existencia.
- Lástima. Porque, si lo hubieras buscado, a lo mejor lo hubieras
encontrado.
- ¿Y dónde tenía que buscar?
- Precisamente donde no sospechas que está: En ti mismo. Tú mismo eres Dios, y tu prójimo, y el sol, y las estrellas, y la brisa de la mañana, y el arco iris, y la risa de los niños, y la flor del cerezo, y el susurro del mar...
- ¿Eso es Dios?
- Eso es Dios. Y muchas cosas más. Dios es todo lo que tú ves. Y
todo lo que tú sientes. Y todo lo que tú piensas. Y lo que ni siquiera
percibes. Dios es todo. Porque tú y yo y todos, vivimos en Él y lo
formamos. Y Él evoluciona con nosotros. Y sufre y es feliz con nosotros.
- Ese no es el Dios de que me han hablado.
- Porque los que te han hablado de Él no lo conocían.
- Si eso es Dios, ¿cómo puedo entrar en contacto con Él?
- Por medio del amor. Es el único camino. Ama a tu prójimo; ama la luz; ama a los pobres y a los ricos, a los inteligentes y a los torpes, a los buenos y a los malos, a los tristes y a los alegres... porque todos, todos somos parte de Dios. Si así lo haces, comenzarás a sentir Su existencia, experimentarás la certeza de Su presencia y de Su acción y de Su omnipotencia y de Su sabiduría, y te sentirás arropado y seguro, y sonreirás recordando cuanto sobre Él te habían contado, y sentirás que aquella puerta que cerraste en tu alma, se abre, y que tu alma rebosa y se funde con el alma de tus hermanos y ya no puedes distinguir dónde terminas tú y dónde empiezan ellos, ni quién es el feliz ni el desdichado...
- Entonces, las iglesias...
- Instrumentos necesarios y convenientes para determinados
hombres. Medios para intuir a Dios. Pero la única manera de percibir a Dios, de estar seguro de Su existencia, de sentirlo palpitar en tus venas y en tu corazón y en tus entrañas, es amándolo en Sus criaturas. Ámalo y recibirás amor. Un amor que calmará tu medida y hará que ya nunca vuelvas a dudar de Su existencia.
DÍA 26
TELEMADRID, Madrid
- Amigo, ¿estás enamorado?
- Sí. Estoy enamorado y soy feliz.
- ¿Por qué?
- No lo sé. No lo sé, pero soy feliz.
- ¿Qué sientes?
- Siento que mi corazón se ha hecho grande y me duele. Pero su
dolor es dulce y agradable.
- ¿Y, qué más?
- Me siento capaz de las más heroicas hazañas, de los más grandes
sacrificios, de soportar los más terribles tormentos. Me siento...
- ¿Qué crees que siente tu ser amado?
- Estoy seguro de que siente lo mismo que yo.
- ¿Cómo definirías, pues, el amor?
- No lo sé. Pienso que es indefinible. Es preciso sentirlo para
comprenderlo. Pero, una vez sentido, no se lo puede describir.
- ¿Con qué compararías tu amor?
- No sé... Quizás con una paloma blanca o con una nubecilla en el
cielo azul o con una rosa derramando su aroma o con un gorrioncillo ahuecando sus plumas o con el arco iris... no sé.
- ¿Y a tu ser amado?
- A mi ser amado lo compararía con algo etéreo, suave, ausente y
presente al mismo tiempo, como una niebla dulce y rosada que lo llenase todo y todo lo hiciese hermoso, posible y bueno; lo compararía con un ángel...
- ¿Crees que podrías querer a otro ser del mismo modo?
- No. Sería imposible. Estoy consumiendo en este amor toda mi
capacidad de amar. Me estoy vaciando hacia el ser amado y, al mismo tiempo, siento que me voy llenando con más amor, cada vez más hermoso, más consciente de sí mismo, más intenso si cabe... siento físicamente cómo, cuando pienso en el ser amado, mi corazón se expande hasta abarcarlo todo, hasta llegar a parecerme todo hermoso y bueno.
- ¿Crees que la culminación del amor es el acto sexual?
- No. Imposible. El amor, tal y como yo lo siento en estos momentos, no tiene nada que ver con eso. Yo diría que es casi lo opuesto a lo que se entiende ordinariamente por "sexo". Puesto a tener que pensar en ello, yo puedo suponer que el acto sexual, realizado con perfecto amor, sin pasión, sin ninguna bajeza, sino sólo buscando la fusión de los cuerpos como reflejo de la previa fusión de las almas, puede considerarse como la culminación de la perfecta unión. De todos modos, a estas alturas ni ha pasado por mi imaginación tal cosa y no tengo la menor duda de que lo que siento es verdadero amor, luego pienso que para la existencia del verdadero amor no es necesario el sexo que, sin embargo, puede ser una expresión suya en el mundo material, siempre que sea fiel reflejo del deseo de entrega e identificación total con el otro, y nunca como algo posesorio o procurador de placer, ya que el amor en sí, el verdadero amor, es un placer superior a cualquier otro, de la clase que sea. Sería como ensuciar el amor, como degradarlo, como reducirlo de tamaño, de nivel, de calidad. El amor que yo siento no tiene nada que ver con el cuerpo. Es un amor del alma. Es
un amor que nada sabe de lo pequeño, lo bajo, lo torpe, lo terrenal, lo que se acaba. Mi amor no tiene fin. Mi amor es infinito...
- ¿Piensas, quizás, que el amor es una fuerza?
- Exacto. Esa sería la mejor definición. El amor es una fuerza. Una
fuerza inmensa, ilimitada, una fuerza que todo lo llena, que todo lo abarca, que te hace uno con todo y te eleva a planos superiores, inexistentes en el mundo en que vivimos. Una fuerza que te hace bueno, una fuerza que...
- ¿Consideras egoísta el amor?
- ¿Egoísta? Imposible. El amor es todo lo contrario. El amor es darse, es una fuerza centrífuga; yo puedo sentir las oleadas de amor surgiéndome del corazón y alcanzando con sus suaves dedos todo lo que me rodea, llenándolo todo, convirtiéndose en todo... No. El amor no es egoísta ni puede serlo. Si es egoísta, no es amor.
- ¿A qué crees, pues, que los hombres llaman generalmente amor?
- Si lo pienso, comprendo que, lo que generalmente se llama amor, no lo es en verdad. No lo es porque ése es un sentimiento centrípeto, absorbente, egoísta; es un deseo de posesión exclusiva, es un sentimiento que, automáticamente, convierte al que lo siente en antagonista de todos los demás... No. Eso no es amor. Por lo menos no es lo que yo llamo amor.
Y creo que es impropio llamar amor a eso. Sería como llamar miel a la sal o llamar sonrisa al eructo.
- ¿Crees, pues, que no hay amor en el mundo?
- Pienso que sí, que debe haber amor en el mundo, puesto que yo no soy ningún ser excepcional y lo siento dentro de mí y sé distinguirlo de lo otro. Pienso que todos serán capaces de sentir este mismo amor que yo siento.
- ¿Entonces?
- No lo comprendo. Al pensar en ello, parece como si, realmente,
nadie conociese el verdadero amor. Todos cantan, como si fuera verdadero amor, al deseo, un deseo egoísta, un sentimiento que nada tiene que ver con él.
- ¿Crees, pues, que ya nadie ama como tú amas, que nadie tiembla ya ante la mirada del ser amado, que nadie se siente el ser más feliz del mundo en presencia del objeto de su amor, y el más desgraciado en su ausencia?
- No lo sé. Supongo que sí. Pero, si lo sienten, ¿por qué sólo se canta la posesión y el vicio? ¿Por qué ensucian al amor confundiéndolo con el apetito? ¿Por qué convierten el oro en lodo y luego lo adoran, si tienen el verdadero oro al alcance de la mano?
- Los que lo hacen, llegará un día en que, en medio del lodo, verán
brillar el oro y, desde ese momento, el lodo ya no les satisfará.
- ¿Lo crees así?
- Sí. Así será. Así ha sido con todos. Incluso contigo, aunque no lo
recuerdes. Es una ley universal. Pero unos corren más que otros.
DÍA 26
TVE VALENCIA, Valencia
En medio del camino de la vida, me tropecé con un rico.
- Dime, hermano, ¿por qué causa piensas tú que te has hecho rico?
- Porque he trabajado mucho para serlo.
- ¿Crees, pues, que te lo debes a ti sólo?
- Estoy seguro de ello. Soy rico gracias a mi esfuerzo.
- ¿De verdad crees que nadie ha influido en ello?
- De verdad lo creo. He tenido que luchar duro y no he recibido
precisamente ayudas.
- ¿Cómo empezó tu ascensión hacia la riqueza?
- Empecé trabajando de empleado.
- ¿Y quién hizo que empezases allí?
- Nadie. Fue casualidad.
- ¿Casualidad?
- Sí. Casualidad. Yo no tenía trabajo. Entonces me encontré con...
- ¿Hiciste algo especial para encontrarte, precisamente en ese
momento, con esa persona?
- No.
- Entonces, alguien haría que la encontrases. ¿O no?
- Bueno, de acuerdo. El encuentro no se debe a mi esfuerzo. Pero,
desde ese momento, todo me lo debo a mí mismo y son muchos años de trabajo.
- ¿Has estado enfermo durante todo ese tiempo?
- No.
- ¿Si hubieras estado enfermo hubieras podido hacer lo que has
hecho?
- No, ciertamente, no hubiera podido.
- ¿Y la salud, te la proporcionaste tú mismo?
- No, la salud, lógicamente, no me la he proporcionado yo. Es algo
que me viene de modo natural.
- ¿Entonces no se debe a tu esfuerzo?
- La salud, no; pero todo lo demás, sí.
- ¿Y si hubieras muerto?
- Si hubiese muerto no hubiera podido hacer ningún negocio.
- ¿Y la muerte hubiera dependido de ti?
- No.
- ¿Has contado con colaboradores, o lo has hecho todo tú solo?
- Sí, claro. He contado y cuento con magníficos colaboradores que, realizando mis ideas, me han ayudado a hacer lo que he hecho.
- ¿Y esos colaboradores los hiciste tú?
- No. Los encontré, me parecieron buenos y los uní a mi equipo.
- ¿Y quién te los envió?
- Nadie.
- ¿Nadie? ¿Aparecieron porque sí?
- Hombre, porque sí, no. Pero aparecieron.
- ¿Oportunamente?
- Sí, eso es cierto. Fueron apareciendo en mi vida oportunamente.
- ¿Has estado alguna vez pendiente de realizar un negocio muy
importante, cuyo éxito no estaba en tu mano, sino en la decisión de otros?
- Sí, muchas veces.
- ¿Y quién crees tú que hizo que las cosas se desarrollaran de modo que fueras tú quien hiciese el negocio?
- No lo sé.
- Pero, ¿tú no fuiste?
- No. Realmente, yo no fui.
- Y, a pesar de no haber dependido de ti aquel primer encuentro, ni la oportuna llegada de tus colaboradores, ni tu salud, ni tu vida, ni la decisión de importantes negocios, ¿piensas realmente que lo que tienes te lo debes exclusivamente a ti mismo?
- Bueno, visto así he de reconocer que he tenido suerte.
- ¿Entonces debes tu riqueza a la suerte?
- Si lo miro fríamente y en última instancia, sí.
- ¿Y quién, crees tú que maneja la suerte?
- No lo sé.
- Si la manejara alguien ¿no sería él realmente el causante de tus
éxitos?
- Sí, sería él.
- ¿Y crees que si ese alguien existiera, tendría alguna razón especial para favorecerte a ti y a otros no?
- No se me alcanza a comprender por qué, pero he de pensar que sí.
Porque otros se han muerto o han enfermado o sus colaboradores los han engañado o, sencillamente, los negocios decisivos no les han salido bien sin culpa por su parte.
- ¿No encuentras, pues, explicación a esas diferencias?
- No. No la encuentro. Al menos no encuentro una explicación lógica y razonable.
- ¿Sería explicación lógica y razonable la de que tú tenías créditos
adquiridos, y los demás habían contraído deudas, y la vida ha hecho que todos saldarais cuentas?
- Sí. Sería una explicación lógica si yo hubiese adquirido créditos y
los demás deudas. Pero eso no ha ocurrido, que yo sepa.
- Que tú sepas. O que tú recuerdes, que es lo mismo, ¿no?
- Desde luego, ni lo sé ni lo recuerdo.
- ¿Y si hubieras vivido anteriormente otras vidas?
- Me acordaría.
- ¿Te acuerdas de todos los porrazos que te diste cuando aprendías a andar?
- No.
- ¿Pero sabes andar?
- Claro.
- ¿Gracias a aquellos porrazos?
- Sí.
- ¿Lo consideras normal?
- Sí. Así ocurre con todos. Vamos aprendiendo a base de traspiés.
- Y si eso es una ley natural ¿por qué no va a ser aplicable a la vida?
- ¿Quieres decir que yo, en otra vida, aprendí a andar mejor que los que ahora aún han dado traspiés y, sin embargo, ni ellos ni yo nos acordamos?
- ¿De qué te serviría acordarte de todos y cada uno de los golpes,
llantos y caídas que te costó aprender a andar?
- Verdaderamente, de nada. Me sirvieron para aprender a andar en su momento, pero ahora lo que importa es que sé andar.
- ¿Te parece razonable?
- Si. Empiezo a comprender y empiezo a descubrir un mundo distinto o, por lo menos, una perspectiva nueva para contemplarlo.
- ¿Sólo para contemplarlo?
- Bueno, para contemplarlo y para vivir en él y para considerar a los demás y a las cosas y a la vida y a todo, de otro modo...
- Y, ese ser que rige la suerte y nos permite tropezar para que
aprendamos a andar, ¿crees que hará las cosas sin motivo, sin un
propósito?
- No lo creo. Un ser capaz de regir la vida y la suerte, si existe, debe tener una inteligencia muy superior a la nuestra y, por supuesto, no puedo admitir que haga nada sin un fin determinado.
- ¿Piensas, pues, que te ha dado la riqueza sólo porque aprendiste a andar antes y para tu exclusivo disfrute? ¿O te parece más lógico que te la haya dado porque, siendo tú más capaz por haber aprendido más deprisa, piensa que vas a utilizarla para ayudar a los que van detrás?
- Sí. Pienso que ese debe ser el fin perseguido.
- ¿Entonces?
- No sé qué decir. Pero, desde este momento el mundo se me hecho más grande y más hermoso y, a la vez, más pequeño y familiar. Veo a mis semejantes de modo distinto, como más próximos a mí, y empiezo a encontrar una lógica a todo lo que ocurre.
- Por el momento, eso basta.
DÍA 27
LE MONDE, París
- Moisés no habla de una vida después de la muerte. Promete muchos hijos, mucho ganado, muchos descendientes, pero no un premio más allá de la muerte.
Porque la religión de los semitas originales, considerada ahora como religión hebrea, es una religión de raza y, como tal, no habla del más allá.
- ¿Y eso por qué?
- Porque a cada pueblo se le ha dado, en su momento, la religión
apropiada a su capacidad de comprensión.
- ¿Eso es cierto?
- Certísimo. Se empezó dando una religión en la que se reverenciaban los elementos naturales ( el rayo, el huracán, los terremotos, las inundaciones) y se tendía a tenerlos propicios para salvar la vida. Luego se habló de obedecer a un dios invisible pero que premiaba o castigaba en esta vida mediante la abundancia o la pérdida de bienes y familiares (la religión de los semitas originales, por ejemplo). Más tarde se habló de un premio en otra vida futura, si se cumplen unas leyes, normas o mandamientos en la vida presente (religión de Cristo). Y la futura religión hablará de la realización de lo bueno de modo espontáneo, porque la Ley no será exterior, sino interna y todos seremos uno.
Esto ha dado lugar a que algunos materialistas y racionalistas,
llevados de su celo y de las apariencias, dijeran que las religiones han sido inventadas por los propios hombres y que los dioses no reflejan por ello más que las virtudes y defectos humanos. Es como lo que ocurre con la astrología.
- ¿Qué ocurre?
- Pues que, generalmente se dice: "Tú eres así porque naciste en tal lugar, tal día a tal hora".
- ¿Y no es cierto?
- No. Lo correcto es decir: "Tú naciste en tal lugar, tal día y a tal hora porque, según tu karma y tu propia elección, tenías que ser así".
DÍA 28
ABC NEWS, Nueva York
Dime: ¿Qué es lo que te gusta de la música rock?
- Su ritmo.
- ¿Y qué tiene su ritmo?
- Que me hace saltar y llevar el compás y moverme y me embarga y me domina.
- ¿Y te sientes mejor?
- ¿Mejor? ¿Qué quieres decir?
- Si con esa música te sientes más bueno, más justo, más caritativo,
más trabajador, más altruista, más dadivoso, más consciente, más
responsable, más realista, más integrado en la sociedad?
- Con esa música me siento más activo, más yo, más realizado, más fuerte, más distinto de los otros.
- ¿Y crees que eso es bueno?
- No lo sé. Pero yo lo siento así y me gusta.
- ¿Qué piensas de la escalada de violencia a nivel mundial?
- Que no la entiendo.
- ¿Sabes que los violentos suelen ser adictos a la música rock?
- No lo creo. ¿Qué tiene que ver la música con la conducta de las
personas?
- ¿Sabes tú que la materia no es más que energía en vibración y
viceversa?
- Sí. Lo afirma así la física nuclear.
- Todo lo que vemos y sentimos, pues, nuestros propios cuerpos
incluidos, no son, en última instancia, más que energía vibratoria. ¿Estás de acuerdo?
- Sí.
- ¿Y sabes lo que es una disonancia?
- Sí. Es un sonido que no casa con los que le acompañan, y hace daño al oído al escucharlo.
- ¿Qué efecto piensas tú que tendría una disonancia en medio de una sinfonía de Beethoven?
- Desastroso. Estropearía la obra.
- ¿Sabes que el sonido, y por tanto la música, no es más que una
vibración?
- Sí, lo sé.
- Y, si nuestro cuerpo no es más que vibración, ¿no piensas que debe ser como una sinfonía, es decir que, por lo menos en estado de salud, no habrá disonancias en ese conjunto de vibraciones a las que llamamos nuestro cuerpo?
- Sí. Lo lógico es que así sea. También puedo pensar que, vistas así
las cosas, la enfermedad es una especie de disonancia.
- Exacto. Y lo es. Pero escúchame ahora: El hombre, a lo largo de su evolución, que abarca miles de millones de años, ha ido adquiriendo y desarrollando distintos vehículos y órganos. Y, en cada época, los más avanzados en la evolución, han sido sometidos a ejercicios especiales para favorecer su progreso y que pudieran luego ayudar a sus hermanos rezagados.
- No comprendo lo que me quieres decir.
- Muy bien. Trataré de aclarártelo. Imagínate una familia de zorros
que viven en un lugar con nieves o hielos perpetuos. Imagina que uno de los cachorros de esa familia es más blanco que los demás. ¿No será éste el que más posibilidades tendrá de escapar a sus enemigos y de atrapar sus presas porque, al ser más blanco, pasará más fácilmente desapercibido en la nieve, que sus hermanos?
- Sí.
- La consecuencia lógica será que los demás morirán, bien devorados bien por falta de alimento, ¿no?
- Sí.
- Y el más blanco sobrevivirá y se apareará y transmitirá a parte de sus descendencia la tendencia al color blanco. Y ¿qué crees que pasará con sus hijos?
- Lo mismo que con el padre: Que los más blancos sobrevivirán y se reproducirán y transmitirán su blancura a sus descendientes, mientras que sus hermanos morirán.
- ¿Y qué ocurrirá a lo largo de millones de años?
- Que todos los zorros de esa zona serán completamente blancos.
- Muy bien. Eso es, como sabes, lo que la ciencia llama la "selección natural", aunque debería llamarse selección espontánea, puesto que el hombre podría, en mucho menos tiempo, criar zorros completamente blancos mediante una selección artificial, ¿no?
- Sí.
- Vamos, pues, ahora a ver los efectos de esa selección natural sobre el hombre, pero como consecuencia de actos voluntarios de éste, o sea, una selección artificial. ¿Me sigues?
- Sí.
- Has de saber que hace muchos millones de años, el hombre no sabía que tenía cuerpo físico, lo mismo que tú no sabrías que tienes estómago ni pulmones ni riñones si no te lo hubieran dicho. Es decir, que en aquella época el hombre tenía centrada su consciencia en otro plano de existencia, como ahora la tienen los animales.
- ¿Eso es posible?
- Y tan posible. Ya te digo que es lo que ocurre ahora con los
animales.
- ¿Pero dónde estaba nuestra conciencia?
- En otros planos de existencia.
- ¿En otros planos?
- Cuando tú duermes y sueñas, en el momento de soñar ¿te parecen reales tus sueños?
- Sí, por supuesto.
- ¿No piensas de ellos que son sólo sueños y que lo que te está
ocurriendo no es verdad?
- No. Cuando sueño que me ocurre algo, lo siento realmente. No
pienso que es un sueño.
- ¿Y es real o no?
- Cuando lo sueño, si. Luego, al despertar, no.
- ¿Al despertar, no? ¿O es que tu conciencia ha pasado de lo que
llamamos mundo de los sueños al que llamamos mundo real?
- Eso debe ser. Me imagino que se ha producido un cambio de plano de conciencia porque, en sueños me parece todo real y ahora, aquello me parecen sueños y esto, real.
- ¿Pero qué es lo real definitivamente?
- Pues, bien mirado, no lo sé. Supongo que las dos realidades lo son, cada una en su mundo.
- ¿Comprendes ahora como la conciencia del hombre podía estar en un plano distinto que su cuerpo físico? Durante el sueño también ocurre eso.
- Sí, lo comprendo.
- Pues bien. Llegó un momento en que el hombre fue haciéndose
consciente de que tenía cuerpo físico y su conciencia comenzó a centrarse en el mundo físico. Esa fue la labor de los que se llaman Luciferes o ángeles caídos. Ellos le descubrieron al hombre que tenía cuerpo físico, lo mismo que a ti se te dijo que tienes estómago, hígado y riñones y, desde entonces, lo has creído y sientes dolor de estómago, de hígado o de riñones cuando están enfermos.
- ¿Así de sencillo?
