jueves, 26 de febrero de 2015

La Interpretación Bíblica

LA INTERPRETACIÓN BÍBLICA
 por Francisco-Manuel Nácher 

    1.- La Fraternidad Rosacruz es una Escuela de Misterios, una institución preparatoria para la Iniciación. Pero es también una asociación de místicos cristianos. Somos, pues, cristianos. Y el mismo Max Heindel, en una de sus Cartas a los Estudiantes, aconseja asistir a los ritos y sacramentos de la iglesia católica pues, asegura, el estudiante obtendrá gran adelanto con ello. Son muchos los miembros de nuestra Fraternidad que se precian de ser cristianos practicantes y de participar en la santa misa con pleno conocimiento de todo lo que allí sucede y colaborando con el sacerdote, mientras que la mayor parte de los fieles ignoran lo que hacen y por qué y para qué lo hacen. 
    Siendo, pues, cristianos, no cabe duda de que hemos de basar nuestros conocimientos en el libro clave del cristianismo: La Biblia. 
   Nuestro estudio de la Biblia, sin embargo, no es expositivo, sino interpretativo. Porque lo que hemos de hacer en ese curso que impartimos es recibir parte de las claves para su adecuada lectura y su mejor aprovechamiento espiritual.
    Recomendamos, pues, a los alumnos, se familiaricen con la Biblia. Cuanto más la manejen, la lean y la mediten, tratando de interpretarla con los conocimientos que en los Cursos de Filosofía Rosacruz han adquirido, más sabiduría interna adquirirán.

    2.- La actividad del espíritu humano, tanto interna como externa, a lo largo de la Historia, se ha manifestado en tres vertientes: la Religión, el Arte y la Ciencia. 
  Durante miles de años, hasta llegar, prácticamente, a la Grecia Clásica, los tres conocimientos se impartían juntos, en las Escuelas de Misterios. Con la aparición de la Filosofía como estudio del hombre y del Cosmos, al margen de la religión, la ciencia comenzó a desgajarse del tronco común y a adquirir sustantividad propia, mientras el arte abría los ojos también a su realización histórica.
   Sin embargo, la religión predominó y se sobrepuso, tanto al arte como a la ciencia, hasta la llegada del Renacimiento, a fines del siglo XV.

   Con el Renacimiento, el arte se convirtió en algo verdaderamente importante y, sin llegar a independizarse de la religión, sí se robusteció lo suficiente para poder más tarde, prescindir de ella y seguir su propio rumbo. La ciencia comenzó también a discrepar abiertamente de la religión, en una línea divergente que aún no ha cesado.
   Actualmente, el arte no guarda ya relación necesaria ni próxima con la religión; y la ciencia se ha apartado tanto de ella, que ha llegado a decidir que Dios no existe. La religión, por su parte, sometida a la ciencia, pasa por un período de letargo del que, como reacción a la situación alcanzada, parece que empieza a despertar.

  3.- Por supuesto, el dominio de la religión sólo produjo ignorancia, fanatismo guerras e injusticias. Pero la influencia religiosa hacía, por lo menos, que el hombre suspirase por algo superior, algo perfecto, y se esforzase por alcanzarlo, y tuviese la seguridad de una recompensa a sus esfuerzos, tras la vida. Y surgieron los místicos: Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Jacobo Boehme, Tomás de Kempis, etc., que revitalizaron la religiosidad y la fe con sus vidas y sus obras. 
   
   4.- El dominio de la ciencia, por su parte, ha dejado a la Humanidad sin valores que no sean totalmente mundanos: riqueza, fama, poder, ostentación…, sin modelos a quienes imitar, puesto que todo lo ha desmitificado, y sin esperanza de algo mejor ya que, según ella, tras la muerte no hay nada. Lo cual ha conducido a un materialismo rabioso, consecuente con esa idea, que carece, por tanto, de escrúpulos, y que la está llevando a situaciones límite en que las tres cuartas parte de la población no alcanza a vivir siquiera decentemente, y la otra cuarta parte ha emprendido una carrera de destrucción del medio ambiente en el que vive, que amenaza con acabar con la vida sobre el Planeta. 
   
   5.- Cuando los tres aspectos de la actividad humana estaban unidos, la vertiente religiosa se identificaba con el Bien, la artística con la Belleza y la científica con la Verdad. Entre las tres llenaban las aspiraciones permanentes del hombre por lo bello, lo bueno y lo verdadero. Y el hombre, aunque suspirando siempre por aquel paraíso perdido a que su religión hacía referencia, ya que todas se han referido a ello, se sentía sosegado en su búsqueda al tener a su alcance lo más refinado de las tres manifestaciones de su espíritu. 

   6.- Dada la situación actual, pues, se impone el acercamiento, de nuevo, de las tres, una vez recorrido el camino que las ha hecho madurar. Y se necesita una ciencia más espiritualizada, un arte más respetuoso con la Belleza y una religión más científica, es decir, que se pueda estudiar y conocer en todos sus aspectos, internos y externos, sobre todo, internos. Y, a ese fin tienden las enseñanzas rosacruces. Si la religión se “científica”, se hace accesible al intelecto y no sólo a la fe, como hasta ahora, y admite que la ciencia tiene razón en sus descubrimientos y que no conduce a nada imponer credos y dogmas no comprobados, los científicos la aceptarán. Y, si la ciencia reconoce honradamente sus límites y admite que tiene que haber algo o alguien que haya concebido y creado todo lo que ella misma está descubriendo y que, cada día más, demuestra una mente que supera infinitamente a la humana, comenzará a beber en estos conocimientos tan claros, tan racionales y tan compatibles con la propia ciencia, que es la religión “por dentro”. Recordemos la respuesta del primer astronauta español, a la pregunta de qué había pensado cuando, por primera vez, vio desde el espacio, la Tierra y la Luna y los demás astros: ¡Desde luego, esto no lo ha hecho el hombre! 

   7.- La interpretación bíblica, por definición, se extiende a toda la Biblia y ésta la componen el Antiguo y el Nuevo Testamento, el primero formado por 47 obras, y el segundo, por 27. 
 Pero, tradicionalmente, por interpretación bíblica se ha entendido preferentemente la centrada en el Pentateuco, es decir, las primeras cinco obras del Antiguo Testamento, que se atribuyen a Moisés: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Y aún más específicamente en el Génesis.

   8.- No se conserva ningún ejemplar original de la Biblia, tal y como la escribiera Moisés que, según todas las apariencias, como veremos, la escribió en hebreo antiguo.
  
   9.- Los estudiosos del Pentateuco, que los judíos llaman la Torah, aseguran que las palabras de la misma no son sino el ropaje de su verdadero contenido. En el Zohar, una obra hebrea, al parecer de Simón Ben Yoahí, dada a conocer en el siglo XIII por el judío español Moisés de León, se dice textualmente: “Desgraciado aquél que ve en la Torá, la Ley, sólo simples narraciones y palabras normales porque si, en verdad, sólo contuviera éstas, aún hoy nos sería posible escribir una Torah mucho más digna de admiración. Pero no es así. Cada una de las palabras de la Torah contiene un significado elevado y un misterio sublime. Las narraciones de la Torá son un ropaje. Desgraciado aquél que toma éstas como la propia Torá. Los ingenuos perciben tan sólo las vestiduras y narraciones de la Torá. Ellos no saben otra cosa. No ven lo que se encuentra oculto bajo el ropaje. Los hombres más instruidos no prestan atención a las prendas de vestir, sino al cuerpo que cubren.” 
   
  10.- Existe, pues, una Torah escrita y una Torah oral. Porque Jehová, según el Apocalipsis de Esdrás, dijo a Moisés: “explica esto, esconde esto”. Y así, la sabiduría oculta anima el sentido de la Torah escrita, que es el cuerpo en el que aquélla se ha de envolver para manifestarse, siendo ambas sólo un pálido reflejo de la hermosura de lo que a sí mismo se manifiesta, la Shekinah, la presencia del Absoluto ante Su criatura el hombre. 
  La transmisión de esa Torah oral es oculta, de maestro a discípulo, de boca a oído, según el mandato divino, “esto guárdalo para darlo a los sabios del pueblo”.
  La cábala, que estudia lo que ha sido revelado, arranca en Moisés, especialmente la cábala del Bereschit, que trata “de las fuerzas ocultas del universo… y de las leyes que rigen nuestro mundo sublunar”, según el cabalista Jacobo Gaffarel. 
 También el Génesis sirve de asiento a la Alquimia. Según los alquimistas, “la gran obra debe ser comparada a la creación del universo”.
  Cábala y alquimia, pues, son dos modos diferentes de percepción, dos ventanas distintas, a través de las cuales se contempla la misma luz: el resplandor divino. 
  Pero hay otras muchas ventanas por las que sale esa luz, todas ellas abiertas en el Génesis.  Su lectura, pues, es inagotable y, aunque la visión más adecuada es siempre la propia, puede ser de gran ayuda el Sepher ha Zohar o “Libro del Esplendor”, que comenta extensamente, versículo a versículo el Pentateuco. 

  11.- Pero ¿quién fue Moisés? 
  Moisés es una palabra egipcia que contiene la raíz MSY, que significa “engendrar” y que se encuentra en el nombre de muchísimos faraones. Así, Amosis significa “engendrado por el dios buitre”, o sea, Osiris, el Dios padre de los egipcios. Y Tutmosis, “engendrado por Thot”. Y Ramsés, “engendrado por el dios sol”… 
  El Éxodo, en 2:10, dice: “Y creció el niño, y lo trajo a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo y llamó su nombre Moisés. Y dijo: porque del agua lo saqué”. 
 Pero, ¿de qué aguas? Por supuesto, no de las del Nilo, porque entonces se llamaría Nemosis, ya que “agua” se decía “en” en egipcio. 
 Fijémonos en los versículos 2 y 8 del capítulo I del Génesis: “Y el espíritu divino, soplo expansivo y vivificante, todavía ejercía su acción generatriz por encima de las Aguas, imagen de la pasividad universal de las cosas” 
 “Y llamó El-los-dioses a la expansión etérea Cielos, las Aguas exaltadas.” 
 He de hacer un inciso para aclarar que esta traducción se debe al genial investigador y políglota Fabre D’Olivet que, tras dominar todos los idiomas europeos antiguos y modernos, más el chino, el sánscrito y el hebreo, “recreo” o descubrió, según él, con gran erudición, el texto y, por tanto, la interpretación originales de los diez primeros capítulos del Génesis.      Moisés, pues, podría significar “el engendrado de los cielos”, o sea, el formado a partir del caos primigenio, abisal e indiferenciado, una concreción de ese caos que lo encierra todo y lo manifiesta en la historia.
  De lo que no parece caber duda es de que Moisés era un sacerdote de Osiris que había franqueado todos los grados de la jerarquía sacerdotal. La misma hija del faraón, según el propio Génesis, se encargó de su educación y le dio un nombre dinástico.
  Tanto los cabalistas como los alquimistas han considerado siempre a Moisés como un gran maestro. Y no solo ellos, sino personalidades históricas como Platón, Goethe, Durero, Leonardo da Vinci, Pico della Mirandola, Rabelais, Herman Hesse, Jung y un sinfín más, han sido admiradores de la cábala y la alquimia, y eso sin profundizar en ninguna de las dos.          Podría considerarse la Escritura, como hacen muchos, por supuesto, que no conocen el tema ni de lejos, como un simple invento, una especie de cuento infantil sin más trascendencia. Y eso nos dejaría en la pura superficialidad y sin saber de veras qué hay dentro de ella que pueda interesarnos. 

 12.- Pero, para entender cabalmente la obra de Moisés es preciso conocer los procedimientos empleados por los egipcios para expresar el pensamiento y, además, dominar su lingüística y su simbología. Y, por añadidura, conocer la historia de la Biblia. 
   No vamos ahora a estudiar ni la lingüística ni la simbología egipcias. Pero sí diremos que un símbolo es una ventana abierta, una forma de expresión que dice varias cosas a la vez, que puede entenderse de varias maneras, con la particularidad de que esas cosas diferentes que el símbolo dice, no se oponen entre sí, sino que se complementan unas a otras y enriquecen su significado.
  Acerca de esto Mircea Eliade dice: “El símbolo es una forma de expresión que revela la unidad fundamental de varias zonas de lo real”. Todas nuestras frases con doble sentido son verdaderos ejemplos de lenguaje simbólico. También lo son muchas palabras. Por ejemplo, “sol” puede significar una estrella, el origen de la vida, la mujer amada, el centro de un sistema planetario, un potente foco de luz, etc. Imaginemos, a guisa de ejemplo, que queremos ocultar a los no “iniciados” el escondite en el que se encuentra un documento valiosísimo. Podríamos decir que se encuentra “Adosado a lo blanco, tras lo blanco, en el lado mayor y diestro del espacio único, en el 636 de la más grande, junto al umbral del hijo”. Y podría significar: “Pegado tras la pizarra blanca, situada en el lado más largo de la habitación, a la derecha entrando, en el número seis, piso tercero, puerta seis, de la calle Mayor, junto a la Puerta del Sol.” Pero también podríamos decir lo mismo en los siguientes términos simbólicos: “Al llegar a la estancia más grande, cumplió 636 años. Eso le permitió dirigirse a lo inmaculado, levantarlo y llegar al final.” 

