domingo, 4 de octubre de 2015

Cristo y la Navidad - Guión para la conferencia


    CRISTO Y LA NAVIDAD 
Guión para la conferencia
 por Francisco-Manuel Nácher 

  - Inmensidad del tema.
  - Insignificancia del conferenciante y sus opiniones.
  - Respeto, emoción, devoción, ojos del alma abiertos. 
  - Lo Absoluto. 
  - Ser Supremo. Sus tres aspectos: Poder, Verbo y Movimiento.
  - El Poder se polariza y da lugar, por un lado, a la vida, al espíritu y, por otro, al espacio, a la sustancia raíz cósmica, a la forma. 
  - Los tres aspectos se sitúan en el Primer Plano Cósmico.
  - Siete grandes Logos triaspectados en el Segundo Plano Cósmico.   - Subdivisiones posteriores descendentes iguales hasta el Séptimo Plano Cósmico.
  - Cebolla. Relación directa entre los mismos puntos de todas las esferas. Ejemplo: Nuestro cuerpo son millones de células, independientes e ignorantes de nosotros, pero que, en conjunto, hacen su labor. Y viven en tanto que nuestra conciencia, nuestra vibración, las interpenetra. Apenas las abandonamos, ellas mueren y se descomponen. Nos necesitan para vivir y evolucionar, lo mismo que nosotros las necesitamos para vivir y evolucionar. Y si se trasplanta un órgano de un cuerpo a otro, se produce un rechazo, porque la vibración del espíritu del receptor es distinta. Y hace falta un cuidado especial y permanente para evitar que el rechazo se materialice definitivamente. 
  - Uno de los seres que alcanzaron la divinidad en el Séptimo Plano Cósmico, es el Creador de nuestro sistema planetario.
  - Sus tres aspectos: Voluntad, Amor-Sabiduría y Actividad.
    - Los Siete Logos Solares, en el Mundo de Dios. 
  - Los seis Mundos siguientes: De los Espíritus Virginales, del Espíritu Divino, del Espíritu de Vida, del Pensamiento (Espíritu Humano o del Pensamiento Abstracto y del Pensamiento Concreto), de deseos y físico (Región Etérica y Región Química). 
   - Proceso de sustitución en las Jerarquías Creadoras. 
  - Sustitución de los Creadores de la Tierra por El Padre(Señor de la Mente), el Hijo (Arcángel) y el Espíritu Santo (ángel).
   - La Oleada de Vida Humana. Períodos. Globos. Revoluciones. Épocas. Razas. Espirales dentro de espirales.
  - Período Terrestre. Revisión de los estados mineral, vegetal y animal. 
  - Somos humanos. Cómo se llega: El espíritu desciende, se ciega; la materia asciende, se perfecciona. Se encuentran gracias a la mente y nace el hombre, libre y responsable. 
  - La Caída. Consecuencias: Descenso de la conciencia al plano físico, muerte, enfermedad, trabajo, pasión sexual, pérdida de contacto con ‘’los dioses’’ o ángeles, polución del cuerpo de deseos de la Tierra. Pero no todos cayeron. Algunos, no. En Romanos 5:14 se dice: ‘’La muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso entre los que no habían pecado cometiendo un delito como Adán’’. 
  - Jehová y sus arcángeles. Su misión: Despertar el Espíritu de Vida, el de la Unificación. 
  - Religiones de Raza. Luchas entre pueblos. Ocasiones de sacrificio por los de su pueblo. Leyes que defienden a los propios. 
   - Polución del Cuerpo de Deseos de la Tierra. 
  - Imposibilidad, con las Religiones de Raza, de llegar a la unidad de toda la Humanidad. 
   - La evolución, imposible. Tras la muerte física, como el cuerpo de deseos no tenía vibraciones superiores a las del Purgatorio o Primer cielo, no moría. Se renacía siempre, pues, con el mismo cuerpo de deseos, cada vez más negativo para, luego, seguir alimentándolo con materiales cada vez más polucionados. Así que no éramos conscientes de los planos más elevados y el Espíritu no aprendía nada. Es lo mismo que está ocurriendo en la Tierra: Polucionamos los alimentos, el aire, el agua, reducimos la capa de ozono en la atmósfera... hay que hacer algo.
   - Las religiones de raza habían establecido la Ley y, por tanto, el pecado, que es su infracción. Se obraba sólo por miedo al castigo y no por amor. 