- No. Así de sencillo, no. Es una historia más compleja pero
perfectamente lógica y aclaratoria de muchos misterios. Pero no es mi propósito, en este momento, hablar de ello. Estábamos ocupados, lo recordarás, en hablar de la música rock y sus efectos sobre el hombre actual, ¿lo recuerdas?
- Sí.
- Pues bien. Cuando el hombre llegó a ser consciente de su cuerpo
físico y centró su consciencia en este plano de existencia, se produjeron en el complejo mecanismo que son sus vehículos una serie de fenómenos: Comenzó a percibir los estímulos que los sentidos, entonces rudimentarios, le aportaban con relación al mundo físico; notó que unos le resultaban agradables y otros, no, y se dedicó a buscar la manera de proporcionarse los agradables y alejarse de los otros.
- Me parece muy lógico.
- Sí, pero no conveniente.
- ¿Por qué?
- Porque quienes habían ayudado al hombre a centrar su conciencia en el mundo físico eran, precisamente, los Luciferes, unos seres pertenecientes a la oleada de vida anterior a la humana, constituida por lo que se llaman comúnmente ángeles.
- ¿Los Luciferes eran ángeles?
- Eran ángeles y son ángeles. Pero se trata de los rezagados de su
oleada de vida. Son seres que están esforzándose por alcanzar a sus
hermanos, mucho más evolucionados que ellos. Y, para eso, necesitan adquirir experiencia. Pero, dado que son seres mucho más evolucionados que los hombres, sus vibraciones son muchísimo más rápidas y su influencia hace que éstos tiendan a buscar sensaciones que las produzcan.
No es que ellos pretendan específicamente el mal para los hombres. Ellos conducen al hombre a situaciones que causen esas vibraciones para aprovecharlas en su propio beneficio. De ahí esa serie de fenómenos que las iglesias todas han calificado como tentaciones y como pecados: El asesinato, la crueldad, la sensualidad, el abuso de poder, el egoísmo, la ira, la drogadicción, la velocidad... y la música rítmica y llena de disonancias y que denominamos música rock.
- ¿Es posible?
- Sí, lo es.
- ¿Y por qué tengo que creérmelo?
- Tú no tienes que creértelo. Si te preocupa el problema, reflexionarás sobre él y, más o menos pronto, llegarás a ver la luz. Depende del interés que pongas en el asunto. Si no te preocupa, te sumergirás en la pasión, el vicio y la ceguera... hasta que un día, harto de cieno, levantarás los ojos y te darás cuenta de que en otra parte hay luz. Lo triste es que, hasta entonces habrás recorrido un largo camino lleno de dolor y de acciones de las que tendrás luego que responder con todo detalle y de modo inevitable.
- Pero, ¿qué tiene todo esto que ver con la música rock?
- La música rock es un conjunto de disonancias y de sonidos rítmicos que, hace millones de años, cuando el hombre necesitaba centrar su conciencia en el mundo físico, fueron útiles. Pero ahora suponen un serio retroceso en la evolución, porque toda vibración produce efectos en las demás vibraciones, bien armonizando con ellas, bien distorsionándolas. Y la música rock es distorsionante para las vibraciones que componen el cuerpo humano y los demás vehículos del hombre actual.
- ¿Cómo podrías probar eso?
- Mira el ambiente que hay, por ejemplo, en un concierto de música rock. Estúdialo y compáralo, por ejemplo, con el que hay en las salas de conciertos de música sinfónica. ¿Qué te parece?
- ¿Es que la música sinfónica no produce disonancias en los
vehículos del hombre?
- No. La música que se ha dado en llamar sinfónica, salvo la más
reciente, que obedece a la influencia luciferina, armoniza con las
vibraciones humanas y ayuda a su evolución en la línea correcta,
fomentando los buenos sentimientos, el buen gusto, el altruismo, la
fraternidad, el amor a lo verdadero, lo bueno y lo bello; en una palabra, es una gran ayuda para la evolución de la humanidad.
- ¿Quiere eso decir que los que acuden a los conciertos de música
sinfónica son todos buenos y los que van a los de música rock son malos?
- No. Ni lo quiero decir, ni lo digo. Lo que ocurre es que la música
sinfónica produce vibraciones acordes con las de los vehículos del hombre y por ello, en general - y siempre hay excepciones - los aficionados a la música sinfónica son más armoniosos en sus vidas, gustos, tendencias, actividades y relaciones.
- ¿Y la música rock?
- Todo lo contrario. Desde el jazz hasta la música actual se ha escrito un capítulo musical verdaderamente triste y regresivo para la humanidad.
Piensa que los negros actuales - sus cuerpos, no sus espíritus - son los remanentes de aquella Humanidad que utilizó los ritmos y las disonancias para centrar su conciencia en el mundo material. A ellos, por eso, no les perjudica tanto. Y piensa que no es casual que el jazz naciera entre los negros americanos. Escuchar asiduamente o durante mucho tiempo música rock y, encima, a todo decibelio, es algo así como pretender que un adulto se alimente con un biberón. No es posible. Es un retroceso, una pérdida de tiempo. Y ese tiempo habrá que recuperarlo un día u otro, porque el resto de la Humanidad sigue evolucionando...
- ¿Estás seguro de lo que dices?
- Segurísimo. Comprueba, por otro lado, las letras de sus canciones.
Todas son o violentas o viciosas o procaces o francamente degeneradas o diabólicas y, en todo caso, de mal gusto y negativas. Y la música que llevan es la apropiada a tales sentimientos, y es la que los fomenta.
Observarás que, prácticamente todas las canciones rock son idénticas en ese sentido: Ninguna de ellas deja vislumbrar, ni remotamente, al verdadero amor, el amor que todos hemos sentido alguna vez. Pues bien, compara esa canción y los sentimientos que despierta con, por ejemplo, el Himno de la Alegría, de la novena sinfonía de Beethoven o con el Aleluya del Mesías de Haendel o con el Parsifal de Wagner y los sentimientos a que dan lugar. ¿Qué conclusión sacas?
- Que no tienen comparación. Que, siendo ambas vibraciones, son
muy distintas, por no decir opuestas y que, si realmente nos influyen, la primera debe ser nefasta y las últimas maravillosamente reconfortantes.
- ¿Quieres otra prueba?
- Sí.
- Si estudias a los que tienen la desgracia de estar en las cárceles por delitos de violación, asesinato o violencia, en general, y si observas a los tan abundantes drogadictos y alcohólicos, llegarás a la conclusión de que todos ellos, todos, son asiduos de discotecas o aficionados a la música rock y, prácticamente ninguno, a la música sinfónica, cuyas grabaciones se venden al lado de las otras.
- ¿Es posible?
- Sí, lo es.
- ¿Y no puede ser que sea el ambiente el que deforme a los hombres?:
- No. El ambiente no hace a los hombres. Son los hombres los que
crean el ambiente y ese ambiente atrae a los que se sienten inclinados hacia él, y repele a los que no sienten esa inclinación pero, en todo caso, es nuestra responsabilidad el saber discernir y el decir "no" a tiempo, cuando algo no conveniente nos tiente.
- ¿Y si no decimos "no"?
- Pues entrará en juego una ley natural y nuestro camino será más
largo.
- ¿Qué ley natural?
- La que los físicos enuncian diciendo que "a toda acción
corresponde una reacción igual y opuesta".
- No acabo de comprender.
- Es muy sencillo. Todo lo que ocurre, todo sin excepción, tiene una causa. Todo sucede como consecuencia de algo. Cuando conocemos ese algo, decimos que es su causa y, cuando no lo conocemos, decimos que el fenómeno en cuestión ocurre "por casualidad" pero, en el fondo, por poco que se piense, se comprende que la casualidad no existe, no puede existir.
- ¿No existe? ¿No es, pues, casual que salga premiado determinado
número en la lotería, por ejemplo?
- No. No es casual. Ese número sale precisamente como
consecuencia de una serie de factores que, todos juntos, no podrían
producir más consecuencia que esa: Que salga precisamente ese número y no otro. Será el peso de cada bola, su diámetro, su coeficiente de rozamiento, el lugar que ocupa en el bombo, el número de vueltas que éste da, el lugar que ocupa cada bola finalmente, etc. Siempre se darán una serie de circunstancias que, si las conociéramos todas, nos resultaría fácil saber, de antemano, qué bola saldría premiada. Lo que ocurre es que, como no conocemos esas causas o no las conocemos todas, decimos que se trata de un juego de azar.
- Sí, lo comprendo.
- Sabiendo, pues, que todo lo que existe es vibración y que todo lo
que ocurre tiene una causa, no resulta difícil darse cuenta de que toda vibración que produzcamos, dará lugar a una consecuencia determinada, ¿no?
- Sí, claro.
- Así, pues, cada pensamiento, palabra, acción o sentimiento, que no son a la postre más que vibraciones de distintas frecuencias y longitudes de onda, producen inevitablemente un efecto. Y ese efecto, que consistirá siempre en mezclarse con otras vibraciones, será armónico con ellas o disonante, ¿no?
- Sí, es lógico.
- Si ahora consideramos otra ley natural, pero superior, que rige la
evolución del universo y que ha sido enunciada por todas las religiones desde siempre, comprenderás los efectos de las disonancias.
- ¿Y cuál es esa ley natural?
- La ley del amor. Esa ley que se enuncia diciendo: "Haz a los demás lo que te gustaría que te hiciesen a ti y no les hagas lo que no te gustaría que te hiciesen".
- ¿Pero cómo juega esa ley en la evolución?
- Muy sencillo: Todo lo que a ella se ajusta es armonioso y fomenta el progreso. Y lo que a ella se opone, produce retroceso en la evolución del individuo, del grupo o de la Humanidad. Por eso, si el Himno de la Amistad fomenta esa virtud y las canciones pasionales y egoístas de la música moderna fomentan lo contrario, ¿qué consecuencias calculas tú que sus vibraciones producirán en los asiduos a cada una de estas dos clases de música? ¿Qué efectos puedes constatar cada día en todas partes?
¿Comprendes ahora el por qué de la violencia que domina el mundo?
DÍA 29
TELEVISIÓ DE CATALUNYA TV3, Barcelona
- A mí lo del tercer mundo me deja frío.
- ¿Por qué?
- Porque sí. ¿Qué tengo yo que ver con los que no pueden comer? A lo mejor es que no quieren trabajar, o que no son lo suficientemente inteligentes para abrirse camino en la vida o, si quieres, que los gobiernos de sus países están compuestos por sinvergüenzas que roban todo lo que pueden o, en el mejor de los casos, por incompetentes. ¿Y por eso voy a tener que pagar yo? Yo me lo trabajo y me lo gano y mis esfuerzos me cuesta. Que hagan ellos lo mismo.
- Tienes razón.
- Claro.
- Sólo que...
- ¿Qué?
- Si tú hubieras nacido en uno de esos países, de padres en la miseria, ¿qué harías?
- No lo sé. Me espabilaría.
- ¿En qué sentido? ¿Quieres decir que "te echarías al monte", como se suele decir? ¿Que te dedicarías a robar, a atracar a otros o a traficar con lo que fuera para comer?
- No, hombre, no. Trabajaría.
- Ya. Y, si a pesar de tu buen deseo, no encontrases trabajo ni
alimento, ¿qué harías?
- No sé.
- Pues convendría que lo supieses.
- Es que así no me lo he planteado nunca. Y, bien mirado, tampoco
tengo que planteármelo así. Lo cierto es que yo vivo aquí y tengo trabajo y puedo comer. Lo demás no me importa.
- Como te he dicho, es una postura.
- Sí. Es mi postura. Y tan respetable como cualquier otra.
-Es una postura, como cualquier otra. Lo que ya no te acepto es que sea respetable.
- ¿No? ¿Y por qué?
- En mi opinión el respeto sólo lo merece la actitud digna de
merecerlo. Y yo no veo que la tuya lo sea.
- ¿No? Hombre, tiene gracia. ¿Es que no me estoy ganando mi pan
toda mi vida? ¿Es que he hecho algo que se me pueda reprochar? ¿Por qué, pues, no merezco tu respeto?
- Yo no he dicho que tú, como persona, no merezcas mi respeto. Lo que he dicho y mantengo es que tu postura ante el tercer mundo, si es la que tú has enunciado, no merece ningún respeto.
- ¿Y eso por qué?
- Porque, el que tú trabajes, como todos en los países más avanzados, no tiene ningún mérito. Y el que te ganes así tu pan, tampoco. Y el que no te hayas dedicado a la delincuencia, tampoco. Prácticamente es lo que hacemos todos.
- ¿Entonces?
- Entonces eso: En un país como el nuestro, en cualquier país del
primer o segundo mundo, no tiene ningún mérito. Es lo que se espera de cada uno.
- Pues no entiendo tu postura.
- Sí. Está clara. Tú trabajas. Pero trabajas porque tienes trabajo,
porque has nacido en un país en el que se vive bien.
- Si he nacido en un país en el que se vive bien, ¿por qué me he de
preocupar por los que han nacido en países en los que se vive mal? ¿Qué culpa tengo yo?
- Pero, vamos a ver. Supongo que tú no has elegido nacer aquí, ¿no?
- No, claro.
- ¿Entonces por qué has nacido aquí?
- No lo sé.
- ¿Por casualidad?
- Podría ser.
- Bien. Sólo puede ser por uno de estos dos motivos: O por casualidad o por causalidad. ¿Estás de acuerdo?
- Sí.
- Vamos, pues, a reflexionar sobre el primero, la casualidad. ¿Crees que la vida y el mundo y el cielo y todo está regido por la casualidad, es decir, que todo ocurre porque sí, arbitrariamente, sin una causa propia y sin una finalidad concreta, sin un sentido determinado?
- Absolutamente arbitrario no podría asegurar que sea.
- ¿Por qué?
- Porque hay una serie de cosas que obedecen siempre a la misma
causa... Yo diría que, bien pensado, todo tiene una causa. No puedo
imaginar nada que no ocurra o nazca sin causa.
- ¿Quieres decir que todo tiene una causa?
- Sí. Exactamente. Todo tiene una causa que lo produce.
- ¿Me puedes poner algún ejemplo?
- Sí, claro. La gestación es consecuencia de la fecundación y el
nacimiento, de la gestación; la noche es consecuencia de la ocultación del sol tras la tierra; la lluvia es consecuencia de las nubes; las plantas son consecuencia de las semillas; la muerte es consecuencia de la vida...
- Bueno. Alguna confusión veo ahí entre lo que tú llamas
implícitamente "causa" al llamar consecuencias a la gestación, al
nacimiento, a la noche, a la lluvia, a las plantas y a la muerte. Pero, en términos generales, das en el clavo: En realidad, todo tiene una causa.
Pero, ¿conocemos todas las causas?
- Hombre, no. Pero, partiendo de que las cosas que conocemos, todas tienen una causa, hay que pensar que las cosas cuya causa no conocemos, también la tienen.
- De acuerdo. Pero yo te haría una pregunta.
- ¿Cuál?
- Dices que todo tiene una causa, aunque lo importante sería poner la frase al revés.
- ¿Cómo?
- Así: ¿La misma causa produce siempre el mismo efecto?
- Claro que sí. Bueno, supongo que sí. Porque, sino estaríamos en la falta de causas, en el azar y, después de lo que te he dicho, no puedo creer en el azar.
- O sea, que todo tiene una causa y siempre la misma. Y cada causa produce siempre el mismo efecto. ¿Es eso lo que tú quieres decir?
- Exacto.
- Pero, ¿tú piensas que eso se refiere a todo o piensas que debe de
haber algo en el mundo que escape a esa, digamos, ley natural?
- Si pienso en la causalidad he de admitirla para todo. Sería absurdo e irracional pensar que casi todo tiene una causa, pero algunas cosas, no, y ocurren sin motivo o por causas distintas cada vez o, lo que sería peor aún, sin causa.
- Entonces, ¿estás convencido de que todo tiene una causa y de que esa causa siempre produce el mismo efecto?
- Sí. Absolutamente. Tú me has dicho, por ejemplo, que la
fecundación es causa de la gestación, pero luego has dicho que la
gestación es causa del nacimiento, ¿no?
- Sí.
- Luego admites que un efecto puede, a su vez, convertirse en causa de otro efecto.
- Claro. Es más, en realidad, yo creo que se trata de cadenas de
causas y efectos.
- ¿Podrías aclarármelo?
- Sí. Por ejemplo, la evaporación causa las nubes, éstas la lluvia, éstas el mar, etc.; o. el trabajo es la causa de ganar dinero, éste de que compre cosas, éstas de que me sienta seguro y realizado, etc.; o, la fecundación es causa de la gestación y ésta del parto y éste de la infancia y ésta de la juventud, etc.
- De acuerdo. Te voy a hacer ahora una pregunta.
- Vamos a ver.
- Aceptado que todo tiene una causa y que cada causa produce un
efecto y que los efectos se convierten, a su vez, en causas para nuevos efectos, y que eso es aplicable a todo el mundo, a todo el universo, ¿crees tú que todo ello, ocurre arbitrariamente o que obedece a alguna norma, a alguna ley, a alguna manera de proceder? O, dicho de otra manera ¿Crees tú que con cada causa y su efecto y con el conjunto de las causas y sus efectos se persigue algún fin, que todo ello va en alguna dirección, tiene algún sentido?
- Hay que pensar que sí. Sería absurdo decir que toda causa produce siempre el mismo efecto y que todo efecto obedece a la misma causa, lo cual, implícitamente, contiene una racionalidad, una lógica y hasta yo diría que una finalidad, y luego afirmar que esa constancia, esa permanencia, esa fijeza no persigue algún fin, tanto individualmente, en cada cadena de causas y efectos, como en el conjunto de cadenas que constituye el universo entero. Es impresionante decir esto pero es la única respuesta lógica que se me ocurre y no creo que haya otra respuesta más satisfactoria.
- Realmente, no la hay. Pero has enunciado algo muy importante.
- Lo sé.
- Has dicho que existe un plan, no sólo para todo lo que constituye el universo, sino para cada individuo. ¿O te he comprendido mal?
- No. No me has comprendido mal. Pero es que no se me ocurre otra respuesta. O todo es lógico - y si es lógico es razonable y persigue algo, también lógico - o todo es ilógico y entonces no tiene sentido la relación inexorable de causas y efectos que - y ahí no hemos entrado, pero se me ocurre ahora - se entremezclan mutuamente dando lugar a un entramado, que forma el mundo, un mundo que cambia, que evoluciona que, a ojos vistas, se encamina en una determinada dirección y, ostensiblemente, hacia una meta concreta.
- ¿Por tanto?
- Por tanto, he de concluir que, lo mismo que digo que todo tiene una causa y que todo efecto es, a su vez, causa de algo, afirmo que existe un plan que lo dirige todo, que lo aglutina todo y lo encamina en una determinada dirección con un determinado fin. Y, volviendo a lo que hemos estudiado antes, comprendo ahora que cada causa, al producir su efecto, y al ser parte de un plan conjunto, pretende también un fin concreto y no otro. Esto es maravilloso. Nunca hubiera creído llegar a estas conclusiones. Y, te aseguro que me van a hacer pensar mucho.
- Veo que te han impresionado tus propias conclusiones.
- Claro. Es que son conclusiones trascendentales para comprender,
tanto el universo como el individuo. Pero, digo yo, y con ello seguimos nuestra charla: Si existe un plan para ti y otro para mí y otro para cada hombre y, habrá que concluir, para cada animal y cada vegetal y cada mineral y cada estrella, es decir, si existe un plan general del que formamos parte, ¿dónde queda la libertad? ¿Qué papel juega el libre albedrío, si es que existe? En otras palabras: ¿Ese plan nos obliga a hacer lo que no queremos y nos encamina ciegamente a la meta en él prevista?
- Ya que te planteas esa pregunta, también muy importante, vamos a tratar de dilucidarla.
- ¿Crees que podremos?
- ¿Por qué no? Con la mente se puede resolver cualquier problema.
Es sólo cuestión de concentración. La mente es como una lupa y, lo mismo que ésta puede concentrar los inofensivos rayos del sol y convertirlos en fuego, la mente puede concentrar la fuerza mental y resolver lo que sea. El único límite es la capacidad de concentración de cada cual, es decir, el dominio que se tenga de la propia mente, que no es más que una herramienta al servicio del hombre, del verdadero hombre, que es un espíritu que la utiliza como instrumento.
- Pues bien, vamos allá.
- ¿Tú te sientes libre?
- Hombre, yo sí.
- ¿Pero completamente libre?
- Si llamas libre a salir en este momento por la ventana volando y
aterrizar en la terraza, pues no. En ese sentido no soy libre porque tengo mis limitaciones. Tampoco puedo vivir bajo el agua y respirar su oxígeno.
Pero, en mi ambiente, en el ambiente de los seres humanos y dentro de lo que podríamos llamar mi campo de actuación, pienso que sí que soy libre.
- ¿En qué sentido?
- En todos los sentidos: Yo puedo estarme quieto o moverme o
sentarme o levantar la mano. O puedo hablar o callarme o sentir, si quiero, amor por mis amigos o puedo sentir aversión hacia alguien que me cae mal. O puedo pensar, como estoy haciendo ahora. Y sé que, si quisiera, dejaría de hacerlo. Luego soy libre.
- ¿Entonces quieres decir que, hagas lo que hagas, estás siempre
cumpliendo lo que el plan que para ti se previó, exigía en cada momento?
- No. Eso no es lógico y, por tanto, es imposible. Yo no puedo, a la
vez, hacer algo determinado de antemano si hago otra cosa. Y estamos viendo que puedo, libremente, hacer una cosa u otra.
- ¿Entonces?
- Es que quizás el plan nos deje cierta libertad y sólo si nos apartamos de él por encima de cierto margen, es decir, si ponemos en funcionamiento causas que nos van a conducir con sus efectos más allá de lo previsto, intervenga una causa ajena a nosotros que nos obligue a volver a "nuestro sitio".
- ¿Cómo concibes tú esto?
- Bueno. Yo lo veo así. Esa respuesta me parece lógica y, al mismo
tiempo, con ese margen de libertad que se nos da, se nos proporciona también la posibilidad de aportar algo, de aprender, de ser los protagonistas de nuestra vida sin salirnos de lo que se espera de nosotros.
Cuanto más lo pienso, más me convence.
- Cierto. Eso es compatible, además, con la existencia del libre
albedrío. Veo que has captado fácilmente el tema. ¿Podrías poner un ejemplo de esa "llamada de atención"?
