Por Francisco-Manuel Nácher López
1.- La naturaleza es armonía. Las formas, los colores y los sonidos se
compenetran, se compensan, se traducen, se comunican… y todos juntos
producen un mundo maravilloso que no vemos porque no sabemos
mirar. Y eso es lo que primero hemos de aprender a hacer.
2.- Hay tres manifestaciones artísticas fundamentales: La escultura,
la pintura y la música.
La Escultura se ocupa de la forma y pertenece al mundo físico. Sus
obras son duraderas.
La pintura es más sutil. Recoge los colores y sus tonos. Sólo tiene
dos dimensiones. La tercera la ha de poner el observador. Es un arte del
mundo del deseo y expresa las emociones. Es menos duradera que la
escultura, ya que no pertenece a este mundo, sino al inmediatamente
superior.
La música es el arte de los sonidos, de los ritmos. Es propio del
mundo del pensamiento, el inmediatamente superior al mundo del
deseo, el hogar de nuestro espíritu. Por eso su manifestación artística es la
que más hondo nos llega y más nos puede influir y, de hecho, nos
influye. No es duradera porque pertenece a un plano muy lejano. Pero no
debemos olvidar que la creación empezó con el Verbo, la Palabra, el
sonido. Y que el Verbo mantiene el cosmos entero y ostenta un poder
creador que no poseen las demás artes. De ahí la gran importancia de la
música en nuestra evolución y, por tanto, la necesidad de escuchar
música, pero también la de seleccionarla bien porque, como creadora que
es, puede elevarnos, hacernos evolucionar, o sea, ‘‘construirnos’’, o puede
destrozarnos y hacernos retroceder.
3.- Un mito no es una narración más o menos antigua, de origen
desconocido y sin ningún sentido. Es una narración antiquísima, con una
finalidad formativa. Es un estuche precioso en el que los conductores de
la Humanidad han guardado una serie de verdades cósmicas para que el
hombre las vaya descubriendo a medida que empieza a buscar un sentido
a la vida y levanta la tapa del cofre.
4.- La obra de Wagner está toda ella basada en mitos, Es, por tanto,
una obra, toda ella, cósmica y, por ello, religiosa y, por eso, no popular,
no apreciada en demasía en nuestros tiempos, tan proclives a ‘‘creer lo
que ven’’. Sin embargo, la música de Wagner es la música de la Era
Acuaria, la música del futuro. La que se utilizará en las Escuelas de
Misterios del próximo futuro, porque no hace sino trasladar a este plano
lo que ocurre en las Escuelas de Misterios que ahora se encuentran y
funcionan en el plano etérico. Wagner era un Iniciado Musical, cuyo objeto en la vida fue, pues,
traer esos conocimientos, esas verdades y esa música superior. Muchos de
sus pasajes son verdaderas transcripciones de la música que se escucha
verdaderamente ‘‘en las alturas’’.
Su obra abarca todo el recorrido del alma que busca. A este
respecto, Corinne Heline aconseja:
‘‘Un aspirante que esté trabajando la etapa inicial de Purificación, se
verá ayudado muy considerablemente por la música de Tannhauser.
Para alcanzar la segunda etapa, que produce el desarrollo consciente
de la memoria nocturna, está la música de Lohengrin. El siguiente grado de los Misterios corresponde al matrimonio
místico, cuya significación espiritual es Tristán e Isolda.
El trabajo más elevado, el propio de un Iniciado Consciente del
Templo, lo expone Parsifal.
La íntima relación entre estas dos últimas obras la expresa el propio
Wagner al decir que Parsifal es la reencarnación de Tristán y que vino a la
Tierra habiendo alcanzado tal nivel evolutivo que conquistó el privilegio
de regresar como maestro de la Humanidad. El Holandés Errante define y clarifica las diferencias entre la Magia
Blanca y la Magia Negra.
Los Maestros Cantores de Nuremberg describe las Escuelas
Musicales de Iniciación de la Edad Media, lo que convierte esta obra en
una especie de preludio de Tannhauser., ya que expone algunos de los
métodos de entrenamiento usados en aquellas Escuelas, y ciertos procesos
relacionados con el desenvolvimiento espiritual.
El Anillo de los Nibelungos - que comprende El Oro del Rin, La
Walkirias, Sigfrido y El Ocaso de los Dioses - es un vasto caleidoscopio
que abarca el pasado, el presente y el futuro de la Humanidad. El empleo
erróneo, tanto de los poderes materiales como de los espirituales por el
hombre se expone en estas obras. Y sus consecuencias, reflejadas en la
última: El Ocaso de los Dioses. Pero también la obra de Wagner, como hemos dicho, contiene los
medios para el retorno a la Gracia y la Armonía iniciales. Y ese Sendero es
el que articulan Tannhauser, Lohengrin, Tristán e Isolda y Parsifal’’.
