LA FE, LA ESPERANZA Y LA CONFIANZA
por Francisco-Manuel Nácher
La fe implica siempre confianza y esperanza. Confianza - elemento
pasivo - en que lo creído es cierto, y esperanza - elemento activo - en que
se produzcan las consecuencias que se prometen.
Sin confianza no hay fe. Sin fe no hay confianza. Y sin ambas, no
hay esperanza. ¿Es que son lo mismo la fe y la confianza? ¿Qué es
primero? Sin duda, la confianza. ¿Y la confianza de dónde nace? De la
experiencia. Bien en lo que ha de ser objeto de la fe, bien en la causa de
ese objeto de la fe. Pero siempre hay una base empírica en toda fe.
La
esperanza es ya un elemento posterior, activo, como he dicho.
Si yo creo que Fulano es bueno es porque he tenido algún contacto
con él o tengo alguna referencia suya o de otro, al cual lo asocio, que me
merece confianza. Pero es imposible tener fe en alguien sin realizar antes
una asociación mental de ese alguien con algún acontecimiento
anteriormente vivido, que nos dé pie para creer - y luego esperar - en su
bondad.
Si yo creo en Dios es porque he llegado a la conclusión de que debe
existir un ser que haya creado todo lo existente. Si creo en lo que la iglesia
me dice sobre Dios, es porque la iglesia me ha merecido confianza antes y,
por tanto, la considero digna de que yo crea lo ella que me dice. La prueba
está en que, cuando la iglesia hace algo que va en contra de lo que a mí me
parece correcto, - la Inquisición, por ejemplo - pierdo la confianza y
entonces dejo de creer lo que me dice y, por tanto, dejo de creer en Dios,
tal y como me lo expone, y de esperar el cielo o temer el infierno de que
ella me habla, porque no son coherentes el Dios que predica y la conducta
que, en su nombre, desarrolla. Yo seguiré creyendo en un Ser Creador,
pero en base a mi propia experiencia, a mis propias conclusiones y no a
elucubraciones que no me merezcan confianza suficiente para ello. Y,
consecuentemente, no esperaré, tras la muerte, ni ese cielo ni ese infierno
eternos, ilógicos, injustos y tan poco coherentes con el Cristo de la
Escritura como la propia Inquisición.
La fe, pues, no es más que una consecuencia de la confianza que, a su
vez, implica la esperanza de algo que se deriva de la actuación de aquello que merece nuestra confianza. Y las tres, tanto la fe como la confianza y la
esperanza, miran siempre hacia el futuro y no tienen ningún sentido actual.
Pero tienen sus raíces en el pasado, en la experiencia, en la prueba del
fuego que supone que quien pretende tener derecho a ellas, se haya hecho
primero acreedor a nuestra confianza, luego a nuestra fe y, por fin, a
nuestra esperanza.
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Excelente artículo... me encanta lo que dices y todo lo que aportas....soy estudiante de la fraternidad de USA pero tengo año y medio viviendo en Bilbao.... me gustaría estar en contacto con personas de la fraternidad acá en España... Gracias
ResponderEliminarCon amor..Luz
Hola, buen día !
ResponderEliminarSoy Edgardo animador del blog, los trabajos aquí presentados son escritos por el Sr. Francisco Manuel Nacher López, integrante de la Fraternidad de Madrid http://www.fraternidadrosacruzmadrid.com/quiensomos.htm
aquí pego el nexo a dicha página.
Quiero agradecer por los comentarios y desearte un buen día.
Saludos afectuosos, Edgardo.