viernes, 20 de enero de 2012

EL YO SUPERIOR Y EL YO INFERIOR












EL YO SUPERIOR Y EL YO INFERIOR
por Francisco-Manuel Nácher


- No acabo de entender eso del Yo Superior y el Yo Inferior.
 ¿Podrías
aclarármelo?

- Sí, puedo intentarlo.

- Pero, ¿tenemos una o dos conciencias?

- Realmente tenemos una sola conciencia. Lo que ocurre es que en
algún plano está un tanto limitada y da la impresión de que hubiera dos
distintas o, por lo menos, ciertas incongruencias.

- No comprendo lo que dices.

- Verás. La conciencia o el Espíritu Humano o el Yo Superior, cuyo
plano es el Mundo del Pensamiento Abstracto, actúa lógicamente en dicho
plano aunque, en el hombre medio, de un modo un tanto vagamente, como
adormecido. Él se inclina siempre hacia el bien, hacia lo positivo, hacia lo
que favorece la evolución espiritual pero, como te he dicho, aún no es muy
activo. Lo que ocurre es que envía o incorpora una parte de sí misma a los
vehículos inferiores: Mental, de Deseos, Etérico y Físico. Y esa parte, una
vez identificada con la materia más densa, despierta, por decirlo así y
empieza a actuar, olvidada a veces de su origen, dando la impresión de que
la parte se opone al todo.

- ¿Y no es así?

- No. Es sólo apariencia. Los estudiantes de estos temas saben que, a
través de la clara conciencia inferior, pueden alcanzar la conciencia
superior, muy poco desarrollada.

- Perdona, pero aún no lo veo claro


- Bueno, te lo explicaré de otra manera. Tú sabes, como se ha dicho
frecuente, aunque simbólicamente, que somos como chispas emanadas de
la hoguera divina, ¿no?

- Sí.

- Y sabes que esas chispas, cuando aparecen a la existencia separada,
aunque son verdaderas partículas de Dios, no son autoconscientes y que,
aunque tienen en potencia todas las facultades divinas, han de adquirir la
certeza de su existencia y desarrollar esas facultades.

- Sí. Ya veo.

- Luego, te consta que esa chispa divina, ese Yo Superior se
encuentra en un estado que podríamos denominar como de somnolencia.

¿Lo entiendes hasta ahora?

- Perfectamente.

- Bien. Él recibe los impulsos, los estímulos de su plano, por
supuesto pero, prácticamente, no le afectan porque no es capaz de
responder aún a vibraciones tan delicadas. Para despertar necesita recibir el
impacto de otras más fuertes, más bastas, más violentas. Por eso desciende
a otros planos más densos. Para procurárselas. Y por eso crea los distintos
vehículos. Y por eso, al principio, sólo tiene plena conciencia en el
vehículo más denso, el Cuerpo Físico, y enfoca su atención en el plano
físico de modo que, aunque el Mundo Físico puede ofrecer al Ego mucho
menos que su propio plano, inicialmente se siente mucho más vivo cuando
actúa aquí abajo. Y, a medida que acumula experiencia del Mundo Físico y
amplía sus perspectivas, va actuando más conscientemente en el Mundo
del Deseo. ¿Me sigues?

- Sí. Hasta ahora está claro.

- Y, cuando ha logrado la plena consciencia en el Mundo Astral o de
Deseos, empieza a ser capaz de expresarse mediante la materia mental, la
de su propio plano. Y, cuando termine el Período Terrestre, en el cual nos

encontramos, el Yo Superior habrá logrado vivir tan vívidamente en el
plano mental como vive ahora en el plano físico.

- ¿Entonces el Yo Superior está adormecido?

- Menos en los hombres más evolucionados, sí. Con una sola
excepción.

- ¿Cuál?