- Por supuesto. Por ejemplo: Recuerdo que yo conocí a mi mujer a
través de unos desconocidos. Yo no tenía previsto ir a determinado lugar determinado día, a determinada hora. Es más, nunca había ido. Pero un conocido, unos días antes, me sugirió ir y me presentó a dos amigos suyos.
Pues bien, el día indicado acudí y los dos amigos de mi conocido me presentaron a la que hoy es mi mujer. Yo veo claro que, por lo visto, debía casarme con mi mujer y como, ejercitando mi libertad, no pensaba ir a ese lugar, tuvo que intervenir mi conocido y sus dos amigos en el momento oportuno para que yo fuese y conociese a mi mujer, con lo cual, al parecer, volví a actuar, libremente. dentro del plan previsto para mí. Supongo que a todos nos ha ocurrido muchas veces el que nos suceden cosas, a veces importantes, por una serie de "casualidades" que, bien miradas, no son tales, sino "retoques" a la serie de causas y efectos que en el ejercicio de nuestro libre albedrío, estamos generando y que, seguramente, nos iban a conducir a "salirnos del plan".
- Indudablemente es la explicación apropiada. La única manera de
conciliar el libre albedrío con el plan divino, la predestinación con la libertad.
- Estoy seguro.
- ¿Y qué conclusión sacas de todo esto?
- Fundamentalmente, que nacemos con un objetivo o, por lo menos, con un proyecto de vida.
- ¿Y qué piensas que debe incluir ese plan de vida?
- Lo lógico es que comprenda las cosas más importantes, las que han de resultar clave para que lo cumplamos, ¿no?
- Exacto. Pero, ¿qué circunstancias incluirías tú entre esas que llamas importantes?
- Hombre, incluiría la época, el país, la familia, quizá el estatus
social, las posibilidades económicas e incluso la capacidad intelectual o manual o artística.
- Pero, si has dicho que todo tiene una causa, ¿cuál piensas tú que
debe ser la causa de que uno nazca con esas características y no con otras?
- Lógicamente sólo hay dos respuestas: O el que ha concebido el plan lo ha hecho arbitrariamente, lo cual repugna a la razón, o ese plan es consecuencia de una actuación anterior del individuo que, al poner en funcionamiento, en otra vida, una serie de causas, la presente ha de comprender los efectos aún no producidos, ¿no te parece?
- No sólo me parece, sino que esa es la explicación. Pero vamos
ahora a estudiar las causas y sus efectos.
- ¿En qué sentido?
- Desde el punto de vista de su actuación en nosotros, los humanos.
- No acabo de entenderte.
- Me refiero a si tú piensas que, aparte de un plan para cada uno,
existe cierta relación, aparte de la meramente causal, entre lo que uno hace y lo que recibe como consecuencia de ello.
- Sí. Es lógico, yo diría que necesario, admitir que uno recoge lo que siembra. Eso lo estamos viendo a lo largo de la vida todos los días: Al simpático todos lo quieren; al antipático, en cambio, lo rehuyen; al que ayuda, le ayudan; al que no ayuda, le aislarán; el amigo fiel encuentra amigos fieles; el que da amor, recibe amor; el cruel suele ser víctima de la crueldad y el violento, de la violencia y el bebedor, de su adicción y el ladrón pronto se ve sin dinero... Yo diría que es una especie de ley natural, algo que rige el funcionamiento de todo y de todos y que se podría enunciar con aquello de que "quien siembra viento, recoge tempestades" o de que "el que a hierro mata, a hierro muere" o, incluso, y quizás mejor
expresado con la ley física que dice que "a toda acción corresponde una reacción igual y opuesta".
- Estás descubriendo lo que, en términos técnicos, se llama la Ley de Retribución, de Acción y Reacción o del Karma. Y que es una ley universal, una ley natural de las muchas que configuran el mundo.
- ¿Y su actuación es como he dicho?
- Más o menos. Por ejemplo, ¿tú piensas que el presidente de un
gobierno lo es porque sí o porque, de algún modo, en algún momento de su pasado, puso en funcionamiento causas cuyo efecto ha sido el que acceda ahora a ese puesto?
- Lo lógico, desechado el azar, como hemos desechado, es pensar que su exaltación actual se debe a su actuación anterior, es decir, que es consecuencia de su pasado.
- ¿Y qué pasado piensas tú que debe uno tener para llegar a ser
presidente de un país?
- No sé. Pero debe haber hecho algo importante en beneficio de
muchos y por eso ahora se le da la oportunidad de que lo haga con más. Es una idea que se me ocurre, pero es la más razonable, ¿no?
- ¿Y el actual magnate de los negocios? ¿Qué habrá hecho antes?
- Seguramente habrá repartido mucho dinero, habrá destinado su
dinero a obras públicas o culturales y ahora todo ese dinero le vuelve a sus manos. Me parece lo más lógico.
- Y lo es. ¿Y el que nace pobre?
- Ese, seguramente hizo mal uso de su dinero.
- ¿Y a qué llamas tú hacer mal uso del dinero?
- Hombre, desde mi punto de vista puede ser jugárselo y dejar a la
familia sin medios; o gastarlo en placeres o en ostentaciones innecesarias; o puede también haber explotado a otros hombres, privándoles de lo que les correspondía; o haber robado a otros lo que era suyo... Hay un montón de causas que se me ocurren y que, lógicamente, conducirían al efecto de carecer ahora de medios económicos.
- Todo lo que has dicho me hace pensar que tu opinión es la de que hay que hacer buen uso de lo que uno posee y que "hacer buen uso" es compartirlo con los que tienen menos, ¿no?
- Por supuesto. Y aunque veo que esta conclusión me lleva a tener
que reconocer que yo estaba equivocado en mis planteamientos sobre el tercer mundo y la postura a adoptar frente a sus necesidades, he de decirte que sí, que aunque sólo sea por egoísmo, por no recibir luego la consecuencia de nuestro mal comportamiento, hemos de ayudar a quienes lo necesiten, haciendo caso omiso de las causas que provocaron su estado actual, cosa que no es nuestro cometido, sino del que organiza los planes de vida.
- ¿No te sientes, pues, desvinculado de las necesidades del tercer
mundo?
- No. No puedo. Y he comprendido que no debo. ¡Cuánto se aprende pensando!
- Sí. Es increíble lo que se puede aprender usando la cabeza.
DÍA 30
TELECINCO, Madrid
- ¿Qué haces?
- Estoy preparándome las lecciones de mañana.
- ¿Te gusta aprender?
- Sí. Me gusta aprender. Pero, además, soy el primero de la clase y
debo mantener el puesto.
- ¿Por qué?
- Porque me halaga.
- Y ¿lo crees conveniente o necesario?
- No me lo he planteado, pero me gusta ser el primero.
- ¿Y a los demás?
- Supongo que también les gustaría, pero no lo consiguen.
- ¿Y supones también que eso es constructivo?
- Hasta ahora ha funcionado.
- ¿Tú crees?
- Siempre se ha hecho así ¿no?
- ¿Y piensas que la sociedad actual es la mejor posible?
- No, por supuesto.
- ¿Qué defecto fundamental destacarías hoy día en la sociedad en que vivimos?
- Quizás.... el egoísmo.
- Exacto. El egoísmo es el gran error. Y ¿crees que el egoísmo le nace a uno de repente, o piensas más bien que, como todo, si se fomenta y cultiva, prolifera?
- Creo, lógicamente que, como todo, si se fomenta, crece.
- Y ¿cómo crees tú que se fomenta?
- Pues... no lo sé.
- ¿Te parece exacto decir que se fomenta a lo largo de toda la vida?
- Sí. Me parece la pura verdad.
- Por tanto, ese fomentar el egoísmo comenzará en la infancia ¿no?
- Sí. Lógicamente debe comenzar en la infancia.
- ¿Podrías ponerme un ejemplo?
- Sí. Sé adonde vas a parar, y es cierto: En la escuela. En la escuela se fomenta el egoísmo.
- ¿Comprendes ahora lo erróneo de distinguir entre "el primero" y
"los demás"?
- Sí, lo comprendo.
- ¿Qué te ocurriría a ti si, acostumbrado a ser el primero, perdieras el puesto?
- Pues que me sentiría humillado.
- ¿Dejarías de sentir cierta aversión hacia el que te desbancara?
- Sí. Quisiera o no, sentiría cierto antagonismo hacia él.
- ¿Y crees que eso es bueno?
- A nivel personal, quizá no. Pero, a nivel sociedad pienso que son
necesarios los individuos ambiciosos y que se esfuerzan en ser los
primeros.
- Cierto. Pero ¿crees que son necesarios los que quieren ser los
primeros "a costa de los otros"?
- No veo otra posibilidad.
- Pues la hay. Y bien hermosa. Piensa en alguien que se esforzase por ser el primero, no para enfrentarse a los menos dotados, de inteligencia o de voluntad, sino para ayudarles a mejorar esas deficiencias.
- Ese hombre sería maravilloso. Pero no existe.
- Existen algunos. Cada vez más. Y es la única solución. Porque ¿qué beneficio te reporta ser el primero de clase?
- Realmente he de reconocer que sólo sirve para fomentar mi orgullo y acentuar mi antagonismo frente a los demás.
- Y ¿qué efectos crees tú que produce en los que aspiran al primer
puesto, el no obtenerlo?
- Puede producir dos efectos, según el carácter que tengan.
- Vamos a ver.
- Bien. Si los aspirantes al primer puesto son de carácter fuerte,
estudiarán más y seguirán luchando por conseguir ese primer puesto que yo detento.
- ¿Y eso será bueno para ellos?
- Si lo obtienen, sí.
- ¿Por qué?
- Porque verán satisfecha su vanidad y recompensados sus esfuerzos.
- Y aumentado su antagonismo hacia ti...
- Sí. Porque sabrán que yo intentaré recuperar el puesto perdido.
- ¿Y tú? ¿Qué sentirás tú?
- Pues sentiré una gran frustración.
- ¿Nada más?
- Y cierta aversión hacia mi antagonista.
- ¿Y si no acceden al primer puesto?
- Pues será suya la frustración y se acentuará su antagonismo hacia
mí.
- O sea: Que ambos acabaréis con sentimientos negativos respecto
del otro.
- Sí. Ciertamente es así.
- ¿Y crees que es la mejor base para una sociedad feliz el que sus
líderes se envidien y se odien entre sí?
- No. Realmente no es el mejor camino.
- Volvamos ahora a la otra posibilidad que habías previsto para los
aspirantes a desbancarte del primer puesto.
- Ah, sí. La otra alternativa consiste en que, si no tienen suficiente
carácter, dejarán de intentar el acceso al primer puesto.
- Y ¿qué ocurrirá con ellos? ¿Qué sentirán?
- Lógicamente, se sentirán frustrados.
- ¿Y con respecto a ti?
- Sentirán, naturalmente, cierta aversión, puesto que fui el obstáculo que no pudieron salvar.
- ¿Entonces?
- Veo ahora que, por todas partes, el sistema resulta negativo. Pero
pienso que la sociedad no es lo mismo que una clase. La sociedad necesita otras pautas de conducta. Ha de haber hombres agresivos en la empresa, en el gobierno, en la enseñanza...
- ¿Tú crees?
- Sí.
- Y ¿por qué?
- Porque nuestra sociedad ha de competir con otras y para ello hay
que ser agresivo y aspirar siempre al primer puesto.
- ¿Dónde está, pues, la diferencia con la clase?
- Fríamente examinado, no hay diferencia. Lo reconozco.
- El sistema que sigue la sociedad, pues, no es bueno. ¿Estás de
acuerdo?
- Sí. Creo que sí. Sin embargo, los animales, que no discurren y no
han podido, por tanto, desviarse conscientemente del "buen camino", nos dan un ejemplo clarísimo de competencia: El más fuerte, el más apto, es el que triunfa y se reproduce.
- Cierto. Pero eso lo hacen los animales que, como tú muy bien has dicho, no discurren. Siguiendo con tu argumento te diría que los animales deberían renunciar al movimiento para ser como las plantas, que constituyen la oleada de vida anterior o, como dicen los científicos, el reino inmediatamente inferior en la naturaleza. Y, sin embargo, a lo largo de la evolución, han adquirido la facultad de moverse hacia o de huir de, adquisición importante con relación a su estadio anterior inmóvil.
El hombre, que pertenece a la oleada de vida anterior a la animal, o a un reino superior, como se quiera, ha añadido a las características animales el intelecto. No parece, pues, lógico que, después de ello, no lo utilice y siga comportándose con sus semejantes como si aún fuera un animal.
- Es cierto. Lo comprendo.
- ¿Qué te parece si examinamos un ejemplo bien actual?
- Estupendo.
- Bien. Vamos a considerar, por ejemplo, el fútbol que es, hoy por
hoy, el deporte rey en la mayor parte del mundo.
- ¿Qué pasa con el fútbol?
- Pues pasa que está siendo víctima del resultado de ese sistema
generalizado de luchar contra alguien.
- Vamos a ver.
- A medida que el sentimiento egoísta se ha ido exacerbando en la
sociedad, esa intensificación se ha ido intensificando en la vida, de la que una pequeña parcela la constituye el fenómeno que estamos considerando:
El fútbol:
Primero, la gente iba a jugar al fútbol; luego fue a ver jugar al fútbol; más tarde se crearon las competiciones y la gente iba a ver jugar al fútbol y deseaba que su equipo ganase el campeonato por su mejor juego. Ahora ya, tanto los jugadores como el público, lo único que desean es ganar. Y se mira al contrario como a un enemigo al que hay que eliminar; y se destrozan estadios; y se agreden árbitros; y se vuelcan autocares; y hay que enjaular al público y a los futbolistas - pues la valla metálica realmente enjaula a ambos - ; y hay que llenar los estadios de policías; y hay que escoltar a los jugadores contrarios y al árbitro hasta el hotel...añade a eso el que hay directivos - cada vez más - y hay periodistas - cada vez más - que, encontrando todo eso normal o conveniente, lo fomentan y defienden; y el fenómeno, claro, se realimenta a sí mismo y se incrementa...¿cuál crees que será el final? ¿Crees honradamente que la sociedad del antagonismo nos hace mejores? ¿Crees realmente que si sigue por ese camino, dentro de cien años va a quedar alguien para luchar?
- Es triste, pero es así. Mas yo no le veo la solución... ¿Es que la hay?
- La hay, ciertamente. La hay y está expresada claramente en todas las religiones y, especialmente, en los Evangelios de la religión cristiana.
- ¿Cómo está plasmada?
- Así: " Ama a tu prójimo como a ti mismo. No le hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti. Hazle lo que te gustaría que te hiciesen a ti".
- Pero eso es una norma religiosa y, por tanto, difícilmente aplicable a la vida práctica.
- ¿Tú crees? Eso es una ley natural, lo mismo que la ley de la
gravedad. ¿Qué ocurriría si te pusieses de pie frente a la compuerta de la presa de un pantano repleto, y se abriera la compuerta?
- Pues que sería arrollado por la aguas.
- ¿Por qué?
- Porque la ley de la gravedad haría que el agua tendiese a ir hacia
abajo y me encontraría interpuesto en su camino.
- ¿Y qué pasaría si te interpusieses en el recorrido de una corriente
eléctrica de alta tensión?
- Pues que, al no estar mi cuerpo preparado para ello, me
electrocutaría.
- ¿Por qué?
- Porque, según las leyes naturales, mi cuerpo no puede resistir esas tensiones y seguir viviendo.
- Y ¿qué está ocurriendo como consecuencia de que la humanidad
está transgrediendo la ley natural que ordena amar al prójimo?
- Veo que tiene razón.
- La ley del amor al prójimo es una ley natural. Ya es hora de que se comprenda que las grandes religiones, lo que han hecho ha sido plasmar en mandamientos aquellas transgresiones de las leyes naturales que podían perjudicar más gravemente la evolución de la humanidad.
- ¿Dice usted que las religiones hablan de leyes naturales?
- Exactamente. Existen muchas leyes naturales que el hombre
desconoce, pero que no por eso dejan de regir y de producir sus efectos.
- Parece lógico.
- Y las religiones, cuyos fundadores han tenido conocimiento de esas leyes naturales, han establecido mandamientos y aconsejado a sus seguidores para evitar que las transgredieran y tuvieran que experimentar los efectos de la transgresión.
- ¿Cree usted?
- Absolutamente. Verás: Si hubiera habido un decálogo con
mandamientos como: "No te interpondrás ante la corriente de un pantano; no intercalarás tu cuerpo en el recorrido de una corriente eléctrica de alta tensión; no ingerirás venenos; no te asomarás a un balcón de modo que la parte saliente pese más que el resto de tu cuerpo... ¿qué pensarías?
- Que ese decálogo prohibía lo que se opone a ciertas leyes naturales para evitar las consecuencias de su infracción.
- Pues lo mismo ocurre con los mandamientos de las religiones. El
hecho de que haya leyes naturales aún desconocidas por el hombre no cambia nada. Por supuesto, para los fundadores de religiones son más importantes las infracciones de leyes naturales que puedan retrasar la evolución de la humanidad entera o de una gran parte de ella, y son menos importantes los accidentes individuales. De otro modo estaríamos llenos de mandamientos. Y ya ves el caso que se hace de los únicos diez del Decálogo...
- Comprendo lo que dice. Pero, ¿piensa con ello que cada
mandamiento del Decálogo se refiere a una ley natural cuya infracción tiende a evitar?
- Exacto. Ten en cuenta, sin embargo, que Cristo resumió todos los
mandamientos en uno sólo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Porque, si uno ama a su prójimo como a sí mismo, no matará, ni robará, ni fornicará, ni envidiará, ni levantará falsos testimonios y, además, honrará a su padre y a su madre y, en un estadio superior, cumplirá el resto del mandamiento, amando a Dios sobre todas las cosas y, entonces, no tomará Su santo nombre en vano y santificará las fiestas a El dedicadas.
Ciertamente, quien cumple ese mandamiento está cumpliendo todas las leyes naturales y será lo que la iglesia llama "un santo" y la sociedad "un sabio" y yo "un hombre evolucionado"
- Nunca había considerado los mandamientos desde ese punto de
vista.
- Pues no hay otro. Desde ese punto de vista se dieron. Lo demás son interpretaciones ignorantes o tendenciosas. La religión es la ciencia del vivir a tenor de las leyes naturales - que incluyen, por supuesto, estar bien con Dios, su Creador - y poder evolucionar armónicamente como individuos, como grupos o como oleada de vida.
- ¿Cree, pues que, amando al prójimo como a uno mismo se
solucionarían todos los problemas de la sociedad actual?
- Por supuesto. Si todos amásemos a los demás como a nosotros
mismos ¿piensas que habría guerras, que habría hambre, que habría
miseria, que habría ignorancia, que habría necesidades?
- No, ciertamente.
- ¿Te parece lógico, por ejemplo, que mientras hay cosechas que se pierden por falta de distribución o porque los agricultores las destruyen al no obtener los precios deseados, haya gente que se muere de hambre?
- No.
- ¿Y es lógico que, mientras millones de hermanos nuestros mueren
de hambre cada año, y he dicho millones, los países dediquen una gran parte de su presupuesto a producir armamento para matar más aún?
- No. Es una aberración.
- ¿Y crees lógico que continuamente haya guerras en las que mueren siempre los hombres que ni las han declarado, ni les beneficia ni les perjudica el problema inicial, pero con los que se ha jugado manipulando su ignorancia y su indefensión?
- No. Es un crimen.
- ¿Qué utilidad piensas que tiene hoy la muerte de quienes tomaron
parte en las guerras de Viriato o de los Treinta Años o de Napoleón? En el fondo ¿no iban a satisfacer el orgullo o la ambición de determinados gobernantes o grupos de presión egoístas que anteponían sus propios intereses a la vida de los demás?
- Sí. Es cierto.
- Si el hombre es un ser racional, no es lógico que recurra a la guerra para dirimir diferencias. Para ello está el intelecto. Pero el problema estriba en el egoísmo.
- Sin duda. Es el egoísmo lo que hay que desterrar. Pero ¿cómo?
- Necesitará, como todo en este mundo, su proceso de crecimiento:
Primero será necesario que nos convenzamos de su fracaso como medio de evolución. Si logramos tener clara esa idea, lo demás vendrá sólo, porque la mente es creadora.
- ¿Cree usted?
- Sí. ¿Piensas que, por ejemplo, un maestro que haya comprendido
perfectamente que el egoísmo conduce a la humanidad al desastre,
fomentará en clase el antagonismo entre los alumnos o, por el contrario, despertará en ellos el espíritu de colaboración, de ayuda, de estudio, de incremento del saber?
- Es lógico.
- Y ¿crees que esos alumnos, cuando sean adultos, no tratarán de,
cada uno desde su puesto en la sociedad en marcha, introducir la nueva escala de valores en sus propios ambientes?
- Sí. Pienso que lo harán.
- Pues, si eso es así, la humanidad estará salvada. Pero, como todo, ha de empezar por el principio, en la infancia: En casa y en la escuela.
- Pero eso nos lleva a un círculo vicioso: Si son los padres y los
maestros los que han de inculcar a los niños la nueva concepción de la sociedad y ellos no la conocen, ni la comprenden, ni la comparten...
- De ahí la dificultad. Pero hay que empezar. Y cada día que pasa es un día perdido en ese sentido, y dedicado a la destrucción. Y son
precisamente los más inteligentes, los destinados en el sistema actual a ser simplemente "los primeros de clase" los que han de constituir la levadura, con su ejemplo, e introducir el cambio en la medida de sus posibilidades.
- Pero será muy lento.
- No. No será lento porque hay otra ley natural que hace que lo
negativo se destruya a sí mismo y, en cambio, lo positivo, se sume y
aglutine, y aquí llamo negativo a lo que se opone a las leyes naturales. Y como el egoísmo se opone a la ley natural, se destruye a sí mismo - y bien lo estamos viendo - mientras que el amor - el elemento que hemos de sembrar - por estar de acuerdo con la ley natural, es positivo y se suma y prolifera rápidamente.
- Comprendo. ¿Qué hace falta, pues?
- Tan sólo un poco de amor.
TAGES ANZEIGER, Zurich, Suiza
EL VEGETARIANISMO
- Y ¿cómo lo sabes? ¿has estudiado sus motivaciones?
- No. ¿Y tú?
