martes, 6 de diciembre de 2011

LA CAÍDA



LA CAÍDA
por Francisco-Manuel Nácher


El pecado original no fue más que un cambio de canal en un dial que
contenía muchos. Y lo que ocurrió fue que, lógicamente, al abandonar el
primero, el de la unión con Dios, el del Paraíso, sintonizamos otro que nos
hace concebirnos a nosotros mismos y a la vida y a nuestro entorno, de una
manera distinta. Y con ello nos hemos hecho esclavos de los programas
que esa nueva emisora nos va transmitiendo.

¿Y así hasta cuándo? Hasta que, descontentos con esos programas y
concienciados de sus perniciosos efectos sobre nosotros, tengamos la
suficiente lucidez y fuerza de voluntad para hacer un zapping y sintonizar
de nuevo con la emisora del Paraíso. Es lo que se llama una "conversión".

La conversión requiere, pues, un proceso de reflexión y de decisión
previo, que denominamos "hollar el Sendero". Ligados como estamos, por
mucho tiempo, a los programas de este mundo de las realidades físicas, nos
parece un enorme sacrificio el tener que abandonar los culebrones que
contiene, cuyos argumentos ilógicos nos hemos acostumbrado a vivir
como propios, para pasar a programas más indicados, más elevados, más
gratificantes y más lógicos.

Ese sacrificio, sin embargo, no lo es en verdad; no es más que el
chirrido natural que se produce en nuestro ser al sustituir unos programas
por otros.

Pero, ¿cómo realizar ese cambio de canal, ese zapping espiritual?
Simplemente, considerando que somos uno con todos y actuando en
consecuencia. Eso desarrollará nuestra voluntad, espiritualizará nuestro
carácter y robustecerá nuestra mente, que son los requisitos necesarios para
permanecer en la sintonía apropiada a nuestra felicidad y a nuestra correcta
evolución

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