domingo, 19 de julio de 2015

Lo que da sentido la vida



LO QUE DA SENTIDO A LA VIDA
 por Francisco-Manuel Nácher 

  Por supuesto, no pretendo que el lector crea todo lo que sigue. Sólo le pido que, dado que no existe una demostración científica material sobre la causa y la finalidad de la vida y de la muerte, ni sobre por qué es mejor un modo de vida que otro o por qué hay que observar determinados principios, como persona inteligente que es, preocupado por encontrar una respuesta satisfactoria - satisfactoria para él - a todas estas preguntas, haga dos cosas: 
  
    1ª.- Se olvide de todos sus prejuicios, se convierta en un niño para el cual, precisamente por ser un niño, todo es posible - "el que no se convierta en un niño no entrará en el reino de los cielos" - y acepte, en principio, las explicaciones que sobre éstos y otros temas le voy a dar. 
    Contienen una aclaración completa de cuanto sucede en nuestro entorno. Sin lagunas, sin fallos, sin contradicciones, podrá usted, con su sola razón, ver el cómo y el por qué de todo y situarse en el mundo y saber las causas de esa situación que es la vida actual. No necesita creer todo esto. Simplemente, admítalo como verosímil y actúe en consecuencia. Actúe como han actuado siempre los sabios: Aceptando como posible una hipótesis y trabajando como si fuese cierta, experimentándola, comprobándola y, una vez testada, enunciarla y aceptarla como algo cierto. Su Yo Superior se encargará de ir guiándole para que desbroce el tema y haga propio lo que necesite y compruebe por sí mismo cuanto le diré. La fe, la que le puede hacer falta para aceptar como posible todo esto, es sólo una virtud provisional. Pronto se verá sustituída por el conocimiento, por la seguridad, tras la comprobación, que es lo que constituye la verdadera sabiduría. 

    2ª.- Lea y medite detenidamente todos y cada uno de los puntos que siguen: 

     a.- Cada uno de nosotros es una emanación, una parte, un centro de conciencia de Dios y, por tanto, inmortal. 
   b.- Nuestro origen, pues, es Dios, y Dios es nuestra meta. Nacemos sin conciencia de nuestra individualidad ni de nuestra existencia y sin haber desarrollado ni saber utilizar las facultades propias de los dioses creadores. Pero hemos de llegar a la autoconciencia y al desarrollo completo de nuestras facultades divinas. 
    c.- En ese recorrido, desde Dios hasta Dios, vamos actuando en distintos planos de conciencia, en mundos de distinta densidad, y vamos aprendiendo y desarrollando nuestra autoconsciencia y nuestras facultades creadoras. 
    d.- Como, con frecuencia, y a causa del libre albedrío que se nos ha concedido, no acertamos con el camino, es decir, con la actuación o la postura o el ideal apropiados para esa evolución, hacemos daño a otros, que también son dioses en formación como nosotros y partes del mismo Dios. Y, por tanto, hemos de eliminar esas tendencias que perjudican la evolución de los demás y, consecuentemente, la nuestra, como partes que somos de un mismo todo. 
    e.- Y para que podamos percatarnos de nuestros errores y del daño que causamos a los demás, tras cada vida, ese daño recae sobre nosotros en lo que llamamos Purgatorio. Y, a continuación, recae sobre nosotros también todo el bien, toda la felicidad que hemos proporcionado a los demás, en lo que llamamos Primer Cielo.
    f.- La línea que separa lo bueno de lo malo, lo positivo de lo negativo, lo que produce placer de lo que produce dolor y, por tanto, lo que nos hace experimentar sufrimiento o felicidad, es decir, el "listón" de la evolución se contiene en esta frase: "Trata a los demás como a ti te gustaría que ellos te tratasen; y no los trates como a ti no te gustaría que ellos te tratasen".
    g.- De ese modo, nuestro yo, nuestro verdadero Yo que, en su evolución en los distintos mundos utiliza cuerpos o vehículos formados con la sustancia de cada uno de ellos, va aprendiendo lo que debe hacer y lo que debe evitar. 
    h.- A su vez, los distintos vehículos o cuerpos que usa el espíritu en los distintos mundos (físico, etérico, de deseos o emocional y mental) van perfeccionándose y espiritualizándose de modo que, a lo largo de la evolución vamos, en cada renacimiento, contando con cuerpos de mejor calidad, más aptos para conducirnos a la meta: convertirnos en dioses creadores. Pero creadores perfectos, creadores, al primer intento, sin errores, sin necesidad de rectificar lo creado, sin vernos obligados, como nos ocurre ahora, a tener que corregir nuestras obras porque aún no son perfectas. 
    i.- Los mecanismos clave, pues, de la evolución los constituyen, por un lado la libertad de que gozamos y la responsabilidad de ella derivada y, por otro, dos leyes naturales: La que nos hace renacer sucesivamente desde nuestra emanación en el seno de Dios hasta nuestro regreso a Él, plenamente evolucionados y convertidos en dioses creadores; y la que nos hace aprender a crear correctamente mediante el reflejo sobre nosotros mismos de las consecuencias de nuestros aciertos o de nuestros errores. La primera es la Ley de Renacimiento y la segunda, la de Retribución o del Karma. Ellas no sólo hacen posible, la evolución, sino que dan sentido a la vida que, sin ellas parece una sinrazón y una locura. 
   Medita, pues, sobre cuanto antecede, mira a tu alrededor, recuerda tu pasado y el de tus conocidos, comprueba que lo que antecede no es ningún despropósito, y saca tus propias conclusiones 
  