- Yo sí. Y no me parece una tontería, en absoluto.
- ¿Te parece, pues, normal, prescindir de ciertas posibilidades de
alimentarse pudiendo no hacerlo?
- Es que no hay que verlo así. Porque así no alegas nada en su contra.
¿Qué te parece si yo te criticase el que no ingirieses arsénico, cuando lo tienes a tu disposición?
- Hombre, eso si que es gracioso.
- ¿Gracioso por qué?
- ¿Vas a compararme un buen filete con una dosis de arsénico?
- Pues no sería tan descabellado. La única diferencia estriba en que el arsénico actúa más rápido.
- No me digas.
- Te digo. ¿Quieres que te dé unas cuantas razones, cada una de ellas suficiente para justificar el vegetarianismo?
- ¿Tantas razones hay?
- Sí. Unas son de carácter físico, otras de carácter superior.
- ¿Superior?
- Sí. Siempre que llamemos superior a lo emocional o a lo mental o, incluso a lo espiritual.
- Por favor, dame esas razones o, por lo menos, alguna de ellas.
- Allá voy. Empezaré por las físicas, que están más al alcance de
todos. Entre ellas te puedo enumerar las siguientes:
1ª.- La dentadura del hombre no es ahora, en modo alguno, la
de un carnívoro. Eso no lo puede discutir nadie.
2ª.- La digestión de la carne es muchísimo más laboriosa que la
de los vegetales. Lo cual quiere decir que consumimos más energía para digerir un filete que su mismo peso en vegetales.
3ª.- La prueba de lo anterior la tienes en que, apenas uno se
resiente del estómago, los médicos le recomiendan prescindir de las grasas animales.
4ª.- Los animales más fuertes y más resistentes y más longevos
son todos herbívoros. Piensa en el caballo, que puede tirar del arado o del carro durante horas. Piensa, por otro lado, en el león o el gato, carnívoros, que son capaces de dar una corrida muy rápida pero muy breve y, el resto del tiempo permanecen tumbados porque las energías no les dan para más.
5ª.- Cuando se mata un animal para su consumo, se le desangra.
La sangre que se le saca es, lógicamente, la sangre arterial, que es la recién purificada por los pulmones. Y la que queda en la carne, dándole su coloración roja, es la sangre venosa que es, precisamente la que llevaba todos los productos destinados a convertirse en orín, sudor y excrementos, es decir, todo lo que es venenoso para el organismo y que el del animal iba a eliminar de sus circuitos vitales. Al comer carne, pues, introducimos en nuestro organismo todas esas toxinas que el cuerpo del animal estaba tratando de expulsar.
6ª.- Con la superficie de terreno necesaria para producir un kilo
de carne de cualquier animal de los que consumimos, se pueden producir muchísimos más kilos de alimentos vegetales, más sanos e igual de nutritivos.
7ª.- Cien gramos de pan integral proporcionan las mismas
proteínas, y más sanas, que cien gramos de carne.
- Me estás asombrando. Sigue.
- Vamos, pues, si te parece, a los motivos emocionales, mentales y
espirituales. Por supuesto, para el hombre corriente, no interesado en estos temas, estos motivos carecerán de valor. Pero tendrá que reconocer que, para quienes los creen, constituyen razones suficientes para ser respetados por los que no lo hacen.
9ª.- El animal, al ser matado, siente el pánico consiguiente,
emite una vibración de terror pues el instinto de conservación es en ellos tan fuerte como en nosotros. De ese modo, la vibración de terror y de angustia, una vibración extremadamente nociva y negativa desde el punto de vista emocional, compenetra la carne y la acompaña hasta su descomposición o digestión y asimilación. Pero aquí interviene un hecho muy interesante: El hombre posee, además del cuerpo físico, que todos conocemos y con el que estamos familiarizados, un cuerpo vital, que es como la estructura última de aquél, el campo electromagnético que hace que cada cosa esté en su sitio y que viva - la muerte se produce cuando el cuerpo vital abandona el cuerpo físico y, en ese momento, comienza la
descomposición o desintegración - y que, a la vez, es un duplicado exacto del cuerpo físico, átomo por átomo, y compenetra al cuerpo físico permanentemente. Posee, además. un cuerpo emocional o cuerpo de deseos, que es el que usamos, sin saberlo, cuando sentimos emoción o manifestamos sentimientos, sean de la clase que sean. También este cuerpo, más sutil que los dos anteriores, los interpenetra y acompaña durante toda la vida. Y, por fin, tenemos el cuerpo mental, más tenue aún y que también compenetra a los otros y los acompaña durante la vida. Este es el cuerpo que empleamos, también sin percatarnos de ello, para pensar, para reflexionar, para meditar; es, en una palabra, la sede de la mente. Pues bien, los minerales sólo poseen cuerpo físico, razón por la cual no viven, en el sentido corriente del término, no crecen ni se reproducen ni sienten ni piensan. Los vegetales tienen cuerpo físico y cuerpo etérico, lo cual les permite vivir, crecer, tener cierta sensibilidad y reproducirse. Los animales poseen cuerpo físico, cuerpo etérico y cuerpo de deseos, lo cual les permite, además, moverse y manifestar sentimientos y deseos. Y el hombre, a todos esos vehículos, añade la mente, que le permite pensar.
- ¿Qué quiere decir eso de que utilizamos el cuerpo emocional y el mental sin saberlo? ¿Cómo se puede hacer algo sin saberlo?
- Tú estás continuamente haciendo cosas sin saberlo.
- ¿Sí? ¿Qué cosas?
- Pues, por ejemplo, la digestión, la asimilación, el funcionamiento
del corazón, o de los riñones o del hígado o de los intestinos o del sistema nervioso, los movimientos reflejos, etc. etc. ¿O es que todo eso lo haces tú conscientemente?
- No, claro. No había caído.
- Lo mismo que, en cuanto comes algo, todo tu aparato digestivo
empieza a funcionar sin que tú hagas nada para ello, cuando quieres pensar algo, es el cuerpo mental el que empleas, y usas el cuerpo emocional para crear sentimientos, emociones y deseos. ¿Es tan extraño eso?
- Hombre, visto lo anterior, no. Pero la digestión, la asimilación, las palpitaciones y todo eso lo siento, lo compruebo, lo tengo ahí y nadie me lo puede negar. Pero los otros cuerpos o vehículos, el cuerpo etérico, el emocional y el mental, eso me lo tengo que creer.
- Ya te he dicho antes que esta materia ha de aceptarse y que los que lo aceptan merecen el respeto de los que no lo han estudiado ni aceptado.
Pero, por otra parte, te diré que esos vehículos explican racionalmente y con todo detalle los procesos de la emoción y el pensamiento, cosas que la ciencia tradicional aún no ha logrado explicar. Pero vamos a lo que íbamos: El animal que ha sido matado violentamente, decíamos, ha sentido terror y angustia y miedo en su cuerpo emocional y esa vibración ha quedado, digamos, pegada a la carne que ha estado compenetrando en vida. De modo que, cuando ingieres un trozo de carne, no sólo ingieres lo que ves, sino la parte correspondiente del cuerpo emocional del animal muerto y, con ello, introduces en tu cuerpo emocional esa vibración, altamente perniciosa, de terror, angustia, miedo y odio. Si durante años comes carne con asiduidad, tu cuerpo emocional se está alimentando con
vibraciones violentas de odio, de miedo, de angustia. Y eso acaba
reflejándose, por la parte inferior, en tu salud física y por la superior, en la calidad de tus sentimientos y pensamientos. ¿Te has dado cuenta de que los pueblo más carnívoros han sido siempre los más agresivos, los más guerreros? ¿Conoces un solo ejército vegetariano? ¿Has visto algún animal herbívoro agresivo? Y ¿qué me dices de los carnívoros? Y, entre las aves ¿cuáles son las de rapiña y de qué se alimentan?
- Nunca se me hubiera ocurrido pensar de ese modo, pero está claro.
- Tan es así que hay países en que los matarifes no pueden ser
miembros de los jurados en los tribunales . Y ello debido a que, el estar matando continuamente, quitando la vida a otros seres, les produce una indiferencia ante la muerte que desaconseja su inclusión en dichas instituciones.
¿Sabes, por otra parte, qué porcentaje de matarifes acaban su vida enlos manicomios? ¿Por qué crees que será?
- Bueno, por lo menos los que comemos carne no participamos de
esto último...
- ¿Qué te hace pensar que eso es así? ¿Es que tú consideras menos
culpable al que ordena matar que al que ejecuta materialmente el
asesinato? Mientras comas carne estás haciendo que otros maten animales para ti y, por muy cómodo y ajeno que te sientas en tu casa, hay seres que están siendo presa del terror, la angustia y el miedo por culpa tuya. No te equivoques. El sistema del avestruz no da nunca resultados.
- Me has hecho polvo. Tendré que reflexionar seriamente sobre todo lo que me has dicho. Pero has hablado también de razones espirituales.
¿Podrías exponérmelas?
- Claro. Lo que ocurre con ello es que hay también que aceptar
determinadas premisas o creencias que, dicho sea de paso y con toda sinceridad, son lo más razonable del mundo y dan respuesta y solución y sentido al misterio de la vida y hasta al de la muerte.
- De acuerdo, lo tendré en cuenta. Pero explícame esas creencias, por favor.
- Son, fundamentalmente, dos. Dos leyes naturales, o sean, dos
normas de la naturaleza.
- Perdona, pero no entiendo. ¿Qué es eso?
- Las leyes naturales son como unos modos de funcionar la
naturaleza, corrientes de fuerza que hacen que el universo todo funcione inevitablemente de determinada manera y no de otra.
- Sigo sin entender.
- Lo entenderás enseguida. Todo en la naturaleza se desarrolla de
determinada manera cuando el hombre no actúa: Todos los seres nacen, se reproducen y mueren, los niños crecen y se hacen hombres, la gravedad nos atrae a la tierra, la muerte nos hace desaparecer de ella y disuelve nuestro cuerpo, las flores producen frutos, los pájaros ponen huevos, los peces respiran el oxígeno del agua... te podría citar miles de cosas, miles de fenómenos, miles de acontecimientos, todos ellos ajustándose a lo que establecen las leyes naturales. Por eso se las podría llamar la voluntad de Dios, puesto que ellas conducen cada cosa a su sitio, a su finalidad específica, a su función apropiada, a su aportación a la economía de la naturaleza...
- Todo esto es impresionante. Y tan lógico...Pero, oye, y ¿qué pasa con la leche y los huevos? porque son productos animales. ¿Se pueden comer?
- Sí. Se trata de productos para cuyo consumo no es necesario privar de la vida a ningún animal. Sé que me dirás que al comer huevos sí que se priva de la vida a la futura gallina, pero su cuerpo aún no se ha desarrollado del todo. Y, por supuesto, sería más aconsejable consumir huevos no fecundados.
- ¿Y los vegetales? ¿No son también seres vivientes? ¿Por qué esos sí que podemos consumirlos?
- Muy sencillo. Ten presente que, para sobrevivir, hemos de
alimentarnos pero, una vez conocidas las líneas de la evolución y conocido dónde podemos perjudicar menos a nuestros hermanos y a nosotros mismos, lo lógico es hacerlo. Los vegetales no tienen cuerpo de deseos y, por tanto, no sufren. Por otra parte, su reencarnación es muy rápida, ya que disponen de multitud de semillas en las que renacer.
- ¡Caramba! Me estás asombrando.
- Es que el mundo es algo asombroso. Y la vida. Y la muerte. Todo lo que nos rodea es asombroso. Hasta nosotros mismos. Pero yo iba a hablar de sólo dos de estas leyes naturales que son las más directamente relacionadas con la razón espiritual para no comer carne.
- Es verdad. ¿Y cuáles son?
- La Ley de Renacimiento y la Ley de Retribución o de Acción y
Reacción. O también , la Ley del Karma.
- Bueno, pues explícamelas.
- Verás, la Ley de Renacimiento es la que nos hace nacer y morir a todos los seres vivientes. Todos somos , en el origen, como chispas divinas, emanadas dentro de Dios. Todos poseemos, en potencia, todas las facultades divinas pero hemos de desarrollarlas, al tiempo que desarrollamos también el sentido de la individualidad. Y eso lo hacemos a lo largo de un número indefinido pero elevado de vidas, en las cuales vamos aprendiendo a manejarnos en este mundo, desarrollando la voluntad y el carácter y espiritualizando la mente. O sea que, cada vida es como un día de colegio en el que aprendemos ciertas lecciones en forma de experiencias. Luego volvemos a casa al morir. Y allí, en los mundos o planos emocional y mental, sacamos las conclusiones oportunas, es decir, asimilamos lo asimilable. Y volvemos a nacer . Claro que, cada vez que nacemos lo hacemos con el bagaje que hemos adquirido en las vidas
anteriores, exactamente como en el colegio: cada día vamos a clase con lo aprendido el día anterior ya asimilado y formando parte de nuestro conocimiento.
- Está bastante claro.
- La otra Ley es la de Acción y Reacción, de Retribución o del
Karma, que de todas esas maneras se llama. Pero, antes de entrar en ella voy a hacer un inciso: Hay otra ley natural muy importante, la más importante, la base de la creación, que es la Ley del Amor que se enuncia con aquello tan conocido de "Ama a tu prójimo como a ti mismo; trátalo como te gustaría que te tratasen y no le hagas lo que no te gustaría que te hiciesen". Nuestros pensamientos, palabras, obras, deseos y emociones sólo pueden, o coincidir con esta ley, cumpliéndola, o incumplirla. Y aquí interviene la Ley del Karma, representante o ejecutora máxima de lo que se denomina la justicia divina. Funciona así: Como todo pensamiento, palabra u obra del hombre supone haber puesto en movimiento una energía, una causa que, indefectiblemente, producirá un efecto, si esa causa está de acuerdo con la Ley del Amor, el efecto será positivo. Y, si se enfrenta a ella, si la desobedece, el efecto, es decir , la consecuencia de esa causa, será negativa.
- No acabo de entenderlo.
- Te pondré un ejemplo. Imagina que tú tienes dinero y decides
ayudar a una familia necesitada y así lo haces. Habrás puesto en
funcionamiento una causa que, en su día, producirá un efecto que,
necesariamente, volverá a ti. Como esa causa está de acuerdo con la Ley del Amor, el efecto, que te vendrá en esta vida o en la próxima o en otra posterior, pero te llegará, sin duda alguna, consistirá en que habrás desarrollado más sensibilidad para ayudar a los que lo necesiten y tendrás más posibilidades económicas para hacerlo, lo cual te producirá un avance más rápido cada vez. Si, en cambio, en esta vida, te aprovechas de esa familia explotándola y haciéndola pasar privaciones o engañándola o perjudicándola de algún modo, esa causa que pones en funcionamiento y que, inevitablemente, volverá a ti, será contraria a la ley y, por tanto
negativa. Como consecuencia de ello, te verás privado de dinero o de poder y, lo que es peor, de sensibilidad, además de verte en una situación similar a la que tú creaste para los otros.
- ¡Es tan justo!
- Te voy a poner otro ejemplo muy de actualidad.
- ¿Cuál?
- El del aborto. Imagina que eres mujer y decides abortar o eres el
padre y haces abortar a la madre del nonato. ¿qué ocurre? Tú sabes que, para nacer hace falta un proceso de muchos, muchos años, a veces más de mil, desde la última vida - y a veces mucho menos, según los casos - y que para el nacimiento somos atraídos, a causa de las deudas recíprocas contraídas, por nuestros anteriores parientes ordinariamente. Bien, si privas a un hermano de renacer, después de sus esfuerzos, de construir sus vehículos superiores, de haber asimilado las enseñanzas de sus vidas anteriores y de haber obtenido la aceptación de tu Yo superior - porque todos los hombres con evolución similar a la nuestra, para renacer, lo hacemos escogiendo los padres y el entorno social para que sea el
apropiado con el fin de aprender en él las lecciones que queremos aprender - indudablemente estás cometiendo un grave error que, por supuesto, perjudica muy gravemente al espíritu que pretende renacer. Pero tú te estás preparando, aparte de las consecuencias de tu acción, desde el punto de vista de la evolución espiritual, el que cuando, tras tu muerte y el período entre vidas, intentes renacer, no encuentres quien quiera prestarte su apoyo siendo tu madre o tu padre. Y eso puede retrasar tu evolución muy gravemente.
- Es impresionante.
- De este modo comprobamos que cada uno no somos sino el
resultado exacto de lo que hemos hecho en el pasado y no tenemos ningún derecho a reclamar a nadie ni a echar la culpa a nadie, porque tenemos exactamente lo que nos hemos merecido. Pero esta ley tiene un aspecto aún más interesante: Que nuestro futuro está en nuestras manos, exclusivamente en nuestras manos y, por tanto, lo que seamos o tengamos o logremos mañana será, exclusivamente, el efecto de las causas que hoy pongamos en funcionamiento. Y las leyes naturales no hacen distingos.
Son inexorables. Todos les estamos sometidos y todos por igual. Por tanto, la justicia que esta ley define y configura es la justicia perfecta, sin posibilidad de reclamaciones ni de juicios comparativos.
- Comprendo. Y es muy serio
- Pero también muy consolador y muy orientativo.
- Y ¿ esto explica las razones espirituales para no comer carne?
- Pues sí. Verás. Si cada animal reencarna, como nosotros,
innumerables veces, ello supone que ese espíritu, por un lado, tiene el propósito de renacer y con ese fin realiza un esfuerzo y tiene un objetivo concreto y crea unos vehículos - todo de acuerdo y ayudado, por supuesto, por otras leyes naturales que no son del caso ahora - , es decir, tiene unas expectativas de vida y de adquisición de experiencia y, en una palabra, de evolución. Y entonces llegas tú, lo matas - o haces que lo maten, que para el caso es igual - y se acabó. Has privado a un espíritu como el tuyo, sólo
que más atrasado en la evolución por pertenecer a otra oleada de vida, de sus posibilidades de progreso. Los vehículos de los animales superiores son muy complejos, tienen tras de sí muchos millones de años de evolución, que suponen esfuerzos infinitos, y el privar a un espíritu de la posibilidad de vivir, es algo que va en contra de la Ley del Amor. Por tanto, es una actuación negativa que, lógicamente, nada bueno puede traer como retribución. ¿Has comprendido? ¿Comprendes de dónde surge el mandamiento de "no matarás" y qué hay detrás de él? ¿Sigues opinando que los que no comen carne son unos chiflados?
- Te aseguro que no. Yo no tenía ni la más leve sospecha de todo lo que me has dicho y claro...
- Pero las leyes naturales no tienen en cuenta si tú lo sabes o no. De ahí la conveniencia o, mejor, la necesidad de estudiarlas porque, en verdad, y bien mirado el asunto, el único pecado del hombre es la ignorancia.
- ¿La ignorancia el único pecado?
- Sí. ¿Tú crees que si todos conociésemos todas las leyes naturales
cometeríamos algún error para luego tener que sufrir las consecuencias?
Porque cabe pensar que en el mundo físico, el infractor tiene siempre la esperanza de que no le descubran y, por tanto, de que no le castiguen. Pero ante las leyes naturales no hay posibilidad alguna de camuflaje y la cosa cambia.
- Claro, ya lo creo que cambia. Oye, y ¿no hay ninguna manera de
evitar esa consecuencias?
- Si. Hay un medio. Hay un medio, pero ten en cuenta que todo esto es muy complejo porque estamos actuando en tres planos, tres mundos a la vez y en todos ellos hay retribución. Hay un medio de evitar el mal moral.
- ¿A qué llamas tú el mal moral?
- Pues a las consecuencias negativas en los planos superiores.
- Sigo sin comprenderlo.
- Es que esto se nos está complicando . Hemos empezado con el
vegetarianismo y ya ves dónde estamos. ¿Estás de verdad interesado en profundizar en este tema?
- Por supuesto. Me está pareciendo la cosa más interesante, por no
decir más importante, que he oído en mi vida.
- Es que no te he dicho algo que no era necesario para lo de la carne pero sí que lo es ahora.
- ¿De qué se trata?
- De lo que ocurre tras la muerte, o sea, entre dos encarnaciones.
- Caramba. Eso sí que me interesa. ¿Me lo puedes explicar? ¿Lo
sabes?
- Sí. Está al alcance de todos los que quieran conocerlo. Siempre lo ha estado.
- Pues, hijo, no lo comprendo. ¿Por qué nadie habla de ello?
- Porque casi nadie se interesa por estos temas. Porque, en su
evolución, aún no han llegado al punto de planteárselos en serio. Pero siempre ha habido gente que lo ha estudiado, que lo ha investigado, que lo ha descrito, que lo ha visto...
- ¿Visto? ¿Hay geste que lo ha visto? ¿Lo que ocurre tras la muerta?
- Y hay gente que lo ve. Pero mucha.
- ¿Y por qué no lo dicen?
- Sencillamente, porque no les interesa la publicidad. Ellos están en la línea de la Ley del Amor y no buscan dinero ni fama ni admiración. Lo que buscan es ayudar y eso lo hacen explicando todo esto a quien se lo pregunta en serio. ¿Tú te lo habías preguntado a ti o lo habías preguntado a alguien?
- No.
- ¿Y qué crees que significan aquellas palabras del evangelio:
"Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, pedid y recibiréis?
- ¡Claro! Ahora las comprendo.
- Bueno pues, llegados aquí, seguiré con lo que te iba a aclarar. Tras la muerte sólo ocurre que nos damos cuenta de que hemos perdido el cuerpo físico y, por tanto, no podemos comunicar con el mundo físico ni percibir nada de él porque no tenemos sentidos físicos. Por lo demás continuamos siendo los mismos de siempre. No creas, como la mayor parte que, por el hecho de morir, se convierte uno en sabio, santo y poco menos que Dios. No. Nada de eso. Uno es exactamente como era aquí, con los mismos defectos y carencias y virtudes y manías, pero sin cuerpo físico.
- ¿Sólo eso?
- No. Luego se revive la vida que se acaba de vivir y se vive tres
veces.
- ¿Tres veces? ¿Y eso por qué?
- Porque la primera vez se revive en lo que la iglesia llama el infierno que, por supuesto, no es eterno - lo cual sería una barbaridad - o lo que los especialistas e investigadores de estos temas llaman el purgatorio y, las otras en los que se llaman el segundo y el tercer cielos.
- Aclara eso, por favor.
