martes, 13 de diciembre de 2011

LA CLONACIÓN


LA CLONACIÓN
Francisco-Manuel Nácher


El tema de la clonación es verdaderamente apasionante y, para
abordarlo con cierta garantía, entiendo que hay que hacerlo razonando
escalonadamente, más o menos del siguiente modo:

1º.- Los Señores del Destino o del Karma, se nos dice en el
Servicio del Templo de nuestra Fraternidad que "están por encima de
todo error y proporcionan a todos y a cada uno lo que necesita para su
desarrollo". ¿Y qué quiere decir eso? Mucho. Y lo veremos a
continuación.

2º.- Nuestro Dios, el creador de nuestro sistema planetario, con
todo lo perfecto que es, desde nuestro punto de vista, con ser Dios, está
evolucionando y está sujeto, por tanto, a la Ley de Acción y Reacción, es
decir, a los Señores del Destino.

3º.- Los Señores del Destino tienen centrada su conciencia nada
menos que en el plano mental cósmico, es decir, el Quinto Plano
Cósmico. Tengamos en cuenta, para hacernos una idea, que nuestro Dios
mora en el primer subplano del Séptimo Plano Cósmico, en el que
llamamos Mundo de Dios. La diferencia de evolución es, pues, inmensa,
entre ellos y nuestro Dios. Mayor aún que la que hay entre nuestro
propio Dios y nosotros. Para nosotros, totalmente inconcebible. Su
capacidad de previsión y de visión hacia delante y hacia atrás en los
sucesos de todo el universo - de todos los universos que hay por debajo
de ellos - son, desde nuestro punto de vista, ilimitados. Por eso se nos
dice que “están por encima de todo error”.

4º.- Sabemos que estamos obligados a dominar el Mundo Físico, es
decir, a aprender a manejarlo, a desentrañar sus mecanismos, a
convertirnos en maestros en el manejo de la materia física. De otro
modo, ¿cómo íbamos a crear, cuando alcancemos el estatus de dioses
creadores, nuestros propios sistemas planetarios? Todo ser viviente actúa
siempre en base a lo que ha aprendido y desarrollado. Y los Dioses
creadores de sistemas planetarios no son una excepción.

5º.- Esa “obligación" o "necesidad" de "conquistar el Mundo
Físico" incluye cualquier descubrimiento, cualquier invención, cualquier
novedad. Y eso quiere decir que incluye la clonación. Y la clonación
llegará. Indefectiblemente.

6ª.- Los descubrimientos científicos y el consiguiente progreso, no
son más que el familiarizarnos con el funcionamiento de una ley natural,
hasta entonces no conocida, y su empleo en nuestro propio beneficio. El
problema estriba en que, como aún no somos perfectos y en la
constitución de nuestros vehículos aún tenemos materia elemental
involucionante, si la dejamos llevar la batuta de nuestras vidas, ese
descubrimiento lo utilizaremos negativamente. Pero eso no será culpa
del descubrimiento ni de la ley natural en cuyo funcionamiento se basa.

Será exclusivamente culpa nuestra. La electricidad no cabe duda de que
es un gran descubrimiento, pero hay quien la emplea para iluminar
ciudades y hay quien la emplea para construir sillas eléctricas con las
que asesinar a sus semejantes. Y la fuerza atómica puede servir para
curar enfermedades o para producir bombas. Y rosanet puede emplearse
para lanzar al mundo ideas constructivas o, por el contrario, para
confundir a los lectores o, incluso, torcerlos tratando de imponer ideas
en vez de ayudarlos a tener las propias. Y así cualquier adelanto. Todos
tienen un uso positivo y otro negativo (en todo aparece la polaridad).

Cuando, hace ya demasiados años, se instalaron en mi Valencia natal los
primeros semáforos, hubo en la prensa local una gran polémica. Había
quien opinaba que sólo servirían para matar peatones. Y quien aseguraba
que serviría, precisamente, para evitar que los atropellasen, ante el
incesante crecimiento del parque automovilístico. ¿Y qué ocurrió? Pues
que, en efecto, algunos, los que no fueron capaces de aprender que con
la luz roja no se debía atravesar las calle o no quisieron observarlo,
fueron atropellados, en una especie de selección natural, y los que lo
aprendimos y lo observamos, sobrevivimos. De modo que, la mayor
parte pudieron caminar tranquilos y seguros por la ciudad, con sólo
observar esa regla tan sencilla. Quiere eso decir que habrá también - ya
los hay - quienes se rasguen las vestiduras ante la clonación humana.

Pero no podrán evitarla. Porque el hombre es imparable en su sed de
conocimiento. Es una ley natural que nos empuja al más y mejor. De otro
modo, la evolución se detendría. El problema, pues, se centrará en el
uso que se quiera hacer o que se haga de la clonación.

7º.- Y llegamos al aspecto que nos interesa, desde nuestro especial
punto de vista: ¿Está la clonación de acuerdo con las leyes naturales? En
mi opinión, rotundamente sí. Aunque, como siempre, sus efectos
dependerán del uso que de ella se haga. Por ejemplo, si se pretendiera
emplearla para formar ejércitos mediante la clonación miles de veces de
un soldado muy aguerrido, es decir, de un verdadero salvaje, un
Terminator, el uso, por lo menos en proyecto, sería negativo. Si lo que se
pretendiese fuera clonar sabios o santos, la cosa cambiaría, el empleo de
la clonación, en principio, sería positivo.