- El momento en que, tras la muerte de los cuerpos físico, etérico, de
Deseos y Mental, el Espíritu pasa por el Mundo del Pensamiento.
 En ese
momento, despierta de su modorra (parecida a la que experimentamos al
despertarnos por la mañana, en que estamos plenamente conscientes de
existir, pero felices, y no osamos aún entrar en la vida diaria) y ve lo que
ha sido su última encarnación y proyecta lo que será la siguiente, al tiempo
que asimila la experiencia adquirida. Esos impactos, vida tras vida, durante
siglos y siglos, y esos momentos de lucidez, le hacen, cada vez más, desear
una nueva aventura. No por vivir, en el sentido en que aquí se interpreta,
sino en el de aumentar su sensibilidad a toda clase de vibraciones de todos
los planos, incrementando así su comprensión de todos los seres, incluído
él mismo.

- ¿Y en los más evolucionados, qué ocurre?

- En los más evolucionados el Yo es más consciente y puede dar más
de sí.

- ¿En qué sentido?

- Te lo explicaré con un ejemplo: Imagina que el Yo poseyera cien
sentidos distintos, semejantes a los cinco que nosotros tenemos. E imagina
que, en cada vida, sólo fuera capaz de hacer funcionar uno de ellos para
percibir los mundos inferiores. Realmente, aunque el Yo fuera muy potente
y fuerte y capaz, sólo una centésima parte de Él podría expresarse en esos
mundos. Quizá en cada vida fuera uno distinto, pero sólo uno. Así que lo
que el Yo podría emplear de sí mismo en cada vida en el plano físico, sería
muy poco. Pero como, tras cada vida, el Yo Superior recibiría todas las



experiencias adquiridas a través de un sentido diferente, irían creciendo su
conocimiento de los mundos más densos, y su capacidad y podría, poco a
poco, enviar más parte de sí a esos mundos, es decir, dedicar a esos fines
más de un sentido y recoger así más cosecha de ellos. Ese proceso, lento
pero ininterrumpido y necesario, que va conduciendo, por una parte, al
despertar del Yo Superior y, por otra, a la espiritualización de los
vehículos inferiores o Personalidad o Yo Inferior, como consecuencia de la
cada vez mayor porción de aquél que logra manifestarse, es lo que se llama
evolución.

- Ahora lo veo claro.

- Pero aún quiero aclararte algo. Ese proceso no se refiere a que cada
vez se usen más los vehículos inferiores. No. Siempre que el hombre
manifiesta una emoción, utiliza para ello el Cuerpo de Deseos y cada vez
que piensa, utiliza el cuerpo mental. Lo que se trata de conseguir, sin
embargo, es poder centrar la conciencia, a voluntad, en el Cuerpo de
Deseos o en el Mental, y poderlos usar como vehículos de conciencia en
sus respectivos mundos, como ahora se utiliza el Cuerpo Físico aquí.

- Ya lo comprendo todo.

- Pero el proceso sigue: Así como al pasar del plano físico al astral,
durante el sueño, se pierde la conciencia física, cuando se logra centrar
ésta en el Cuerpo Astral o de Deseos, se pasa, a voluntad, del plano astral
al físico o viceversa, sin ninguna interrupción, con lo cual se adquiere la
continuidad de conciencia.

- ¿Y eso quién lo consigue?

- Muchos, muchísimos estudiantes de estas materias. Todos los que,
tras merecerlo, reciben la oportuna Iniciación. Pero, aún sigue el proceso.-

 ¿Aún sigue?

- Sí. Y cuando se logra centrar la conciencia en el Cuerpo Mental,
situado en la Región del Pensamiento Concreto del Mundo del
Pensamiento o Segundo Cielo, se conserva la memoria de todo el proceso

de cada vida, sin solución de continuidad, desde el inicio del descenso
hacia el renacimiento en el Tercer Cielo, hasta el regreso al mismo,
pasando por la formación de los vehículos, el nacimiento, la vida, la
muerte y las experiencias post mortem. No existen lagunas ni pérdidas de
conciencia.

- ¡Qué maravilla!.

- Y, cuando se logra centrar ésta en el Espíritu Humano, situado en la
Región del Pensamiento Abstracto del Mundo del Pensamiento, ya se
conserva la memoria, sin fisuras, de todas las existencias vividas por ese
ser desde que nació como Espíritu Virginal. Entonces se puede decir que
uno ha “vencido a la muerte”.

- ¿Y cómo se adquiere todo eso?.