- En esa revivencia de la ultima vida en el purgatorio, cuando se llega a un pasaje en que, de algún modo, hicimos daño a alguien, ese dolor, ese daño, ese perjuicio lo sentimos nosotros en nuestra propia carne.
- ¿Eso es posible?
- ¿Por qué no? Todos conservamos en el átomo simiente de cada
cuerpo, de cada vehículo, la película completa de todas nuestras vidas.
¿Cómo crees que sería posible si no el recordar las vidas anteriores como ocurre con la hipnosis profunda? ¿Te has dado cuenta de que, cuando te miras al espejo lo que ves no eres tú mirándote, sino tú vuelto al revés? Tu mano derecha sigue siendo la misma, pero en el espejo se ha convertido en tu mano izquierda, y lo mismo ocurre con todas las partes de tu cuerpo...
Pues, aunque no sea exactamente eso, algo así ocurre con lo de
experimentar tú el dolor que causaste a otros. Lógicamente, nuestro
espíritu toma buena nota de lo que en otras vidas no deberá hacer. Y así vamos aprendiendo o, lo que es lo mismo, evolucionando. Cuando se nazca la próxima vez y se vaya a cometer el mismo error, se oirá una vocecita interior que dirá : ¡ojo!
- ¿Y qué pasa en el primer cielo?
- Pues exactamente lo mismo pero al revés: Que allí se vuelve a vivir la última vida y se experimenta todo el bien, todo el placer, todas las alegrías que se han producido a los demás. También aquí el espíritu toma nota y en la próxima encarnación sentirá una tendencia a repetir aquello que produce felicidad.
- ¿Y después del primer cielo?
- Aún se pasa a un segundo y a un tercer cielos cuya descripción no procede aquí. Bástete saber que el espíritu siente deseos de aprender más, de conocer más leyes naturales y, lo mismo que el niño no puede evitar crecer, él se siente impulsado a preparar su próxima reencarnación.
- ¿Cómo la prepara?
- Ten en cuenta que todo esto es más serio y más profundo de lo que parece y requiere estudio y tiempo. Sobre todo, no es para curiosos sino, como te he dicho antes, para los que están verdaderamente interesados.
- Bueno, es que yo ya lo estoy.
- De acuerdo. Te explicaré esto y terminaré con la manera de evitar lo que he llamado el mal moral.
- Estupendo. Te lo agradezco.
- Cuando el espíritu desea reencarnar, como posee los átomos simiente de todos sus vehículos que, a diferencia de éstos, no se
descomponen, y conservan toda la historia evolutiva de ese espíritu,
comienza a descender - digo descender por decir algo aunque debería decir "pasa sucesivamente a distintos mundos o planos de creciente densidad que son el mental, el emocional, el etérico y el físico" - y, como cada átomo-simiente conserva las vibraciones exactas de todas las características adquiridas hasta ese momento, sean buenas o malas, a medida que desciende, va atrayendo magnéticamente materiales de esa misma vibración, con los que construye su vehículo. De este modo, cuando nacemos en este mundo, tanto nuestro cuerpo físico como el etérico, el emocional y el mental se encuentran con las características que tenían antes de iniciar su descenso hacia la reencarnación. Con ello, primero, no se pierde nada de lo adquirido en vidas anteriores y, segundo, nadie es ni tiene más de lo que por su propio esfuerzo mereció. Porque, has de saber, amigo mío que, en la naturaleza - tanto este mundo como los superiores son todos naturaleza y son todos materiales, aunque de distintasdensidades - en la naturaleza, digo, no se regala nada. Todo tiene su costo.
- Comprendo perfectamente y me parece lógico y justo. Oye ¿y que pasa con ese medio de que me has hablado antes, para evitar el mal moral.
- Ah, sí. En efecto, hay un medio para evitar tener que sufrir tras la muerte el mal que hemos podido hacer en vida, aunque no sus
consecuencias físicas futuras.
- Explica, por favor.
- El sistema es archiconocido aunque no se le ha dado generalmente la importancia que tiene.
- ¿Y cuál es ese sistema tan conocido?
- El arrepentimiento sincero. Y lo comprenderás enseguida: Si tú,
después de haber perjudicado a alguien con el pensamiento, las palabras o las obras, te das cuenta de lo que has hecho y sientes verdadero dolor y te disculpas o reparas o restituyes, ese dolor y ese propósito de la enmienda obran en ti como obraría el purgatorio - que no tiene más finalidad que esa - y, por tanto ese pecado "queda borrado" de tu átomo simiente de modo que, tras la muerte, cuando llegue ese pasaje de tu última vida, habrá desaparecido y no experimentarás ningún dolor. El arrepentimiento sincero - y en ello no caben engaños porque son tus propios átomos-simiente los que graban y conservan toda la verdad en todos los planos - te borrará los pecados a efectos de que habrás aprendido la lección. Pero los efectos negativos de tu actuación anterior, recaerán sobre ti porque es de justicia.
- Eso no me parece tan justo ¿no?
- ¿Cómo que no? Si en este mundo tú perjudicas a alguien, de
cualquier modo que sea, ¿crees que, simplemente arrepintiéndote has reparado lo hecho? Si te arrepientes, ello supone que ya no reincidirás, que esa lección la has aprendido. Pero tu acción está en marcha, la deuda contraída está pendiente y, con toda justicia, ha de volver a ti y tú tienes que experimentar sus consecuencias.
- Sí, claro. Entonces, ¿todo esto es la base de lo que la iglesia dice del perdón de los pecados...?
- Por supuesto. Fíjate que la iglesia dice que, aunque te confieses y el sacerdote te dé la absolución, si no tienes verdadero arrepentimiento, verdadero propósito de la enmienda, tus pecados no quedan perdonados.
¿Por qué? Porque son el dolor y el arrepentimiento sinceros los que de verdad borran los pecados, y no la absolución. Esta tiene otra finalidad, y es una ayuda suplementaria, pero eso ya es otro tema que, no puedo exponerte ahora. Si de verdad estás interesado en estas materias, existe bibliografía abundantísima sobre ellas y puedes estudiarlas con todo detalle.
- Pero todo esto ¿cómo se sabe?
- En primer lugar porque son conocimientos que proceden de la
antigüedad y que se han transmitido hasta hoy. Todos ellos ya se conocían en la antigua Babilonia, en Egipto, en Atenas, en Roma, en Jerusalén...¿Qué crees que quiere decir el evangelio cuando dice que Jesús hablaba en parábolas a las multitudes pero luego explicaba en privado el contenido de las mismas a Sus apóstoles? ¿No sabes que Pitágoras y Platón y la mayor parte de los grandes filósofos eran iniciados en los Misterios egipcios y griegos que, en el fondo, contenían todos estos conocimientos, como los contenían todos los sagrados Misterios de la antigüedad? Pues esos conocimientos son los mismos que Cristo transmitió a Sus discípulos y que hasta Constantino conocieron los primeros cristianos y que, desde entonces, la iglesia, al ser nombrados sus obispos por el poder político, perdió. Pero se conservaron y se siguen transmitiendo. Y son éstos y muchos más, todos trascendentales.
- Bueno, pero ¿por qué no se publican?
- Se han publicado. Y, de hecho, en todas las épocas ha habido
quienes los han estudiado y conocido. Yo te diría que la mayor parte de las grandes figuras de la historia, por lo menos los filósofos y escritores, los investigadores e idealistas, han tenido conocimiento de la que se denomina Sabiduría Occidental.
- ¿Y por qué no lo han dicho?
- Porque hasta hace muy poco tiempo la iglesia ortodoxa tenía un
poder omnímodo y condenaba a la hoguera o al tormento o a la cárcel a quien no estuviese de acuerdo con lo que ella interpretaba de modo exclusivo. El problema con Lutero fue, fundamentalmente, que él defendía el libre examen, es decir que cada uno interpretase la sagrada Escritura libremente, y la iglesia quería - y sigue queriendo - que no haya otra interpretación distinta de la suya y, si existe, es herética. Sí, amigo mío, los que tenían estos conocimientos lo pasaban mal. Y, aún hoy, surgen problemas por el mero hecho de estudiar todo esto tan maravilloso, tan lógico, tan consolador, tan clarificador, tan tranquilizador, pero que no
coincide con lo que la iglesia dice. ¿A ti te cabe en la cabeza que el Dios del amor pueda condenar a alguien "para toda la eternidad" porque muera sin haber confesado un pecado? ¿No te parece mucho más lógico, más razonable y más justo lo que te he expuesto?
- Desde luego.
- ¿Te parece lógico que, si no crees en la infalibilidad pontificia,
estés condenado por toda la eternidad?
- Pues, no.
- ¿Te parece lógico que si no ayunas un viernes de cuaresma sea
pecado y si no ayunas un lunes, no?
- No, claro.
- ¿Te parece lógico que, cuando el mandamiento dice, taxativamente "no matarás", la iglesia aún justifique la pena de muerte?
- No. Por supuesto.
- Pues todo esto, y miles de cosas más como éstas, demuestran que la iglesia ha perdido los papeles, se ha cristalizado, no tiene respuesta...
Mientras las masas eran analfabetas y, por tanto, no usaban la mente y no hacían preguntas, era relativamente fácil acallar a los pocos intelectuales que surgían con ideas distintas a las oficiales. Pero, desde el momento en que la masa tiene acceso a los estudios, surgen los medios de comunicación, se implanta la libertad de pensamiento y de expresión, la iglesia se queda sin respuestas a miles de preguntas, amordazada por sus propios dogmas y mandamientos.
- Es cierto. Por eso, quizás, la juventud no es muy proclive a entrar en los templos.
- Exactamente. Y es lógico. La juventud, la gente de hoy, quiere las cosas claras, quiere comprenderlas. Y la iglesia, cuando no tiene
respuesta, termina diciendo: "Hay que tener fe". Pero la fe, según la propia iglesia, es un don que Dios otorga libremente. Entonces, ¿los que no la reciben se quedan sin respuesta y se han de condenar? ¿Te parece lógico?
- No, francamente.
- Y, fíjate. Otra cosa te voy a decir que te va a asombrar: A pesar de todo esto, la iglesia, fundada por Cristo, continúa teniendo los poderes que El le confirió en cuanto al ministerio de sacerdotes y obispos y a los efectos de la administración de los sacramentos. Y conserva en toda su plenitud y efectividad lo que se llama la "transmisión apostólica", o sea, la sucesión de los apóstoles por los obispos.
- No me digas.
- Sí. Cristo previó que los hombres iban a deformar sus enseñanzas y a cristalizarlas y a llenarlas de mandamientos de la iglesia - cuando El, precisamente, resumió el Decálogo en un solo mandamiento - y estableció las cosas de modo que, en primer lugar, la consagración de obispos y la ordenación de sacerdotes produjera siempre los mismos efectos que entonces - la posibilidad de manejar energías sutiles para determinados fines positivos - y, segundo, que esos efectos se produjeran aunque el sacerdote no sepa lo que hace, ni piense en ello, ni crea en ello; basta que esté ordenado, que utilice los signos de poder y las fórmulas establecidas, y los efectos se producen igual. Y, te aseguro que esos efectos se notan y hasta se ven, por muchos de los asistentes. Y, con esto, amigo mío, terminemos. Te repito que si estás interesado puedes estudiar todo esto.
Pero también te digo que el estudiarlo no sirve de nada si no eres luego capaz de ponerlo en práctica, es decir, si, como dicen los conocedores, no "vives la vida". Bueno, sí que tiene un efecto, pero no deseado. ¿Recuerdas aquello de que "al que más tiene más se exigirá"? Pues eso quiere decir que, si tienes los conocimientos y no los pones en práctica y no los diseminas, tu responsabilidad será mayor. Y es lógico.
DÍA 22
RADIO SURCO, Alcázar de San Juan, Ciudad Real
EL PODEROSO
- ¿Por qué eres poderoso?
- Porque poseo autoridad y riqueza.
- ¿Crees necesarias ambas para ser poderoso?
- Sí. Con autoridad se obtienen riquezas y con riquezas se obtiene
autoridad, y ambas constituyen el poder.
- ¿Y no temes perder el poder?
- Sí. Sí lo temo. Si no temiera perderlo, sería feliz.
- Entonces, ¿no eres feliz?
- No. No lo soy por culpa de ese temor que me corroe las entrañas.
- ¿De qué te sirve, pues, ser poderoso?
- Para obtener el respeto de los demás.
- ¿Y para qué te sirve el respeto de los demás si no te hace feliz? ¿No te sería más agradable el amor de los demás? ¿Crees que el que no es poderoso puede ser feliz?
- Supongo que sí, porque no teme perder el poder que no tiene.
- ¿No sabes que casi todos los hombres creen tener algún poder y
temen perderlo?
- ¿Entonces nadie puede ser feliz?
- Sí. Puede ser feliz el que no desea el poder. Es feliz el que quiere
ser amado y no respetado. Es feliz el que hace suya la felicidad de los demás y hace suyo el dolor de los demás. Es feliz el que, aunque tenga riquezas y autoridad, no las considera un instrumento para aislarse de sus hermanos, sino un medio para acercarse a ellos, para hacerlos más dichosos, para llenarlos de dádivas, de realizaciones, de ilusiones, de amor y de alegría de vivir.
- ¿No es, pues, el poder incompatible con la felicidad?
- No. No es incompatible. El poder es una energía cósmica y, como
todas las energías cósmicas, es santa y es de todos los hombres. Y, cuando uno pretende apropiársela, deja de ser feliz y hace desgraciados a sus hermanos, porque las energías cósmicas son parte de Dios y Dios es de todos, porque todos juntos formamos a Dios.
DÍA 23
COPE SEVILLA, Sevilla
EL JUEZ
- Porque ha delinquido.
- ¿Y tú nunca has delinquido?
- Sí. He delinquido.
- ¿Y te han condenado por ello?
- No, porque mi delito no lo conoce nadie.
- ¿Lo conoces tú?
- Sí. Lo conozco.
- ¿Y te ves con derecho a condenar a tu hermano por hacer lo mismo que tú has hecho?
- No. En el fondo de mi alma sé que no tengo derecho. Pero la
sociedad debe funcionar. Debe haber quien juzgue y quien castigue,
aunque ese juez haya delinquido también.
- ¿Y en nombre de quien debe juzgar ese juez?
- En nombre de la Justicia.
- ¿Una justicia que lo es sólo para aquéllos cuyo pecado ha sido
descubierto?
- Sí. Esa es la conclusión.
- ¿Y te satisface esa sociedad?
- No. No me satisface. Pero, ¿qué puedo hacer? ¿Gritar a los cuatro vientos que yo también he delinquido y soy indigno de condenar a mi hermano? Entonces otro ocuparía mi puesto y todo seguiría igual.
- ¿Todo seguiría igual para quien?
- Para la sociedad. Y para aquéllos cuyo delito se descubre.
- ¿Y para ti?
El juez calló. Y el aleteo de un ángel iluminó su rostro por un
momento.
DÍA 24
EL NORTE, Santander
EL PINTOR
- Pinto la vida.
- ¿Crees hacerlo bien?
- No.
- ¿Por qué?
- Porque la vida que yo veo en el fondo de mi alma no es la que
aparece en mis cuadros. Porque la vida que yo siento en mi corazón es hermosa y la que reflejo en mis cuadros no lo es; es triste, está sucia, tiene hambre y sed y sueño y sufre y llora y no encuentra el camino.
- ¿Y por qué ocurre eso?
- No lo sé. Pero sé que la vida puede ser mucho más hermosa. Sé que todos los pintores y los poetas y los músicos y los artistas en general, y los místicos y los sencillos y los humildes y los que lloran, conocen la existencia y la posibilidad de otra vida más hermosa.
DÍA 24
LANZA CIUDAD REAL, Ciudad Real
EL POLÍTICO
- Estoy preparando un discurso.
- ¿Qué pretendes con él?
- Convencer a todos de que mi programa es mejor que el de mis
oponentes.
- ¿Y por qué crees que tu programa es mejor que el suyo?
- Porque las ideas de mis oponentes son erróneas..
- ¿Tus oponentes tienen seguidores?
- Sí.
- Entonces, ¿cómo sabes que sus ideas son erróneas?
- Porque sus programas no satisfacen todas las necesidades que yo
pienso que deben ser satisfechas.
- ¿Y el tuyo, sí?
- Sí.
- Y si, puesto en práctica, resulta que tampoco sirve, ¿qué harás?
- Lo reconoceré y me retiraré.
- ¿Y entonces lo intentará otro y luego otro y otro y otro?. Sí.
- Y, entretanto, ¿qué ha de hacer el pueblo?
DÍA 25
ABC HUELVA, Huelva
LA POLÍTICA
- Un programa de gobierno no se puede basar en el amor; ha de
basarse en la justicia, en la mayor cantidad posible de justicia para el mayor número posible de ciudadanos.
- ¿Y qué es la justicia? ¿Es, acaso, imponer tus ideas a los demás? ¿O perseguir a los que no coincidan con ellas? ¿o es, una vez conquistado el poder, olvidarte del pueblo cuya representación te irrogas? ¿O es no tener en cuenta la enorme responsabilidad que echaste sobre tus hombros? ¿O deformar la verdad para conservar el poder? ¿O utilizarlo para evitar que otros puedan acceder a él aunque tengan el mismo derecho que tú tuviste?
- - -
DÍA 25
DIARIO 16 DE BURGOS, Burgos
LA MUERTE
- Sí. La temo.
- ¿Por qué?
- Porque me da miedo que todo se acabe; porque me aterroriza la
oscuridad; porque me asusta el castigo; porque me apena perder cuanto poseo y alejarme para siempre de los míos... Porque parece como si toda mi vida la hubiese vivido sin objeto; porque creo que aún me quedan muchas cosas por hacer; porque...
- ¿Y si yo te dijese que la muerte no existe?
- ¡Sería maravilloso!
- ¿Y si yo te asegurase que lo que tú llamas muerte es sólo un
nacimiento en un mundo mejor, una especie de vuelta a casa?
- ¿Lo crees posible?
- Estoy seguro. Yo veo ese mundo. Y es un mundo feliz.
- ¿Por qué, entonces, lo temo?
- Porque no quisiste pensar ni creer en él.
- Me decían que no existía y acabé teniéndole miedo.
- ¿Cómo no va a existir? ¿No sabes que en la naturaleza nada muere?
¿No has observado que al dolor sigue la alegría y a la enfermedad la salud y a la desgracia la fortuna y que no hay oscuridad sin luz, ni pecado sin virtud, ni maldad sin bondad, ni tormenta sin calma, ni noche sin día, ni odio sin amor, ni vejez sin juventud ni, por tanto, muerte sin vida?
DÍA 25
NAVARRA HOY, Huarte, Navarra
DIOS
- No. No creo.
- Y, ¿por qué?
- Porque no lo veo y, a lo largo de mi vida, he aprendido a creer en lo que veo.
- ¿Y no ves a Dios?
- No. No lo veo.
- ¿Y crees que lo reconocerías si lo vieses?
- Sí.
- ¿Cómo piensas, pues que, de existir, debería ser?
- No lo sé. No puedo concebirlo. Pero sé que si existiese y yo lo
viera, lo reconocería. Porque sería algo distinto a todo.
- Pero, ¿tú lo has buscado?
- No. No lo he buscado porque no creo en su existencia.
- Lástima. Porque, si lo hubieras buscado, a lo mejor lo hubieras
encontrado.
- ¿Y dónde tenía que buscar?
- Precisamente donde no sospechas que está: En ti mismo. Tú mismo eres Dios, y tu prójimo, y el sol, y las estrellas, y la brisa de la mañana, y el arco iris, y la risa de los niños, y la flor del cerezo, y el susurro del mar...
- ¿Eso es Dios?
- Eso es Dios. Y muchas cosas más. Dios es todo lo que tú ves. Y
todo lo que tú sientes. Y todo lo que tú piensas. Y lo que ni siquiera
percibes. Dios es todo. Porque tú y yo y todos, vivimos en Él y lo
formamos. Y Él evoluciona con nosotros. Y sufre y es feliz con nosotros.
- Ese no es el Dios de que me han hablado.
- Porque los que te han hablado de Él no lo conocían.
- Si eso es Dios, ¿cómo puedo entrar en contacto con Él?
- Por medio del amor. Es el único camino. Ama a tu prójimo; ama la luz; ama a los pobres y a los ricos, a los inteligentes y a los torpes, a los buenos y a los malos, a los tristes y a los alegres... porque todos, todos somos parte de Dios. Si así lo haces, comenzarás a sentir Su existencia, experimentarás la certeza de Su presencia y de Su acción y de Su omnipotencia y de Su sabiduría, y te sentirás arropado y seguro, y sonreirás recordando cuanto sobre Él te habían contado, y sentirás que aquella puerta que cerraste en tu alma, se abre, y que tu alma rebosa y se funde con el alma de tus hermanos y ya no puedes distinguir dónde terminas tú y dónde empiezan ellos, ni quién es el feliz ni el desdichado...
- Entonces, las iglesias...
- Instrumentos necesarios y convenientes para determinados
hombres. Medios para intuir a Dios. Pero la única manera de percibir a Dios, de estar seguro de Su existencia, de sentirlo palpitar en tus venas y en tu corazón y en tus entrañas, es amándolo en Sus criaturas. Ámalo y recibirás amor. Un amor que calmará tu medida y hará que ya nunca vuelvas a dudar de Su existencia.
DÍA 26
TELEMADRID, Madrid
EL ENAMORADO
- Sí. Estoy enamorado y soy feliz.
- ¿Por qué?
- No lo sé. No lo sé, pero soy feliz.
- ¿Qué sientes?
- Siento que mi corazón se ha hecho grande y me duele. Pero su
dolor es dulce y agradable.
- ¿Y, qué más?
- Me siento capaz de las más heroicas hazañas, de los más grandes
sacrificios, de soportar los más terribles tormentos. Me siento...
- ¿Qué crees que siente tu ser amado?
- Estoy seguro de que siente lo mismo que yo.
- ¿Cómo definirías, pues, el amor?
- No lo sé. Pienso que es indefinible. Es preciso sentirlo para
comprenderlo. Pero, una vez sentido, no se lo puede describir.
- ¿Con qué compararías tu amor?
- No sé... Quizás con una paloma blanca o con una nubecilla en el
cielo azul o con una rosa derramando su aroma o con un gorrioncillo ahuecando sus plumas o con el arco iris... no sé.