5.- Wagner que, además de músico irrepetible, fue gran poeta, gran
filósofo y gran ocultista, creó un teatro para la representación de su obra
y que pretendió fuese un Templo musical, el centro de una Escuela de
Iniciación. Lo situó en Bayreuth, en Alemania, en un paraje solitario y
paradisíaco donde, cada año, aún se celebran los conocidos festivales de
tal nombre, con representaciones de sus obras, especialmente de Parsifal,
que él prohibió explícitamente que se representase fuera de allí. Su
exigencia a este respecto no se ha cumplido, claro. Sin embargo, cuando
esta obra se representa, todos los asistentes se sienten profundamente
impresionados y, aunque no conozcan nada de ocultismo, son
conscientes de que están viviendo algo que los supera y los influye y los
eleva.
Para que las vibraciones de la música pudiesen perdurar en los planos etéricos, influyendo positivamente sobre todos los presentes, Wagner, que era, por lo menos, clarividente etérico, prohibió terminantemente los aplausos, que destrozan dichas vibraciones y las anulan.
Cuando murió, estaba trabajando en la organización del plan de estudios de su Escuela Iniciática. En él preveía un aprendizaje de seis años: El primero dedicado a recibir una preparación general. El segundo para componer cada alumno sus propias obras y encontrar su propio modo de servir. El tercero se dedicaría al estudio de El Holandés Errante, Tannhauser y Lohengrin. El cuarto hacía lo propio con Tristán e Isolda y Los Maestros Cantores de Nuremberg. El quinto año estaba reservado al estudio de El Anillo de los Nibelungos. Y el sexto, al de Parsifal, que expone el sendero para la obtención de la Iluminación espiritual o Iniciación.
6.- Wagner contó que, desde el momento que oyó una sinfonía de Beethoven… él fue músico. Asegura que la música de Beethoven le hacía ver místicas constelaciones y fantásticas figuras. Y sigue: ‘‘Apenas se escucha una sinfonía de Beethoven - que, como sabemos, fue otro gran Iniciado Musical, - el mundo fenomenal desaparece, pues en su música están escritos los símbolos eternos de un mundo nuevo y diferente.’’
7.- Parsifal fue la última obra de Wagner. La parte literaria, o sea, el texto, lo concluyó en 1.877. Y los cinco años siguientes los dedicó a su composición. Este último trabajo , curiosamente, lo inició un Viernes Santo. Terminó la obra en Navidad de 1.881, - fue el regalo de cumpleaños de su esposa Cósima - y se estrenó el verano de 1882, aunque la tuvo in mente y la quiso escribir hasta convertirse para él en verdadera obsesión, desde el Viernes Santo de 1.857, es decir, más de veinte años atrás.
8.- Los personajes:
a.- Parsifal, hijo de un gran caballero muerto en combate, de nombre Gamuret. Su madre, Herzeleide (dolor de corazón), para evitar que a su hijo, cuando creciese, le ocurriese otro tanto, lo educó en medio de un bosque apartado, sin contacto con el mundo y en armonía con la naturaleza. Un día, sin embargo, vio pasar por el bosque unos caballeros del Grial y decidió hacerse como ellos. Sin pensarlo más, abandonó a su madre, que murió de pena, y se fue tras ellos, aunque pronto perdió su rastro.
b.- Gurnemanz. Es el más anciano de los caballeros del Grial y Maestro Instructor de los jóvenes. Fiel servidor de su rey Amfortas.
c.- Titurel. Fue el caballero que, por encargo de los ángeles, se hizo cargo del Santo Grial, el cáliz de la última Cena, que contuvo, además, la sangre del Salvador, y de la Lanza que atravesó su costado, conservados ambos objetos por José de Arimatea y que, tras innumerables viajes y vicisitudes fueron confiadas a Titurel, que creó una orden de caballería para custodiar ambas reliquias, y construyó el castillo de Montsalvat (monte salvado), en el que se depositaron, constituyéndose en rey de dicho reino, situado en el plano etérico e imposible de localizar por ningún no elegido.
Los Caballeros del Grial recibían su fuerza, su alimento y sus poderes espirituales de las energías que, cada año, cuando Titurel los bendecía con el Grial, emanaban de éste de un modo milagroso. Los caballeros del Grial, además de defender al castillo de Montsalvat, se dedicaban, en el mundo, a deshacer entuertos e injusticias y a proteger a los débiles y oprimidos. Eran de una pureza extraordinaria y vivían en comunidad y devotamente.
d.- Kundry. Es un extraño personaje. Es una mujer que en otra vida fue Herodías la mujer de Herodes que odiaba al Bautista, y que, por haberse reído de Cristo cuando iba por el Calvario, está sufriendo una extraña dependencia: Si bien su naturaleza interna la conduce hacia lo alto y, por eso, está al servicio de los Caballeros del Grial, sufre adormecimientos que le hacen perder la conciencia y quedar a merced de aquel que la despierte. De modo que unas veces hace el bien y otras el mal, poniendo siempre sus extraños poderes al servicio de quien la manda en ese momento.
Kundry puede aparecer como mujer hermosísima o como horrible criatura porque representa la diferencia entre lo que en este mundo aparece como bueno o como bello o como verdadero y en el otro aparece como verdaderamente es.
Representa también al Guardián del Umbral, esa creación nuestra que contiene toda nuestra aún no pagada negatividad, acumulada a lo largo de nuestras vidas pasadas.