  - Los iniciados de esas religiones de raza (hinduista, brahmánica, taoísta, budista, mesopotámica, persa, egipcia, hebrea, griega, romana, celta, azteca, inca, todas anteriores a la de Cristo, tenían todas, más o menos, los mismos conocimientos ocultos. Por eso Pitágoras y Platón pudieron ser iniciados en Grecia, en Egipto y en Mesopotamia. Pero todas, sin excepción, anunciaban la venida de un dios solar, un salvador. Incluso los aztecas creyeron que Cortés lo era. 
  - La religión de Cristo contiene todos aquellos conocimientos ocultos, pero adaptados a la época actual y, además, los Sacramentos y las cuatro Iniciaciones Mayores, además de las nueve menores que contenían las religiones de raza. Más las enseñanzas de Cristo y el propio Cristo Interno.
   - Había que limpiar el Cuerpo de Deseos de la Tierra y, para ello. Había que penetrar en él. 
  - La ley cósmica establece que para actuar en un mundo, hay que poseer un vehículo construido con la materia de ese mundo. Hacía falta, pues, alguien con cuerpo de Deseos.
  - El más indicado, un especialista en el manejo de la materia de deseos. Los Arcángeles lo son, por haber sido la Humanidad del Período Solar, cuyo vehículo inferior era el de Deseos, como ahora lo es para nosotros el físico. Y, entre todos, Cristo, el más alto iniciado y el más evolucionado de los Arcángeles, Cristo, que poseía diez vehículos: De deseos, mental, Espíritu Humano, Espíritu de Vida, Espíritu Divino, Espíritus Virginales (3) y Mundo de Dios (2), aunque el que utilizaba usualmente como vehículo de conciencia era el Espíritu de Vida, el primer Mundo Universal, en el que la diferenciación no existe. 
  - Los Arcángeles no tuvieron nunca ni construyeron ni usaron cuerpos físico ni etérico. Por ello que hacía falta la cooperación de un hombre, ya que tenemos ambos vehículos.
  - El más apropiado, pues, era el más alto iniciado y el más evolucionado de la oleada de vida humana: Jesús, cuyo Espíritu de Vida, debido a su pureza extraordinaria, se había identificado con el del propio Cristo. 
  - Pero, para penetrar en la Tierra, había que hacerlo a través de la sangre, que es el vehículo del espíritu entre los hombres. Por tanto se necesitaba el derramamiento de la sangre de Jesús. 
 - Preparación de Jesús durante miles de años. Y de María, José, Joaquín y Ana. Eran de los que no cayeron bajo la influencia de los Luciferes. Eran puros y no conocían la pasión y el amor brotaba espontáneamente de ellos. María, identificada con la más evolucionada Iniciada de la Jerarquía de Virgo, reverenciada en todas las religiones como La Madre Universal: Una mujer con un Niño en brazos. La Inmaculada Concepción de María y de Jesús, sin pecado original, puesto que no lo tenían y porque su concepción fue realizado por seres exentos de pasión, como se produce la fecundación de las plantas. 
  - El Cristo Cósmico, pues, miles de años antes de la primera Navidad, comenzó la preparación para Su descenso a la Tierra. Los iniciados de todo el mundo lo veían como una estrella radiante. Esa fue la estrella de la primera Navidad.
  - Los pastores y magos eran iniciados de distinto grado. Y la estrella era el espíritu de Cristo concentrando su vibración en el momento y en la escena del Nacimiento.
   - Imaginar y sentir la escena. Silencio cósmico, cánticos, hosannas de los ángeles, luz, plenitud en los cielos, del amor divino. Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombre que ama el  Señor. Venía al mundo el que sería el vehículo de la paz y de la vida y del amor. 
  - La vida de Jesús y luego de Jesucristo, como sendero: Histórica pero simbólica, ejemplo para todo aspirante. Nacimiento, Presentación en el Templo (Ana y Simeón, y la espada que atravesaría el corazón de María, según el último), la Huída a Egipto, el Regreso a Nazaret, la enseñanza entre los doctores del Templo, la devoción, el trabajo callado... hasta el Bautismo. 
  - El Bautismo. La Inmersión. El momento. 
