EL
HOLANDÉS ERRANTE
(O
EL BUQUE FANTASMA)
Por Francisco-Manuel Nácher
López
1.- Existe una tendencia general en
esta época de extremo materialismo, a negar la realidad de las Fraternidades
esotéricas llamadas de Magia Blanca y de Magia Negra. La mayor parte de la
sociedad cree que se trata sólo de supersticiones y, entre los que creen en su
existencia, sólo unos pocos tiene la suficiente capacidad para distinguir las
operaciones de una y de otra. Pero la mayor parte de la gente está sujeta a sus
influencias, aunque no lo sepa ni lo comprenda, como estamos sometidos a las
influencias solares o atmosféricas.
2.- Las Escuelas de las que hablo son
instituciones pertenecientes a los planos internos o espirituales y no
organizaciones exotéricas en el mundo físico. El gran problema para casi todos
consiste en comprender la relación entre los mundos material y espiritual.
Ambos, sin embargo, no están separados, sino que el superior compenetra al
inferior y se extiende aún más allá de él. Continuamente están reaccionando el
uno sobre el otro, ya que la Rueda del Renacimiento gira sin descanso, llevando
a los vivos a los niveles espirituales y trayendo a los llamados muertos, de
nuevo al mundo de la materia. Y hay grandes Fraternidades Esotéricas Blancas,
dedicadas a dar a conocer a los hombres encarnados las verdades de los mundos
espirituales. Y su trabajo no cesa cuando morimos. Si nos hemos unido a sus
filas, continuaremos a su cuidado aunque hayamos pasado al más allá.
3.- En la línea fronteriza entre la conciencia
física y la psíquica, las Fraternidades Esotéricas han construído templos
etéricos, como los representados en Lohengrin y en Parsifal. Son templos “casi”
físicos. Las personas sensibles, cuando se aproximan a ellos, sienten que se
encuentran en una atmósfera extraña y magnética.
El Templo etérico de la Fraternidad
Rosacruz interpenetra la vivienda de los Hermanos Mayores y, en su componente
físico, es una vivienda corriente. A la visión psíquica, sin embargo, aparece
como un edificio magnífico, como un Templo del Arte, y las ceremonias que en él
se celebran son formas de arte que encarnan ideas vivientes.
Al cabeza de la Orden, en esos Templos
Esotéricos, nunca lo ven los Iniciados que asisten al servicio y toman parte en
las ceremonias, pero sí sienten su presencia en el momento en que entra y ésa
es la señal para comenzar el acto.
Ésa es la razón por la que los
maniqueos, en su festival anual, dejaban un lugar preferente vacío para su
Maestro Mani, presente para todos, pero sólo visible para los Perfectos. Del
mismo modo, en el castillo del Grial, Titurel, su augusto fundador, permanece
invisible en el fondo de la escena mientras su voz, desencarnada, se escucha
por todos los presentes.
4.- Hay dos clases de seres humanos:
los místicos y los intelectuales. El místico aprende a ir más allá de la razón.
Lucha por alcanzar a Dios por medio del Amor, sin pensar en nada más y logra
una sabiduría superior a todo conocimiento terrenal. Por su lado, el
intelectual, que domina el escenario mundial actual, busca la Verdad. Necesita conocer y no sólo sentir y por eso se ha preparado para él, por los Hierofantes de
los Misterios, una vía científica de evolución.
La pretensión de todas las enseñanzas
de los Templos es reunir la ciencia, la religión y el arte, de modo que la
Verdad, la Bondad y la Belleza trabajen juntas para la salvación de la
Humanidad. Muchos artistas creativos de todas las artes han elegido servir a la
Humanidad mediante la Belleza, porque saben que ésta es, en verdad, Immanuel, o
sea, “Dios con nosotros”. En los Maestros Cantores de Nüremberg, Wagner nos
presenta una Hermandad Artística organizada en base a esa idea, ya que él mismo
era un emisario del Templo de la Belleza.