    En las expresiones simbólicas, pues, los significados están metidos unos dentro de otros y el significado que se comprende depende siempre del grado de saber del que contempla. Porque cualquier pensamiento expresado en lenguaje simbólico posee muchos niveles de comprensión. 
    La lengua egipcia era eminentemente simbólica, lo cual les permitía expresar “varias zonas de lo real” de una sola manera, poniéndolas así al alcance de todos: con menos matices, para las formas de comprensión inferiores, y más detalladas e, incluso, con óptica distinta, para formas de comprensión más desarrolladas. 
   Leadbeater dice, en una de sus obras, que los sacerdotes egipcios, en sus alocuciones, estaban a la vez hablando, con las mismas palabras, a los iniciados, diciéndoles algo, y al pueblo, diciéndole otra cosa completamente distinta. 
  Las lenguas actuales, debido al desarrollo de la mente concreta, discriminadora y separadora, han perdido el sentido simbólico y la riqueza de la lengua egipcia y la hebrea, en la que escribía Moisés. 
   A ello hay que añadir la deficiente, por imposible, traducción de muchísimos modismos, retruécanos y juegos de palabras intraducibles o no comprendidos por los traductores, todos ellos con su carga simbólica que lo trastoca todo. El sentido original se pierde, pues, ante la imposibilidad de las lenguas modernas de expresar la interrelaciones subyacentes en las palabras hebreas. 

    13.- Existe aún otra nueva dificultad para la correcta interpretación, que es la corrupción de la lengua hebrea. Desde los tiempos de Moisés a la cautividad de Babilonia (587 a.C.), los hebreos se dividieron en dos estados independientes, Samaria y Judea (922 a.C.), y perdieron el sentido de sus tradiciones. Hubo que esperar al reformador Esdrás (435 a.C.) para que se reencontrase la obra de Moisés. En base a ella y a la recopilación de relatos compendiados por Esdrás, se constituyó el cuerpo originario de la Biblia. Pero la lengua ya estaba degenerada. Seis siglos antes de Jesucristo, los hebreos, entonces transformados en judíos a causa de la división entre israelitas y samaritanos, ya no hablaban ni comprendían su lengua original, y se servían de un dialecto formado por la reunión de varios otros de origen sirio y fenicio: el arameo. 
   A partir de ese momento, la obra de Moisés necesitó comentarios para restablecer su sentido original y para explicarla en lengua vulgar. Estos comentarios constituyen los Targums. Según los distintos valores dados a las palabras, los judíos se dividieron en tres grandes corrientes: los fariseos, que se pretendían únicos poseedores de la Torah oral, y sólo admitían un sentido místico de la Escritura; los saduceos, materialistas, y que sólo reconocían el sentido más vulgar; y los esenios, que aceptaban dos sentidos, uno exotérico para los profanos, y uno esotérico para los iniciados. Por su parte, los samaritanos también habían hecho una traducción, muy superficial y textual, a su lengua de la obra de Moisés. 
    En ese estado de cosas, versión aramea y versión samaritana de Moisés, irrumpieron los griegos en la historia y subyugaron a los judíos. Ptolomeo Filadelfo (285-246 a.C.) quiso traducir el Sepher al griego para conservarlo en la Biblioteca de Alejandría, por él fundada. La traducción fue encomendada a los esenios, que vivían retirados como eremitas en las grutas del monte Moria. Fijémonos en que uno de los más eminentes investigadores de esta materia, Fabre D’Olivet, dice: “ruego al lector interesado en los asuntos antiguos, que preste atención a este nombre de esenios pues, si es verdad - como todo lo testimonia - que Moisés dejó una Ley oral, es entre los esenios donde se conservó”. 

    14.- Los esenios, pues, que admitían los dos sentidos en la Escritura se encontraron con un problema: sus convicciones religiosas les impedían divulgar los misterios, pero la autoridad civil les obligaba a realizar una versión griega de la Escritura. Y salieron del paso traduciendo lo más fielmente posible el sentido externo y ocultando el interno. Se sirvieron en muchas ocasiones de la versión más superficial, la samaritana, y la utilizaron siempre que el texto arameo no era lo bastante oscuro. Sólo se ocuparon de los libros de Moisés, desdeñando los de Esdrás. Posteriormente, los judíos dispersos por Siria y Egipto, tradujeron al griego las adiciones de Esdrás. Todo ello fue enviado a Jerusalén para su aprobación oficial y constituyó lo que se conoce con el nombre de “versión bíblica de los Setenta”, es decir, aprobada por los miembros del Sanedrín. 
    Ésta es la que, hoy día, pasa por la Biblia original: una traducción al griego de diversos escritos judíos en arameo y samaritano, a su vez traducidos del hebreo original, en la que las formas materiales del Sepher están conservadas de tal manera que ocultan e incluso hacen insospechable su sentido escondido. 
    En esos tiempos es cuando apareció Jesús. Muerto Él, los apóstoles consideraron el relato de los setenta como “inspirado”. Los judíos protestaron y la polémica se generalizó, apareciendo toda clase de “herejes”, entre ellos los importantísimos gnósticos, que interpretaban la Biblia libremente. San Jerónimo quiso remediar los defectos de la versión griega volviendo a las fuentes hebreas, lengua que se puso a estudiar. Pero se dio cuenta de que los propios judíos habían perdido el sentido originario del hebreo y que, por tanto, el hebreo de los judíos no era sino una transcripción de los moldes lógicos y materiales en los que se manifestaba el pensamiento helenístico. El resultado de sus trabajos fue una versión en un latín más cuidado que el de las traducciones precedentes y confrontada con el texto hebreo, bajo la perspectiva de sus formas literales y que se llamó “la Vulgata”. 
  Todas las versiones posteriores, realizadas por católicos, musulmanes o judíos, están hechas sobre la base que les sirvió de modelo: la helenística. Y, por tanto, sólo proporcionan las formas exteriores de la obra de Moisés, el sentido más grosero y material, el que Moisés había destinado a servir de velo al sentido espiritual, cuyo conocimiento reservaba a los iniciados. 

    15.- Génesis, en griego, significa “generación”. Comentemos algo sobre la primera palabra del Génesis: Bereschit. Los traductores la han traducido siempre como “en el principio”. 
    San Juan, el discípulo amado, el más avanzado de los apóstoles, comenzó su evangelio con la misma palabra, aunque en latín “in principio”. 

   16.- Pero en el hebreo de aquel tiempo, se omitían vocales y, además, las palabras se escribían todas seguidas, sin separación. De modo que no se puede estar seguro de qué vocales intercalar ni de por dónde hay que separar el texto para formar palabras. Ello da idea de la dificultad que entraña la interpretación “correcta”. Recordemos, a estos efectos, el conocido ejemplo según el cual, la vida de una persona dependió sólo de una coma: “Perdón, imposible que cumpla la condena” o “Perdón imposible, que cumpla la condena”. 

    17.- La Biblia dice: “en el principio Dios creó el cielo y la tierra”. Pero, y así lo entendió también San Agustín, no porque fuera así en efecto, sino porque así era en potencia, porque está escrito que, a continuación fue hecho el cielo. Es como cuando consideramos la semilla de un árbol y decimos que en ella hay raíces y tronco y ramas y frutos y hojas. No porque todo ello esté formalmente en la semilla, sino porque lo están virtualmente y porque su destino es el de surgir de la semilla. Decir, pues que, “en el principio Dios creó el cielo y la tierra” es designar la semilla del cielo y de la tierra, ya que la materia del cielo y de la tierra estaba entonces en estado de confusión. Ahora bien, como era cierto que de esta materia deberían nacer el cielo y la tierra, por ello esta misma materia era denominada potencialmente el cielo y la tierra”. 
    Ésta sería una interpretación, por cierto, muy elevada, lograda por el gran investigados Fabre D’Olivet en base a su hipotética recreación del hebreo antiguo. Pero veamos otras dos a las que se refiere Max Heindel: 
    Ese primer versículo del Génesis es ya un buen ejemplo de la dificultad de traducir el texto hebreo antiguo, ya que, en este caso, según se separen las palabras e intercalen las vocales, hay dos maneras de traducirlo: En un caso, la traducción dice: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”; y en el otro, se lee: “A partir de la siempre existente esencia (del espacio), la doble energía formó el doble cielo”. 
   En ocultismo se insiste permanentemente sobre el hecho de que la verdad tiene múltiples facetas, de que puede y debe observarse desde distintos puntos de vista y todos pueden ser correctos. Dependerá sólo la validez de cada cual del nivel de conciencia del estudiante y, por tanto, de los conocimientos y la comprensión que cada uno haya alcanzado. De ahí el frecuente empleo de los símbolos en el ocultismo. Y éste es uno de esos casos en los que ambas interpretaciones son válidas. 
   Lo lógico es pensar que esa “confusión” se introdujo a propósito, pues es verdaderamente iluminativa para quienes poseen la clave de su lectura. Si se hubieran separado las palabras y colocado las vocales, sólo habría una manera de leerlo. Escribir así la Biblia hubiera exigido mucho menos esfuerzo y mucha menos pericia. Y hubiera sido un libro “para el público en general”. Pero la Biblia se escribió para el pueblo y para los Iniciados, gente que se supone en posesión de la clave para su lectura porque se han hecho acreedores a que se les dé.             Estudiado el tema en profundidad, se ve que ambas interpretaciones son, no sólo 
posibles, como se ha dicho, sino necesarias. La primera nos dice que hubo un principio en nuestra evolución, que los cielos fueron creados en un momento dado. La otra, nos dice que fueron creados de “la siempre existente esencia”, y no, como tradicionalmente se ha dicho, “de la nada”. En la Sustancia Raíz Cósmica (una de las dos polaridades en que se manifestó el Absoluto y, por tanto, preexistente a la creación de nuestro Sistema Planetario a la que se refiere el Génesis, y, consecuentemente, anterior a nuestra propia creación), se delimita una zona por nuestro Creador, que la impregna con su vibración y la pone en movimiento, haciéndola girar sobre sí misma. Los aros de materia que la inercia forma en el ecuador del conjunto, se van desprendiendo y dando lugar a los distintos planetas. Dios, pues, instituyó el proceso de formación y guía permanentemente Su sistema por un sendero definido, que es Su proyecto creador. 
   La segunda interpretación es prodigiosamente exacta al hablar de una “doble energía formativa”. No dice que Dios es trino. Da por sentado que el lector lo sabe. Pero es exacta al decir que sólo dos fuerzas, de las tres divinas posibles, son activas en la formación del universo.
    Cuando el primer aspecto del Dios triuno se manifiesta como Voluntad para crear, despierta al segundo aspecto, la Sabiduría, con el fin de que conciba un plan para el futuro universo. Esta primera manifestación de la Fuerza es la Imaginación. Cuando ésta Imaginación ha concebido la idea del universo, el tercer aspecto, la Actividad, trabajando en la sustancia raíz cósmica, produce movimiento. Ésta es la segunda manifestación de Fuerza. 
    Pero el movimiento no es, él solo, suficiente para formar un sistema de mundos. Ese movimiento debe ser ordenado. La Sabiduría es, por tanto, necesaria para producir unos resultados definidos mediante el movimiento inteligente.
    Así que, interpretando la primera traducción de ese primer versículo del Génesis, “en el principio, con el movimiento rítmico y ordenado, Dios formó el Universo de la Sustancia Raíz Cósmica”. 
    La segunda interpretación nos aclara más la idea de Dios al hablar de la “doble energía”, diferenciando así los aspectos positivo y negativo del Espíritu Uno de Dios en manifestación.       Porque Dios no está descrito en el Génesis como un ser único, sino como un ser múltiple, compuesto. Tengamos en cuenta que, además de las cinco Jerarquías Creadoras que trabajaron voluntariamente en nuestra evolución, hay otras siete, que pertenecen a las mismas, y que son colaboradoras necesarias de Dios en la formación de nuestro universo, de nuestro sistema Planetario. 