- Viviendo de acuerdo con las leyes naturales, haciendo lo que todos
sabemos: Amar al prójimo como a nosotros mismos, es decir,
comportarnos con los demás como nos gustaría que los demás se
comportasen con nosotros. Sólo así se van trabajando los distintos cuerpos,
primero lenta y casi imperceptiblemente, y luego con mayor velocidad,
para convertirlos en verdaderos vehículos de conciencia.

- ¿Y qué son las iniciaciones?.

- No son más que las ayudas que se reciben de quienes están más
evolucionados y que nos enseñan cómo manejar las facultades que nuestra
citada actuación nos ha hecho desarrollar. Por eso la iniciación no se puede
comprar ni vender ni, en realidad, da nada. Tan sólo enseña a manejar lo
que uno mismo ha desarrollado con su propio esfuerzo. Y por eso la
evolución es algo estrictamente personal e intransferible. Nadie puede
evolucionar por otro. Puede aconsejarle, ayudarle, sugerirle, pero nunca,
nunca, esforzarse o evolucionar en su lugar. ¿Está claro?.
- Clarísimo.

- Cuando el Ego ha despertado ya suficientemente, comienza a ser
consciente de los otros Egos que moran en su plano y, desde entonces, vive y actúa y enfoca su conciencia en su propio mundo. 
Sigue, sin embargo,

infundiendo, como siempre, una porción de sí mismo en sus vehículos
inferiores, en la llamada Personalidad que, preocupada generalmente por
asuntos no muy interesantes para aquél en su elevado sitial, hace que no se
fije demasiado en ella, salvo cuando ocurre algo extraordinario.

- ¿Qué, por ejemplo?

- El que se requiera su atención para realizar un trabajo espiritual,
como puede ser preparar una campaña en favor de los necesitados o una
conferencia sobre temas de ética o componer una poesía sobre algo
elevado o lanzar un sentimiento de amor o elevar una súplica,,,. cualquier
cosa que vibre como el Ego vibra allá, en los planos en que todo es bueno
y positivo y lleno de amor.

- ¿Y qué ocurre luego?

- Cuando el Ego alcanza el nivel adecuado de desarrollo, recibe la
ayuda de un Adepto, que es un hombre que ha alcanzado ya el fin de la
evolución asignada a nuestro Período Terrestre, o de un Hermano Mayor,
que ha alcanzado ya el final del ciclo evolutivo humano previsto en nuestra
cadena de Períodos, y con esa ayuda, en forma de efusión de energía
espiritual, el Ego acaba de despertar y, ya con plena consciencia, se une a
la obra de la evolución.

- ¿Se notan esos momentos cumbre en que el Ego se fija en los
planos inferiores?.

- Sí, claro. Cuando se siente, inesperadamente, un impacto de
devoción, por ejemplo, o de afecto, se debe a que el Ego ha fijado su
atención en la Personalidad. Aunque conviene que sepas que ese impacto
puede también deberse a la proximidad de un ángel, o de un elemental de
esa vibración, o a un pensamiento de alguien, que se proyecta sobre
nosotros vibrando del mismo modo.

- ¿Y no es posible hacer que se fije con más frecuencia?.


- Sí, es posible. La meditación estimula ese interés del Yo Superior
por la Personalidad. La meditación y el estudio de cosas espirituales
afectan muy favorablemente el carácter de la vida del Ego o Yo Superior.

En quienes no se preocupan por estos asuntos, el Yo Superior y el Inferior
están conectados por una especie de hilo muy fino. Por eso la Personalidad
es la que manda y parece serlo todo, ya que al Ego no le apetecen ni estos
planos ni estos asuntos, una vez despierto.

- ¿Cuál es, entonces, el procedimiento a seguir?.

- Llamar cuanto más posible su atención obrando, pensando y
sintiendo con rectitud, porque eso vibra como el Ego mismo. Así
ensanchamos la comunicación y logramos unificar la Personalidad y el
Ego, o sea, permitimos al Ego actuar con toda su fuerza en todos los
planos, incluso en el físico. Y entonces es cuando el hombre puede obrar
milagros.

- ¿Y cómo se nota en los demás si el Ego está o no despierto?

