domingo, 16 de agosto de 2015

La sinrazón de las luchas religiosas Versión en You Tube



La sinrazón de las luchas religiosas
por Francisco Manuel Nácher

    Anoche soñé que me encontraba en compañía de tres personas, una de las cuales era judía, otra musulmana y la tercera cristiana. Y, como en el diálogo entre nosotros se tocó el tema de las religiones, aproveché la ocasión para tratar de aclarar algo que me ha perseguido toda la vida, y  pregunté al judío:

    - ¿Tú crees en un Ser, creador de todo lo que existe?
    - Si.- fue su respuesta.
  - ¿Y crees que no existe nada ni nadie más elevado ni más poderoso que ese Ser?
    - Sí.
    - ¿Es, pues, un Ser único?
    - Sí.
    -¿Y qué nombre le das?
    - Jehová.

  Luego me dirigí al musulmán y le pregunté:

    - ¿Tú crees en un Ser, creador de todo lo que existe?
    - Sí. - fue su respuesta.
  - ¿Y crees que no existe nada ni nadie más elevado ni más poderoso que ese Ser?
    - Sí.
    - ¿Es pues, un Ser único?
    - Sí.
    - ¿Y qué nombre la das?
    - Alá.

  Y, por fin, pregunté al cristiano:

    - ¿Tú crees en un Ser, creador de todo lo que existe?
    - Sí. – fue su respuesta.
  - ¿Y crees que no existe nada ni nadie más elevado ni más poderoso que ese Ser?
    - Sí.
    - ¿Es, pues, un Ser único?
    - Sí.
    - ¿Y qué nombre le das?
    - Dios.
  Me dirigí, entonces, a los tres a la vez, y les pregunté
  Y ese ser único en el que todos creéis, pensáis que puede
contradecirse a sí mismo, que puede haber en Él alguna contradicción?

   La respuesta fue unánime:
   
   - No. Imposible.

 Entonces formulé la lógica conclusión de nuestro razonamiento:

    Si los tres creéis en un único ser, creador de todo, habréis de
reconocer, por pura lógica que, si es único, los tres estáis hablando del mismo Ser. Y si, además, coincidís los tres en que en ese Ser no puede haber contradicción, habréis de concluir también que las diferencias entre vuestras tres religiones, que decís inspiradas por Él, no pueden deberse a Él, sino a sus intérpretes, que eran o son hombres imperfectos y falibles como nosotros. Y que, por tanto, las guerras y diferencias entre los seguidores de las tres religiones no tienen ningún fundamento racional.

    Y se hizo el silencio. Un profundo silencio. 

Versión en You Tube,
pueden acceder, desde aquí:

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