    18.- En el primer capítulo del Génesis, al conjunto de estas Jerarquías se las denomina “Elohim”. Y, curiosamente, este término significa una hueste de seres bisexuales. En efecto: La primera parte de ese vocablo, “eloh”, es un sustantivo femenino singular, ya que la “h” es la terminación propia del femenino singular. Si se hubiera querido designar a un solo ser femenino, se hubiera escrito, pues, simplemente “eloh”. Por otra parte, el plural femenino añade a la raíz la terminación “oth”, luego varios seres femeninos hubieran sido “elohoht. Sin embargo, se escribió “elohim”, y la terminación “im” es la del plural masculino. Por tanto, “elohim” es un plural masculino de seres femeninos, o sea, una hueste de seres bisexuales, expresando la doble polaridad de la energía creadora. Es algo así como si en español escribiéramos “hembros”, palabra en la que la raíz, “hembr” es necesariamente femenina, pero la terminación “os” es la del plural masculino. Esta palabra, escrita a propósito, sólo podría designar a unos seres machos y hembras a la vez, es decir, bisexuales, con las dos polaridades. 
    Esa pluralidad de seres creadores vuelve a aparecer, al final del capítulo, esta vez de modo más explícito, al decir (1:26) “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”, después de lo cual, la Escritura añade (1:27) “varón y hembra los creó”. Todo ello antes de hablar de la creación de Eva.

    19.- Cinco Jerarquias Creadoras: los Xeofines, los Terafines, los Serafines, los Querubines y los Señores de la Llama (o Tronos), que han pasado ya a la liberación, o sea, a otro plano cósmico, fueron activas en la ayuda a los Espíritus Virginales, la Humanidad, que por nosotros mismos constituimos una Jerarquia Creadora. Pero otras siete, incluida la nuestra, trabajan necesariamente en nuestra evolución y son: los Señores de la Sabiduría (Dominaciones), los Señores de la Individualidad (Virtudes), los Señores de la Forma (Potestades), los Señores de la Mente (Principados), Arcángeles, Ángeles y Espíritus Virginales. 
    Los Querubines y Serafines no tienen nada que ver con la creación de la forma y por eso no se citan en el primer capítulo del Génesis que trata, precisamente, de la creación de la polaridad “forma” de la Creación. Sólo se citan las siete Jerarquias que hicieron posible la venida del hombre al lugar donde adquirió una forma física densa, a través de la que su espíritu interno pudiera trabajar. 
   Después de describir cada una de las etapas de la Creación, la Escritura añade: “y los Elohim vieron que era bueno”. La formación se repite siete veces, la última, tras el sexto día, cuando la forma humana fue definitivamente concluida. 
    La Escritura añade en Génesis, 2:2, que el séptimo día “los Elohim descansaron”. Todo ello coincide con las enseñanzas rosacruces relativas al presente Período Terrestre y a sus Revoluciones hasta nuestros días: Los Dioses y Jerarquías Creadoras se han separado de la participación activa, ya que el hombre puede trabajar por su propia salvación, y han dejado como guías para toda la Humanidad a los Hermanos Mayores, los más avanzados de nuestra propia Jerarquía de Piscis, mediadores entre el hombre y los dioses. 
    20.- Estudiaremos a continuación los distintos “días de la Creación” y veremos cómo sus contenidos van coincidiendo con las enseñanzas rosacruces relativas a los Períodos de Saturno, Solar y Lunar, a las tres Revoluciones y media del Período Terrestre ya transcurridas y a las Épocas Polar, Hiperbórea, Lemúrica y Atlante, que han precedido a la Época Aria actual. Lógicamente, el Génesis no relata todos los procesos de modo detallado, pero sí da las claves para identificarlos perfectamente, como veremos a continuación.

   21.- El primer versículo del Génesis dice: “Al principio creó Dios el cielo y la tierra”. Y el segundo sigue: “La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, las tinieblas. Y los espíritus de los Elohim se cernían sobre la faz de las aguas” 
    En el principio de la manifestación, o sea, en el Período de Saturno, lo que ahora es Tierra era como se la describe. Pero no era un caos, sino que estaba bien definida, era caliente y estaba separada de la profundidad del espacio, que era frío. Es cierto que era oscura, pero era caliente, porque el calor precede siempre a la luz, que es su manifestación. Sobre esta Tierra oscura y caliente flotaban, pues, las Jerarquías Creadoras. Y trabajaban sobre ella desde fuera. Eran los “espíritus Elohim”. 
    El Período solar está perfectamente descrito en el tercer versículo: “Los Elohim dijeron: Que exista la luz. Y la luz existió”. Este versículo ha sido causa de muchas críticas por parte de la ciencia, que se preguntaba, cómo podía existir la luz en este primer día de la Creación si hasta el cuarto día no se crearon el sol y la luna. El escritor de la Biblia, sin embargo, no habla en este pasaje sólo de la Tierra, sino de la nebulosa central de la que se formaron los planetas de nuestro sistema, incluida la Tierra. Así que esa nebulosa llegó a determinado grado de calor resplandeciente, que fue el Período Solar, y entonces existió luz sin necesidad de un foco luminoso exterior, porque la luz era interna. 
    El cuarto versículo dice: “Los Elohim separaron la luz de las tinieblas”. Era necesario, puesto que el espacio exterior estaba oscuro, en contraste con la resplandeciente nebulosa que existió en el Período Solar. 
    El Período Lunar está descrito en el versículo sexto al decir: “Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas”. Describe, pues, exactamente, las condiciones del Período Lunar, puesto que el calor de la nebulosa resplandeciente y el frío del espacio exterior dieron lugar a una masa de agua en circulación alrededor del centro ígneo. El contacto del fuego con el agua transformaba ésta en vapor, que se elevaba a las alturas y que, al chocar con la fría atmósfera, se condensaba y volvía a caer sobre la masa ígnea. De modo que se formaba una corriente de vapor ascendente y otra de agua relativamente fría que iba a ocupar el vacío producido por la elevación de aquél. Por eso la Biblia habla de dos clases de agua, la que se elevaba en forma de vapor y la que descendía condensada, la que se encontraba en las alturas y la que circulaba sobre la superficie. 
    Esto coincide también con la teoría científica: Primero el calor oscuro, luego la nebulosa resplandeciente, después la humedad externa y el calor interno y, finalmente, la incrustación o formación de materia sólida. 
    
    22.- Antes de seguir hemos de recordar que en cada Período, la primera de las siete Revoluciones, que reproduce siempre las condiciones del Período de Saturno, se llama por ello Revolución de Saturno; la segunda, que reproduce las del Período Solar, se llama Solar; y la tercera, que reproduce las condiciones del Período Lunar, se llama Revolución Lunar. Por tanto, lo dicho en los versículos relativos a los Períodos de Saturno, Solar y Lunar sirve para las Revoluciones del mismo nombre durante el actual Período Terrestre. Y ello porque el proceso se repite cada vez, si bien algo mejorado, dada la evolución alcanzada. No obstante, los fenómenos son los mismos: La nebulosa, el calor, la luz, las corrientes de agua, etc.                 Teniendo, pues, recapituladas en los versículos estudiados las tres primeras Revoluciones 
de nuestro actual Período, pasamos a estudiar la cuarta Revolución, la actual, de la que ya hemos sobrepasado la mitad, y de ella, las distintas Épocas. Tengamos en cuenta que el Génesis, y con él el Pentateuco entero, se originaron durante la Época Atlante, cuando la Humanidad aún no había llegado a la mitad de la cuarta Revolución o Revolución Terrestre actual. 

    23.- En el noveno versículo del Génesis se lee: ”Y los Elohim dijeron: Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio y que aparezcan los continentes. Y así fue. Y llamaron a los continentes “tierra” y a la masa de las aguas, “mar”. Se está refiriendo a la primera incrustación o solidificación firme. El calor y la humedad habían generado el cuerpo sólido del Globo Terráqueo. 
    El versículo noveno, que describe el Período Terrestre en esta cuarta Revolución, en la que comenzó el verdadero trabajo de este Período, describe también la formación del reino mineral y la recapitulación por el hombre del estado mineral de la Época Polar, porque cada Época es también la recapitulación del estado anterior. Así como existen recapitulaciones de Globos, Revoluciones y Períodos, existen también, en cada Globo, recapitulaciones de todo lo que ha existido antes. Estas recapitulaciones no tienen fin. Siempre hay una espiral dentro de otra espiral, y eso en el átomo, en el globo y en todas las divisiones de la evolución. 
    Aunque parezca un proceso complicado, hay un método ordenado de sucesión a través de todo y, a su tiempo, se hace uno apto para percibir y seguir los trabajos cósmicos, como si alguien lo guiara a salir de un laberinto. Hay que tener en cuenta siempre dos cosas importantes: La Ley de analogía y la verdad de que “como arriba es abajo y como abajo es arriba”. 

    24.- La Época Hiperbórea está descrita en los versículos 11 al 19, como el trabajo del cuarto día. Los Elohim crearon el reino vegetal, el sol, la luna y las estrellas. La Biblia concuerda con la ciencia en que las plantas siguieron al mineral. La diferencia entre ambas enseñanzas radica en el momento en que la Tierra fue arrojada de la masa central. La ciencia dice que tuvo lugar antes de que se hubiera producido ninguna incrustación o formación que pudiera llamarse mineral o vegetal. Claro que si por mineral y vegetal entendemos lo que hoy entendemos, la ciencia tiene razón, porque entonces no existía ninguna sustancia mineral densa, pero la primera incrustación que tuvo lugar en el sol central fue la mineral. El narrador de la Biblia da sólo los sucesos principales y por eso no dice que la incrustación estaba derretida cuando fue arrojada de la masa central como un anillo que se deshizo en fragmentos que, reuniéndose luego, formaron nuestra Tierra. En un cuerpo tan pequeño como ella, el tiempo que se requirió para su recristalización fue, proporcionalmente, tan corto que el historiador ni lo menciona. Como tampoco hace referencia al incidente de que el proceso de fundición tuvo lugar otra vez luego, cuando la Luna fue arrojada de la Tierra. Seguramente el autor del Génesis pensaba que quien tiene derecho a la información oculta está ya en posesión de detalles menores como éstos. 

     25.- Las plantas de la incrustación de la niebla de fuego central eran etéricas, por lo que el proceso de fundición no las destruyó. Lo mismo que las líneas de fuerza por donde se hiela o cristaliza el agua están siempre presentes en ella, cuando la Tierra se cristalizó estaban presentes en ella esas formas etéricas de las plantas. Y fueron los moldes que atrajeron hacia sí el material denso, formando así los cuerpos de las plantas de hoy en día, así como los del pasado, que están enterrados en las capas del planeta Tierra. 
    Tras la separación de la Tierra del Sol, cuando el calor vino ya desde fuera, ese calor ayudó a las formas etéricas de las plantas proporcionándoles la fuerza vital que les permitió convertirse en sustancia densa. 

    26.- La Época Lemúrica está descrita en el trabajo del quinto día. Esta Época, al ser la tercera, es, en cierto sentido, una recapitulación del Período Lunar y por eso la narración bíblica repite las condiciones de tal Período: Agua, niebla ígnea y los primeros intentos de movimiento, aliento de vida. 
    Así, los versículos 20 y 21 nos dicen: “Los Elohim dijeron: Bullan las aguas con un bullir de vivientes, y vuelen pájaros sobre la tierra frente a la bóveda del cielo. Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo bullir según sus especies, y las aves aladas según sus especies”. También esto está de acuerdo con la ciencia, en el sentido de que los anfibios precedieron a las aves. 
    Llamamos encarecidamente la atención del estudiante en el sentido de que se dé cuenta de que las cosas creadas no eran vida. La Biblia dice muy claro, no que se creara la vida, sino las cosas que respiran o inhalan vida. En hebreo, la palabra para aquello que se inhala es “nephesh” y esto hay que tenerlo en cuenta porque volveremos a tratar del tema. 