Y representa, últimamente, el eterno femenino, la polaridad mujer que, junto con la masculina, y en plan de igualdad, pasará entre las columnas de la Iniciación en la Era Acuaria próxima.
e.- Klingsor. Es un mago negro. Quiso ser Caballero del Grial. Pero para ello era condición sine qua non el ser puro. Y él no lo era. Sin embargo, deseando convertirse en Caballero y dominar así el Grial y la Lanza Sagrada, se autocastró. Pero, como su corazón seguía siendo impuro, Titurel lo rechazó. Él, para vengarse y conquistar los dos objetos sagrados, con sus artes mágicas, construyó en torno a Montsalvat un jardín maravilloso, habitado por muchachas - flores que se dedicaban a tentar y hacer caer a los caballeros que entraban o salían del castillo.
f.- Las cosas así, Amfortas, el hijo y sucesor de Titurel, decidió salir a combatir a Klingsor y se llevó para ello la Lanza sagrada. Al llegar al jardín, sin embargo, Kundry, que en esos momentos estaba al servicio de Klingsor y que se convirtió en una doncella de belleza única, lo sedujo, de modo que Amfortas dejó caer la Lanza sagrada, momento que Klingsor aprovechó para arrebatársela e infligirle con ella una herida en el costado. Esta herida no cicatriza y produce a Amfortas permanentes y terribles sufrimientos. Una voz de lo alto anunció, tiempo ha, que sólo la curaría un ‘‘tonto puro’’.
Debido a esos dolores y al remordimiento de Amfortas, éste, que ha heredado la corona de Titurel, su padre, se niega a celebrar el rito de la bendición con el Grial porque en esos momentos los dolores le resultan irresistibles.
9.- El argumento:
Acto I.- Gurnemanz está en el jardín de Montsalvat con un par de jóvenes caballeros.
Llega Kundry, que representa la voluble personalidad, montando un caballo salvaje y vestida de piel de serpiente, que quiere representar al ser evolucionante, que es capaz de renovarse y crecer desechando cada vez el antiguo ‘‘traje’’.
Trae una redoma, que dice proceder de Arabia, y que contiene un bálsamo que espera pueda curar la herida de Amfortas. Éste ha ordenado que preparen su baño diario en el lago de los cisnes, para mitigar sus dolores.
En ese momento, cae atravesado por una flecha, uno de los cisnes sagrados, a los pies de los presentes. Los caballeros traen al autor del desaguisado a la presencia de Gurnemanz. Éste le pregunta ¿no sabes que toda vida es sagrada y que aquí vivimos todos en paz?. No - responde Parsifal. Gurnemanz le expone lo terrible que supone quitar una vida a un ser inocente y hermoso. Parsifal siente una gran compasión y rompe su arco, arrojándolo al suelo y prometiendo no volver a matar. Viene el rey reconfortado por el baño, pero con sus dolores, su herida abierta y sangrante y su desesperanza. Tampoco el bálsamo de Kundry le ha curado. Parsifal presencia los dolores de Amfortas y, recién despertado su sentido de la compasión, experimenta los mismos dolores que el rey, sufriéndolos en silencio.
Gurnemanz le pregunta quién es y Parsifal responde que no lo sabe. Y de dónde viene. Y tampoco lo sabe. Y sólo alcanza a recordar que su madre se llama Herzeleide. Entonces Kundry le dice que su madre ha muerto de pena al verse abandonada por él. Parsifal se conmueve enormemente por ello.
Gurnemanz que, por un momento, abriga la esperanza de que Parsifal sea el ‘‘tonto puro’’ que ha de curar al rey, lo invita a participar en el rito de la bendición con el Grial. Parsifal pregunta ‘‘¿Quién es el Grial?’’ Y Gurnemanz responde: ‘‘No puede decirse, pero nadie puede encontrarlo si él mismo no lo decide así’’. Presencia la Bendición y luego, al no saber responder las preguntas de Gurnemanz, éste lo despide pensando que es sólo tonto.
Acto II.- Parsifal atraviesa el Jardín de los Placeres de Klingsor, que ha seguido sus pasos temeroso de que resulte el anunciado salvador. Así que hace que salgan a su paso las muchachas - flores. Pero Parsifal, totalmente inocente, no ve en ellas malicia alguna y, lógicamente, no cae en sus tentaciones.
Entonces conjura Kundry para que, convirtiéndose en la hermosísima doncella que hizo caer a Amfortas, tiente a Parsifal. Comienza llamando a Parsifal por su nombre, lo que le hace acercarse, luego le habla de su madre muerta y le sugiere sustituir el amor de madre por el suyo. Parsifal no acaba de convencerse. Entonces Kundry lo abraza y lo besa larga e intensamente en los labios.
En ese momento Parsifal se da cuenta de dónde estuvo el error de Amfortas, vuelve a sentir el dolor en el costado, como el rey, y rechaza a Kundry violentamente. Ésta llama en su auxilio a Klingsor, que aparece blandiendo la Lanza Sagrada, que arroja a Parsifal. Pero la Lanza queda detenida en el aire, antes de alcanzar a éste, protegido por su aura, que la toma en su mano y, con ella, hace la señal de la cruz. En ese momento, el poder de Klingsor se desvanece y él mismo, su castillo, su jardín y las muchachas - flores se desvanecen para siempre, mientras Kundry cae sin sentido a los pies de Parsifal. Significa que Parsifal ha vencido definitivamente los atractivos del mundo fenoménico que, para él, han dejado de existir.