5.- Desgraciadamente, existen
Hermandades de magos Blancos y Hermandades de magos Negros, ya que el poder
espiritual se puede usar para hacer el bien o para obrar el mal. En los países
de cultura cristiana a las Fraternidades Blancas se las denomina “del Grial
Blanco”, y a las que se dedican al culto del mal, “del Grial Negro”. Es una
verdad oculta que nadie puede alcanzar el Castillo del Blanco Grial sin
atravesar antes el del Grial Negro con sus muchas tentaciones. Recordemos cómo
el Castillo de Montsalvat, en Parsifal, estaba rodeado por el Jardín de las
doncellas-flores, de Klingsor.
El Grial Blanco se alimenta, sostiene y
robustece con los pensamientos correctos y los sentimientos verdaderos de la
Humanidad, junto con su voluntad hacia lo bueno y su servicio al prójimo. El
Grial Negro se nutre con las pasiones negativas y destructivas que afligen a la
Humanidad caída, y se precipita sobre los que salen de este mundo inmersos en
el odio, la crueldad y la sensualidad. Mientras esos desencarnados permanecen
en el plano inferior del astral o Mundo del Deseo, - el Purgatorio en términos
rosacruces - incrementan enormemente el poder de la Fraternidad Negra. Hoy día
incluso vemos esas fuerzas, fuera de sus escondrijos tradicionales, luchando
abiertamente contra las fuerzas de la Luz con el fin de conquistar el mundo
para sus siniestros fines. A eso obedecen las luchas étnicas y religiosas, la
sensualidad, la violencia como distracción o diversión, las drogas de todo
tipo, el materialismo de los medios de comunicación, la pérdida de valores, el
ateísmo, la desintegración social, etc.
6.- El hábito de pensar sólo en los
intereses materiales contribuye muy poderosamente a fortalecer al Grial Negro,
debido al efecto de tales pensamientos sobre el doble etérico o cuerpo vital,
que interpenetra y vitaliza el cuerpo físico. Este cuerpo etérico es una
estructura compuesta de cuatro clases de éteres. Los más tenues se llaman el
Éter de Luz y el Éter Reflector y son los canales para las fuerzas espirituales
y mentales, aumentando su poder de transmisión en la medida en que se ejercita
la mente superior o pensamiento abstracto, y se practican la devoción y las
ideas nobles. Como el materialista utiliza principalmente la mente concreta y
se preocupa sólo por las cosas que contribuyen a las sensaciones físicas, no
absorbe casi nada de tales éteres, raros y bellísimos. Por eso resulta casi
imposible que, a su través, le llegue ninguna inspiración proveniente de los
mundos espirituales, por lo que es más susceptible a las influencias del Grial
Negro. Además, ocurre con frecuencia que la visión etérica, que es una facultad
sensorial, puede ser desarrollada hasta convertirse en poder suprafísico, y
colocada al servicio del Grial Negro. Entonces los dos éteres inferiores,
denominados Éter Químico y Éter de Vida, y que son los que alimentan el cuerpo
y se encargan de la reproducción, respectivamente, crecen anormalmente y
consiguen una fijación especial con la vida física y con el cuerpo de carne.
Este proceso, repetido durante muchas vidas al servicio del Grial Negro, da
lugar a una especie de inmortalidad. Como se carece de cualidades anímicas, no
existe tendencia hacia los mundos espirituales, en los que los poderes anímicos
se amalgaman con el espíritu, y el resultado es un “Ego pegado a la Tierra”,
incapacitado para abandonar su entorno inmediato, ni siquiera con la muerte.
Este es el fundamento oculto de leyendas como la que Wagner expone en El
Holandés Errante y que, en otro aspecto, trata también en el personaje de
Kundry, en Parsifal. La vieja leyenda del Judío Errante es del mismo tipo: Un judío,
que insultó a Cristo en su subida hasta el Gólgota y fue condenado por ello a
la inmortalidad física sobre la tierra, hasta el fin de los tiempos. Los
israelitas contaban una historia similar sobre el faraón que oprimió a sus
ancestros. Y los cristianos parece ser que contaron lo mismo con relación al
emperador Nerón.