   27.- La Época Atlante está expuesta en el trabajo del sexto día. El versículo 24 cita la creación de los mamíferos y allí la palabra “nephesh” aparece de nuevo, exponiendo que los mamíferos “respiraban vida”. Los Elohim dijeron: “Produzca la tierra vivientes según sus especies: Animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies”. Y en el versículo 27: “Los Elohim formaron al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo crearon; varón y hembra los crearon”. 
    El historiador de la Biblia omite aquí el estado asexual y hermafrodita de la Humanidad y cita el estado de los sexos separados, como los conocemos actualmente. No podía hacerlo de otra manera, ya que está describiendo la Época Atlante y, por aquel entonces, ya no había hombres sin sexo o hermafroditas. La diferenciación de sexos había tenido lugar antes, en la Época Lemúrica. 
     Por otra parte, aquel ser de épocas lejanas que luego llegaría a ser el hombre, en aquellos remotos tiempos no era acreedor a tal nombre, por lo que el historiador bíblico lo hace nacer como tal hombre en la Época Atlante. 
    En el versículo 28 se encuentra un prefijo muy interesante: Dice así: “Los Elohim dijeron: Fructificad, REpoblad la tierra” (En las traducciones de la iglesia católica dice “llenad” o “henchid” la tierra, consecuencia de la ignorancia de los conocimientos ocultos por parte de los traductores). Ese prefijo RE indica claramente que el redactor de la Biblia tenía perfecto conocimiento de que la oleada de vida humana había evolucionado en este Globo, el D, del Período Terrestre, en Revoluciones previas a la actual. De otro modo, hubiera dicho “Poblad” y no “repoblad” la tierra. 

    28.- La Época Aria corresponde al séptimo día de la Creación, cuando los Elohim descansaron (Génesis 2:2) y la oleada de vida humana fue lanzada a una vida independiente.       Con esto terminamos el estudio del modo como fueron creadas las formas, los cuerpos. A continuación veremos qué dice la Biblia sobre la creación, desde el punto de vista de la vida. 

     29.- Se ha discutido mucho por los estudiosos de la Biblia el problema que plantea el hecho de que el Ser Creador a que se refiere el primer capítulo del Génesis sea un ser múltiple, los “Elohim y, sin embargo, el Ser Creador a que se refiere el cuarto versículo del capítulo segundo sea Jehová o Yahvé, un ser único. Y se ha concluido, con lógica, que no puede haber sido la misma persona la que redactase ambos capítulos, ya que hubiera empleado en ambos casos el mismo nombre. 
    Pero es que el que escribió el Génesis no era monoteísta. Sabía demasiado para pensar en Dios como si fuera un hombre sentado en el trono del cielo y usando la tierra como escabel. Cuando se refirió a Jehová hablaba del Guia que tenía a su cargo esa parte de la evolución humana que estaba describiendo. Jehová era y es uno de los Elohim. Es el guía de los ángeles, que fueron la Humanidad del Período Lunar, y es el regente de la Luna. 
   Como tal, tiene a su cargo a los seres de nuestra oleada de vida que, por estar muy atrasados, viven allí. Y también gobierna a los ángeles. Con él están algunos de los arcángeles, que fueron la Humanidad del Período Solar y que son los Espíritus de Raza. 

    30.- El trabajo de Jehová consiste en construir cuerpos concretos o formas, por medio de las fuerzas endurecedoras y cristalizadoras de la Luna. Por tanto, es el dador de los hijos. Y los ángeles son sus mensajeros en se trabajo. Es sabida la relación entre la gestación, la vida intrauterina y las fases de la luna. 
    Los arcángeles, como espíritus de Raza luchan a favor o en contra de un pueblo, según su evolución lo demande. En Daniel 10:20, le dice a éste un arcángel: ”Tengo que volver a luchar con el príncipe de Persia; y, cuando yo termine, vendrá el príncipe de Grecia”. 
    El arcángel Miguel es el Espíritu de Raza de los judíos. Por eso en Daniel 12:1 se dice: “Entonces se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo”. 
     En cambio, Jehová no era sólo el Dios de los judíos; sino el autor de todas las religiones de raza que conducen al cristianismo. Pero se preocupó especialmente de una subraza atlante, llamada los semitas originales, que se convirtió en un pueblo escogido, como raza raíz, tanto de los judíos de hoy, que se segregaron de dicha rama, como de las siete subrazas arias de la Época del mismo nombre, que es la actual. Y la Tierra Prometida que ese “pueblo Escogido” había de recibir era toda la tierra y no la insignificante porción de la misma que significa Palestina. 
    Recordemos que una de las tareas a realizar por la Humanidad en nuestra época es la de liberarnos de los espíritus de Raza que, si bien fueron útiles en cierto período de nuestra evolución, ahora resultan perniciosos con sus constantes guerras y diferencias, cuando debemos ya prepararnos para la Era de Acuario en la que prevalecerán la unidad y la hermandad. 

    31.- Tampoco es exacto que Jehová guiase al pueblo escogido y lo sacara de Egipto. Esto es un relato muy posterior, que alude al éxodo de esa raza raíz que, huyendo de las inundaciones de la Atlántida, se refugió durante los cabalísticos cuarenta años en el desierto de Gobi, hasta que pudieran entrar en la “Tierra Prometida”.
    La expresión “Tierra Prometida” tiene su razón de ser en el hecho de que en la época en que se les prometió, no existía una tierra suficientemente preparada para que pudiese ser ocupada y habitada y explotada por los hombres. La tierra había sido en parte inundada por el diluvio, que se produjo por la condensación de las nieblas atlantes, y el resto, modificado por las erupciones volcánicas. Por eso fue necesario que pasasen un período de tiempo en el “Desierto”, en espera de que la tierra se preparase para ser ocupada por las razas arias, descendientes precisamente de aquella raza-raíz. 
    Los semitas originales fueron separados de los demás pueblos y se les prohibió que se uniesen a ellos, con el fin de desarrollar ciertas facultades que eran necesarias para la nueva raza. Pero eran testarudos; algunos de ellos habían recibido la mente ya en la Época Lemúrica y, por tanto, la poseían ya largo tiempo, y el resto la había adquirido en el último tercio de la Época Atlante. Así que, utilizando la astucia, subordinación egoísta de la mente al cuerpo de deseos, algunos de ellos desobedecieron la prohibición. La Biblia lo expresa diciendo que los hijos de Dios se casaron con las hijas de los hombres, los pueblos menos evolucionados de la gran raza atlante. De modo que con ello frustraron los designios de Jehová y fueron arrojados de la tribu por ser los frutos de tales uniones inservibles para la nueva raza raíz en formación. 
    Curiosamente, los descendientes de aquel cruzamiento son los actuales judíos, que claman por las “tribus perdidas”. Ellos saben que algunos se perdieron del pueblo original y fueron a otra parte, pero ignoran que esos que se fueron son los que habían sido leales. El relato de las diez tribus perdidas es una fábula. La mayor parte de ellas desaparecieron, pero los que se mantuvieron obedientes, pervivieron y dieron lugar a las presentes razas arias. 

    32.- La afirmación de la ciencia de que el Génesis es una mutilación de los escritos originales, es cierta. Pero, a pesar de ello y de las diferentes traducciones y correcciones, hay en ella grandes verdades y esta exposición es sólo un intento de demostrarlo. 
    Habiendo, pues, establecido cierta lógica en cuanto a la identidad y misión de Jehová, podemos reencontrarnos con el Génesis y explicar la aparente contradicción entre sus capítulos I y II cuando el primero dice que el hombre fue lo último que se creó y el segundo, que fue lo primero que se hizo entre todas las cosas creadas. 
   Como hemos dicho, el primer capítulo trata de la creación de la forma, mientras que el segundo está dedicado a la consideración de la vida, a la vez que el capítulo quinto trata de la consciencia. 
    Hay que distinguir, pues, para comprender esto, entre la forma física y la vida que construye esa forma para su propia expresión. Aunque el orden de creación de los otros reinos no está expuesto tan correctamente en el segundo capítulo como en el primero, es cierto que, si consideramos al hombre desde el punto de vista de la vida, fue creado primero. Pero, si lo consideramos desde el punto de vista de la forma, como hace el primer capítulo, fue el último creado. 
    
    33.- La Biblia que se usa en la Europa católica, como hemos visto, deriva de la traducción al latín hecha por San Jerónimo, conocida como “la Vulgata”, con algunas modificaciones posteriores. 

    34.- La Biblia protestante que se emplea en Gran Bretaña y en Norteamérica procede de la traducción llamada “del rey Jaime”, que realizaron cuarenta y siete traductores, de los cuales sólo tres eran doctos y, de los que, dos murieron antes de llegarse a traducir los Salmos. Esta traducción, además, tuvo lugar bajo la advertencia del rey de que no debía contener nada que fuera a alterar las creencias ya existentes. 

    35.- La Biblia usada por los protestantes europeos es la traducida por Lutero al alemán, de una versión latina y traducida, luego, a sus lenguas respectivas: holandés, sueco, noruego, danés, finlandés, islandés, flamenco, francés… 

   36.- Todos los especialistas están de acuerdo en el hecho de que la Biblia ha sufrido interpolaciones, adiciones y correcciones en distintas épocas, con el fin de defender determinadas tesis. 

  37.- De todo ello se deriva que, racionalmente, es imposible aceptar que la Biblia es exactamente la palabra de Dios comunicada a nadie y que, por ello, hay que creerla y seguirla al pie de la letra. Todo el que ha traducido cualquier texto, por corto que haya sido, de un idioma a otro, sabe la dificultad que entraña una traducción fiel, incluso conociendo bien el asunto. Y la imposibilidad que supone cuando no se domina, como es el caso de la Biblia, cuyos contenidos ocultos son los principales. “Traduttore, traditore.” 

   38.- No obstante todo lo que antecede, en la Biblia se encuentran verdaderos tesoros de conocimiento, como perlas escondidas, a veces con el ropaje más sencillo, y que sólo quien posee la clave para localizarlas e interpretarlas puede disfrutar.
   Porque no hay que creer que la Biblia se escribió para el pueblo llano. No. La Biblia se escribió para todos, el pueblo y los sabios. Y, lo que para el pueblo significa una cosa, para “los que saben” significa otra muy distinta y muy superior. A cada cual le alcanza según la ampliación de conciencia que haya alcanzado. 
   Dícese que cada verdad oculta que, al fin y al cabo, está oculta por un símbolo, como hemos visto, posee distintos niveles de interpretación. Y cada cual se queda en el suyo, según la altura de su personal evolución. 
   Recordemos que el propio Cristo, que hablaba en parábolas al pueblo, explicaba luego a sus discípulos el significado oculto de las enseñanzas impartidas. Como dice San Pablo, en Corintios 3: 1-3)… “no pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a gente débil, como a cristianos en la infancia. Os alimenté con leche, no con comida, porque no estabais para más”. 
   Y recordemos cómo Cristo, a veces, terminaba sus exposiciones con la enigmática frase: “quien tenga oídos, que oiga”. Y ¿quién tiene oídos? El que conoce la clave del símbolo. 

   39.- Que la Biblia es un libro lleno de alegorías es algo que admiten todos los estudiosos y que nosotros mismos comprobaremos a lo largo de este curso. Las alegorías se sobreentienden en la Biblia. El propio San Pablo dice claramente en Gálatas 4:22-26 que, la historia de Abraham y los dos hijos, Isaac e Ismael, que tuvo, respectivamente, de Sara y de Agar, es puramente alegórica. Vale la pena leer el texto: “… Porque en la Escritura se cuenta (Génesis 49: 3-28) que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la mujer libre, pero el de la esclava nació de modo natural, mientras el de la mujer libre fue por una promesa de Dios. Esto significa algo más: las mujeres representan dos alianzas; una, la del monte Sinaí, engendra hijos para la esclavitud; ésa es Agar (el nombre de Agar significa el monte Sinaí de Arabia) y corresponde a la Jerusalén de hoy, esclava ella y sus hijos. En cambio, la Jerusalén de arriba es libre y ésa es nuestra madre, pues dice la Escritura:
 Alégrate, la estéril que no das a luz,
 rompe a gritar, tú que no conocías los dolores,
porque la abandonada tiene muchos hijos, 
más que la que vive con el marido (Isaías 54:1) 
    Pues vosotros, hermanos sois por la promesa, como Isaac. Ahora bien, si entonces el que nació de modo natural perseguia al que nació por el espíritu, lo mismo ocurre ahora. Pero, ¿qué añade la Escritura? “Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no compartirá la herencia con el hijo de la libre” (Génesis 21:10). Por tanto, hermanos, no somos hijos de esclava, sino de la mujer libre. Para que seamos libres nos libertó el Mesías; conque, manteneos firmes y no os dejéis atar de nuevo al yugo de la esclavitud” 
    Muchísimos pasajes de la Biblia, pues, como veis, están velados; otros deben ser tomados al pie de la letra. Pero hay que saber qué hacer con cada pasaje. 