Conviene aquí hacer una observación sobre la señal de la cruz: Las fuerzas magnéticas que construyen el mundo se cruzan formando ángulos rectos. Esta es una de las cosas que se puede comprobar apenas se desarrolla la visión etérica. Esas líneas de fuerza responden al pensamiento, son sensibles a él. Por eso, las corrientes de pensamiento negativas que por ellas circulen pueden ser cortadas y devueltas a su origen con sólo hacer el signo de la cruz.
Acto III.- Es el amanecer de Viernes Santo. Gurnemanz, envejecido, está meditando cuando oye el galope de un caballo. Es Kundry, pero una Kundry nueva, alegre y servicial, aunque con su traje de piel de serpiente, suspirando sólo por prestar servicios al Grial.
Llega Parsifal, con armadura negra y sobre un caballo también en plan de guerra. Gurnemanz le saluda y le reprocha que el Viernes Santo vaya vestido así. Parsifal se levanta la visera y saluda a Gurnemanz, que se alegra de que le reconozca. 8 Parsifal se refiere a la contradicción existente entre la tristeza de que el hombre se rodea en estas fechas y la alegría que, por doquier, se percibe en todas las criaturas.
Gurnemanz observa que Parsifal lleva con él la Lanza Sagrada. Y éste le explica que nunca la ha usado para herir a nadie, porque esa Lanza es para curar. ‘‘Sólo recibiendo heridas y nunca infligiéndolas es como he podido conservar la Lanza inviolada’’ - dice. Hoy la traigo para emplearla apropiadamente y curar con ella a aquél cuyos lamentos escuché.
Gurnemanz le dice que Titurel ha muerto debido a que Amfortas se niega a celebrar la Bendición con el Grial y no ha podido resistir tan gran debilidad. Y que los caballeros están inactivos, sin fuerza espiritual, y la Orden de Caballería, a punto de desintegrarse, lo que provoca a Parsifal gran dolor, al sentirse culpable por no haber traído la Lanza antes.
Regresa Kundry que se había ido momentáneamente, y baña los pies de Parsifal con el agua del arroyo y los seca con sus cabellos. Esta escena, que nos es familiar por los Evangelios, representa la purificación etérica y de deseos y la consiguiente liberación de la mujer.
Gurnemanz, el iniciador, el hierofante, despoja a Parsifal del peto, le retira el yelmo y lo unge en el corazón y en la cabeza con el agua sagrada. Ello significa la fusión de las dos polaridades, la masculina y la femenina.
Parsifal, pues, ha regresado siendo ya virtuoso y no ya inocente. Y la virtud supone conocimiento y el conocimiento da un propósito y un objeto a la compasión.
Se dirigen al templo, en el que se halla el féretro de Titurel y donde los caballeros están pidiendo a Amfortas que les bendiga con el Grial. Pero Amfortas, loco de dolor, no se decide a llevarlo a cabo.
Parsifal se adelanta hasta Amfortas blandiendo la Lanza Sagrada y dice: Sólo un arma puede hacer desaparecer tu dolor, la misma que te hirió. A continuación toca con ella la herida de Amfortas que queda inmediatamente sano, nuevo, regenerado y dispuesto a servir al Grial. Titurel vuelve a la vida para unirse al general regocijo. Parsifal se dirige a Amfortas y le dice: ‘‘Sé completo, perdonado y absuelto. Tomo tu puesto a mi cargo. Y bendigo todos tus sufrimientos que proporcionaron la fuerza de la sabiduría y de la compasión al tímido tonto’’.
Estas palabras están enunciando la Ley de la Unidad, que hace que el karma que unos padecen haga reflexionar a otros y, con el conocimiento adquirido, lo eviten. Con lo cual contraen una duda de gratitud frente a los primeros. O sea, que todo, aunque no lo parezca, trabaja para el bien.
Parsifal sube al altar, saca el Grial del relicario que los ayudantes han abierto y se arrodilla en oración silenciosa frente a él. Una paloma blanca desciende de lo alto y se posa sobre la cabeza de Parsifal, al tiempo que los coros angélicos llenan el templo con sus arpegios. Parsifal da la Bendición con el Grial, mientras Gurnemanz y Amfortas, los depuestos sabio y rey, se arrodillan ante él, que es rey y sacerdote según la Orden de Melquisedec. Señor de las eras. Kundry, a la que Parsifal le dijo que lo siguiera y que está arrodillada frente a Parsifal, ante la magnitud de las emanaciones provenientes del Grial, muere dulcemente. Su muerte representa la total y final dedicación de la personalidad al servicio del espíritu.
La paloma blanca representa la fuerza espiritual que cada equinoccio de primavera inunda la Tierra toda y cuya emanación culmina en el Viernes Santo. Es el pan de vida de que Cristo habló. Y, si conseguimos sintonizarnos con él en esos momentos y percibirlo, nos nutrirá tanto física como espiritualmente.