8º.- Pero, y ahí está el quid, ¿saldría un ejército de salvajes de la
clonación de un soldado muy aguerrido? ¿O saldría una generación de
sabios o de santos de la clonación de un sabio o un santo? Mi opinión es
totalmente negativa. Estoy seguro de que se clonarán seres humanos. Y
estoy seguro de que los investigadores se van a encontrar que, en
cuerpos idénticos, va ha haber caracteres y tendencias y habilidades y
capacidades y gustos distintos. Max Heindel ya nos aclara que, durante
el Período Terrestre - y no debemos olvidar que apenas hemos
sobrepasado su mitad - el hombre no pasará de dominar la materia física,
pero no logrará crear vida, ni darla a las sustancias físicas por él creadas.

Eso quedará para el Período de Júpiter.

Si no hay dos espíritus iguales, será imposible que haya dos
espíritus iguales ocupando dos o más cuerpos físicamente iguales. Y no
cabe decir que, si todos los cuerpos son iguales, actuarán todos del
mismo modo, puesto que sólo podrán manifestar lo que, según su
constitución, pueden expresar. Veamos algunos ejemplos: Los
automóviles nacen clonados. Todos los ejemplares del mismo modelo
son exactamente iguales. Perfectos clones. Pero a nadie se le ocurre
deducir por ello que el recorrido que, del nacimiento a la muerte -
entiéndase desguace - será igual en todos los casos, es decir, que todos
recorrerán los mismos itinerarios, marcarán el mismo número de
kilómetros, a la misma velocidad, etc. Y otro tanto podríamos decir de
los lavavajillas, los televisores, etc. Y ¿por qué no llevan todos “la
misma vida” y no hacen lo mismo, siendo como son exactamente
iguales? Sencillamente, porque son meros vehículos que maneja un
conductor, en cada caso distinto. Exactamente como el cuerpo físico, que
es un vehículo manejado por un espíritu, cada vez distinto.

Sí ocurrirá, por ejemplo, en el caso de los automóviles, que los
pertenecientes a una serie funcionarán de un modo más parecido entre
ellos y que sus prestaciones serán similares, pero nada más. Cada uno irá
adonde su conductor quiera, a la velocidad que le exija y con las paradas
que decida hacer. Y eso cada día, mientras funcione.

9º.- ¿Qué espíritus renacerán, entonces, en esos cuerpos clonados?
Los que los Señores del Destino consideren que son los apropiados para
evolucionar en ellos. Es lo mismo que ocurre con la fecundación: Se nos
dice que los ángeles colocan el átomo simiente del cuerpo físico del
nasciturus en la cabeza del espermatozoide que fecundará el óvulo. Y,
entonces, los ingenuos, los que quieren a toda costa, negar lo innegable,
dicen: ¿y qué ocurre con la fecundación in vitro? Pues nada: que los
ángeles siguen poniendo el átomo simiente del cuerpo físico del
nasciturus en la cabeza del espermatozoide que fecundará el óvulo.

Porque, lo más que podemos hacer es demorar el plan divino - y lo
hacemos cuando vamos por el mal camino para acabar, tras varias vidas,
aprendiendo la lección, ya que "todo conduce al bien" - pero no
frustrarlo. El plan divino se cumplirá, queramos o no. Y no debemos
olvidar que formamos parte de él. Por eso, a veces inexplicablemente,
falla la fecundación in vitro y por eso, otras, arraigan varios óvulos
implantados y otras ninguno. Todas esas posibilidades, todas esas
decisiones nuestras están ya previstas por los Señores del Destino, que
nos abarcan en su propio ser y de cuyas ideas arquetípicas, al fin y a la
postre, tanto nuestro Dios creador como nosotros mismos, no somos sino
meros ejecutores, aunque nos creamos capaces de desobedecer y no
dejemos de ser libres, dentro del campo de libertad que se nos ha
otorgado.

La conclusión que de todo ello saco es la de que no debemos temer
la clonación, pero sí procurar y esperar que se haga buen uso de ella.

Y, tratando de buscar un propósito a las cosas - puesto que todas lo
tienen, ya que no son sino símbolos de ideas y éstas son proyectos de
futuro - la clonación me parece un medio estupendo para hacer renacer a
una serie de iniciados o de espíritus avanzados que se están viendo
imposibilitados de reencarnar debido a que se ven repelidos por las
bajísimas vibraciones de los que podrían ser sus padres, en el momento
de la concepción. Se trataría de una concepción inmaculada, sin pasión,
sin deseo posesivo, sin búsqueda de placer sensual, sin bajas tendencias.

Otra cosa será la compatibilidad entre las elevadísimas vibraciones de
esos espíritus y la de la sangre y el cuerpo etérico y de deseos y mental
de la madre en cuyo útero habrá que implantar los óvulos clonados.

Seguramente, esa posibilidad de traer espíritus avanzadísimos - que tanta
falta hacen - al nacimiento, se dará cuando la ciencia haya logrado
prescindir, para la gestación y feliz término de los embriones clonados,
de un útero femenino y se pueda éste sustituir por otro artificial y, por
tanto, libre de vibraciones negativas.

Como he dicho al principio, es un tema éste, verdaderamente
interesante y que da pie para pensar mucho sobre él, cosa que todos
debemos hacer.

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