    40.- Los cuatro Evangelios no coinciden entre ellos. Hay los llamados tres sinópticos y el de Juan. ¿Por qué? Porque pretenden distintos objetivos y ponen el acento en lo que a cada uno interesa para conseguir el fruto deseado. En realidad se trata de cuatro fórmulas de iniciación correspondientes a cuatro escuelas distintas. 

   41.- La vida de Jesús y luego de Jesucristo, si bien en algunos pasajes responde a la realidad y puede interpretarse textualmente, en otros es puramente alegórica. Hay que tener en cuenta que representa y contiene todos y cada uno de los pasos que el estudiante del ocultismo cristiano ha de dar para llegar a ser un Adepto. O sea, que cada acontecimiento de esa vida única, tiene dos interpretaciones inmediatas: La del hecho en sí y la de su significado en el Sendero del Logro. Porque Cristo vino aqui y se encarnó, se hizo hombre, entre otras cosas, para demostrarnos que se puede hollar el camino, y mostrarnos cómo se puede hacer. Por eso precisamente afirmó de sí mismo aquello de: “Yo soy el Camino.” 

    42.- Pero, no sólo la vida de Jesús y de Jesucristo están llenas de perlas y de enseñanzas y de conocimientos. Todo el Libro es un tesoro. Por eso se puede asegurar que la Biblia es un “Libro vivo”. Y no cabe duda de que es un libro inspirado: Ha inspirado, primero a quien lo escribió, luego a quienes lo reconocieron como inspirado, más tarde a quienes han intervenido en el hecho de que llegue a manos del lector y, por fin, inspira a éste que, siempre que lo abre en busca de luz, tiene la sensación de que fue escrito especialmente para él. Hemos, pues, de manejarlo con frecuencia, con asiduidad, con respeto y con esperanza, porque ello irá abriendo nuestra mente a las verdades que contiene y que se nos irán mostrando a medida que nos esforcemos en repetirlas y en meditarlas. El único problema consiste en que se quiera juzgar aquello para lo que no estemos aún preparados. De ahí la necesidad de estos estudios. Porque, así como el necio desprecia lo que no conoce, el que no se ha planteado la Gran Pregunta, sólo verá en la Escritura erudición, cultura, quizás historia…, el psíquico percibirá los dogmas y costumbres, pero el hombre espiritual, ése percibirá todo lo anterior y, además, todo el contenido alegórico y profundísimo, porque posee la clave para leerla. 

    43.- Son muchos más los ejemplos que se podrían citar de errores en la traducción e interpretación de la Escritura. Citaré, sin embargo, sólo dos pero, de tal entidad, que han cambiado el rumbo de la propia religión de un modo determinante. 
    a.- El primero de ellos es el de la creación de Eva. Los versículos 21 y 22 del capítulo segundo del Génesis se han traducido diciendo: “Entonces el Señor Dios echó sobre el hombre un letargo y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y creció carne desde dentro. De la costilla que le había sacado al hombre, el Señor formó una mujer y se la presentó al hombre”.
     La realidad, sin embargo, tal como demuestra la Memoria de la Naturaleza, fue muy otra, mucho más lógica y comprensible. Y fue ésta: El hombre o, mejor dicho, el ser humano o, mejor aún, el que había de convertirse en ser humano, en la Época Lemúrica en que tuvo lugar el suceso, estaba atravesando aún su estadio animal. Aún no había adquirido la mente. Y se reproducía por esporas, que eran ocupadas por los espíritus reencarnantes. Es decir, que dedicaba toda su fuerza creadora a la construcción de sus propios vehículos (físico, etérico y de deseos) y a la reproducción. Pero, como en el plan divino estaba previsto que un día adquiriese una mente como enlace entre la parte superior o espiritual y la parte inferior o personalidad, y esa mente necesitaría un órgano físico que fuera capaz de ser utilizado por ella para manifestarse en dicho plano y una laringe para que el hombre pudiese comunicar a sus semejantes los resultados de sus experiencias, la mitad de esa fuerza creadora fue orientada hacia la parte superior del cuerpo y dedicada a formar el cerebro y la laringe, produciéndose en cada individuo (por supuesto el hecho no fue instantáneo, sino paulatino) un déficit de la mitad de la fuerza creadora sexual, en unos la mitad positiva y en otros la negativa. Por eso, desde entonces, cada individuo, para reproducirse, necesitó de otro individuo con la polaridad opuesta. Y eso es lo que debió traducirse: “polaridad”, y no “costilla”. Porque resulta que la palabra que se tradujo por costilla tiene también los significados de “lado” y de “polaridad”. Con ello se ve el error de traducción y las consecuencias que ha tenido. 
    b.- Pero el caso siguiente es aún más grave. Me estoy refiriendo al pasaje de la Caída o Pecado Original. La propia iglesia católica, en su última versión del catecismo, aparecida en 1.992, al llegar a este punto, dice en su parágrafo 404 “…Sin embargo, la transmisión del pecado original es un misterio que no podemos comprender plenamente”. Y es lógico, porque resulta incomprensible y, sobre todo, injusto. ¿Qué ocurrió, pues? Sencillamente, que se tradujo mal este pasaje. 
   Fijémonos, antes de entrar en materia, en que el versículo 4 del capítulo segundo del Génesis dice. “Conoció el hombre a su mujer, que concibió y parió a Caín”. Y el versículo 25 dice: “Conoció de nuevo Adán a su mujer, que parió un hijo, a quien puso por nombre Set”. Y, cuando el ángel anunció a María que concebiría un hijo, ¿cuál fue su respuesta? “¿cómo será posible si no conozco varón?” Y el árbol de cuyo fruto “comieron” en el Paraíso, se llamaba “del conocimiento del Bien y del Mal”. ¿Qué nos indica esto? Que “conocimiento” es el término empleado por la Escritura para referirse al acto sexual. ¿Y qué ocurre si se interpreta así? Pues que todo resulta perfectamente claro y lógico. 
   En aquel momento, Época Lemúrica, el ser humano tenía centrada su conciencia en la Región Etérica del Mundo Físico. Y, aunque tenía cuerpo físico, no era consciente de él, lo mismo que aún hoy no somos conscientes de la digestión ni de que tenemos una serie de órganos internos que trabajan continuamente para mantener el cuerpo. Tenía, pues, sin saberlo, cuerpo físico, y los ángeles, en las épocas astrológicamente aconsejables, reunían a los humanos en una especie de “época de celo” semejante a la de los animales actuales, y tenían lugar los ayuntamientos que producían los necesarios cuerpos para los espíritus reencarnantes. Por tanto, el hombre estaba en “el Paraíso y en contacto con los dioses”, es decir, en el plano etérico y conviviendo con los ángeles. Pero, cuando los Luciferes, que debido a su retraso con relación a su oleada de vida angélica, se quedaron sin un mundo propio en que evolucionar y decidieron utilizar a los hombres, es decir, sus cuerpos, para adquirir la necesaria experiencia evolutiva, les sugirieron - y la sugerencia fue captada por las mujer debido a su mayor intuición, y no simultáneamente sino a lo largo de milenios, que tenían ese cuerpo físico - y que si realizaban conscientemente el acto sexual, podrían crear cuerpos a voluntad. Y así lo hicieron y, guiados siempre por los luciferes, que evolucionan gracias a y , por tanto, fomentan, las vibraciones intensas de nivel físico (que son las menos intensas desde el punto de vista espiritual) comenzaron a realizar el acto fuera de las fechas astrológicamente apropiadas, con lo que los arquetipos creados fueron defectuosos y los cuerpos comenzaron a manifestar defectos y enfermedades, y descubrieron la muerte, que siempre había existido pero cuya existencia habían ignorado. Y el hombre empezó a realizar el acto en busca del placer sexual y no ya para procrear, que era la misión de la fuerza creadora sexual. Y, claro, fue expulsado del Paraíso, es decir, dejó de “verlo”, puesto que centró en el mundo denso su conciencia. Ése es, pues, el Pecado Original: El empleo indebido de la fuerza creadora sexual., el paso del instinto – exento como tal, de malicia – al deseo y al acto intencionado en busca del placer, pervirtiendo así la finalidad de la misma. 
    Pero fijémonos en que San Pablo, en su Epístola a los Romanos, capítulo 5 versículos 13 y 14 dice claramente: “… la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso entre los que no habían cometido un delito como el de Adán”. Nos está diciendo, por tanto, que hubo seres humanos que no cayeron en el Pecado Original. Y no hace falta mucho esfuerzo para deducir que, tanto Jesús, como sus padres y ancestros debieron encontrarse entre ellos. 
    Esta explicación es perfectamente comprensible y lógica y no necesita forzar nada. Y todo depende de la correcta comprensión e interpretación de una palabra de la Escritura. 
    Aún cabría añadir que la iglesia, a pesar de esa interpretación tan curiosa de la Caída, no ha dejado nunca de fustigar el mal uso de la fuerza creadora sexual. ¿Por qué? Porque, aunque ha perdido los conocimientos ocultos, sus obispos, en el momento de la consagración, ven despertada la intuición - el conocimiento directo y no razonado de la verdad - y ello les permite aconsejar lo correcto, aunque luego, cuando se les pide la razón, no sepan darla. 


de Boletín Rosacruz , Nº 32     
Año 1999 Tercer trimestre (Julio Setiembre) Fraternidad Rosacruz  Max  Heindel - Madrid
 