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2 comentarios:

  1. Si Dios existe ¿Por qué permite el mal y el sufrimiento?

    ​Si Dios quiere impedir el mal, pero no es capaz de impedirlo, entonces no es omnipotente.
    Si es capaz pero no quiere impedirlo, entonces es malévolo.
    Si es capaz y quiere impedirlo, entonces ¿por qué existe el mal?
    Si no es capaz, ni desea impedirlo, entonces ¿por qué llamarlo Dios?
    * * * * * * *

    Esta es la paradoja de Epicuro de Samos (340 A.C.) ateo contrario a Platón.
    Ahora nos preguntan: ¿Si Dios existe, por qué permite el sufrimiento?

    A continuación nuestra respuesta de acuerdo al Cristianismo Esotérico Rx., o Filosofía Rx.:

    Para nosotros es indispensable que muchas veces y de muchas maneras enfrentemos el Mal, hasta aprender a vencerlo. Porque gracias al Mal evolucionaremos hacia la perfección espiritual, y algún día volveremos al Mundo de Dios, del que procedemos.

    Fuimos creados como espíritus originales y a semejanza espiritual de Dios. --San Juan 10:34. Les respondió Jesús: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?--.

    Pero antes tenemos que manifestar y desarrollar todas las potencialidades divinas, a través de enorme cantidad de vidas. Porque para perfeccionarnos debemos aprender, elevarnos, fortalecernos y crecer mucho, pero muchísimo.

    Y esto no podríamos realizarlo si vivimos tranquilamente en burbujas donde ningún mal nos alcance, y estamos protegidos hasta de malas miradas.

    Por el contrario, tenemos que correr la vida en el mundo; enfrentar y superar todas las dificultades y todos los males, Satán incluido; debemos reconocer engaños de los demonios y vencerlos a éstos.

    Para entonces y sólo hasta entonces alcanzar el verdadero propósito y la razón de nuestra existencia y presencia en el mundo.

    Claro que fracasaremos muchas veces, pero con cada fracaso aprendemos y nos fortalecemos tanto, que algún día venceremos completamente al mal.

    Lo mismo ocurre con el sufrimiento, y no olvidemos la Ley de Causa y Efecto, porque nuestros graves errores nos producen graves consecuencias. No castigo, sino consecuencias.

    Y estos grandes errores como la guerra, el egoísmo y la depravación, son la principal causa del enorme sufrimiento actual.​

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  2. Hola buen día,
    Gracias por el comentario,
    fraternalmente, Edgardo Ceol

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