- ¿Y a tu ser amado?
- A mi ser amado lo compararía con algo etéreo, suave, ausente y
presente al mismo tiempo, como una niebla dulce y rosada que lo llenase todo y todo lo hiciese hermoso, posible y bueno; lo compararía con un ángel...
- ¿Crees que podrías querer a otro ser del mismo modo?
- No. Sería imposible. Estoy consumiendo en este amor toda mi
capacidad de amar. Me estoy vaciando hacia el ser amado y, al mismo tiempo, siento que me voy llenando con más amor, cada vez más hermoso, más consciente de sí mismo, más intenso si cabe... siento físicamente cómo, cuando pienso en el ser amado, mi corazón se expande hasta abarcarlo todo, hasta llegar a parecerme todo hermoso y bueno.
- ¿Crees que la culminación del amor es el acto sexual?
- No. Imposible. El amor, tal y como yo lo siento en estos momentos, no tiene nada que ver con eso. Yo diría que es casi lo opuesto a lo que se entiende ordinariamente por "sexo". Puesto a tener que pensar en ello, yo puedo suponer que el acto sexual, realizado con perfecto amor, sin pasión, sin ninguna bajeza, sino sólo buscando la fusión de los cuerpos como reflejo de la previa fusión de las almas, puede considerarse como la culminación de la perfecta unión. De todos modos, a estas alturas ni ha pasado por mi imaginación tal cosa y no tengo la menor duda de que lo que siento es verdadero amor, luego pienso que para la existencia del verdadero amor no es necesario el sexo que, sin embargo, puede ser una expresión suya en el mundo material, siempre que sea fiel reflejo del deseo de entrega e identificación total con el otro, y nunca como algo posesorio o procurador de placer, ya que el amor en sí, el verdadero amor, es un placer superior a cualquier otro, de la clase que sea. Sería como ensuciar el amor, como degradarlo, como reducirlo de tamaño, de nivel, de calidad. El amor que yo siento no tiene nada que ver con el cuerpo. Es un amor del alma. Es
un amor que nada sabe de lo pequeño, lo bajo, lo torpe, lo terrenal, lo que se acaba. Mi amor no tiene fin. Mi amor es infinito...
- ¿Piensas, quizás, que el amor es una fuerza?
- Exacto. Esa sería la mejor definición. El amor es una fuerza. Una
fuerza inmensa, ilimitada, una fuerza que todo lo llena, que todo lo abarca, que te hace uno con todo y te eleva a planos superiores, inexistentes en el mundo en que vivimos. Una fuerza que te hace bueno, una fuerza que...
- ¿Consideras egoísta el amor?
- ¿Egoísta? Imposible. El amor es todo lo contrario. El amor es darse, es una fuerza centrífuga; yo puedo sentir las oleadas de amor surgiéndome del corazón y alcanzando con sus suaves dedos todo lo que me rodea, llenándolo todo, convirtiéndose en todo... No. El amor no es egoísta ni puede serlo. Si es egoísta, no es amor.
- ¿A qué crees, pues, que los hombres llaman generalmente amor?
- Si lo pienso, comprendo que, lo que generalmente se llama amor, no lo es en verdad. No lo es porque ése es un sentimiento centrípeto, absorbente, egoísta; es un deseo de posesión exclusiva, es un sentimiento que, automáticamente, convierte al que lo siente en antagonista de todos los demás... No. Eso no es amor. Por lo menos no es lo que yo llamo amor.
Y creo que es impropio llamar amor a eso. Sería como llamar miel a la sal o llamar sonrisa al eructo.
- ¿Crees, pues, que no hay amor en el mundo?
- Pienso que sí, que debe haber amor en el mundo, puesto que yo no soy ningún ser excepcional y lo siento dentro de mí y sé distinguirlo de lo otro. Pienso que todos serán capaces de sentir este mismo amor que yo siento.
- ¿Entonces?
- No lo comprendo. Al pensar en ello, parece como si, realmente,
nadie conociese el verdadero amor. Todos cantan, como si fuera verdadero amor, al deseo, un deseo egoísta, un sentimiento que nada tiene que ver con él.
- ¿Crees, pues, que ya nadie ama como tú amas, que nadie tiembla ya ante la mirada del ser amado, que nadie se siente el ser más feliz del mundo en presencia del objeto de su amor, y el más desgraciado en su ausencia?
- No lo sé. Supongo que sí. Pero, si lo sienten, ¿por qué sólo se canta la posesión y el vicio? ¿Por qué ensucian al amor confundiéndolo con el apetito? ¿Por qué convierten el oro en lodo y luego lo adoran, si tienen el verdadero oro al alcance de la mano?
- Los que lo hacen, llegará un día en que, en medio del lodo, verán
brillar el oro y, desde ese momento, el lodo ya no les satisfará.
- ¿Lo crees así?
- Sí. Así será. Así ha sido con todos. Incluso contigo, aunque no lo
recuerdes. Es una ley universal. Pero unos corren más que otros.
DÍA 26
TVE VALENCIA, Valencia
EL RICO
- Dime, hermano, ¿por qué causa piensas tú que te has hecho rico?
- Porque he trabajado mucho para serlo.
- ¿Crees, pues, que te lo debes a ti sólo?
- Estoy seguro de ello. Soy rico gracias a mi esfuerzo.
- ¿De verdad crees que nadie ha influido en ello?
- De verdad lo creo. He tenido que luchar duro y no he recibido
precisamente ayudas.
- ¿Cómo empezó tu ascensión hacia la riqueza?
- Empecé trabajando de empleado.
- ¿Y quién hizo que empezases allí?
- Nadie. Fue casualidad.
- ¿Casualidad?
- Sí. Casualidad. Yo no tenía trabajo. Entonces me encontré con...
- ¿Hiciste algo especial para encontrarte, precisamente en ese
momento, con esa persona?
- No.
- Entonces, alguien haría que la encontrases. ¿O no?
- Bueno, de acuerdo. El encuentro no se debe a mi esfuerzo. Pero,
desde ese momento, todo me lo debo a mí mismo y son muchos años de trabajo.
- ¿Has estado enfermo durante todo ese tiempo?
- No.
- ¿Si hubieras estado enfermo hubieras podido hacer lo que has
hecho?
- No, ciertamente, no hubiera podido.
- ¿Y la salud, te la proporcionaste tú mismo?
- No, la salud, lógicamente, no me la he proporcionado yo. Es algo
que me viene de modo natural.
- ¿Entonces no se debe a tu esfuerzo?
- La salud, no; pero todo lo demás, sí.
- ¿Y si hubieras muerto?
- Si hubiese muerto no hubiera podido hacer ningún negocio.
- ¿Y la muerte hubiera dependido de ti?
- No.
- ¿Has contado con colaboradores, o lo has hecho todo tú solo?
- Sí, claro. He contado y cuento con magníficos colaboradores que, realizando mis ideas, me han ayudado a hacer lo que he hecho.
- ¿Y esos colaboradores los hiciste tú?
- No. Los encontré, me parecieron buenos y los uní a mi equipo.
- ¿Y quién te los envió?
- Nadie.
- ¿Nadie? ¿Aparecieron porque sí?
- Hombre, porque sí, no. Pero aparecieron.
- ¿Oportunamente?
- Sí, eso es cierto. Fueron apareciendo en mi vida oportunamente.
- ¿Has estado alguna vez pendiente de realizar un negocio muy
importante, cuyo éxito no estaba en tu mano, sino en la decisión de otros?
- Sí, muchas veces.
- ¿Y quién crees tú que hizo que las cosas se desarrollaran de modo que fueras tú quien hiciese el negocio?
- No lo sé.
- Pero, ¿tú no fuiste?
- No. Realmente, yo no fui.
- Y, a pesar de no haber dependido de ti aquel primer encuentro, ni la oportuna llegada de tus colaboradores, ni tu salud, ni tu vida, ni la decisión de importantes negocios, ¿piensas realmente que lo que tienes te lo debes exclusivamente a ti mismo?
- Bueno, visto así he de reconocer que he tenido suerte.
- ¿Entonces debes tu riqueza a la suerte?
- Si lo miro fríamente y en última instancia, sí.
- ¿Y quién, crees tú que maneja la suerte?
- No lo sé.
- Si la manejara alguien ¿no sería él realmente el causante de tus
éxitos?
- Sí, sería él.
- ¿Y crees que si ese alguien existiera, tendría alguna razón especial para favorecerte a ti y a otros no?
- No se me alcanza a comprender por qué, pero he de pensar que sí.
Porque otros se han muerto o han enfermado o sus colaboradores los han engañado o, sencillamente, los negocios decisivos no les han salido bien sin culpa por su parte.
- ¿No encuentras, pues, explicación a esas diferencias?
- No. No la encuentro. Al menos no encuentro una explicación lógica y razonable.
- ¿Sería explicación lógica y razonable la de que tú tenías créditos
adquiridos, y los demás habían contraído deudas, y la vida ha hecho que todos saldarais cuentas?
- Sí. Sería una explicación lógica si yo hubiese adquirido créditos y
los demás deudas. Pero eso no ha ocurrido, que yo sepa.
- Que tú sepas. O que tú recuerdes, que es lo mismo, ¿no?
- Desde luego, ni lo sé ni lo recuerdo.
- ¿Y si hubieras vivido anteriormente otras vidas?
- Me acordaría.
- ¿Te acuerdas de todos los porrazos que te diste cuando aprendías a andar?
- No.
- ¿Pero sabes andar?
- Claro.
- ¿Gracias a aquellos porrazos?
- Sí.
- ¿Lo consideras normal?
- Sí. Así ocurre con todos. Vamos aprendiendo a base de traspiés.
- Y si eso es una ley natural ¿por qué no va a ser aplicable a la vida?
- ¿Quieres decir que yo, en otra vida, aprendí a andar mejor que los que ahora aún han dado traspiés y, sin embargo, ni ellos ni yo nos acordamos?
- ¿De qué te serviría acordarte de todos y cada uno de los golpes,
llantos y caídas que te costó aprender a andar?
- Verdaderamente, de nada. Me sirvieron para aprender a andar en su momento, pero ahora lo que importa es que sé andar.
- ¿Te parece razonable?
- Si. Empiezo a comprender y empiezo a descubrir un mundo distinto o, por lo menos, una perspectiva nueva para contemplarlo.
- ¿Sólo para contemplarlo?
- Bueno, para contemplarlo y para vivir en él y para considerar a los demás y a las cosas y a la vida y a todo, de otro modo...
- Y, ese ser que rige la suerte y nos permite tropezar para que
aprendamos a andar, ¿crees que hará las cosas sin motivo, sin un
propósito?
- No lo creo. Un ser capaz de regir la vida y la suerte, si existe, debe tener una inteligencia muy superior a la nuestra y, por supuesto, no puedo admitir que haga nada sin un fin determinado.
- ¿Piensas, pues, que te ha dado la riqueza sólo porque aprendiste a andar antes y para tu exclusivo disfrute? ¿O te parece más lógico que te la haya dado porque, siendo tú más capaz por haber aprendido más deprisa, piensa que vas a utilizarla para ayudar a los que van detrás?
- Sí. Pienso que ese debe ser el fin perseguido.
- ¿Entonces?
- No sé qué decir. Pero, desde este momento el mundo se me hecho más grande y más hermoso y, a la vez, más pequeño y familiar. Veo a mis semejantes de modo distinto, como más próximos a mí, y empiezo a encontrar una lógica a todo lo que ocurre.
- Por el momento, eso basta.
DÍA 27
LE MONDE, París
LAS RELIGIONES
Porque la religión de los semitas originales, considerada ahora como religión hebrea, es una religión de raza y, como tal, no habla del más allá.
- ¿Y eso por qué?
- Porque a cada pueblo se le ha dado, en su momento, la religión
apropiada a su capacidad de comprensión.
- ¿Eso es cierto?
- Certísimo. Se empezó dando una religión en la que se reverenciaban los elementos naturales ( el rayo, el huracán, los terremotos, las inundaciones) y se tendía a tenerlos propicios para salvar la vida. Luego se habló de obedecer a un dios invisible pero que premiaba o castigaba en esta vida mediante la abundancia o la pérdida de bienes y familiares (la religión de los semitas originales, por ejemplo). Más tarde se habló de un premio en otra vida futura, si se cumplen unas leyes, normas o mandamientos en la vida presente (religión de Cristo). Y la futura religión hablará de la realización de lo bueno de modo espontáneo, porque la Ley no será exterior, sino interna y todos seremos uno.
Esto ha dado lugar a que algunos materialistas y racionalistas,
llevados de su celo y de las apariencias, dijeran que las religiones han sido inventadas por los propios hombres y que los dioses no reflejan por ello más que las virtudes y defectos humanos. Es como lo que ocurre con la astrología.
- ¿Qué ocurre?
- Pues que, generalmente se dice: "Tú eres así porque naciste en tal lugar, tal día a tal hora".
- ¿Y no es cierto?
- No. Lo correcto es decir: "Tú naciste en tal lugar, tal día y a tal hora porque, según tu karma y tu propia elección, tenías que ser así".
DÍA 28
ABC NEWS, Nueva York
LA MÚSICA ROCK
- Su ritmo.
- ¿Y qué tiene su ritmo?
- Que me hace saltar y llevar el compás y moverme y me embarga y me domina.
- ¿Y te sientes mejor?
- ¿Mejor? ¿Qué quieres decir?
- Si con esa música te sientes más bueno, más justo, más caritativo,
más trabajador, más altruista, más dadivoso, más consciente, más
responsable, más realista, más integrado en la sociedad?
- Con esa música me siento más activo, más yo, más realizado, más fuerte, más distinto de los otros.
- ¿Y crees que eso es bueno?
- No lo sé. Pero yo lo siento así y me gusta.
- ¿Qué piensas de la escalada de violencia a nivel mundial?
- Que no la entiendo.
- ¿Sabes que los violentos suelen ser adictos a la música rock?
- No lo creo. ¿Qué tiene que ver la música con la conducta de las
personas?
- ¿Sabes tú que la materia no es más que energía en vibración y
viceversa?
- Sí. Lo afirma así la física nuclear.
- Todo lo que vemos y sentimos, pues, nuestros propios cuerpos
incluidos, no son, en última instancia, más que energía vibratoria. ¿Estás de acuerdo?
- Sí.
- ¿Y sabes lo que es una disonancia?
- Sí. Es un sonido que no casa con los que le acompañan, y hace daño al oído al escucharlo.
- ¿Qué efecto piensas tú que tendría una disonancia en medio de una sinfonía de Beethoven?
- Desastroso. Estropearía la obra.
- ¿Sabes que el sonido, y por tanto la música, no es más que una
vibración?
- Sí, lo sé.
- Y, si nuestro cuerpo no es más que vibración, ¿no piensas que debe ser como una sinfonía, es decir que, por lo menos en estado de salud, no habrá disonancias en ese conjunto de vibraciones a las que llamamos nuestro cuerpo?
- Sí. Lo lógico es que así sea. También puedo pensar que, vistas así
las cosas, la enfermedad es una especie de disonancia.
- Exacto. Y lo es. Pero escúchame ahora: El hombre, a lo largo de su evolución, que abarca miles de millones de años, ha ido adquiriendo y desarrollando distintos vehículos y órganos. Y, en cada época, los más avanzados en la evolución, han sido sometidos a ejercicios especiales para favorecer su progreso y que pudieran luego ayudar a sus hermanos rezagados.
- No comprendo lo que me quieres decir.
- Muy bien. Trataré de aclarártelo. Imagínate una familia de zorros
que viven en un lugar con nieves o hielos perpetuos. Imagina que uno de los cachorros de esa familia es más blanco que los demás. ¿No será éste el que más posibilidades tendrá de escapar a sus enemigos y de atrapar sus presas porque, al ser más blanco, pasará más fácilmente desapercibido en la nieve, que sus hermanos?
- Sí.
- La consecuencia lógica será que los demás morirán, bien devorados bien por falta de alimento, ¿no?
- Sí.
- Y el más blanco sobrevivirá y se apareará y transmitirá a parte de sus descendencia la tendencia al color blanco. Y ¿qué crees que pasará con sus hijos?
- Lo mismo que con el padre: Que los más blancos sobrevivirán y se reproducirán y transmitirán su blancura a sus descendientes, mientras que sus hermanos morirán.
- ¿Y qué ocurrirá a lo largo de millones de años?
- Que todos los zorros de esa zona serán completamente blancos.
- Muy bien. Eso es, como sabes, lo que la ciencia llama la "selección natural", aunque debería llamarse selección espontánea, puesto que el hombre podría, en mucho menos tiempo, criar zorros completamente blancos mediante una selección artificial, ¿no?
- Sí.
- Vamos, pues, ahora a ver los efectos de esa selección natural sobre el hombre, pero como consecuencia de actos voluntarios de éste, o sea, una selección artificial. ¿Me sigues?
- Sí.
- Has de saber que hace muchos millones de años, el hombre no sabía que tenía cuerpo físico, lo mismo que tú no sabrías que tienes estómago ni pulmones ni riñones si no te lo hubieran dicho. Es decir, que en aquella época el hombre tenía centrada su consciencia en otro plano de existencia, como ahora la tienen los animales.
- ¿Eso es posible?
- Y tan posible. Ya te digo que es lo que ocurre ahora con los
animales.
- ¿Pero dónde estaba nuestra conciencia?
- En otros planos de existencia.
- ¿En otros planos?
- Cuando tú duermes y sueñas, en el momento de soñar ¿te parecen reales tus sueños?
- Sí, por supuesto.
- ¿No piensas de ellos que son sólo sueños y que lo que te está
ocurriendo no es verdad?
- No. Cuando sueño que me ocurre algo, lo siento realmente. No
pienso que es un sueño.
- ¿Y es real o no?
- Cuando lo sueño, si. Luego, al despertar, no.
- ¿Al despertar, no? ¿O es que tu conciencia ha pasado de lo que
llamamos mundo de los sueños al que llamamos mundo real?
- Eso debe ser. Me imagino que se ha producido un cambio de plano de conciencia porque, en sueños me parece todo real y ahora, aquello me parecen sueños y esto, real.
- ¿Pero qué es lo real definitivamente?
- Pues, bien mirado, no lo sé. Supongo que las dos realidades lo son, cada una en su mundo.
- ¿Comprendes ahora como la conciencia del hombre podía estar en un plano distinto que su cuerpo físico? Durante el sueño también ocurre eso.
- Sí, lo comprendo.
- Pues bien. Llegó un momento en que el hombre fue haciéndose
consciente de que tenía cuerpo físico y su conciencia comenzó a centrarse en el mundo físico. Esa fue la labor de los que se llaman Luciferes o ángeles caídos. Ellos le descubrieron al hombre que tenía cuerpo físico, lo mismo que a ti se te dijo que tienes estómago, hígado y riñones y, desde entonces, lo has creído y sientes dolor de estómago, de hígado o de riñones cuando están enfermos.
- ¿Así de sencillo?
- No. Así de sencillo, no. Es una historia más compleja pero
perfectamente lógica y aclaratoria de muchos misterios. Pero no es mi propósito, en este momento, hablar de ello. Estábamos ocupados, lo recordarás, en hablar de la música rock y sus efectos sobre el hombre actual, ¿lo recuerdas?
- Sí.
- Pues bien. Cuando el hombre llegó a ser consciente de su cuerpo
físico y centró su consciencia en este plano de existencia, se produjeron en el complejo mecanismo que son sus vehículos una serie de fenómenos: Comenzó a percibir los estímulos que los sentidos, entonces rudimentarios, le aportaban con relación al mundo físico; notó que unos le resultaban agradables y otros, no, y se dedicó a buscar la manera de proporcionarse los agradables y alejarse de los otros.
- Me parece muy lógico.
- Sí, pero no conveniente.
- ¿Por qué?
- Porque quienes habían ayudado al hombre a centrar su conciencia en el mundo físico eran, precisamente, los Luciferes, unos seres pertenecientes a la oleada de vida anterior a la humana, constituida por lo que se llaman comúnmente ángeles.
- ¿Los Luciferes eran ángeles?
- Eran ángeles y son ángeles. Pero se trata de los rezagados de su
oleada de vida. Son seres que están esforzándose por alcanzar a sus
hermanos, mucho más evolucionados que ellos. Y, para eso, necesitan adquirir experiencia. Pero, dado que son seres mucho más evolucionados que los hombres, sus vibraciones son muchísimo más rápidas y su influencia hace que éstos tiendan a buscar sensaciones que las produzcan.
No es que ellos pretendan específicamente el mal para los hombres. Ellos conducen al hombre a situaciones que causen esas vibraciones para aprovecharlas en su propio beneficio. De ahí esa serie de fenómenos que las iglesias todas han calificado como tentaciones y como pecados: El asesinato, la crueldad, la sensualidad, el abuso de poder, el egoísmo, la ira, la drogadicción, la velocidad... y la música rítmica y llena de disonancias y que denominamos música rock.
- ¿Es posible?
- Sí, lo es.
- ¿Y por qué tengo que creérmelo?
- Tú no tienes que creértelo. Si te preocupa el problema, reflexionarás sobre él y, más o menos pronto, llegarás a ver la luz. Depende del interés que pongas en el asunto. Si no te preocupa, te sumergirás en la pasión, el vicio y la ceguera... hasta que un día, harto de cieno, levantarás los ojos y te darás cuenta de que en otra parte hay luz. Lo triste es que, hasta entonces habrás recorrido un largo camino lleno de dolor y de acciones de las que tendrás luego que responder con todo detalle y de modo inevitable.
- Pero, ¿qué tiene todo esto que ver con la música rock?
- La música rock es un conjunto de disonancias y de sonidos rítmicos que, hace millones de años, cuando el hombre necesitaba centrar su conciencia en el mundo físico, fueron útiles. Pero ahora suponen un serio retroceso en la evolución, porque toda vibración produce efectos en las demás vibraciones, bien armonizando con ellas, bien distorsionándolas. Y la música rock es distorsionante para las vibraciones que componen el cuerpo humano y los demás vehículos del hombre actual.
- ¿Cómo podrías probar eso?
- Mira el ambiente que hay, por ejemplo, en un concierto de música rock. Estúdialo y compáralo, por ejemplo, con el que hay en las salas de conciertos de música sinfónica. ¿Qué te parece?
- ¿Es que la música sinfónica no produce disonancias en los
vehículos del hombre?