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LA INMACULADA CONCEPCIÓN

     1.- La Inmaculada Concepción es uno de los más sublimes misterios de la religión de Cristo y también uno de los peor explicados y entendidos.
      La versión popular dice que hace dos mil años nació un determinado niño sin intervención alguna de varón y ese acontecimiento constituyó un caso único en la historia. 
      La realidad es que la Inmaculada Concepción ha tenido lugar muchas veces en la historia y que será el modo normal de venir al mundo cuando el hombre alcance en su evolución el punto correspondiente de desarrollo espiritual. 
     2.- Las fuerzas materiales y espirituales que afectan a la tierra en flujos y reflujos periódicos son las causantes de las actividades físicas, morales y mentales que en ella se producen. De acuerdo con el axioma hermético de que “como arriba es abajo”, esos fenómenos han de darse también en el hombre, que no es sino y duplicado reducido de la propia naturaleza. 
    3.- Los animales tienen veintiocho pares de nervios espinales y están, en la actualidad, en su período lunar, perfectamente a tono con los veintiocho días que la luna tarda en dar la vuelta al zodiaco. El espíritu grupo regula el apareamiento de los animales en estado salvaje y por eso no existen entre ellos el exceso ni el abuso.
    4.- Pero el hombre se encuentra en un estado de transición: Ha progresado demasiado para las vibraciones lunares, porque tiene treinta y un pares de nervios espinales, pero todavía no está a tono con el mes solar de treinta y un días, y se aparea en cualquier época del año. De ahí que el flujo periódico de la mujer que, en condiciones normales, debería utilizarse para formar el cuerpo de un hijo más perfecto que su padre y que su madre, se desperdicia. 
    Ése flujo periódico, en la Humanidad, es la fibra y el sostén del avance racial. Y el flujo periódico de las fuerzas espirituales de la Tierra, que tiene lugar en Navidad, da por resultado el nacimiento de Salvadores que, de tiempo en tiempo, dan ímpetus renovados al avance espiritual de la Humanidad. 
     5.- El Antiguo Testamento nos explica que la Caída el hombre consistió en el uso impulsivo e ignorante de la fuerza sexual del hombre en momentos en que los rayos planetarios eran adversos para la concepción de los más puros y la formación de mejores vehículos. De ese modo el hombre se fue convirtiendo en prisionero de un cuerpo denso cristalizado por la pecaminosa pasión y, consecuentemente, de un vehículo imperfecto, sujeto al dolor y a la muerte. 
    Desde entonces, hemos peregrinado por la materia, viviendo en este cuerpo cristalizado y casi opaco a las vibraciones espirituales. 
   El espíritu es como un diamante cubierto por una grosera capa inútil. Y los Ángeles del Destino son los orfebres que desprenden la costra opaca para que el espíritu pueda brillar a través del vehículo que anima. 
   La piedra de esmeril arranca sonidos como sollozos de dolor a la piedra. Y también las lecciones de la vida nos oprimen fuertemente contra la piedra de esmeril del destino. Y, lo mismo que de la piedra bruta nace el brillante como joya, del hombre experimentado en la vida, despierta y surge el espíritu brillante y único. En el interior del hombre. Y, el que se satisfacía y se contentaba con lo material, comienza a sentirse incompleto, inquieto, insatisfecho e impelido a buscar una vida más elevada. 
   Esa nueva tendencia, sin embargo, supone un período de luchas terribles entre las naturalezas inferior y superior. Y se llega al momento de que habla San Pablo en Romanos 7:18-24 cuando dice: “Veo claro que en mí, es decir, en mis bajos instintos, no anida nada bueno, porque el querer lo excelente lo tengo a mano, pero el realizarlo, no; no hago el bien que quiero; el mal que no quiero, eso es lo que ejecuto. Ahora, si lo que yo hago es contra mi voluntad, ya no soy yo el que lo realiza, es el pecado que habita en mí. Así, cuando quiero hacer lo bueno., me encuentro, fatalmente, con lo malo en las manos. En lo íntimo, cierto, me gusta le Ley de Dios, pero en mi cuerpo percibo unos criterios diferentes que guerrean contra los criterios de mi razón y me hacen prisionero de esa ley del pecado que está en mi cuerpo.”      6.- Cuando se oprime una flor, su aroma lo llena todo. Del mismo modo, cuando el hombre es oprimido por el destino, llega un momento en que su espiritualidad alcanza el grado suficiente para exteriorizar el perfume correspondiente, señal del que ese espíritu está preparado para la Iniciación. Entonces se le enseña cómo el licencioso uso del sexo sin tener en cuenta los rayos estelares, lo convirtieron en un prisionero del cuerpo y cómo, mediante su uso apropiado, puede mejorar gradualmente y obtener, al final, la liberación de la existencia concreta y física.
    7.- No se pueden “pedir peras al olmo”, dice el refrán, porque las peras sólo las producen los perales. Y, del mismo modo, un ego encarnante, de naturaleza pasional, buscará padres de la misma categoría, por medio de los que su cuerpo es arrastrado por el impulso del momento, por la pasión y la gratificación de los sentidos. 
   El que ha aprendido la lección de las consecuencias de abusar del sexo o de usarlo indebidamente, buscará, para su renacimiento, padres cada vez menos pasionales, hasta que, por fin, obtenga la Iniciación en una vida concreta.
    A partir de ahí, cada vez que renazca, el cuerpo que se le facilite para ello será generado por padres iniciados, sin pasión, y bajo la constelación más favorable a los trabajos que desee desarrollar. Por tanto, dos de los cuatro Evangelios, que son fórmulas de Iniciación de cuatro escuelas distintas, comienzan con el relato de la Inmaculada Concepción y todos terminan con la Crucifixión, ambos ideales maravillosos, a los que todos hemos de llegar alguna vez, ya que cada uno de nosotros somos un Cristo en formación y alguna vez tendremos que pasar a través del nacimiento místico y la mística muerte que los Evangelios anuncian. A acelerar la llegada de esos momentos tienden los conocimientos que se imparten por la Fraternidad Rosacruz. 
    8.- Otros temas objeto de grandes controversias son el de la supuesta virginidad de María antes, durante y, sobre todo, después del parto, y el lugar totalmente secundario que se asigna a José. 
     A la vista de lo que indica la Memoria de la Naturaleza, se comprueba que, lo mismo que se ha denominado “bien nacidos” a los hijos de las clases más poderosas, existen también “bien nacidos espirituales”. Porque hay una virginidad del alma, que es independiente del estado del cuerpo, una pureza de la mente que lleva al que la posee al acto de la generación sin la mancha de la pasión, y que permite a la madre llevar al hijo en su seno, bajo su corazón, con un amor exento de sensualidad. 
    9.- Antes de Cristo, a lo largo de la historia antigua, era preferible la cantidad a la calidad. Por eso se recomendó el “creced y multiplicaos” y se estableció la poligamia y la máxima aspiración de cualquier hombre consistía en tener muchos descendientes y la esterilidad era considerada como la mayor aflicción posible para una mujer. 
  Más tarde, cuando la Tierra estuvo suficientemente poblada, después del diluvio, la poligamia fue decreciendo, dando por resultado el mejoramiento de la calidad de los cuerpos. Y, en la época de Cristo, la naturaleza de deseos podía ya controlarse en el caso de los más avanzados. Y el acto de la generación se hacía sin pasión, por puro amor, para que los hijos fueran concebidos inmaculadamente.       
    10.- Joaquín y Ana, los padres de María, pertenecían, pues, a esta clase de seres. Lo mismo que María y José. Se dice que José era carpintero. La realidad es que era “constructor”. Pero constructor, no de edificios, sino del templo interior, de la misma manera que Dios es el constructor del universo. 
     11.- Tengamos en cuenta, además, que no todos los hombres cayeron como consecuencia de la intervención de los Luciferes. San Pablo lo dice, incidental pero claramente en Romanos 5:13-14 al escribir: “Porque antes de la Ley había ya pecado en el mundo; y aunque, donde no hay Ley no se imputa el pecado, a pesar de eso la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso entre los que no habían pecado cometiendo un delito como el de Adán.”
     Según dice Corinne Heline y resulta lógico, ni los padres de María - y es de suponer que los de José - ni María, ni José ni, por supuesto, Jesús, fueron de los que cayeron bajo la influencia luciferina. Por tanto, llevaban esa grandísima ventaja, que fue aprovechada para la maravillosa tarea de la Redención. 
    12.- Se preguntan muchos estudiantes por qué los iniciados son siempre hombres. 
    La respuesta es que tal afirmación no es exacta. Entre los iniciados de los grados inferiores hay tantos hombres como mujeres. Lo que ocurre es que, cuando se llega a los grados superiores, uno ya ha logrado positivizar el cuerpo vital y, por tanto, si se nace como hombre que, por naturaleza tiene positivo el cuerpo físico, se poseen ambos vehículos de tal condición, lo cual resulta siempre más eficaz que tener un vehículo de cada polaridad, para los trabajos que a tales niveles se llevan a cabo. 
    No obstante, y éste es el caso de María, la madre de Jesús, cuando conviene un cuerpo femenino, se nace con él y se pasa por las experiencias de la maternidad, después de haberlas dejado atrás por varias vidas, y sólo para un cometido especial y como un servicio a la Humanidad. 
  
   13.- Resumiendo la lección: 
     a.- Somos Cristos en formación. 
   b.- Hemos de llegar a poseer personalidades tan inmaculadas que seamos dignos de habitar cuerpos inmaculadamente concebidos. 
    c.- Cuanto antes comencemos a purificar nuestras mentes de los pensamientos pasionales, antes lograremos ese objetivo. 
   d.- Sólo depende, pues, de los conocimientos que adquiramos, de la honestidad de nuestros propósitos y de la fuerza de nuestra voluntad.