Tras ello, Parsifal es coronado rey con el acompañamiento triunfante de los aleluyas.
10.- La música.
Poco se puede decir de la música de Parsifal. Poco o mucho. O todo. Es la música más sublime que se ha compuesto jamás. Es la música que transcribe mucho de lo que ocurre en la obtención y el otorgamiento del grado de Maestro en las Escuelas Esotéricas de Misterios Cristianas. Las obras de Wagner tienen dos características comunes:
Una de ellas es que la música no se interrumpe en toda la obra, a diferencia de las demás óperas en las que hay silencios en los diálogos y cambios en los registros musicales. Las obras de Wagner son cada una una unidad, sin distracción posible, sin estridencias, sin interrupciones. Y, sin embargo, todo lo que hay que destacar está perfectamente destacado:
La otra característica de la música wagneriana estriba en que cada personaje importante posee, a lo largo de toda la obra, su propio motivo musical. De modo que, antes de aparecer en escena o, cuando estando con otros, interviene de modo importante en la acción, su motivo se mezcla con los demás, aunque perfectamente distinguible.
Y cada sentimiento clave posee su propio motivo musical. Así, en Parsifal, existen, entre otros, el motivo de la Promesa, que acompaña siempre a Parsifal; el del sufrimiento de Amfortas, que se escucha cuando él aparece; el de la Fe, inseparable de Gurnemanz; el de Kundry, dramática expresión de la inmersión del espíritu en la materia; el de Klingsor, personificación de lo negro, lo negativo, lo disonante, lo horrible; el motivo del Grial, indefinible, etéreo, omniabarcante, elevador, definitivo; el de la Desolación, que expresa la situación a que se enfrenta la Orden de los Caballeros del Grial, como consecuencia de la caída de Amfortas; el de la Expiación que, en el tercer acto, presagia la transformación de Kundry; el de la Lanza Sagrada, cada vez que aparece o se la cita; el de la Bendición…
Por supuesto, recomiendo la audición, a ser posible, repetida, de esta ópera. Por lo menos los fragmentos más impresionantes. Hay momentos en que hasta el más insensible se siente elevado interiormente como pocas veces en su vida. Y es que, como asegura Corinne Heline, Wagner ha transcrito en su música, quizás excediendo lo conveniente, las inmensas corrientes de espiritualidad que se producen en las reuniones que, en otros planos, se celebran por los Iniciados.
Existen en el mercado grabaciones muy buenas entre las que mis preferidas son:
. En diskette: DECCA.- Selección. CET 574 - Dir. Sir Georg Solti En 4 CD: DECCA 417143-2 D H 4.- Obra completa. Dir. Sir Georg Solti
Existen también vídeos con la obra completa pero, dada la poca afición a la ópera que hay en España, ordinariamente sin traducción al español. Sólo conozco una versión con titulares en inglés que suele estar agotada.
Para que las vibraciones de la música pudiesen perdurar en los planos etéricos, influyendo positivamente sobre todos los presentes, Wagner, que era, por lo menos, clarividente etérico, prohibió terminantemente los aplausos, que destrozan dichas vibraciones y las anulan.
Cuando murió, estaba trabajando en la organización del plan de estudios de su Escuela Iniciática. En él preveía un aprendizaje de seis años: El primero dedicado a recibir una preparación general. El segundo para componer cada alumno sus propias obras y encontrar su propio modo de servir. El tercero se dedicaría al estudio de El Holandés Errante, Tannhauser y Lohengrin. El cuarto hacía lo propio con Tristán e Isolda y Los Maestros Cantores de Nuremberg. El quinto año estaba reservado al estudio de El Anillo de los Nibelungos. Y el sexto, al de Parsifal, que expone el sendero para la obtención de la Iluminación espiritual o Iniciación.
6.- Wagner contó que, desde el momento que oyó una sinfonía de Beethoven… él fue músico. Asegura que la música de Beethoven le hacía ver místicas constelaciones y fantásticas figuras. Y sigue: ‘‘Apenas se escucha una sinfonía de Beethoven - que, como sabemos, fue otro gran Iniciado Musical, - el mundo fenomenal desaparece, pues en su música están escritos los símbolos eternos de un mundo nuevo y diferente.’’
7.- Parsifal fue la última obra de Wagner. La parte literaria, o sea, el texto, lo concluyó en 1.877. Y los cinco años siguientes los dedicó a su composición. Este último trabajo , curiosamente, lo inició un Viernes Santo. Terminó la obra en Navidad de 1.881, - fue el regalo de cumpleaños de su esposa Cósima - y se estrenó el verano de 1882, aunque la tuvo in mente y la quiso escribir hasta convertirse para él en verdadera obsesión, desde el Viernes Santo de 1.857, es decir, más de veinte años atrás.
