lunes, 14 de noviembre de 2011

CONCENTRACIÓN


CONCENTRACIÓN

Cáncer, simbolizado por el cangrejo (una criatura que camina de lado, mirando
atrás mientras se mueve hacia adelante) indica el momento en que nuestra conciencia
"cayó" en el cuerpo material y nuestra memoria prestó crédito sólo a lo material.

La memoria es la primera fuerza que hay que concentrar o canalizar. Para
canalizarla hemos de :

1.- Evocar y revivir los acontecimientos del día o de un pasado próximo.

2.- Reconocer esos acontecimientos. Afirmarse a sí mismo que es procedente
ser consciente de ellos, pero que no es procedente que accedan a la memoria cuando
nos estamos concentrando.

3.- Canalizar la memoria lejos de los acontecimientos del día, repitiendo una
frase inspiradora como "amor divino y curación" u otra similar de nuestra elección.

La retrospección regular aclara el canal de la memoria y ayuda a preparar el
camino para la segunda etapa de la concentración.

Géminis, el signo de los pulmones, las manos, los brazos, los hombros y la
mente concreta, representa la segunda etapa de la concentración. Aquí nuestro
cometido va, desde canalizar la memoria, a canalizar la sensación interior y la mente
consciente. Con este fin, los místicos orientales recomiendan ejercicios respiratorios,
basados en la presunción de que la respiración controla el pensamiento.

Examinando el control de la respiración desde un punto de vista occidental y
concentrándonos en nuestro propio proceso respiratorio, comprobamos que la
respiración está relacionada de varias maneras con la sensación interna. El acto de
respirar se relaciona directamente con dos sentidos: El olfato y el gusto. Además, la
respiración se relaciona aún con otro sentido: El tacto o sensación que más adelante
se describe. La respiración se consigue mediante movimientos musculares internos.

Hacerse consciente de la respiración supone hacerse consciente de las propias
sensaciones musculares internas. Los músculos son expresión del cuerpo de deseos y
los modernos psicoterapeutas aseguran que la gente comprime sus sentimientos en
los músculos tensos. El hacerse consciente de la respiración supone, pues, un primer
paso para hacerse consciente también de la sensación muscular y de las emociones
que el cuerpo de deseos ha reprimido y almacenado en los músculos. La mente
consciente se halla también bloqueada por esas emociones reprimidas, de modo que
respirar relaciona a ambos: La mente consciente y las emociones internas. Durante el
período de involución correspondiente a Géminis, los ejercicios respiratorios
orientales nos ayudaron a envolvernos en la materia. Para invertir el proceso, pues,
concentrémonos sobre la respiración consciente, a fin de liberar las emociones
bloqueadas y la fuerza de pensamiento, y poder evolucionar hacia un nivel de
conciencia más elevado, ganando con ello vista espiritual.

Etapas de la respiración consciente:

1.- Respirar fácil y profundamente. Hacerse consciente de la áreas internas
tensas y de las emociones allí almacenadas.

2.- Reconocer esas emociones como presentes en nuestra naturaleza de deseos.

Afirmarnos a nosotros mismos que es procedente reconocer esas emociones, pero no
lo es el preocuparnos por ellas mientras practicamos la concentración.

3.- Reconocer la verdadera naturaleza de las emociones negativas:

Dondequiera que la rabia, la lujuria, la avaricia, el miedo, la gula, la pereza, la
envidia, la soberbia, etc. se encuentran desatadas en nuestro interior, crean un
desorden mortal. Intentemos reconocer las emociones positivas, que se encuentran
sincronizadas con la energía de Cristo.

4.- Evocar la energía de Cristo para que penetre en nuestro cuerpo y lo relaje
completamente. La energía de Cristo la siente o la ve o la oye de diferente manera
cada uno. Unos la sienten penetrar como un calor o como una presencia que todo lo
llena. Otros la ven como una luz blanca o de color caliente. Algunos la oyen como
una divina armonía sincronizada con todo su ser.

