martes, 9 de junio de 2015

La evolución, insuficiente


LA EVOLUCIÓN, INSUFICIENTE
 por Francisco-Manuel Nácher 

     La evolución de las especies, incluída la del hombre, de que nos habla la ciencia, no satisface a nadie. Y no satisface porque entraña una injusticia manifiesta que repugna a la lógica que se percibe en todos los procesos naturales.
    Porque, lo que nos dice la ciencia es que cada individuo, y con él toda su generación, se esfuerzan, se adaptan, desarrollan facultades y capacidades y avanzan perfeccionando sus cuerpos y, luego, el resultado de ese esfuerzo lo aprovechan otros individuos y otras generaciones que nada hicieron para ello. Ésa es la misma injusticia implícita pero radical de la afirmación de que “el pecado de Adán y Eva recae sobre toda la Humanidad” y, en otro contexto, “que los pecados de los padres recaen sobre los hijos”. 
   Y ésa es la razón del respiro de satisfacción y reconocimiento interior que nos produce el primer contacto con la Ley de Renacimiento. Eso ya es otra cosa. Eso ya es lógico y justo. Es la pieza que faltaba en el rompecabezas: Si nos esforzamos por mejorar, el resultado de ese esfuerzo, el fruto de esas mejoras lo disfrutaremos nosotros mismos. Si hacemos mucho, mucho. Y, si hacemos poco, poco. ¡Ahora sí! - parece decir nuestro subconsciente - ¡Ahora sí que resulta lógica la evolución! Y ahora se comprende lo que la Escritura quería decir, porque los herederos de nuestros errores y de nuestros aciertos ¡seremos nosotros mismos en nuestras futuras encarnaciones!

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