7.- Hay también, por otra parte,
hombres ejemplares como el héroe bíblico Enoch y el profeta Elías, que fueron
“arrebatados a la muerte” gracias al poder del Grial Blanco. Estos servidores
suyos, quedan tan imbuidos de los poderes del Espíritu Universal - simbolizado
en Parsifal por la blanca paloma que desciende sobre el cáliz - que son
plenamente conscientes de su unión con la vida en todos los planos. En ellos la
conciencia es ininterrumpida, experimentando la vida aquí y allá en una no
quebrantada continuidad. No pueden “morir” porque han demostrado la Vida Eterna
y el Amor Inmortal. El doble etérico de un ser así está compuesto, casi
exclusivamente, de los radiantes azul y dorado éteres superiores, y su cuerpo
físico es un “cuerpo de transfiguración” y emana rayos de luz y amor, y sana a
quien a él se aproxima.
Teresa Neumann, la célebre monja
estigmatizada, es un ejemplo de persona mística sostenida por al Grial Blanco,
ya que se ha alimentado, durante más de treinta años, tan sólo con la comunión
diaria. Su estómago y su aparato digestivo se han atrofiado. Pero ella ha
podido vivir de un modo normal con sólo la Hostia Consagrada de la misa diaria.
8.- Los antiguos Maestros de los Misterios
de la cristiandad primitiva ya habían recibido, antes de la venida de Cristo,
una técnica perfecta para inducir la consciencia “estigmatizada”. Y uno de los
sacramentos gnósticos fue, precisamente, el de la Estigmatización. Esos
estigmatizados de las escuelas esotéricas, sin embargo, desarrollaban los
estigmas de modo invisible. Todo el dolor y el sufrimiento de las primeras
etapas de su desenvolvimiento era soportado estoicamente, en silencio y sin que
los más próximos tuviesen conocimiento de lo que estaba ocurriendo. La iglesia,
que no conoce esa clase de estigmatización, se negó a reconocer los estigmas de
Santa Catalina de Siena porque eran invisibles cuando, en su caso precisamente,
y según la Memoria de la Naturaleza, tras un período inicial, esos estigmas
invisibles dejaron de ser dolorosos para convertirse en fuente de fortaleza y
fuerza espiritual. La estigmatización obedece a la apertura y despegue, en
determinados chakras, de los dos éteres superiores de los dos inferiores, paso
previo y necesario para los vuelos astrales voluntarios y conscientes.
9.- En el desarrollo esotérico, el
Iniciado del Grial se convierte él mismo en el Grial, la “piedra de la tintura”
de los alquimistas, cuyo contacto o cuya presencia proporcionan la salud e imparte
fortaleza para luchar la batalla de la vida. La Eucaristía de los maniqueos
plasmaba ese principio, que se aparta radicalmente de la doctrina ortodoxa de
la Transubstanciación.
Durante el siglo doce, cuando se
escribieron la mayor parte de las leyendas épicas sobre el Grial, este problema
de la Eucaristía ocupó la atención de la iglesia ortodoxa, pero hasta 1.215 no
decretó la doctrina de la Transubstanciación como una enseñanza propia.
Enseñanza que culminó en el siglo XVI y XVII con los Autos Sacramentales.
El Parsifal de Wolfram von Eschenbach
pertenece a ese período, demostrando cuán profundamente interesaban en Europa
los problemas Eucarísticos. La materialización posterior del concepto de la
Eucaristía en aquel siglo y los inmediatamente posteriores, revelaba cuánto se
había alejado ya la iglesia ortodoxa de su fuente esotérica original, y
anticipaba la sombra del materialismo que comenzaba a descender sobre el mundo,
ya que todo el esfuerzo redentor se dejaba en manos de la Eucaristía que, además,
no exigía prácticamente ninguna actuación especial por parte del hombre, salvo
la fe, una fe ciega, irracional, fanática, en algo que no se entendía ni estaba
claro.
10- Las Fraternidades de la Luz y de
las Sombras están empeñadas hoy día en una batalla por el dominio del mundo,
tan terrible como sólo muy pocas veces había tenido lugar en toda la evolución
del hombre. El propósito de las Fuerzas Negras es, como lo ha sido siempre, el
de crear la desconfianza, el egoísmo, la envidia, la disfunción, el conflicto,
el pesimismo, etc., y la destrucción del mundo por su medio. La finalidad de la
Fraternidad Blanca, por su parte, es la de generar buena voluntad, relaciones
correctas y paz sobre la tierra. La nota clave de la bendita Presencia, que es
el Supremo Líder de la Fuerzas de la Luz es: “Que os améis los unos a los otros
como yo os he amado”.