8.- Los personajes:
a.- Parsifal, hijo de un gran caballero muerto en combate, de nombre Gamuret. Su madre, Herzeleide (dolor de corazón), para evitar que a su hijo, cuando creciese, le ocurriese otro tanto, lo educó en medio de un bosque apartado, sin contacto con el mundo y en armonía con la naturaleza. Un día, sin embargo, vio pasar por el bosque unos caballeros del Grial y decidió hacerse como ellos. Sin pensarlo más, abandonó a su madre, que murió de pena, y se fue tras ellos, aunque pronto perdió su rastro.
b.- Gurnemanz. Es el más anciano de los caballeros del Grial y Maestro Instructor de los jóvenes. Fiel servidor de su rey Amfortas.
c.- Titurel. Fue el caballero que, por encargo de los ángeles, se hizo cargo del Santo Grial, el cáliz de la última Cena, que contuvo, además, la sangre del Salvador, y de la Lanza que atravesó su costado, conservados ambos objetos por José de Arimatea y que, tras innumerables viajes y vicisitudes fueron confiadas a Titurel, que creó una orden de caballería para custodiar ambas reliquias, y construyó el castillo de Montsalvat (monte salvado), en el que se depositaron, constituyéndose en rey de dicho reino, situado en el plano etérico e imposible de localizar por ningún no elegido.
Los Caballeros del Grial recibían su fuerza, su alimento y sus poderes espirituales de las energías que, cada año, cuando Titurel los bendecía con el Grial, emanaban de éste de un modo milagroso. Los caballeros del Grial, además de defender al castillo de Montsalvat, se dedicaban, en el mundo, a deshacer entuertos e injusticias y a proteger a los débiles y oprimidos. Eran de una pureza extraordinaria y vivían en comunidad y devotamente.
d.- Kundry. Es un extraño personaje. Es una mujer que en otra vida fue Herodías la mujer de Herodes que odiaba al Bautista, y que, por haberse reído de Cristo cuando iba por el Calvario, está sufriendo una extraña dependencia: Si bien su naturaleza interna la conduce hacia lo alto y, por eso, está al servicio de los Caballeros del Grial, sufre adormecimientos que le hacen perder la conciencia y quedar a merced de aquel que la despierte. De modo que unas veces hace el bien y otras el mal, poniendo siempre sus extraños poderes al servicio de quien la manda en ese momento.
Kundry puede aparecer como mujer hermosísima o como horrible criatura porque representa la diferencia entre lo que en este mundo aparece como bueno o como bello o como verdadero y en el otro aparece como verdaderamente es.
Representa también al Guardián del Umbral, esa creación nuestra que contiene toda nuestra aún no pagada negatividad, acumulada a lo largo de nuestras vidas pasadas.
Y representa, últimamente, el eterno femenino, la polaridad mujer que, junto con la masculina, y en plan de igualdad, pasará entre las columnas de la Iniciación en la Era Acuaria próxima.
e.- Klingsor. Es un mago negro. Quiso ser Caballero del Grial. Pero para ello era condición sine qua non el ser puro. Y él no lo era. Sin embargo, deseando convertirse en Caballero y dominar así el Grial y la Lanza Sagrada, se autocastró. Pero, como su corazón seguía siendo impuro, Titurel lo rechazó. Él, para vengarse y conquistar los dos objetos sagrados, con sus artes mágicas, construyó en torno a Montsalvat un jardín maravilloso, habitado por muchachas - flores que se dedicaban a tentar y hacer caer a los caballeros que entraban o salían del castillo.
f.- Las cosas así, Amfortas, el hijo y sucesor de Titurel, decidió salir a combatir a Klingsor y se llevó para ello la Lanza sagrada. Al llegar al jardín, sin embargo, Kundry, que en esos momentos estaba al servicio de Klingsor y que se convirtió en una doncella de belleza única, lo sedujo, de modo que Amfortas dejó caer la Lanza sagrada, momento que Klingsor aprovechó para arrebatársela e infligirle con ella una herida en el costado. Esta herida no cicatriza y produce a Amfortas permanentes y terribles sufrimientos. Una voz de lo alto anunció, tiempo ha, que sólo la curaría un ‘‘tonto puro’’.
Debido a esos dolores y al remordimiento de Amfortas, éste, que ha heredado la corona de Titurel, su padre, se niega a celebrar el rito de la bendición con el Grial porque en esos momentos los dolores le resultan irresistibles.
9.- El argumento:
Acto I.- Gurnemanz está en el jardín de Montsalvat con un par de jóvenes caballeros.
Llega Kundry, que representa la voluble personalidad, montando un caballo salvaje y vestida de piel de serpiente, que quiere representar al ser evolucionante, que es capaz de renovarse y crecer desechando cada vez el antiguo ‘‘traje’’.
Trae una redoma, que dice proceder de Arabia, y que contiene un bálsamo que espera pueda curar la herida de Amfortas. Éste ha ordenado que preparen su baño diario en el lago de los cisnes, para mitigar sus dolores.
En ese momento, cae atravesado por una flecha, uno de los cisnes sagrados, a los pies de los presentes. Los caballeros traen al autor del desaguisado a la presencia de Gurnemanz. Éste le pregunta ¿no sabes que toda vida es sagrada y que aquí vivimos todos en paz?. No - responde Parsifal. Gurnemanz le expone lo terrible que supone quitar una vida a un ser inocente y hermoso. Parsifal siente una gran compasión y rompe su arco, arrojándolo al suelo y prometiendo no volver a matar. Viene el rey reconfortado por el baño, pero con sus dolores, su herida abierta y sangrante y su desesperanza. Tampoco el bálsamo de Kundry le ha curado. Parsifal presencia los dolores de Amfortas y, recién despertado su sentido de la compasión, experimenta los mismos dolores que el rey, sufriéndolos en silencio.
