BAJAR
EL CIELO A LA TIERRA
Campaña
mundial
Francisco
Manuel Nácher
18
de abril de 2015
Querido lector/a:
La idea clave de esta
campaña nace de las siguientes consideraciones irrefutables:
1.- Todos
soñamos con un mundo feliz, pero nos
consideramos incapaces de cambiar las cosas, porque no creemos tener
la fuerza necesaria para lograrlo.
2.- Cada
uno de nosotros somos el resultado exacto de todas las decisiones
que hemos ido adoptando a lo largo de nuestra vida; porque la vida,
al fin y al cabo, no es más que una sucesión ininterrumpida de
decisiones. Pequeñas o grandes, pero decisivas siempre, porque todas
ellas nos conducen, una vez adoptadas, por un determinado camino de
causas y efectos, eliminando todos los otros caminos posibles. Somos,
pues, los creadores de nuestra vida.
3.- Cuando
nos enamoramos, repentina e
inexplicablemente, nos sentimos felices, todo es más hermoso, el
cielo es más azul, las flores más bellas, la gente más amable, el
futuro de color de rosa, los problemas fácilmente solucionables, nos
sentimos capaces de las más grandes hazañas... pero, sobre todo,
nos damos, nos estamos
dando, vaciando en el ser amado, de un modo total, intenso, infinito,
porque el amor, el verdadero amor,
realmente, es una energía centrífuga,
que se da a sí misma,
incansablemente y sin pedir ni esperar nada a
cambio.
4.- Todos
somos iguales. Todos tenemos los mismos
órganos y las mismas funciones vitales y todos tenemos deseos,
sentimientos, emociones, ideas, pensamientos, aspiraciones,
ilusiones, sueños, proyectos, etc., al margen de la raza, el color,
la nacionalidad, las creencias o el nivel cultural, social o
económico.
5.- Pero, no sólo somos
iguales, sino que también estamos todos
conectados por un
lazo no físico pero indeleble e inevitable,
como lo están las abejas de una colmena o las aves de un grupo
migratorio o las ovejas de un mismo rebaño o los miembros de una
familia, los vecinos de un pueblo o los seguidores de un equipo de
fútbol. Y, del mismo modo, y a un nivel
superior, todos los humanos somos un conjunto, con una energía que
nos une.
6.- Somos
células en el cuerpo de la Tierra. Y, lo
mismo que, si nuestras células luchan unas contra otras, acaban
produciendo un cáncer, con peligro de muerte para todas, mientras
los humanos funcionamos bien y vivimos en el amor – que es nuestra
sangre - nuestro cuerpo está sano, la Humanidad está sana y la
Tierra está sana. Pero, enfrentados, es decir, sin amor, enfermamos
nosotros y enferma todo el cuerpo del que formamos parte.
Dado todo lo anterior,
¿por qué no utilizamos esas mismas energías, que conforman
nuestras vidas, y empleamos el método más
fácil, más barato, más cómodo, más rentable y más efectivo
imaginable, para mejorar las cosas? El
Cosmos, entonces, que posee una provisión inagotable de Luz, Amor y
sanación, preparada para ayudarnos a ser felices, y no puede usarla,
porque nos dio el derecho al libre albedrío, si
decidimos
hacer uso de nuestro poder creador, se
volcará, inmediata e inevitablemente, en nuestro auxilio.
El
“sistema”, que no necesita de hora ni de lugar ni de postura ni
de rito, sino sólo un instante, es el siguiente:
“A
partir de este momento, siempre que te acuerdes,
y estés donde estés, imagina, visualiza un
mundo feliz; contémplalo en tu pantalla mental, en el espacio, como
un globo luminoso, en el que todos los
hombres se abrazan, se ayudan, se aprecian, se respetan, se aman y
son dichosos juntos. Y envíales todo
tu amor y toda tu luz. Y siéntete tú feliz, también.”
Eso es todo.
Si lo haces con frecuencia, aumentarás tu propia felicidad y te
lloverán las respuestas amorosas y agradecidas de todos los
receptores de tu mensaje, que te harán sentirte protagonista de tu
propia vida y feliz por haber aportado tu
decisión y tu poder creador - para eso estás
en la Tierra en estos tiempos tan especiales – para
“BAJAR EL CIELO A LA TIERRA”.
No
dudes de su efecto. Pero, si lo haces, no te quedes en la duda sino,
como ser inteligente que eres, pruébalo y extrae, luego, tus
conclusiones, pero no antes. Y, si no lo
haces, carga con tu conciencia y no te quejes ya, nunca más, de que
el mundo anda mal. Porque, entonces, ya no tendrás excusa.
Da a conocer este
programa entre tus parientes, amigos y conocidos, difúndelo por
todos los medios a tu alcance. Y tradúcelo a otros idiomas con el
mismo fin. Te asombrarás de sus efectos, que crecerán en progresión
geométrica, a medida que más humanos se sumen y pongan en práctica
este sencillo acto creador. Es una ley natural a la que nosotros,
como criaturas terrestres, estamos sometidos.
* * *
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