jueves, 12 de enero de 2012

LA EVOLUCIÓN, INSUFICIENTE




LA EVOLUCIÓN, INSUFICIENTE
por Francisco-Manuel Nácher

La evolución de las especies, incluída la del hombre, de que nos
habla la ciencia, no satisface a nadie. Y no satisface porque entraña una
injusticia manifiesta que repugna a la lógica que se percibe en todos los
procesos naturales.

Porque, lo que nos dice la ciencia es que cada individuo, y con él
toda su generación, se esfuerzan, se adaptan, desarrollan facultades y
capacidades y avanzan perfeccionando sus cuerpos y, luego, el resultado
de ese esfuerzo lo aprovechan otros individuos y otras generaciones que
nada hicieron para ello. Ésa es la misma injusticia implícita pero radical
de la afirmación de que “el pecado de Adán y Eva recae sobre toda la
Humanidad” y, en otro contexto, “que los pecados de los padres recaen
sobre los hijos”.

Y ésa es la razón del respiro de satisfacción y reconocimiento
interior que nos produce el primer contacto con la Ley de Renacimiento.

Eso ya es otra cosa. Eso ya es lógico y justo. Es la pieza que faltaba en el
rompecabezas: Si nos esforzamos por mejorar, el resultado de ese
esfuerzo, el fruto de esas mejoras lo disfrutaremos nosotros mismos. Si
hacemos mucho, mucho. Y, si hacemos poco, poco. ¡Ahora sí! - parece
decir nuestro subconsciente - ¡Ahora sí que resulta lógica la evolución!

Y ahora se comprende lo que la Escritura quería decir, porque los
herederos de nuestros errores y de nuestros aciertos ¡seremos nosotros
mismos en nuestras futuras encarnaciones!

* * *

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