miércoles, 23 de noviembre de 2011

CUANDO EL HOMBRE NO ESTABA


CUANDO EL HOMBRE NO ESTABA
por Francisco-Manuel Nácher


Resulta casi imposible de concebir una época del mundo en que no
existiera el hombre. Nos parece carente de sentido que hubiera
inundaciones, terremotos y huracanes y, menos aún, primaveras y
atardeceres, sin hombres que los pudieran contemplar. ¿Para qué tanto
esfuerzo y tanta belleza?

¡Hasta tal punto tenemos metido en los tuétanos nuestro papel de
protagonistas del Cosmos!

Y, sin embargo, aquellas primaveras y aquellos atardeceres debieron
existir, y los cataclismos naturales se debieron producir y la aparentemente
inútil lluvia sobre el mar debió ser una realidad. Y todos ellos juntos han
conducido, los viera el hombre o no, al estado actual de la Tierra y sus
habitantes, incluído el hombre.

Pero, ¿existió la belleza antes que el observador? ¿O la belleza es tan
sólo una aportación de éste, intrascendente en la economía de la
naturaleza? ¿Por qué hasta el Renacimiento nadie había caído en la cuenta
de que el paisaje podía ser hermoso? ¿Por qué hasta Kant nadie se había
propuesto contemplar la razón como objeto de estudio? ¿Y, hasta Gustavo
Adolfo Bécquer nadie descubrió en la literatura española la acogedora
intimidad del asonante? ¿Y, hasta Freud, nadie se percató de que la
dimensión inconsciente del hombre era tan amplia y tan definitiva, o más,
que la consciente? ¿Y, por qué hasta Marx nadie había observado la
importancia e influencia de la riqueza en el desarrollo de la historia? ¿Y,
por qué hasta hoy nadie se había apercibido de que lo que no se narra o se
describe o fotografía y, sobre todo, no se televisa, es como si no existiese y
no es tenido en cuenta...?

¿No habremos cerrado el círculo y, en la época de los multimedia,
regresado a la situación inicial, puesto que la mayor parte de los
acontecimientos de todo tipo acaecen, sin que nadie se entere ni se
preocupe de ellos ni de su influencia en la evolución de todos?

* * *

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