JESÚS Y JESUCRISTO
 Ref: Mateo 1,2,3; Lucas 1, 2 


    1.-  Para comprender la religión de Cristo como fundador de la Religión Universal del Futuro, es conveniente que conozcamos antes su naturaleza exacta, así como la de Jehová, cabeza de las religiones de raza como el Taoísmo, Budismo, Hinduismo, Judaísmo, etc, y la del Padre, a quien Cristo entregará el Reino a su debido tiempo. 
    2.- En el Credo cristiano se encuentra la frase “…y en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor”. Y, con ella, se quiere hacer referencia a un ser humano nacido en Palestina hace unos dos mil años como hijo único de Dios. 
  Esto es un gran error. En esa frase hay tres seres muy distintos, de características muy diferentes y de distinto grado de exaltación entre ellos, aunque todos merezcan nuestra más profunda devoción y adoración. 
      En el Diagrama nº 6 del Concepto Rosacruz del Cosmos (pág. 127) se ve con claridad que “el Hijo Único”, el Verbo de que habla San Juan, es el Segundo Aspecto del Ser Supremo.            Este Verbo, únicamente Él, “fue engendrado por el Padre, o sea, el Primer Aspecto del Ser Supremo, Poder, antes de todos los mundos”. Sin Él no fue hecho nada de todo lo que fue hecho, ni siquiera el Tercer Aspecto del Ser Supremo. Por tanto, el Unigénito es el único ser que está más allá de todo el universo, salvo el Primer Aspecto o Poder, que lo creó. 
    3.- El Primer Aspecto del Ser Supremo concibe o imagina el Universo antes del comienzo de la manifestación activa, incluyendo en ese proyecto los millones de sistemas solares y las Jerarquías Creadoras que habitan en todos los planos cósmicos de existencia por encima del séptimo, que es el nuestro, nuestro campo de evolución (Ver diagrama nº 6 antes citado). Ese Primer Aspecto del Ser Supremo es también la fuerza que disuelve todo lo que ha cristalizado más allá de la posibilidad de posterior crecimiento y evolución. Y la fuerza que, al final del Día de Manifestación, reabsorbe en sí misma todo lo que existe, hasta el comienzo de un nuevo Día Cósmico. 
4.- El Segundo Aspecto del Ser Supremo se manifiesta en la materia como fuerza de cohesión y atracción, dándole la facultad y la posibilidad de combinarse de distintas formas. Ése es el Verbo, el Fiat Creador que moldea la sustancia-raíz cósmica primordial, mediante su vibración, como se organizan las limaduras de hierro en torno a un imán o la arena sobre un papel, al contactar éste con un diapasón. Por tanto, ese Verbo trajo a la existencia, en materia sutilísima, a todos los mundos con sus miríadas de formas y que, desde entonces han sido copiadas y trabajadas con detalle por las innumerables Jerarquías Creadoras. 
5.- Sin embargo, el Verbo, para hacer eso, necesitó que antes el Tercer Aspecto del Ser Supremo preparase la sustancia-raíz y la despertase de su estado de reposo inerte, imprimiendo movimiento a cada uno de sus infinitos átomos y asignándoles distintos ángulos para sus movimientos, consiguiendo así diversos grados de vibración. Esos distintos grados de inclinación de los ejes de los átomos y las diferentes intensidades vibratorias habilitaron a la sustancia-raíz cósmica para dar lugar a diferentes combinaciones como materia prima de los siete Planos Cósmicos. Hay, pues, en cada uno de esos Planos, distinta inclinación de los ejes y diferente intensidad vibratoria y, por tanto, son diferentes las condiciones y combinaciones de cada uno, que se deben ya a la actividad del Unigénito o Verbo. 
6.- El Diagrama nº 14 del Cosmos (pág. 324) muestra: - que el Padre es el más elevado iniciado de la Humanidad del Período de Saturno, que constituyen hoy la Jerarquía de los Señores de la Mente. - que el Hijo, Cristo, es el más elevado iniciado de la Humanidad del Período Solar, que son hoy la Jerarquía de los Arcángeles - que el Espíritu Santo, Jehová, es el más elevado iniciado de la Humanidad del Período Lunar, que constituyen hoy la Jerarquía de los ángeles. 
   7.- Comparando los diagramas 8(pág. 173) y 14 (pág. 324) se comprueba que los vehículos del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo corresponden exactamente a las materias que constituyeron los siete Globos en el Período en que cada uno de ellos fue humano. Así, el Padre tiene sus vehículos entre el Mundo del Espíritu Divino y la región superior del Mundo de Dios; el Hijo, entre el Mundo del Espíritu de Vida y la penúltima región del Mundo de Dios; y el Espíritu Santo, entre la Región del Pensamiento Abstracto del Mundo del Pensamiento y la antepenúltima Región del Mundo de Dios. Eso ocurre con todas las oleadas de vida, de modo que todos retienen los vehículos que tuvieron cuando alcanzaron el estadio humano. 
   8.- Los iniciados, sin embargo, como han progresado más que el resto de su oleada de vida y han desarrollado vehículos superiores a los de ella, abandonan el uso de su vehículo inferior, ya que los otros les proporcionan más posibilidades en todos los sentidos. 
    9.- Ordinariamente, el cuerpo inferior de un arcángel es el cuerpo de deseos. Cristo, sin embargo, el más alto iniciado del Período Solar, utiliza como vehículo inferior el formado por materia del Mundo del Espíritu de Vida. Y esto es sumamente importante, porque ese Mundo es el primer mundo universal, es decir, en el que ha desaparecido la conciencia de separatividad, la diferencia, y la unidad comienza a ser manifiesta, por lo menos en lo que se refiere a nuestro Sistema Solar. 
   10.- Cristo, pues, sabe y puede construir un vehículo tan inferior como el cuerpo de deseos, porque lo tuvo en su momento, aunque ahora no lo use. Pero lo que no sabe ni puede hacer es un vehículo etérico o un vehículo físico, porque nunca los tuvo a lo largo de su evolución y nunca aprendió a hacerlos ni a manejarlos. Eso se comprueba investigando en la Memoria de la Naturaleza, es decir, en la Memoria de la Tierra, en la que se pueden seguir, hacia atrás, las distintas vidas del Jesús, perteneciente a nuestra oleada de vida, viéndosele bajo distintos nombres y apariencias. Pero, cuando se pretende investigar a Cristo, se comprueba que no hay más rastro de Él en esta Tierra que el dejado durante los tres años de su vida pública. 
   11.- No debe suponerse que Jesús fue un individuo corriente. Fue un ser singularmente puro de mente y muy superior a la mayoría de la actual Humanidad. A través de muchas vidas recorrió el Sendero de la Santidad, preparándose así para el mayor honor que pueda concebir un ser humano. Su madre, la Virgen María, fue también un modelo de pureza humana y por ello fue elegida como madre de Jesús. Su padre, José, fue también un elevado iniciado, virgen, capaz de realizar el acto de la fecundación como un sacrificio, como un sacramento, sin rastro de deseo ni de pasión personal.
   12.- De esa unión, pues, pudo nacer un cuerpo puro y sin pasiones. El mejor que podía producirse en la Tierra. Y la tarea de Jesús consistió en cuidarlo y desarrollarlo hasta el mayor grado de eficiencia posible, para hacer entrega de él, en su momento, al propio Cristo. 
   13.- Jesús de Nazaret nació, más o menos, en el tiempo indicado por la historia y no el año 105 antes de Cristo como dicen algunos. El nombre de Jesús era corriente entonces y el año 105 vivió un iniciado que recibió la iniciación egipcia y que nada tiene que ver con el Jesús que nos ocupa. 
   14.- Los esenios eran una tercera secta entre los judíos, además de los fariseos y los saduceos. Era una orden extremadamente devota, muy lejos de los materialistas saduceos y opuesta a los hipócritas y vanidosos fariseos. Evitaban toda mención de sí mismos o de sus métodos de estudio y adoración. Por eso no se supo casi nada de ellos hasta el reciente descubrimiento de los Papiros del Mar Muerto o de Qumram, que no han hecho sino confirmar lo que Max Heindel dijo ya el año 1.910. 
   15.- Jesús fue educado por los esenios y alcanzó un elevadísimo grado de desarrollo espiritual durante los treinta años en que usó su cuerpo. Es el único ser de nuestra Humanidad que ha pasado todas las iniciaciones posibles sobre la Tierra. Según las investigaciones de Max Heindel, Jesús, en el momento de la crucifixión, había recibido las nueve iniciaciones menores más la de Júpiter y la de Venus, aventajando ya a la Humanidad en dos Período y medio, o sean, el medio que queda del Terrestre, el de Júpiter y el de Venus. 
   Otro tanto ocurre con Cristo y con su oleada de vida, los arcángeles. Y con Jehová y la oleada de vida angélica. Pero no debe pensarse que esas iniciaciones han sido gratuítas. Al contrario, son el fruto de un esfuerzo y una dedicación sostenidos a lo largo de una serie enorme de existencias dedicadas al servicio desinteresado y al amor impersonal. 
   16.- Como un inciso y para comprobar la efectividad de la influencia de la venida de Cristo cada año para mejorar las condiciones espirituales de la Tierra, diremos que los Hermanos Mayores, encabezados por Cristian Rosenkreutz, en los dos mil últimos años, han conseguido recibir las cuatro iniciaciones mayores, además de las nueve menores. Es decir, que han avanzado más que Jesús hasta el momento de la muerte de su cuerpo en la cruz. Claro que, en ese tiempo, Jesús había evolucionado aún mucho más que ellos.(Rays from the Rose Cross, diciembre de 1.985. Preguntas de los lectores). 
   17.- Según una ley cósmica, ningún ser puede funcionar en ningún mundo sin tener un vehículo construido con el material de ese mundo. Por eso, como Cristo no tuvo nunca cuerpo etérico ni cuerpo físico, necesitaba esos vehículos para funcionar en la Tierra.
    Por supuesto, podía haber trabajado sobre los hombres por medio de su cuerpo de deseos, como hicieron sus hermanos de oleada de vida, los arcángeles. Ese sistema, sin embargo, se había demostrado imperfecto, ya que las religiones de raza, obra de los arcángeles, propugnaron la separatividad, establecieron la ley y con ella el pecado y cada día se alejaban más de la unificación de todos los hombres. Ello era lógico puesto que su jefe, Jehová, posee su vehículo inferior de la materia del pensamiento abstracto, donde todo es separatista y conducente al propio beneficio. 
   18.- Se necesitaba, pues, penetrar en la Tierra y, desde dentro, influir a la Tierra misma, como su regente, limpiar su cuerpo de deseos, y ayudar con ello a los hombres, a los animales y a los Luciferes. Y el ser más indicado para realizar esa misión era, precisamente, Cristo que, como vehículo inferior utiliza, como hemos visto, el Espíritu de Vida, perteneciente al Mundo de la Unidad, en el que la separatividad ya no existe.    
   19.- Por supuesto, pudo utilizar los vehículos etérico y físico de Jesús desde el momento de nacer éste, pero ello hubiera sido una labor dificilísima, porque las vibraciones del espíritu de Cristo hubieran sido prácticamente insoportable para un cuerpo infantil y hubiera sido muy problemático que resistiese hasta la edad adulta. Así que cuando Jesús contaba treinta años, aprovechando el momento de su Bautismo por Juan, salió aquél de sus vehículos vital y físico y fueron ocupados por Cristo, naciendo el ser compuesto Jesu-cristo y convirtiéndose así el Cristo Cósmico en el Cristo Histórico. Como el Espíritu de Vida de Jesús estaba muy bien organizado y ése es el vehículo inferior que ordinariamente usaba Cristo, pudieron coincidir perfectamente ambos Espíritus de Vida. Y, como el cuerpo etérico es una reflexión del Espíritu de Vida, ello facilitó el anclaje de los vehículos de los dos seres. 
   Tras la resurrección, Cristo se apareció a sus discípulos en el cuerpo vital de Jesús hasta el momento de la Ascensión. Ese cuerpo vital que es el que empleará para su próxima venida, se conserva en el centro de la Tierra, celosamente protegido. Jesús, por su parte, desde que cedió sus vehículos inferiores a Cristo, continuó actuando en su cuerpo de deseos y vehículos superiores y está a cargo de todas las iglesias que siguen a Cristo.
   20.- Los esenios, expertos sanadores, habían aparecido un siglo antes con el fin de prepararse para ayudar a Cristo en su labor mediante el tratamiento de los cuerpos físico y etérico de Jesús cuando eran incapaces de soportar por más tiempo las radiaciones de Cristo. Entonces Éste salía de aquéllos, que quedaban al cuidado de los esenios. La Escritura en esos momentos suele decir que “Cristo se retiró a la montaña a orar”. Cuando se apareció a los apóstoles caminando sobre las aguas es lógico suponer que había dejado sus vehículos inferiores al cuidado de los esenios para que los restaurasen. 
   21.- Jesucristo, pues, es el único ser en el universo con vehículos que van desde el Mundo Físico hasta el Mundo de Dios. Es decir que, por un lado, conoce la naturaleza humana, porque ha participado de ella, ha sufrido sus limitaciones y ha sido víctima de sus errores y, por otro, contacta cara a cara con el Padre. De modo que es el ser más indicado para sentir compasión, para comprender nuestros fallos y, por tanto, para mediar entre Dios y los hombres.
   22.- Por supuesto que Cristo pudo haber aparecido de modo milagroso y público a realizar su labor. Pero, aparte de que el resultado hubiera sido dudoso, no era posible porque hubiera sido contrario al plan evolutivo. El hombre había recibido ya, al finalizar la época Atlante, la mente y con ella el libre albedrío y, por tanto, la responsabilidad de sus actos. Por tanto, no podía emplearse coerción alguna sobre él, sino que fue necesario aparecer como hombre entre los hombres y llevar a cabo su labor como lo hizo. 
   23.- Jesús pudo nacer en otra raza. En cualquiera, por supuesto. Pero interesaba intentar la aceptación de Cristo por los judíos, con el fin de volverlos a integrar en el conjunto de la humanidad. Pero ellos no fueron capaces de dar ese paso y siguen segregados y segregándose, pegados a sus cuerpos físicos y renaciendo una y otra vez en la misma raza. 



EL MITO SOLAR 
(Ref: Génesis 49; Éxodo 13; Deuteronomio 33; Jueces 13-16.- I Crónicas 28,29; II Crónicas 1-9; Jonás; Mateo 2:13-14; 12:40; 16:15-19; Juan 3:30; I Corintios 10:4 Apocalipsis 12) 