- No. La música que se ha dado en llamar sinfónica, salvo la más
reciente, que obedece a la influencia luciferina, armoniza con las
vibraciones humanas y ayuda a su evolución en la línea correcta,
fomentando los buenos sentimientos, el buen gusto, el altruismo, la
fraternidad, el amor a lo verdadero, lo bueno y lo bello; en una palabra, es una gran ayuda para la evolución de la humanidad.
- ¿Quiere eso decir que los que acuden a los conciertos de música
sinfónica son todos buenos y los que van a los de música rock son malos?
- No. Ni lo quiero decir, ni lo digo. Lo que ocurre es que la música
sinfónica produce vibraciones acordes con las de los vehículos del hombre y por ello, en general - y siempre hay excepciones - los aficionados a la música sinfónica son más armoniosos en sus vidas, gustos, tendencias, actividades y relaciones.
- ¿Y la música rock?
- Todo lo contrario. Desde el jazz hasta la música actual se ha escrito un capítulo musical verdaderamente triste y regresivo para la humanidad.
Piensa que los negros actuales - sus cuerpos, no sus espíritus - son los remanentes de aquella Humanidad que utilizó los ritmos y las disonancias para centrar su conciencia en el mundo material. A ellos, por eso, no les perjudica tanto. Y piensa que no es casual que el jazz naciera entre los negros americanos. Escuchar asiduamente o durante mucho tiempo música rock y, encima, a todo decibelio, es algo así como pretender que un adulto se alimente con un biberón. No es posible. Es un retroceso, una pérdida de tiempo. Y ese tiempo habrá que recuperarlo un día u otro, porque el resto de la Humanidad sigue evolucionando...
- ¿Estás seguro de lo que dices?
- Segurísimo. Comprueba, por otro lado, las letras de sus canciones.
Todas son o violentas o viciosas o procaces o francamente degeneradas o diabólicas y, en todo caso, de mal gusto y negativas. Y la música que llevan es la apropiada a tales sentimientos, y es la que los fomenta.
Observarás que, prácticamente todas las canciones rock son idénticas en ese sentido: Ninguna de ellas deja vislumbrar, ni remotamente, al verdadero amor, el amor que todos hemos sentido alguna vez. Pues bien, compara esa canción y los sentimientos que despierta con, por ejemplo, el Himno de la Alegría, de la novena sinfonía de Beethoven o con el Aleluya del Mesías de Haendel o con el Parsifal de Wagner y los sentimientos a que dan lugar. ¿Qué conclusión sacas?
- Que no tienen comparación. Que, siendo ambas vibraciones, son
muy distintas, por no decir opuestas y que, si realmente nos influyen, la primera debe ser nefasta y las últimas maravillosamente reconfortantes.
- ¿Quieres otra prueba?
- Sí.
- Si estudias a los que tienen la desgracia de estar en las cárceles por delitos de violación, asesinato o violencia, en general, y si observas a los tan abundantes drogadictos y alcohólicos, llegarás a la conclusión de que todos ellos, todos, son asiduos de discotecas o aficionados a la música rock y, prácticamente ninguno, a la música sinfónica, cuyas grabaciones se venden al lado de las otras.
- ¿Es posible?
- Sí, lo es.
- ¿Y no puede ser que sea el ambiente el que deforme a los hombres?:
- No. El ambiente no hace a los hombres. Son los hombres los que
crean el ambiente y ese ambiente atrae a los que se sienten inclinados hacia él, y repele a los que no sienten esa inclinación pero, en todo caso, es nuestra responsabilidad el saber discernir y el decir "no" a tiempo, cuando algo no conveniente nos tiente.
- ¿Y si no decimos "no"?
- Pues entrará en juego una ley natural y nuestro camino será más
largo.
- ¿Qué ley natural?
- La que los físicos enuncian diciendo que "a toda acción
corresponde una reacción igual y opuesta".
- No acabo de comprender.
- Es muy sencillo. Todo lo que ocurre, todo sin excepción, tiene una causa. Todo sucede como consecuencia de algo. Cuando conocemos ese algo, decimos que es su causa y, cuando no lo conocemos, decimos que el fenómeno en cuestión ocurre "por casualidad" pero, en el fondo, por poco que se piense, se comprende que la casualidad no existe, no puede existir.
- ¿No existe? ¿No es, pues, casual que salga premiado determinado
número en la lotería, por ejemplo?
- No. No es casual. Ese número sale precisamente como
consecuencia de una serie de factores que, todos juntos, no podrían
producir más consecuencia que esa: Que salga precisamente ese número y no otro. Será el peso de cada bola, su diámetro, su coeficiente de rozamiento, el lugar que ocupa en el bombo, el número de vueltas que éste da, el lugar que ocupa cada bola finalmente, etc. Siempre se darán una serie de circunstancias que, si las conociéramos todas, nos resultaría fácil saber, de antemano, qué bola saldría premiada. Lo que ocurre es que, como no conocemos esas causas o no las conocemos todas, decimos que se trata de un juego de azar.
- Sí, lo comprendo.
- Sabiendo, pues, que todo lo que existe es vibración y que todo lo
que ocurre tiene una causa, no resulta difícil darse cuenta de que toda vibración que produzcamos, dará lugar a una consecuencia determinada, ¿no?
- Sí, claro.
- Así, pues, cada pensamiento, palabra, acción o sentimiento, que no son a la postre más que vibraciones de distintas frecuencias y longitudes de onda, producen inevitablemente un efecto. Y ese efecto, que consistirá siempre en mezclarse con otras vibraciones, será armónico con ellas o disonante, ¿no?
- Sí, es lógico.
- Si ahora consideramos otra ley natural, pero superior, que rige la
evolución del universo y que ha sido enunciada por todas las religiones desde siempre, comprenderás los efectos de las disonancias.
- ¿Y cuál es esa ley natural?
- La ley del amor. Esa ley que se enuncia diciendo: "Haz a los demás lo que te gustaría que te hiciesen a ti y no les hagas lo que no te gustaría que te hiciesen".
- ¿Pero cómo juega esa ley en la evolución?
- Muy sencillo: Todo lo que a ella se ajusta es armonioso y fomenta el progreso. Y lo que a ella se opone, produce retroceso en la evolución del individuo, del grupo o de la Humanidad. Por eso, si el Himno de la Amistad fomenta esa virtud y las canciones pasionales y egoístas de la música moderna fomentan lo contrario, ¿qué consecuencias calculas tú que sus vibraciones producirán en los asiduos a cada una de estas dos clases de música? ¿Qué efectos puedes constatar cada día en todas partes?
¿Comprendes ahora el por qué de la violencia que domina el mundo?
DÍA 29
TELEVISIÓ DE CATALUNYA TV3, Barcelona
EL TERCER MUNDO
- ¿Por qué?
- Porque sí. ¿Qué tengo yo que ver con los que no pueden comer? A lo mejor es que no quieren trabajar, o que no son lo suficientemente inteligentes para abrirse camino en la vida o, si quieres, que los gobiernos de sus países están compuestos por sinvergüenzas que roban todo lo que pueden o, en el mejor de los casos, por incompetentes. ¿Y por eso voy a tener que pagar yo? Yo me lo trabajo y me lo gano y mis esfuerzos me cuesta. Que hagan ellos lo mismo.
- Tienes razón.
- Claro.
- Sólo que...
- ¿Qué?
- Si tú hubieras nacido en uno de esos países, de padres en la miseria, ¿qué harías?
- No lo sé. Me espabilaría.
- ¿En qué sentido? ¿Quieres decir que "te echarías al monte", como se suele decir? ¿Que te dedicarías a robar, a atracar a otros o a traficar con lo que fuera para comer?
- No, hombre, no. Trabajaría.
- Ya. Y, si a pesar de tu buen deseo, no encontrases trabajo ni
alimento, ¿qué harías?
- No sé.
- Pues convendría que lo supieses.
- Es que así no me lo he planteado nunca. Y, bien mirado, tampoco
tengo que planteármelo así. Lo cierto es que yo vivo aquí y tengo trabajo y puedo comer. Lo demás no me importa.
- Como te he dicho, es una postura.
- Sí. Es mi postura. Y tan respetable como cualquier otra.
-Es una postura, como cualquier otra. Lo que ya no te acepto es que sea respetable.
- ¿No? ¿Y por qué?
- En mi opinión el respeto sólo lo merece la actitud digna de
merecerlo. Y yo no veo que la tuya lo sea.
- ¿No? Hombre, tiene gracia. ¿Es que no me estoy ganando mi pan
toda mi vida? ¿Es que he hecho algo que se me pueda reprochar? ¿Por qué, pues, no merezco tu respeto?
- Yo no he dicho que tú, como persona, no merezcas mi respeto. Lo que he dicho y mantengo es que tu postura ante el tercer mundo, si es la que tú has enunciado, no merece ningún respeto.
- ¿Y eso por qué?
- Porque, el que tú trabajes, como todos en los países más avanzados, no tiene ningún mérito. Y el que te ganes así tu pan, tampoco. Y el que no te hayas dedicado a la delincuencia, tampoco. Prácticamente es lo que hacemos todos.
- ¿Entonces?
- Entonces eso: En un país como el nuestro, en cualquier país del
primer o segundo mundo, no tiene ningún mérito. Es lo que se espera de cada uno.
- Pues no entiendo tu postura.
- Sí. Está clara. Tú trabajas. Pero trabajas porque tienes trabajo,
porque has nacido en un país en el que se vive bien.
- Si he nacido en un país en el que se vive bien, ¿por qué me he de
preocupar por los que han nacido en países en los que se vive mal? ¿Qué culpa tengo yo?
- Pero, vamos a ver. Supongo que tú no has elegido nacer aquí, ¿no?
- No, claro.
- ¿Entonces por qué has nacido aquí?
- No lo sé.
- ¿Por casualidad?
- Podría ser.
- Bien. Sólo puede ser por uno de estos dos motivos: O por casualidad o por causalidad. ¿Estás de acuerdo?
- Sí.
- Vamos, pues, a reflexionar sobre el primero, la casualidad. ¿Crees que la vida y el mundo y el cielo y todo está regido por la casualidad, es decir, que todo ocurre porque sí, arbitrariamente, sin una causa propia y sin una finalidad concreta, sin un sentido determinado?
- Absolutamente arbitrario no podría asegurar que sea.
- ¿Por qué?
- Porque hay una serie de cosas que obedecen siempre a la misma
causa... Yo diría que, bien pensado, todo tiene una causa. No puedo
imaginar nada que no ocurra o nazca sin causa.
- ¿Quieres decir que todo tiene una causa?
- Sí. Exactamente. Todo tiene una causa que lo produce.
- ¿Me puedes poner algún ejemplo?
- Sí, claro. La gestación es consecuencia de la fecundación y el
nacimiento, de la gestación; la noche es consecuencia de la ocultación del sol tras la tierra; la lluvia es consecuencia de las nubes; las plantas son consecuencia de las semillas; la muerte es consecuencia de la vida...
- Bueno. Alguna confusión veo ahí entre lo que tú llamas
implícitamente "causa" al llamar consecuencias a la gestación, al
nacimiento, a la noche, a la lluvia, a las plantas y a la muerte. Pero, en términos generales, das en el clavo: En realidad, todo tiene una causa.
Pero, ¿conocemos todas las causas?
- Hombre, no. Pero, partiendo de que las cosas que conocemos, todas tienen una causa, hay que pensar que las cosas cuya causa no conocemos, también la tienen.
- De acuerdo. Pero yo te haría una pregunta.
- ¿Cuál?
- Dices que todo tiene una causa, aunque lo importante sería poner la frase al revés.
- ¿Cómo?
- Así: ¿La misma causa produce siempre el mismo efecto?
- Claro que sí. Bueno, supongo que sí. Porque, sino estaríamos en la falta de causas, en el azar y, después de lo que te he dicho, no puedo creer en el azar.
- O sea, que todo tiene una causa y siempre la misma. Y cada causa produce siempre el mismo efecto. ¿Es eso lo que tú quieres decir?
- Exacto.
- Pero, ¿tú piensas que eso se refiere a todo o piensas que debe de
haber algo en el mundo que escape a esa, digamos, ley natural?
- Si pienso en la causalidad he de admitirla para todo. Sería absurdo e irracional pensar que casi todo tiene una causa, pero algunas cosas, no, y ocurren sin motivo o por causas distintas cada vez o, lo que sería peor aún, sin causa.
- Entonces, ¿estás convencido de que todo tiene una causa y de que esa causa siempre produce el mismo efecto?
- Sí. Absolutamente. Tú me has dicho, por ejemplo, que la
fecundación es causa de la gestación, pero luego has dicho que la
gestación es causa del nacimiento, ¿no?
- Sí.
- Luego admites que un efecto puede, a su vez, convertirse en causa de otro efecto.
- Claro. Es más, en realidad, yo creo que se trata de cadenas de
causas y efectos.
- ¿Podrías aclarármelo?
- Sí. Por ejemplo, la evaporación causa las nubes, éstas la lluvia, éstas el mar, etc.; o. el trabajo es la causa de ganar dinero, éste de que compre cosas, éstas de que me sienta seguro y realizado, etc.; o, la fecundación es causa de la gestación y ésta del parto y éste de la infancia y ésta de la juventud, etc.
- De acuerdo. Te voy a hacer ahora una pregunta.
- Vamos a ver.
- Aceptado que todo tiene una causa y que cada causa produce un
efecto y que los efectos se convierten, a su vez, en causas para nuevos efectos, y que eso es aplicable a todo el mundo, a todo el universo, ¿crees tú que todo ello, ocurre arbitrariamente o que obedece a alguna norma, a alguna ley, a alguna manera de proceder? O, dicho de otra manera ¿Crees tú que con cada causa y su efecto y con el conjunto de las causas y sus efectos se persigue algún fin, que todo ello va en alguna dirección, tiene algún sentido?
- Hay que pensar que sí. Sería absurdo decir que toda causa produce siempre el mismo efecto y que todo efecto obedece a la misma causa, lo cual, implícitamente, contiene una racionalidad, una lógica y hasta yo diría que una finalidad, y luego afirmar que esa constancia, esa permanencia, esa fijeza no persigue algún fin, tanto individualmente, en cada cadena de causas y efectos, como en el conjunto de cadenas que constituye el universo entero. Es impresionante decir esto pero es la única respuesta lógica que se me ocurre y no creo que haya otra respuesta más satisfactoria.
- Realmente, no la hay. Pero has enunciado algo muy importante.
- Lo sé.
- Has dicho que existe un plan, no sólo para todo lo que constituye el universo, sino para cada individuo. ¿O te he comprendido mal?
- No. No me has comprendido mal. Pero es que no se me ocurre otra respuesta. O todo es lógico - y si es lógico es razonable y persigue algo, también lógico - o todo es ilógico y entonces no tiene sentido la relación inexorable de causas y efectos que - y ahí no hemos entrado, pero se me ocurre ahora - se entremezclan mutuamente dando lugar a un entramado, que forma el mundo, un mundo que cambia, que evoluciona que, a ojos vistas, se encamina en una determinada dirección y, ostensiblemente, hacia una meta concreta.
- ¿Por tanto?
- Por tanto, he de concluir que, lo mismo que digo que todo tiene una causa y que todo efecto es, a su vez, causa de algo, afirmo que existe un plan que lo dirige todo, que lo aglutina todo y lo encamina en una determinada dirección con un determinado fin. Y, volviendo a lo que hemos estudiado antes, comprendo ahora que cada causa, al producir su efecto, y al ser parte de un plan conjunto, pretende también un fin concreto y no otro. Esto es maravilloso. Nunca hubiera creído llegar a estas conclusiones. Y, te aseguro que me van a hacer pensar mucho.
- Veo que te han impresionado tus propias conclusiones.
- Claro. Es que son conclusiones trascendentales para comprender,
tanto el universo como el individuo. Pero, digo yo, y con ello seguimos nuestra charla: Si existe un plan para ti y otro para mí y otro para cada hombre y, habrá que concluir, para cada animal y cada vegetal y cada mineral y cada estrella, es decir, si existe un plan general del que formamos parte, ¿dónde queda la libertad? ¿Qué papel juega el libre albedrío, si es que existe? En otras palabras: ¿Ese plan nos obliga a hacer lo que no queremos y nos encamina ciegamente a la meta en él prevista?
- Ya que te planteas esa pregunta, también muy importante, vamos a tratar de dilucidarla.
- ¿Crees que podremos?
- ¿Por qué no? Con la mente se puede resolver cualquier problema.
Es sólo cuestión de concentración. La mente es como una lupa y, lo mismo que ésta puede concentrar los inofensivos rayos del sol y convertirlos en fuego, la mente puede concentrar la fuerza mental y resolver lo que sea. El único límite es la capacidad de concentración de cada cual, es decir, el dominio que se tenga de la propia mente, que no es más que una herramienta al servicio del hombre, del verdadero hombre, que es un espíritu que la utiliza como instrumento.
- Pues bien, vamos allá.
- ¿Tú te sientes libre?
- Hombre, yo sí.
- ¿Pero completamente libre?
- Si llamas libre a salir en este momento por la ventana volando y
aterrizar en la terraza, pues no. En ese sentido no soy libre porque tengo mis limitaciones. Tampoco puedo vivir bajo el agua y respirar su oxígeno.
Pero, en mi ambiente, en el ambiente de los seres humanos y dentro de lo que podríamos llamar mi campo de actuación, pienso que sí que soy libre.
- ¿En qué sentido?
- En todos los sentidos: Yo puedo estarme quieto o moverme o
sentarme o levantar la mano. O puedo hablar o callarme o sentir, si quiero, amor por mis amigos o puedo sentir aversión hacia alguien que me cae mal. O puedo pensar, como estoy haciendo ahora. Y sé que, si quisiera, dejaría de hacerlo. Luego soy libre.
- ¿Entonces quieres decir que, hagas lo que hagas, estás siempre
cumpliendo lo que el plan que para ti se previó, exigía en cada momento?
- No. Eso no es lógico y, por tanto, es imposible. Yo no puedo, a la
vez, hacer algo determinado de antemano si hago otra cosa. Y estamos viendo que puedo, libremente, hacer una cosa u otra.
- ¿Entonces?
- Es que quizás el plan nos deje cierta libertad y sólo si nos apartamos de él por encima de cierto margen, es decir, si ponemos en funcionamiento causas que nos van a conducir con sus efectos más allá de lo previsto, intervenga una causa ajena a nosotros que nos obligue a volver a "nuestro sitio".
- ¿Cómo concibes tú esto?
- Bueno. Yo lo veo así. Esa respuesta me parece lógica y, al mismo
tiempo, con ese margen de libertad que se nos da, se nos proporciona también la posibilidad de aportar algo, de aprender, de ser los protagonistas de nuestra vida sin salirnos de lo que se espera de nosotros.
Cuanto más lo pienso, más me convence.
- Cierto. Eso es compatible, además, con la existencia del libre
albedrío. Veo que has captado fácilmente el tema. ¿Podrías poner un ejemplo de esa "llamada de atención"?
- Por supuesto. Por ejemplo: Recuerdo que yo conocí a mi mujer a
través de unos desconocidos. Yo no tenía previsto ir a determinado lugar determinado día, a determinada hora. Es más, nunca había ido. Pero un conocido, unos días antes, me sugirió ir y me presentó a dos amigos suyos.
Pues bien, el día indicado acudí y los dos amigos de mi conocido me presentaron a la que hoy es mi mujer. Yo veo claro que, por lo visto, debía casarme con mi mujer y como, ejercitando mi libertad, no pensaba ir a ese lugar, tuvo que intervenir mi conocido y sus dos amigos en el momento oportuno para que yo fuese y conociese a mi mujer, con lo cual, al parecer, volví a actuar, libremente. dentro del plan previsto para mí. Supongo que a todos nos ha ocurrido muchas veces el que nos suceden cosas, a veces importantes, por una serie de "casualidades" que, bien miradas, no son tales, sino "retoques" a la serie de causas y efectos que en el ejercicio de nuestro libre albedrío, estamos generando y que, seguramente, nos iban a conducir a "salirnos del plan".
- Indudablemente es la explicación apropiada. La única manera de
conciliar el libre albedrío con el plan divino, la predestinación con la libertad.
- Estoy seguro.
- ¿Y qué conclusión sacas de todo esto?
- Fundamentalmente, que nacemos con un objetivo o, por lo menos, con un proyecto de vida.
- ¿Y qué piensas que debe incluir ese plan de vida?
- Lo lógico es que comprenda las cosas más importantes, las que han de resultar clave para que lo cumplamos, ¿no?
- Exacto. Pero, ¿qué circunstancias incluirías tú entre esas que llamas importantes?
- Hombre, incluiría la época, el país, la familia, quizá el estatus
social, las posibilidades económicas e incluso la capacidad intelectual o manual o artística.
- Pero, si has dicho que todo tiene una causa, ¿cuál piensas tú que
debe ser la causa de que uno nazca con esas características y no con otras?
- Lógicamente sólo hay dos respuestas: O el que ha concebido el plan lo ha hecho arbitrariamente, lo cual repugna a la razón, o ese plan es consecuencia de una actuación anterior del individuo que, al poner en funcionamiento, en otra vida, una serie de causas, la presente ha de comprender los efectos aún no producidos, ¿no te parece?
- No sólo me parece, sino que esa es la explicación. Pero vamos
ahora a estudiar las causas y sus efectos.
- ¿En qué sentido?
- Desde el punto de vista de su actuación en nosotros, los humanos.
- No acabo de entenderte.
- Me refiero a si tú piensas que, aparte de un plan para cada uno,
existe cierta relación, aparte de la meramente causal, entre lo que uno hace y lo que recibe como consecuencia de ello.
- Sí. Es lógico, yo diría que necesario, admitir que uno recoge lo que siembra. Eso lo estamos viendo a lo largo de la vida todos los días: Al simpático todos lo quieren; al antipático, en cambio, lo rehuyen; al que ayuda, le ayudan; al que no ayuda, le aislarán; el amigo fiel encuentra amigos fieles; el que da amor, recibe amor; el cruel suele ser víctima de la crueldad y el violento, de la violencia y el bebedor, de su adicción y el ladrón pronto se ve sin dinero... Yo diría que es una especie de ley natural, algo que rige el funcionamiento de todo y de todos y que se podría enunciar con aquello de que "quien siembra viento, recoge tempestades" o de que "el que a hierro mata, a hierro muere" o, incluso, y quizás mejor
expresado con la ley física que dice que "a toda acción corresponde una reacción igual y opuesta".