11.- Las óperas de Wagner, la primera
de las cuales con contenido esotérico fue El Holandés Errante, exponen las
varias etapas del desarrollo espiritual, tanto del individuo como de la raza en
su conjunto.
Al principio, Wagner no fue claramente
consciente de su plan de vida. Pero le guiaba una sabiduría superior. Ahora
podemos ver, retrospectivamente, el sendero por el que llegó a la culminación
de su misión con relación a nuestra época. El Holandés Errante nos muestra que
la fórmula mágica para dominar todo mal se basa en la práctica del amor
desinteresado.
12.- El conocido proverbio esotérico de
que “los acontecimientos proyectan su sombra hacia delante”, se ve claro en El Holandés Errante en cuanto a la
creación musical de Wagner se refiere.
Esta ópera nos avanza el intimismo de
su futura obra. Por primera vez encontramos esos fascinantes motivos musicales,
esos tratamientos dramáticos y sinfónicos que son la característica principal
de sus obras operísticas. En el fantástico y amenazador motivo del solitario
vagabundo de los mares, en el melancólico misticismo de la amable Senta, en el
drama de su embelesador encuentro y el de la tragedia de su separación, en la
autoinmolación de Senta y en la promesa de la reunión más allá de la muerte,
adivinamos la tremenda capacidad dramática del genio en ciernes que, más tarde
se manifestará resplandeciente en el épico Anillo del Nibelungo y, sobre todo,
en el Parsifal
13.- La utilización por Wagner de los
motivos musicales descriptivos iniciaron una fase nueva de la psicología
musical. Él vio, con una clarividencia especial, las posibilidades dramáticas
de la utilización de los esquemas o motivos musicales para expresar los
distintos caracteres y las diversas situaciones que encarnan. Los recientes
estudios sobre el sonido y el color y sus efectos sobre el cuerpo y sobre la
mente han comprobado la precisión y la exactitud de la clarividencia de Wagner.
14.- Escribiendo a un amigo, muchos
años después de su obra de juventud, El Holandés Errante, comentaba:
“He compuesto un nuevo final para la obertura
del Holandés Errante, que me gusta mucho más. Curiosamente, fue tras haber
compuesto la última transfiguración de Isolda cuando pude dar con el fin
apropiado para la obertura del Holandés”.
Continuaba exponiendo su deseo de
reescribir sus primeras óperas, empezando por el Holandés, Tannhäuser y
Lohengrin. ¡Qué preciosa herencia se ha perdido el mundo! Porque esas primeras
obras, inestimables ya en su forma actual, retocadas por la magia del gran
maestro vidente de Tristán, de El Anillo y de Parsifal, hubieran supuesto un
regalo más allá de toda medida.
15.- El Holandés Errante se lo inspiró
a Wagner una experiencia propia vivida en el Mar del Norte. Durante tres
semanas, el pequeño navío en el que había tomado pasaje, fue agitado por una
tempestad que les obligó, finalmente, a protegerse en un desolado puerto de
Noruega, un pueblecito llamado Sandvike. Wagner escribió sobre el particular:
“El paso a través de los estrechos me impresionó vivamente. La leyenda del
Holandés Errante me fue confirmada por los marinos y las circunstancias le
dieron en mi mente un color y unas características distintas”.
La atmósfera del lejano país norteño,
envuelto en místico silencio y en una sensación de inminente amenaza, campea a
lo largo de toda la obra.
En 1.841 Wagner alquiló una pequeña
casita en París y, en siete semanas reescribió el libreto y compuso toda la
ópera, excepto la obertura. En su autobiografía dice: ”Con el fin de aclarar
mis ideas sobre la composición, alquilé un pianoforte, pues, tras un
alejamiento de nueve meses de toda producción musical, necesitaba comprobar si
había dejado de ser músico. Empecé con el Coro de los Marineros y el Canto de
la Hilandería. Algo revoloteó sobre mí y yo grité de alegría: Había sentido en
mi interior que aún era músico”. Y sigue: “Con el Holandés Errante comenzó mi
carrera como poeta. Ya no era un escritor de libretos de ópera, era, sobre
todo, un poeta y sólo cuando hube terminado el poema, volví a ser un músico.
Pero, como poeta, había adivinado la fuerza que la música tenía para reforzar
mis palabras”.