5.- Al alcanzar este estado de concentración, el cuerpo físico se encuentra
completamente relajado, las emociones desbloqueadas y la mente consciente está
alerta y próxima a otro nivel de conciencia.

Así como la etapa de la respiración consciente nos ayuda a tener conciencia de
la influencia de las emociones y del modo en que canalizan nuestros pensamientos, la
siguiente etapa de concentración nos ayuda a hacernos conscientes de cómo nuestros
pensamientos influencian nuestra emociones.

Tauro, el signo de la garganta, representa la tercera etapa de la concentración,
consistente en hacerse consciente de la palabra y canalizar instrucciones internas.

Continuamente nos damos instrucciones internas y nos proporcionamos a nosotros
mismos interpretaciones de las diferentes situaciones. Raras veces nos tomamos el
tiempo necesario para darnos cuenta de este proceso. Por ejemplo, si alguien hace
algo que no nos gusta, tendemos silenciosamente a decirnos algo así como: "esta
persona no debería haber hecho eso. Tengo motivos para enfadarme con ella".

Etapas para concentrar la palabra y las instrucciones internas,
armónicamente con la energía de Cristo:

1.- Reconocer las racionalizaciones, interpretaciones e instrucciones internas
que nos permiten tener sensaciones internas, tensiones y recuerdos.

2.- Ordenarnos a nosotros mismos concentrarnos sobre las instrucciones
internas positivas, en armonía con la energía de Cristo.

3.- Prepararnos para dar las instrucciones necesarias para conseguir el siguiente
nivel de conciencia.

Al final del tercer estadio de concentración se han armonizado o sincronizado
con nuestra vida interior tres niveles de nuestra personalidad consciente. Los
pensamientos, emociones, recuerdos y sensaciones han quedado quietas y nos
hallamos listos para concentrarnos sobre el objeto de nuestra elección, seleccionado
conscientemente.

Aries, el signo de la cabeza y los ojos, representa el cuarto estadio de
concentración: Canalizar la vista interior y la videncia.

El período ario de la historia corresponde al relato del primer período del
Antiguo Testamento en que Jacob tuvo su célebre sueño conocido como de la "escala
de Jacob". El sueño carece de interpretación verbal y ha constituido un potente
símbolo, reinterpretado frecuentemente por los líderes religiosos.

Muchos de nosotros formamos imágenes internas mientras los otros nos
hablan; esas imágenes corresponden a la narración del interlocutor. Las
investigaciones sobre el sueño indican que todo en nosotros crea imágenes internas,
semejantes a las de los sueños cuando dormimos y Max Heindel asegura que el
estudio de los sueños es un buen sistema para resolver nuestros problemas
(Cristianismo Rosacruz, pág. 57). El estudio de los sueños y el revivirlos después de
despertar es un buen medio para establecer contacto con los símbolos arquetípicos
que nos ayudan a dirigir nuestras vidas más en armonía con el plan divino.

Etapas para establecer contacto con los símbolos arquetípicos a través de los
sueños:

1.- Identificar claramente un problema a investigar.

2.- Ordenarse a sí mismo recordar la solución soñada del problema.

3.- Plasmar el sueño, en el momento de despertar, en un diario de sueños o en
un cassette.

4.- Repetir mentalmente las imágenes del sueño, antes de despertarnos, y
repetirlo una vez despiertos. Conservarlas en la memoria y volver a experimentar el
curso del sueño. Concluir los sueños inacabados imaginándoles un final lógico.

5.- Esforzarnos, solos o con otra persona, en investigar posibles
interpretaciones de los símbolos oníricos.

Para algunos, los sueños constituyen un medio importante para adquirir visión
interna. Sin embargo, no estará de más recordar que los sueños representan un
equivalente involucionario de la visión interna, porque raras veces somos conscientes
o lúcidos mientras soñamos. Si nos ocupamos con frecuencia del estudio de los
sueños, ello nos servirá para adquirir lucidez mientras soñamos. Una prueba de
lucidez es la siguiente: Cuando soñemos, digámonos a nosotros mismos: "Estoy
soñando y puedo influir en el desenlace de este sueño". Si se puede realmente estar
lúcido e influir en el desarrollo del sueño, éste producirá mayor efecto evolutivo
sobre la conciencia. Sin embargo, aún es más evolutivo el prepararse para la
meditación con conciencia pictórica jupiteriana, a fin de adquirir visión interna.