Gurnemanz le pregunta quién es y Parsifal responde que no lo sabe. Y de dónde viene. Y tampoco lo sabe. Y sólo alcanza a recordar que su madre se llama Herzeleide. Entonces Kundry le dice que su madre ha muerto de pena al verse abandonada por él. Parsifal se conmueve enormemente por ello.
Gurnemanz que, por un momento, abriga la esperanza de que Parsifal sea el ‘‘tonto puro’’ que ha de curar al rey, lo invita a participar en el rito de la bendición con el Grial. Parsifal pregunta ‘‘¿Quién es el Grial?’’ Y Gurnemanz responde: ‘‘No puede decirse, pero nadie puede encontrarlo si él mismo no lo decide así’’. Presencia la Bendición y luego, al no saber responder las preguntas de Gurnemanz, éste lo despide pensando que es sólo tonto.
Acto II.- Parsifal atraviesa el Jardín de los Placeres de Klingsor, que ha seguido sus pasos temeroso de que resulte el anunciado salvador. Así que hace que salgan a su paso las muchachas - flores. Pero Parsifal, totalmente inocente, no ve en ellas malicia alguna y, lógicamente, no cae en sus tentaciones.
Entonces conjura Kundry para que, convirtiéndose en la hermosísima doncella que hizo caer a Amfortas, tiente a Parsifal. Comienza llamando a Parsifal por su nombre, lo que le hace acercarse, luego le habla de su madre muerta y le sugiere sustituir el amor de madre por el suyo. Parsifal no acaba de convencerse. Entonces Kundry lo abraza y lo besa larga e intensamente en los labios.
En ese momento Parsifal se da cuenta de dónde estuvo el error de Amfortas, vuelve a sentir el dolor en el costado, como el rey, y rechaza a Kundry violentamente. Ésta llama en su auxilio a Klingsor, que aparece blandiendo la Lanza Sagrada, que arroja a Parsifal. Pero la Lanza queda detenida en el aire, antes de alcanzar a éste, protegido por su aura, que la toma en su mano y, con ella, hace la señal de la cruz. En ese momento, el poder de Klingsor se desvanece y él mismo, su castillo, su jardín y las muchachas - flores se desvanecen para siempre, mientras Kundry cae sin sentido a los pies de Parsifal. Significa que Parsifal ha vencido definitivamente los atractivos del mundo fenoménico que, para él, han dejado de existir.
Conviene aquí hacer una observación sobre la señal de la cruz: Las fuerzas magnéticas que construyen el mundo se cruzan formando ángulos rectos. Esta es una de las cosas que se puede comprobar apenas se desarrolla la visión etérica. Esas líneas de fuerza responden al pensamiento, son sensibles a él. Por eso, las corrientes de pensamiento negativas que por ellas circulen pueden ser cortadas y devueltas a su origen con sólo hacer el signo de la cruz.
Acto III.- Es el amanecer de Viernes Santo. Gurnemanz, envejecido, está meditando cuando oye el galope de un caballo. Es Kundry, pero una Kundry nueva, alegre y servicial, aunque con su traje de piel de serpiente, suspirando sólo por prestar servicios al Grial.
Llega Parsifal, con armadura negra y sobre un caballo también en plan de guerra. Gurnemanz le saluda y le reprocha que el Viernes Santo vaya vestido así. Parsifal se levanta la visera y saluda a Gurnemanz, que se alegra de que le reconozca. 8 Parsifal se refiere a la contradicción existente entre la tristeza de que el hombre se rodea en estas fechas y la alegría que, por doquier, se percibe en todas las criaturas.
Gurnemanz observa que Parsifal lleva con él la Lanza Sagrada. Y éste le explica que nunca la ha usado para herir a nadie, porque esa Lanza es para curar. ‘‘Sólo recibiendo heridas y nunca infligiéndolas es como he podido conservar la Lanza inviolada’’ - dice. Hoy la traigo para emplearla apropiadamente y curar con ella a aquél cuyos lamentos escuché.
Gurnemanz le dice que Titurel ha muerto debido a que Amfortas se niega a celebrar la Bendición con el Grial y no ha podido resistir tan gran debilidad. Y que los caballeros están inactivos, sin fuerza espiritual, y la Orden de Caballería, a punto de desintegrarse, lo que provoca a Parsifal gran dolor, al sentirse culpable por no haber traído la Lanza antes.
Regresa Kundry que se había ido momentáneamente, y baña los pies de Parsifal con el agua del arroyo y los seca con sus cabellos. Esta escena, que nos es familiar por los Evangelios, representa la purificación etérica y de deseos y la consiguiente liberación de la mujer.
Gurnemanz, el iniciador, el hierofante, despoja a Parsifal del peto, le retira el yelmo y lo unge en el corazón y en la cabeza con el agua sagrada. Ello significa la fusión de las dos polaridades, la masculina y la femenina.