Con demasiada frecuencia la historia de
la Humanidad se ha escrito con sangre. En El Holandés Errante hay una
silenciosa e incruenta revolución, aunque no falta de dolor.
La plasmación, en su obra, de la
tempestad en el salvaje Mar del Norte, fue la objetivización de su propia
tormenta interior. Relatando la historia del Holandés Errante, Wagner alcanzó
las profundidades de su ser y encontró allí una perla de gran valor.
16.- La leyenda del Holandés Errante,
reelaboración de otra anterior, de tiempos inmemoriales, contiene elementos
ilustrativos de las leyes cósmicas de la vida y el ser.
Narra que un capitán de barco holandés,
al ver entorpecido por los vientos adversos el paso de su barco por el Cabo de
Buena Esperanza, puso su propia voluntad por encima de la voluntad divina y
juró terminar su viaje aunque todas las potencias del infierno intentasen
detenerlo. Este atrevimiento se inscribió en los registros cósmicos y el
Demonio, personificación de todas las fuerzas adversas de la naturaleza, aceptó
el desafío. Como el bíblico adversario de Job, actuó como agente de la ley
cósmica y descargó el castigo sobre el presuntuoso marino, condenándolo a
navegar eternamente a través de los mares. Todos los puertos permanecerían
cerrados e inaccesibles para él, salvo uno cada siete años, en el que podría
desembarcar, durante un solo día, en busca de una mujer que lo amase, confiase
en él y fuese tan constante en su amor como inconstantes eran los océanos. Sólo
así alcanzaría su redención.
17.- Wagner que, como Goethe antes que
él, se había interesado en los estudios ocultos y místicos, transformó esta fascinante
historia en una alegoría mística del alma: El incesante ir y venir del
Holandés, representa el viajar constante del Ego en ciclos de vida y muerte,
que sólo terminarán cuando haya aprendido todas las lecciones. El mar
representa las pulsantes y rítmicas corrientes de vida que, a veces, se
convierten en tempestuosas y producen dolor y sufrimiento. El sonido del
inquieto océano de la vida, hacia el que el alma es empujada de aquí para allá,
en busca del puerto del Amor Eterno, constituye el tema dominante de la obra
toda.
18.- Al terminar cada séptima
encarnación, la Ley Cósmica garantiza una vida de tranquilidad y descanso. Es
siempre una vida de relativo reposo y bienestar, en la que el alma puede
contemplar pasadas pérdidas y ganancias y prepararse para el próximo ciclo. Es
una encarnación en que el Ego está libre de pagar deudas kármicas, y no se ve
compelido a aprender nuevas lecciones. Es sólo una vida de retrospección,
recapitulación y asimilación por el espíritu, en forma de poder anímico, de las
experiencias del pasado. Es un período sabático y libre, por tanto, de pruebas
y de dolor.
Esto representa la manera normal de
evolución. Sin embargo, la insistencia en perseguir el mal durante varias
vidas, puede torcer el destino normal y colocar al Ego bajo el poder de los
Hermanos de las Sombras, representados en esta leyenda por el demonio. En esa
lamentable situación, como antes hemos dicho, el Ego se aleja cada vez más de
las normas generales de la reencarnación. Y, si no es rescatado por la poderosa
fuerza del amor, pierde gradualmente el contacto con su propia oleada de vida y
es dirigido al Caos, donde esperará un nuevo impulso evolutivo al cual pueda
incorporarse, e iniciar de nuevo otro ciclo de peregrinaciones entre la vida y
la muerte.
Afortunadamente, no es corriente que
todo esto suceda. La posibilidad de su existencia, sin embargo, la ratifica una
serie de leyendas como Los Viajes de Ulises, El Judío y El Holandés Errantes,
etc.
Pero “Dios es Amor… y Dios es Ley”. De
acuerdo con el plan divino, para cada emergencia humana existe una vía de
salvación, que reside en la Luz del verdadero Amor.
19.- Es curioso que Wagner no adopte
nunca para sus obras leyendas en base sólo a su belleza o fantasía. Ello se
debe a que la verdadera belleza siempre tiene sentido, mientras que la belleza
externa, la que pertenece sólo a la vida física, pero está vacía, si no
sintoniza con Dios, no vale la pena. Sólo la belleza que se exterioriza,
proveniente del interior del alma, es verdadera porque es la encarnación, la
revelación de la Inteligencia Divina. Y sólo podemos percibir la belleza de
cada una de sus manifestaciones por medio de esa comprensión interna.