Antes de estar preparados para meditar, hemos de adquirir la facultad de
mantener una imagen claramente en nuestra mente. Para los aspirantes espirituales
rosacruces, el símbolo de la rosa sobre la cubierta de Rays from the Rose Cross y los
símbolos sugeridos en "Iniciación antigua y moderna" (el Tabernáculo en el desierto
y la vida de Cristo desde la Inmaculada Concepción hasta la Resurrección), todos
sirven magníficamente. Para algunos resultan mejores las imágenes individualizadas.

Durante la meditación, la mayor parte de los aspirantes, pueden recibir
espontáneamente imágenes de meditación, como más adelante se indica.

Sumario sobre la concentración

La concentración se puede desarrollar e incrementar sistemáticamente
mediante el dominio de las cuatro fases descritas en este trabajo:

1.- Canalizar la memoria. Relegar todos los recuerdos y concentrarse sólo
sobre el seleccionado para que nos conduzca a clarificar la meditación.

2.- Canalizar las emociones y la mente consciente. Hacerse consciente de la
respiración, como medio para serlo de las sensaciones internas. Relegar las
sensaciones de tensión y relajarse, haciendo que la energía de Cristo penetre en
nuestro cuerpo. Liberar la mente consciente, con el fin de estar alerta sobre las
realidades y la conciencia internas.

3.- Canalizar las instrucciones internas. Liberarse de las instrucciones
negativas o limitativas. Ordenarse a sí mismo responder a la energía de Cristo y al
conocimiento consciente, que está despertando, de las realidades místicas y ocultas
aprendidas por medio de las enseñanzas de la Sabiduría Occidental.

4.- Canalizar las imágenes internas. Analizar los símbolos arquetípicos
recibidos durante el sueño. Estudiar los símbolos en la literatura oculta. Elegir o
recibir espontáneamente un símbolo visual o imagen para que sirva de base a la
visión meditadora. Concentrarse sobre dicha imagen durante varios minutos cada día,
gradualmente, para desarrollar el poder mental y la estabilidad.

La concentración se desarrollará más si se dedican varios días a cada etapa.

En cada etapa permaneceremos abiertos y seremos conscientes de toda visión
interior, consejos, instrucciones, intuiciones, etc. que surjan de adentro.

Reestructuremos nuestras expectativas y nuestro ejercicio de concentración para
incluir en él esas enseñanzas intuitivas.

Tras practicar la concentración durante semanas, meses o años, la llamada del
mundo material - a través de los sentidos, recuerdos, emociones y pensamientos -
se habrá silenciado y estaremos preparados para la meditación. Releamos el capítulo
XVII del Cosmos sobre el "Método para adquirir el conocimiento directo" (pág. 369)
para facilitar la comprensión de la visión interna obtenida a través de las cuatro
etapas de la concentración arriba descritas. Puede uno ordenarse a sí mismo
intuitivamente el empezar a confeccionar un ejercicio interno que sensibilice y
fortalezca la naturaleza interna. En algunos casos ese ejercicio interno ha de
practicarse durante algunos meses antes de estar en condiciones de pasar a la etapa
siguiente.

Entre los frutos de la concentración se incluyen: Una capacidad mental más
aguda y más fuerte, mayor riqueza de vida interior, crecimiento de la fe en los
mundos internos e incremento del conocimiento básico que prepara al aspirante para
recibir el influjo de la sabiduría cósmica que llega mediante la meditación avanzada.

La concentración hace que adquiramos devoción, persistencia, observación y
discriminación con intensidad espiritual.

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de: LA MEDITACIÓN. CONSEJOS PARA LA MISMA.
por John Hempstead
(de Rays from the Rose Cross de octubre de 1980, traducción de Francisco-Manuel
Nácher)

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