LAS GUERRAS
por Francisco-Manuel Nácher
Las guerras son todas distintas y todas iguales. Son distintas en
cuanto a los protagonistas, a los escenarios, a los medios técnicos que
utilizan y a los hombres que mueren en ellas. Son iguales en cuanto a que
todas suponen siempre el fracaso del hombre y el triunfo de la animalidad
y de la víscera sobre el intelecto; del egoísmo y la intolerancia sobre la
comprensión y la convivencia; de la parte inferior del hombre sobre su
parte espiritual. Y todas, sin excepción, dejan sin resolver el problema que
les dio nacimiento. Y todas conducen a un período de odios, de
privaciones, de desajustes, de readaptaciones, de restañamiento de heridas
y de ampliaciones de conciencia, en cuanto sus protagonistas asimilan las
dolorosas experiencias vividas. Y todas obligan, tanto a los vencedores
como a los vencidos, a reemprender pacíficamente el camino de la
convivencia en el punto en que lo interrumpieron violentamente. Son el
ejemplo más frecuente y que más a mano tenemos del error en la elección
del sendero de la evolución.
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