AURA PROTECTORA
1.- Imaginar un aura, de blanco purísimo, constituida con la energía de Cristo, rodeándonos completamente.
2.- Saber con certeza que ningún ser no armonizado con la energía de Cristo podrá penetrar en esta aura protectora.
3.- Anticiparse que, cada vez que se medite, nos van a ocurrir cosas buenas.
Como un corredor en la posición de salida, debemos permanecer totalmente tranquilos, pero dispuestos a permitir que esa tranquilidad se convierta en puerta de planos y experiencias espirituales.
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LA MEDITACIÓN. CONSEJOS PARA LA MISMA.
por John Hempstead
(de Rays from the Rose Cross de octubre de 1980, traducción de Francisco-Manuel
Nácher)
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