- Eso sólo se puede conocer, sin temor a error, por medio de la
clarividencia.

- ¿Por qué?

- Porque, dado que lo que aquí vemos no es más que parte de la
Personalidad, o sea, una pequeñísima porción del Ego, es muy posible que
esa parte que vemos, por los motivos que sean, exprese sólo determinadas
cualidades, mientras el Ego tiene desarrolladas maravillosas potencias que
no ha querido manifestar en esta encarnación.

- Claro, es lógico. O sea, que no es posible juzgar por las apariencias.

- Posible es, pero lo más probable es que juzgues mal.

- ¿Qué aconsejas pues, definitivamente, hacer para acelerar la
comunicación entre lo superior y lo inferior?

- Ya te lo he dicho: La oración y la meditación consciente. Ambas
mantienen abierto el canal de contacto; la Eucaristía es una ayuda ex
profeso para elevar la Personalidad y llamar así la atención del Yo

Superior, ampliando la conexión entre ambos; la Retrospección diaria,
antes de dormirse, repasando todos nuestros pensamientos, palabras,
deseos y actos de la jornada, arrepintiéndonos de todo lo negativo y
sintiendo en nuestro propio ser todo el daño que hemos causado, porque
eso también llama poderosamente su atención, ya que vibra como Él. Todo
ello, además de vivir la vida tratando de atenerse a las leyes naturales,
siendo lo más positivo, lo más constructivo, lo más alegre, lo más servicial,
lo más colaborador y compasivo y amoroso posible. Cuando esa
comunicación es permanente y amplia, el Ego puede actuar y lo hace
gustoso en todos los planos, colaborando con el plan divino. Incluso en su
propio mundo, trabaja y ayuda a otros egos a despertar y a evolucionar.

- ¿Eso es todo?

- Eso es todo. Bueno, hay otro camino, pero ese no es para todos.

- ¿Qué camino?

- La ordenación sacerdotal y, sobre todo, la consagración como
obispo.

- ¿Y eso qué efectos produce en relación con el Ego?

- Abre, sobre todo la segunda, muy considerablemente, los canales de
comunicación y despierta los tres aspectos del Triple Espíritu que es el
verdadero Yo Superior, de modo que, si el ordenado es consciente de esa
maravillosa oportunidad que se le brinda y hace un uso correcto de ella -
y ahí intervienen de modo definitivo su propio discernimiento y el modo
en que use su libertad - , su evolución experimenta un increíble adelanto.

En cuanto a los demás hombres, quedan los medios que te he enumerado,
que son muchos y conducen, más lentamente, al mismo resultado.

- Pero, ¿es justo que se ayude así a los que se ordenan y a los otros
no?

- Claro que es justo. ¿Tú crees que eso es un regalo? Aunque no lo
veas, aunque no lo sepas, el que es ordenado y recibe esa posibilidad de
adelanto es sencillamente porque ha hecho méritos para ello en vidas

anteriores. ¿Qué crees que es la "vocación", o sea, la "llamada" que todo
religioso oye y obedece, sino la voz del Ego, ya suficientemente
comunicado con sus vehículos inferiores como consecuencia del esfuerzo
realizado en encarnaciones previas? Otra cosa será el uso que haga de esa
ocasión. Y ese es su problema. Y sus vidas futuras serán consecuencia de
ese uso. Eso es lo que Cristo quería decir con aquello de que "al que más
tenga, más se le dará y al que menos tenga, hasta lo que tiene le será
quitado": La primera frase se refiere a los que, habiendo hecho méritos
para ello, se les da la oportunidad; y la segunda, a los que, habiendo tenido
esa oportunidad, no la han aprovechado debidamente.

- Ahora comprendo esta frase que siempre me había parecido injusta.

- Pues no lo es. Por otra parte, muchos de los hoy no sacerdotes lo
fueron ya en vidas pasadas, pero en ésta, su Ego ha decidido desarrollar
otros aspectos de su evolución.

- Claro. Es lógico. Y es justo.

Por tanto, podríamos resumir todo lo dicho hasta ahora diciendo:

Deja que el Ego libre sus batallas a través de ti, pero sin olvidar nunca que
tú eres ese Ego.

* * *

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