Wagner escogió, pues, como base de sus
obras, temas que ilustran profundas verdades. Tocan todas las fases del
progreso evolutivo y del desarrollo de la Humanidad. Tomadas en conjunto, las
óperas de Wagner constituyen el más completo bosquejo de la evolución mediante
la música, jamás revelado a nuestra raza.
20.- Sin duda, este método de
desarrollo hubiera sido introducido en la Escuela de Música modelo que intentó
establecer en Munich, y hubiera sido una adición posterior al trabajo ya
realizado en Bayreuth. Con frecuencia dijo que Bayreuth estaba destinado a
convertirse en el centro mundial del arte. Su muerte, casi tras el estreno de
Parsifal, dio al traste con la esperanza de llevar a cabo su sueño de un Templo
del Arte.
Su cumplimiento, sin embargo, sólo fue
aplazado, no desechado. Una generación futura apreciará el verdadero valor de
este vidente musical y su obra, y un mundo futuro verá el establecimiento de
una escuela como Wagner la soñó y en la que, utilizando su música, se
desarrollarán procesos definidos de desarrollo espiritual. Esto se hará paso a
paso, como él hizo con sus sobras, con la música de cada situación, que
contenía la nota clave del aspecto particular del alma a que se refería cada
historia.
21.- La obertura del Holandés Errante
es un sumario musical de toda la obra. Sombría en el tono, expresa tempestuosas
emociones y anuncia una extraña y siniestra influencia. Dos principales motivos
musicales subyacen a toda la partitura: La ansiosa y temeraria búsqueda del Holandés - tema del Océano - y el
trascendentalmente hermoso de la Redención,
que ilumina toda la obra. Al primero, interpretado por los cuernos, le sigue,
generalmente, el tema de la Maldición,
que persigue al marino, y expresa una curiosa disonancia con los instrumentos
de madera. A medida que el barco avanza, se manifiestan las tormentas que lo
combaten. De repente, los tonos menores cambian en mayores. El desgraciado
marino ha percibido la visión de la mujer. Y esa visión indica el punto de giro
de su vida y marca el principio de su ascenso, introduciendo el tema de la Redención. Cuando la obertura termina,
el motivo del Holandés, hasta
entonces cansado y lleno de tristeza, adopta el aspecto de alegre triunfo.
22.- La ópera está dividida en tres
actos. En el primero, llamado La llegada
del Buque Fantasma, y cuya música está dominada por la furia del mar, la
acción es la siguiente: En una pequeña ensenada, próxima al pueblo noruego de
Sandvike, atraca en espera de viento favorable el velero del capitán Daland,
nativo de dicho pueblecito, en el cual le espera su hija Senta, a la que desea
ardientemente reencontrar. A poco de descender Daland de su barco para observar
su pueblo y su casa con el catalejo, se refugia en la misma ensenada un barco
de mástiles negros y velas color rojo sangre, que es, precisamente, el buque
fantasma, el del Holandés Errante, que desciende también y entabla conversación
con Daland. El Holandés, vestido a la española, completamente de negro, tras
maldecir su destino, recordar que ha buscado la muerte en todos los martes pero
la maldición que le persigue le impide morir, y clamar por la destrucción de la
Tierra, le ruega a Daland que lo acoja por una noche en su casa y, a cambio, lo
llenará de tesoros, de los que le muestra una parte. Le pregunta, además, si
tiene una hija soltera, pues desea casarse y necesita una mujer que lo quiera y
le sea fiel hasta la muerte, único medio de librarse de la maldición de que es
víctima, a lo que Daland contesta que sí, que su hija es hermosa y honesta y
obediente y fiel, y le promete que la casará con él.
Esa destrucción de la Tierra por la que
el Holandés clama es lógica, sabiendo que se trata de un espíritu “pegado a la
Tierra” y, por tanto, inmortal en su permanencia en ella y que sólo morirá
cuando la Tierra misma muera. No se trata de la muerte del espíritu, que es
inmortal, sino del alma, del extracto de las experiencias terrenas, que son las
que le dan al espíritu la conciencia de su identidad.