 - Jesús se convierte en Jesu-Cristo y el Cristo Cósmico se convierte en el Cristo Histórico, el único ser con doce vehículos que van, desde el Mundo Físico hasta el Mundo de Dios. Puede, por tanto, al ser hombre como nosotros, comprender nuestros problemas y sentimientos y vivencias, e interceder ante el Padre en nuestro favor. 
  - Problemas de adaptación a los cuerpos físico y etérico. Los esenios. Los 40 días en el desierto. Las Tentaciones a nivel físico, etérico y de deseos. Los ángeles lo reconfortaron. 
  - La vida pública: El Evangelio de Juan; los milagros; las Bienaventuranzas; la enseñanza en general; la sustitución de la ley externa por la ley interna; la reducción de los diez Mandamientos de Moisés a uno sólo, el del amor; la Transfiguración; Getsemaní; la Ultima Cena y la Eucaristía; la Crucifixión; la Muerte; la Resurrección; la Ascensión. 
   - La Eucaristía es la joya más preciada de la Humanidad actual. El propio Cristo Cósmico desciende para servirnos de alimento espiritual, pues siempre que el sacerdote pronuncia las palabras de poder y ejecute los signos de poder sobre las especies debidas, se produce la transustanciación. Y la comunión eleva la tasa vibratoria del Espíritu Divino, el Espíritu de Vida y el Espíritu Humano.
  - El derramamiento de sangre. La penetración en la Tierra, del espíritu de Cristo. Temblores y oscuridad, perceptibles donde se produce, como los trastornos de las heridas del cuerpo físico. 
  - El Cristo Histórico se convierte en Cristo Planetario y en Regente del Planeta. El mayor acontecimiento en la historia de la Tierra.
  - Limpieza del Cuerpo de Deseos de la Tierra. Período desde la Muerte hasta la Resurrección. Error de exposición de la Resurrección. Período desde la Resurrección hasta la Ascensión. Jesús recupera temporalmente su cuerpo vital y en él instituye los Sacramentos, organiza la Iglesia, imparte conocimientos superiores a los apóstoles y discípulos iniciados. La Ascensión. El Cristo Histórico pasa a ser Cristo Cósmico de nuevo. 
  - Los hombres siguen polucionando el Cuerpo de Deseos de la Tierra.
   - El ciclo del Cristo Planetario. En el Equinoccio de Otoño, llega a la atmósfera terrestre y sigue Su descenso. En el Solsticio de Invierno, precisamente hoy, llega al centro del Planeta. Permanece cuatro días. La medianoche del 24 al 25, inicia su ascenso. Los Doce Días Santos. Durante este tiempo, nos da toda Su vida, haciendo posible la vida de todos los seres de la Tierra durante el próximo año, al tiempo que eleva, como en una marea, lenta pero constante, la tasa vibratoria de la Tierra para ir reconduciéndola a la que tenía antes de la Caída. Antes de la venida de Cristo a la Tierra, Él, como Segunda Persona de nuestro Dios, nos enviaba Su vida desde fuera, mientras que ahora nos la da desde dentro de la Tierra y de nosotros mismos. En el equinoccio de Primavera, agotada su propia vida entregándonosla, sale de la atmósfera, queda crucificado en el horizonte y comienza la Ascensión a la casa del Padre, el Mundo de Dios. Allí renueva su vida y acumula gran provisión de los éteres superiores.
  - Los éteres superiores. El cuerpo alma como vehículo. Nos acompañan hasta el Tercer Cielo y acuden a nosotros apenas formamos el cuerpo etérico. Son los que hacen posibles los sentidos y la memoria. Por tanto, son necesarios para viajar por los otros planos sin perder la propia conciencia y sin ser insensible a lo que nos rodea y sucede.
  - Esos éteres de Luz y Reflector, Cristo los trae a la Tierra y los sitúa sobre la atmósfera para ir preparando La Nueva Jerusalén el mundo en el que habitarán los pioneros de la Humanidad cuando hayan eterizado sus vehículos físicos lo suficiente. Esos éteres están influenciando permanentemente a todos. Luego comienza su descenso y penetra de nuevo en la atmósfera en el equinoccio de primavera. Y cada vez que entra y sale de la Tierra, al cruzar el Mundo del Deseo, lo limpia de toda polución. 