Parsifal, pues, ha regresado siendo ya virtuoso y no ya inocente. Y la virtud supone conocimiento y el conocimiento da un propósito y un objeto a la compasión.
Se dirigen al templo, en el que se halla el féretro de Titurel y donde los caballeros están pidiendo a Amfortas que les bendiga con el Grial. Pero Amfortas, loco de dolor, no se decide a llevarlo a cabo.
Parsifal se adelanta hasta Amfortas blandiendo la Lanza Sagrada y dice: Sólo un arma puede hacer desaparecer tu dolor, la misma que te hirió. A continuación toca con ella la herida de Amfortas que queda inmediatamente sano, nuevo, regenerado y dispuesto a servir al Grial. Titurel vuelve a la vida para unirse al general regocijo. Parsifal se dirige a Amfortas y le dice: ‘‘Sé completo, perdonado y absuelto. Tomo tu puesto a mi cargo. Y bendigo todos tus sufrimientos que proporcionaron la fuerza de la sabiduría y de la compasión al tímido tonto’’.
Estas palabras están enunciando la Ley de la Unidad, que hace que el karma que unos padecen haga reflexionar a otros y, con el conocimiento adquirido, lo eviten. Con lo cual contraen una duda de gratitud frente a los primeros. O sea, que todo, aunque no lo parezca, trabaja para el bien.
Parsifal sube al altar, saca el Grial del relicario que los ayudantes han abierto y se arrodilla en oración silenciosa frente a él. Una paloma blanca desciende de lo alto y se posa sobre la cabeza de Parsifal, al tiempo que los coros angélicos llenan el templo con sus arpegios. Parsifal da la Bendición con el Grial, mientras Gurnemanz y Amfortas, los depuestos sabio y rey, se arrodillan ante él, que es rey y sacerdote según la Orden de Melquisedec. Señor de las eras. Kundry, a la que Parsifal le dijo que lo siguiera y que está arrodillada frente a Parsifal, ante la magnitud de las emanaciones provenientes del Grial, muere dulcemente. Su muerte representa la total y final dedicación de la personalidad al servicio del espíritu.
La paloma blanca representa la fuerza espiritual que cada equinoccio de primavera inunda la Tierra toda y cuya emanación culmina en el Viernes Santo. Es el pan de vida de que Cristo habló. Y, si conseguimos sintonizarnos con él en esos momentos y percibirlo, nos nutrirá tanto física como espiritualmente.
Tras ello, Parsifal es coronado rey con el acompañamiento triunfante de los aleluyas.
10.- La música.
Poco se puede decir de la música de Parsifal. Poco o mucho. O todo. Es la música más sublime que se ha compuesto jamás. Es la música que transcribe mucho de lo que ocurre en la obtención y el otorgamiento del grado de Maestro en las Escuelas Esotéricas de Misterios Cristianas. Las obras de Wagner tienen dos características comunes:
Una de ellas es que la música no se interrumpe en toda la obra, a diferencia de las demás óperas en las que hay silencios en los diálogos y cambios en los registros musicales. Las obras de Wagner son cada una una unidad, sin distracción posible, sin estridencias, sin interrupciones. Y, sin embargo, todo lo que hay que destacar está perfectamente destacado:
La otra característica de la música wagneriana estriba en que cada personaje importante posee, a lo largo de toda la obra, su propio motivo musical. De modo que, antes de aparecer en escena o, cuando estando con otros, interviene de modo importante en la acción, su motivo se mezcla con los demás, aunque perfectamente distinguible.
Y cada sentimiento clave posee su propio motivo musical. Así, en Parsifal, existen, entre otros, el motivo de la Promesa, que acompaña siempre a Parsifal; el del sufrimiento de Amfortas, que se escucha cuando él aparece; el de la Fe, inseparable de Gurnemanz; el de Kundry, dramática expresión de la inmersión del espíritu en la materia; el de Klingsor, personificación de lo negro, lo negativo, lo disonante, lo horrible; el motivo del Grial, indefinible, etéreo, omniabarcante, elevador, definitivo; el de la Desolación, que expresa la situación a que se enfrenta la Orden de los Caballeros del Grial, como consecuencia de la caída de Amfortas; el de la Expiación que, en el tercer acto, presagia la transformación de Kundry; el de la Lanza Sagrada, cada vez que aparece o se la cita; el de la Bendición…
Por supuesto, recomiendo la audición, a ser posible, repetida, de esta ópera. Por lo menos los fragmentos más impresionantes. Hay momentos en que hasta el más insensible se siente elevado interiormente como pocas veces en su vida. Y es que, como asegura Corinne Heline, Wagner ha transcrito en su música, quizás excediendo lo conveniente, las inmensas corrientes de espiritualidad que se producen en las reuniones que, en otros planos, se celebran por los Iniciados.
Existen en el mercado grabaciones muy buenas entre las que mis preferidas son:
. En diskette: DECCA.- Selección. CET 574 - Dir. Sir Georg Solti En 4 CD: DECCA 417143-2 D H 4.- Obra completa. Dir. Sir Georg Solti
Existen también vídeos con la obra completa pero, dada la poca afición a la ópera que hay en España, ordinariamente sin traducción al español. Sólo conozco una versión con titulares en inglés que suele estar agotada.
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