El encuentro entre Daland y el Holandés
era inevitable. Las riquezas de éste, que no disfruta y desprecia, el afán de
dinero de aquél, la necesidad de redención de éste y la existencia de un alma,
llena de amor , de verdadero amor, dispuesta a ofrecerse, son elementos que,
necesariamente tenían que interactuar.
En su aplicación a la vida humana,
pues, este acto trata sobre los trabajos de la Ley de Retribución, tal como
opera en alguien que ha puesto su voluntad por encima del al Voluntad Divina.
23.- El segundo acto, denominado del Reconocimiento, presenta la casa de
Daland, donde su hija Senta y unas compañeras hilan y cantan. Senta, sin
embargo, está absorta contemplando un cuadro colgado en la pared y que
representa al Holandés Errante, historia conocida de la gente de mar. Siente
por el pobre condenado una compasión que nada puede mitigar y se promete a sí
mismas y a sus compañeras que, si tuviera ocasión, ella lo redimiría de su
condena eterna. Existe, sin embargo, un enamorado de Senta, el cazador Erik, al
que su padre rechaza porque es pobre, pero que la quiere y al que ella no se ha
mostrado indiferente, aunque su obsesión por el Holandés ha sobrenadado siempre
en sus sentimientos - caso típico de la proyección hacia delante de la sombra
de un acontecimiento futuro - y continúa obsesionándola, con una seguridad
extraña en que ella es la predestinada para esa misión redentora.
Erik llega de un viaje, va a casa de Senta
a verla y le narra que ha tenido un sueño según el cual ella le abandonaba.
Ella insiste, una vez más en su obsesión y él se va con la casi certeza de
haberla perdido.
Los momentos mágicos de la obra se
encuentran, precisamente, en este segundo acto y son: el canto de las doncellas
hilando, que simboliza la trama de la vida, que nos une con personas y cosas
inesperadas, y el éxtasis de Senta, cuando siente que ella será la elegida para
redimir al Holandés. El propio Wagner escribió sobre este pasaje: “Contiene el
principal valor psicológico de la obra. Fue como la expresión de todo el drama,
tal y como yo lo sentía en mi alma”.
En la última escena de este acto,
entran en la habitación Daland y el Holandés, quedando, tanto éste como Senta,
en silencio, observándose. Daland expone a su hija la promesa de matrimonio que
ha hecho al primero y ella acepta. Cantan un dúo que significa que ha comenzado
la transmutación de la naturaleza inferior en espíritu y, tomados de la mano,
se juran eterna fidelidad.
En su aplicación a la vida humana, este
segundo acto revela cómo, mediante sufrimientos y remordimientos, la naturaleza
superior - la mujer - es descubierta y reconocida a primera vista.
24.- El tercer acto describe la
probación de Senta, la joven doncella, fiel a su promesa hasta la muerte y más
allá. Esta parte de la obra se llama El
Pacto Inmortal. En su aspecto humano, este tercer acto muestra la
indisoluble unión entre la vida humana y la vida divina. Y que la consecución
de esa unión es el objetivo de todas las encarnaciones terrestres. Una vez
conseguida, resiste el tiempo, el espacio y cualesquiera circunstancias. Y la
muerte no tiene poder sobre ella, porque pertenece a lo eterno.
La acción se desarrolla a la orilla del
muelle en el que están los dos barcos. La tripulación de Daland festeja la
llegada y la próxima boda, mientras que el barco y la tripulación del Holandés
permanecen con las luces apagadas y en completo silencio.
Erik intenta recuperar a Senta y,
durante esa conversación, Senta le dice: “No puedo seguir pensando en ti, pues
siento una llamada superior”, e insiste en que ella será fiel hasta la muerte a
su prometido. Éste aparece y, al verla con Erik, se cree burlado y, subiendo a
su barco, zarpa rápidamente. Senta intenta impedirlo, retenida por Daland y
Erik, pero ella se libra de sus brazos y, dirigiéndose al acantilado, se arroja
al mar en busca de su amor exclamando: “La vida no tiene sentido para mí si tú
no eres redimido”. El barco fantasma se hunde lentamente y, en el cielo del fondo,
aparece el Holandés abrazando a Senta, ambos rodeados de un halo de luz.
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