 - Este proceso se produce cada año. Seis meses en la Tierra, aprisionado, empequeñecido, siendo martirizado por las constantes y terribles electrocuciones que para Él, espíritu purísimo, representan todas nuestras guerras, odios, pasiones, egoísmos, segregaciones, etc. Este dolor, este martirio de categoría cósmica durante miles de años, hasta que la Humanidad se haya regenerado y Cristo quede liberado de él, es lo que vio María en la Memoria de la Naturaleza cuando en la Presentación de su Hijo en el Templo, los iniciado Ana y Simeón, se acercaron a ella y a su Hijo. Ése es el verdadero sacrificio de Cristo, y no la crucifixión, de la que fueron víctimas miles de hombres y mujeres a lo largo de la historia. Por eso la prisa de todos los iniciados de que haya muchos aspirantes al sendero espiritual, para poder liberar a Cristo de ese tormento secular. Por eso, cada vez que fallamos, cada vez que odiamos, que actuamos egoístamente, que fallamos, en una palabra, añadimos, realmente, como se ha dicho, una espina más a la corona que martiriza a Cristo. 
 - Los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz, que son los hombres que ya han obtenido por lo menos una de las Iniciaciones Mayores, se reúnen cada medianoche en su Templo etérico y realizan la misma operación que Jesucristo llevó a cabo en Getsemaní. Y ello para ayudar a aligerar la carga del Cristo Planetario y para auxiliar a la Humanidad limpiando cada día el cuerpo de deseos de la Tierra, polucionado por el materialismo creciente que amenaza con asfixiar la espiritualidad con sus vibraciones altamente negativas. 
   - El Cristo Místico o Interno. Es el propio Cristo Planetario, pero introducido en nuestro interior. 
  - La Escrituras hablan con frecuencia y claridad del Cristo Interno. San Pablo dijo: ‘’Y la prueba de que sois hijos es que Dios envió a vuestro interior el espíritu de Su Hijo (Gálatas 4:6); ‘’Hijos míos, otra vez me causáis dolores de parto, hasta que Cristo se forme en vosotros (Gálatas 40:20); ‘’¿No sabéis que sois templos de Dios y que el espíritu de Dios mora en vosotros? (I Corintios 3:6); ‘’...ya que el espíritu de Dios habita en vosotros’’ (Romanos 8:9). San Pedro en su segunda Epístola, dice: ‘’...hasta que despunte el día y el lucero nazca en vuestros corazones’’ (1:19). El Evangelio de Juan afirma: ‘’¿No está escrito en vuestra Ley: Yo os digo que sois dioses?’’ (10:34). 
  -El Cristo Interno es esa voz que, suave pero persistentemente, siempre como las olas de las mareas, nos llama, nos inclina hacia el bien, nos hace sentirnos mal cuando vemos la desgracia ajena, nos hace reaccionar contra la injusticia, está haciendo que proliferen las ONGs, que la conciencia de la Humanidad se vaya acostumbrando a considerar como lógico y normal el que todos los hombres somos iguales y que todos tenemos los mismos derechos y que el más inteligente debe ayudar al más torpe y el más rico al más pobre y que lo que hay lo tenemos que repartir, porque, ‘’tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui peregrino y me acogisteis, preso y me vinisteis a visitar...’’ 
  - ¿Cómo nos influyen los cuatro Cristos, el Cósmico, el Planetario, el Histórico y el Interno en Navidad y, especialmente, desde esta noche hasta el 6 de enero?: 
  - El Cristo Cósmico acarrea hacia nosotros los dos éteres superiores y, convertido en el Cristo Planetario, llega al centro de la Tierra y nos llena con Su vida. El Histórico, con la Eucaristía, que Él instituyó, y especialmente en la misa de Gallo del 24 próximo, se nos entrega del modo más intenso posible. Y el Cristo Interno, reforzado, nos susurra al oído interior, más intensamente que nunca, su llamada, haciendo que queramos a todos, que regalemos cosas, que nos acordemos de los amigos y de los parientes, que nos sintamos inclinados a perdonar, a olvidar las ofensas y discordias y a unificarnos con los demás hombres... 
  - Varias poesías que se refieren al Cristo Interno, una de Lope de Vega y las otras, mías. Ellas completarán la concepción por todos de lo que supone el Cristo Interno: 