   1.- Todas las religiones, incluida la cristiana, están basadas en el mito solar. Todas ellas ponen especial atención en el recorrido del sol a lo largo del año. Todas ellas relatan de diversas maneras los incidentes de ese recorrido anual. Y todas fijan sus festividades para celebrar esos acontecimientos celestes. La razón oculta para todo ello estriba en que el sol nos da la vida. Sin él, ésta sería completamente imposible sobre la Tierra. Y, si esto está claro para el hombre normal, ignorante de las verdades ocultas, lo está más para el estudiante de la Sabiduría Occidental, porque sabe que el Sol es el cuerpo físico de Cristo. 
   2.- En el Antiguo Testamento se nos habla de Abraham y se nos relata que su nieto Jacob tuvo doce hijos de sus cuatro esposas. Este relato, que se da en capítulo 49 del Génesis, no es más que una alegoría en la que Jacob representa al sol y cada uno de sus hijos, a los que bendice, a uno de los signos del zodíaco, mientras que sus cuatro mujeres representan las fases de la luna. 
   Con la lectura, que sigue, del texto sagrado, se verá la descripción que se hace de cada uno de los doce hijos. 
   El capítulo 49 empieza con estas palabras: “Jacob llamó a sus hijos y les dijo: Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro. Agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre Israel. Les va a relatar lo que ocurre en cada uno de los meses del año, que corresponden a los signos que sus hijos representan. Las atribuciones son éstas: - Gad es Aries: “Le atacarán los bandidos y él los atacará por la espalda.”Los bandidos son los signos de Capricornio, Acuario y Piscis, que rigen los meses de enero, febrero y marzo. Gad es abril. - Isacar es Tauro: “Isacar es un asno robusto que se tumba entre las alforjas; viendo que es bueno el establo y que es hermosa la tierra, inclina el lomo a la carga y acepta trabajos de esclavo.” El toro trabaja sin descanso y vive en el establo. Isacar es mayo. - Simeón y Leví son Géminis: “Simeón y Leví, hermanos, mercaderes en armas criminales. No quiero asistir a sus consejos, no he de participar en su asamblea, pues mataron hombres ferozmente y a capricho destrozaron bueyes. Maldita su furia tan cruel y su cólera inexorable. Los repartiré entre Jacob y los dispersaré por Israel.” Destaca la animalidad del doble signo. Son junio. 
   - Benjamín es Cáncer: “Benjamín es un lobo rapaz; por la mañana devora la presa, por la tarde reparte despojos.” Posiblemente, en la antigüedad, el signo de Cáncer fuese representado por un lobo. Benjamín es julio. : 
   “Judá es Leo: “A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, podrás la mano sobre la cerviz de tus enemigos, se postrarán ante ti los hijos de tu madre. Judá es un león agazapado: has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona. ¿Quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que le traigan tributo y le rindan homenaje los pueblos. Ata su burro en una viña, las crías a un majuelo; lava su ropa en vino y su túnica en sangre de uvas. Sus ojos son más oscuros que el vino y sus dientes más blancos que la leche.” Agosto es el mes en que las cosechas se ven venir: abundancia, del trigo, del vino, etc. Judá es agosto. -
    Dina es Virgo: Es la única hija. La virgen. Septiembre. Dina es septiembre. -Aser es Libra: “El grano de Aser es sustancioso, ofrece manjar de reyes.” Las cosechas ya están recogidas. Es octubre. - 
    Dan es Escorpio: “Dan gobernará a su pueblo como las otras tribus de Israel. Dan es culebra junto al camino, áspid junto a la senda; muerde al caballo en la pezuña y el jinete es despedido hacia atrás.” Es el mes de noviembre. Frío, inclemente. - 
    José es Sagitario: “José es un potro salvaje, un potro junto a la fuente, asnos salvajes junto al muro. Los arqueros los irritan, los desafían y los atacan. Pero el arco se les queda rígido y les tiemblan manos y brazos ante el campeón de Jacob, el pastor y piedra de Israel. El Dios de tu padre te auxilia, el Todopoderoso te bendice: bendiciones que bajan del cielo, bendiciones del océano, acostado en lo hondo, bendiciones de pechos y ubres, bendiciones de espigas abundantes, bendiciones de collados antiguos, ambición de colinas perdurables, bajen sobre la cabeza de José, coronen al elegido entre sus hermanos.” Es el mes de diciembre -
     Neftalí es Capricornio: “Neftalí es cierva suelta que tiene crías hermosas.” Es el mes de enero. - 
    Rubén es Acuario”Tú, Rubén, mi primogénito, mi fuerza y primicia de mi virilidad, primero en rango, primero en poder, precipitado como agua, no serás de provecho, porque subiste a la cama de tu padre profanando mi lecho con tu acción.” Es febrero, mes de carestía. - 
    Zabulón es Piscis: “Zabulón habitará junto a la costa, será un puerto para los barcos, su frontera llegará hasta Sidón.” Es marzo, el último mes del año astrológico. 
     El relato termina diciendo: “Éstas son las doce tribus de Israel y esto lo que su padre les dijo al bendecirlos, dando una bendición especial a cada uno.” Sin embargo, si se cuentan, son once los hijos enumerados. Falta la hija única, Dina, que representa a Virgo, que fue violada por Siquén, hijo del rey cananeo de la ciudad de ese mismo nombre. Luego, la pidió en matrimonio, que se realizó. Pero, Simeón y Leví, los gemelos – Géminis – vengaron el honor de su hermana y mataron a su marido y a toda su familia. 
   3.- Entre los griegos, Gaia es la Tierra y Apolo, el sol. Entre los egipcios, el sol y la luna están encarnados por Osiris e Isis. Y lo mismo ocurre con todas las demás religiones importantes. Incluso en la mitología azteca, la serpiente emplumada representa al sol, que trae la vida de los cielos en el equinoccio de primavera, como se puede ver aún, cada año, en la pirámide principal de Chichén-Itzá. 
   4.- El pueblo judío, según dice Flavio Josefo, llevaba en sus estandartes los doce signos del zodíaco y acampaban alrededor del templo que contenía el candelabro de siete brazos o Menará, que representaba los siete días de la semana. 
   El templo judío se orientaba hacia el este, de modo que cada día la luz pudiese penetrar en él y disolver las tinieblas de su interior. Así se dio a la humanidad la imagen de la lucha de la luz contra las tinieblas. 
  Recibían, además, cada día, la salida del sol con un sacrificio, que se repetía al ocaso. El sábado, por otra parte, se ofrecía otro sacrificio a su dios lunar Jehová. Los sacrificios se repetían por luna nueva. La Pascua se celebraba en el equinoccio de primavera, cuando el sol inicia su ascenso en los cielos del hemisferio norte, para salvar a los hombres del frío y el hambre propios de los meses invernales. Y la Fiesta de los Tabernáculos, en el equinoccio de otoño, cuando ya ha dejado al hombre el “pan de vida”, que le permitirá vivir hasta su nuevo regreso. 
   Los seis signos meridionales, pues, los de la época de los fríos y el hambre, o sean, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis, se llaman “Egipto” unas veces y otras “tierra de los Filisteos”. Mientras que los signos del norte o boreales, Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo y Virgo, se denominan el “cielo” y la “Tierra Prometida” que mana “leche y miel”. En Éxodo 13:3, Jehová ordena al pueblo judío recordar en la Pascua la salida de Egipto. Y es sintomático que Jacob muera, estando con José, en Egipto, cuando José sabemos que representa a Sagitario. Es decir, que el sol muere en Egipto, es decir, en los meses invernales, en Sagitario, o sea, en diciembre, en el solsticio de invierno. (Génesis 49:24)
   5.- La historia de Sansón es otro mito solar. Sansón es el sol que, ostenta una larga cabellera en la que radica su fuerza. Los filisteos, sus enemigos, las tinieblas, tratan de vencerle sin conseguirlo. Sólo Dalila, la virgen, signo por el que el sol pasa en septiembre, o sea, Virgo, “recostando la cabeza en su regazo”, en el equinoccio de otoño, y revelándole su secreto, puede cortarle la cabellera, puesto que a fines de septiembre ya decae la fuerza de los rayos solares, y pueden los filisteos, las tinieblas, encarcelarlo, sacarle los ojos, o sea, privarlo de luz, y conducirlo a su templo. Sansón, el sol, sin embargo, aún puede, reuniendo sus últimas fuerzas, eliminar a los filisteos derribando su templo y, aunque él muere, dar paso con ese gesto al nacimiento de otro niño-sol para salvar a la humanidad del hambre y el frío.
    6.- Tanto la iglesia de San Pedro como todos los templos cristianos se construyen con la puerta mirando al este, hacia la salida del sol, hacia el origen de la luz, para que ésta penetre en el templo y lo llene con sus vibraciones. 
   La Pascua cristiana, que es una fiesta movible, depende de los astros, ya que cae en el primer domingo que sigue al primer plenilunio tras el equinoccio de primavera. 
    7.- La vida de todos los fundadores de religiones se basa en el recorrido del sol a través de los signos del zodíaco. Y es lógico, puesto que todos ellos representan, encarnan o reflejan el espíritu del sol. Sus vidas, pues, se acoplaron perfectamente a los acontecimientos zodiacales. 
   Y así, todos nacieron de una virgen inmaculada y en el soslticio de invierno, cuando el signo de Virgo está en el horizonte oriental. Y permanece virgen tras el nacimiento del niño-dios. Por eso se la representa, en Egipto, como Isis, sentada sobre la Luna y amamantando al infante Horus, al que tiene en brazos. Y a Astarté, la virgen inmaculada de Babilonia, con el niño-sol Tammuz en brazos y una corona de siete estrellas sobre la cabeza. Y a la virgen Davaki, en la India, con su niño Krisna en brazos. En la mitología griega, tenemos a Hera, mujer de Zeus, que, al rechazar el amamantar a Hércules, derramó por el espacio un chorro de leche que dio origen a la Vía Láctea. Y a nuestra Virgen María, dando a luz al Salvador bajo la estrella de Belén. En todas partes, pues, el sol, la luna y las estrellas. 
   8.- E, igual que el sol se debilita y es perseguido, del mismo modo, los divinos dadores de luz, han de escapar a las fuerzas hostiles. Y así, Jesús tiene que huir de Herodes. Y lo mismo sucede con los reyes Kansa y Maya, de otras religiones. 
   El Bautismo tiene lugar cuando el sol atraviesa el signo de Acuario, el aguador. 
  El ayuno se da cuando el sol pasa por el signo de Piscis, época en que los alimentos del año anterior se han acabado. Ésa es también la razón de la abstinencia de carne y el ayuno de la Cuaresma. En el equinoccio de primavera, el 21 de marzo, el sol cruza, en su camino ascendente, el horizonte. Por lo que tiene lugar entonces la “crucifixión”, porque entonces es cuando el sol comienza a dar su vida para alimentar a los hombres, vida que producirá en su momento el “pan y el vino” de la vida. Para hacer esto, sin embargo, ha de abandonar la Tierra, ha de elevarse en los cielos, cosa que ha de hacer también el hombre, como consecuencia de la vibración que Dios ha traído para él. El 21 de junio llega el sol a su punto culminante. Entonces se sienta “en el trono de su Padre”, el sol del año anterior, pero sólo puede permanecer allí tres días. Luego reemprende su camino descendente para volver a vaciarse de vida en favor de los hombres. Y lo mismo hacen los salvadores: Ascienden al “Trono del Padre” para renacer de nuevo trayendo la verdad para los hombres. 
  9.- El fenómeno del la precesión de los equinoccios es el que establece el símbolo del salvador de cada época. Así, en la época del nacimiento de Jesús, el sol estaba alrededor de los cinco grados de Aries, el cordero. Por eso San Bautista, en el Evangelio de Juan, llama a Jesús dos veces el Cordero de Dios (Juan 1:29 y 36). Sin embargo, prevaleció entre los cristianos la idea de que el mundo se encontraba ya en la zona de penumbra de Piscis y, por eso escogió a sus discípulos entre los pescadores, multiplicó los peces, la mitra es una boca de pez, el agua bendita lleva sal recordando la del mar, etc. Cuando el sol atravesaba por precesión el signo de Tauro, al salvador persa Mitras, se le representaba sentado sobre un toro. Y, por la misma época, se veneraba al Buey Apis en Egipto y se celebraban fiestas en honor de la deidad en Creta, en las que intervenían toros, etc. 
   10.- Las cuatro letras I.N.R.I. que se colocaron en la cabecera de la cruz de Cristo, aparte de ser interpretadas como Jesus Nazarenus Rex Judeorum, “Jesús Nazareno, Rey de los Judíos”, representan los nombres hebreos de los cuatro elementos: Iam (agua), Nour (fuego), Rach (aire) y Iabesha (tierra), debido a que la muerte de Cristo representó un acontecimiento de nivel cósmico, por tratarse del propio espíritu del sol. 
   11.- Hacia el 22 de agosto, el sol entra en el signo de Virgo, del que sale hacia el 22 de septiembre. Y la Virgen, entonces, parece nacer del sol, pues sale de él. A este momento se refiere el capítulo 12:1 del Apocalipsis cuando dice: “Vi una mujer envuelta en el sol y con la luna bajo sus pies”. Este fenómeno se da cada mes de septiembre, inmediatamente después de la luna nueva pues, visto desde la Tierra, el sol cubre o envuelve al signo de Virgo hasta el fin de septiembre y, como la luna está saliendo de la conjunción con el sol, parece estar bajo l los pies de la Virgen. 
  12.- Cuando Juan el Bautista dice, refiriéndose a Cristo: “preciso es que él crezca y yo mengue” (Juan 3:30), simboliza al sol en el solsticio de invierno, cuando decrece en luz durante medio año, en tanto que Cristo, el nuevo sol nacido en Navidad, crecerá en fuerza a lo largo del próximo semestre.
   13.- Hiram Abif, el Hijo de la Viuda, el Gran Arquitecto del Templo de Salomón, representa en los templos de los masones espirituales al sol, a partir del equinoccio de primavera. En efecto: Abandona el signo acuoso de Piscis, femenino y dócil, para pasar al beligerante, marcial, enérgico e ígneo signo de Aries, en el cual es exaltado en fuerza. Llena el universo con su luz, de la que se apoderan los espíritus de la naturaleza, constructores de todo el manto vegetal; las semillas, con esa energía, germinan y dan lugar a nueva vida; los espíritus-grupo ayuntan a los animales. Ambos, vegetales y animales, servirán para nutrir a la humanidad en los meses venideros. Durante el verano todo son cánticos de gratitud e Hiram Abif pronuncia la Palabra, es decir, da vida a todo. A partir del 21 de Septiembre, cuando entra el otoño, Hiram Abif ya no puede pronunciar la Palabra, se ha debilitado.
Y entonces aparecen los tres asesinos: Libra, Escorpio y Sagitario, que recorre el sol en octubre, noviembre y diciembre. El primero le golpea con  una  regla  de  24  pulgadas,  representativas  de  las  24  horas  que  la Tierra emplea en dar una vuelta sobre su eje; el segundo lo golpea con una escuadra de hierro, que simboliza las cuatro estaciones; y el tercero, el  golpe  mortal,  se  lo  asesta  con  un  mazo  que,  con  su  redondez, representa que el sol ha completado su círculo y muere para dar lugar al del año próximo.
   Quizá  convenga  recordar  que  la  palabra  francmasón  viene  del vocablo egipcio antiguo “phremessen”, que significaba “hijos de la luz”.
    14.- La lucha entre la luz y las tinieblas, pues, está representada en todas las religiones y con el mismo significado: la de las fuerzas del bien y las del mal, las de la luz espiritual y la vida contra la ignorancia y el oscurantismo.
    Los  mitos  de  la  victoria  sobre  el  dragón  tienen  el  mismo significado:  Entre  los  griegos,  Apolo  venció  a  Pitón  y  Hércules  al dragón  de  las  Hespérides;  entre  los  escandinavos,  fue  Beowulfo  quien mató al dragón de fuego; Sigfrido mató al dragón Fafner; y San Jorge al  suyo correspondiente.
     En  estos  tiempos  tan  materialistas,  tales  narraciones  parecen invenciones infantiles. Pero todas ellas encierran profundas verdades.


LA INTERPRETACIÓN BÍBLICA.- Francisco-Manuel Nácher López

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