EPIGÉNESIS Y CREATIVIDAD
por Francisco-Manuel Nácher
La epigénesis es creatividad. Y ésta es la búsqueda de nuevos
enfoques, de nuevas ideas, de nuevos objetivos, de nuevas metas. Hemos de adquirir, como hábito, el de la creatividad y, para ello,
acostumbrarnos a no dar nada por sabido, a no considerar nada obvio, a
rebuscar en todo pensamiento, en todo conocimiento, en toda práctica,
para descubrir nuevos ángulos, nuevas perspectivas, nuevos puntos de
vista, perlas escondidas que, siempre, una vez halladas y compartidas,
resultan ser lógicas y comprensibles y apetecibles y hasta obvias, para
quienes no fueron capaces de hacer el esfuerzo de su búsqueda.
La creatividad debe llegar a ser nuestra manera normal de empezar
a pensar sobre cualquier tema.
Pero, ¿cómo ejercitarla? Hay mil maneras, pues en cada caso
varían las circunstancias. Pondré un ejemplo para su mejor comprensión:
Se nos dice que Jehová dio a Moisés las Tablas de la Ley, que
contenían el conocido Decálogo. Bien. Se nos enseñó eso y la mayor
parte nos quedamos ahí. Pero nosotros, estudiantes de ocultismo, no
podemos, no debemos quedarnos ahí. ¿Y qué podemos hacer? Muchas
cosas. Por ejemplo: preguntarnos: ¿Por qué en dos tablas y no en una?
Y, ¿por qué precisamente diez mandamientos?
A poco que pensemos, comprobaremos que los tres primeros
mandamientos, los de la primera Tabla, se refieren a la relación entre
Dios y el hombre y los otros siete (los de la segunda), a las relaciones
entre los humanos.
¿Y si seguimos preguntándonos? Veremos que los tres de la
primera Tabla hacen referencia al hecho de que son tres las Personas de
la Trinidad. Y los de la segunda, al de que el hombre es de constitución
séptuple (cuerpo físico, etérico, de deseos, mental, Espíritu Humano, de
Vida y Divino).
Y, si seguimos en nuestro empeño, veremos que el diez es el
número perfecto, el del equilibrio de las dos polaridades, el resultado y
el resumen de los números inferiores y el origen de los superiores… Eso
es epigénesis. Eso es creatividad. Y eso es lo que debemos
acostumbrarnos a hacer de un modo instintivo, porque es la única vía
para recorrer el Sendero con un mínimo de esfuerzo, obteniendo
ininterrumpidamente ampliaciones de conciencia que nos permitirán un
avance sistemático en la comprensión de nosotros mismos, de nuestro
entorno y de la creación toda.
Max Heindel nos aconseja siempre que puede que usemos la
mente, que aprendamos a utilizarla y a concentrarla. Y que la Verdad
tiene infinitas facetas y, cuantas más dominemos, más fácil nos resultará
el siguiente paso para conocerla mejor.
No ejercitamos la epigénesis, pues, porque no somos creativos. Y
no somos creativos porque no utilizamos la creatividad, que es lo que
nos hace pensar de modo diferente al generalmente aceptado, y no
quedarnos en lo ya sabido y del modo sabido, y cuyos frutos son ya
patentes, así como sus limitaciones. En resumen: nos olvidamos
continuamente de que somos seres creadores, hechos a imagen y
semejanza de nuestro Creador.
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