- Estás descubriendo lo que, en términos técnicos, se llama la Ley de Retribución, de Acción y Reacción o del Karma. Y que es una ley universal, una ley natural de las muchas que configuran el mundo.
- ¿Y su actuación es como he dicho?
- Más o menos. Por ejemplo, ¿tú piensas que el presidente de un
gobierno lo es porque sí o porque, de algún modo, en algún momento de su pasado, puso en funcionamiento causas cuyo efecto ha sido el que acceda ahora a ese puesto?
- Lo lógico, desechado el azar, como hemos desechado, es pensar que su exaltación actual se debe a su actuación anterior, es decir, que es consecuencia de su pasado.
- ¿Y qué pasado piensas tú que debe uno tener para llegar a ser
presidente de un país?
- No sé. Pero debe haber hecho algo importante en beneficio de
muchos y por eso ahora se le da la oportunidad de que lo haga con más. Es una idea que se me ocurre, pero es la más razonable, ¿no?
- ¿Y el actual magnate de los negocios? ¿Qué habrá hecho antes?
- Seguramente habrá repartido mucho dinero, habrá destinado su
dinero a obras públicas o culturales y ahora todo ese dinero le vuelve a sus manos. Me parece lo más lógico.
- Y lo es. ¿Y el que nace pobre?
- Ese, seguramente hizo mal uso de su dinero.
- ¿Y a qué llamas tú hacer mal uso del dinero?
- Hombre, desde mi punto de vista puede ser jugárselo y dejar a la
familia sin medios; o gastarlo en placeres o en ostentaciones innecesarias; o puede también haber explotado a otros hombres, privándoles de lo que les correspondía; o haber robado a otros lo que era suyo... Hay un montón de causas que se me ocurren y que, lógicamente, conducirían al efecto de carecer ahora de medios económicos.
- Todo lo que has dicho me hace pensar que tu opinión es la de que hay que hacer buen uso de lo que uno posee y que "hacer buen uso" es compartirlo con los que tienen menos, ¿no?
- Por supuesto. Y aunque veo que esta conclusión me lleva a tener
que reconocer que yo estaba equivocado en mis planteamientos sobre el tercer mundo y la postura a adoptar frente a sus necesidades, he de decirte que sí, que aunque sólo sea por egoísmo, por no recibir luego la consecuencia de nuestro mal comportamiento, hemos de ayudar a quienes lo necesiten, haciendo caso omiso de las causas que provocaron su estado actual, cosa que no es nuestro cometido, sino del que organiza los planes de vida.
- ¿No te sientes, pues, desvinculado de las necesidades del tercer
mundo?
- No. No puedo. Y he comprendido que no debo. ¡Cuánto se aprende pensando!
- Sí. Es increíble lo que se puede aprender usando la cabeza.
DÍA 30
TELECINCO, Madrid
EL PRIMERO
- Estoy preparándome las lecciones de mañana.
- ¿Te gusta aprender?
- Sí. Me gusta aprender. Pero, además, soy el primero de la clase y
debo mantener el puesto.
- ¿Por qué?
- Porque me halaga.
- Y ¿lo crees conveniente o necesario?
- No me lo he planteado, pero me gusta ser el primero.
- ¿Y a los demás?
- Supongo que también les gustaría, pero no lo consiguen.
- ¿Y supones también que eso es constructivo?
- Hasta ahora ha funcionado.
- ¿Tú crees?
- Siempre se ha hecho así ¿no?
- ¿Y piensas que la sociedad actual es la mejor posible?
- No, por supuesto.
- ¿Qué defecto fundamental destacarías hoy día en la sociedad en que vivimos?
- Quizás.... el egoísmo.
- Exacto. El egoísmo es el gran error. Y ¿crees que el egoísmo le nace a uno de repente, o piensas más bien que, como todo, si se fomenta y cultiva, prolifera?
- Creo, lógicamente que, como todo, si se fomenta, crece.
- Y ¿cómo crees tú que se fomenta?
- Pues... no lo sé.
- ¿Te parece exacto decir que se fomenta a lo largo de toda la vida?
- Sí. Me parece la pura verdad.
- Por tanto, ese fomentar el egoísmo comenzará en la infancia ¿no?
- Sí. Lógicamente debe comenzar en la infancia.
- ¿Podrías ponerme un ejemplo?
- Sí. Sé adonde vas a parar, y es cierto: En la escuela. En la escuela se fomenta el egoísmo.
- ¿Comprendes ahora lo erróneo de distinguir entre "el primero" y
"los demás"?
- Sí, lo comprendo.
- ¿Qué te ocurriría a ti si, acostumbrado a ser el primero, perdieras el puesto?
- Pues que me sentiría humillado.
- ¿Dejarías de sentir cierta aversión hacia el que te desbancara?
- Sí. Quisiera o no, sentiría cierto antagonismo hacia él.
- ¿Y crees que eso es bueno?
- A nivel personal, quizá no. Pero, a nivel sociedad pienso que son
necesarios los individuos ambiciosos y que se esfuerzan en ser los
primeros.
- Cierto. Pero ¿crees que son necesarios los que quieren ser los
primeros "a costa de los otros"?
- No veo otra posibilidad.
- Pues la hay. Y bien hermosa. Piensa en alguien que se esforzase por ser el primero, no para enfrentarse a los menos dotados, de inteligencia o de voluntad, sino para ayudarles a mejorar esas deficiencias.
- Ese hombre sería maravilloso. Pero no existe.
- Existen algunos. Cada vez más. Y es la única solución. Porque ¿qué beneficio te reporta ser el primero de clase?
- Realmente he de reconocer que sólo sirve para fomentar mi orgullo y acentuar mi antagonismo frente a los demás.
- Y ¿qué efectos crees tú que produce en los que aspiran al primer
puesto, el no obtenerlo?
- Puede producir dos efectos, según el carácter que tengan.
- Vamos a ver.
- Bien. Si los aspirantes al primer puesto son de carácter fuerte,
estudiarán más y seguirán luchando por conseguir ese primer puesto que yo detento.
- ¿Y eso será bueno para ellos?
- Si lo obtienen, sí.
- ¿Por qué?
- Porque verán satisfecha su vanidad y recompensados sus esfuerzos.
- Y aumentado su antagonismo hacia ti...
- Sí. Porque sabrán que yo intentaré recuperar el puesto perdido.
- ¿Y tú? ¿Qué sentirás tú?
- Pues sentiré una gran frustración.
- ¿Nada más?
- Y cierta aversión hacia mi antagonista.
- ¿Y si no acceden al primer puesto?
- Pues será suya la frustración y se acentuará su antagonismo hacia
mí.
- O sea: Que ambos acabaréis con sentimientos negativos respecto
del otro.
- Sí. Ciertamente es así.
- ¿Y crees que es la mejor base para una sociedad feliz el que sus
líderes se envidien y se odien entre sí?
- No. Realmente no es el mejor camino.
- Volvamos ahora a la otra posibilidad que habías previsto para los
aspirantes a desbancarte del primer puesto.
- Ah, sí. La otra alternativa consiste en que, si no tienen suficiente
carácter, dejarán de intentar el acceso al primer puesto.
- Y ¿qué ocurrirá con ellos? ¿Qué sentirán?
- Lógicamente, se sentirán frustrados.
- ¿Y con respecto a ti?
- Sentirán, naturalmente, cierta aversión, puesto que fui el obstáculo que no pudieron salvar.
- ¿Entonces?
- Veo ahora que, por todas partes, el sistema resulta negativo. Pero
pienso que la sociedad no es lo mismo que una clase. La sociedad necesita otras pautas de conducta. Ha de haber hombres agresivos en la empresa, en el gobierno, en la enseñanza...
- ¿Tú crees?
- Sí.
- Y ¿por qué?
- Porque nuestra sociedad ha de competir con otras y para ello hay
que ser agresivo y aspirar siempre al primer puesto.
- ¿Dónde está, pues, la diferencia con la clase?
- Fríamente examinado, no hay diferencia. Lo reconozco.
- El sistema que sigue la sociedad, pues, no es bueno. ¿Estás de
acuerdo?
- Sí. Creo que sí. Sin embargo, los animales, que no discurren y no
han podido, por tanto, desviarse conscientemente del "buen camino", nos dan un ejemplo clarísimo de competencia: El más fuerte, el más apto, es el que triunfa y se reproduce.
- Cierto. Pero eso lo hacen los animales que, como tú muy bien has dicho, no discurren. Siguiendo con tu argumento te diría que los animales deberían renunciar al movimiento para ser como las plantas, que constituyen la oleada de vida anterior o, como dicen los científicos, el reino inmediatamente inferior en la naturaleza. Y, sin embargo, a lo largo de la evolución, han adquirido la facultad de moverse hacia o de huir de, adquisición importante con relación a su estadio anterior inmóvil.
El hombre, que pertenece a la oleada de vida anterior a la animal, o a un reino superior, como se quiera, ha añadido a las características animales el intelecto. No parece, pues, lógico que, después de ello, no lo utilice y siga comportándose con sus semejantes como si aún fuera un animal.
- Es cierto. Lo comprendo.
- ¿Qué te parece si examinamos un ejemplo bien actual?
- Estupendo.
- Bien. Vamos a considerar, por ejemplo, el fútbol que es, hoy por
hoy, el deporte rey en la mayor parte del mundo.
- ¿Qué pasa con el fútbol?
- Pues pasa que está siendo víctima del resultado de ese sistema
generalizado de luchar contra alguien.
- Vamos a ver.
- A medida que el sentimiento egoísta se ha ido exacerbando en la
sociedad, esa intensificación se ha ido intensificando en la vida, de la que una pequeña parcela la constituye el fenómeno que estamos considerando:
El fútbol:
Primero, la gente iba a jugar al fútbol; luego fue a ver jugar al fútbol; más tarde se crearon las competiciones y la gente iba a ver jugar al fútbol y deseaba que su equipo ganase el campeonato por su mejor juego. Ahora ya, tanto los jugadores como el público, lo único que desean es ganar. Y se mira al contrario como a un enemigo al que hay que eliminar; y se destrozan estadios; y se agreden árbitros; y se vuelcan autocares; y hay que enjaular al público y a los futbolistas - pues la valla metálica realmente enjaula a ambos - ; y hay que llenar los estadios de policías; y hay que escoltar a los jugadores contrarios y al árbitro hasta el hotel...añade a eso el que hay directivos - cada vez más - y hay periodistas - cada vez más - que, encontrando todo eso normal o conveniente, lo fomentan y defienden; y el fenómeno, claro, se realimenta a sí mismo y se incrementa...¿cuál crees que será el final? ¿Crees honradamente que la sociedad del antagonismo nos hace mejores? ¿Crees realmente que si sigue por ese camino, dentro de cien años va a quedar alguien para luchar?
- Es triste, pero es así. Mas yo no le veo la solución... ¿Es que la hay?
- La hay, ciertamente. La hay y está expresada claramente en todas las religiones y, especialmente, en los Evangelios de la religión cristiana.
- ¿Cómo está plasmada?
- Así: " Ama a tu prójimo como a ti mismo. No le hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti. Hazle lo que te gustaría que te hiciesen a ti".
- Pero eso es una norma religiosa y, por tanto, difícilmente aplicable a la vida práctica.
- ¿Tú crees? Eso es una ley natural, lo mismo que la ley de la
gravedad. ¿Qué ocurriría si te pusieses de pie frente a la compuerta de la presa de un pantano repleto, y se abriera la compuerta?
- Pues que sería arrollado por la aguas.
- ¿Por qué?
- Porque la ley de la gravedad haría que el agua tendiese a ir hacia
abajo y me encontraría interpuesto en su camino.
- ¿Y qué pasaría si te interpusieses en el recorrido de una corriente
eléctrica de alta tensión?
- Pues que, al no estar mi cuerpo preparado para ello, me
electrocutaría.
- ¿Por qué?
- Porque, según las leyes naturales, mi cuerpo no puede resistir esas tensiones y seguir viviendo.
- Y ¿qué está ocurriendo como consecuencia de que la humanidad
está transgrediendo la ley natural que ordena amar al prójimo?
- Veo que tiene razón.
- La ley del amor al prójimo es una ley natural. Ya es hora de que se comprenda que las grandes religiones, lo que han hecho ha sido plasmar en mandamientos aquellas transgresiones de las leyes naturales que podían perjudicar más gravemente la evolución de la humanidad.
- ¿Dice usted que las religiones hablan de leyes naturales?
- Exactamente. Existen muchas leyes naturales que el hombre
desconoce, pero que no por eso dejan de regir y de producir sus efectos.
- Parece lógico.
- Y las religiones, cuyos fundadores han tenido conocimiento de esas leyes naturales, han establecido mandamientos y aconsejado a sus seguidores para evitar que las transgredieran y tuvieran que experimentar los efectos de la transgresión.
- ¿Cree usted?
- Absolutamente. Verás: Si hubiera habido un decálogo con
mandamientos como: "No te interpondrás ante la corriente de un pantano; no intercalarás tu cuerpo en el recorrido de una corriente eléctrica de alta tensión; no ingerirás venenos; no te asomarás a un balcón de modo que la parte saliente pese más que el resto de tu cuerpo... ¿qué pensarías?
- Que ese decálogo prohibía lo que se opone a ciertas leyes naturales para evitar las consecuencias de su infracción.
- Pues lo mismo ocurre con los mandamientos de las religiones. El
hecho de que haya leyes naturales aún desconocidas por el hombre no cambia nada. Por supuesto, para los fundadores de religiones son más importantes las infracciones de leyes naturales que puedan retrasar la evolución de la humanidad entera o de una gran parte de ella, y son menos importantes los accidentes individuales. De otro modo estaríamos llenos de mandamientos. Y ya ves el caso que se hace de los únicos diez del Decálogo...
- Comprendo lo que dice. Pero, ¿piensa con ello que cada
mandamiento del Decálogo se refiere a una ley natural cuya infracción tiende a evitar?
- Exacto. Ten en cuenta, sin embargo, que Cristo resumió todos los
mandamientos en uno sólo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Porque, si uno ama a su prójimo como a sí mismo, no matará, ni robará, ni fornicará, ni envidiará, ni levantará falsos testimonios y, además, honrará a su padre y a su madre y, en un estadio superior, cumplirá el resto del mandamiento, amando a Dios sobre todas las cosas y, entonces, no tomará Su santo nombre en vano y santificará las fiestas a El dedicadas.
Ciertamente, quien cumple ese mandamiento está cumpliendo todas las leyes naturales y será lo que la iglesia llama "un santo" y la sociedad "un sabio" y yo "un hombre evolucionado"
- Nunca había considerado los mandamientos desde ese punto de
vista.
- Pues no hay otro. Desde ese punto de vista se dieron. Lo demás son interpretaciones ignorantes o tendenciosas. La religión es la ciencia del vivir a tenor de las leyes naturales - que incluyen, por supuesto, estar bien con Dios, su Creador - y poder evolucionar armónicamente como individuos, como grupos o como oleada de vida.
- ¿Cree, pues que, amando al prójimo como a uno mismo se
solucionarían todos los problemas de la sociedad actual?
- Por supuesto. Si todos amásemos a los demás como a nosotros
mismos ¿piensas que habría guerras, que habría hambre, que habría
miseria, que habría ignorancia, que habría necesidades?
- No, ciertamente.
- ¿Te parece lógico, por ejemplo, que mientras hay cosechas que se pierden por falta de distribución o porque los agricultores las destruyen al no obtener los precios deseados, haya gente que se muere de hambre?
- No.
- ¿Y es lógico que, mientras millones de hermanos nuestros mueren
de hambre cada año, y he dicho millones, los países dediquen una gran parte de su presupuesto a producir armamento para matar más aún?
- No. Es una aberración.
- ¿Y crees lógico que continuamente haya guerras en las que mueren siempre los hombres que ni las han declarado, ni les beneficia ni les perjudica el problema inicial, pero con los que se ha jugado manipulando su ignorancia y su indefensión?
- No. Es un crimen.
- ¿Qué utilidad piensas que tiene hoy la muerte de quienes tomaron
parte en las guerras de Viriato o de los Treinta Años o de Napoleón? En el fondo ¿no iban a satisfacer el orgullo o la ambición de determinados gobernantes o grupos de presión egoístas que anteponían sus propios intereses a la vida de los demás?
- Sí. Es cierto.
- Si el hombre es un ser racional, no es lógico que recurra a la guerra para dirimir diferencias. Para ello está el intelecto. Pero el problema estriba en el egoísmo.
- Sin duda. Es el egoísmo lo que hay que desterrar. Pero ¿cómo?
- Necesitará, como todo en este mundo, su proceso de crecimiento:
Primero será necesario que nos convenzamos de su fracaso como medio de evolución. Si logramos tener clara esa idea, lo demás vendrá sólo, porque la mente es creadora.
- ¿Cree usted?
- Sí. ¿Piensas que, por ejemplo, un maestro que haya comprendido
perfectamente que el egoísmo conduce a la humanidad al desastre,
fomentará en clase el antagonismo entre los alumnos o, por el contrario, despertará en ellos el espíritu de colaboración, de ayuda, de estudio, de incremento del saber?
- Es lógico.
- Y ¿crees que esos alumnos, cuando sean adultos, no tratarán de,
cada uno desde su puesto en la sociedad en marcha, introducir la nueva escala de valores en sus propios ambientes?
- Sí. Pienso que lo harán.
- Pues, si eso es así, la humanidad estará salvada. Pero, como todo, ha de empezar por el principio, en la infancia: En casa y en la escuela.
- Pero eso nos lleva a un círculo vicioso: Si son los padres y los
maestros los que han de inculcar a los niños la nueva concepción de la sociedad y ellos no la conocen, ni la comprenden, ni la comparten...
- De ahí la dificultad. Pero hay que empezar. Y cada día que pasa es un día perdido en ese sentido, y dedicado a la destrucción. Y son
precisamente los más inteligentes, los destinados en el sistema actual a ser simplemente "los primeros de clase" los que han de constituir la levadura, con su ejemplo, e introducir el cambio en la medida de sus posibilidades.
- Pero será muy lento.
- No. No será lento porque hay otra ley natural que hace que lo
negativo se destruya a sí mismo y, en cambio, lo positivo, se sume y
aglutine, y aquí llamo negativo a lo que se opone a las leyes naturales. Y como el egoísmo se opone a la ley natural, se destruye a sí mismo - y bien lo estamos viendo - mientras que el amor - el elemento que hemos de sembrar - por estar de acuerdo con la ley natural, es positivo y se suma y prolifera rápidamente.
- Comprendo. ¿Qué hace falta, pues?
- Tan sólo un poco de amor.
POESÍA:
EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, Zaragoza
¿POR QUÉ?
Si estamos hechos de la misma pasta
¿Por qué nos empeñamos en luchar?
Lo suyo es ir cogidos de la mano
Y sin mirar atrás.
¿Cuál es la meta de esta lucha estúpida
Que todo nos obliga a frecuentar?
¿Por qué ha de haber primero y último
Y mejor y peor y bien y mal,
Si todos somos de la misma pasta
Si todos somos uno nada más?
¿Por qué la incomprensión y la miseria?
¿Por qué, si de verdad
No somos más que aspectos incompletos
De una misma Deidad?
EL PROGRESO, Lugo
VEO LUZ
Si miro en lo profundo de mi ser
Veo luz, Señor.
Una luz pequeñita, pero luz.
Y yo sé que es Tu luz.
INFORMACIÓN, Alicante
LUCHÉ POR TENER MUCHO
Luché por tener mucho.
Tuve mucho pensando ser dichoso,
Y no lo fui, pues me faltabas Tú.
Busqué, ansioso de vida, los placeres,
Y amistades, y cargos; busqué honores,..
Pero jamás sentíme satisfecho,
Pues me faltabas Tú.
Estudié, trabajé, me esforcé en todo...
Mas me faltabas Tú.
Todo me parecía, a fin de cuentas,
Carecer de sentido,
Pues me faltabas Tú.
Hoy no soy ya ni rico, ni afamado,
Ni joven, ni arrogante, ni lo anhelo.
Ahora ya mi vida está en declive,
Pero Te tengo a ti.
Te encontré o me encontraste,
Te aprehendí o me aprehendiste.
Y he comprendido que sin ti
No hay dicha, aún con triunfos.
Y que contigo es inmensa, aún sin ellos.
LA CRÓNICA 16, León
LA PROPIA UTILIDAD
¿Por qué tardé yo tanto en darme cuenta
De que, sin entregarme totalmente
A mi prójimo
No conseguiría nada, ni siquiera
La conciencia de mi propia utilidad?
LA VANGUARDIA, Barcelona
CUÁNTO ME GUSTARÍA...
Cuánto me gustaría
Poder mirar el mundo desde el cielo;
Que entonces no tendría
Dolor ni desconsuelo
Ni cegaría mi vista denso velo.
Porque vería las cosas
Tal como son: Su causa y sus efectos.
Porque entonces las rosas,
Aunque seres perfectos,
Me mostrarían todos sus defectos.
Porque, en el alma humana,
De claros y de oscuros conformada,
Con la luz meridiana,
Vería, en su nonada,
La gran comedia en ella generada.
Y vería la mano
De un Dios de amor, afable y sonriente,
Ayudando al humano
A subir la pendiente
Que hay en su evolución de ser viviente.
Y, que toda la pena
Y la preocupación, dolor y espanto
Que cada día nos llena,
No son sino un encanto
Disimulando que nos ama tanto.
LEVANTE, Valencia
NO SÉ CUÁNDO SERÁ, MAS NO LO TEMO
Se va acercando el día en que, cumplido
El ciclo de mi vida en este plano,
Deba pasar al otro, de la mano
De lo bueno y lo malo producido.
Entonces se acabó lo que he tenido,
Lo que fui, sucedido ya lejano,
Lo que hice o no hice con mi hermano
Y hasta lo que soñé, desprevenido.
Pero sé que, inmediato a esa partida,
Me espera un Dios de amor, en el extremo,
Abriéndome los brazos a otra vida
Más plena, más hermosa, y con baremo
Más justo y más sublime: Más cumplida.
No sé cuándo será, mas no lo temo.
.......................................
continúa en la parte DOS
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