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? 
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío
 que, a mi puerta, cubierto de rocío, 
pasas las noches del invierno oscuras? 
Oh, ¡cuanto fueron mis entrañas duras
 pues no te abrí!. ¡Qué extraño desvarío
 si, de mi ingratitud el hielo frío 
secó las llagas de Tus plantas puras!
 ¡Cuántas veces el ángel me decía: 
alma, asómate ahora a la ventana, 
verás con cuánto amor llamar porfía; 
y cuántas, hermosura soberana, 
mañana le abriremos, respondía, 
para lo mismo responder mañana!.

 * * * 
¡Qué sorpresa me he llevado
 al comprobar que, ese Dios 
al que siempre había buscado,
 estaba ya cobijado
dentro de mi corazón!. 
¡Qué sorpresa me he llevado 
al escucharle decir 
que de mí se ha enamorado
 y, de amor arrebatado, 
se ha venido en mí a vivir,
 y que, esa voz que he escuchado
 tantas veces, es Su voz 
que a mi oído ha susurrado,
 inclinándome del lado 
de la luz y del amor!. 
¡Qué sorpresa me he llevado! 
¡Qué sorpresa y qué ilusión!

 * * *
 Si miro en lo profundo de mi ser
 veo luz, Señor; 
una luz pequeñita, pero luz.
 y yo sé que es Tu luz.

 * * * 
Si estás en mí, Señor, mi recorrido 
es, tan sólo, en verdad, de mí... hasta mí. 
Un más breve sendero nunca vi...
 ni más arduo, difícil ni escondido. 

* * * 
Ya sé, Señor, que Tú eres mi inquilino; 
ya sé, Señor, que estás dentro de mí
y que debo acercarme tanto a Ti,
 que acabe convirtiéndome en divino.
 ¡Qué dulce y milagroso desatino: 
que un ser tan débil, pobre y baladí 
descubra a todo un Dios dentro de sí
y tenga su conquista por destino! 
Pero, Señor, ¡qué senda tan estrecha!.
 ¡Qué camino tan arduo y tan fragoso!.
¡Qué luchas, qué peligros... qué maltrecha 
queda el alma, del miedo y el acoso; 
pues esa breve senda aún no está hecha
 y yo, Señor, no soy ningún coloso!. 

* * * 
Eres un mar, Señor, do yo buceo
 y, cuanto más profundo logro hallarme, 
más Te alcanzo y aún más deseo bajarme
 para alcanzarte más, do más Te veo. ...
Que eres sin fin, Señor, y Tus profundos, 
cada vez más brillantes y más claros, 
se me hacen, por momentos, menos raros 
y en ellos vivo siglos en segundos. 

* * * 
¿Cómo fue, mi Señor, caber en mí, 
una insignificante criaturilla, 
y sembrar en mi pecho la semilla
 que me hiciera tender recto hacia Ti?.
 ¿Cómo lo hiciste para que Te viera,
 si andaba distraído en tantas cosas 
que entonces semejaban ser hermosas, 
aunque ninguna fuese verdadera?
 ¿Qué me encontraste para distinguirme
 con Tu visita y Tu magnificencia, 
si yo no ostento mérito ni ciencia 
ni soy en las virtudes nada firme?.
 ¿Y, qué esperas de mí, de mi albedrío,
 salvo rendirme a Ti y, en Tu presencia
 refugiarme, incapaz de resistencia,
 y feliz de ser Tuyo y que seas mío?.

 * * * 
¡Qué locura, qué dulce desatino: 
que la criatura, envuelta en denso velo,
 tenga ante sí, viviendo en este suelo,
 la conquista de Dios como destino!
. ¡Y qué prueba de amor tan sin pareja, 
que el Dios que lo hizo todo y lo mantiene, 
a la busca del hombre, abajo, viene 
y en él, sin restricciones, se refleja!. 
¡Dichosa chifladura, único encuentro!. 
¿Qué puede superar tal sinrazón: 
que Dios se auto-limite en un rincón 
y el hombre de los cielos se haga el centro?.

 * * * 
¿Quién algo así pensara: 
poder ser Dios y ser, al mismo tiempo, hombre;
 del cuerpo se olvidara 
y el alma, ya sin nombre, 
de su deidad y humanidad se asombre?.
 ¿Quién pudo imaginar 
que la criatura ciega y extraviada 
llegaría a gozar,
 dentro de su gran nada,
 de esta felicidad jamás soñada?.
 ¡Qué misterio el amor!. 
¡Qué fuerza tan sublime y tan potente 
que, a su propio Creador
 lo obliga, ya impotente, 
a fundirse en su obra, el ser viviente!.

 * * * 
No sé qué has visto en mí, no sé qué hechizo
 pueda yo poseer, que Te enamore
 y merezca el favor de quien me hizo
 hasta el punto que dentro de mí more. 
¡Qué extraña unión, jamás imaginada:
 la criatura y su Dios, enamorados!. 
Pero, ¡qué desigual pues, encontrados,
 Tú lo das todo y yo no pongo nada!. 

* * * 
Yo soy feliz y estoy enamorado. 
Estoy enamorado de mi Dios. 
¡Qué osadía tan grande, haber pensado 
en algo tan inmenso y tan atroz!. 
Mas, fuiste Tú, Señor, quien me ha llamado
 con voz irresistible, en mi interior; 
fue idea Tuya, y Tú el que me has quemado 
con la llama sublime de Tu amor; 
Y yo, pobre de mí, sin más camino 
que entregarme en Tus brazos, deslumbrado, 
Te abandoné mi alma, mi destino,
 mi corazón, mi mente... y, subyugado,
 me enamoré a rabiar de mi asesino.
 ¡Dichosa sinrazón que me ha salvado!. 

* * * 
Madrid, 21 de diciembre de 1.996 

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