LA DIETÉTICA
por Francisco-Manuel Nácher
Toda la materia que constituye nuestro cuerpo, toda, sin más
excepción que la que lo formaba en el momento de nacer, que obedece a
los mismos principios de que hablaremos, procede sola y exclusivamente
de lo que hemos comido, bebido o introducido en él.
Visto así el tema, no cabe duda de que lo que comamos, bebamos o
introduzcamos, de cualquier modo que sea, en nuestro cuerpo y con ello
pase a formar parte de él y a condicionarlo, para bien o para mal es, desde
el punto de vista químico, físico, fisiológico, sanitario e, incluso desde el
de nuestras posibilidades de vida y de actuación, de una importancia
decisiva.
Pero, ¿y la alimentación no física? No hay otro modo de aportar nada
a nuestra personalidad que lo que le introduzcamos mediante el estudio, la
reflexión, el aprendizaje, la observación, el raciocinio, etc., que se
encuadran en la parte que llamamos "inmaterial" de nuestro ser.
Pero, incluso las posibilidades de rendimiento, y los efectos que la
"alimentación" inmaterial puede producir en nosotros, están casi siempre
directamente condicionados por la calidad de la materia física que
constituye nuestro cuerpo: Si pasamos hambre, si estamos enfermos, si las
deficiencias orgánicas nos dominan, nuestro rendimiento como seres
humanos se verá limitado, condicionado y hasta anulado.
Por otra parte, la ignorancia de la sociedad sobre todo lo relativo a la
Dietética o ciencia de la alimentación, es total: Casi nadie sabe con
seguridad qué sustancias son necesarias ni en qué proporción, ni cuáles
suponen un peligro, bien por su constitución, bien por su excesiva
ingestión.
Y, si todo esto es así, y no cabe duda de que lo es, ¿no resulta
extraño, ilógico y hasta irracional que se preste tan poca atención a la
Dietética y ni en la enseñanza escolar ni en la superior se estudie
seriamente? ¿Qué otra cosa puede pensarse más importante que aquélla
que ha de constituir nuestro propio ser? ¿No está claro que, queramos o no,
somos lo que comemos? ¿Por qué los planes de estudios han de tender
solamente a enseñarnos a "pensar" y, sobre todo, a “actuar” y no a
"comer", lo cual, al fin y al cabo, no sería más que hacer posible que luego
y siempre pensemos, actuemos y vivamos bien?
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